➵ Misión 02: Confiar en el equipo
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Pedir comida a domicilio fue una gran idea, ya que nadie tenía energía para cocinar después de aquel día tan agotador. La cena transcurrió en un ambiente un tanto peculiar. Shadow se veía claramente incomódo, moviéndose de manera torpe por el exceso de energía reservada en el cuerpo del héroe azul. Por su parte, Sonic, no dejaba de jugar con los mechones en forma de hoja que ahora colgaban sobre su cabeza, mientras que Silver, se esforzaba por mantener la expresión estoica característica de su nuevo anfitrión de cuerpo, fracasando continuamente.
Todo era demasiado extraño.
—Bueno, creo que lo mejor sería descansar—dijo Amy al terminar de recoger los platos vacíos.— Fue demasiada locura por un día.
Sus palabras fueron recibidas con asentimientos cansados. Después de todo, el día había sido muy pesado, lleno de intentos fallidos por adaptarse a sus nuevos cuerpos y conocerse para evitar situaciones embarazosas cuando regresaran a sus rutinas "habituales".
—Más vale que mañana se tomen esto en serio—comentó el azabache hacia los otros dos erizos, con el tono frío de siempre, aunque la voz de Sonic suavizaba el impacto.
Otra vez.
—¡Por supuesto! —respondió Silver, haciendo un gesto propio de un marinero al recibir la orden.
Shadow no pudo evitar pensar que su actitud resultaba demasiado blanda al comportarse de esa manera, y más estando en su cuerpo. Estuvo a punto de gritarle al erizo del futuro para que dejara de hacerlo quedar en ridículo, pero Amy se adelantó y tomó la palabra.
—Si quieren, uno de ustedes puede usar la cama. No me importaría dormir en el sillón —ofreció la eriza con una sonrisa amable.
—No, Ames —intervino Sonic rápidamente, levantando una mano para detenerla—. Ya has hecho demasiado por nosotros. Pediste la cena, nos cuidaste durante toda la tarde... Lo menos que podemos hacer es dejarte descansar cómodamente.
—Gracias... pero no es un problema, en serio. Además, ustedes necesitan recuperar energías más que yo.
Antes de que el erizo cobalto pudiera replicar, Shadow se paró de su asiento para intervenir.
—No es necesario, Rose. Tú también necesitas dormir. Hiciste más de lo que cualquiera de nosotros habría pedido, y agotarte aún más no ayudará a nadie.
—Pero...
—Amy, ellos tienen razón, nosotros hemos dormido en lugares peores que este.— interrumpió Silver, esbozando una sonrisa sincera— Estaremos bien.
—De acuerdo, ustedes ganan—dijo la menor, encogiéndose de hombros por la derrota.
Dicho esto, se dirigió al armario en busca de sacos de dormir y sábanas, mientras los tres erizos se acomodaban en la sala.
Cuando regresó, la ojiverde encontró a los chicos ya distribuidos en el espacio: Sonic estaba tumbado en un sofá, probando las nuevas habilidades telequineticas de Silver levantando pequeños objetos como cojines y una vieja taza de cerámica. Shadow, con la expresión estoica de siempre, estaba sentado con los brazos cruzados frente a su rival, observando el despliegue de objetos con algo de impaciencia. Silver, en cambio, se había quedado quieto en la mesa del comedor (evidentemente cansado) pero su postura era demasiado tensa como para ser cómoda.
—Aquí tienen—dijo la heroína rosa, colocando todo lo necesario frente a ellos. —Traten de descansar, ¿de acuerdo? Mañana tendremos un día largo.
—Gracias por todo, Amy—murmuró Silver, sonando extrañamente dulce incluso con la voz gruesa del erizo ébano.
—No se preocupen por nada—respondió ella ligeramente ruborizada, acomodando una manta adicional sobre el sofá por si alguien la necesitaba. —Si me necesitan, estaré en mi habitación.
