➵ Misión 03: Sigue la corriente

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El sol iluminaba el amplio jardín detrás de la casa de Amy Rose, donde los cuatro se habían reunido para comenzar con el entrenamiento. 

—Concéntrate, Silver —dijo Shadow, con los brazos cruzados y su mirada analítica, observando con atención al menor intentar usar los poderes del caos en su cuerpo—Respira profundamente y visualiza el flujo de energía. En este estado, el poder responde a tu voluntad, pero solo si mantienes el enfoque. 

El del futuro cerró los ojos, sus manos temblando levemente mientras trataba de invocar un simple destello de energía. Una tenue luz roja comenzó a formarse en sus palmas. El erizo ébano (ahora azul) levantó una ceja, ligeramente impresionado.

—Nada mal para un primer intento.

La pequeña esfera de energía brilló por unos segundos antes de desaparecer. El albino (ahora azabache) abrió los ojos y dejó escapar un suspiro de alivio. 

—Creo que lo estoy entendiendo.

—Bien. Sigue practicando —dijo el contrario, con un leve asentimiento. 

Aunque no lo dijo abiertamente, estaba satisfecho con el progreso de Silver. Él tenía una disposición seria cuando la situación lo ameritaba, algo que Shadow respetó desde el momento en que lo conoció. A su vez, era un contraste refrescante con la actitud despreocupada de cierto erizo azul.

Hablando de él...su situación no era tan prometedora como la de los otros dos, al menos no cuando de poderes se trataba.

—Vamos, Sonic, ¡tú puedes! —animaba Amy desde un rincón del jardín, donde el cobalto (ahora plateado) estaba intentando mover unas bolsas de tierra con psicoquinesis. 

Estas eran mucho más pesadas que los cojines con los que había practicado la noche anterior, y el esfuerzo visible en su rostro lo decía todo.

El erizo levantó las manos, enfocándose en las bolsas con toda su concentración. Un aura verdosa envolvió brevemente una de ellas, pero tan pronto como estas se elevaron un par de centímetros del suelo, cayeron con un ruido seco.

—¡Argh! —gruñó el ex-azul, sacudiendo las manos como si eso lo ayudara a liberar la frustración acumulada. —¿Cómo demonios lo hace Silver? ¡Esto es imposible!

—No te rindas, apenas estamos empezando —dijo la heroína rosa con una sonrisa alentadora, inclinándose hacia él. —Es cuestión de práctica. Seguro que pronto lo conseguirás.

Sonic miró a la chica, su expresión suavizándose un poco al tratarse de ella. 

—Gracias, Ames. Pero no sé si pueda acostumbrarme a esto.

Volvió a intentarlo, esta vez enfocándose con más fuerza. Logró levantar las bolsas un poco más, pero su control era inestable. Cuando intentó moverlas hacia un lado, estas se desplomaron de nuevo. Sonic apretó los puños, un sentimiento de impotencia creciendo en su interior.

Él no solía frustrarse con facilidad, pero su situación actual no era la más prometedora.

Siempre había sido optimista, confiado... pero  en su nuevo cuerpo y con esas habilidades que no podía dominar, se sentía como si fuera una carga más que un apoyo. 

No podía soportar lo lento que era en el cuerpo del erizo del futuro. Sin su velocidad, Sonic The Hedeghog era alguien incompleto. Volar como Silver parecía un sueño imposible, y apenas podía mover un objeto simple. Si no dominaba estas habilidades pronto...¿qué sería de él?

—No te exijas tanto, por favor—intervino la ojiverde, colocando una mano suave sobre su hombro. —Recuerda que debemos dar un paso a la vez. 

—Amy, no puedo hacerlo —confesó finalmente, dejando caer los brazos con resignación. Su mirada estaba fija en las bolsas de tierra que apenas había logrado levantar. —Me siento... inútil. Si llegara a aparecer alguna amenaza ahora mismo, ¿cómo podría ayudar? Sin mi velocidad, sin mis habilidades... no soy nadie.

