11/Feliz
I
Izuku
—Al final el protagonista aceptará lo que es y podrá vencer al dragón que está jodiendo al país —Ken, como era costumbre, conversaba reposando contra la pared junta a la celda, su indispensable cigarro le daba inspiración en cuanto a ideas se trataba—. El resto será solo mostrar el destino de los personajes que sobrevivieron.
Se la ha pasado por casi una hora hablando sobre una historia que tiene en mente, al parecer quiere ser escritor, le vi de reojo pensando que estaba actuando, y por la seguridad que aparenta, no creo que esté mintiendo.
Tiene la idea sobre una serie de novelas con un protagonista trágico o algo así. Es bastante interesante el tema de diferentes razas que son parecidas, el conflicto y eso, pero lo que me tiene intrigado es el origen de mi almuerzo.
—¿Qué opinas? siento que es complejo, supongo, más de alguno entenderá —me preguntó, aparentando indiferencia cuando es tan claro como el agua su interés en mi opinión.
—Dicen que es puré de papa, pero bien podría ser pollo...
—Si sigues con eso te encerraré en un cuarto a oscuras con ese tipo —Señaló la celda de enfrente.
—Oh, sí, muy interesante, aunque preferiría verlo como manga —farfulle asustado hasta la medula; aguanté la respiración al devorar el último bocado del «puré de papa» que me quedaba—. Ken, es increíble que no hayas tenido nada que hacer durante la última hora, por lo general estás ocupado.
—Hoy he acabado con todo desde temprano, hasta dentro de dos horas. —Revisó el dispositivo de su muñeca—. Además, me encargaron llevar al bloque A, tienes visita programada para más tarde.
Escupí el pollo licuado ensuciando el muro de enfrente; abrí los ojos como platos, este sujeto no deja de sorprenderme. Le veo con el ceño fruncido reclamando por su serenidad.
—¡¿Es en serio?! ¡Debiste haberme dicho antes!
—Te lo estoy diciendo ahora, deja de ser una nena. —Riendo un poco, recordó que comparte este lujoso apartamento conmigo—. ¿Ha dicho algo?
—Nada, me preocupa, siendo sincero, en la enfermería debió pasar por algo. —Volteé a verla, era ese mismo cúmulo de sabanas de siempre, con la diferencia de permanecer de esa forma las veinticuatro horas.
—Akane, seguramente, o tal vez... olvídalo, Akane debió hacerle algo. Como sea, déjala estar. —Cruzamos miradas, esta vez expresando un semblante serio—. Escuché lo que sucedió, lo siento mucho, Izuku, espero que se recupere pronto.
—No, todo estará bien, gracias Ken.
Recogió la bandeja de comida siguiendo con su trabajo. La soledad del Tártaro reclama su posición como tal. Voy a recostarme sin nada más que hacer.
He permanecido ansioso los últimos seis días, Nezu dijo que vendría si algo sucedía con mi madre; para bien o para mal, está fuera de mi capacidad decir si la espera es mejor que recibir las noticias. Han sido días de un completo tormento, aguardando a un futuro doloroso, me he dado cuenta de que ese tipo de espera: es más difícil que cualquier otra cosa; consiente que algo malo pasará, y no queda de más opción que aguardar por ello.
Limitado a estas cuatro paredes, debo permanecer en mi cama como si nada pasara afuera. Recostado con las manos detrás de la cabeza, que es preferible a utilizar esa incómoda almohada.
Matar el tiempo recae en observar el colchón sobre mí. Kei, cuanto lamento todo lo sucedido ese día, además de haber perdido en las cartas, eso era nada más que el inicio.
Cuando volví a la celda, ella aún no había llegado, estaba inmerso en mis propios problemas en aquel momento, que imaginé que esa espera solo era algo que podía pasar; al contrario de mi inocente mentalidad, volvió poco luego, acompañada de Ken, el cual portaba una afligida mirada.
»—Lo siento mucho, de verdad, no dejaré que suceda de nuevo —dijo Ken despidiendo a la chica.
Así, tal espíritu roto, se adentró a la celda, ni siquiera le devolvió la palabra a Ken, tampoco volteó a verme. Un aura funesta recaía a sus hombros, estaba llorando, en silencio, así es la forma de su lamento. Desde entonces no hemos intercambiado palabra alguna. Esta celda jamás había sido tan fría.
—Juro que un día de estos me caerás encima, lo he imaginado por estas literas baratas.
De vez en cuando escupía palabras al aire, esperando que contestara con ironía, eso ya era costumbre; en cualquier caso, se mantuvo como conversaciones conmigo mismo.
—En una ocasión vi en internet el presupuesto dirigido a tártaros, deberían poder costearse una cama de calidad al menos.
A veces se daba un momento extraño, cuando todo está silencioso, mis oídos captan ciertos ruidos que son impensables en la prisión. ¡Ahí está de nuevo! El aleteo de un ave y los graznidos que me cusan escalofríos, siento que cualquier día puedo perder la cordura.
Esperanzado en que si doy con el origen de ese ruido me puedo definir como alguien en sus cinco sentidos, voy a la puerta con intención de investigarlo. Vi por el cristal hasta donde alcanzara, todos los reos están durmiendo o solo se trata de un silencio perpetuo planeado por esta gente.
Los inmensos pasillos se volvieron desoladores, de imaginar que el bullicio mantenía la vida en la prisión, no habría deseado esto en primer lugar (no es como si tuviera algo que ver). Quisiera que aquello aplicara para ese imbécil, Masao, que al notarme me dedicó una expresión coqueta, saludándome con su enorme mano.
—Agh, esa sonrisa da miedo. —Me sacudí por el escalofrío que caló mi columna—. Todo ha estado tranquilo, tanto que tengo los nervios de punta, demonios, incluso Masao ha evitado meterse en líos.
Aguardé por una de sus respuestas irónicas, luego me di una bofetada mental, acabo de mencionar a Masao, quizás el responsable de su estado. Me sentí fatal cuando vi su figura reacomodarse en el colchón, dejando salir un leve gemido apesarado.
Cierro los ojos, comienzo a contar, uno, dos, tres, intenté dormirme de esta forma, cada número traía a mi mente un recuerdo, causando que fuese difícil el concebir el sueño. Al final lo he logrado, siento la briza fría chocar con mi rostro, esto es lo que necesitaba, distraerme de la única forma que sé hacerlo: estoy en el vacío.
«Lo siento mucho... Izuku».
II
Mis pies bailan sobre los tejados de Dunwall, los edificios son mi nuevo patio de juegos, la mejor manera de distraerme de los pesares de la vida real. ¡Es increíble esta sensación! Siento la adrenalina de saltar sobre los techos de la ciudad. El gato que perseguía se movía ágilmente, mil veces mejor que yo, protesté al hecho de que fueran modificados para ser mucho más rápidos del gato promedio.
Ahora que estoy practicando la marcha y la agilidad en los tejados, le doy la razón a Corvo, al menos es divertido.
—¡Manchas, vuelve aquí! —gritaba eufórico, ¡Doy un gran salto de un edificio a otro! Tan lejanos que es imposible para una persona normal—. ¡¿Cómo es que no se me ocurrió viajar de esta forma?!
Mientras saltaba, llevé mi vista a la luna falsa que adorna la ilusión de este cielo, en esta noche creada por el hombre; quedé embelesado en esa vista, justo ahora, me siento tan libre.
Seguí corriendo sin prestar atención a mi camino por delante, cuando regreso la mirada al frente, veo como algunas aves van directo a mi rostro, estas me atacan sin piedad «¡Fuera, fuera!» Traté de ahuyentarlos, y gracias a eso, no pude percatarme de que el tejado estaba a punto de terminarse.
«¡Cuidado!» me advirtió una voz femenina, ya era muy tarde para eso, con la velocidad a la que corro: es imposible detenerme. Clavé los pies a los tejados causando que perdiera el equilibrio y rodara hasta la orilla.
Cuando caigo del edificio, cierro los ojos esperando que la caída no doliera demasiado, mi salvación provino de algo que me toma de mi abdomen y me jala. Fui alzado a la altura del siguiente edificio, una especie de mano compuesta de sombras y oscuridad del vacío me suelta, a la vez que regresa a la marca de cierta mujer.
—¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? Tienes suerte que tengo «gran alcance» y te ahorre la fea caída. —Emily está de cuclillas a mi lado, verificando si sufrí de alguna herida.
—E-estoy bien, no vi de donde salieron esos cuervos. —Ella me ayuda a ponerme de pie.
—Te dijimos que no te confiaras, no estás acostumbrado a moverte de esta forma y el terreno puede ser traicionero.
—Hmp, es algo que sucede si apartas la mirada del objetivo. —Corvo llega de otro edificio, resopló con ironía al escuchar la conversación. En contraste a sus palabras, observa la luna en su máximo punto—. Aunque yo también lo haría.
