III
Apenas había salido por la puerta del hotel del Gran Canal cuando se vieron asaltados por una nube de paparazis. Un reportero le puso a Yoongi un micrófono delante.
–Señor Min, la noticia de su compromiso e inminente matrimonio con el joven Park nos ha pillado a todos por sorpresa. Deben haber llevado su relación muy en secreto. ¿Tiene algún comentario que hacer acerca de su romance?
Yoongi esbozó una sonrisa de oreja a oreja, pero Jimin se dio cuenta de que, por dentro, estaba apretando los dientes, muy enfadado.
–El joven Park y yo nos conocemos desde hace años. Su familia y la mía mantienen una vieja amistad. Al final, hemos decidido ser algo más que amigos y tenemos pensado casarnos el mes que viene. Ahora, por favor, si son tan amables, nos gustaría poder celebrar nuestro compromiso en privado.
Uno de los periodistas más veteranos se acercó a Jimin y le puso su micrófono en la boca, antes de que Yoongi pudiera impedírselo.
–Señor Park, usted tuvo una aventura amorosa hace unos meses con Lee Taemin, el marido de una de sus mejores amigas. ¿Cree usted que la noticia de su compromiso con Min Yoongi supondrá la reconciliación con la señora TN?
Jimin sintió la mano de Yoongi apretándole con fuerza la muñeca.
–No tengo ningún comentario que hacer sobre cualquier asunto que tenga que ver con mi vida privada, aparte de que me siento muy feliz con este compromiso. Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Me siento...
–Discúlpenos –dijo Yoongi tomando el mando de la situación y abriéndose paso, con Jimin de la mano, por entre la multitud de turistas que se había congregado allí a presenciar la escena-.
–Creo que te dije que dejaras que yo respondiera a las preguntas de la prensa –le dijo en voz baja, con una sonrisa de cara a la galería.
–Se trata de un suceso muy importante. Habrían pensado que pasaba algo extraño entre nosotros si no hubiera dicho nada –replicó él.
Llegaron en un par de minutos a uno de los restaurantes que había a ese lado del canal. Un camarero los recibió y los condujo muy atentamente a un salita privada decorada con todo tipo de lujos. Una gran araña de cristal de Murano colgaba del techo. Las sillas estaban tapizadas de terciopelo y todas las ventanas estaban cubiertas por unos gruesos cortinajes de un precioso color escarlata.
Había máscaras venecianas por las paredes, cada una de ellas era una verdadera obra de arte. Se respiraba una gran intimidad y Jimin se preguntó con cuántas mujeres habría estado Yoongi allí cenando, antes de llevárselas a la suite de su hotel para gozar de ellas. Se revolvió incómodo en el asiento, al pensar que estaba empezando a sentirse celoso. Pero, ¿por qué iba a estarlo? Yoongi siempre estaría rodeado de mujeres. Él era así y nunca podría cambiar. No estaba hecho para asumir un compromiso serio y duradero con nadie. Era un playboy empedernido, doctorado en el arte de la seducción. Podía a tener a cualquier persona que se le antojase.
Les dejaron la carta del menú y un minuto después apareció el camarero con una botella de champán en una cubitera de plata. Jimin lo miró con cierto recelo. Ya había bebido en el hotel más de lo que tenía por costumbre. Pero estar con Yoongi le producía casi el mismo efecto que el alcohol. La cabeza le daba vueltas y le hacía ver a Yoongi en calzoncillos por el hotel. Había intentado ser lo más descarado posible, vistiéndose delante de él, para mostrarse tal como la prensa lo retrataba, pero todo había sido muy diferente cuando había sido Yoongi el que se había vestido delante de él. Había procurado no mirar aquel cuerpo tan escultural y musculoso.
Jimin había visto muchos cuerpos masculinos en la playa o en el gimnasio, algunos rayando realmente la perfección, sin embargo, había algo en el de Yoongi que le hacía estremecerse especialmente, haciéndole perder el control. Pero Jimin era el que jugaba al ratón y al gato con los hombres, no al revés.
Y no le gustaba la idea de que Yoongi tuviese tanto poder sobre él.
El camarero llenó las copas y se marchó discretamente para dejarlos en la intimidad. –¡Por nuestro primer año de matrimonio! –dijo Yoongi levantando su copa y acercándola a la de Jimin.
–Supongo que te refieres a nuestro primer y único año de matrimonio, ¿no?–replicó con ironía–. Si no me equivoco, los términos del testamento son muy claros: tenemos que casarnos antes del próximo mes y permanecer casados durante un año exactamente.
Min echó un trago antes de responder.
–Sí, pero, ¿y si nos gusta seguir casados? ¿Y si vemos que al final nos llevamos mucho mejor de lo que habíamos pensado? Podríamos seguir casados todo el tiempo que quisiésemos, ¿no?
Jimin, sorprendido, se dejó caer hacia atrás en el asiento, como si Yoongi lo hubiera empujado con fuerza con las manos.
–No puedes estar hablando en serio –exclamó Jimin.
–No, sólo estaba bromeando –dijo Yoongi con una amplia sonrisa enseñando sus dientes blancos e inmaculados y sus rosadas encías–. La verdad es que lo mejor que podríamos hacer cuando llegue el primero de mayo del año que viene sería tomar el dinero y salir corriendo.
Jimin trató de ocultar el resentimiento que sintió al oír esas palabras. Sabía que el dinero era la única razón que Yoongi tenía para casarse con él. Jimin estaba haciendo también lo mismo, después de todo. Casi no podía culparle de que acatara la voluntad de su abuelo.
Sus dos hermanos mayores, Hoseok y Namjoon, se habían casado libremente sin que se vieran presionados por nada, y tanto uno como otro vivían felices ahora con sus parejas y sus hijos. Namjoon y Jin habían estado separados durante unos meses, pero se habían reconciliado poco antes de la muerte del abuelo. La gran ilusión de Sehun había sido poder para ver a sus tres nietos casados antes de morir, pero al enfermar tan de repente había decidido tomar cartas en el asunto y hacer algo para que Yoongi, el único de los tres nietos que aún no estaba casado, sentara la cabeza y dejase de andar por ahí de flor en flor.
Por qué Sehun le había elegido a Jimin para novio de Yoongi era, en cambio, un misterio. Tenía que estar al corriente de lo mal que se llevaban.
Durante los últimos años, habían estado siempre insultándose y discutiendo el uno con el otro cada vez que se habían visto obligados a asistir juntos a alguna de las fiestas de los Min o de los Park.
Jimin sabía mucho sobre la historia de la familia Min, ya que había formado parte de su círculo durante años. Su padre, que era coreano, había hecho una gran amistad con Sehun y, con su ayuda, la humilde empresa de contabilidad que tenía había llegado a convertirse en una de las más prestigiosas de Europa.
Al igual que Yoongi y sus hermanos, Jimin había crecido en un ambiente de personas ricas y famosas. Celebridades que, lejos de ser ídolos intocables, eran amigos y conocidos que asistían regularmente a las mismas fiestas y actos sociales.
¿Qué les parece la adaptación?
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