Bocaditos. Capítulo único.
【Notas de la autora】
▶ Este es el primer one-shot que hago de una de mis parejas preferidas de la saga: Klavier Gavin y Ema Skye.
▶ El escrito se sitúa al final de El caso de la serenata.
▶ Teniendo en cuenta los meses que transcurren entre un caso y otro, es suficiente para que ambos personajes se vayan conociendo y, sabiendo que Klavier dijo explícitamente durante el caso en cuestión que quería volver a Ema, no me es de extrañar que su relación sea lo que se conoce como amor apache.
▶ Los personajes de Apollo Justice: Ace Attorney no me pertenecen sino a Capcom Co., Ltd.
▶ La edad de los personajes es: 24 años para Klavier y 25 años para Ema.
▶ Como siempre, trataré de no hacer demasiado ahínco en los detalles.
▶ La imagen usada para la portada es un artwork oficial del juego (aunque sin el fondo en donde aparecen a lo lejos Apollo y Trucy), por ello le doy crédito a Capcom. Yo solo le agregué un filtro, una pegatina y el título.
Y sin más dilaciones, espero que disfruten de esta pequeña historia.
Klavier Gavin, el nombre que no dejaba de hostigarla todos los días sin importar que se encontrara en los tribunales o en sus horas de trabajo como inspectora, incluso podría decirse que era acosada por él en sus horas libres a pesar de no contar con su presencia, pero eso ya sería caer en la paranoia y, para alguien como ella que confía en la ciencia antes que en cualquier otra cosa, es una completa ridiculez; sin embargo, le resultaba irritante tener que escuchar o ver algo que le recordase a ese maldito fiscal arrogante, pomposo, idiota, megalómano,... que nunca tuvo el gusto de conocer y que siempre acababa por arruinar su buen humor (especialmente si se tiene en cuenta que el caso actual del que estaba a cargo sigue un tanto estancado, lo mejor es evitar ponerse en el camino de Ema Skye... por el momento).
"¿Mi día podría ir a peor?", se preguntó mentalmente mientras sus pasos la guiaban hasta la máquina expendedora más cercana que hay en la estación de policía, esperando que sus bocaditos predilectos le ayudasen a apaciguar ese humor de perros con el que cargaba desde muy temprano por la mañana; aunque, pensándolo bien, quizá es mejor evitar hacerse ese tipo de preguntas si es que no quieres llevarte una terrible sorpresa... demasiado tarde.
—Estupendo...- Ema emitió un bufido al ver que su ansiado premio se quedó atascado en la máquina —Esto es justo lo que necesitaba- masculló con el sarcasmo plagado en su voz al instante en que le asestó un golpe al dichoso aparato bueno para nada que se negó a darle sus bocaditos, siendo la gota que derramó el vaso de su paciencia — ¡Joder!- varios de los agentes que transitaban por el pasillo voltearon a verle con curiosidad al escuchar a la inspectora maldecir en voz alta, más ninguno se atrevió a prestarle ayuda al temer por sus vidas, pues muchos de ellos ya habían conocido el dolor gracias a cierta fiscal alemana.
—Fräulein Skye...- esa molesta voz era lo que menos deseaba escuchar la castaña en un momento como este, ¿es que acaso el universo solo quería verla sufrir?, pero debía encararlo, así le sería más fácil deshacerse de él —...si nadie en la estación de policía la conociese, diría que ha tenido un mal día- "No tiene ni la menor idea, fiscal Gavin" —De cualquier forma- continuó el joven fiscal —Le aconsejo que debería tener más cuidado con ese vocabulario suyo, no es propio de una inspectora de su calibre el comportarse de un modo tan vulgar- esbozó una media sonrisa que sería capaz de hacerle perder los estribos a la investigadora científica que tenía enfrente, no faltaba mucho para que estallase, así que debía ir con cuidado —Le hace perder su encanto-
—Pse... dudo demasiado que le importe algo tan trivial como lo es mi manera de expresarme- la castaña se cruzó de brazos, no iba a caer tan fácil en su juego de provocación —Podrá ser mi superior, pero eso no le da derecho de decirme cómo debo comportarme, ¿o sí?-
—En absoluto, inspectora Skye- la susodicha frunció el ceño ante este extraño comentario, pues conocía al fiscal demasiado como para saber que algo estaba tramando y, por supuesto, eso podría explicar el que estuviese aquí en la estación de policía, pero más específicamente con ella.