—Me es difícil imaginar que estas actividades eran algo tan normal para ustedes. —Acompaño ambos mayores a la orilla del tajado—. ¿Por qué hacían esto si tenían un estatus social tan alto?
—¡Era divertido! —Exclamó Emily de inmediato, en su rostro se formó una gran sonrisa y al darse cuenta de ello, fingió tos y se tomó del mentón tratando de hacer como si eso no hubiera pasado—. Bueno, es normal que intentaran secuestrar o asesinar a la emperatriz, en cuanto a padre, fue quien me enseñó todo esto.
—Un mundo sin Quirks. Debió ser mejor que la actualidad, ¿no? —Activé la marca, aprecié su brillo mientras imaginaba su tiempo.
—Con o sin Quirks. —Corvo se encogió de hombros—. Los seres humanos son los mismos monstruos de siempre, la época es lo de menos.
La verdad no le faltaba en su afirmación, había leído tantos libros que ahora entiendo un poco la historia de las islas. Chasqueé los dedos, de alguna forma me sentí emocionado al saber que leer tantos libros sirviera al menos para esto.
—¡Oh, sí, recuerdo un poco sobre brujas y asesinos! O algo así, parecían peligrosos.
Emily posó la mano en mi hombro, riendo, se sienta a mi lado con esa melancolía que suele venirle a flote en momentos como estos.
—Esos eran algunos, había otros peligros, eliminas a uno y el siguiente en la fila toma su lugar.
—No he terminado de leer el último libro que me dio, Lady Emily —La vergüenza de mis palabras era proporcional a pasar al frente de la clase y no saber resolver una operación matemática.
De pronto, siento como mi hombro es estrujado, la mano de esta amable mujer empezó a ejercer más fuerza a tal punto de hacer que mis piernas vacilen.
—Te dije que no me llamaras de esa forma, Izuku. —Me dice mientras esboza una sonrisa que no combina con esa aura amenazante. Me soltó retirándose a la mitad del tejado—. Dejando eso de lado: debo admitir que tu progreso es rápido.
—Pero aún te falta mucho —continuó Corvo—, suerte que tienes un poco de habilidad por lo que hacías antes de ser marcado, ven aquí. —Acato órdenes cual soldado, los tres nos preparamos para seguir con nuestra ruta de entrenamiento—. Está de más que lo diga; síguenos el paso, estudia la forma en que nos movemos, utiliza el entorno a tu favor.
Sin esperar nada más, ellos inician carrera, sin opción les imité. A este punto soy más que consiente, ¡Me es imposible alcanzarlos! Se mueven de forma tan fluida que pareciera que se dejan llevar en una corriente de agua. Pasaron los minutos y no pude acortar distancia ni un centímetro, incluso creo que me han dejado atrás de a poco, a este punto empiezo a suponer que me será imposible llegar a ellos.
Solo logro ver sus espaldas, siento que por más que lo intente, a este paso no los alcanzaré, aun cuando mi alma está por abandonar mi cuerpo por el constante movimiento; en cualquier caso, aún tengo una forma para acercarme.
A mi oído llega el susurro del vacío cuando desaparezco en un destello azul; al reaparecer solo tuve tiempo de ver como la espalda de Corvo se acercaba, justo cuando estaba saltando de un tejado a otro. El inevitable choque con el cascarrabias me causó pavor, tal distracción impidió que buscara una manera de evitarlo.
Impactamos, lo despojé de su trayectoria inicial haciéndolo chocar contra la pared, con varios balcones y algunas tuberías. Al final aterricé entre la basura del callejón que amortiguó mi caída, Corvo gozó de la misma suerte: cayó directo al suelo.
—Ou ou ou, eso dolió demasiado —dije mientras me masajeaba la cabeza, revisé para darme cuenta de una cortada en mi mejilla de la que escurre un poco de sangre—. ¿Estás bien, Corvo-sensei? Hoy no estoy en buena forma.
Al voltear me doy cuenta de que se acerca a mí con su característico rostro rígido, que en realidad irradiaba mucho más que simple enojo, de su cabeza brota sangre, al igual que de una herida abierta en su abdomen.
—No me digas, una caída de ese tipo, dime, ¿Tú que crees? —Escupió al suelo, era sangre por ese extraño, pero tan oscuro color rojo—. Te dije que nos siguieras, todavía no puedes usar la marca de esa forma, primero debes acostumbrar tu cuerpo y mente a moverse por instinto.
—Lo sé, pero aún no puedo procesar tanto mientras me muevo, digo ¿Cómo es que lo hacen tan natural?
—Hago esto desde joven, ya estoy acostumbrado, es tan simple que casi lo considero un juego. —Corvo lleva una mano a su brazo izquierdo, no lo había notado, pero su hombro estaba dislocado. Con facilidad, se lo reacomodó, el escuchar como crujieron sus huesos fue algo horrible, aun así, no vi señal de dolor en él. De pronto, percibí unos pasos venir de la dirección contraria.
—Yo empecé a entrenar cuando era tres años más joven que tú. —Emily traía consigo un paquete de esos extraños medicamentos—. Tardé un tiempo en perfeccionarlo, claro, no tenía la marca y era una niña frágil, así que fue más difícil.
—¿Difícil? Esto es imposible en tan poco tiempo, a veces, no me siento seguro de los pasos que doy, el miedo de no ser lo capaz, o el de morir por mi debilidad... me domina, y me hace dudar.
—El hombre que teme la derrota, ya ha sido derrotado —hablaba Corvo, calmado.
Desenfunda su espada plegable, este mostró su afilada hoja en horizontal a la altura de su rostro. Su mano derecha sostenía el mango de la espada, mientras que la izquierda, se posaba en el inicio de la hoja.
—El miedo a la cruel vida en este mundo. —Pasó su mano lentamente desde el mango, hasta el final de la hoja, la sangre se derramó, más, no mostró signo de dolor alguno—. Ese miedo hiere más que las espadas.
Quedé inmóvil, no supe qué decir en un inicio, hasta que apenas pude pronunciar algunas palabras.
—N-no... no es tan sen-cillo, solo fui un aspirante a héroe. Todos mis méritos... —Bajé la cabeza y apreté los puños, el one For all emergió como las cenizas, pero se desvaneció gradualmente—. ¡Todo lo que he logrado! se lo debo al one for all, tal vez haya otra forma de volver a mi nivel. A este paso me comerán vivo.
—No te menosprecies, vas con un ritmo acelerado comparado a nosotros. —Emily sacó un pañuelo y empezó a quitar la sangre de mi rostro.
—No le sigas adulando, se le subirá a la cabeza... —Guardó su espada, no sin antes limpiar la hoja en mi ropa—. Por otro lado, revisa que tal va su progreso como recipiente de maná. —corvo me observa, Emily asiente colocando su mano en mi espalda.
Al fin lo había logrado, mi negativismo se redujo luego de encarnar «Vitae» de forma exitosa. Actualmente porto fuerza y agilidad aumentadas, todo en cuanto a refuerzos físicos se refiere, sigue siendo difícil medir la fuerza, pero pienso que no tardaré en dominarlo.
Otros aspectos de la marca me siguen siendo difíciles, he intentado encarnar La marcha y Lost Reach (Ese último era parecido a alcance lejano de Emily) y si bien pude entrar al espectro de cada uno, no he sido capaz de «encarnarla correctamente» según Emily. Al menos me ha dejado con pobres versiones de estas.
—Creo que ya puede comenzar con esa habilidad, padre —señaló Emily.
—De acuerdo, activa la marca, busca ese ojo negro del que nos hablaste —indicó Corvo.
Haciendo caso a sus instrucciones, busqué entre la ventisca, aquella del anciano cautivo de una solitaria cárcel, ciego como un topo, y viejo como la tierra, la figura de un ojo negro le representa. La marca me susurra, «Hermit eyes»
Cierro los ojos, y al abrirlos veo todo en un tono sepia, no solo eso, siento las vibraciones, una gota de agua cae a mi derecha y puedo saber de dónde viene, una rata corre entre la basura delante de mí, logro «sentir» el aleteo de un ave sobre nosotros, soy capaz de percibirlo todo.
Pero pasa algo similar que con el «sentido del peligro» que me daba el One for all; causado por el exceso de información a mí alrededor, un terrible dolor de cabeza me ataca. Gruño y de inmediato desactivo la habilidad al no poder soportarlo, caigo de rodillas al suelo.
—Entonces, ¿funcionó? —Interroga corvo con simpleza—. Tus ojos tenían cierto brillo, pero no estoy seguro. —Se rascaba la barba—. Si la tienes difícil utilizándola en el ancla, no quiero ni saber lo que suceda en la encarnación.
