10/¡Dame una razón!
I
Kirishima.
—Bakugo, por última vez, debes quedarte en la retaguardia. —Su cansado rostro expresó poco de lo que en realidad sentía, un absurdo cansancio por repetir el plan tantas veces, me siento culpable de cierta forma. Momo es la líder, mala suerte que le haya tocado un grupo algo... orgulloso, por no decir tedioso.
—Creo haber sido claro, NO SERÉ UN JODIDO EXTRA EN TU PLAN. —Bakugo fruncía el ceño, amenazante, el pan de cada día, por lo que ya estamos acostumbrados—. Dame el rol de la paleta, ¡Que él se vaya a darles miradas a las chicas del estacionamiento de la esquina! ¡Pero a mí me pondrás en la entrada del hospital!
—¿Por qué les daría miradas a desconocidas? —cuestionó el bicolor—. Es incomodo que me vean personas que no conozco...
Estábamos en la biblioteca, tan espaciosa con solo nosotros que se siente vacía. Al frente, captando todas las miradas, Yaoyorozu exponía el cómo nos desarrollaríamos en el trabajo que nos han encargado los Héroes, el proyector mostraba un mapa de la zona designada que apuntaba donde se quedaría cada quien.
Yaoyorozu nos dio, por persona, varias páginas en las que se tomó el tiempo de incluir incluso el cómo tendríamos que pararnos, puedo estar agradecido y todo, aunque dudo que lea más de dos páginas.
Viejo, estoy cansado, no, quise decir ¡Estoy muerto! ¿Cómo es que unos simples estudiantes de segundo año puedan manejar las clases y el trabajo de héroe al mismo tiempo? Sé que Momo y Todoroki la tienen fácil de cierta forma, pero el resto ya tenemos que cubrir trabajos de medio tiempo para costearnos las clases, aunque me pueda afectar a futuro, he considerado abandonar la academia al tener mi licencia de pro héroe oficial.
Bakugo y Momo siguieron discutiendo entre ellos, quiero irme a casa y dormir un poco, llevamos una hora aquí y todos discuten hasta por la más mínima razón. Admito que mi mente ya dejó de estar presente, mantengo una mirada seria, ni un rastro de emoción más que eso, pero las voces se vuelven tan distantes que hasta parece la melodía de una canción...
Canciones, quiero actualizar mi biblioteca cuando llegue a casa, en ese restaurante del otro día tenían una muy buena... «Eres como uuuna mariposa, vuelas y te posas de boca en boca...» La letra pertenecía a esa banda, Maná, empecé a mover la cabeza tarareándola en mi interior.
«Yo soy ratón de tu ratonera, trampa que no mata, pero no libera...»
—Kirishima, ¿Qué opinas?
«Vivo muriendo prisionero... mariposa traicionera, todo se lo lleva el viento...»
—¡Kirishima! ¡¿Estás escuchando?! —La voz de Momo me trajo de vuelta.
—¡Traicionera! —grité asustado—. ¡Todo!... Eh, ¿Todo se lo lleva el viento?
El grupo completo posó las miradas en mí, veo nervioso a cada uno, que me observan desconcertados por lo que he dicho, fuera de lugar, me siento avergonzado. Agradezco al cielo que Yaoyorozu sea un poco ingenua.
—Acordamos no hablar de... «Él», sé que es difícil cuando fuiste uno de los que estaban en desacuerdo, pero debes respetar eso, Kirishima. —Las cejas se le juntaron un poco formando una mirada triste, me dejó sin palabras al principio, vi a los lados y luego entendí lo que pasaba.
—Ah, sí, lo siento chicos, solo estaba fuera de sí... —El silenció nos acompañó como una entidad adicional al grupo. Luego de haber traído de regreso, de forma inocente, la culpa enterrada en lo más profundo de nuestros pechos.
Su rostro el día que le tendimos una trampa viene a mi mente, la última conversación causa y la duda de si pude hacer algo para ayudarlo, con eso en cuenta he sido contagiado por el pesar, o solo saqué a flote lo que al igual que el resto, trato de enterrar cada día.
»De verdad lo siento, no miento cuando digo que me cuesta dormir sabiendo lo que le hicimos... Lo escucharon ¿cierto? Lo de su madre.
—¿Qué sucedió con Ink-, quiero decir, con la madre de Midoriya? —Uraraka desvió la mirada, siendo el personaje principal de aquel acto, le faltaba cara con la cual decir el nombre de la madre de Izuku, siendo así, es difícil discernir si en realidad está preocupada o no.
—Un accidente químico —respondió Iida—. Solo había cinco personas presentes, de las que uno ya está muerto. —Ajustó sus lentes, sentado del otro lado de un escritorio al fondo de la sala, tecleó en su laptop antes de girarla para el resto—. Mi hermano dice que fue un accidente y que su recuperación es un secreto; revisé su computadora, al parecer está en el hospital que estaremos cuidando.
—Nadie me dijo de esto. —Momo se restregó el rostro—. Supongo que se lo debemos...
Otro giro de los acontecimientos que nos atormentará, nadie nos ha dicho ni una palabra al respecto. Cruzamos miradas, ¿Su encierro tiene algo que ver con el accidente? Es una tragedia. El país se ha vuelto menos seguro cada día que pasa, los héroes se retiran, y por cada uno hay tres nuevos villanos aprovechando la oportunidad de sus vidas.
Han nacido algunos vigilantes, las personas buscan hacer justicia por mano propia y, aun así, no damos abasto para la ola de crímenes que se han dado. Antes, los estudiantes hacían pasantías por unos periodos de tiempo, fáciles, las chicas incluso hicieron modelaje en las pasantías del año pasado; ahora, todas las semanas recibimos trabajo de parte del servicio secreto que, en la actualidad, regula las actividades de los héroes, ya que gran parte de su personal da apoyo a la situación.
La reunión de estrategia continuó luego de tardar otro rato convenciendo a Bakugo de «Lo mejor se deja para el final», esa operación debía pasar desapercibida, el señor: Dios de la gran explosión asesina Dynamight, no sé, quizás llamaría mucho la atención, solo teorías mías.
Mi papel era interpretar a un chico durmiendo en las escaleras de emergencia del hospital, si alguien sospechoso llegaba, debería noquearlo al instante, al saber que era simple, volví a mi mundo musical hasta que todo acabó.
—¡Lo siento, chicos, se me hizo tarde! —La puerta fue azotada por la deslumbrante rubia que dejó babeando a Mineta... de nuevo. Melissa Shield venía jadeante y sudada, seguro por ir corriendo hasta aquí, cosa que fue en vano, cruzando la puerta ya hemos concluido la reunión—. Llegué... un poco tarde ¿no? —comentó avergonzada y riendo por la tensión.
—Al menos Deku era puntual. —Bakugo tomó sus cosas y se retiró, para nuestra sorpresa, tranquilo—. Si llegas tarde, lo mínimo que puedes hacer es llevarle el informe a Aizawa Sensei, debo ver a alguien. —Melissa asintió «Ah, claro» le dijo dándole libertad de irse a quien sabe dónde.
Ella entró con porte tímido hasta estar cerca, pensó en tomar asiento, tardando en darse cuenta de que en realidad estábamos por irnos, así que desistió en hacerlo y se quedó ahí parada.
—Lo siento, chicos, el tío Might me hizo entrenar todo el día y no me di cuenta de lo tarde que era, ¿Aún hay tiempo para explicar mi parte en el plan?
—Lo siento Melissa. —Momo sacó un archivo, se lo entregó con escepticismo—. Te enviaré un correo con los detalles, por mientras puedes leer el memo. —Yaoyorozu le sonreía, Melissa le ofreció un desolador asentimiento.
—Genial, creo que voy a morir, el tío Might quiere que valla al gimnasio para seguir entrenando...
Melissa Shield, una chica que de alguna forma llenaba el puesto vació que dejó Midoriya. Era un poco retraída como Izuku al comienzo; ahora es amigable, un tanto entusiasta, ayuda a todos en lo que puede, sumándole el hecho de ser la hija de un científico, le ha quitado el trabajo al departamento de apoyo.
Siendo instruida por el mismo All Might, tiene bastante presión sobre ella por ser elegida para heredar su poder; un mes antes del campamento estaba siendo introducida a un entrenamiento sin darse cuenta, desde entonces se ha dedicado a prepararse para poder utilizar su Quirk.
—Oye, Shield —llamé amistoso—, te acompaño, planeaba ir al gimnasio de todos modos.
—¡Claro, solo entregaré el encargo de Bakugo! —exclamó sonriente.
Cada quien tomó sus cosas, y se largaron según terminaban de acomodar sus sillas. Antes de cruzar la puerta, noto por sobre mi hombro, que Yaoyorozu, Iida y Uraraka se han quedado conversando mientras veían algunos documentos y revisaban la laptop.
Tal vez fue mal momento para dar apoyo emocional, ni siquiera la conozco lo suficiente, intentarlo me es una tarea complicada. Esa expresión la he visto antes, alegre ante todos, pero hay algo que molesta por dentro. Caminamos por un rato, intercambiamos palabras, conversaciones cortas, sobre todo. Hasta que tuve la oportunidad de traer el tema a la mesa.
Iba con las manos en mi nuca, algo relajado que es lo que necesito en este momento. Ella camina abrazando sus libros, observaba el suelo... creo que había visto una escena similar en una película. Aquel pasillo parecía a extender cinco pasos cada que avanzamos uno. Estaba por anochecer, y por las ventanas se cuelan los rayos naranjas del ocaso.
—Ha sido un día pesado. —Bostecé tentado a quedarme dormido.
—Estoy exhausta, de haber sabido que tendría esta rutina habría dudado en venir a la academia.
—¿Dudado? Si fuera tú me habría reusado y me largaría a Hawái —compartimos unas carcajadas.
—Nah, ni en mis mejores sueños viviría tan tranquila —habló aun riendo—, Ya pasaba tan ocupada como ahora, solo que mi anterior rutina no implicaba tanto esfuerzo físico; «desvelos y migrañas forman carácter» solía decir mi padre.
—Demonios. —Me sacudí por el escalofrío que me causó ese dicho—. Esa es paternidad un poco pesada, aunque... mi padre las veces que nos visitaba, decía que algo parecido, «Si soportas una bala puedes venir a mi barrio» así que me la pasé practicando mi Quirk.
Melissa reía hasta que hizo una cara confusa, giró a verme con una ceja alzada.
—Creo que no se refería a eso...
—¿No? Bueno, empecé a ignorar ese concejo luego de un tiempo, de niño salía muy lastimado ¡Pero oye, fue divertido!
Entregamos el encargo de Bakugo, Aizawa sensei dio las gracias y nos dirigimos al gimnasio, la noche había caído para entonces; los faroles nos iluminaron. Llegamos juntos, no obstante, pareciera que somos completos desconocidos uno del otro, ni una sola palabra fue formulada, pasando hasta dos horas de entrenamiento de esta forma.