La chica abrió los ojos de par en par, sorprendida al escuchar algo tan vulnerable salir de él. Sonic siempre había sido tan seguro de sí mismo que verlo de esa manera le apretó el corazón y casi se rompe a llorar ahí mismo.

—No digas eso... —le respondió suavemente, levantando su rostro con delicadeza para captar su mirada. —Tú no eres inútil.

—¿En serio? —replicó él, con una risa amarga. —Ni siquiera puedo trasladar una bolsa de tierra sin que se caiga. ¿Cómo voy a pelear como Silver? ¿Cómo voy a ser rápido otra vez si no puedo volar?

Amy lo miró en silencio por un momento. Las palabras de Sonic le golpearon más fuerte de lo que esperaba, porque sabía cuánto significaba para él ser quien era. Pero no iba a dejar que se quedara atrapado en esa espiral de autocompasión.

No cuando él era el héroe más grande que el mundo jamás había conocido.

—Siempre has encontrado la manera, Sonic. Siempre —dijo, con más firmeza esta vez. —No importa qué tan grande sea la amenaza, tú siempre te las arreglas para superarla.

El chico levantó la mirada, encontrándose con los brillantes ojos verdes de su mejor amiga.

—¿Y sabes por qué? —continuó ella, su voz bajando un poco mientras sus mejillas adquirían un leve tono rosado—. Porque eso es lo que te convierte en un verdadero héroe. No porque seas rápido o porque tengas poderes, sino porque eres tú. Eso es lo que te hace... increíble.

El chico no sabía cómo reaccionar, pero ella aún no había terminado.

—Y... —murmuró, bajando la mirada mientras jugaba nerviosamente con sus manos—. Por eso yo te he amado desde que era una niña.

Las últimas palabras salieron en un susurro, pero fueron lo suficientemente claras como para que el erizo las escuchara. Su cerebro tardó un par de segundos en procesarlas, y cuando lo hizo, sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Qué? —preguntó, más por reflejo que por otra cosa.

Amy, dándose cuenta de lo que acababa de decir, se llevó las manos a la cara, completamente avergonzada.

—¡Digo, que te admiro! —exclamó, con su rostro completamente rojo. —Eso es lo que quería decir. Te admiro desde siempre, Sonic. Por cómo siempre logras superar todo.

El erizo azul parpadeó un par de veces, todavía procesando todo. Su rostro empezó a calentarse, y un leve rubor apareció en sus mejillas.

—Oh... gracias, Ames —dijo finalmente, con una pequeña sonrisa nerviosa que intentó que no fuera demasiado evidente.—Eso significa mucho para mí.

La chica asintió rápidamente, mirando hacia otra parte para evitar el contacto visual.

—Sí, bueno... deberías seguir practicando —comentó, intentando cambiar de tema lo más rápido posible.

—Sí, claro. Eso haré.—respondió el ahora albino, girándose de nuevo hacia las bolsas de tierra.

A unos metros de distancia, Shadow permanecía de pie con el ceño apenas fruncido. Desde su posición podía ver a Sonic y Amy conversar. Ella parecía tan natural, tan genuina. Y él, por primera vez en mucho tiempo, no tenía su típica actitud arrogante que solía irritarlo. 

Había algo distinto en la forma en que sus miradas se cruzaban, una intensidad que los envolvía como si el espacio entre ellos fuera demasiado estrecho, casi inexistente. Parecían, sin necesidad de palabras, peligrosamente... cercanos.

Además, ¿Desde cuándo Sonic mostraba ese nerviosismo frente a alguien?

"Esto es absurdo", pensó para sí mismo, desviando la vista hacia el erizo que ahora tenía su cuerpo, quien seguía practicando con la energía del caos. Al menos él estaba tomando en serio la situación, debía darle crédito. Mas no podía engañarse por mucho tiempo. Las palabras cariñosas de Amy Rose seguían resonando en sus oídos, como un eco imposible de silenciar.