—¡No puedo seguir! —Desactivé la marca volviendo a mis hermosos ojos verdes—. Es mucho para mí, ah, había demasiadas cosas en mi cabeza, todo al mismo tiempo. —Me tomaba del rostro, con una terrible jaqueca. «¿Qué fue lo que viste?» interrogó corvo, a lo que volteé a verle con cansancio—. Todo, sigh, podía ver lo que me rodeaba; Aunque, creo que tiene algo que ver con el sonido, cada cosa que hacía ruido generaba algo similar a ondas que recorrían la zona, me dio una imagen clara del entorno.
—Entiendo, es algo parecido a mí «visión tenebrosa», puedo ver atreves de paredes, también podía localizar cosas por medio del sonido, pero era un poco limitado a mi campo de visión. Creo que vi algo que te puede ayudar en la biblioteca.
Pensó por un momento, para después hacer aparecer nieblas oscuras en su mano, formando una especie de cuadrado, luego emergió un libro. Me acerqué a él, sus páginas lo describían claramente.
»Aquí, mira, el "Efecto Coctel de fiesta", es la habilidad de escuchar de forma selectiva sonido de entre el resto, te enfocas en lo que necesitas y aíslas lo que no. Dependerás de una mayor concentración, así que te recomiendo utilizarla solo si es necesario.
Corvo me entregó el libro, yo precedo a leerlo para lograr comprender esta habilidad.
—Gracias.
—Es solo un libro. —Corvo arqueó una ceja y dio media vuelta.
—No me refería a eso. —Repliqué sin dejar de leer—. Gracias, por darme esta oportunidad.
—No hay de que, termina de leer y dime cuando creas que estés listo para continuar.
Emily sonrió y puedo deducir que sensei también, aunque él es quien me sorprende más, es rara esa expresión en su rostro. Ambos mayores me dejaron solo por un rato, yo seguí con mi lectura. Espera, ¿Corvo fue amigable? Demonios, quizás se está ablandando.
El tiempo pasó sin contratiempos, para esta hora, supongo que ya sería tiempo de almuerzo en el primer plano, es irónico que lo diga, es difícil calcular el tiempo en este lugar, es como un sueño, si bien puede pasar una eternidad en la realidad seria unas horas, y lo mismo al revés, pero supongo que va siendo hora de regresar, o eso pasará...
—¿Ya te vas? —Interroga Corvo—. Iba a preparar algo de comer.
—Lo siento. —Dirijo mi mano a mi nuca, sonrió forzosamente y una gota de sudor recorre mi frente—. La hora de almuerzo también es para visitas, así que no podré quedarme por más tiempo.
—Pero... —Corvo trató de detenerme, Emily, por otro lado, lo jala del brazo sin dejarle terminar.
—Ya tiene que irse, padre, te vemos luego Izuku. Me debes una, niño. —Eso último lo dijo en un susurro.
«Corvo Attano, Lord protector real, ganador del torneo "Blade Verbana" a los 16 años, asesino de la corona» y muchos títulos más, pero pocos saben de su título como «cocinero de ratas al fuego», de verdad, debía irme.
III
Las agujas del reloj apuñalaban mi cabeza cada segundo, he sido traído de regreso a esta sala, no sé si sentirme emocionado y temeroso de lo que pase, lo que sea, de lo que estoy seguro es que me mantiene ansioso, mando mi imaginación a trabajar a mil por hora; creo teorías de lo que dirán: «Eres libre, descubrimos que en realidad nunca hiciste nada», «Eres inocente», «Tu madre despertó y ya está fuera de peligro», «Hemos encarcelado a Shigaraki» Y así una luego de la otra mantuvieron la ilusión por un rato.
Debo ser realista, lo más posible es que tenga algo que ver con ni madre, ya sea bueno o malo, es la posibilidad que me ha traído aquí. Jugueteo con mis pulgares, mi pie zapatea dándole cuerda a mis nervios. Cierro los ojos, tras unos minutos el ruido de la puerta me hela la sangre. Los mismos de la última vez a excepción de Hawks.
—Valla, son ustedes —reí un poco, falso, mi sonrisa se parecía a la de un vendedor ambulante—. Me sorprende que hayan venido, un guardia me dijo que se trataba de una rubia bien dotada.
El humor fue en exclusiva de mi lado; me observaron como si vieran a un completo extraño, las risas se entrecortaron al sentirme raro por las miradas fijas en mí, ¿No entienden que quiero romper esta atmosfera? Me tuvieron esperando y ahora me muero de la incertidumbre.
—¡Aizawa, llegamos tarde! —Snipe se aferró al brazo EraserHead—. Hay gente muy mala aquí ¡Han corrompido al niño!
Suspiró haciendo de cuenta que no dije nada, que Snipe no existe y me observó por un tiempo. Tomaron los respectivos asientos una vez más. La sonrisa de Nezu me pone los pelos de punta, contrario a él, Aizawa busca las palabras indicadas para comenzar con esto, cada que las tiene e intenta expresarlas: se detiene, como si hubiera practicado todo esto con anterioridad, pero que, a fin de cuentas, ha olvidado hasta la última línea.
—Joven Midoriya, no esperábamos estar de vuelta tan pronto. —Se ajustó la corbata, hizo contacto visual por un segundo, eterno, debo decir, incluso alguien como Nezu encuentra difícil la conversación que está por darse—. En casos médicos especiales, hay decisiones difíciles que solo se realizan con el consentimiento del afectado...
Aquello fue lo justo y sobra para que el shock, por premonición de las palabras siguientes, me quitara el habla, no, aún estaba en potestad de evitarlo con mi alma, me incliné de forma brusca hacia delante, conteniendo las lágrimas, las palabras se entre cortaban antes de salir de mi boca.
—¡No, no siga! ¡Pueden irse!
—Si el afectado de dicha decisión no goza de las facultades necesarias para hacerlo, otro lo hará por él. —Ignoró por completo mi súplica. Hui a mi cabeza, actuó de cuenta que no estaban allí, llevé las manos a mi rostro debido a la impotencia—. Los padres, cónyuge, o en este caso, el hijo mayor... por eso hemos venido.
—¿Están bromeando? ¡Se supone que estaba al cuidado de profesionales! ¡Supongo que la madre del mal encarnado no merece vivir! ¡¿Cierto?!
—El mejor que podríamos encontrar, sin duda, recuerda que la muerte no tiene distinción entre bueno o malos —recalcó Aizawa. Devele mis ojos, sin dirigirles la mirada, veo hacia mi izquierda.
—Ha contraído una enfermedad desconocida, chico —Snipe se quitó el sombrero—; le han hecho todos los exámenes posibles, es increíble que esté viva, porque en ese estado sufre por los efectos del químico.
Maldigo mi imaginación, en algún momento me ayudó para comprender el mundo, los Quirks o la situación de otros, es fácil crear un escenario en tu cabeza. La imagen de mi madre en una camilla siendo conectada a innumerables aparatos que le mantienen viva, me destroza el alma. El ruido abandonó la realidad y el bip de un electrocardiograma, cada repetición de ese sonido me flagelaba. Gracias al director puedo volver del trance.
—Inko Midoriya, no tiene familia cercana, además de usted y su padre, de este último no sabemos nada, se ha negado a responder por ella. —De su maletín trajo a la mesa una carta firmada y sellada por el alcaide Sakai—. En unos días, podremos llevarlo para los respectivos procedimientos. Será difícil, siendo su hijo, deberá elegir el destino de su madre.
Con manos temblorosas sujeté el sobre, parecía un chiste de mal gusto, tantos problemas recaían en otros, por mis acciones, demasiado, a decir verdad. Traté de contener mis emociones fuera de esta sala, lo principal ahora es terminar con esto rápido.
—¿Cómo? Se supone que no vería la luz del día de nuevo. —Dije a voz quebrada.
—El doctor encargado ha insistido que solo tomará acción si se presenta a dar el consentimiento. —Le regreso el sobre—. Espere por nosotros, tres días máximo, piénselo bien y vendremos a recogerlo.
Las despedidas cordiales nos parecen innecesarias, con un simple «Nos vamos» se retiraron dejándome en la prisión en espera de su regreso. Ken me llevó de vuelta a mi celda, es una persona cuya percepción es precisa, ha notado mi estado de ánimo con solo verme al rostro. En silencio volvimos a mi celda.
Dentro, me senté a la orilla de mi cama, me contuve todo este tiempo, ahora que no hay razón para seguir haciéndolo: mi respiración se volvía pesada, escalando el nivel de a poco; la mandíbula me temblaba, aguantando mi deseo por desahogarme, no duró mucho tiempo.