Terminé bañado en sudor, mis pulmones se expandieron y comprimieron con cada bocanada de aire que por un segundo me imaginé devorando todo el oxígeno del planeta. Me recuesto contra la pared, juro que puedo ver vapor emanando de mí.
Debo mantenerme en forma, es algo necesario debido a la imagen de héroe que debo dar al público, cosa que, ya está por los suelos; tipos fuertes salen hasta de debajo de las piedras, ¿Qué dicen cuando ven a estudiantes con el mismo título de un profesional? Un mal chiste, los héroes son juegos de niños, hasta pensar que somos vigilantes. Antes un héroe imponía el orden con solo su presencia, hoy que con el retiro de All Might, el top malherido y un Endeavor cuya imagen nunca estuvo tan por los suelos: las cosas no podrían estar peor.
—¿Terminaste? ¡Estoy muerta! —farfulló Melissa; traía consigo una toalla blanca con la que se secaba el sudor.
—Oh, te entiendo, me lo llevo diciendo todo el día. —Recogí una botella del suelo, ingerí el agua en pocos tragos—. Mañana iré al doctor, ¡Puede que me esté convirtiendo en un Zombi!
Me reí a carcajadas golpeándome el pecho, hasta detenerme al darme cuenta de que ella no me acompañaba en las risas, extraño, aunque el chiste sea malo, Melissa suele reírse y comentar algo; su mirada es cansada, diría que combate un dilema interno.
—Nunca los entenderé...
—¿A qué te refieres? ¿La clase de derecho? Estarás bien —volví a reír, contra todo pronóstico, ella sigue en esa tempestad gris.
—No me refería a eso. —Se dejó caer al suelo, abrazó sus piernas huyendo de la realidad—. Sabía a lo que me metía, pero es difícil, llevo día tras día, de la mañana a la noche, estudio para entrenar, y me la paso entrenando hasta que mis piernas no soportan... Apenas llevo cinco meses, ni siquiera sabía que empecé en casa por las sospechas del tío Might... es correcto lo que estoy haciendo ¿Verdad? No estoy sucediendo a «Deku» Ni me convertiré en él... ¿Cierto?
—Oh, viejo, es «ese tema» —Me rasqué la mejilla, nervioso, rasguñando la piel por olvidar desactivar mi Quirk en la mano—. Oye, no te lo tomes a pecho, por todo lo que sabemos por All Might, no eres su reemplazo, solo... Midoriya estaba indispuesto. —Ella volteó a verme molesta.
—No me mientas, sé lo que hicieron y se lo toman con tan poca importancia, que aparentan como si no la debe estar pasando mal en prisión ¡¿No era su amigo?! ¡Yo, que no compartía su techo! ¡Y lo sé! —Se tragó las palabras al notar su amenazante tono al que llegaba—. Lo sé... mantuve comunicación con él, es imposible que hiciera algo para mandarlo al Tártaro.
Intenté sonreír, puse toda mi fuerza de voluntad en ello, obtuve el resultado más extraño, las comisuras de mi boca pretendían formarla, pero temblaban tanto por el remordimiento que tal acusación trajo consigo; a una milla de distancia se notaría lo falso que era. Tomé aire por un segundo, guardé cualquier respuesta hasta pensarlo bien, tampoco deseo enemistarme con Melissa. Luego de un momento, junté el coraje suficiente.
—Crees que lo conoces del todo Melissa, pero hay cosas que no podemos negar, inclusive alguien que compartió el mismo techo. —Suspiré apesarado—. Me opuse sabiendo de todo lo que se habla de Midoriya, pero aun si todos estuviéramos en contra, ¿Qué habríamos hecho? Por lo menos yo: creo que el SSI nos utilizó como marionetas...
—Yo, ah, lo siento, no debí decir eso, no pertenezco aquí después de todo.
—Vamos, Melissa, no te desanimes, eres el comodín de los héroes contra el sucesor de All For One, así que no decepciones a Midoriya. —Me encaminé a la salida, seguro de que ella me seguirá—. ¡Pienso que un refresco de la máquina te animará un poco, yo invito!
Asintió tímidamente sin superar la anterior conversación, he de suponer que aceptó la oferta por cortesía, ya que incluso yo me siento incómodo, el silencio no ayudó para nada; la máquina siempre ofrece una variedad de productos dignas del olimpo, manjares que valen hasta el último centavo.
Llevé la mano a mi bolsillo, mi billetera aguardaba para comprar lo que quisiera, o eso esperaba, rebusqué en mis pantalanes como si eso ayudara en algo.
—¡Perdí mi billetera! —exclamé asustado.
—Quizás la dejaste en la reunión, me pareció ver una en tu mesa.
Abrí los ojos tales platos, diciendo «¡Vuelvo en un segundo!» Salí corriendo como un rayo, atravesé todos los caminos, cada pasillo, el ruido convirtió en el sonido del viento acompañado de mis propias pisadas, cuando llegué a los pasillos del edificio indicado, todo se volvió más silencioso.
Cruzando una esquina, choqué hombros con quien me pareció era Yaoyorozu; en sus manos llevaba otra pila de papeleo, posiblemente los informes de desempeño del último trabajo que realizamos. «¡Lo siento!» decimos apenas dándonos cuenta del otro.
Seguí caminando y al llegar me extraña el hecho de que la puerta esté abierta. Entro como una brisa de aire silenciosa entre las mesas y allí estaba, mi billetera, si tan solo no la hubiera olvidado, no estaría presenciando algo tan decepcionante. La tomé, al levantar la mirada, mis cuencas oculares se ahogaron en la imagen frente a mí. Una figura, al principio no los reconocí, hasta que la luz del otro lado de la ventana les delató: se trataba de Uraraka e Iida.
Estaban abrazados como si no hubiese un mañana, ella acurrucada en su pecho, él la envolvía en sus brazos. El gran ventanal detrás de ellos, les iluminaba con luz de luna. Uraraka dijo «Gracias por estar conmigo» a lo que Iida respondería besándole la frente sin romper el momento.
Viejo, esto es muy meloso para mi gusto, no soy una persona romántica, y esto es demasiado ¿Qué no eran hasta hace un tiempo novia y mejor amigo de Midoriya? Esto está mal, es uno de esos momentos en los que me veo al espejo y me lanzo esa pregunta como una puñalada al corazón:
«¿Hicimos lo correcto?» pensé huyendo del lugar.
-.-.-Que suene: Voices of the Ancient-.-.-
https://youtu.be/647IEymNS54
II
Izuku.
Soy un anciano que ni siquiera conoce su nombre, no lo recuerdo, o quizás nunca lo tuve, me reconforta el simple hecho de no necesitar uno.
Soy el anciano calvo al pie de este risco. Mi barba plateada llega hasta mi abdomen, he de haber visto tantas lunas como para tener esta apariencia.
Soy ese anciano de tacto brusco, cansado, lleno de arrugas que han de decorar mi rostro hasta que todo esto acabe; quisiera saber cuál es mi aspecto, podría tener ojos azules, quizás verdes, nunca lo sabré.
Mis brazos son la pura piel pegada a mis huesos, lo mismo para mis piernas, mi abdomen se hunde y se consume a cada segundo. Las costillas de este anciano sobresalen de tal forma que podría tomarlas con facilidad.
Años, décadas, siglos, el anciano es ignorante de cuánto tiempo lleva al pie de esta montaña.
A veces vienen a mí los recuerdos de otra vida: soy inocente, conduje a un padre necesitado con su hija perdida, dirigí un reino a la prosperidad, ofrecí mis respetos a la muerte, se me concedió el permiso del señor del Inframundo, y terminé condenado para la eternidad.
Mis cadenas me atan a esta roca gigante, la pendiente es mi enemiga jurada; mis pies, son mis más preciados amigos. Con la fuerza de un titán embravecido la llevo a la cima de la montaña que sobrepasa los mismos cielos
Las estaciones me visitan como único testigo de mí pasar por el tiempo. La noche me susurra, el día me consuela, mientras que mi cuerpo aúlla de dolor. A pesar de que mi físico es el de un anciano en su último suspiro de vida, la fuerza y agilidad que se me han otorgado son la de un semidios, lo que considero: una maldición para mantenerme atado a esta roca.
Un paso, y mis pulmones se congestionan, dos, comprimen mi cuello, tres sobresaltan mi corazón a poco de salir de mi pecho; un millar de pasos, sigo de pie, empujándola hasta la cima. Veo el fin de la ruta, vislumbro el cielo estrellado como una droga que me distrae del tormento de llamado existencia.
Cuando estoy a punto de dar el paso final, mis piernas no resisten, fueron destrozadas brutalmente expulsando sangre rompiéndome los huesos hasta la medula. El anciano no logra sostenerse, cae de espaldas, y con él se lleva la roca. Para cuando retoma conciencia, su enemigo jurado espera a ser empujado a la cima, reavivando el ciclo.
Soy un anciano que ni siquiera conoce su nombre, no lo recuerdo, o quizás nunca lo tuve, me reconforta el simple hecho de no necesitar uno...
Despierto de forma frenética, doy un grito de auxilio; me es imposible esperar para arrebatar las sabanas que mantienen mi calor. Las arrojé a un lado suspirando de alivio, mis piernas estaban vendadas, funcionales, en su lugar, no reventadas como había temido.
—Al fin has despertado, la encarnación fue mucho para ti —Corvo estaba sentado a unos pasos de mi cama, pelando manzanas y dejándolas en rebanadas jugosas—. ¿Qué viste del otro lado?
—Ah, yo, donde...
—Vacío, tu ancla, soy Corvo, un placer conocerte, ahora dime ¿Qué fue lo que viviste?
Supongo que eso fue lo suficiente para traerme de regreso a la situación. Procedí a relatarle todo lo que pasé durante la encarnación, el hecho de empezar a perder mi identidad y convertirme en el «anciano» que veía a la distancia cuando comenzaba.
—Eso fue horrible, era como estar viviendo una pesadilla. —Intenté tomar una rebanada de manzana, Corvo me roba la que estaba por consumir.
—De eso se trata; en fin, creo que habrá sido suficiente, prueba si los refuerzos físicos funcionan cuando vuelvas al primer plano. —se puso de pie llevándose consigo las manzanas que pensaba eran para mí—. Ven conmigo, Emily espera en la catedral.
Le seguí como indicó, pasamos de la puerta, y ya estábamos donde luchamos la ocasión en que los conocí. El lugar era enorme, viéndolo despedazado en aquel momento pensé que era espacioso, y ahora con todo reparado se ha reducido solo un poco; el techo es altísimo, lo suficiente para un eco inquietante, nuestro caminar se escucha tan desolador.
—Al fin has despertado, ven, toma asiento, esto solo tardará un momento. —Emily señaló una silla, frente a otra para ella—. Veamos, quiero que sujetes mis manos, cierra los ojos, ordénale a la marca mostrarte la identidad de tus habilidades, dime la que más vivida se muestre ante ti.
