🕸️El compromiso.🕷️

Imágenes y personajes de la historia pertenecen a sus respectivos autores.

La historia es de mi completa autoría, no se presta ni se autoriza para que la adapten.

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"Dame, sólo un beso . . .que me alcance hasta morir."

≈⟨ Pasado⟩≈

Muchas de Las familias en aquel entonces, eran descendientes de inmigrantes japoneses y chinos que llegaron buscando oportunidades en esa tierra donde encontraron plata, oro y cobre. La plata era la que más abundaba y poco a poco los que llegaron con algo de capital, se hicieron ricos, adquiriendo grandes acres de tierras para siembra. Contrataron Trabajadores, arquitectos y construyeron varias de las haciendas más grandes y prospera de aquellos poblados Y la región. Los tatarabuelos del señor Naraku de Vargas murieron dejando dos hijos, además de algunos descendientes de trabajadores traídos de Asia y muchos bastardos, pues adoptaron las leyes y costumbres de los terratenientes del país. Una de las más antiguas era el derecho de pernada, igual al usado también en los plantíos de algodón al sur de Estados Unidos con los esclavos negros. (El poder y derecho del patrón a ser el primero en tomar a las hijas recién casadas de los peones de las haciendas en la noche de bodas) Dando así lugar a los hombres y mujeres que eran los hijos bastardos del patrón pero, sin ningún derecho.

La familia de Vargas tenía un linaje de sangre japonesa y europea, Himeko, la madre de Naraku, fué casada con un noble marques español llamado don Evaristo de Vargas, de ahí que el apellido fuera cristiano además de los rasgos evidentemente asiáticos, sólo el apellido denotaba que tenían sangre española. Al sur del país vivía otra de las familias de aboléngo más ricas, que contaban con cafetales, minas y plantaciones de enequen e ingenios de caña de azúcar, la familia de Toga de la Vega, también de origen asiática y Española. Los antepasados de Toga fueron esclavos pero los de Irasue eran nobles y llevaron sirvientes asiáticos para seguir parte de sus costumbres en aquellas lejanas tierras, y en algún punto ambas familias prosperaron dando así el origen del linaje de los de la Vega. Familia de la cual, provenía el primogénito heredero y futuro esposo de la hija de Naraku de Vargas. El joven coronel, Sesshomaru de la Vega.

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Construcciones en piedra con grandes arcos, jardines y fuentes centrales, caminos de piedrarostro bordeados por árboles y veredas de pasto verde. Árboles frutales de frescos duraznos, chabacanos, gradas, manzanos, higueras con deliciosos frutos negros. Los huertos en la enorme hacienda eran . . . Espectaculares.

( «Las haciendas, según recordaba kagome en sus clases de historia, existieron en el México antigüo, antes y después de la guerra de independencia»)
Pero jamás recordó visitar alguna de ellas. Su cuerpo se adormeció sumido en una especie de sueño o visión de un pasado que le resultaba familiar, así se vió trasladada a otro lugar desconocido . . .

Se veía caminando a una chica por las veredas empedradas hacia un hermoso jardín repleto de árboles frutales de la región además de un sin número de rosas de Castilla de variado color. Le encantaba el lugar y con elegancia se sentaba acomodando el faldón de un vestido largo hasta el piso. Sus pies, calzados con preciosos botines de piel abrochado con cintas hasta el tobillo, todo cubierto por el esponjoso vestido de muselina blanco cerrado hasta el cuello, exponiendo sólo lo necesario. En las manos, un libro de poesía y una canasta a su lado con fruta variada.
Su lectura fué interrumpida por una de las jóvenes que servían en la casa grande.

- Señorita, acaba de llegar ésta nota de parte de su prometido!! . . .