Me tiré de rodillas al suelo, con mis manos desnudas empecé a golpear el concreto imaginando a ese sujeto, el causante de todo, All for One. Grité con la intención de seguir hasta calmarme o desgarrarme la garganta, mi rostro estaba rojo por ello. Golpeaba y golpeaba, mis puños se tornaron morados, luego tenían hematomas y en las últimas arremetidas empecé a derramar sangre, mientras mis gritos llegaron a oídos de los guardias.
—¡¿Qué demonios sucede?! ¡4587, Maldita sea!
Me golpearon las piernas con sus porras eléctricas para así sacarme de mi ataque de ira. Me tomaron de los brazos y siguieron de esa forma por un rato.
En mi cabeza no había nada más que engranajes moviéndose. Me preocupaban los pasos de la liga, todos los caminos conducían a un solo lugar, estaba seguro de eso, pero no mantengo la esperanza de escapar fácilmente.
Ellos son como lobos acechando en las sombras de un bosque brumoso, no las había avistado en concreto, esas bestias que querían llevarme al límite como un simple juego antes de asesinarme; pero lo presentía, ahí están donde quiera que voy, acechando en las sombras.
Siendo yo un cazador sin su escopeta, no era más que una presa a la entrada de las fauces que se lo comerían vivo, tarde o temprano.
IV
Íbamos de camino al bloque A, de ahí, podría ver la luz del sol en cuestión de minutos; en cuanto al sendero antes de la libertad pasajera que se me ha otorgado, pareciera tan extenso como el mismo océano. Hace ya un rato que abandoné la celda, y apenas estamos por llegar al ascensor. Ken pasó el protocolo de seguridad y oprimió unos botones.
La tensión que todos los acontecimientos de estos últimos días ejercían sobre mí, a lo mejor fue muy evidente para el guardia número uno, que, en un intento de distraerme de ello, rompió el silencio con una simple pregunta.
—Dime, Izuku, si tuvieras la oportunidad de meter algo a prisión ¿Qué seria? —habló sin voltear hacia mí.
—Supongo que hablas de contrabando, empiezo a creer que las películas no mienten. —Permanecí de rostro apacible—. Tenemos tanto tiempo haciendo nada que ya es aburrido, tal vez un libro, eso podría pasar inadvertido; aunque, extraño mi libreta de sueños, esa sería una buena opción.
—¿Libreta de sueños? —Alzó una ceja girando hacia mí—. Un diario, mierda, cualquier otro habría metido una pelota o incluso porno, eres raro, niño.
Llegamos al bloque A, el «ding» me causó un leve temblor al salir. Algunos prisioneros ya sabían de qué se trataba mi visita, palabras soeces y declaraciones de ser los asesinos de mi madre sembraron un rencor en lo más profundo de mí, memoricé sus rostros sintiendo que me serviría más tarde.
—¿Qué hay de ti? Alguien como tú tendría un objeto valioso para traer consigo —le pregunté a Ken.
—Soy una persona de gustos simples, no necesito nada.
—Tiene que haber algo, vemos, ya me hiciste la misma pregunta, te contesté y creo que me debes una respuesta.
Kirishima Ken, un sujeto del que sé poco o nada, hasta ahora ha sido lo más cercano a un amigo, al igual que Kei, aunque ellos lo tomen como solo sea una forma de matar el tiempo, ya hay cierta confianza, lo suficiente para conversaciones ocasionales, y hasta allí, sabiendo lo necesario uno del otro.
—Gustos simples, lo repito, una baraja... o la fotografía de mi familia, es todo lo que necesito, de ahí en más, es solo un lujo que me da igual.
—¿Cartas? Una foto, ¿En serio? Eres un sujeto raro, Ken —anuncié burlándome con la misma moneda que él.
—No me insultes, mocoso, soy padre de familia —reafirmó acentuando el ceño—. Me aman en casa... creo.
—Oye, toda tu aura dice que te gustan las navajas, me habría conformado si dijeras que traer cincuenta paquetes de cigarros son insuficientes.
—¿Qué me crees? ¿Un pandillero? Tengo más posibilidades de ser una figura pública que tú, héroe.
Volteamos al mismo tiempo, cruzando miradas estoicas que, a los tres segundos no lo soportamos más y la seriedad fue reemplazada por risas. No conocemos nada el uno del otro, pero siendo sincero, me siento cómodo, casi como hablar con un amigo de hace tiempo.
—Debes comportarte allá afuera. —Aún sonreía hasta que le vi a la cara, bastó poco para parecer otra persona—. Si haces algo que no debes, a Sakai no le faltarán de excusas que te manden al bloque G.
—Este tipo de bromas ya no son divertidas —advertí devolviéndole esa expresión.
Llegamos al punto donde me revisarían antes de dejarme en la salida, escudriñaron hasta el último rincón y agradezco a los cielos que no fueron «minuciosos», me hicieron firmar unos papeles, tomar fotografías y solo tenía que esperar a que volvieran los guardias con el permiso.
La ventila hablaba por medio del viento, me decía que deseaba matarme de hipotermia, esta sala es tan fría que hago todo lo posible por guardar el calor, aun si solo logro acurrucarme en una silla. Cuando los oídos de terceros dejaron de ser problema, Ken retomó la conversación.
—Hay rumores, unos más inquietantes que otros —hablaba desde la pared detrás de mí; sacó un cigarrillo, si algo he aprendido de Ken, es que cuando se fuma uno: es por el estrés que le causa el tema—. Trata de lanchas, venta de órganos, fábricas clandestinas, hasta una arena de gladiadores, ¿Puedes imaginarlo? Peleas a muerte, dios mío, a este punto ha llegado el mundo.
—No te ofendas, pero se escucha muy fantasioso incluso para ti.
—Búrlate todo lo que quieras, cuando gran parte de los guardias creen en al menos dos de esos rumores, es porque algo está pasando allá abajo.
—Los rumores son solo eso, mira los que circulan respecto a mí, nada de eso es real.
—Claro, pero el involucrado en esto es el alcaide Sakai. He visto su verdadero rostro en persona, te lo aseguro, vendería a su propia madre si eso le generara buenas ganancias.
Los encargados de mi registro volvieron imponiendo el silencio en la habitación. Fui escoltado al último pasillo que atravesaría en mi odisea a la libertad. Ken se quedó atrás, no sin antes despedirse como es debido.
—Hasta aquí llego, suerte, chico. —Me arrojó la colilla de su cigarro—. Y no hagas nada estúpido allá afuera.
Los guardias me golpeaban cada cuanto, así fue hasta llegar a la salida de Tártaros, al cruzar aquella gran puerta de acero, soy cegado completamente. Con mis manos trato de bloquear la luz que proviene de un faro en una torre, ¿Por qué? Es de noche y de ser necesario: esa cosa traería el día sobre un prisionero que intentara escapar.
—No sé cómo es que está pasando esto. —Un guardia se paró frente a mí—. Si por mí fuera, te hubieras muerto en tu celda. —Procedió a retirarme las esposas de las muñecas y tobillos, más no me quitó el collar, en su lugar, conectó una especie de panel de su antebrazo, luego de que ambos hicieran unos Bips, me da un pequeño choque eléctrico.
—Ups, lo siento, su señoría, mi error. —Eso no fue para nada un accidente, aún puedo sentir la electricidad recorriendo mi cuerpo, aun así, siguió con el panel hasta que finalmente lo desconectó—. De acuerdo, héroe, esta cosa te dará un choque cada vez que intentes algo fuera de lugar, ellos estarán a cargo de eso. —Con su pulgar señaló a Snipe y Aizawa—. Y no pienses en querer activar tu Quirk, esta cosa lo evitará; espera, antes de irte solo quiero probar que funcioné bien.
Sacó un control remoto oprimiendo botones, hasta que el collar me dé un choque aún más intenso que el anterior. Caigo en gritos ahogados y retorcijones al suelo.
—Bien, bien, ¡Todo está muy bien! —dijo entre risas, hasta que el vaquero llegara por su espalda tan silencioso que no se dio cuenta.
—Si si si, muy bien, vamos. —Snipe le arrebató el control remoto—. De aquí nos encargaremos nosotros.
Aizawa me ayuda a ponerme de pie; mientras avanzábamos, veo por sobre mi hombro, que el director Nezu está conversando con un sujeto de mediana edad con una horrible cicatriz de quemadura, su sonrisa... me hace sentir que no es de fiar.
—¡Muy bien, Nezu! Siempre es un placer ayudar a los héroes, y más, cuando recibimos una generosa donación para contribuir a mantener el buen trabajo.
—Sí, siempre lo es, Sakai. —Parece molesto, algo raro en el director, lo más extraño que he visto hasta ahora. Nezu estrechó su mano con una sonrisa forzada.
—Espero todo salga como lo previsto, así podremos tener ¡Relaciones amistosas en el futuro! —El Hombre me dirigió la mirada esbozando una sonrisa socarrona, hasta que entré al auto.