—¿Shadow? —preguntó Silver, levantando una mano al notar que el mayor parecía distraído.

—¿Qué? —respondió él, más cortante de lo necesario. 

El chico retrocedió ligeramente, pero se limitó a señalar una pequeña esfera de energía que había logrado formar entre sus manos.

—Logré estabilizarla —dijo el erizo del futuro, con una sonrisa tímida.

—Bien por ti —murmuró Shadow, aunque no había entusiasmo en su tono.

Su mirada, casi como un reflejo, volvió a posarse en los erizos azul (ahora blanco) y rosa. Ella estaba inclinada hacia él, hablando con una cercanía que hizo que Shadow apretara inconscientemente los puños.

No era asunto suyo. Lo sabía. Pero entonces, ¿por qué esa incomodidad que le revolvía el pecho? ¿Por qué esa leve punzada al ver la expresión de Sonic cuando Amy le dedicaba palabras de ánimo? Como si él fuera el único que pudiera recibirlas, el único que pudiera inspirar esa mirada llena de admiración.

"Deja de mirarlos", se ordenó, pero sus ojos no obedecían a su cerebro.

—Shadow... —volvió a llamarlo Silver, esta vez con algo más de insistencia.

—¡¿Qué?! —repitió el mayor, esta vez girando completamente hacia el albino.

—¿Estás bien? Pareces molesto —dijo el del futuro con cautela, estudiando la expresión tensa en el rostro del otro.— ¿Ellos hicieron algo que te molestara? 

—No, no es nada... —respondió el ahora cobalto con frialdad, aunque en el fondo sabía que no era verdad. 

Algo lo estaba molestando, y aunque no quería admitirlo, tenía un nombre. O, mejor dicho, dos.

"Es mejor así", pensó, intentando convencerse a sí mismo. "Después de todo, no hay lugar para esas cosas en mi vida."

— Entiendo, iré a ver qué es lo que Sonic necesita...

Shadow lo miró de reojo, su expresión dura como siempre. 

—Quédate aquí. Necesitas seguir practicando, ya casi logras perfeccionarlo.

Pero el contrario, en lugar de asentir como de costumbre, ladeó ligeramente la cabeza, con una sonrisa apenas perceptible. 

—Él también necesita ayuda, ¿no? —dijo con calma, manteniendo su mirada fija, como si tratara de leerlo.

El erizo azabache (ahora atrapado en el cuerpo del erizo azul) frunció el ceño, pero permaneció en silencio. La firmeza en el tono de Silver le resultaba, cuanto menos, desconcertante. No era habitual que el menor insistiera en algo, y mucho menos de forma tan repentina.

—Haz lo que quieras —habló finalmente, desviando la mirada con una aparente indiferencia.

Silver asintió y comenzó a caminar hacia el rincón donde los otros dos seguían practicando. Sin embargo, no fue solo a eso. Aunque nunca había sido alguien particularmente interesado en los asuntos emocionales de los demás, la forma particular en que Shadow reaccionaba cada vez que miraba a Amy había llamado su atención en los últimos días.

Quizá no sabía mucho sobre sentimientos —su futuro era un lugar demasiado desolado para enfocarse en algo tan trivial como eso—, pero había pasado suficiente tiempo en el presente como para desarrollar cierto instinto. Y ese instinto le decía que había algo en "la forma de vida perfecta" que ni siquiera él mismo parecía entender del todo.

Cuando llegó, Amy estaba enseñándole al héroe azul cómo mover las manos para canalizar mejor la energía. Lo hacía con una precisión que evidenciaba su experiencia, fruto de haber observado a Silver de cerca durante las batallas en la guerra contra Infinite, hacía ya mucho tiempo atrás. Sonic, como siempre, parecía más interesado en sus palabras que en el ejercicio en sí.