"¿A qué quieres jugar ahora, Klavier?".
—Dilo...- sentenció la castaña, mostrándose recelosa con la estrella de rock luego de un minuto de silencio que pareció ser eterno. De ser necesario, podría sacarle la verdadera razón por la cual vino hasta aquí a golpes... es mejor ser directa con este idiota sabiendo lo mucho que detestaba que jugase con ella.
— ¿Qué quieres decir, fräulein?- la ligera sonrisa dibujada en el rostro del moreno era todo lo que necesitaba para acabar con sus dudas
"Bingo".
— ¿A qué has venido aquí, Klavier?- estando a solas en el pasillo, la castaña podía permitirse hablarle sin ninguna formalidad. Ya han trabajado juntos por mucho tiempo, ¿por qué no darse este pequeño lujo?
—No sé de lo que me hables, Ema-
—No te hagas el inocente conmigo- le señaló con el dedo índice — ¿De verdad crees que me voy a tragar esta pequeña escena tuya donde solo tienes una conversación "normal" conmigo? ¿Qué solo estás aquí de paso para saludar?- bufó —No soy tan ingenua como piensas-
—No esperaba menos de ti, mi querida Ema- el fiscal tuvo el atrevimiento de colocar un mechón de cabello tras la oreja de la susodicha, provocando un sonrojo inmediato en ella.
— ¡No te atrevas a llamarme de ese modo!- su mal humor volvía a hacer acto de presencia al mismo tiempo que se alejó del tacto del chico — ¡Ni tampoco se te ocurra cambiar la conversación!-
—De acuerdo, haré lo que me pidas- Klavier se encogió de hombros; era preferible esperar a que la inspectora se tranquilizara, pero teniendo en cuenta lo linda que se ve enojada, es cuestión de tiempo para que decida sacarla de quicio una vez más.
— ¿Y?- alzó ambas cejas al no obtener respuesta alguna del fiscal — ¿Me vas a dar una buena excusa o tendré que sacar conjeturas indebidas?-
—No tendré problema alguno con que pienses mal de mí- volvió a encogerse de hombros, restándole importancia al interrogatorio de Ema —Pero si insistes con que te dé una respuesta...- el fiscal rodeó a la castaña con el fin de posicionarse frente a la máquina expendedora y, sin hacer uso de fuerza excesiva, solo le bastó darle un "empujoncito" al dichoso aparato para liberar el preciado alimento chatarra de Ema —Aquí tienes- completó su acto al girarse sobre su talones para ofrecerle el premio mayor a la inspectora.
Por otra parte, bastaba ver la cara de estupefacción en Ema Skye para darse cuenta que no era capaz de concebir la idea de que a Klavier no se le haya dificultado conseguir esos malditos bocaditos, quizá porque ella había hecho todo el trabajo duro y solo le faltó dar un último golpe. "Maldito presumido", gruñó para sus adentros al convencerse que esa era la única explicación plausible.
—Ahora resulta que fuiste tú el que planeó todo, ¿no es así?- esas adorables mejillas se inflaron, dejando en claro su molestia.
—Por mucho que lo niegue, estoy seguro que no vas a creerme- replicó el moreno con su media sonrisa que tanto lo caracterizaba.