—Veo que estás bien. —El conductor me habla.
—¡E-Endeavor, ¿Qué hace aquí?! —exclamé dando un pequeño salto por el susto que esto me causó.
—Estoy dando un paseo obviamente —su voz denotaba sarcasmo, al darse cuenta del mal gusto de su propio comentario, suspiró—. Estoy vigilándote de cerca, algunos héroes estarán en puestos estratégicos mientras estás fuera, esto por condiciones del servicio secreto y el alcaide.
Los que faltaban subieron al auto, Aizawa y Snipe están uno a cada lado, Nezu en el asiento del copiloto y Endeavor como chofer, una compañía peculiar, y es incómodo.
—Oye, debes calmarte, solo verás algunas de las personas que decidieron mandarte a prisión para salvar su pellejo, pero ¡Oye! Por lo menos tienes salud, ¿no?
Una vez más, Snipe toma la responsabilidad de acabar con la tensión en el aire, claro, sin éxito, esas palabras solo me hicieron hundirme más en este sentimiento de angustia, encogiéndome en mi asiento esperando a que cualquier cosa pueda mejorar la noche.
—Hay una bolsa delante de ti —señaló Endeavor—. Dentro hay ropa de tu taya, póntela.
Sigo sus instrucciones, allí había unos pantalones normales, zapatos de color negro, una sudadera con capucha, una gorra y una mascarilla, no pude evitar ver extraño al conductor flameante.
—No me veas así, póntelo, con eso llamarás menos la atención, no queremos causar un escándalo.
Sin decir nada en contra, me retiré el uniforme de prisión, los que estaban a mi lado vieron de reojo, los del frente por el retrovisor, parecían curiosos por saber cuál era mi estado físico, no los culpo, pues ya he recibido unas cuantas palizas en tan poco tiempo.
Pero nada, mi cuerpo estaba bien, tal vez alguna que otra cicatriz, nada de que alarmarse; la doctora Akane me ha tratado por cada ataque que he recibido, y como si fuese un milagro, me he recuperado gracias a ella.
—Estoy listo...
V
Los faroles del auto se comían la carretera, el hospital estaba lejos de prisión, así que el viaje fue silencioso, de trayecto pesado para todos, ¿Quién estaría a gusto conmigo compartiendo el mismo espacio? Cada uno supo sobrellevar el viaje a su modo: Aizawa quedó dormido con los ojos abiertos, vi una mosca posarse en su nariz y ni siquiera pestañeó; Snipe iba al frente, puliendo sus armas por doceava vez, con tanta habilidad que aun con el movimiento del auto se las arregló en hacerlo sin problemas.
Endeavor, bueno, tenía toda la carretera para excusarse y no deber que dirigirme la palabra; por último, Nezu sigue siendo raro, en un asiento especial, mantuvo la misma sonrisa durante todo el trayecto.
En mi lugar, la persona más peligrosa que ha visto el mundo desde Gentleman, veo por la ventana observando el paraje. El cielo apenas portaba un leve brillo ofrecido por la luna, las nubes la ocultaban de tal forma que podría llover más tarde. Una sombra se cruza en mi campo de visión, he de suponer que es uno de los dos héroes con capacidad de volar que nos siguen desde que partimos.
Si hasta ahora, los únicos que parecen saber de mí, son un puñado de héroes ¿Qué hay de los civiles? Deduzco que todo se mantuvo bajo estricto secreto, si no, ya habría una turba enfurecida exigiendo mi cabeza.
—¿Qué hora es? Si el sol nos alcanza, todo se hará más difícil —dije despertando a Eraser de su duermevela.
—¿Ah? Sí, aún falta mucho para la media noche. —Restregó su rostro tan cansado como un anciano—. Puedes estar tranquilo, este trabajo es confidencial, el hotel donde haremos todo el pápelo es seguro, lo usamos para cosas de este estilo.
—¿Hotel? —Erguí la espalda dándome cuenta del significado de nuestro destino—. Eso quiere decir que no iremos al hospital.
—Es todo lo que te permite el arreglo, por suerte el Hotel está a unas cuadras, así que el doctor podrá llegar en poco tiempo a presenciar la firma.
—¡No! Ella... ¡Mamá! ¡Debo verla, si hago esto, tengo que verla con mis propios ojos!
Es imposible que sentencie a mi madre a su muerte sin antes estar seguro de que no hay forma de salvarla. Para una sola persona, que tal serie de infortunios siguieran uno tras otro, debe de haber algo que pueda hacer esta vez.
—Sabemos cómo te sientes —afirmó Snipe—. A nadie le gustaría tener esa responsabilidad, por eso mismo, creemos que es mejor de esa forma.
—Además —le siguió Nezu—. Como ha dicho Aizawa, es parte del arreglo, romperlo llevará a más problemas, para usted, sobre todo.
—No puedo solo firmar Y matar a mi propia madre, así como así. —Veo mis manos, se distorsionan en un recuerdo lejano, cubiertas de sangre, sobre ruinas y un cadáver inerte—. No quiero ser un asesino, debe de haber otra forma.
—Su estado no es algo que la tecnología actual pueda curar —Nezu volteó—. He usado todo lo que está a mi alcance para que los mejores médicos den su opinión sobre el tema, cada quien dice lo mismo.
Tragué saliva, tengo un nudo en la garganta, ha pasado mucho tiempo desde que recibí la noticia, y sin que mi madre dejara este mundo, ya había llorado su muerte durante lo que serían días, más de lo que ellos creen; pero, aun así, me aferraba a esa vaga esperanza, tal vez con alguien como la doctora Akane, o con medicina de las islas podría de alguna forma, recuperar a mi madre.
A fin de cuentas, abandonó la discusión, soy consciente que la realidad es dura, cruel, sin favoritismo, solo que sus herramientas para hacernos sufrir puede ser cualquier cosa, incluso la monstruosa humanidad.
Tratando de calmar mis nervios y de prepararme para cuando llegue el momento; tomé aire, suspiré al recostarme en mi asiento como los sujetos a mi lado, con esa leve luz de la luna que se filtraba entre las nubes: quedé dormido.
Tuve un viaje en el tiempo, pues, para cuando mis pestañas decidieron ceder antes mis suplicas. Abro los ojos con el rostro más pálido que el de un muerto. Estuve en reposo hasta ese momento, y parecía que venía de correr durante media hora, respiré de forma tan pesada que me mareo luego de unas bocanadas de aire.
Me recompongo sufriendo de nervios, tiemblo, me froto el rostro, tocando con la frente al haciendo del conductor. Sentí el impulso de soltar a llorar, resistiendo por el hecho de tener cosas por las que guardar mis lágrimas para más tarde.
—Parece que tuviste un mal sueño. —Aizawa había abierto la puerta, preocupado, me observó atento.
—Sí, encarné la marcha, fue una mala idea hacerlo ahora. —Le vi de reojo al recordar que era ignorante a mis actividades extracorporales, respondió «¿Encarnar la marcha?» a lo que consideró delirios de una persona en luto—. Lo siento, Sensei, por favor olvídelo.
—Hemos llegado, este es el hotel Arasaka, sede de muchos secretos.
Ante mí se alzaba una edificación de siete pisos, tan extravagante como lo es de común, las luces adornaban cada ventana con ese color amarillento tan elegante, incluso rústica. En la azotea se posaban unas gárgolas de piedra que observaban a cada uno que osara entrar en el Hotel.
—Hay héroes alrededor —dije pensando en voz alta.
Mientras caminaba hacia las puertas de madera, observo mí entorno notando a unos héroes, si bien no eran como el top diez, son suficiente para ganar tiempo, pero ¿Para quién?
Supe la respuesta a esa pregunta, cuando en mi espalda siento una mirada intensa, que podría decir que quemaba, algo me dijo que volteara, y así lo hice.
Dudoso dirigí mi vista a un edificio a una considerable distancia, en un noveno piso, divisé una silueta que conozco muy bien, all Might me observa de brazos cruzados y su típica sonrisa falsa de oreja a oreja.
Fuera de alcance, decidí por alejarme de sus ojos al entrar. Dentro del hotel era un ambiente un tanto ostentoso, incluso para su nivel, seguro, solo quisieron darle la fachada de un lugar de lujo. El recepcionista atendió única y exclusivamente a Aizawa, el hombre de uniforme típico de estos sitios; parecía una maquina por las escasas reacciones que demostraba.
Al recibir las llaves nos disponemos a subir por medio del ascensor, Snipe llevó a Aizawa en su silla de ruedas, pareciéndome curioso. Noté que el botón oprimido fue el del sexto piso.
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https://youtu.be/LDS8SeO6hyg
—Bienvenido a tu habitación temporal —confirmó Aizawa cuando entramos—. El doctor encargado está en camino, así que no pienses en hacer alguna locura. —Me apunta con su dedo, como quien regaña a un niño.