El erizo del futuro esbozó una leve sonrisa al contemplarlos. Había algo curiosamente adorable en la escena. Sin embargo, también le permitió comprender con mayor claridad lo que Shadow había percibido desde la distancia, esa conexión silenciosa que era imposible ignorar.

—¿Cómo vas, Sonic? —preguntó Silver al acercarse, su tono tranquilo pero con una chispa de curiosidad.

—Oh, ya sabes, siendo un completo desastre —respondió el otro con una risa nerviosa, mientras intentaba de nuevo mover las bolsas de tierra. 

Esta vez, logró levantarlas unos centímetros más, aunque seguía temblando. 

—Vas mejorando, créeme —respondió, y había una honestidad tan genuina en su voz que hasta Sonic tuvo que detenerse un segundo para creerlo.—Para alguien que nunca ha usado psicoquinesis, lo estás haciendo bastante bien.

—Gracias, Silver. Al menos alguien cree en mí —dijo Sonic con una sonrisa agradecida, aunque había un tono burlón en su voz, característico. 

Amy soltó un "Te lo dije" mientras seguía animando a su mejor amigo. Silver, por su parte, desvió la mirada hacia Shadow, quien seguía observándolos desde la distancia. Su mirada fría era difícil de leer, pero había algo que reconoció, como una mezcla de frustración e... ¿incomodidad?

El albino (actualmente ébano) suspiró para sí mismo. Shadow The Hegehog podía ser un guerrero imparable, alguien que rara vez mostraba debilidad. Pero esto, lo que estaba ocurriendo en su interior, era un terreno completamente nuevo para él y quizás para la mayoría de su círculo, pues ninguno tenía experiencia alguna en relaciones. Y aunque Silver no quería ser el primero en aconsejarle que diera un paso adelante, sabía que alguien iba hacerlo tarde o temprano. 

Después de todo, lo que sentía por Amy era más que evidente, aunque él mismo lo negara con cada fibra de su ser.

—Chicos, sigan practicando, volveré en un momento—anunció el menor de repente, alejándose antes de que le preguntaran más detalles.

Caminó de vuelta hacia Shadow, quien no hizo ningún esfuerzo por ocultar el ceño fruncido que llevaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el de vetas rojas, cruzando los brazos mientras miraba al más joven acercarse.

—Solo quería decirte algo...

—Si es sobre el entrenamiento, ya vi lo que hiciste. Buen trabajo —dijo el mayor, intentando zanjar la conversación rápidamente.

—No es sobre eso —replicó el ex-albino, mirándolo con una seriedad poco habitual. —Es sobre lo que pasa con Amy.

Shadow tensó la mandíbula, pero no dijo nada. Silver entonces continuó.

—He notado cómo la miras, y no creo que seas tan bueno ocultándolo como piensas.

El erizo en el cuerpo de Sonic entrecerró los ojos, claramente molesto. 

—No sé de qué estás hablando.

—Sí lo sabes. Solo quiero decirte esto: no siempre vas a tener una segunda oportunidad. Si realmente sientes algo por ella, deberías decírselo. O al menos empezar a actuar en lugar de quedarte ahí, pretendiendo que no importa.

Shadow no lo negó.

—No es asunto tuyo.

—Tal vez no lo sea, pero creo que alguien tenía que decírtelo.—Silver sonrió, pero no era una sonrisa de burla. Era una sonrisa comprensiva, casi melancólica— Para eso están los amigos. 

El silencio se extendió entre ambos, denso y cargado, tan palpable que parecía capaz de partirse en dos con un cuchillo. 

—Silver, ¿puedes ayudar un poco a Sonic? —Interrumpió la eriza con tono amable, mirándolo de reojo. —Hay algo que quiere preguntarte.

—Claro, no hay problema.

El albino se acercó a Sonic; mientras tanto, Amy caminó hacia Shadow, que permanecía en su rincón habitual, como una sombra que elegía observar todo desde la distancia, envuelto en sus propios pensamientos.