Cuando Amy finalmente se retiró, los tres comenzaron a prepararse para dormir. Los erizos del pasado y del futuro tomaron sus sacos de dormir y los acomodaron en el suelo, tendiendo las sábanas para mejor comodidad. Mientras tanto, Sonic se quedó en el sofá jugando con la telequinesis, pero en un descuido, un cojín se le escapó de las manos y terminó golpeando a Silver en la cabeza.
—¡Ya cálmate!—gruñó el erizo antes albino, lanzándole una mirada severa, que en el rostro de Shadow resultaba mucho más intimidante.
—Lo siento, lo siento...—rio Sonic con nerviosismo. Finalmente, soltó un suspiro y cerró los ojos. —Intento acostumbrarme a esto.
Mientras ajustaba su saco de dormir, Silver no pudo evitar comentar con un tono burlón:
—Pareces bastante cómodo en ese sofá.
El héroe más famoso del planeta abrió un ojo y sonrió de lado antes de responder.
—Lo estoy, no es la primera vez que duermo en este sofá, de hecho.— se sinceró, recordando buenos momentos— Paso mucho tiempo aquí cuando regreso de mis aventuras. Amy hace las mejores malteadas de bienvenida, ¿sabes? Y siempre tiene buen ánimo para charlar.
Shadow, que estaba en su saco de dormir al otro lado de la sala, giró la cabeza hacia Sonic con una expresión seria.
—No deberías decir ese tipo de comentarios tan a la ligera.
—¿A qué te refieres?—preguntó el erizo azul (ahora blanco), frunciendo el ceño.
El erizo de mirada carmesí (ahora verde) se incorporó levemente, cruzando los brazos.
—Alguien ajeno a nuestro círculo podría malinterpretarlo.— explicó como si fuera algo evidente— Pasar tanto tiempo en su casa podría levantar rumores innecesarios.
Sonic parpadeó, confundido al principio, pero luego dejó escapar una carcajada.
—¿Rumores? ¿De qué tipo? ¿Que estamos saliendo en secreto o algo así?
El silencio de Shadow fue más elocuente que cualquier respuesta. El aludido, aún riendo, negó con la cabeza.
—Vamos, Shadow, no exageres. Esos rumores siempre han existido porque Amy y yo somos amigos desde la infancia. No hay nada de malo en que pasemos tiempo juntos.
Silver, observando la interacción desde un rincón, decidió no intervenir. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse si la actitud del erizo ébano era simplemente sobreprotectora o si había algo más oculto tras sus palabras.
—Solo digo que deberías ser más consciente de cómo tus acciones pueden ser percibidas —comentó el contrario, dejando escapar un suspiro mientras volvía a recostarse—. No todos ven las cosas de la misma manera que tú.
—Lo tendré en cuenta, jefe.—bromeó Sonic, aunque su tono era genuino. Se acomodó en el sofá, cerrando los ojos una vez más. —Buenas noches, chicos.
—Buenas noches—murmuró el erizo del futuro, dejando caer su cabeza sobre una almohada en forma de Chao.
Shadow no respondió con palabras, solo resopló y cubrió todo su cuerpo con la manta.
El erizo atrapado en el cuerpo de Sonic no pudo evitar perderse en sus pensamientos. Su relación con Amy Rose había cambiado mucho desde que se conocieron; lo que comenzó como un vínculo forzado en medio de misiones terminó convirtiéndose en una inesperada (pero bonita) amistad. Shadow siempre había valorado su espíritu indomable y su capacidad para ver luz incluso en los momentos más difíciles. Y por supuesto, sabía que ella albergaba sentimientos por Sonic, algo que, por razones que nunca había querido analizar en profundidad, le provocaba una punzada incómoda.
Aun así, su instinto de protegerla iba más allá de cualquier lógica.
La eriza rosa merecía ser feliz, y aunque sabía que su papel como amigo era mantenerse al margen, no podía evitar estar alerta ante cualquier cosa que pudiera dañarla, incluso de forma involuntaria.
Por otro lado...
Después de la advertencia de Shadow, Sonic permaneció en silencio, mirando el techo con una mezcla de emociones que no sabía cómo identificar.