—D-de acuerdo Lady... —Ella entrecerró la mirada, me atragante al recordar que detesta que la trate de esa forma—. Quise decir, Emily, creo que ya entendí. —Asintió ofreciéndome sus manos.
Hice lo que me dijo, la marca brilló, la sentí arder, eso no tiene importancia, estoy en ese espacio oscuro, sobre el hielo quebradizo que cruje acompañada de la ventisca, un viento blanco que impide ver más allá de la misma. A mi cabeza se susurran cosas inentendibles, no las comprendo, son voces dolientes, me dicen sus nombres «Vitae...» Dije refiriéndome a la encarnación del anciano...
El resto no las comprendía, pero había otras dos que me llamaban: «Lo dice en diferentes idiomas, entiendo algunos... es, ¡Marcha fúnebre!» Exclamé observando a un hombre caminando en medio de un bosque, esperando la muerte, asechado por ella.
—¿Qué más? Solo busca lo que te permite ahora, el resto es imposible, si te sobre esfuerzas será dañino.
—¿Por qué? —pregunté aún inducido a esta oscuridad.
—El maná que puedes extraer es limitado, algunas habilidades requieren cierta medida para al menos identificarlas.
Fui caminando en línea recta, hasta donde viera, era hielo sin fin, la ventisca formaba imágenes cuando se abría para darme visión de lo que esconde detrás de su velo. «Una cárcel...» dije extrañado, teoricé que era algún tipo de referencia a mí, no obstante, está vacía, un solo residente, solitario y viejo, esperando la muerte entre esas paredes heladas. «Hermit eyes» dije «El resto está muy lejos, me cuesta llegar a ellas»
—Es suficiente, luego te daré indicaciones para mejorar tu capacidad de maná.
Emily dio por concluida mi prueba, terco como una mula, hice oídos sordos. Di otro paso, luego me forcé a seguir avanzando hacia la siguiente, apenas, diciéndolo de la forma más lejana posible, vislumbro unas figuras, «un cuervo» en otra visión «Una mano, también otra con dos personas en ella»
—¡Dije que te detuvieras!
Algo tarde, la ventisca se tornó oscura, mucho más que eso, turbulenta y caótica, hasta que de pronto todo aquello se arremolinó contra mí. Entraba por mi nariz, boca y ojos, empecé a asfixiarme; cuando me di cuenta, me estaba retorciendo en el suelo de la catedral, siendo sacudido por Emily. Gracias a ella, luego de que me inyectara con algo, pude respirar correctamente.
—¡¿Por qué no me hiciste caso?!
—Solo pensaba que un poco no... —decía tosiendo, hasta que Kaldwin vuelve a gritar.
—No puedes forzar al vacío para darte más de lo que soportas. —Me sujetó de los hombros—. ¡Consumirá tu vida por compensar la falta de maná! —Exclamó molesta—, podría matarte en el peor de los casos, o dejarte en un estado vegetativo.
—Sí, pero tengo que volverme fuert... —Emily me da una bofetada antes de poder explicarme.
—¡Agh! ¡¿A qué vino eso?! —Interrogué mientras me masajeaba la mejilla.
—¿Eres idiota? Lo confirmo ahora, lo eres, no puedo creer que ibas a forzar la marca, ¿Qué acaso no estabas escuchando? —Emily me regaña severamente, me recuerda a mi madre, por cierto, ¿Cómo estará ella ahora? dejando eso de lado, me recompongo para dar una respuesta.
—No lo sé, pensé que podría aumentar mi maná si solo la forzaba un poco.
—CONSUME TU VIDA. —Se restriega el rostro—. No es algo que puedas hacer «solo un poco», además no sabemos de qué si accedes a la liberación por error, que contragolpes tendría. —Quisiera que me contestara algunas preguntas, pero ella me hace señas para que me acerque—. Ven aquí, quiero ver como es el flujo del maná en tu cuerpo.
Me sorprende que ella, quien había sido más callada que corvo, esté tomando las riendas, así que volteo a verlo con curiosidad, él solo se encogió de hombros «Ella tiene más conocimiento del maná que yo» dijo tan fresco como lechuga. Sonreí falsamente. Emily se posiciona detrás de mí y coloca su mano en mi espalda.
—Bien, has lo mismo que antes, solo actívala.
—D-de acuerdo, su majestad —accedí dudoso a lo que ella sonrió amenazante.
—Nada de «majestad», última advertencia.
El hecho de estar en contacto con una miembro de la realeza me pone nervioso, pues su mano toca directo en mi piel desnuda.
Cuando hice lo que me pidió, de inmediato ella hizo algo, no sé el qué, pero era relajante, como si estuviera recibiendo un tratamiento revitalizante. Por su lado parece distinto, uno que otro gemido sale de ella, como si algo le molestara.
—Ah, esto no es nor-mal, aghh, tienes maná corrupto... filtrándose por la marca. —Corvo que estaba indiferente, recostado contra una pared y con los brazos cruzados, deja su lugar al escuchar esas palabras, pero ella lo calma al instante—. No te... preocupes suele pasar, aunque si hubieras seguido así, no terminaría bien.
Emily siguió haciendo lo que fuera que era eso, esa sensación cálida de a poco se extendía por todo mi cuerpo. De pronto se detuvo, para retirarse una vez más a la mesa, a simple vista parecía cansada.
III
—Solía venir aquí luego de haber terminado mi primer propósito cuando obtuve la marca. —Corvo pasó entre las bancas tal espectro de medianoche; tomó asiento en la segunda fila, sus codos en la de enfrente daban la sensación de estar rezando, inaudito el solo pensarlo.
—Es difícil verte como un devoto. —Le seguí, con cuidado me senté a un espacio de distancia segura. Imité su postura, solo eso, ni idea de a quién debería rezarle en esta situación.
—Cuando descubres el Vacío, te das cuenta de que el mundo es uno como tal, no tiene sentido, o al menos no se lo hemos encontrado. No soy un creyente, pero venía creyendo que, algún día, recibiría respuestas. —volteó a mí—. Lograste superar la encarnación de tu habilidad, tienes suerte de este resultado, aunque todos lo hacen la primera vez, esperemos que con la Marcha fúnebre sea igual.
—Aguarda... ¡¿Se supone que debo repetirlo?!
—Si quieres que la marca no sea un simple tatuaje, sí. Por ahora practicarás el uso de la marcha, ya luego probaremos los refuerzos físicos.
—Creía que con lo que hicimos hace un momento era suficiente. Da igual, deseo intentarlo con otra, ya tengo experiencia utilizando la Marcha, debería buscar algo más que pueda entrenar.
—Tienes problemas para calcular las distancias, eso es natural, pero ya lo dije, no tenemos tiempo —habló rascándose la barba, le respondí «¿Cómo lo sabes?» a lo que replicó enojado—. Solo hazlo, no lo repetiré de nuevo, cero quejas ¿Entendido?
Entre las bancas se formaba un extenso pasillo, me ordenó quedarme donde estábamos mientras él iba con un poco de pintura blanca a pintar la figura de unos pies. Habiéndose secado por algunos minutos, Corvo me gritó desde allí.
—¡Emplea la marcha para llegar al punto que he marcado, tiene que ser exactamente ahí!
Inseguro, tomé postura, levanté la mano a la altura del pecho, en mi mente le dije a la marca «Ayúdame, por favor» respondiendo a mi petición.
El dorso de mi mano brilla en ese tono fluctuante entre violeta y celeste; arde, me quema la piel.
Reacciona luego convirtiéndome en un destello celeste que solo dejaba la estela de luz residual con mi imagen distorsionada, por centésimas de segundo, «marché» hasta mi objetivo.
El tiempo pasó con esa tarea, lo intenté tantas veces que ni podría contarlos, todos fallos para Corvo, tal vez llegaba un poco antes, o me pasaba del punto por centímetros. Empeoró cuando tenía que tomar carrera antelación de activar la marcha, eso me daba poca opción al cálculo, la precisión fue mi mayor debilidad. Frustrante era que no podría usarla de forma sucesiva, en cierto punto me generaba un daño interno y un estado similar al anémico.
Doy por seguro que es demasiado complicado ser exacto con esta habilidad, tantos factores que fue agregando me hicieron frustrarme como nunca antes ¿Látigo negro? ¿Flotar? Los dominé en su momento, casi parecía: que ya supiera utilizarlos. La marcha en particular, un movimiento en falso y terminaba en el suelo. Aquel pasillo se fue volvió más complicado, Corvo adicionó obstáculos, de la nada me lanzaba cosas y yo caía con el más mínimo descuido.
—Esto... es ridículo —dije cayendo de rodillas por enésima vez, jadeaba entre palabras—. No puedo ¿Por qué la marca es tan complicada?... creo que es una pérdida de tiempo.
—Te falta experiencia, esto ayudará... por cierto, al terminar aquí irás a perseguir gatos.
—¿Qué? —giré para verlo confundido—. ¿Gatos? ¿Siquiera sabes cómo funcionan mis poderes?
—Tengo Guiño, tú la Marcha, ¿Qué más da? La ejecución es la misma, solo que tú la utilizas como un idiota. —Se hizo tronar el cuello, luego señalaría el dorso de su mano, la copia exacta de mi marca—. También soy un marcado, no somos únicos, las habilidades del Vacío suelen ser parecidas entre sí, caso contrario, si llegas más allá del primer sello, podrás desbloquear habilidades únicas.
—N-no es tan fácil como pensé —dije avergonzado—. Antes de conocer al forastero tuve otro poder: fuerza, velocidad, «habilidades únicas» —resalté haciendo comillas con los dedos—. Pude sacarlas a flote con el tiempo, esto es distinto, aquí hago cosas increíbles, pero en el primer plano, es solo un tatuaje, debe de haber otra forma.
—Antes, tiempo pasado, la marca es desconocido para ti. Tiene su propia ley – explica corvo—, categorías, Estados, formas, sellos, aplicaciones. Cosas que son complicadas por ahora, así que, iré por los gatos, vuelvo en un momento
—¡No! —exclamé—. ¡¿De nuevo con gatos?! ¡Creí que era una broma! ¡Agh! —La frustración comenzaba a dominar mis acciones—. ¡Buscaré al forastero! Esto es inútil, he perdido el tiempo con ustedes. —Cuando volteo a ver, corvo se tomaba de la barbilla mientras meditaba.
—Tranquilízate —advirtió.
—¡¿Tranquilizarme?! ¡Llevo cinco meses en prisión! —Estaba agitado, caminaba de un lado para el otro, señalando y haciendo movimientos amenazantes—. ¡Mira lo débil que soy, aquí es una cosa, pero afuera sigo siendo el mismo Quirkless de siempre! ¡Mi madre puede estar en peligro y esta marca es solo un chiste!
