Amor para unos, frustración para otros


Notas Autora: Bueno estoy encantada escribiendo esto, estoy enamorada de este anime. Muchas gracias por quienes lo habéis leído, os traigo un pequeño aviso. Este capítulo contiene un ligero lemon.Quería hacer un lemon más extenso y rebelde, pero no sé me senté a escribir y no estaba previsto, salió muy improvisado así que es muy ligero para mi gusto. También es un poco más light, pero en el siguiente capítulo me dirigiré más al rumbo que quiero con este fic. ¡disfrutarlo!

Unas semanas habían pasado desde aquello. La semana de exámenes se acercaba, aunque la mayoría al graduarse tenían pensado hacer algunos cursos de héroe. Por el contrario, Katsuki apostaba alto. UA, era la universidad licenciada de héroes más famosa del mundo. Muchas personas de distintos países acudían allí, para convertirse en grandes héroes, pues también las grandes leyendas habían estudiado allí. Pero claro, esa suma calidad y prestigio tenían una pega, era extremadamente difícil conseguir entrar en ella. Debías tener un Kosei extraordinario con buenas actitudes, y nadie nunca jamás había entrado por enchufe, se tomaban muy en serio las reglas, pues digamos que de esa universidad salían los más grandes héroes, el futuro de la humanidad siempre estaba en sus manos. En aquella semana, Katsuki andaba más irritado de lo normal, pues para su sorpresa, se enteró de que un Mukosei pretendía entrar en ella...Deku. ¿Cómo podía un nerd tan patético sin ningún poder aspirar a esa cima? era imposible. Katsuki le preguntó si lo que quería es hacer el examen por capricho o probar,después rompió una de sus libretas y le dijo que si quería entrar en UA, esperara a su siguiente vida para conseguir un Kosei, es decir, que se suicidara. Izuku intentó contestarle, pero las llamaradas en las manos de Katsuki le tenían dominado. Salió de allí muy frustrado, pensando como sus sueños se iban por la borda. Katsuki...siempre se metía con él, le pegaba y lo humillaba... pero, ¿decirle que se suicidara? eso jamás lo había dicho antes. Parece ser que no soportaba el que Izuku quisiera cumplir sus sueños, ¿o simplemente era verdad que quería hacer historia, siendo el único estudiante de esa escuela en ingresar en UA? ni idea. Izuku intentaba hacer lo que podía para detener sus lágrimas, hasta llegar a casa.

Pasada la semana, era sábado, por la noche. Kori estaba entusiasmada pidiendo comida a la carta, pues se encontraban en un bar mexicano, con comida muy picante, justo como a Katsuki le gustaba. ¿Tendría que ver con su Kosei? Kori prefería comer cosas frías y dulces, pero por alguna vez, le gustaba complacerlo. Kori llevaba un vestido azul de encajes a la moda lolita, medias blancas y tacones negros. Katsuki iba con camisa negra y vaqueros negros, acompañado de una corbata roja y unas Nike rojas bastante modernas y chulas.

-¡ Bien , pues pediré esto, que no pica tanto! - dijo Kori al camarero con una sonrisa - ¡ gracias!- le despidió con la mano y entonces miró a su novio, que parecía malhumorado, con cara de pocos amigos mirando a otro lado - Nene, ¿estás bien?... - bueno, a veces le gustaba llamarlo de forma cariñosa... aunque sabía que a él no le hacía mucha gracia por su arrogancia... pero la consentía, y eso era algo que a ella le gustaba. Katsuki movió su mirada hacia ella, fijamente, con malhumor. El recuerdo de él destrozando la mesa de Deku con su fuego y gritándole que como se atrevía a ingresar en UA venia a su mente una y otra vez. Kori ese día no asistió a clase, estaba un poco enferma, así que no sabía mucho del tema.

- Sí...- le respondió con una voz seca, y volvió a quitarle la mirada.

-Yo creo que no... llevas así toda la noche, estamos aquí, es tu bar favorito... y...- entonces él la interrumpió.

-¿qué más da eso? Arg...- gruñó - dejalo, estoy bien...- arrugó sus encías, como cuando se enfadaba. Era un gesto que Kori conocía muy bien. Con una sonrisa se acercó a él, y le pellizcó la nariz.

