Capítulo III: Cazador Rojo
"Un Demonio nace cuando un alma humana se quiebra"
Capítulo III "Cazador Rojo"
Yuta sufría de un gran dolor, hoy recibio otras tres palizas en la calle pero a cambio logro hacerse con ocho teléfonos robados y un par de billeteras que apenas tenían unos pocos Yenes, no eran mucho pero servirían para subsistir. Actualmente se encontraba en una electrónica de muy mala reputación sosteniendo una bolsa negra en su mano derecha, su ojo derecho se encontraba morado y su labio se habia partido como consecuencia de las golpizas que recibió, sin mencionar los múltiples moretones que ocultaba su ropa, odiaba que lo golpearan en la cara porque esas eran lesiones que no podía ocultar de Yuji.
El encargado de la tienda era un hombre cuya apariencia generaba repugnancia y asco, su aspecto era un desastre y su cabello largo estaba endurecido por la mugre que acumulaba, era uno de esos tipos que veías y era inevitable no decir "es una mala persona". Cómo si fuera poco tan pronto noto que el chico estaba golpeado no pudo contener una jocosa carcajada, parecía deleitarse imaginando cómo lo habían golpeado para dejarlo en su estado actual.
-Yuta, Yuta, Yuta ¿Que tus padres no te enseñaron que robar es malo? Oh cierto ¡están muertos!- bromeo para su propia diversion en lo que debía ser la peor broma del mundo.
-Estoy aquí por negocios- se quejo el adolescente mientras fruncía el entrecejo, dejo la bolsa negra frente al hombre mostrándole el total de teléfonos robados en el mes, sumados eran cincuenta y dos de marcas y modelos distintos.
-Eres aburrido, no entiendes el buen humor- farfullo mientras ojeaba más a detalle la mercancía -nada mal, eres bastante suertudo con esto- movía su cabeza de un lado a otro disfrutando del botín.
-No te olvides mi parte- le recordó irritado deseando acabar con esto de una vez.
-Oh cierto- de forma perezosa se marchó de la habitación dejando solo al chico, al cabo de unos minutos volvió con tres fajos de billetes realmente grandes -con esto debería ser suficiente-
Sin perder el tiempo uso su Quirk para atraer el dinero a sus manos sin tener que tocar al miserable hombre que lo traía -nos vemos la próxima semana- se despidió dándole la espalda mientras por pura precaución guardaba los fajos en su abrigo.
Ese hombre no le caía para nada bien, le resultaba insoportable, pero aún así debía tolerarlo ya que pagaba bien, podia ser la persona más despreciable del mundo pero hasta ahora no lo había estafado, con algo tan simple como eso había logrado ganarse su fidelidad en lo que a negocios se refiere.
Pese a que estaba cansado tras su larga jornada de "hurtos" y sus músculos palpitaban aún sufriendo por las palizas que le tocaron aguantar prefirió elegir el camino largo hasta el departamento que compartía con Yuji. Mañana era el día, ese maldito día que esperaba nunca llegará, ahora estaba a la vuelta de la esquina y era tan inevitable como el fuego que se apaga tras mojarse.
Había hecho lo mejor que pudo para resguardar el secreto, para impedir que Yuji se enterara de la situación atroz en la que vivían, pero su tiempo simplemente se acababa. Pronto se vería obligado a lidiar con consecuencias que ni siquiera eran propias de sus acciones si no de los miserables padres que alguna vez tuvo, individuos tan despreciables que tras recibir su cruda sentencia de castigo prefirieron rebelarse para ser asesinados ignorando que entonces la carga que se les impuso ahora pasaría a ellos, sus hijos.
Había mantenido oculta la verdad, no deseaba que Yuji sufriera al recordar la historia de sus padres, que sus ideales nobles y pureza se quebraran al saber sus orígenes pecaminosos que olvidó por ser demasiado joven en ese entonces, apenas tenia cinco años y el mismo llegaba a los nueve, apenas más grande que Yuji ahora.