—¿Todo bien por aquí? —le preguntó al llegar, cruzándose de brazos y mirándolo directamente.

Shadow levantó la vista, sus ojos verdes encontrándose con los de ella. 

—Perfectamente, Rose.

La joven resopló, dejando claro que no iba a conformarse con una respuesta tan poco convincente. 

—¿En serio? ¿Y cómo te va fingiendo ser Sonic? —preguntó, inclinando ligeramente la cabeza, como si el tono casual pudiera hacerlo confesar algo.

—Bien —articuló, como si esa única palabra cerrara toda posible discusión.

—¿Solo "bien"? Vamos, estoy segura de que necesitas ayuda con algo. 

Shadow la miró de reojo. Entonces, como para demostrar su punto sin necesidad de palabras, se inclinó ligeramente hacia adelante y salió disparado a una velocidad que hizo que el aire alrededor de Amy se agitara.

Antes de que pudiera procesar lo que acababa de pasar, el erizo ya estaba de vuelta frente a ella. Aunque, claro, no todo salió perfecto. El frenado fue torpe, y las zapatillas de Sonic lo traicionaron, haciendo que resbalara un poco antes de estabilizarse.

—La velocidad no es un problema —dijo, sacudiéndose el polvo con indiferencia. —El verdadero reto son estas zapatillas. No tienen el mecanismo de los air shoes, y frenar... es complicado.

Amy soltó una risa suave, divertida por el tono tan serio de su explicación estando en el cuerpo de alguien tan confiado como Sonic.

—Bueno, al menos pareces convincente...

—De los tres, en cuanto a habilidades, yo soy quien lo tiene más fácil. La velocidad, los reflejos, todo eso ya es parte de lo que hago.

La chica asintió, pero notó que había algo más escondido detrás de sus palabras. 

—¿Y con respecto a... la actitud?

La expresión de Shadow cambió por un instante, su mirada se suavizó apenas un poco, pero lo suficiente para que ella lo notara.

—Esa es otra historia. El "faker" y yo no podríamos ser más diferentes.

Amy sonrió con ternura, inclinándose un poco hacia él.

—No te preocupes, Shadow. Nadie espera que seas Sonic. Solo que... te adaptes un poco mientras dure esto.

El más alto la miró, notando la calidez en su voz y en sus ojos. No estaba acostumbrado a ese tipo de apoyo, pero había algo en Amy Rose que hacía que no se sintiera como una amenaza, sino como una extraña pero reconfortante presencia.

Shadow abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera articular una sola palabra, una voz femenina y familiar rompió la tensión del momento.

—Vaya...¿Pero qué tenemos aquí? —dijo Rouge, acercándose al grupo con una ceja levantada y una sonrisa divertida en los labios. Junto a ella estaba Blaze, quien la seguía con un semblante más sereno pero igualmente curioso.

Amy se giró bruscamente al escucharlas, llevándose una mano al pecho como si intentara calmar el repentino golpe de nerviosismo que la recorrió de pies a cabeza. 

Estaba segura de que su corazón acababa de dar un salto mortal.

—¡Hola, chicas! ¿Qué... qué hacen aquí? —preguntó, intentando sonar casual, pero su voz salió con un temblor apenas perceptible.

—Eso mismo podríamos preguntarles nosotras —respondió Blaze, cruzando los brazos mientras su mirada se detenía en cada uno de los presentes. —Hemos estado buscando a Sonic por horas, pero parecía que había desaparecido del mapa. Pensamos que tal vez tú sabrías algo, Amy.

La princesa de la dimensión Sol tenía esa habilidad especial de hacer que incluso los más seguros de sí mismos sintieran que estaban siendo interrogados.

—Y vaya que teníamos razón —añadió la murciélago, lanzando una mirada inquisitiva a los tres erizos. —Aunque... parece que no solo Sonic está aquí. Esto es interesante.