-Mentiroso, has enseñado las encías, eso solo lo haces cuando estás enfadado...- Kori reía para quitarle hierro al asunto. Pero bueno aunque fuera un gesto de señal de enfado, era uno de los gestos favoritos de su novio. Él reaccionó con malhumor, enseñando aún más las encías y mirando hacia otro lado. Kori reía - lo volviste a hacer, ¡ me enseñaste tus encías! - agarró sus mejillas y le dio un beso en la mejilla derecha, notando como él se agobiaba. - venga, no te enfades, ¿vale? ya paro...- le dio un beso en la nariz donde le había pellizcado y para su sorpresa, él besó sus labios con rapidez y se apartó enseguida. Ella se sorprendió sonriendo, pues sabía que por muy enfadado que estuviera él, no se podía resistir a ella. Katsuki malhumorado y ahora sonrojado por ese gesto, enseñaba sus encías de brazos cruzados, enfadado. Kori le sonreía de una manera amable, sintiendo cosas muy especiales por él. Pues solo ella podía ver ese tierno y considerado lado en él... - bueno, ¿seguimos jugando a las encías enfadonas, o dirás que te pasa? Dentro de nueve meses debes hacer el examen de la UA, ¿no? deberías estar emocionado...-

Pum. Kori acababa de darle en su espina dorsal. El fuego recorría sus manos, con ganas de destrozar todo el local, lleno de ira, recordando todo una vez más. Cerró sus ojos, apretó sus manos con ira, intentando contenerse y suspirando. No podía comportarse así frente a ella... aunque jamás lo admitiría. Ella sabía que odiaba ese comportamiento. Abrió sus ojos mirándola fijamente, y ella lucía preocupada, lo conocía bastante bien y parecía que sabía que él estaba intentando controlarse ante algo. Un poco de humo chamuscado salia de sus manos. Ella agarró un pañuelo y agarró las manos de su novio, limpiándolas preocupada. Entonces llegaría la pregunta del millón.

-¿Que ha sido eso? Katsuki, ¿qué me ocultas, que ocurre? - acariciaba sus manos masajeandolas con el pañuelo, con cuidado. Él suspiraba, amaba eso de ella... un vago recuerdo, le vino a su cabeza.

Cuando eran niños, Katsuki le enseñó a ella su Kosei, pero al llevar poco tiempo usándolo, recién descubierto, sus manos de vez en cuando sangraban un poco, o acababan chamuscadas. Él quería enseñarle a ella su Kosei, y insistía mucho. Desgraciadamente para él ahora, Deku ese día estaba ahí. Fue quien le animó para que la impresionara con su Kosei... pero Katsuki lo que nunca supo... es la enorme frustración de Deku al sentir como él podía lucir su Kosei ante aquella chica. Así pues, lo lució, pero al acabar... sus manos sangraban. Kori llevaba un lazo enorme en su cintura debido a su vestido, corriendo, se arrancó un trozo y limpió sus manos, con un poco de agua de la fuente. Después, les dio un beso a cada mano, diciendo que así se curarían más rápido. Entonces Katsuki supo, que a pesar de ser niños, ella algún día cuando fueran mayores sería suya.

-¡ Katsuki, Katsuki...! - la voz preocupada de Kori le sacaba de sus recuerdos. Reaccionó con tranquilidad, y apartó sus manos cruzándose de brazos.

-No es nada, no quiero hablar, ¿de acuerdo? - Kori asintió cabizbaja. Pues cuando él decía que no, era que no, no importaba insistir o empeoraría las cosas. Pero no podía quedarse tranquila, algo había que no le contaba. Él notando eso, intentó cambiar de tema - bueno, ¿qué harás cuando nos graduemos? - sin darse cuenta, él tocó otra espina en ella.

Kori llevaba días pensando que debía hacer, ella prefería estudiar a pesar de tener un gran Kosei. Ella prefería ayudar a las personas de otra manera,...quería estudiar medicina. Pero... la graduación... suponía una separación. Se le hacia duro que Katsuki y ella estarían en universidades distintas...desde niña, siempre ha ido a clase con él...

-Pues...- comenzó a jugar con los dedos indices de su propia mano, nerviosa- ya sabes, te dije... quiero estudiar...medicina - Katsuki notó tristeza en ella, pero justamente llegó el camarero con los platos. Katsuki pidió lo más picante del bar, y ella lo menos picante.

Ambos intentaron olvidarse de sus problemas al ver esa comida, y pasar algún momento agradable. El móvil de Katsuki comenzó a sonar. Kori estaba hablando de una cosa que le había ocurrido a una amiga suya, cotilleando un poco. Katsuki sacó el móvil del bolsillo viendo que era uno de sus amigos. ¿Qué cojones quería ? que pesado. Por culpa de esa llamada, tubo que detener el relato de su novia, y atendió la llamada muy malhumorado.