Su rival había mencionado los rumores como algo que debía evitarse, pero a él, siendo sincero, nunca le habían molestado. De hecho, jamás se había esforzado demasiado en desmentirlos. Amy Rose siempre había estado a su lado y, aunque su energía a veces lo abrumaba, no podía negar que su presencia tenía algo reconfortante, casi familiar.
Tal vez, en el fondo, había una parte de él que no quería negar esos rumores. Imaginar un futuro en el que lo que la gente decía sobre su relación fuera cierto no le resultaba desagradable. Era una idea que nunca había explorado por completo (porque él mismo se detenía cuando sus pensamientos iban demasiado lejos), pero ahora se sorprendía al descubrir que esa posibilidad no le parecía tan distante como antes.
"Quizás, algún día..." pensó, cerrando los ojos con una leve sonrisa antes de dejar que el cansancio lo venciera.
Y así, la sala quedó en silencio, excepto por el leve sonido de la respiración de los tres erizos. Cada uno, atrapado en un cuerpo ajeno, reflexionaba sobre los retos que les esperaban al día siguiente. Pero por ahora, lo único que podían hacer era dormir y prepararse para enfrentar un nuevo día.
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A la mañana siguiente...
Amy despertó de golpe, incorporándose en la cama con el corazón acelerado. Cayó rendida por el sueño la noche anterior, y había olvidado por completo poner la alarma. Se asustó al notar que la luz del sol bañaba toda su habitación, anunciando que era más tarde de lo que pensaba.
—¡Ay no! —exclamó, apresurándose a ponerse una banda de cabello para sujetar sus púas desordenadas.
Salió corriendo en pijama hacia la sala, temerosa de encontrar un caos o a los chicos aún dormidos.
Para su sorpresa, lo que encontró fue completamente diferente a lo que había imaginado. En la sala, los tres erizos estaban sentados tranquilamente, conversando entre ellos. Sobre la mesa de la cocina, habían varias bolsas de compras (algunas abiertas) que dejaban ver frutas frescas, pan recién horneado y otros ingredientes.
—¡Hey, buenos días, Ames! —dijo Sonic con una sonrisa despreocupada, levantando una mano en un saludo informal.
—¡Amy, ya estás despierta! —agregó Silver, con una sonrisa tímida que, en el rostro de Shadow, parecía un tanto extraña.
—Rose —murmuró Shadow desde su lugar, asintiendo levemente con la cabeza en señal de saludo.
Amy los miró, parpadeando varias veces, aún tratando de procesar lo que ocurría. Finalmente, señaló las bolsas.
—Buenos días...¿Qué es todo esto?
Sonic fue el primero en responder, encogiéndose de hombros con su típica actitud confiada.
—Nos levantamos temprano y no quisimos despertarte. Así que fuimos a la tienda más cercana para comprar algunas cosas y preparar el desayuno como agradecimiento por todo lo que hiciste ayer.
La eriza abrió los ojos, sorprendida.
—¿En serio? Eso es... increíblemente considerado de su parte, chicos.
Antes de que pudiera decir algo más, Silver intervino, levantando una mano como si pidiera permiso para hablar.
—Bueno, ese era el plan inicial —dijo, con un tono ligeramente avergonzado—. Pero cuando regresamos, nos dimos cuenta de que ninguno de nosotros sabe cocinar realmente...
—Y no íbamos a arriesgarnos a incendiar tu cocina —puntualizó Sonic con una risa nerviosa, rascándose la nuca.
—Les dije que era una mala idea, pero ellos insistieron así que...— se excusó Shadow, desviando la mirada.
Por un instante, Amy los observó en completo silencio. Luego, sus labios se curvaron en una sonrisa que rápidamente se transformó en una carcajada. Se cubrió la boca con una mano, mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en las esquinas de sus ojos.
—Perdonen, es solo que... —la ojiverde intentó calmarse, pero una nueva oleada de risas la interrumpió—. ¡Intentaron hacer algo tan dulce y considerado, mientras yo estaba tan preocupada de que se estuvieran peleando o algo peor!
Sonic y Silver se miraron entre sí, algo confundidos, mientras que Shadow simplemente suspiró con resignación.