—Claro que se comportará, ya está grandecito, ¿Cierto? No buscará pelea con all Might solo porque le quitó su Quirk y lo mandó a Tárt. —Snipe se detuvo en seco, viendo como Aizawa y yo lo fulminábamos con la mirada—. ups, lo siento, no he dormido bien y estoy hablando de más, ayer me la pasé leyendo fanfics genéricos. —Aizawa le empuja fuera de la habitación.
—Sí, se nota. Será mejor que lo dejemos un rato para que piense en lo que hará, nos vemos luego Midoriya.
El chirriante sonido de la puerta cerrándose, dejó un silencio abrumador. «Pensar en lo que haré» ¿Quién tiene el corazón para pedirle a alguien que mate a su propia madre?
La cama era tan grande que bien podrían dormir unas tres personas en ella. La sábana tiene una mancha que quiero creer: alguien dejó caer la mayonesa de su sándwich. Claro, es mejor ser precavido, así que me olvidé de la tentadora cama y fui al sillón a un lado de la ventana.
Me vi obligado a hacerme bolita para poder quedar a medida, siendo sincero, a pesar de todo, es más cómoda que la de Tártaros, esa cama parece hecha de concreto. La sensación es tan satisfactoria, que consolidar el sueño fue sencillo.
Sabía que algo pasaría luego, desde la primera vez que intenté encarnar sin éxito la marcha y Reach (Lost reach), tengo alucinaciones que a este punto se han convertido en algo tan vivido como ahora.
Mis pestañas se sienten pesadas, una, dos, y a la tercera vez que pestañeo, la habitación se ha congelado, todo está cubierto de hielo, el suelo se ha vuelto quebradizo y el aire es tan helado que lastima mis pulmones.
—La marcha, genial, tenía que ser hoy —repliqué mientras todo alrededor se tonaba más y más oscuro.
Tuve este sueño dos o tres veces hasta ahora, más de las que he tenido con Reach; de tantas ilusiones surrealistas, ya me he acostumbrado a las situaciones desprovistas de la razón, eso era hasta hoy. Había algo diferente, lo podía sentir, pero no explicar, tenía un matiz que ignorado el frío: me hacía temblar.
De la nada, la ventana se rompe sobre mí, logrando que por reacción me lance al suelo al instante. Las cortinas se movían con violencia, de algún modo las ráfagas de viento advertían que no me acercara, violentas, enojadas. La tenue luz de luna acentuaba una sombra sobre el alfeizar de la ventana, ¿Una mujer? En la marcha nunca había sucedido algo semejante, olvidando la teoría de ser la encarnación de dicha habilidad, deduje que se trataba de «Lost reach».
«Debo que alcanzarla» resonó una voz.
De pronto, un ave llegó revoloteando, la conozco, es el cuervo de antes «¡Tienes que ir!» graznaba. Repetía sin cansarse que debía ir a algún lado, «¡Última oportunidad!» «¡Decide! ¡Decide! ¡Decide!»
Me acerqué de forma inconsciente, alcé mi mano a una velocidad vacilante e intento llegar a la sombra, ya sea el cuervo, o la mujer, quiero averiguar de que se trata.
A escasos centímetros de la cortina, una mano oscura cubierta de las sombras del vacío: me toma de la muñeca; intenté resistirme, pero le bastó de un segundo para jalarme fuera de la ventana, apenas noté que la figura era desconocida, una niña, solitaria y apesarada. De acuerdo, tenía otros asuntos a los que darle mi atención, como la caída de un sexto piso que no era poca cosa.
Cuando toque el asfalto de la carretera, en realidad era el suelo de la habitación contra mi rostro. Conseguí despertar, forzado, un logro más a la lista. ¿Qué significaba aquello? Al inicio pensé que el cuervo era una manifestación del vacío intentando hablarme, pero recordé que hace mucho consulté con el forastero al respecto.
Su silencio me dejó más dudas. Si de algo estaba seguro, es que debía ver a mi madre con mis propios ojos, vacío o no, tengo que hacerlo. Fui a la puerta, la abrí y asomé la cabeza, no fui más allá, ya que un héroe agradaba fuera.
—¿A dónde crees que vas?
—Eh, no, pensé que era el baño, lo siento.
Di vuelta en círculos hasta decidirme por la locura que estaba por hacer. Fui a la ventana, si, la misma de mi sueño, asomé la cabeza por ella para ver el hospital a la distancia que me habían dicho, podría bajar y cruzar la calle, pero con todos esos héroes merodeando, es imposible.
-.-.-Que suene: Woodkid - Run Boy Run-.-.-
https://youtu.be/lmc21V-zBq0
Subí por alfeizar y me moví por la orilla con el corazón en la mano. Lento, pero seguro pude llegar al costado del hotel, le invitaré una bebida al recepcionista por darme una habitación no tan alejada. Debo movilizarme al callejón donde mi objetivo es llegar a un balcón del otro edificio y subir por este evitando al héroe que está en la azotea del hotel.
La marca, luego de tantos intentos, me ha dejado usar una débil versión de la marcha cuyas secuelas me afectarán mañana, por eso, en este momento no me preocuparé por el contragolpe. Salté y al estar lo más cerca posible del objetivo: me vuelvo un destello azul; «¡wow!» Exclamé, pues el alcance de la marca es demasiado limitado y apenas pude sujetarme del bordillo.
—¿Dónde estás lucifer? —La voz de una anciana viene desde el otro lado de la ventana—. ¿A dónde fuiste gato travieso? —la única mano con la que me sujetaba estaba empezando a soltarse—. ¿Ah, eres tú? No deberías estar ahí afuera gato condenado. —La anciana me notó, y ahora puedo escuchar sus lentos pasos viniendo.
Utilicé Vitae, que, a diferencia de la marcha, pude encarnarla con éxito. Sentí sus efectos de inmediato, con impulso salté hacia un balcón de arriba. La anciana llegó a la ventana, pero no había nada, ella se acomodaba los anteojos pensando que no veía bien.
—¿Eh? Me pareció escuchar que eras tú.
—Eso estuvo cerca —Ahora estoy parado de cuclillas a la orilla del balcón superior, silbando por la caída que pude haber sufrido, tal y como en el sueño. Me rasqué la cabeza viendo a la anciana volver adentro—. Pero qué clase de nombre para un gato es ese.
Sin más interrupciones, levanté la mirada, había unas tuberías que sobresalían del edificio, con agilidad las usé para subir, de salto en salto e intercalando con La marcha cuando fuese necesario: me alzo hasta la azotea del hotel.
—Si no tuviera Vitae estaría exhausto, el primer plano es distinto, esto cansa más de lo que creí —Estaba concentrado en lo que hacía, y no me di cuenta de la presencia de un policía.
—¡¿Cuántas veces debo disculparme?! —Para mí fortuna, discutía por teléfono—. ¡Ya dije que solo fue una nalgada, cariño! —Me moví en extremo silencio detrás de él, lo último que quiero es que alarme a los otros cuando apenas he salido—. ¡Es normal! No hay otras intenciones... ¡De esa forma reforzamos la amistad, pregúntale a Kris si quieres!
En una de sus tantas vueltas, noté que en su solapa llevaba grabado el nombre «Carlos Iván Gutiérrez», bueno, tenías un solo trabajo Carlitos, pero te lo agradezco. Salté del hotel al otro edificio, corrí por el tejado, esquivando obstáculos y usando el entorno llegué al último edificio, me encontraba frente aquel que era el más alto en toda la calle.
Lo escalé con dificultad, pero la marca como apoyo es clave para lograr llegar a la sima.
—¿Hay alguien ahí? —Interrogué a la nada, pues no quería encontrarme con otro héroe—. Parece que no.
Salté y logré subir a la azotea, pude verlo desde allí, un edificio más pequeño estaba al otro lado de la calle, pero entre ese y el hospital, solo se interponía una tienda departamental, necesitaría dar un gran salto y terminar el recorrido con la marca, algo que si falla dolería mañana, pero, la vida es un riesgo ¿No? Me fui al otro extremo del lugar, debía tomar el mayor impulso posible.
—Uno, dos, ¡Ahora! —Grité, empecé a correr hacia el borde de la azotea—. ¡No! ¡Ahora no, ahora no! —En el último segundo, entré en pánico, traté de frenar y me arrastré por el suelo.
Respiraba agitado por la adrenalina, al recuperar los sentidos me puse de pie y observé la calle, era una fea caída, un recorrido largo, era consciente de ello, incluso en el ancla sufría por eso. Tenía Miedo. Aun en ese estado, el recuerdo de lo que pasó hace apenas unas horas llega a mi mente.