-Más te vale que sea muy importante, ¿qué quieres? .... - su amigo comenzó a hablar- Ah... con que eso era...si lo recuerdo, pero bueno, no creo... no, seguramente no... no me repliques, ¿vale? estoy ocupado ahora mismo, así que ya nos veremos... - su amigo seguía hablando y suplicando pero sin importarle colgó la llamada. Pues en ese momento solo le importaba su novia. Kori no paraba de beber agua intentando aguantar la comida, pegó un último sorbo y le preguntó a Katsuki que había ocurrido. Él comenzó a explicarle - esta semana, me invitaron a una fiesta, en casa de unos amigos. Van todas las clases para celebrar que es nuestro último año y la graduación se acerca...- Kori se sorprendió - bueno, dicen que vaya... pero aquí estoy, contigo, y paso de esa estupidez... - ella bajó su cabeza cabizbaja.

-No quiero... no quiero que te pierdas esas cosas por mi... - cerró sus ojos entristecida y entonces los abrió de golpe sintiendo como Katsuki daba un golpe fuerte en la mesa con sus manos.

- ¡No empieces con eso de nuevo! ¡ sabes que a mi esas cosas no me importan! - ella lo miraba fijamente, bueno... ¿eso qué era? pues esa era la manera para un orgulloso como él de decir ' cariño , eso me importa una mierda, yo solo quiero estar contigo ' pero a su manera, obviamente. A veces le gustaría que él dijera ese tipo de cosas pero bah... él era así, y así ella lo amaba. Kori agarró sus manos, mientras él le mostraba las encías y ella intentaba calmarlo...él se soltaba pero ella insistía agarrándole.

- Baku... solo era...yo quiero que bueno... salgas, estés bien ....- él la interrumpió , con un tono grave diciendo ' yo ya estoy bien' arrugando sus cejas enfadado. - vamos... no seas orgulloso, creo que a los dos nos vendría bien ir, estamos muy... alterados, además tu amigo te ha insistido, ¿quieren verte,no? - ella le guiñó el ojo y él, resentido, accedió sin reconocerlo. Pagó la cuenta de ella y su chica, y salieron de allí. Katsuki recibió la dirección de la fiesta por el Whatsapp, y se subió en la moto con Kori. Pues sí, tenía una moto bastante cara y moderna, roja, un regalo de su madre por sus 17, hace unos meses. Se subieron en ella y fueron hasta allá.

Izuku, no solía usar mucho el móvil, ni tenia nadie con quien salir, solía estar con su madre. Por lo menos algo bueno, la clase tubo un poco de respeto metiendole en el grupo de Whatsapp. Usaban ese grupo para pasarse deberes y trabajos, pero parece que esa noche andaban un poco borrachos, y no paraban de escribir en él contando cosas y riendose. Izuku vio las fotos de esa fiesta, y se sentió con un enorme vacío en su interior... pero no debía ser débil. Al parecer en una foto que acababan de pasar, aparecían Kori y Katsuki desprevenidos, dándose un beso. Izuku sabia que Katsuki era muy reservado en esas cosas, seguramente estarían un poco escondidos y alguien por hacer la gracia habría hecho esa foto...pobre de aquel que la envió, en breves su móvil ardería en llamas. Poca gente habían visto sus besos en público. Pero...Izuku miró esa foto muy de cerca. Los labios de Kori, se veían rosas, con un bonito pintalabios. Katsuki, la abrazaba por la cintura y parecía muy calmado, no como el típico Katsuki malhumorado y violento que solía ser. Izuku suspiró...resentido. Recordó aquel día, cuando conoció a Kori, y todos esos momentos en los que era amable con él. Por una parte, pensaba que si algún día encontraría a una chica que lo amara tal y como es, a pesar de ser un Mukosei, sintiendo envidia de ellos. Pero otra profunda parte de él, pensaba que desgraciadamente ella había escogido amar a Katsuki...y él para ella, era una persona más.