La eriza rosa tragó saliva, intentando mantener la compostura. La posibilidad de que descubrieran lo ocurrido con el intercambio de cuerpos la hacía sentir como si estuviera caminando sobre una cuerda floja.

—¿Entrenando en grupo? ¿Los cuatro? Esto sí que es nuevo. Especialmente tú, Shadow. ¿Desde cuándo te interesa este tipo de actividades sociales?— la pregunta de Rouge sonó a modo de broma, aunque parecía estar aliviada de verlos a todos bien.

La gata siguió observándolos en silencio, con una expresión más neutral pero igual de inquisitiva.

—Bueno, después del accidente... —empezó a explicar la ojiverde, eligiendo cuidadosamente cada palabra mientras miraba a sus amigas como si intentara convencerlas—, pensé que sería buena idea dejarlos en observación, debido a lo cerca que estuvieron de la explosión. Ya saben, asegurarnos de que todos estén... bien. 

Antes de que el silencio se volviera demasiado pesado, Shadow, en el cuerpo de Sonic, tomó la palabra. Su tono intentó ser casual, pero había algo en su forma de hablar que resultaba extraño para quienes conocían bien al verdadero erizo cobalto.

—Exacto, Ames nos está ayudando bastante. Ya saben cómo es ella, siempre preocupándose por todos.

Amy se tensó por miedo a que los demás lo notaran, y su mirada instintivamente buscó desesperadamente a los otros dos erizos en busca de ayuda. Silver, en el cuerpo de Shadow, dio un paso adelante y trató de adoptar la postura seria que caracterizaba al erizo ébano.

—Rose solo intenta ser amable, pues la explosión no dejó secuelas materiales, así que pensó que podría pasarnos algo con el pasar de las horas y no quiso arriegarse.—dijo, tratando de sonar autoritario—. Nosotros aceptamos por si acaso, y ahora le estamos demostrando que nuestros poderes siguen bien, así que no pasó nada malo.

Rouge asintió lentamente, dejando entrever que las palabras de su compañero habían despejado cualquier duda que pudiera quedarle. Blaze, tras un momento de reflexión, permitió que una leve sonrisa cruzara su rostro, relajando la tensión que hasta entonces había mantenido. Finalmente, con una mirada serena y decidida, dio un paso al frente, acercándose al erizo del futuro, quien había permanecido en silencio, observando la escena con una calma enigmática.

—Y tú, Silver... —intervino Blaze, dirigiéndose al verdadero Sonic, ahora atrapado en el cuerpo del erizo albino—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás... bien?

El ex-cobalto, claramente fuera de su elemento, se llevó una mano a la nuca, un gesto que solía hacer cuando estaba nervioso. Él también intentaba mantenerse en el papel.

—Oh, bueno, estoy bien. Además, todo esto no es tan grave como parece... solo un pequeño susto, nada que no podamos manejar.

La princesa inclinó ligeramente la cabeza, observándolo con detenimiento. Parecía estar analizando cada palabra y gesto de su mejor amigo. 

—Si tú lo dices, confío en ti. Pero, si sientes algo extraño, no dudes en decírmelo.

—¡Por supuesto! —respondió Sonic con entusiasmo fingido, levantando un pulgar.

—Bueno, si ustedes lo tienen todo bajo control, supongo que no hay mucho más que podamos hacer aquí, ¿verdad, Rouge?

—De acuerdo. Parece que todo está en orden por ahora. Nosotras investigaremos la zona de la explosión y veremos si encontramos alguna pista de lo que pasó con esa esmeralda. 

Amy soltó un suspiro de alivio tan disimulado como pudo mientras las dos se daban la vuelta para marcharse. Pero antes de que se alejaran demasiado, la joven murciélago se detuvo y miró por encima del hombro.

—Ah, casi lo olvido. Si deciden hacer más "entrenamientos grupales", avísenme. Podría ser divertido unirme. —Le guiñó un ojo a Shadow, que en realidad era Silver, antes de retomar su camino junto a  su compañera.