Ni siquiera Amy Rose les tenía fe...
—Bueno, si ya terminaste de reírte —dijo el mayor con su habitual seriedad—, tal vez podrías encargarte tú misma del desayuno.
Amy se secó las lágrimas y una expresión cálida se mostró en su rostro.
—Claro que sí, pero ahora es mi turno de agradecerles. De verdad aprecio el gesto, chicos. Esto significa mucho para mí.
Con energía renovada, Amy se puso manos a la obra, organizando los ingredientes mientras los tres erizos la ayudaban torpemente, obedeciendo sus instrucciones. Aunque no lograron preparar el desayuno por su cuenta, el esfuerzo y la intención detrás de su gesto llenaron la mañana de una calidez especial.
Aquello puso a todos de buen humor, algo que realmente necesitaban para enfrentar el duro entrenamiento que se avecinaba.
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En otro lugar de la ciudad...
Finalmente, era de mañana, y el aire fresco de la ciudad aún conservaba un toque de tranquilidad. Blaze caminaba con paso decidido, sus ojos dorados reflejaban una ligera preocupación mientras observaba el entorno con cautela. Había llegado la noche anterior, alertada por las esmeraldas Sol acerca de una anomalía en la otra dimensión, pero aún no había encontrado nada concreto.
Fue entonces cuando una figura aterrizó con elegancia a su lado. Era Rouge, con su rostro mostrando señales de tensión, algo poco común en ella.
—Blaze —pronunció la murciélago con seriedad—. ¿Has encontrado algo?
—Nada. He revisado todos los puntos de acceso dimensional que pude encontrar, pero parece que la anomalía solo se desvaneció en el aire. Tampoco pude ubicar a Silver por ningún lado. ¿Y tú, tienes alguna noticia?
La aludida negó con la cabeza y bajó la mirada hacia el suelo, como si la incertidumbre de lo que realmente estaba sucediendo pesara sobre ella.
—No he podido encontrar a Shadow... y no he tenido noticias de él desde antes de la explosión de energía caos —su voz se tornó más baja, luego continuó—. Pero encontré su motocicleta... la dejó en un callejón en el centro de la ciudad. Eso no es normal. Él nunca dejaría su moto allí, a menos que algo importante requiriera su atención.
—¿Crees que... algo malo les haya pasado? —preguntó Blaze, manteniendo la compostura, aunque un rastro de temor por sus amigos era evidente en su mirada.
Rouge no respondió de inmediato. La explosión seguía rondando en su mente: la energía destructiva que había sentido, aunque no hubo consecuencias físicas, y la sensación persistente de que algo había salido terriblemente mal.
—No lo sé, Blaze. Pero algo está ocurriendo aquí, y no me gusta —expresó Rouge, agitando sus alas para volver a elevarse—. Omega está investigando en el lugar de la explosión, pero tampoco ha encontrado nada relevante hasta el momento.
La gata asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Fui a la casa de Tails hace un rato, pero nadie contestó. Todo parecía vacío.— comentó la de ojos dorados, como si fuera una pista importante.
—Entonces debemos actuar. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Si Tails, Shadow y Silver están desaparecidos, necesitamos buscar a Sonic para que nos ayude.
—Tienes razón. Vamos, no perderemos más tiempo.
Las dos se miraron con firmeza, sabiendo que, aunque el día comenzaba en calma, lo que se acercaba sería todo lo contrario.
Pero primero tenían que encontrar al erizo azul a toda costa.
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Jsjsjsjs creo que los sábados y domingos serán los días de actualización de esta historia, así que estén atentos. <3
Ahora que Rouge y Blaze entraron a la historia, llegó el momento de PÁNICOOOOOOOO jajajaja es que los erizos tendrán que usar todas sus dotes actorales para que el resto de sus amigos no les pillen la mentira y esto traerá algunas consecuencias. También viene el entrenamiento de habilidades, lo cual será interesante...
Se vienen cositas con los shipps, estoy emocionada uu
En fin, cosas que quedan para los próximos capítulos.
Muchas gracias por leer.
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