—Ya veo, con que así será. —Su mirada vuelve a ese aspecto intimidante—. Dime, ¿Qué crees que haces? —dijo causándome un inconsciente temor, hasta que desaparece en un destello.
https://youtu.be/9DT04SLzPKY
-.-.-Que suene: It's an Ultimatum | The Witcher OST -.-.-
«¡¿Qué?!» Pensé, no me di cuenta de sus intenciones, pero mi cuerpo reaccionó en el segundo exacto. Apareció justo frente a mí, sus dedos estuvieron a un centímetro de dejarme ciego. Doy unos pasos atrás alejándome del asesino sin escrúpulos que me ha atacado.
—Pienso que hablé muy bajo, ¿Qué quieres con todo esto? —interrogó manteniendo su posición. Reanudó su ataque ejecutando una patada lateral.
—¡Pensaba que las presentaciones habían terminado! —grité histérico.
—Este es mi saludo oficial. —Llegó frente a mí y lanzó una ráfaga de viento que me mandó contra una pared, mi espalda truena y los restos de concreto caen conmigo—. ESTOY HARTO DE TI. —Camina mientras habla, busco la forma de huir, solo para enterarme de que he sido arrinconado.
»Te quejas por todo, lamentas hasta la muerte de una hormiga, te digo que estudies y respondes diciendo que es inútil. Querías que te enseñaran, consideré que tu mundo no es el mismo al mío y busqué la forma de hacerlo fácil. —Me toma de la ropa y me suspende contra la pared—. Aun así, pareces un niño, de acuerdo, lo lograste, te enseñaré como entrenábamos a la guardia real.
De nuevo, el viento se juntó en su mano, la presión fue tal que atravesé la pared. Entre restos de concreto y madera, la plaza de la fuente estaba a oscuras, los faroles iluminaron la zona. Cuando caí en el helado suelo, sobre mí se posa el cielo, me cautiva con su noche despejada, con esa hermosa y deslumbrante luna llena, cuya atención dispuse lo suficiente para olvidar el dolor.
—Bienvenido a Karnaca. —La voz llega a mí, saliendo de la abertura en el muro, desaparece, luego estaba en los aires y cayó en picada sin tentarse el corazón, sus pesadas botas se clavan en mi abdomen, dejándome sin oxígeno, me retuerzo en el suelo tratando de calmar el dolor.
»Necesitas nuevas disciplinas. —Lo dice mientras se coloca su máscara—. Saldrás de aquí siendo alguien distinto. —Su bota se mueve a mi rostro, la suela se restriega en mi mejilla tratándome tal si fuera basura—. Tu mente es un caos, pero en situaciones como esta piensas con más claridad, solo es cuestión de tener el peligro frente a ti.
Retira su pie, luego de una patada me aleja de él. Me arrastré un poco por el suelo hasta que me sostuve con una mano para detenerme.
—Tengo ciertas expectativas contigo, pero ¿Por qué aceptaste esto?
—¡Porque debo hacerlo! —Fruncí el ceño.
—No creo que digas la verdad, ¿Héroe? Hmp claro.
El destello azul me advierte de su siguiente movida, logro bajar lo suficiente para asestarle un golpe, antes de que él pudiese hacer algo al aparecer frente a mí, de esta forma lo recibo con un gancho a la mandíbula. He tomado distancia y corro por los alrededores. Corvo escupe al suelo.
—Eres débil, pero... —Utiliza guiño con la intención de acortar distancia—. ¿Soportarás las consecuencias?
Doy un salto en el aire, maniobré un poco hasta posicionarme de frente al Sensei, seguro de mí mismo, activo la marcha y llego hasta detrás de él; suspendido en el aire, le acierto dos patadas que lo alejan de mí.
—Si no soy yo, ¡¿Quién lo está?! —declaré usando una vez más la marcha, a una distancia según lo planeado, arremeto contra corvo para golpear su abdomen.
—Cómo... pensaba —dijo entre quejidos.
En un movimiento descuidado me acerco nuevamente a él, con la intención de seguir sin darle tiempo de contraatacar. Corvo predijo cada movimiento, sin dejarme pensar en que fue lo que pasó, él me toma de la cabeza, me levanta en el aire y de un salto me da un rodillazo a la barbilla
—Cientos de personas con las mismas posibilidades que tú, ¿Qué te hace tan especial? ¿Quién eres para hacerlo?
Aturdido, no pude reaccionar en su contra cuando me tomó de mis ropas y me arrojó lejos, utilizó esa ráfaga de viento para hacerme llegar al techo de una vieja casa de tres pisos.
—Voy a... llevar a cabo... la ju-justicia —Escupí sangre.
Está de más decir que me siguió sin falta, sin dudarlo, de un pisotón al frágil techo, dando como resultado que este se cayera, atravesé el segundo piso y llegué al primero para impactar con una vieja caldera.
—¿Qué tan fuerte es tu deseo, por cumplir tu objetivo? —Me tomó de la cabeza, bum, bum, bum, encajó mi rostro contra el hierro, podría jurar que se fue moldeando la forma de mi rostro con el tercer impacto.
Finalmente, corvo me suelta y aprovecho la oportunidad a situarme en una mejor posición. Todo me da vueltas, me tambaleó de izquierda a derecha buscando recuperar los sentidos. En lo más profundo de mí, algo desea que esto se haya terminado, y para mi mala suerte, corvo sigue ahí.
—Eres duro, lo admito, ¿Tienes experiencia en enfrentamientos de resistencia?
Quise responder a su pregunta, pero simplemente, no puedo hacer salir mis palabras, míseros balbuceos resultaban.
Corvo no le dio importancia, el siguió propinando ataques a diestra y siniestra, apenas podría seguirle el ritmo, puedo afirmar que domina algún arte marcial. Moviéndonos de un lugar a otro, de casa en casa, hasta que la sangre empezaba a recorrer mi piel con hematomas, me ha roto dos costillas y no puedo sentir mi brazo, el cual rompió en la cuarta casa.
Corvo me toma del cuello de mi chaleco, o de lo que queda de él «¿Eso es todo?» me dice con cierta dolencia, sé que se está conteniendo, pero he logrado hacerle daño. La respuesta que le di no era la que pensaba, ya que le he escupido sangre a su máscara.
Gruñe molesto, gracias a esa sucia jugada, pude distraerlo, lo empujé con mis piernas liberándome de él, aunque no soltó su agarre, solo me despojó de esos harapos que llevaba. Me puse de pie como pude.
—Ya -ya te lo había d-icho. —Me pongo en guardia a pesar de mis heridas—. P-odria seguir... hasta el ama-necer.
Corvo quien había limpiado su máscara, se avecina hacia mí con aparente ira, dirigiendo su puño contra mi rostro intentando noquearme de una vez por todas. No obstante, me mantuve firme, al contrario, solo me había hecho girar la cabeza.
—Creo... que olvidé un detalle un poco importante. —De mí, empiezan a emerger truenos de un color azul oscuro y tonos negros—. Hace un momento... te equivocaste en algo. —Forcé el rostro para darle cara a Corvo, aun con su puño presionando contra mí—. No soy tan débil.
La marca brilló, empecé a desprender un poco de esa extraña bruma en tonalidades oscuras, a su vez que dos lágrimas recorren y se quemaron tal tatuaje a lo largo de mis mejillas.
Unos rayos de colores violeta y negro emergieron, dándome una sensación familiar.
Mis músculos se tensan, mi mano izquierda acumula fuerza y aprieto las nalgas como nunca antes. Mi puño impacta contra Corvo, con la suficiente capacidad para hacerlo atravesar cuatro casas y se perdiera de mi vista, el estruendo fue tal, que todo silencio en esta ciudad fue reemplazado.
—«Shinsei»... —dije casi inentendible—, quince segundos es lo máximo.
Caigo de espaldas al suelo. Me ardía la piel, siento como si mis órganos estuvieran siendo estrujados brutalmente. Las marcas en mi rostro se desvanecen. De reojo, llego a ver a Corvo aproximándose lentamente a mi ubicación, ¿Acaso es un condenado Terminator?
Para mí desgracia, ya no puedo más, mi cuerpo no se mueve y siento como pierdo el conocimiento.
—Eso no lo vi venir, pero el caos en tu cabeza deberá volverse tranquilidad si es que quieres evolucionar, ser algo más. —Él se sienta sobre los restos de un sillón—. Solo así podrás fluir contra el mundo, como si fueras una corriente de agua que se lleva todo a su paso.
Lo último que veo antes de quedar inconsciente, es a corvo quitándose la máscara... necesito una de esas.
IV
Fuera de pov
Nada mejor que un sueño reparador, pudo haber alterado su estado controlando la realidad del ancla, decidió no hacerlo por el capricho de sentirse viva y no solo una ilusión. Terminó relajada como esperaba.
Buscó a esos dos a sabiendas del trabajo pendiente. Imaginaba que lo encontraría golpeado, pero al ver a Izuku tirado en el suelo echo un desastre y a su padre a un lado de su víctima con la guardia baja descansando en un viejo sillón: fue la causa de un nuevo dolor de cabeza.
—Se divirtieron —bromeó Emily.
—Una fiesta increíble, el chico tiene suerte de haberle purificado el maná corrupto, lo último que hizo lo hubiera matado. —Le veía desganado. Si bien era un simple comentario, generó una duda.
—¿Así fue como murieron los otros? —Cuestionaba Emily.
—Deberías descansar —señaló ignorando su pregunta.
—Estoy bien, lo estoy, solo necesito un respiro.
Ella se acercó al chico, sacó una jeringa un poco más grande de lo normal, esta llevaba un líquido azul «Va uno» dijo tomando otra con un contenido de color rojo, que a simple vista podría parecer sangre.
»Y el otro, listo, deberé estarle administrado dosis regulares por unas cinco horas si quieres que despierte pronto.
—Hmp, estamos en el vacío, un movimiento de manos y sería una cucaracha que nunca muere.
—Recuerdas que queríamos darle la experiencia completa, ¿cierto? Eso incluye el dolor, huesos rotos y uno que otro noqueo ocasional. —Observó el rostro del chico inconsciente—. Si no hubiéramos venido... —Emily acarició la mejilla de Izuku—. Seguro que el maná corrupto le habría consumido tarde o temprano.
—... Es probable que los otros, los casos fallidos que mencionó el forastero, hayan muerto debido a eso —le continuó Corvo luego de un silencio—, el maná corrupto se hubiera arraigado hasta su alma en cuestión de meses, tal vez estar en el vacío por tanto tiempo no es una opción.
Emily lo cargó para llevarlo a un lugar donde pudiera descansar.
—No lo es, cuando investigaba sobre ello, me encontré varios casos en los que las personas perdían el control de sí mismos y se volvían bestias con sed de sus más impuros deseos.
—Agradezco haber muerto para ese entonces —Corvo negó con la cabeza—. Tuve suficiente con ver los horrores de la plaga y las moscas de sangre.
Kaldwin no pudo evitar el sonreír con amargura, recordando esos días de luto luego de perder a su padre y maestro.