Su rostro de piel blanca como la leche se iluminó de inmediato.
La boda sería dentro de unos meses y estaba segura que sería muy feliz. Su prometido era un hombre muy rico y de una de las mejores familias en éste país. Bankotsu, el administrador y amigo del coronel, también pretendía a Sango, prima y tutora de la joven Kagome. Muchos de los terratenientes ofrecieron a sus hijas a la familia de dela Vega pero fueron rechazadas con decoro por la señora Irasue. Y para la joven heredera . . . bueno. Naraku de Vargas jamás permitió que ninguno de los hijos de las familias más encumbradas siquiera se acercaran a su hija. Por eso, cuando apareció el coronel hacía un año, fué una sorpresa para todos que llevara a Aome a todas las reuniones dónde la familia de de la Vega asistía, además de permitirle bailar varias piezas con el caballero en cuestión. Sango, en su papel de tutora investigo todo lo que pudo, pero lo que realmente la convención, fué que el joven coronel defendiera el honor de su prima en una discusión que llegó a los golpes. Uno de los tantos pretendientes desairádos, osó poner sus manos sobre la blanca piel de la chica pretendiendo robarle un beso y así, comprometer su virtud.
Todo terminó con una paliza para el agresor propinada por el coronel, para beneplácito del señor Naraku, y a la postre propicio el hundimiento de la familia del agresor. Su tío podía ser despiadado y bastante cruel cuando su honor y el de su familia se veía afectado. Al mes del bochornoso episodio, la familia de dela Vega se presentaron a pedir la mano de Aome, propuesta que fue bienvenida con beneplácito por el señor de Vargas. La Hacienda de la perla, se vistió de fiesta con el compromiso, y se dió cómo fecha para la boda el mes de noviembre. La madre de Aome había muerto en vísperas del dos de noviembre y la joven quería su boda como un regalo para ella.
Con carta en mano la joven Aome se lanzó a la mullida cama boca abajo, abriendo el sobre y bebiendo con anhelo cada palabra ahí escrita con la exquisita caligrafía de su prometido.

«" Querida Aome, espero te encuentres bien de salud y recibas con prontitud mi carta. Mi madre a viajado a la ciudad de México dónde las mejores modistas de Francia confeccionarán tu vestido de novia y todo tu ajuar. Mi ángel, cuento los días que faltan para volver a verte, sabes, yo la llevaré a la capital pues mi padre estará ocupado con la venta y el envío de cargamento de enequen y azúcar al extranjero. Son tiempos de más trabajo en la hacienda pero padre nos permitirá ausentarnos por dos semanas, y aprovecharé para ir a verte. Si puedes contestarme esperaré con ansia leer las líneas que tengas a bien enviarme. Me parece tan largo el tiempo que falta para que nada ni nadie te aleje de mi lado y así, adorarte cómo te lo mereces, no sé cómo has hecho para transformar el tiempo y que me enamore cada vez más. Tienes mi corazón en tus manos y te envío mis besos y pensamientos para que los atesores hasta que volvamos a vernos."»

Tuyo por siempre:
Sesshomaru.

Aome limpió unas lágrimas de felicidad abrazando la carta fuertemente en su pecho. No sabía realmente en que momento pero . . . Se encontraba profundamente enamorada de la gallarda postura y los bellos ojos de Sesshomaru, pues fue lo que primero que vió en el. Luego . . .su primer beso, ese momento tan vertiginoso que atesoraba en el fondo de sus pensamientos y su corazón, creyó morir al verse estrechada entre sus fuertes brazos . . .ese roce de labios fríos y cálidos a la ves, que dieron calor y vida a los suyos. Fué un momento robado en la noche de su compromiso, pues no tenía permitido un acercamiento tan íntimo, aún y cuando ya era su prometido. Ése beso la transportó al cielo mismo y le aseguro para siempre el amor de Sesshomaru. No importaron las buenas costumbres ni su buen nombre, por qué estaba segura que aquella caricia, no fué un atentado a su pudor de jovencita virginal, no, ella quería saber del amor y de lo que se sentía ser estrechada por un hombre como Sesshomaru. La sensación de algo que revoloteaba en su pecho . . . de algo jamás sentido, pero con anhelo esperado por quién ella consideró, el mejor hombre para ser su marido. Tenía la suficiente confianza con Sango, y ella le explicó que la relación entre esposos era considerado tabú, pero que no era pecado siempre y cuando fuera bendecido por Dios. Qué las muestras de cariño se compartían después de la boda, incluidos los besos. Aome siempre fué curiosa, y llegó a ver qué algunos de los trabajadores se daban esas muestras de amor en la oscuridad de los rincones del jardín, los establos y otros lugares a donde Aome siempre encontraba oportunidad de escapar y explorar. Presenció muchas veces cómo unían sus bocas y cómo él rostro de las chicas se arrebolaba con el color de los tomates para luego salir huyendo con una gran sonrisa. Curiosidad . . . curiosidad y deseo de saber, que era aquello que ponía tan feliz a las chicas. Ahora lo sabía, y estaba feliz de que hubiera sido Sesshomaru quien le mostrara lo que sentía una mujer con los besos de la persona amada.