—Como sea...- bufó —Agradezco su ayuda fiscal Gavin, sin embargo, debo pedirle que se retire- extendió la mano, a la espera de recibir sus bocaditos antes de arrebatárselos por las malas —Aún tengo trabajo por hacer con el caso actual y tampoco es que quisiera distraerle, aunque... claramente parece ser que tiene mucho tiempo libre, ¿no es así?- esbozó una sonrisa burlona, esperando que su comentario fuese suficiente como para ahuyentarlo.
—No tan rápido, fräulein- sabiendo cuál sería el próximo movimiento de Ema, Klavier retiró los bocaditos fuera del alcance de la inspectora —Esta vez no te resultará tan sencillo escabullirte-
—Serás un...- tuvo que morderse la lengua antes de soltar una sarta de maldiciones — ¿A qué estás jugando, Klavier? ¿Qué es lo que quieres (esta vez) de mí?- la paciencia de la inspectora estaba llegando a sus límites, pues de nada le serviría el tratar de arrebatarle sus bocaditos sin quedar en ridículo debido a su altura.
— ¿Cómo puedes estar tan segura que se trata sobre ti?- el moreno enarcó una ceja, estaba dispuesto a tener un duelo con su querida investigadora científica.
— ¿Y cómo no estarlo?- contraatacó — ¿Por qué otra razón vendrías aquí si no es para molestarme?-
—Parece que no puedo tomarte desprevenida, fräulein- alzó los brazos en "aparente" señal de rendición —Pero si tanto deseas saberlo, te lo diré- la castaña estuvo a punto de replicarle, sin embargo, el fiscal se adelantó a ello —Con una condición-
— ¡Debes estar de broma!- ¿Acaso escuchó bien?, ¿aceptar una petición de este maldito fiscal megalómano? ¡Bah! ¡Ni en sus peores pesadillas!
— ¿Me crees capaz de algo así?-
— ¿Quieres que sea sincera?-
—Vale, fue una pregunta estúpida- puso los ojos en blanco, en verdad que debía estar loco por seguir con esta conversación, especialmente cuando Ema le mostraba una sonrisa de suficiencia.
—Habla de una maldita vez, Klavier, no tengo todo el día- la castaña sí que sabía cómo romper el encanto del momento. Ser propensa a enojarse con facilidad es una de sus mayores cualidades.
—Iré al grano- sentenció el moreno —Vine hasta acá con la intención de pedirte una cita...- ahora fue el turno de Ema para rodar los ojos, provocando que el fiscal emitiera un suspiro cansino en respuesta.
Desde que sus ojos se cruzaron con esos bellos orbes esmeraldas en el parque People durante el caso de Wocky Kitacki, la estrella de rock ha intentado (por todos los medios) pedirle una sola noche en la cual pudiera pasar tiempo con ella. Quizá una salida al cine o una cena romántica no estaría mal, lo único que deseaba era pasar más tiempo con la inspectora para conocerla mejor; no obstante, Ema es un hueso duro de roer, por lo que siempre termina complicando sus planes.
"Pero no esta vez, fräulein".
Antes de ir a la oficina del fiscal, Klavier Gavin tomó un desvío en su pequeña rutina para hacerle una visita a su inspectora preferida; sabía que el caso en el que estaba involucrada la tendría inmersa en su oficina o, tal vez, en la escena del crimen, sin embargo, esperaba tener suerte de encontrársela antes de que cualquiera de esas opciones se cumpliera.
Estando ya en la estación de policía, preguntó a un par de agentes por Ema Skye y, a pesar de las advertencias sobre el mal humor de la castaña, el fiscal decidió ir a su encuentro en este pasillo. Lo único que no esperaba, fue encontrarla peleándose con la máquina expendedora, pero fue suficiente para que su mente maquinara una estrategia que podría funcionar para obtener esa cita que tanto deseaba. Los bocaditos.