Bueno, la fiesta transcurrió normal. La verdad es que si les vino bastante bien, ambos despejaron bastante sus mentes. Bastantes chicos observaban a Kori, así que Katsuki no se despegaba de ella, agarrándola por la cintura, y marcando su territorio. Sus amigas estaban allí, y a pesar de que le jodiera, él iba todo el rato tras ella, así que una hora se la pasó con Kori sentada encima de sus piernas, mientras ella charlaba con sus amigas sobre cotilleos y cosas varias. Sus amigos lo miraban y bromeaban diciendo que las chicas estaban pudiendo con él. Pero al final, hasta ellos acabaron uniéndose, juntándose en un grupito los amigos de ambos. Mientras Kori hablaba con sus amigas mirándolas, Katsuki abrazaba la cintura de Kori con una mano, sentada ella encima de él aún, y él mirando a sus amigos y conversando con ellos. Se hicieron las tres de la madrugada. La fiesta continuaba pero Katsuki se sentía agobiado, y además le apetecía disfrutar de su novia a solas. Ella se despidió de sus amigas y se marcharon de allí, en la moto.

Llegaron a casa de Katsuki. Su madre estaba dormida, y no había nadie más. La madre de Kori sabía que los sábados solía estar fuera, pero le avisó de que esa noche estaría fuera de casa, confiaba en Katsuki ya que iba con su hija desde pequeño, así que estaba tranquila. Subieron las escaleras llegando al cuarto de Katsuki, mientras iban besándose todo el camino, mordiéndose los labios y juntando sus lenguas.