Sus padres para nada eran buenas personas, quizás hasta podría decirse que eran de la peor calaña que había, criminales, peor aún gánsters que trabajaban para la Yakuza, aunque nunca pudieron ascender en ese mundo por lo débiles que eran. Robaron bancos, extorsionaron a tanta gente, mataron a muchos otros, nunca se lo dijeron directamente pero pese a ser un niño se daba cuenta de cosas, en las noches y en gran mayoría de los días estaba solo con Yuji, incluso con sus progenitores vivos seguían siendo el y su hermano contra el mundo, lo único que afortunadamente hacian bien ese par de cretinos era el alimentarlos y dejarles dinero para que se cuiden.
Eran malas personas que murieron como vivieron, escuchando su codicia egoísta. Un día durante un atraco multimillonario a una joyería se hicieron con un botín inigualable, la tentación y oportunidad frente a sus ojos les ganó, lograron hacerse con las piezas más valiosas a escondidas, su valor era tal que les permitiría empezar de nuevo en el país que quisieran y tener aún así una vida llena de los lujos más costosos.
Esa noche mientras Yuji dormía le hicieron ayudar a empacar todas las pertenencias para irse lo más pronto posible, pero sus planes y codicia hasta ahí llegaron, la familia Yakuza invadió su casa completamente rencorosa de que unos don nadie intentarán timarlos de esa manera. El quedó apartado mientras un par de hombres golpeaba a sus padres para darles una lección, luego recuperaron la fortuna que representaba el botín robado.
Cómo castigo por su traición la familia les advirtio que ahora tendrían que pagar hasta el último de los Yen que habían intentado estafar. La deuda simplemente era imposible de saldar en una vida, vio como el horror se volvía visible en los rostros de quienes lo trajeron a este mundo y de un segundo para otro sus ojos se apagaron en rendición.
Los dos intercambiaron miradas, llevaban años en este negocio y sabían que la esperanza era el peor de los venenos, te daban la oportunidad de salvar tu vida aunque a final de cuentas resultaba imposible, ellos querian que sufrieran sus últimos años en completa desesperación. Supieron de inmediato que ninguno de los dos quería esa vida, no la resistirían y por eso decidieron que lo mejor era abandonar todo sin mirar atrás ni pensar en nada, ni siquiera en sus hijos.
Los dos forcejearon con sus captores logrando liberarse y atacaron al jefe sabiendo lo que eso significaba, fueron detenidos en el acto pero su cometido ya estaba cumplido. Nadie atacaba a la familia sin severas consecuencias, con un simple movimiento de cabeza el jefe ya viejo y canoso hizo que sus matones tomarán a los padres Hinkon y se los llevarán, Yuta nunca volvió a verlos después de ese día pero sabía perfectamente cuál fue su destino.
-Niño las reglas de la familia son claras, las deudas de uno pasan a su descendencia sin importar su destino, ahora es tu deber saldarlas o sufrir las consecuencias, tienes un lapso de tres años para lograrlo, si fallas no tendrás más oportunidades- le dijo con frialdad el hombre mientras se levantaba del sofá en el qué eligió sentarse -escapar es inútil, siempre terminamos por encontrar a los cobardes y su destino es aún peor que el que tenían antes- finalizo su amenaza mientras cruzaba el umbral hacia la salida, ya nada lo ataba a quella posilga.
Yuta trago grueso mientras desviaba la mirada, ese recuerdo permanecía grabado en su mente de forma irreversible, un recuerdo constante de que su tiempo era limitado y no tenía forma de escapar. Recaudo tanto dinero como pudo en los últimos años pero estaba seguro que aún le faltaba mucho más, pero ya no tenía más tiempo, su cuenta regresiva mañana llegaba a cero cumpliendo el plazo de tres años que le dieron.