La temporada de cosecha estaba terminando, el suelo sería preparado para la siguiente siembra, se hicieron regalos para los peones por el compromiso de la hija del patrón . . . pero los peones no eran felices.
Los gobiernos estaban en contra de sus creencias, los tenían trabajando de sol a sol y además les robaban la noche de bodas que según era el derecho divino de los patrones. El país estaba a punto de sumirse en una nueva guerra que sería comandada por la misma iglesia. Los vientos de la desgracia pronto asolarian la región tiñendola de sangre, venganza y destrucción. La oscuridad y la bruma que se percibía no dejaba lugar a dudas de que pronto un gran mal vendría, además de aquellos extraños gritos y chillidos que rompían el silencio ensordecedor que imperaba en aquel paraje a varias leguas del pueblo donde a últimas fechas se contaba que una vez llegada la media noche, apariciones fantasmales de un caballo negro con una extraña figura oscura recorría a todo lo largo y ancho el cerro cercano a la hacienda La Perla.

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Naraku de Vargas, entró espoleando su caballo por las puertas de las caballerizas. El mozo salió corriendo para tomar las riendas, tras él, llegó el administrador y el caporal con igual rapidez en sus monturas, totalmente empapados y chorreando los sombreros y las capas por la lluvia torrencial . Una vez en tierra y a grandes zancadas se dirigió a la entrada de la casa dando instrucciones al mozo.

- Cambia y seca la montura, no quiero que se dañe. Y atiende a los caballos, volveremos a salir.

Koga y Hakudochi también esperaron las órdenes del patrón.

- Hakudochi, ve a la cocina y sécate. Que te den de comer, ya luego te mandaré llamar para irnos de vuelta a los campos. Koga, vamos a la casa para que te seques y nos acompañes a comer.

Hakudochi inclinó la cabeza en aceptación, y desapareció bajo la lluvia con rumbo a la cocina.

Koga asintio, esperaba poder ver a Ayame y poner fecha para pedir su mano. Quizás era el momento, cuando terminaran las siembra esperaba tener lista la casa en el terreno que adquirió del viejo Totosay. Era una huerta bastante grande pero, las cinco hectáreas eran suficiente para criar una familia y que Ayame tuviera su jardín, su huerto y por qué no, algunos animalitos. Tenía un pozo con suficiente agua, incluso un río pasaba cerca de la propiedad. Él tenía un buen sueldo cómo administrador, además, el coronel Sesshomaru le ofreció trabajo en la hacienda enequenera al sur de país. Aceptaría la oferta sin descuidar sus deberes con la hacienda La Perla. Se sacudió el exceso de lodo de las botas y entro al comedor, dejando marcas de humedad al igual que las botas del patrón. Las sirvientas rápidamente les acercaron un balde con agua para que se lavaran, mientras un muchacho limpiaba con trapos del piso la suciedad.
Sango saludo a su tío.

- Cómo le fue tío Naraku?

- Bastante bien. Y Aome?

- En un momento baja.

- Entonces traenos un agua fresca, está haciendo un calor infernal!! A pesar de que ya están las lluvias y pronto terminará el otoño. No te olvides de poner los mosquiteros en las habitaciones, habrá mucho mosquito y luego no dejan dormir.

- Ya le traen el agua. Permítame decirle a Tsubaki para que lo haga temprano.

- En cuanto llegue Aome que sirvan, y siéntate en cuanto lo hagan.

- Está bien tío.

Sango se encamino a la cocina donde vió a Hakudochi sentado esperando le sirvieran.

- Ayame, sirve una jarra de agua de horchata. Sara, dale su comida a Hakudochi . Dónde está Rin? Que te ayude a servir en cuanto la niña se siente con el señor y el ingeniero Koga.

Ayame, volteó ansiosa y se acercó a Sango.

- El ingeniero . . .llegó con el patrón?

Sango sonrió a la ruborizada chica. Y le dijo en un murmullo.

- Tu prometido está en la sala con el señor. Apresúrate!!

Ayame corrió a llevar el agua, sabía que al patrón no le gustaba esperar.
Aome bajaba las escaleras con rapidez, pero con gracia, se acercó a saludar a su padre con un beso en la mano y otro en la mejilla para luego abrazarlo.

- Cómo te fué papacito? No te agarro la lluvia.

Naraku con una pequeña sonrisa abrazo a su hija para mirarla con detenimiento.

- Si, está lloviendo mucho. Descuida, ya me he secado no quiero enfermar. ¿Cómo ha sido tu día?