Ya en el cuarto, él con cuidado se sentó en la cama y la colocó a ella encima de él, rodeando ella con sus piernas su cintura. Los besos se hacían más intensos poco a poco, bajando Katsuki su lengua recorriendo el frio cuello de Kori. Con cuidado, comenzó a bajar sus tirantes del vestido y el sujetador, besando sus hombros con suavidad. Kori agarraba sus cabellos, amaba esos cabellos rebeldes, parecían ásperos pero en realidad eran muy suaves. No pudo evitar esbozar un gemido notando como él bajaba su sujetador y comenzaba a jugar con uno de sus pezones, apretándolo con su dedo índice y pulgar mientras a la vez besaba su cuello. Katsuki podía ser rudo, rebelde, arrogante... pero en cuanto al sexo... era algo de lo que Kori no se podía quejar, el punto fuerte de la relación. Él la trataba con sumo cuidado, como si tuviera una flor delicada en sus manos, procuraba no tocarla mucho, ya que si se alteraba podía perder el control de su Kosei y que saliera alguna chispa de fuego de sus manos. Iba lento y despacio, intentando que ella disfrutara al máximo. Pero lo mejor, era el amor que se demostraban en ese mismo instante, donde solo existían ellos dos. Ambos tuvieron su primera vez cuando cumplieron 9 meses de noviazgo, y Kori quedó impresionada con la atención que él puso, demostrándole que podía entregarse a él y confiar. En el amor, entregarse a la otra persona... es lo más bello del universo. Kori masajeaba su espalda, mientras él apretaba sus pechos con sus manos, mordiéndolos un poco y lamiendo sus pezones de vez en cuando. Ella le quitó la corbata roja, y comenzó a desabrochar los botones de su camisa. A pesar de cuantas veces lo había visto, ver a ese chico sin camisa siempre la asombraba. Se notaba que entrenaba duro, y tenía una forma física espectacular. Sus pectorales y abdominales estaban perfectamente definidos, y se veía muy atractivo. Kori comenzó a acariciar su torso, Y él poco a poco se tumbó encima de ella, quitandole el vestido por completo, dejándola en un simple tanga de hilo. Katsuki se apartó un momento, mirandola de arriba a abajo... era tan perfecta. Sus pechos desnudos lucían apetitosos, ni muy grandes, ni muy pequeños, solo perfectos. Entonces bajó su vista viendo aquel tanga rosa de hilo. Kori raramente usaba tanga, y eso era algo que le excitaba bastante. Katsuki, notaba como bajo su pantalón la erección creía más por segundos, y ese tanga la incrementó bastante. Se apartó de ella unos segundos, notando como su temperatura corporal se calentaba más de lo habitual. Kori preocupada se acercó a él intentando abrazarlo. Él la abrazo por la cintura y besaba su cuello, despacio y tranquilo, con los ojos cerrados, intentando mantener el control y tranquilizarse, pues esas cosas no eran fáciles para un Kosei como el fuego, sus manos se encenderían si perdía su control. Ella comenzó a bajar poco a poco sus pantalones, intentando distraerlo, haciendo que él quedara en unos sexys boxers rojos ajustados. Era algo que también la sorprendía demasiado...Katsuki no solo podía estar orgulloso de su Kosei... pues también tenía un gran miembro. Bajo la fina tela Kori podía notar la erección, pero por lo visto, él estaba un poco intranquilo. Lo abrazó con ternura, demostrándole con ese hecho todo su apoyo y el amor que sentía hacia él, que confiaba, sabía que él no le haría daño y que podría controlarse. Él la abrazó con fuerza, notando ese sentimiento que ella quería transmitir a través de ese gesto. Se miraron unos segundos, centrándose en sus azulados ojos y ella en los rojos ojos de él, intensos, como el fuego de sus manos. No pudieron evitar besarse, mezclando otra vez sus lenguas. Katsuki le dio un ligero mordisco en su frío labio inferior, ella no se quejó, estaba acostumbrada. Se apartó un momento de ella y se dirigió hacia la mesita de noche, abriendo uno de los cajones y sacando una caja de preservativos. Agarró uno y lo abrió con cuidado, a pesar de que sus manos temblaban mucho. Kori sonrió con ternura, a pesar de ser un arrogante con muy mala leche, en estas cosas era siempre muy tierno e inseguro... y es de sobra sabido que para una personalidad cerrada tan arrogante cuesta mucho entregarse a los demás, y más en un acto amoroso tan personal. Y eso era lo que más le gustaba de él. Mientras Kori lo miraba,se acercó a su lado y agarró sus manos, intentando calmarlo. Le miró fijamente con una sonrisa, transmitiéndole calma con sus azulados ojos. Katsuki invadido por su amabilidad, tranquilo, consiguió colocarse el preservativo con cuidado. Ella no paraba de transmitirle paz con su amable sonrisa, y con cuidado, él agarró su cabeza y poco a poco la tumbó en la cama. A pesar de haberlo hecho más veces con ella, siempre se ponía nervioso como la primera vez, era bastante difícil para Katsuki entregarse de una manera tan personal a alguien, además de que no quería herirla o perder su control, a pesar de eso, siempre esperaba la señal de ella. Kori le miró asintiendo y besando su mejilla, transmitiéndole que estaba lista. Él bajó sus manos a su intimidad, liberándola de su tanga de hilo y masajeandola un poco, introduciendo dos dedos en ella, despacio, para abrirla algo y que no le doliera tanto. Kori gimió ante ese gesto. Entonces posicionó su erecto y gran miembro en su entrada, con cuidado y despacio. Sentía como poco a poco, se introducía dentro de ella, a un ritmo tranquilo. Kori sentía tanta excitación como él, sobre todo en esos momentos, su fría temperatura corporal subía y su pulso se aceleraba. Acarició su espalda y lo pegó más a su cuerpo, insinuándole que fuera más rápido. El ritmo aumentó y sin que ninguno de los dos pudieran controlar la excitación comenzaron las fuertes embestidas. Katsuki escondía su cara tras el cuello de ella, besándolo y lamiéndolo de arriba a abajo, succionandolo y dejando pequeñas marcas en su cuello. Kori gemía sin control, algo que era música para los oídos de él, su arrogancia crecía como la espuma cuando los escuchaba. Una sonrisa arrogante apareció en él, notando como el orgasmo de ella se acercaba al aumentar sus gemidos. La miró fijamente, lamiendo sus labios sin dejar de sonreir con prepotencia. Ella lucía sonrojada, excitada, y despeinada. Era una vista muy agradable para sus arrogantes ojos. Las embestidas aumentaron con más rapidez, llegando a la rebeldía y a la rudeza, complementando perfectamente en un duro compás. Él suspiraba, notando como su sudor caía por su frente, mientras ella no podía parar de gemir. Notaba como poco a poco venía su orgasmo, al igual que ella. Ambos entrelazaron los dedos de sus manos, y Katsuki escondiendo la cara en su cuello, mientras ella se mordía el labio inferior, sintiendo como llegaban al éxtasis, como se fundían plenamente uno con el otro, a pesar de llevar el molesto preservativo. Ella llegó al clímax del orgasmo, a la misma vez que él, como una verdadera fusión. Él escondía su arrugado rostro tras el cuello de ella, pues sería bastante vergonzoso para su orgullo que su novia viera su rostro en esos momentos. Sus flujos no podían mezclarse, debido a la protección, pero aún así se sentían encendidos y apagados a la vez, como el mismo fuego y hielo. El agarre en sus manos se hizo muy fuerte, apretándose mutuamente, entonces Katsuki calló desplomado encima de ella, pero aún así con cuidado de no aplastarla.