No había nada más que pudiera hacer a su alcance y solo había una cosa que esperaba poder hacer, un único deseo que le daría paz a su conciencia pasará lo que pasará, solo le quedaba rogar por qué cumplieran su capricho.
Allí estaba de nuevo, otra vez parado frente a la puerta de un hogar que hace mucho dejo de brindarle comodidad, un hogar que nunca podría abandonar o dejar atrás por qué allí se encontraba aquello que más quería en este mundo, lo último que le quedaba y aquello que esperaba proteger hasta su último aliento. Yuta estaría dispuesto a dar lo que fuera por su hermano, nada implicaba el riesgo o sacrificio suficiente si así lograba manter a su preciado Yuji a salvó.
De nuevo lo hizo, paso a través de la puerta cruzando una inmensa oscuridad que no se originaba en la casa o cualquier medio terrenal, esa oscuridad nacía dentro de Yuta, era la oscuridad que se despegó de el para adherirse a las paredes y así poder reflejarle continuamente en la miseria que vivía. Su día a día robando a idiotas descuidados y recibiendo palizas cuando no lograba escapar, el tener que pasar por inmundicias comiendo los alimentos más desabridos y precocinados posibles para sobrevivir, ya había olvidado lo que era una comida casera preparada por padres amorosos, ahora que lo pensaba ese era un sentimiento que nunca conoció realmente.
A este punto su existencia era más sufrimiento que vida ¿Y todo para que?. El lo sabía, su vida, su sufrimiento, su existencia misma solo tenía un propósito de ser, proteger la inmensa luz que emanaba Yuji, era lo único que importaba y estaba bien con eso, ese era su rol como hermano mayor, cargar con el peso de sus horribles vidas para que Yuji pudiera salir adelante, para que su luz no se extinguiera el debería hundirse en la más profunda oscuridad, y eso estaba bien para el.
-¡Yutaaaa!-
La voz del menor hizo eco en la oscuridad que cubría sus ojos, su luz pronto se hizo visible erradicando aquellas tinieblas que lo rodeaban hasta dejarlas en el olvido momentáneo. Su hermanito no tardó en llegar hasta su vista con su enorme sonrisa llena de inocencia, se había vuelto todo un experto en el vuelo con se quirk recién descubierto. Una sonrisa irónica apareció por reflejo en sus labios, cuando creía que era imposible que Yuji fuera más puro adquiría la capacidad de volar, incluso sin alas el ya era un ángel que con su presencia hacia emerger una luz igual de intensa y calida que el sol, esa calidez le daba confort a su alma, pese a todo lo que tuvo que vivir y se vio obligado a hacer por sobrevivir seguía siendo un adolescente de nada más que doce años al que el mundo forzó a madurar arrebatándole toda luz de su alma para proteger a su hermano y asegurarse que no perdiera su luz también.
-Hermano... ¿Estás bien?- su infantil voz propia de un mocoso de ocho años sonaba preocupada. Veía a su hermano con una mirada devastada que cargaba un inmenso sufrimiento, no terminaba de comprender lo que le pasaba pero si entendía una cosa, el se sentía mal y lo necesitaba, era su turno de devolverle todo lo que hacía -¡No temas hermano, todo está bien! ¡Por qué yo el gran héroe Flyman estoy aquí! ¡Todos los malos saldrán corriendo cuando me vean llegar del cielo!-
El menor hablo con firmeza en cada una de sus palabras mientras su vigorizada voluntad lo hacía elevarse aún más del suelo en un intento de hacer más imponente su figura, quería lograr que Yuta lo viera como un hombre fuerte, capaz de ayudarlo y ser un héroe como siempre había deseado impulsado por la fantasía de su imaginación infantil en pleno apogeo. Su inocencia lo cegaba haciendo que le fuera imposible ver lo roto y quebrado que ya estaba su hermano, el como la oscuridad ya lo marcaba aferrándose a el con claras intenciones de no soltarlo pues en su destino reinaban las sombras.