—Te fuiste muy pronto... No era tu momento, sin embargo, ellos... —Apretaba su puño con fuerza, la frustración que había olvidado hace mucho, volvía a emerger en ese instante. Posando su mano en el hombro de su hija, el mayor se levantó de su asiento.
—Ya pasó, incluso si hiciéramos algo ahora, seguimos muertos, a todos nos llega la muerte, agradezco que tuve la oportunidad de verte crecer, Jessamine... ella no gozó de ese privilegio. —Su mano la consolaba, respiró hondo y volvió en sí.
—Lo siento, es solo que Juré encontrarlos y acabar con cada uno de ellos, pero al final no hice nada para vengarte.
—Y así es mejor. —Corvo se agachó junto a Emily, y con un trozo de madera empezó a pinchar el cuerpo inerte del chico—. No podría descansar en paz si hubieras llevado tu vida por un objetivo sin sentido.
—Pero ellos siguen por ahí, haciendo lo que quieren. —Angustiada, por el contrario, su padre le sonrió con una mirada como si dijese «¿Y eso que»
—Seguiste con tu vida, encontraste conocimiento, te enamoraste, tuviste descendencia e incluso ahora tu sangre aún mantiene las islas en pie, no sé qué tan bien lo harán, pero con mi muerte o no, terminaría igual.
—Yo... entiendo, aunque, no siempre puedes olvidar por completo tus rencores. —Observó el rostro de Izuku, parecía calmado, como si lo que necesitaba era una simple siesta—. ¿Crees que él pueda superarlo?
—¿Dominar la liberación con su espectro? —Lo meditó un poco—. Quien sabe, tal vez si, tal vez no, ¿Quién soy yo para decirlo?
—Bueno, le ha beneficiado el hecho de haberle extraído el maná corrupto y que tú lo hayas ayudado desahogarse.
—¿Desahogarse? —Corvo volteó a verle, ahora su expresión cambió a una cara de póker.
—No me digas que lo hiciste por gusto. —Arqueó una ceja. Attano se carcajeó.
—Yo fui el que se desahogó, aunque puede que también terminó ayudándolo. —Se encogió de hombros, mientras su hija solo podía darse una cachetada mental.
—Y mira cómo fue que quedó... —Fue interrumpida.
—Estoy bromeando; pero si, en parte era mi intención, además de hacerlo volver a la realidad. La verdad, con lo que nos dijo el forastero, la marca en sí sola no hará una gran diferencia, su fuerza es nada más que un estándar en la actualidad, ¿no?
—Y pensar que estas cosas se volverían normales en el futuro... ¿Cuánto deberá sacrificar?, digo, él aspira a algo que está muy por encima de él.
—Solo él mismo lo sabrá, el vació lanzó el anzuelo, ahora hay que esperar para ver qué tan dispuesto está el mocoso a jalar de él.
V
Izuku
Una brisa gélida recorre mi piel, la sensación vuelve a mí al igual que el resto de mis sentidos; a lo lejos, logro escuchar una voz distante. Me exigen despertar, me resisto al principio, estoy cansado. Entrecierro los ojos, al aclararse mi vista, veo un poste de alumbrado justo sobre mí.
—Por fin despertaste. —Corvo yace sentado a mi lado—. Estaba por usar uno de estos para despertarte. —Dijo mientras movía la leña de una pequeña fogata.
—¿Qué... sucedió?
—Tu cuerpo cedió y colapsaste luego de ese golpe.
—Ah, sí, creo que re-cuerdo eso. —Trato de levantarme, pero una jaqueca me lo impide, corvo lo nota, sin embargo, parece no importarle.
—Date prisa en recomponerte, ahora sabes lo básico de la marca, podemos seguir como tenía planeado. —Cerró los ojos al reflexionar sobre algo.
Fueron segundos, pero hubo un silencio incómodo que pareció eterno, cosa que empezaba a ser común entre nosotros. No tuve idea de que decir, ¿Qué es lo que sigue? ¿Cómo puedo hacer lo mismo qué él? Realmente no encuentro las palabras para preguntárselo... pero por algo debo empezar.
—Parece que... no tuve oportunidad de ganar, me disté una paliza. Eres fuerte, más de lo que pensaba, ya quiero llegar a dominar la marca de esa forma —declaré curioso. Él me ve de reojo.
—Déjame hacerte esa pregunta de nuevo: ¿Estás seguro de esto? Detrás de los grandes poderes, siguen grandes cuotas a pagar, puede que exagere, pero la marca no es algo bueno. —Corvo jugaba con sus anillos.
—Ya lo había dicho, no me detendré hasta terminar con esto. —Me levanté con dolencia. Attano, por su parte, permaneció en el suelo.
—No lo creo, en ese caso te detendrán por la fuerza. —Corvo voltea a verme—. Tus ojos. —señaló hacia mí—. Están vacíos, sufres de una lucha interna, por lo que debes, puedes y deseas hacer.
—¿A qué te refieres? —Ladeo la cabeza un tanto incrédulo.
—Les falta vida... Me recuerdan a este lugar. —Se decide por ponerse de pie—. En medio de la pelea, ignorabas al mundo, eras diferente, por eso seguiremos con esa línea de aprendizaje. —Tomó su distancia, y se detuvo cuando estuvo en medio del lugar—. Hay cosas que no puedo enseñarte, si llegas a obtener algo por lo que luchar, lo comprenderás.
—Me serviría un consejo en ese caso, esa es la razón por la que estén aquí después de todo.
—Tal vez si consigues... ¿A tu «Emperatriz»? Ya sabes, alguien que te vuelva loco, o quizás alguna razón que encienda tu pasión por tu objetivo.
—Creo que no me has escuchado hasta ahora. —Sonreí falsamente mientras me daba un tic en el ojo, esta conversación se volvió incómoda de un momento a otro—. Tengo que hacer esto por justicia, soy un héroe.
Sacó dos aparatos extraños, pude notar que a uno de ellos le presionó un botón y esta se desplegó en una especie de espada.
—Ignora lo que dije entonces, da igual. Se acabó el descanso, iniciaremos antes de que Emily vuelva con más libros. —Me arrojó el objeto restante, no pude atraparlo, rebotó en mis manos unas cuantas veces para al final poder tomarlo en el aire—. Haremos algo rápido mientras Emily encuentra el libro indicado, así que toma esto. —Me había arrojado una espada de madera, detallada, tenía un emblema en el pomo de la empuñadura, era grandiosa, sin lugar a dudas, no obstante, me siento incomodo incluso sosteniendo algo como esto.
—No me gustan las espadas. —Observé lo que vendría a ser la hoja si fuera real—. No me gustan las armas punzo cortantes en general.
—Es una espada de madera, estamos en el ancla, no te estoy enviando a un asesinato niño. —Corvo tomó postura—. Es tu decisión el defenderte, pero si usas la marca, te dejaré medio muerto.
Asentí tragando saliva, hablaba en serio, sus ojos me lo decían claramente. Traté de imitar su postura de forma torpe, balanceé la madera un poco para acostumbrarme a su peso.
—¿Está bien así?
—Más o menos. —Corvo viene a mí, chocamos espadas, pero no como antes, era más a mi ritmo, que con la intención de derrotarme de una sola vez.
—Gira la cadera. —Me dirige por el lugar—. Aprende mi juego de pies.
Mis movimientos son toscos, el golpeteo genera ruido, las manos se me entumecen y el sudor comienza a recorrer mi frente.
—Ponle más fuerza a tu agarre. Apunta a las zonas vitales, que cada ataque sea para matar. Si no puedes esquivar, ¡Bloquea! si eso no es posible, ¡Desvía, usa la hoja de tu espada!
De esta forma: pasé entrenando por horas, hasta que finalmente pude regresar al primer plano.
Pasaron unos pocos días sin poder regresar al ancla, mis sueños terminaban en el vacío como tal, sin embargo, el rostro de Emily y Corvo ni siquiera se han visto en fotografías. He descansado en ese tiempo, en este momento, es un día especial, estoy emocionado de cierta forma.
Reposo tranquilo, utilizando los brazos como almohadas y las piernas cruzadas a lo largo de la cama, el colchón es de lo más incómoda, y sigue siendo mejor que dormir sobre escombros. Giro la cabeza a la izquierda, Kei cepilla sus dientes en el lavamanos. Ese rostro demacrado, a este punto, ya me he adaptado a verla de lo más común, en lugar de pensar que está enferma, cosa que en realidad es así, con la diferencia de ser algo normal en su día a día.
—Midoriya, sé que te lo he dicho cuatro veces, pero, apestas, mucho para ser un niño de la academia. —Enjaguó al terminar su tarea.
—Y por quinta vez, tú estás en la misma condición que yo, evitamos a Masao juntos ¿Recuerdas? —Mientras parloteaba me resalta una vena en la frente, ella para molestarme hacía gárgaras con la intención de impedirme hablar.
—La pasta de dientes que me obsequió Ken es muy buena, hoy combina perfecto con un baño refrescante. —Guardó sus cosas. Se dejó caer al suelo, sentada con las piernas cruzadas, observó la puerta—. ¡Es un gran día! ¡Hoy le toca turno a Ken!
«Vamos, vamos, apestan a mierda todos ustedes» dice un sujeto anunciando la ida a los baños.
Ken, el guardia buen samaritano que tanto apreciábamos, llegó como estaba previsto, por lo que no había razón que nos impidiera tomar esta oportunidad, así que abrió la celda para dar paso libre. Quería ir antes, mi único deseo era tomar una ducha fría; no obstante, fui detenido por Ken que puso en mi pecho la porra antidisturbios diciendo «Alto ahí, las damas primero» Dejándome sin opción, viendo a Kei pavonearse orgullosa al pasar mi lado.
—Vuelvo luego, no me esperes despierto ¡Me tomaré un buen rato!
Mi puesto en la primera tanda de reos: ha sido arrebatado con facilidad, es mi única compañía, aun así, tengo que soportar esa forma impulsiva de actuar. Este es uno de esos días, me refiero a ese en el que podemos darnos el lujo de ir a los baños. Masao y la banda son un riesgo con solo estar en el mismo pasillo, ir por una simple ducha en un día común, sería el equivalente a decir que queremos ir al matadero. La única esperanza de poder despojarnos de este hedor, es que cierto guardia que nos favorece tenga turno vigilando los baños, con él cerca, Masao no se atreverá a mover siquiera un dedo.
Volvieron unos cuarenta minutos luego, el cabello mojado le favorece a Kei, le hacía resaltar esas ojeras y ojos violetas. Entró a la celda con una frescura que opacaba mi propio olor.
—Refrescante, me siento como si hubiera nacido de nuevo.
Ya no le daría relevancia al resto del día, ella solo fue a su cama y se metió bajo sus sabanas. «Vamos, date prisa» instaba Ken esperando por mí en la puerta. El pasillo se llenó de uniformes naranjas, cada reo de nuestra área fue conducido en fila hacia los baños. Era incómodo, los sujetos me arrojaban indirectas de planear darme una paliza, pero, son solo eso, de lo más inofensivo, con el guardia número uno de a prisión: no pasará.