—Por favor, Klavier, ya sabemos cómo va a terminar esta conversación-
—Puede ser- ese brillo malicioso en los ojos azules del fiscal causó un estremecimiento en la espina dorsal de Ema, ¿en qué diablos está pensando? —Aunque esta vez será un poco diferente-
— ¿A qué te refieres?- inquirió la inspectora con cautela.
—La condición de la que te hablaba-
"¡Oh, no!".
"¡Oh, sí!".
—No estoy segura de sí quiero saberlo-
—Lo sabrás de cualquier manera- Klavier sacudió la bolsa de bocaditos frente a la cara de una asustada Ema. Era ahora o nunca, debía ser directo —Te daré tu comida chatarra que tanto adoras, solo si aceptas salir esta noche conmigo-
Se hizo un silencio absoluto en lo que la inspectora digería esas palabras, parece ser que el fiscal quería poner a prueba su fuerza de voluntad o algo por el estilo. ¿En verdad sus bocaditos valían tanto como para aceptar dicha propuesta? ¡Tendría que estar mal de la cabeza como para considerar aceptar algo así! ¡Es absurdo! ¡Inconcebible!
Por otro lado, su mal humor podría provocar que la máquina expendedora volviese a fallar (después de todo ya está más que comprobado que la mente humana puede afectar el mundo físico para cambiarlo a su conveniencia) y, entonces, su día iría a peor. Ni siquiera ella misma podría soportarse.
—Klavier, no quieres hacerme esto- el sonrojo que adornaba sus mejillas dejaba en claro que estaba reflexionándolo. Por mucho que intentase ocultar sus sentimientos, a veces resultaba ser muy evidente.
— ¿Qué tan malo puede ser para ti, Ema?- el fiscal se acercó lo suficiente a la castaña, dándole la oportunidad de susurrarle como si de un gato le ronronease a su dueño — ¿Tanto deseas tenerme lejos?- su voz parecía dolida de pensar en esa posibilidad.
—N..no se trata de eso, Klavier-
— ¿Entonces? ¿Qué es lo que quieres de mí?-
Ema se guardó su respuesta en ese instante, sus emociones eran una tormenta que le impedían pensar con claridad, sin embargo, una de ellas predominaba por sobre las demás: miedo. Miedo a salir lastimada o, peor aún, lastimar a Klavier.
Luego de varios minutos en los que el silencio predominaba, el fiscal volvió a proferir un suspiro; de haber escuchado las advertencias de esos agentes, no habría tenido que sufrir tal humillación, pues estaba claro que la inspectora no estaba lista para algo serio.
—Será mejor que me vaya...- comentó de repente, alejándose de la castaña; no iba a dar más excusas ni razones, lo único que quería era irse de este maldito lugar —Toma- le entregó los bocaditos.
—Klavier...-
—Te veré después, fräulein- se despidió luego de darle la espalda
— ¡Espera!- antes de siquiera dar un paso, Ema hizo lo impensable: le tomó de la mano para retenerlo un poco más —Acepto- respondió sin más.
— ¿Qué?- pasmado por el gesto de la chica, el moreno se giró para verla.
—Tendré una cita contigo- su rubor aumentó, es por ello que desvió la mirada en cuanto sus ojos se toparon con los zafiros del moreno.
—Ema, ¿acaso estás...?- no pudo continuar con su frase, ya que le sorprendió que la chica tomase la iniciativa al alzarse sobre la punta de sus pies para rozar sus labios.
— ¡Será mejor que llegues temprano!- sentenció al separarse del fiscal, buscando alejarse de él lo más pronto posible antes de que alguien los pillase por sorpresa y se diera cuenta del embarazoso momento que estaba viviendo.
— ¡Pasaré por ti a las ocho!- vociferó el moreno al darse cuenta que esto no se trataba de un simple sueño, era la realidad.
— ¡Más te vale!-
"Esto no pudo haber salido mejor", pensó Klavier Gavin con una enorme sonrisa dibujada en su rostro mientras veía alejarse a la inspectora. "Todo gracias a esos bocaditos".
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