-Yuji...- era imposible que su voz no sonara quebrada y débil, ya era un milagro que pudiera contener las lágrimas de sus ojos. Sin aviso tomo por sorpresa a su hermanito cubriéndolo con sus brazos para darle el abrazo más fuerte que le hubiera dado hasta ahora. Mañana podría ser su último día vivo y era consciente de eso, la amenaza de que todo llegará a su fin lo hizo aferrarse con todas sus fuerzas a Yuji y la calma que le daba su luz, si su tiempo estaba llegando al fin de forma tan rápida deseaba pasar el tiempo que les quedaba juntos, era lo que más feliz lo haría -vamos a comer... Aún tenemos Sandwiches-
Es hoy, ya había llegado el dia que tanto deseo evitar, el día de recaudación que ponía en riesgo total su vida. Yuta empezó a respirar profundo para que las bocanadas de aire pudieran tranquilizar sus nervios e inquietud. Si dejaba que el miedo lo consumiera ahora todo podría salir mal, necesitaba ser firme y usar toda su voluntad para que sus palabras tengan el mayor peso posible. Pero antes de que todo comience tenía algo que dejar en claro con su único rayo de luz en la oscuridad.
-Yuji ¿Me estás escuchando?- pregunto con la voz más firme que pudo usar en estos momentos, su mente ya se encontraba en calma habiendo aceptado lo inevitable como obra del destino.
-Por supuesto hermano- el menor asintió con la cabeza mientras se acercaba con pasos suaves que delataban su nerviosismo, no estaba acostumbrado a ver ese comportamiento en su hermano.
-Quiero que te quedes en tu guarida de héroe y no salgas sin importar lo que escuches afuera- Yuta le encomendó con la mejor sonrisa que pudo dar, queria borrar el miedo en el rostro de su pequeño hermano -¿Lo entiendes Yuji?-
No lo hacía, el menor no lograba entender por qué le pedía hacer tal cosa pero su hermano se lo estaba implorando, le rogaba con la mirada más triste que le vió hacer, simplemente no tuvo alternativa -Si hermano, eso hare- asintió con la cabeza mientras su mirada permanecía fija en el suelo dudando de lo que acaba de decir, no le convencía la respuesta que dió.
-Gracias Hermanito, siempre puedo contar contigo- acercó su mano hasta su cabeza para despeinar su cabello en un acto cariñoso que demostraba el aprecio sincero que sentía por el -Flyman nunca me defrauda-
Luego de eso salió del cuarto cerrando la puerta detrás suyo, no sin antes cerciorarse que en efecto Yuji estaba escondido. En soledad recorrió los pasillos de su hogar que sin su hermano para iluminar todo con su luz cuál antorcha todo se cernía en la más siniestra oscuridad. Finalmente del cuarto de sus padres tomo un maletín y se dirigió a la sala principal para abrirlo y así revelar la presencia de una gran suma de billetes que tras incluir los tres fajos de su último trueque logro llenar el maletín.
Observo el resultado de todo su esfuerzo sorprendido de que consiguiera hacer tanto, al final sintiendo que esa vista lo enfermaba ante la codicia que representaba decidió ocultarla tras el maletín cerrado. Ahora solo era cuestión de esperar, sabía que no demoraría mucho y no se equivocó, apenas media hora después escucho golpes insistentes en la puerta principal siendo su señal para abrirla, para ser un vejestorio de mierda si que le quedaba fuerza, parecía que iba a tirar abajo su puerta en cualquier momento. La sorpresa en sus ojos era palpable al no encontrarse el anciano que esperaba, en su lugar frente a sus ojos había un hombre joven de cabellos negros y ojos azules que vestía un elegante traje negro, el venía solo.
-¿Quien eres tu?- pregunto realmente confundido y desconcertado ante la presencia del desconocido, creía que el jefe de familia vendría en persona a recaudar su dinero.