—Te ves calmado, ¿Algo que quieras decir? Si resulta que es tu cumpleaños, déjame decirte que no te traeré un pastel.
—Nada de eso —respondí riendo—, Me siento un poco seguro, a pesar de estar al frente de todos ellos. —Señalé hacia atrás, soy el primero en la fila, a mi espalda estás personas que podrían rebanarme el cuello.
—Wow, me halagas, quizás el pastel no...
La conversación se vio interrumpida por un alboroto de la fila, se escuchó un «Que me estás viendo, marica» cuando volteamos, un sujeto de cabello largo empujó a otro que parecía extranjero, la fila se detuvo por consecuencia.
—Marica no, querido, Bi-se-xual, pregúntaselo a tu madre y verás a lo que me refiero —bufó el extranjero.
El primero sintió que las palabras ya no valían nada, dando el primer golpe, dio por iniciada una pelea de reos, otros cuatro se unieron, estoy seguro de que unos dientes llegaron hasta mis pies. Los guardias no tuvieron de otra más que detenerlos.
—¡Todos, de regreso a sus celdas! —dijo uno de los encargados—. ¡Son unos idiotas, hoy no habrá baña por estos dos! —Señalo a Ken—, Llévalo al ala de confinamiento solitario, esos les enseñará.
—¿Qué? ¿Eso no es un premio? —cuestiono el de cabello largo.
—Tiene que ser una broma —Ken se giró—. Chico, haremos lo siguiente, los baños se cancelan por estos tipos, te hace falta así que... —Llamó la atención de quien custodiaba la entrada al paraíso—. ¡Ronny, te lo encargo, el resto de vuelta a las celdas!
—Ken, no me siento cómodo con los otros guardias.
—Ronny es de confianza, le caes mal, pero no es de los otros. Te veo luego.
Viendo como los demás reos son apaleados para devolverlos a las celdas, Ken se dispone a realizar su trabajo. Por mi parte, regreso a lo que me conviene, quiero creer que la palabra de Ken es real, fui a la entrada intentando no llamar la atención de Ronny.
—Buenos días, señor prisionero —saluda de forma agradable.
Es una mujer de cabello azul, intenté no interactuar con ella, así que pasé de largo ignorándola por completo. Intenta captar mi atención, lo siento mucho, ni siquiera le dirigí la mirada. Observé el lugar, estaba desolado, haber venido en la segunda tanda tuvo sus beneficios, es incómodo estar aquí mientras el resto piensa en cómo podría matarte. Elegí la regadera que más me gustara, sin perder tiempo, abrí el grifo de agua.
Fue una sensación refrescante el sentirla deslizándose por mi piel; estaba a una temperatura perfecta, tanto que suspiré de alivio disfrutando cada segundo. Podría llegar a ser la mejor ducha que he tomado en un tiempo, pero ¿Por qué he de tener este lujo así de fácil? La vida me sorprende a cada segundo.
—Disculpa, creo que no me escuchaste. —una voz femenina viene desde atrás de mí.
Cuando volteé vi a la misma guardia de afuera, traté de atacarla por reflejo, pero antes de siquiera mover un dedo, me rocía con un extraño aerosol, no pasaron ni tres segundos cuando ya estaba viendo doble.
—Buenos días, Izuku-kun, solo mira qué lindo te ves con esa cara de idiota, por suerte el jefe me dio esto, ¡Es increíble lo que puedes hacer con él!
Intenté arremeter contra ella, todas ellas, mi visión me engaña, veo múltiple, mi cuerpo se balanceó rehusándose a caer, la pared fue mi único soporte que me evitó postrarme ante ella. Distingo en su mano un contenedor metálico, Dios sabe lo que sea que me ha rociado con él.
—¿Esto? Bueno, últimamente hemos tenido trabajando a Ishigami como loco, y aunque fue algo que hizo por error, ¡Es perfecto, adiós a las peleas por sorpresa! —Abrió su uniforme dejando ver sus pechos, metiendo su mano sacó un extraño aparato—. ¿Sabes que es lo mejor?... —Oprime un botón, y de un extremo sale una aguja—. Es más fácil robar sangre con esto, Izuku-kun.
«To... ga » apenas pude hacer algunos sonidos al intentar decir su nombre, pero fue suficiente para que entendiera. En un estado enfermo de excitación empezó a dar brincos tal colegiala, luego se abalanza sobre mí tomándome del rostro, pegó el suyo con el mío manteniendo la distancia mínima entre nuestros ojos.
—Ara ara, veo que aún no me superas, ¡Debes saber que soy una mujer difícil! así que no seré tan blanda contigo solo porque eres tú. —Sin titubear, insertó con brusquedad la aguja en mi brazo, la sangre empezó a ser succionada como si de un refresco se tratara—. ¡Mira ese rostro! ¡Esos ojos son distintos a la última vez! Tomura-chan tenía razón... hacen que me... ¡Agh! —Aun con ese cubrebocas pude ver esa degenerada sonrisa—. ¿Me odias? Nah, tú me amas, de todas formas, seré una de los que te llevarán a la desesperación.
»Espera, olvidé decirte que no podré volver en un tiempo... —Frunce el ceño, se tomaba del mentón tratando de recordar algo—.como sea, por ahora, Sakai te tratará muy bien, dale una excusa y te convertirá en uno de sus actores. —En el reflejo del baño, pude verme, mis ojos... son de total furia.
»Gracias por la sangre... Ah, el jefe quiere que sepas... —Me habla al oído, puedo sentir el calor de su piel y su tibia respiración—. Que debes hacer tu mejor esfuerzo por volverte loco, nosotros te ayudaremos. —Da media vuelta yéndose dando pequeños saltitos.
»Mami envía saludos, Izuku-kun.
He sido drogado, si no fuera por eso, estaría gritando a los cielos por lo que ha dicho, no me importa la prisión, no me interesa a que ha venido, nada de eso tiene relevancia. Mi madre, la ha mencionado porque sabe algo.
«¡¿Qué?! ¡¿Qué significa eso?!» Mis gritos solo tomaban lugar en mi cabeza.
«¡¿Qué pasa con mi madre?!» Me puse rojo de ira.
«¡No se atrevan a tocarle siquiera un pelo!»
«¡Si lo hacen, los meteré aquí a cada uno de ustedes!»
«¡Acabaré con la liga de villanos!»
Dos minutos pasaron luego de haberme dejado tirado en el suelo, por suerte no llegaron más reos o guardias al lugar mientras no podía moverme. Cuando me levanté, rastillaba mis dientes en furia, apreté los puños con fuerza por no lograr hacer algo al respecto, me tuvo a su merced.
—¡Maldición! —Golpeé la pared a mi derecha, y sin nada más, me fui entre el vapor de las duchas. Cuando pasé de la puerta, vi que había un cartel que decía «fuera de servicio»—. Desgraciada, juro que... —Respiré hondo, y seguí mi camino, pronto me topé con los demás sujetos de este bloque.
—Mira que tenemos aquí, ¿Al fin te dignas en aparecer? Tienes suerte que esté de humor.
Con lo que sentía ahora podría enfrentarme a All for One una vez más, quería aplastarlo con mis propias manos. En el fondo soy consciente de mi debilidad en esta prisión, simplemente choqué hombros con uno de ellos dirigiéndome a buscar mis cosas; extrañados decidieron pasarlo por alto.
—¿Qué demonios le sucede? —Preguntó Masao, pero esa curiosidad no duraría mucho, encogiéndose de hombros decidió seguir con lo suyo—. Veamos donde estás cariño —dijo, refiriéndose a su regadera favorita.
Hoy por alguna razón estaba feliz, se rumoreaba entre los otros, de que una mujer que vestía como los guardias le besó y a cambio de algo, pero eran solo rumores ¿cierto? Lo que le importaba ahora, era su propio baño. Todo sentimiento de felicidad se desvaneció cuando entro a la regadera.
—¡¿Quién demonios hizo esto?! ¡Ven aquí a que te rompa las piernas!
Frente a él, había un hueco en la pared, y una marca inusual, quien lo viera a detalle: diría que tiene la forma de un puño.
VI
Izuku
Hoy jugábamos a las cartas como era costumbre, Kei me había ganado dos trozos de pan y medio brócoli, estaba en racha, y yo sufro de mala suerte desde hace más de un año. En el tiempo que llevo en prisión (Casi seis meses), hasta entonces, he memorizado esa alarma, cinco veces han subido los guardias del bloque G en búsqueda de inquilinos, hoy era la sexta ocasión.
—¿De nuevo? —Alcé una ceja viendo hacia la puerta—. Vienen muy seguido, dudo que estemos tan llenos como para transferir reos cada dos por tres.
—Siendo sincera, soy tu senpai, y te lo advierto, no hagas nada que llame la atención del alcaide —me señaló—, le gusta mandar gente allá abajo, y un héroe sería perfecto para eso.
—Lo dices como si pasara algo raro allí.
Me ignoró siguiendo con el juego. Seguí distraído por el ruido de afuera, fui curioso, tuve que ir a ver lo que pasaba, ¿Quién sería el siguiente ganador de la lotería? Me preguntaba qué escena se armaría dependiendo del elegido; no me gustó la respuesta.
—¡Arriba, F-4239! ¡Tu boleto dorado ha sido tomado en cuenta! —Hiroto, el desgraciado que hace lo que le conviene, estaba frente a nuestra puerta, acompañado de los uniformes blancos.
El miedo paralizó a Kei, se arrastró hacia el fondo de la celda con ojos de pavor intenso. La puerta se deshizo de los seguros. Hiroto fue el primero en entrar a paso firme; aun así, la autoridad recaía en los uniformes blancos, cuya palabra es silenciosa. En mi cabeza, les grité a mis piernas para que se movieran, reaccioné tarde, pero en el momento exacto. Me interpuse en su camino sin un plan en concreto.
—F-4587, ¿Qué crees que haces? —Me tomó por el cuello con la intención de estamparme contra la pared—. ¡No tienes que apurarte! El viejo mantiene el ojo sobre ti, pronto estarás con tu novia, hasta entonces, deja de ser una patada en las bolas y compórtate ¿Entendido, Héroe?
Los blancos fueron de paso, ni una mirada al idiota que pensó podría cambiar el resultado; así es, me detuve en analizarlo mientras me amenazaban: la sacaba de la celda ¿y luego qué? Más guardias de este bloque hasta la salida, protocolos de seguridad y una infinidad de agua donde nadar con el posible resultado de terminar ahogados.
Kei se atrincheraba contra la pared del fondo, en ese rincón en el que me la pasaba tirado al inicio de todo esto. Sus gritos me alentaron a luchar con Hiroto, siendo Quirkless, no pude hacer nada más que resistirme.