Los dos suspiraban y jadeaban, y en el reloj marcaba las cuatro de la mañana. Después de aquello, Katsukii estaba dándose una ducha de agua helada, para calmar su temperatura corporal y sentirse más cómodo después de haberlo hecho con su novia. Kori estaba en la cama, se había puesto su ropa interior y una camisa roja de Katsuki que le quedaba grande para dormir. Abrió su móvil y comenzó a cotillear los Whastapps que mandaban en el grupo de clase. Parece que la fiesta estaba continuando, y seguían mandando fotos y audios de algunos que se habían puesto borrachos, nunca el grupo se había animado tanto. Entonces Kori recordó algo... había alguien de clase que no estaba allí... Izuku. Una enorme tristeza le llenó el cuerpo, pensando que si él estaría bien. Seguramente ahora se sentirá muy desplazado por culpa de las fotos y todo el grupo. Pero desgraciadamente...siempre fue así. Abrió su contacto de Whastapp, pero... era demasiado tarde para mandarle un mensaje, quizás mañana.

Katsuki salió del baño de su habitación con unos boxers negros bastante ajustados y secándose sus rebeldes pelos con una toalla. Para su sorpresa, su novia estaba dormida. Se quedó mirándola fijamente... parecía muy tranquila, sus labios seguían rosados, su piel pálida como siempre, aún así, tenía las mejillas sonrosadas, y sus cabellos lucían despeinados, pero preciosos... con un aroma que se respiraba en la habitación. Sí...ese aroma... ese aroma suave y dulce que impregna su habitación cuando ella viene, y se queda en sus sabanas. Vió que también ella se había puesto una camisa suya, lo que daba un toque aún más perfecto a todo. Se acercó a la cama y se tumbó al lado de ella, sin dejar de mirarla. La respiración de Kori era lenta, pero tranquila. Acarició su fría mejilla y besó su frente con cuidado. Cosas que solo hacía cuando ella dormía, y de las que se encargaría que jamás lo supiera, secretos de personalidades orgullosas. Con cuidado, colocó su rostro en su pectoral derecho, y sus ojos se cerraron poco a poco, mientras la miraba.

Unos rayos de sol entraban en la habitación, iluminando todo poco a poco. Katsuki se despertó comprobando que su novia estaba abrazada a él. Seguía dormida, no le extrañaba después de todo lo de anoche, ella necesitaría descansar. Con cuidado, la apartó y se levantó. Él estaba acostumbrado a madrugar, además nunca paraba, no le gustaba descansar, siempre quería estar activo. Abrió su armario y comenzó a sacar un conjunto que ponerse. Se vistió con una muda bastante morderna, y sus típicas zapatillas Nike bastante cañeras. Bajó por las escaleras, su madre seguía dormida. Abrió la nevera y se sirvió un vaso de leche fría, y salió de casa.

Todas las mañanas corría un poco, para despejarse y no salirse de su entrenamiento, si quería entrar en la universidad de héroes. Pasó por una calle, y decidió pararse a mirar un nuevo videojuego que habían sacado en un escaparate, pues eran una debilidad de él. Lo que no sabía era que al otro lado de la calle, un Izuku bastante deprimido, estaba comprando el desayuno para su madre, recados que le mandaba y de paso estaba activo. Katsuki no se dio cuenta de su presencia, pero Izuku sí. Se quedó mirandolo fijamente, con una enorme tristeza y bastante resentido. Bajó su mirada cabizbajo, recordando la amistad entre ellos, los miedos, los desplazamientos que le hacía la clase... entonces,su móvil sonó. Un nuevo mensaje de Whastapp...' Kori: Deku, ¡Hola! , ¿como estas? Dime, ¿te apetece dar una vuelta más tarde? ¿ aunque sea media hora? ... '

Kori dejó el móvil en la mesilla de noche, suspirando. Sabía que eso no le gustaría nada a Katsuki... pero no podía evitar pensar como se sentiría el pobre Izuku... si a ella le hubiera ocurrido lo mismo estaría encerrada llorando. Toda la gente lo desplazaba y humillaba, ¿qué más daba que no tuviera un Kosei? él era muy amable, se merecía a personas buenas a su lado. No se arrepentía de haberlo mandando... pero, ¿qué pasará si Katsuki se entera? ¿o si él deseaba pasar la tarde con ella, como le diría que no? y obviamente no podía mentirle... porque lo amaba y porque ella era una persona que odiaba las mentiras con todo su ser. 

¿Qué haría?

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