-El viejo creyó que era una perdida de tiempo venir en persona- explico el joven hombre no mayor de veintitantos mientras se colaba al departamento, tan pronto puso un pie dentro del hogar Hinkon su rostro se vio asquiado ante la pocilga que representaba para alguien como el -ya veo por qué mi abuelo no quería venir aquí, es tremendo basurero- frunció su ceño creyendo que todo era un plan maquinado por su abuelo para joderlo.
Ante lo que acababa de escuchar Yuta no tuvo mayor reacción que quedarse paralizado en su sitio, no podía creer que el hombre que tenía delante era el nieto del jefe Yakuza. Se quedó perplejo y entro en un trance del que solo salió cuando volvió a escuchar su voz llena de crueldad y arrogancia.
-Niño deja de desperdiciar mi tiempo y dame el maldito dinero de una vez- exigió con una voz autoritaria que hizo estremecer al adolescente, aunque lo que dijo a continuación casi le da un infarto -se que solo son tu y tu hermano en este basurero, tengo órdenes claras de matar a ambos si no me pagan y no creas ni por un segundo que no lo haré por ser niños, este es el mundo en el que crecí y aquí se debe hacer de todo sin el más mínimo atisbo de misericordia-
La voz fria de esta sabandija cargaba una crueldad indescriptible digna de un mafioso hecho y derecho, Yuta sabía que todo lo que dijo era verdad, no había ni una sola mentira en sus palabras. Guiado por su desesperación fuera de control se apresuró a dirigirse a la sala principal donde tomo el maletín y se lo entrego a ese hombre -esto... Es todo lo que pude conseguir-
El mafioso sin siquiera molestarse en darle una mirada al chico abrió el maletín y contempló el dinero en su interior contándolo con su vista, eran muchos billetes pero no de cifras altas -¿Esto es una broma? Con esto no llegas ni a un tercio de la deuda-
-Lo se- Yuta lo admitió bajando la cabeza sintiéndose como un cobarde incapaz de mantener la mirada sobre el mafioso.
-¿Sabes las consecuencias de no saldar tu deuda?- el criminal cerró el maletín con un ruido seco y lo dejo a un lado para poder centrar toda su atención en el chaval, su mirada empezá a encenderse con un tétrico fulgor de malicia.
-Si, ya sé cuáles son... Pero, solo tengo algo que decir- Yuta finalmente logro encontrar las agallas para levantar su mirada llena de determinación y enfrentarse a aquel hombre, ya no le importaba su destino después de todo -se que vas a matarme y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo ¡Pero hice todo lo que pude en estos tres años para juntar el maximo dinero posible!-
-Y aún así no llegas a pagar tu deuda idiota ¿Ya está? ¿Eso era todo?- pregunto irritado ante como la situación se alargaba de forma tediosa y molesta, todos siempre tenían últimas palabras que colmaban su paciencia, los términos de este trabajo eran simples.
-Pagare lo que falta con mi vida así que por favor toma ese dinero y mátame, pero deja vivir a Yuji... Es lo único que te imploró- suplico sosteniendo la mirada de esos ojos azules, sus piernas sin embargo no tenían la misma resistencia que su voluntad y ante la intensa mirada del mafioso empezaron a temblar hasta que perdieron sus fuerzas y lo hicieron caer al suelo, de inmediato bajo la cabeza al piso y comenzó a rogar -por favor, solo déjalo a el-
-Dime una cosa Hinkon- su mirada se llenó de un inmenso asco mientras se fijaba en el chico postrado a sus pies -¿Cómo planeas dar tu vida por la deuda cuando tu mismo no le das ningún valor a esta?-
El horror se apoderó de sus ojos cuando comprendió lo que le decía el mafioso, simplemente estaba negándose a su petición -¡Haré lo que sea! ¡Trabajaré para ustedes hasta el último de mis días! ¡Solo déjalo en pa...!-
La petición desesperada que estaba haciendo el chico se vio interrumpida por su zapato que con una simple patada en la cara lo hizo callar -no mas oportunidades Hinkon ¡Ahora cierra la puta boca! ¡Me tienes harto!- se quejo cansado de escuchar como chillaba por algo tan patético, lo había cabreado con su pobre intento de negociar y ahora quería darle su merecido, eso era justo lo que haria así que antes de matarlo primero lo haría sufrir, descargo toda su rabia pateando su cuerpo en el suelo aprovechando su estado vulnerable.