Kagome sonrió ampliamente, pero recordó a la otra persona que se encontraba también en la estancia.

- Señor Koga!, disculpe mis modales. ¿Ya le dieron algo de beber?

- Gracias señorita. No tiene por qué disculparse, ¿cómo está?.

Aome volvió a sonreír.

- Feliz!!! Pasamos al comedor?

Naraku meneó la cabeza, Aome era una chiquilla encantadora su pequeño ángel, y su más grande orgullo. Lo único que tenía, y la mimaba todo lo que podía.

- Haber. Platícame, por qué tanta felicidad.

Aome sonrió de nuevo mientras se colgaba del brazo de su padre de camino al comedor.

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Llegada la tarde todos se retiraban a sus casas, se había corrido la voz de que un caballo negro rondaba por el camino real para llegar al cerro que colindaba con la hacienda la gente decía que era un nahual que se transformaba en las noches oscuras para tentar a las almas. Se colocaban lámparas con petróleo en todo el patio de la entrada a la hacienda además de velas en cada habitación de la misma pero los trabajadores se retiraban a más tardar a las 8 de la noche.. todos temían al dichoso ser de ultratumba mandado quizás por el señor para las almas pecadoras que no profesaba la .

En el cuarto de los víveres se desarrollaba otra plática.

- Cuando? . . . cuando hablarás con tu tata?.

Hakudochi, tomó las manos de Rin besandolas. Amaba a esa niña, pero no dejaba de tener un mal presentimiento. Ellos eran simples trabajadores y los padres de Rin también fueron peones de la hacienda, al igual que lo habían sido sus antepasados. Era un tema delicado y más . . .por el derecho de pernada. A todas luces para muchos, no era un secreto que, la joven Rin era muy bonita, su madre fué una bastarda hija del patrón de otra hacienda donde trabajaron con anterioridad sus padre antes de ser trasladados a la hacienda la perla por deudas con el señor de Vargas. Rin también era primogénita y era bien sabido también, que algunos de los hijos mayores de los peones, desde hace poco más de 30 años, eran hijos bastardos del patrón. Todo esto, tenía preocupado a Hakudochi, él, quería ser el primer hombre en la vida de su mujer. Rin era una chica de cabello negro, ojos oscuros y piel morena, la cual heredó de su madre pero, sus facciones y sus ojos era, herencia de su padre. La noche de bodas de sus padres hace 16 años, la hacienda celebró una fiesta por el bautizo de la hija del patrón. Conjuntamente, una pequeña ceremonia se llevaba acabo en las casas de los peones. Unos jóvenes recién casados recibían la bendición del cura, aprovecharon el bautizo para que el cura Mioga, los casara en la hacienda. La fiesta sería pagada por la niña recién nacida, claro, en un gesto simbólico de parte de los patrones.

- Te felicito Rogaciano, ya tienes nueva hija . . .a qué hora se la presentarás al patrón?

Todo se quedó en silencio, aún y cuando todos sabían la tradición, no quería decir que estuvieran de acuerdo. Pero no podían hacer nada, la tradición, era la tradición.
Rogaciano apretó los puños, su hijo mayor era quien se casaba y por suerte o desgracia era un bastardo del patrón.

- . . . En cuanto se acabe la fiesta en la casa grande.

No sé habló más del asunto y comenzó la fiesta. Ya muy entrada la noche, el hombre llevó a su hijo y a su nuera con el patrón, quien ya algo pasado de copas y en compañía de amigos que aún seguían de fiesta, le dieron la enhorabuena a los recién casados. Y finalmente . . . Ella se quedó esa noche en la casa grande y a los nueve meses, nació una niña . . .la llamaron Rin. Después, vinieron más hijos, todos parecidos a su padre y todos varones, siempre se especuló si Rin era hija o no del patrón pues su madre siempre sostuvo que jamás la toco el patrón. El derecho no se volvió a ejercer durante muchos años pues el patrón enviudo y se dedicó a cuidar a su única hija legítima. Mucho se contaba que tenía una amante mulata llamada kagura, a la que le puso casa y cada que viajaba a ciudad de Zacatecas la visitaba por varios días. Así, transcurrió el tiempo, sin saber los grandes cambios que se avecinaban.

Desde entonces se aparecía en la misma fecha un jinete cabalgando un caballo negro, quienes decían haberlo visto contaban que, el nahual buscaba venganza.



CONTINUARÁ . . .

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