«El que teme a la derrota, ya ha sido derrotado» La voz de corvo volvía para echarme en cara mi cobardía. Fruncí el ceño y me palmeé el rostro, dejándome con una mirada de determinación.
Dispuesto a intentarlo de nuevo, me retiré al otro extremo del lugar como hice al inicio de esta corta odisea, me coloqué en posición, la marca brilló cuando Vitae advirtiendo de la función.
«Es solo, un salto de fe» dije para mis adentros.
Planté los pies en el suelo, este se cuarteó por la fuerza de cada paso que di, el ruido fue mucho más de lo que esperaba, por suerte nadie me podría escuchar desde aquí. Los aires me recibieron al abandonar el edificio, el viento choca con mi rostro, ascendí tan alto de un solo salto, pero todo lo que sube tiene que bajar.
Cuando empecé a descender cubrí buena parte del trayecto, claro, no llegué hasta el otro edificio, un poco más y hubiera entrado en pánico, no obstante, una voz me habla.
«Tengo que alcanzarla»
Esta vez no me molesté en buscar la fuente de la voz, tan simple como la frase, así entré en razón e hice lo que dijo, la marca me obedece y mi mano se extiende en una compuesta de bruma y masa oscura. Al igual que con la Marcha, esta era incompleta, se sujetó de la orilla, pero al jalarme hacia el hospital, se desvanece en una distorsión extraña.
«Lost Reach» Me había susurrado al oído.
No obstante, con el impulso extra logré llegar hasta el edificio; al caer rodé causando un desastre y rompiendo algunas macetas que había en el lugar.
—Eso dolió. —Estaba en una posición un poco incómoda, sobre mi cabeza y la tierra me cubría el rostro—. Todo de acuerdo al plan... —Luego de unos minutos ya estaba listo para seguir, solamente me sacudía la tierra en mi ropa—. Si no fuera por esa voz, hubiera olvidado usar la marca por la adrenalina. —Observé mí alrededor al sentir un frio semejante al de mi sueño, exhalé viendo mi aliento—. Me empieza a dar miedo.
Ignorando el escalofrió intenso que recorrió mi espalda, visualicé mi siguiente movimiento, desde aquí fue la parte más fácil del plan, solo tuve que evadir algunos héroes, pero nada que no pudiera arreglar.
Antes de moverme al hospital, mi piel se erizó más una briza de aire fría azotó contra mí. Desde la tienda avisté la espalda de All Might, no puedo verlo muy bien por lo lejos que está, pero parece que habla por teléfono. Aprovechándome de ello, traté de encontrar una entrada al hospital que no implique arriesgarme a que se percate de mí.
Una escalera de incendios por la cual podría acceder a una ventana abierta parece mi mejor opción, sumado a lo cerca que estaba, no era complicación alguna. Ya dentro, una sala vacía, solo unas camillas y equipo médico, sin personas, para mi fortuna.
O eso pensé, cuando me acerco a la puerta y empecé a girar la perilla, un sujeto la abre antes que yo, es un héroe.
—¡¿Qué demonios?! ¡En realidad eras tú!
Manifestó su Quirk de agua, carecía de duda, la utilizó sin contenerse. Me muevo a un costado de la habitación evitando sus ataques.
—¡Puedo explicarlo, solo escucha!
No detuvo sus asaltos, tuve que moverme de un lado a otro esquivando las ráfagas de agua, y por las marcas que deja en las paredes, deduzco que la presión con la que son disparadas no es un juego. Un Quirk decente, pero él se queda parado en medio de la habitación tratando de atinarme.
En uno de mis movimientos, tomé una de las bandejas de comida que estaban por ahí y se la arrojé al héroe que se cubrió por reacción; tener mi actual reputación tiene algunas ventajas, por lo menos, y para cuando se dio cuenta, mis brazos estaban alrededor de su cuello.
Sus quejidos no me hacían sentir mejor, al contrario, temía que algo malo pasara; es una técnica que no esperaba usar pronto, podría ser un distintivo de corvo, según él, era su método con el cual dejar inconsciente a alguien.
Progresivamente deja oponer resistencia. di un suspiro de alivio al poder relajarme.
—Eso estuvo cerca —dije antes de irme.
En ese momento no me di cuenta, había oprimido un botón en su traje que desprendió una luz roja titilante.
VI
Me aventuré en el hospital, compuesto de tantas puertas y pasillos, me he perdido, no tengo ni la más mínima idea de donde puede estar mi madre, pero siendo el caso que debo mantenerme lejos de la mirada de los héroes.
Encontré las escaleras, prefiero estas que arriesgarme a dar de con alguien en esos ascensores. Bajé por ellas a zancadas, acción que casi me cuesta mi factor sorpresa, cuando una puerta fue azotada violenta, de ella salieron tres personas a toda prisa.
—¡Vamos, hay que peinar la zona, el intruso no debe haber ido lejos! —dirigió uno de ellos.
Con el camino libre continué con la intención de ser más cauto a partir de ahora. Quise seguir bajando, pero había un sujeto en uno de los escalones, de sudadera y solo reposando contra el barandal de las escaleras, tan inerte que podría estar dormido.
Pareció indiferente a los que creo eran héroes, de ser uno de ellos debió ponerse en marcha junto a los suyos; no obstante, un sexto sentido me mantuvo atento. Estando a un escalón de distancia y gracias a los refuerzos físicos que activé por reacción hace un momento, capto cuando un artefacto en su oído «Kirishima, revisa los pisos superiores» logré escuchar.
—¡Voy en camino! —Se levantó al instante—. Te has metido con las personas equi-
Se voltea, y allí estaba yo, un completo desconocido petrificado, cuya apariencia era todo menos inocente. Cerré mi puño esperando lo peor, en mi mente, en mi tiempo libre, las duchas, al estar en la cama, eran algunas de las ocasiones donde me imaginaba teniendo la revancha con mis compañeros de clase, y ahora que tengo uno en frente ¿Por qué es tan difícil?
Me vio desconcertado por tres largos segundos, hasta que su expresión cambia a una nerviosa. Con ojos sospechosos, posa las manos en mi hombro, su típica sonrisa me sacó de sí.
—¡Hola, amigo! —exclamó Kirishima—. Si vienes a ver a tu madre, un familiar o algo por el estilo ¡Tienes suerte, es hora de visitas!
—Ah, yo no he... —me interrumpió.
—Solo te pido que no vallas por esa puerta, este piso está reservado por personas muy importantes, así que ten cuidado ¡Debo irme!
Se largó tan rápido que me vi forzado a tomarme un tiempo, me cuesta procesar lo que había hecho ¿Me reconoció? ¿Me dijo todo eso sabiendo quién era? No lo sabré, al menos, no por ahora.
Saqué la gorra de mi suéter y me aseguré de que la mascarilla estuviera bien puesta. Detrás de aquella puerta, encontraré la razón de mi mal presentimiento, por lo que al pasar de ella pude suspirar aliviado: solo estaba el personal del hospital y algunos civiles, estos parecían asustado por lo que acababa de suceder.
—¿Qué habrá pasado? Todos los héroes se fueron sin decir nada —Escuché murmurar una enfermera con la que me crucé.
—No lo sé, da miedo pensar que un psicópata ande por el hospital.
—Me pregunto que querría hacer aquí de todos los lugares, donde casualmente lo están visitando algunos héroes para levantarle el ánimo a los pacientes. —Aquello parecía una excusa para justificar la circulación de héroes.
—De seguro algún idiota buscando atención.
Pasé entre aquellas personas, desapercibido, todos estaban más concentrados en el trabajo a horas de la madrugada que de mi presencia.
Busqué por las ventanillas de las habitaciones, inclusive robé registros de una enfermera para dar con la de mi madre. Estuve frente a la puerta con la mano en la perilla, por alguna razón no podía girarla, era tan difícil ese simple movimiento de muñeca.
Posiblemente ya era visto de forma extraña por los que me rodean, pero poco les importó, lo que me sacó de sí, fue la voz que vino desde adentro de la habitación.
—¿Por qué no entras de una buena vez, Midoriya?
Se me hizo familiar ¿De dónde? Alguien era consciente de todo este embrollo y me esperaba dentro de una habitación custodiada por héroes. Mi rostro se distorsionó embravecido por la ira emergente del rencor.
«¡En la guerra, la academia, Tártaros y ahora aquí! ¡Me siguen a todos lados!» Grité para mis adentros, por más que le diera vueltas, solo pensaba en los responsables de lo que me ha pasado: La liga de villanos.
Cualquier vacilación al abrir la puerta desapareció. Me adentré junto al restallido al azotarla contra la pared. Estaba oscuro, las luces apagadas solo me dejaron a disposición de la proveniente de la calle, lo suficiente para distinguir una figura en las sombras.
Las palabras son innecesarias cuando meten a mi madre en esto, por mano propia le rompería el cuello a cualquiera si amenazan su vida. Ningún castigo es suficiente.
