Day 7/Maestro-Alumno/Serokami
Bien, debía de respirar y sentirse tranquilo, nervios fuera y hablar con la naturalidad de siempre.
Pasó al frente, viendo a todos sus compañeros expectantes a lo que diría, también vio a Kirishima, y este le alzaba el pulgar, en señal de que todo iría bien.
No, no debía de tener nervios, solamente se iba a declarar indirectamente frente a la clase, a su profesor de literatura.
Lo normal.
Suspiró, tomó aire para calmar un poco sus nervios.
—Cuando gustes, Kaminari— no, no voltearía a ver al dueño de aquella voz ronca, se pondría más nervioso de lo que, de por sí, ya estaba.
A los bonitos ojos azabache,
que de mi mente no se apartan,
no me dejan prestar atención a clase,
ni por arte de magia.
Joder, se sentía un puto poeta.
Las risas de sus compañeros le habían dejado en claro que la poesía no era para él, joder, y que aparentemente, su declaración había sido desastrosa.
O sea, sí, daba pena ajena.
—Bien, ven acá para calificar eso— aquella voz burlona lo sacó de sus pensamientos, y con su cabeza gacha fue a entregar la hoja donde estaba plasmado su noble escrito, no podía ni mirarlo a los ojos, joder, no después de tal humillación.
—Bien, Octavio Paz, espero que su confesión a haya cautivado a aquella señorita— lo escuchó reír mientras el lapicero azul calificaba su trabajo, no levantó su rostro sonrojado, eso lo delataría aún más.
—Gracias— comentó una vez le devolvieron su hoja rayada, y a paso rápido corrió a su asiento delante del pelirrojo.
—Tranquilo, viejo— palabras consoladoras de su amigo ON. — No eres el mejor poeta, después de todo.
—Oh, gracias por decir que mi verso apesta, me hace sentir mucho mejor— comentó viendo irritado a su amigo, el cual seguia riéndose de él.
—Y bueno, ¿qué calificación te puso?
Oh, joder, cierto, si se había humillado (casi siempre lo hacía) debía al menos ponerle una buena nota ¿no?
Entonces fue cuando lo vio, al lado de aquella firma y aquel 8 cerrado se encontraba una notita a tinta azul.
Deje de coquetearle al profe >:v
Se sonrojó, ya recordaba por qué le gustaba su profesor.
Ni vergas dejaba de coquetearle.
Se supone que debía de subirlo ayer ¡PERO NO HABÍA TIEMPO!
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