Cuando ambas finalmente desaparecieron de la vista, todos sintieron que podían volver a respirar con normalidad.

—Eso estuvo cerca, chicos...

Demasiado cerca —murmuró Sonic, exasperado.—¿Por qué me sentí como si hubiera estado frente a un tribunal?

—Blaze siempre es así. Pero lo importante es que no sospechan nada... al menos por ahora.— explicó Silver, cayendo al suelo, agotado. 

La eriza rosa asintió, colocándose las manos en las caderas.

—Bien. Esto nos da algo de tiempo para averiguar cómo solucionar este desastre. Pero tenemos que ser cuidadosos. Tails dijo que no podemos permitir que nadie más se entere de lo que está pasando.

Los tres erizos asintieron en acuerdo, aunque cada uno tenía en mente la misma pregunta: ¿Cuánto tiempo podrían mantener el secreto antes de que las cosas se complicaran aún más?

De pronto, se escucharon un par de alas revoloteando alrededor, todos se pusieron tensos, pero estaban más decididos que nunca a continuar con su papel. Rouge aterrizó con elegancia, mirando directamente a Shadow... o, mejor dicho, a Silver en el cuerpo de Shadow.

—Oh, casi lo olvido... —dijo Rouge con una sonrisa traviesa—. No te olvides de tu moto. La dejaste estacionada en el centro de la ciudad, en un callejón frente a la plaza. 

La mención de la motocicleta hizo que todos los presentes se quedaran en blanco por un momento. el erizo del futuro, que no tenía idea de cómo actuar en una situación tan específica, se limitó a asentir.

—Hmph. Lo resolveré luego —murmuró con voz grave, intentando sonar lo más indiferente posible.

—De acuerdo, nos vemos en casa más tarde.

Cuando finalmente se despidieron, el erizo futurista dejó escapar un gruñido ahogado, mirando a la "forma de vida definitiva" para que le brindara una explicación. 

—¿Moto? ¡¿Qué moto?!

El mayor suspiró con impaciencia, ligeramente ansioso por haber olvidado ese pequeño detalle.

—Mi motocicleta, la que tú deberías saber perfectamente cómo manejar ahora mismo, porque estás en mi cuerpo.

—¡¿Y CUÁNDO PLANEABAS DECIRME ESO?!

—Bueno, ahora lo sabes.— respondió, encogiéndose de hombros— Más vale que esa moto siga intacta cuando todo esto termine. O alguien tendrá que responder por ello.

Sonic no pudo evitar soltar una carcajada al ver el rostro pálido de Silver. 

Amy se llevó una mano a la frente, tomando asiento junto a su libreta antes de ponerse a anotar. 

—De verdad, chicos, esto no puede empeorar. 

Los tres erizos intercambiaron miradas inquietas, conscientes de que el verdadero desafío apenas comenzaba. Habían superado su primera prueba con éxito, pero mantener las apariencias sería una tarea mucho más ardua de lo que habían esperado en un principio.

Pero si querían completar la misión con éxito, solo debían "seguir la corriente".

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Gracias por leer, los errores serán corregidos luego.

Espero sus votitos y comentarios, me motivan a seguir escribiendo. Hoy tuve un día pesadito pero espero que este capítulo les saque una sonrisa jsjsjsjs

Por cierto ¿Notaron que Blaze será importante para la trama igual? JSJSJS ella tiene un crush por Silver en esta historia, y él bueno...también, pero será desarrollado en los siguientes capítulos ;) 

También falta que aparezca Knuckles, pero eso es para el próximo capítulo, cuando los erizos vayan a sus respectivos lugares e interactúen con los demás jsjsjsj

¿Y Amy? 

Amy está enamoradísima de Sonic en este punto

¿Shadow se atreverá a seguir el consejo de Silver y hacer algo al respecto?

Averiguüenlo en el próximo capítulo jsjsjs

Nos leemos pronto <3

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