Soy contenido por una sola persona; cada llanto de auxilio me dolía hasta el alma «¡No, por favor, soy buena persona!» decía «¡Ayúdenme, no puedo ir allí!» a fin de cuentas, cerré los ojos esperando que llegara un héroe de verdad, me conformaría incluso si fuese All Might.
—¡Ya llegué, deténganse! —La intromisión de cierto guardia detuvo el espectáculo. Ken jadeaba por, al parecer, venir corriendo desde quien sabe dónde; se afianzaba en el marco de la puerta, a falta de aire apenas podía hablar—. Déjenla en paz, regresen a sus puestos.
—¿Qué crees que estás haciendo, Ken? —Hiroto me soltó—. ¡Ella y los otros están en la lista desde la semana pasada! ¡El jefe se enfadará si desobedecemos!
—Sí, y es el jefe quien me envió... aquí está el aviso, el traslado será pospuesto hasta tener nuevas instrucciones.
La discusión duró poco más de dos minutos, Hiroto parecía complacido de mandarnos al G, así que fue difícil convencerlo de no ser un engaño por parte de Ken, el cual guardaba lazos amistosos con nosotros. Los blancos, ni ansiosos o perezosos, se dispusieron a retirarse con una carta oficial firmada y sellada por el alcaide.
—Gracias, hubiera sido difícil derrotarlos yo solo. —Me recompuse acomodando mi uniforme.
—¿Tú? ¿Qué harías? Tendrías suerte de ser más fuerte que una rata de las ventilas. —Se adentró a la celda, revisó que no le hayan hecho daño a Kei. Al ayudarla a ponerse de pie, noto que sigue temblando, aún reacia a ser tocada por Ken—. Llegué tarde, lo siento mucho. Vamos, si bien han pospuesto el traslado, quieren que les hagan exámenes médicos.
Una mano tocó mi hombro, esa voz diciendo «Vamos, Ken, estoy más sano que cualquier guardia en esta pocilga» ¿Un segundo? Tardé menos en reconocerla y saltar al interior de mi casa huyendo del lobo vestido de oveja.
—¿Asustado, niño? —Su sonrisa altanera calienta mi sangre en rabia.
—Masao, tienes prohibido entrar en nuestra celda. —Listo para cualquier agresión, guardé postura a la defensiva, ignorando ese picor en mi mano izquierda.
—Detente, Midoriya, Masao también irá a los chequeos. —En la puerta se posaron dos guardias—. Vemos, Kei, solo será un momento, yo debo escoltar a este idiota al bloque A.
—Vuelve pronto, por favor, no me dejes sola con... —Vio por el rabillo del ojo al imponente Masao, que sonreía inquietante por la situación—. Con él, están tramando algo.
—Será un momento, vendré al tener la oportunidad.
Nos colocaron las esposas, fuera, nos encaminamos en direcciones contrarias, antes de alejarnos lo suficiente, ambos volteamos con expresiones de preocupación, ni uno o el otro sabían lo que le deparaba más adelante.
—Supongo que no me llevas para dejarme en libertad.
—Tienes visitas, increíble que haya sido autorizada, por lo general se necesitan permisos especiales para estas cosas.
—Alguien... ha venido a verme —Al principio me pareció una mala broma, cuando di por sentado que Ken hablaba en serio, unas pocas risas expresaron mi ánimo por ello—. ¿Quizás es una mujer de cabello como el mío? Casi de mi estatura, amable, es una gran persona...
—No —habló tajante—, Es mejor que no te ilusione, solo sé que es un enano peludo.
—¿Mineta? —cuestioné sufriendo de una imagen mental donde Mineta con físico similar al de All Might y su traje de Héroe me esperaba en un cuarto oscuro.
Llegamos al ascensor, me era tan borroso el recuerdo de cuando bajé hasta el G que fue como una nueva experiencia; allí Ken colocó su mano en el escáner del elevador, escaneó su ojo y dio un comando por reconocimiento de voz, solo así, el elevador generó un sonido mecánico, hasta que finalmente se escuchó el «ding» para que las puertas se abrieran.
Llegamos al bloque A, salimos, recorrimos el camino entre abucheos e insultos, lo que pasaría en una situación de esta índole. Tuve que ignorarlos hasta llegar al punto final de la ruta. Una puerta normal, no tenía tanta seguridad, solo se me autorizó el entrar y se encendió la luz verde.
—Hasta aquí llego, volveré para llevarte de regreso. —Me da un amistoso golpe en el hombro—. Suerte, niño.
Sin más, se retiró siendo contactado por la radio casi de inmediato, es sorprendente que la oveja negra de los guardias le encargaran con tanto trabajo. Pasé de la puerta, la habitación estaba oscura, noté que era la misma sala de interrogatorios en la que estuve en mi primer día en prisión, solo que esta vez era dividida por un cristal transparente. De a zancadas fui a tomar asiento, contemplé la luz roja del otro lado de la sala; con el pasar de los segundos: empecé a golpetear la mesa frente a mí perdiendo la paciencia.
«Mami envía saludos, Izuku-kun».
«Lo creas o no... las cosas, siempre pueden empeorar».
Las interacciones que me han quitado el sueño vuelven a mí para atormentarme en este momento de intriga. Ruego a los cielos que traigan buenas noticias, mi paranoia debe quedarse en esa definición (si he de conservar la cordura en lo que resta de mis días en prisión). En el fondo, sé que es una forma de guardar una vaga esperanza.
La luz del otro lado de la puerta captó mi atención, busco entre las personas que entraron, veo sus rostros dándome igual quienes sean; sin embargo, no viene por la que estaba más impaciente de ver.
—¡Oye! ¡Fue genial lo que hiciste con las balas el otro día chico! —exclama Snipe. Solo señalando con el dedo ha logrado derrumbar toda esperanza.
Afilé la mirada viéndolos, Nezu encabezaba acompañado de sus seguidores, cada quien con su propio aire de personalidad. El verlos es como tener una estaca clavada en mi espalda. «¿Qué hacen aquí?» Interrogué de forma despectiva. Nezu, Snipe, Aizawa y Hawks vinieron a verme por alguna razón.
—Auch, perdón por ser yo y no una rubia, deja voy por la peluca al auto —responde dando vuelta a la salida.
—Amigo, te estás pasando. —Le detuvo extendiendo su ala.
—¿Hawks? Pensé que te habían destituido como héroe —señalé curioso, de todos en la sala, éramos los que tenían más en común en cuanto al heroísmo se trata.
—Así fue —se encogió de hombros, poco interesado en el tema—. Ser héroe no es la única forma de trabajar, hoy soy guardaespaldas.
Nezu fue a un asiento especial que le trajo un guardia. Snipe y Hawks se mantuvieron al margen detrás del director; Aizawa por su parte, su físico dejó de ser ideal para hacer de héroe, mucho menos estar de pie por largos periodos de tiempo. Suponiendo por la cero comunicación que hubo a continuación, esperaban que dijera algo, cualquier cosa; no obstante, el reloj de la pared portaba un espíritu superior al mío.
—Veo que te has adaptado bien a este lugar —Su tono evocaba a los buenos tiempos en la academia, días lejanos a los que será difícil volver—. Es algo que los sobrevivientes pueden hacer, me alegro por ti.
—He tenido tiempo, señor, solo eso. —Cerré los ojos y me crucé de brazos, No dije nada más.
—No te ha pasado algo malo en estos días, ¿Cierto? —Aizawa parecía genuinamente preocupado por mí—. Si no es así, hablaré con el alcaide para llegar a un acuerdo.
—No es necesario —murmuré.
—Se supone que tendría un trato diferente por ser un ex -héroe, tártaros debe asegurar la seguridad de sus reos por más peligrosos que sean. —Los ojos de Nezu, le vi directo a ellos, soy por cuenta que son indescifrables como siempre. Del fondo Snipe se acercó sin cautela, golpeando la mesa con ambas manos.
—¡Cuidado en las duchas! Dicen que pasan cosas muy locas en ese lugar. —Me señala con el dedo de forma cómica—. ¡Muy locas! No necesitas jabón niño, nunca pienses lo contrario.
—¿Qué es esto? ¿Les preocupa lo que me pasé? —Suspiré volteando los ojos—. Tal vez hubiera necesitado su interés ese día, pero estamos aquí; verlos a la cara, no es tan fácil como creí.
Quise esconderlo de sus miradas, a este punto estoy seguro de que más de alguno se habrá percatado de mi puño. Con las uñas encarnadas en la piel, ya escurre un preocupante hilo de sangre. Prefiero que dirijan las preguntas por acciones como esa, a que lo hagan por el extraño tatuaje en la otra mano.
—Lo entendemos muy bien. —Nezu recibe unos documentos de Aizawa—. Deberías hacer lo mismo con nosotros, encerrarte no fue algo que quisiéramos. —Extiende los papeles a modo de que pudiera leerlos—. El SSI nos ordenó tu aprehensión, joven Midoriya, tú más que nadie sabe la situación en la que estabas.
Por un pequeño espacio en el cristal pasaron el papeleo, lo empujaron lentamente hasta mi lado; dudé en hacerlo, a fin de cuenta lo tomé para echarle un ojo. Bastó leer la primera página con todas las difamaciones a mi nombre, bajo el de una institución gubernamental, nada menos ¿eh? Se tomaron la molestia de incluir a mis conocidos sin excepción.
—Quiere decir que fueron obligados —Mi corazón se detuvo por un segundo, mi rencor estuvo a pocas palabras de apaciguarse, si no fuera por el hecho de que mi vista se posó en cierto documento—. O quizás no. —En él, había un listado con los nombres de las personas implicadas en mi arresto, aquellos que apoyaban el plan a seguir y los que no estaban de acuerdo, junto a la opinión de cada quien.
»Supongo que el Servicio secreto no tuvo nada que ver en la decisión final. —Arqueé una ceja y hablé sardónico sin darme cuenta—. Eso explica muchas cosas —dije al levantar un mechón de mi cabello, enseñando una cicatriz por el roce de una bala de Snipe, que, para mi sorpresa: le causó gracia.
—Lo siento, en serio lo hago, creo que me emocioné un poco. —El vaquero se rasca la nuca, orgulloso, más que avergonzado.
—Y de paso lo disfrutan, ¿Acaso aún podría hablar con ustedes sabiendo todo eso?
—Estamos haciendo lo posible para probar su inocencia —El señaló los nombres que estaban en contra de aquello que me trajo a tártaros—. Endeavor interroga villanos, Aizawa consulta con sus contactos, Snipe está buscando los testigos, yo muevo hilos para movilizar este proceso... solo le pido paciencia, le prometo que saldrá de tártaros.
Tan pequeño que su fuerza recae en su cerebro y astucia, el poder de las palabras es lo único que el director de la UA necesita; aquello no significa que me sienta a gusto, estoy en prisión, a fin de cuentas. Para este punto, dependo más de las afirmaciones del Forastero que de las promesas de quien me ha metido a un sitio tan horrible.