Arremetí contra aquella persona, mi puño descendió golpeando el aire. Aquel sujeto se deslizó a mi lado escurridizo como serpiente, intenté seguirle los movimientos, pero me fue imposible. La brecha entre ambos es tan abismal que empiezo a tambalearme.
Con la punta de sus dedos asestaba a puntos clave, primero mi brazo derecho ya no me respondía, luego el izquierdo, dejándolos inútiles a su merced. Desde atrás me tomó de la cabeza con una mano, mientras que con la otra amenazaba con cortarme la yugular.
—¿Qué es lo que veo? Jamás lo habría pensado, un héroe intentando asesinarme. —Habló de forma tranquila y luego soltó una carcajada mientras cortaba mi mejilla—. ¡Me has sorprendido, Midoriya! Eres otro en comparación a cuando te tuve en mi consultorío hace medio año.
—¿Ha-Hanafusa? —Fui soltado.
—Sabía que estarías aquí antes de encontrarnos. Debiste quedarte en el hotel, cometiste un error al venir. —Se limpió la sangre en su mano con un pañuelo—. Vete, ahora que tienes la oportunidad.
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https://youtu.be/nYT_golnogk
—Quiero... Despedirme de mi madre. —Me tomé del cuello intentando recuperar aire.
—¿Es eso, o crees que puedes hacer algo para ayudarla? Por muy fuerte que seas, no lograrás cambiar el mundo.
—No me importa, doctor. —Estaba decidido a por lo menos decirle adiós.
—Fuiste mi paciente, y te aconsejo que te retires, no hay nada que puedas hacer.
—No logro entenderlo, ni siquiera tú eres capaz de ayudarla. —Me dejé caer contra la pared. Cerré los ojos con fuerza.
—De acuerdo, pero déjame decirte que traté de evitar este momento.
Recogió las cortinas. Temeroso me acerqué la camilla, los lentos latidos de mi madre resuenan en mi cabeza. Hanafusa encendió las luces, la vi. Pronto ya sudaba frio, temblaba hasta los huesos y sentía que todo me daba vuelta, este remolino de malestar que siento, no creo que vuelva sentir algo igual en mi vida
Sus venas hinchadas tomaron un color morado, su piel es pálida como la de un cadáver, tiene protuberancia por todo el cuerpo, hasta en su rostro; su cabello se tornó de un color grisáceo, alrededor de sus ojos sobresalen venas marcadas en un tono negro, pareciera que sus dedos se alargaron y su respiración es pesada.
—Ese químico era algo que fue descubierto hace poco, estos son sus efectos, principalmente al estar expuesto a él por tanto tiempo y en grandes cantidades, es un milagro que los que estuvieron ahí aún estén vivos, ¿Pero ese estado no es peor que la muerte?
Hanafusa me explica, simplemente quiero que cierre la boca. Me arrodillé junto a la camilla, entre sollozos, tomé la mano de mi madre, su piel tenía una textura tan áspera como la corteza de un árbol, sin embargo, la sujetaba con cariño.
—Doctor... ¿Qué...? ¿Qué debo hacer? —Interrogué esperando que me ayudase a entender este dilema.
—solo tú sabes la respuesta. Una vida de dolor no es la vida que deseamos llevar, estará postrada en esa cama, dependiendo de cables y tubos para seguir respirando. ¿Te gustaría estar en ese sufrimiento hasta el final? ¿Lo aguantarías por voluntad propia?
—Quiero... alcanzarla una última vez. —Besé su mano mientras lloraba en silencio—. Mamá, Lo siento m-ucho, no soy el héroe que pensabas que sería... debo ser un asesino de nuevo... Perdóname, mamá... Perdóname.
—Es momento de decidir.
El doctor Hanafusa guardó el pañuelo en su portafolios, del que, a su vez, sacó una serie de documentos. Tomé el bolígrafo y empecé a leer las paginas una a una, nada fuera de lo esperado, firmé y entregué aquellas hojas selladas por tres lágrimas.
Fui a la entrada, ahí le di la espalda, no quería ver el procedimiento de Hanafusa. Mientras eso pasaba, la marca me susurra «Lost Reach» y comprendo al fin esa encarnación. Cuando Hanafusa se volvió hacia mí me dio el aviso.
—Listo, no más sufrimiento, ¿Quisieras donar su cuerpo para una investigación? —No lo pensé, simplemente me di vuelta y lo tomé del cuello, mientras estaba suspendido en el aire, este me sonreía—. C-creo, que no e-entiendes... No más... Sufrimiento ¿Recuerdas?
—¡Es mi madre! ¡No puedes ponerle ni un dedo encima maldito psicópata! —Atravesé la pared con mi puño, a mortales centímetros de su cabeza—. Por eso insistías tanto en traerme... querías que te diera a mi madre para experimentar con ella.
—I-Inko se fue, Midoriya... —El seguía hablando aún mientras lo asfixiaba—. Los muertos no si-enten nada.
–¡No! —Había olvidado la actitud de este tipo, respiré hondo y traté tranquilizarme, no puedo retrasar el proceso para el funeral, así que lo solté—. No le pondrás ni un dedo encima a mi madre.
—Es una pena, podría estar preparado una cura, la próxima estaríamos listos para afrontar algo similar. —Había olvidado la actitud de este tipo, respiré hondo y traté de tranquilizarme, no puedo retrasar el proceso para el funeral, así que lo solté—. Regresa al hotel, haré que alguien te lleve por la puerta trasera, solo espera afuera del hospital. Antes de cruzar a la recepción, la voz de Hanafusa me detiene.
»Antes del coma, ella dijo algunas cosas, en su mayoría incoherencias. —Le vi por sobre mi hombro—. Pero en un momento de conciencia, me preguntó, «¿Podrá ser feliz después de esto?». trata de darle una respuesta con acciones, espero verte de nuevo en otras circunstancias.
No dije nada, salí del lugar a paso lento, en cuanto a Hanafusa, este quedó hablando consigo mismo como si fuera un loco.
—Realmente una pena, en fin, aún tengo las muestras de sangre, será mejor terminar con la autopsia para continuar con los análisis.
-.-.-.-.-"Entran los créditos con "Traitor's Requiem, JJBA Golden Wind OP 2"-.-.-.-.-.-.-
https://youtu.be/UG-XoCoFdrA
Uragirimono No Requiem
kami no sadame ni sae
hanki wo hirugaesu gangstar
osore to iu kanjou kakikesu rage
akuma ni somuku to chikatta hi kara
houfuku to wa shuumatsu ka mirai wo kou
ikikata wo sutete idomu mono stay gold
sou sa me ni wa me wo
uragirimono ni wa rekuiemu owo!
zetsubou ga temaneku sekai ni tachimukau
Don't care jihi nado iranai
saa karada horobiru toki inori mo kiehateru
Hell no hajimari no golden wind
Réquiem Del Traidor
Incluso contra la voluntad de un Dios
Alza la bandera en rebelión, gangstar
Esos sentimientos de miedo, desaparecieron, los ahogué con rabia
Desde el día en que juré, darle la espalda al diablo
¿Acaso esta venganza, significa el final? Pregúntale al futuro
Aquellos que pueden dejar atrás, su forma de vida como oro permanecerán
Así es, ojo por ojo
Por los traidores que cantan, su réquiem
Gritando por desesperación, de pie con el mundo en contra
¡Da igual! Nunca muestres misericordia
Incluso si tu cuerpo muerto está, ¿tus plegarias desaparecerán?
¡Ni hablar! Un viento dorado surgirá
Fin del capítulo.
Feliz.
11,130 palabras.
Bueno, con este capítulo ya termina los temas trágicos, solo faltaría el funeral y comenzaría con la etapa de transición, luego el arco del regreso... Si es que tengo tiempo para actualizar xd
Algo de ilustración de ciertas cosas del fic....
Forastero o también llamado "ojos negros" es una entidad fuera de la lógica.
Corvo Attano, padre y maestro de Emily.
Emily Kaldwin, Emperatriz del imperio de las islas.
Habilidad "Guiño" de Corvo, quise poner un Gif pero no pude. Pueden tomarlo como una version arcaica de "La marcha"
"Alcance lejano" habilidad de Emily, lo mismo, versión arcaica de Lost Reach, que tendrá aplicaciones diferentes, pero la principal es como se muestra en la imagen.
Las runas que Corvo y Emily usaron en su tiempo, bajo el contexto del fic, una de sus funciones era una forma de obtener conocimiento de la marca automáticamente, al ya no haber de estas, Izuku tendrá que usar métodos ortodoxos como la encarnación para lograr tener cierto control sobre las habilidades básicas de la marca.
-.-.-.- Mike con ganas del arco del regreso. -.-.-.-
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