—De acuerdo —cedí dándole pase libre a una conversación amena. El peliblanco cambió a un porte relajado, de la misma forma que los profesores suspiraron, al parecer no esperaban una respuesta positiva.
—Oh chico... —Snipe se quitó el sombrero—. Me conmueves.
—Hemos venido por varios puntos, comencemos por lo simple: afuera se ha vuelto un lío, los criminales que se fugaron y los que nacen cada día nos ha mantenido ocupados. Se rumorea que All for One tenía la intención de sembrar el caos aun con su muerte.
—Sí, entre los reos se habla de ello. Antes de su supuesta muerte, tenía en desarrollo algunos proyectos, si algo es seguro, es que la liga se encarga de seguir con ellos —afirmé.
—El problema en todo esto, es que las balas de mayor calibre están perdidas. —Snipe hace la forma de un arma con su mano y el acto de dispararse a la cabeza.
—¿De «mayor calibre»?
—Se refiere a los reos que escaparon pertenecientes al bloque G. —Como si trajera toda lo necesario para la ocasión, el director saca un sobre amarillo con fotografías adicional a un mapa con lugares marcados.
—Veo... que vinieron preparados. —Me sorprendió ver tanta información junta que no cualquiera podría obtener.
—Claro que sí, pero volviendo al tema, el bloque G albergaba a los reos más peligrosos, algunos de ellos son estos, Lady Nagant, Muscular, Moonfish, Morta, Overhaul, por casualidad, ¿No has escuchado algo?
Tártaros es un lugar inmenso, hay personas de todo tipo, tanto encerradas como libres por los pasillos. Las paredes son gruesas, pero los rumores se dispersan tal si fueran espuma de boca en boca, es cuestión de pegar el oído cuando el aburrimiento hace hablar hasta los más retraídos.
—No sé nada de los otros, pero escuché a alguien decir que Muscular quería buscar a un sujeto que le debía la revancha en el noreste de Musutafu, algún pandillero quizás; Moonfish se dice que su celda tenía escrito en sangre el nombre de un viejo restaurante cerca de big burgger, uno especializado en carne.
Me tome el tiempo y las palabras necesarias para develar todo lo que sabía hasta ahora, al menos estos meses en prisión sirven de algo a los héroes. Las comisuras de Nezu deslumbraban una sonrisa orgullosa.
—Muchas gracias, eso es suficiente para poder dar con ellos, ah y respecto a esta visita...
—creo que eso basta por ahora, deberíamos irnos. —Aizawa, sudaba sospechosamente. Colocó su mano sobre el hombro del director. Nezu negó con la cabeza.
-.-.-.-Que suene: Light of the Seven - Ramin Djawadi (slowed + rain and distant thunders)-.-.-.-
https://youtu.be/GMRcZ1up_K8
—No podemos hacerlo, Aizawa, tarde o temprano tendremos que volver y será peor. —Toma aliento formulando sus palabras—. Verá, esta pequeña charla, no fue la razón principal para venir a verlo.
—Es verdad, Aizawa sensei, ¡Pueden irse si quieren! —La marca comenzaba arder, reaccionando a mi presentimiento, algo me decía que no debía escuchar ni una sola palabra de ello—. Por favor, no siga...
—Lo lamento, su madre estuvo en un accidente hace un mes, justo ahora se encuentra en un estado vegetativo y sus probabilidades son muy bajas. Expuesta a un químico experimental, los efectos han sido muy graves.
La garganta se me hizo un Nudo, me desmoroné en mi silla, mi cabeza se volvió tan turbulenta que fui transportado a cada momento con ella: su sonrisa en la mañana, sus ánimos para seguir de pie, las promesas de siempre estar ahí, apoyándome. Yo, la he involucrado en el fuego cruzado de una guerra ajena a ella.
Me es imposible respirar con normalidad, resguardo mi rostro entre mis manos esperando que al retirarlas aparezca en ese día. Este debe ser un maldito sueño, una pesadilla de la que nunca desperté. En mi pecho, la marca del One for All, arde, siendo superada por la del vacío... la única forma de describirlo: algo se ha roto.
—P-prometí visitarla pronto, ¡¿Cómo es posible que nos suceda esto?! ¡Ella no tenía nada que ver con héroes, villanos o poderes! —Me puse de pie arrojando la silla detrás de mí—. ¡Era solo una mujer amable que se preocupaba por su hijo!
—Midoriya, fue un accidente, están haciendo todo lo posible para ayudarla en el...
Tan incompetentes han sido, ¿Qué determinaron eso? Mi rostro de pesar fue recreado en una furia, me han metido a este lugar dejando desprotegida una pobre mujer, cuya relación con lo que hice es nula. Faltan las formas de describir meramente lo que siento en este momento.
—¡Fue la liga! —Golpeé la mesa de metal con tal fuerza, que se aboyó con la figura de mi puño—. Investiguen la liga, ¡Solo denme una razón!
—Midoriya, ya le he explicado, no hay crimen detrás de todo esto, un accidente, eso fue lo que pasó. —Nezu habló solemne.
Me detuve abruptamente, era inútil, ¿Quién podría tomar mi palabra como prueba? se supone que tártaros es la prisión de máxima seguridad por excelencia; sin embargo, se ha vuelto corrupta o simplemente, siempre lo ha sido. A falta de pruebas, he de pedir el favor de los que me encerraron.
—Solo hagan su trabajo... son héroes, se los ruego, necesito una razón.
—Midoriya, fue un accidente —réplica Aizawa, sus ojos reflejan compasión.
—¡Busquen algo que esté fuera de lugar, es lo único que les pido! —exigí exaltado—. Solo... una razón es suficiente.
De vuelta a mis sentidos, me puse de pie con la intención de tomar distancia, al fondo, dándoles la espalda, lloro internamente el sufrimiento de mi madre. De manera inconsciente, comencé a buscar una forma de desahogar mi frustración, sin darme cuenta de que estaba mordiendo la uña de mi pulgar.
Hawks, que se abstuvo de cualquier comentario innecesario, rompió su voto de silencio posándose a escasos centímetros del cristal; viendo a través de su reflejo, pudo distinguirme de mejor manera que los otros.
—Así que a eso has llegado, lo siento mucho. —Los ojos del joven hombre chocaron con los míos, su serena mirada me pareció tan familiar. Nezu, al no comprenderlo, le preguntó «¿A qué se refiere?» a lo que negó con la cabeza volviendo a su puesto—. Venganza, eso es lo que quiere, una razón basta y sobra.
—Niño, no estarás pensando en lo que creo, si lo haces, debo decir que olvidé mis balas de goma —Snipe llevó la mano a la funda de su pistola.
—Solo necesito... —Aparté la mirada, respiré tres veces conteniendo el llanto, la regresé con el rostro enrojecido y bañado en lágrimas—. Necesito algo para justificarme, deseo cruzar la línea de nuevo.
Cinco meses, el vacío, el dolor, la guerra, la amenaza de morir mientras duermo: todo lo que cambia a una persona se vería reflejado en mí demacrado rostro, incluso yo sé admitir que no soy el mismo, y ahora eso carece de significado. Hay cosas que no podré cambiar, no hay vuelta atrás con todo esto.
—Entiendo —responde Aizawa—. Entonces así es como piensas ¿No crees que por deseos como ese puedes pasar más tiempo aquí? Razona claramente lo que sientes.
—Pero... —Resoplé derrotado, me dejé caer al suelo—. Es tan injusto, estoy aquí por culpa de otros, mi madre está entre la vida y la muerte, mientras que ellos siguen libres, ¿Acaso no es nuestro trabajo, que eso no suceda?
—Lo es, pero no ahora. —Mi antes sensei, da su ejemplo sobre ello señalando su ojo parchado—. Las cosas no siempre salen bien para nosotros, los héroes.
Llevé la mano a mi rostro, tallando la dignidad que me queda permanezco ahí. Antes veía al futuro con una imagen tan clara, hoy día, es tan nebuloso que he llegado a considerar rendirme de una vez. Nezu volvió a guardar los documentos.
—Creo que debo decirlo, tiene que prepararse para lo peor.
—«Lo peor» —repetí.
—Si, no le mentiré, podemos ser positivos, pero es mejor tenerlo en cuenta. Si «eso» pasara, se organizará un funeral digno. —Respondí asintiendo con la cabeza—. De acuerdo, eso es todo, vendremos lo antes posible en estos días, si hay algún cambio, cuídese mientras tanto. —Se dispusieron a salir del lugar; no obstantes, los detiene una estrepitosa risa proveniente de mi lado, que no expresaba felicidad.
—¿No les parece chistoso? —Mi voz era sarcástica. Ellos prestaron atención a lo que diría a continuación; más aún, con la expresión en mi rostro, que sufría de un ataque de ironía—. Según el reporte, All Might dijo: «no se puede buscar inocencia donde no la hay» y luego dice «soy responsable de mi sucesor» y me abandona aquí, me hizo a un lado para buscar al décimo.
—Midoriya —murmuró Aizawa en un tono muy, pero, muy bajo.
—Si esto le reconforta —le continuó Nezu—, mi instinto me decía que usted sería el más grande héroe, y aun ahora, persiste ese juicio. Siga brillando, joven Midoriya, porque el mundo lo necesita.
Se fueron, he quedado solo en la sala de interrogatorios, cabizbajo, observo el suelo. Una, tres, algunas gotas salinas brotaron de mis ojos.
—Seguir brillando, ¿Acaso podré hacerlo hasta que salga?
https://youtu.be/UG-XoCoFdrA
-.-.-.-.-"Entran los créditos con "Traitor's Requiem, JJBA Golden Wind OP 2"-.-.-.-.-.-.-
Uragirimono No Requiem
kami no sadame ni sae
hanki wo hirugaesu gangstar
osore to iu kanjou kakikesu rage
akuma ni somuku to chikatta hi kara
houfuku to wa shuumatsu ka mirai wo kou
ikikata wo sutete idomu mono stay gold
sou sa me ni wa me wo
uragirimono ni wa rekuiemu owo!
zetsubou ga temaneku sekai ni tachimukau
Don't care jihi nado iranai
saa karada horobiru toki inori mo kiehateru
Hell no hajimari no golden wind
Réquiem Del Traidor
Incluso contra la voluntad de un Dios
Alza la bandera en rebelión, gangstar
Esos sentimientos de miedo, desaparecieron, los ahogué con rabia
Desde el día en que juré, darle la espalda al diablo
¿Acaso esta venganza, significa el final? Pregúntale al futuro
Aquellos que pueden dejar atrás, su forma de vida como oro permanecerán
Así es, ojo por ojo
Por los traidores que cantan, su réquiem
Gritando por desesperación, de pie con el mundo en contra
¡Da igual! Nunca muestres misericordia
Incluso si tu cuerpo muerto está, ¿tus plegarias desaparecerán?
¡Ni hablar! Un viento dorado surgirá
Fin del capítulo.
¡Dame una razón!
13870 palabras
-.-.-Mike desesperado-.-.-
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top