Yuta no tuvo ninguna reaccion, el dolor y la sensación de las patadas en sus entrañas eran ya tan familiares que simplemente estaba acostumbrado a recibirlas hasta que cesarán. Está vez sin embargo algo fue totalmente distinto, algo lo saco del trance en el que se metía para ignorar su dolor, fue una voz a la distancia que cada vez se hacía más cercana, reconocía su valor y pureza idealista en cualquier lugar.
-¡Oye tu! ¡Sucio malhechor, deja a Yuta en paz!- Yuji llegó volando cuál estrella fugaz incapaz de seguir escondido mientras lastiman a su hermano. Se mantenía elevado en lo alto intentando verse imponente, queria intimidar a aquel hombre con su ventaja de altura y dandole la mirada más noble, más pura y determinada del mundo.
-¡¡Yuji, nooo!!- Yuta intento advertir a su hermano pero una patada entre sus costillas simplemente lo mando a callar mientras rodaba por el suelo.
-¿Y por qué debería hacerte caso niñato?- solto una carcajada mientras veia incrédulo el pobre intento de intimidación que le daba el chaval.
-¡POR QUE SI NO VOY A DETENERTE! ¡YO SOY EL HÉROE FLYMAN!- inocencia y heroísmo en su estado más puro desbordaban de sus palabras, sin aguardar ni un segundo más salio disparado hacia el mafioso dispuesto a darle el cabezazo más fuerte de su vida.
-¿Héroe?- repitió deleitándose con la estupidez del pequeño, sin ningún tipo de problema logro atrapar al chico de su garganta para empezar a ahorcarlo y dejarlo a su completa merced -¿Quieres ser un héroe chico?-
Yuji era incapaz de responder solo pataleaba en respuesta intentando liberarse de ese fuerte agarre, Yuta observaba todo desde su posición luchando por levantarse del suelo desesperado -¡NO LO LASTIMES!- intento amenazar pero con su apariencia maltrecha no lograba imponerse sobre nadie.
-No seas tan malo conmigo, cumpliré su sueño y lo haré de los más grandes heroes- su horripilante y macabra sonrisa se ensanchó mientras el fulgor de sus ojos cobraba vida transmitiendo calor a su mano, de inmediato está se incendio con un resplandor azul -¡Los caídos en acción!-
-¡¡YUTAAAAAAAA!!-
El niño que antes se había mostrado valiente y heroico ahora se quebraba ante el miedo recordando lo que era, tan solo un niño en una vida cruel y dura. Sus ojos lloraban desesperados mientras clamaba por su hermano esperando que lo rescate. Sus miradas se encontraron y Yuta nunca antes lo había visto tan aterrado, le estaba rogando por su ayuda como nunca antes lo hizo.
-¡¡¡YUJIIII!!!- intento llegar a el pero fue inútil, las llamas azules se encendieron en manos del mafioso antes de apoderarse de su hermanito, el lloro del dolor que le produjeron las llamas que se adueñaron de todo su cuerpo, gritaba desesperado por su ayuda, le pedia que lo rescate, que detuviera su sufrimiento, el más grande que había sentido en toda su vida y el peor que Yuta podía imaginarse -¡¡NOOOOOOOOO!!-
El sicario soltó a Yuji dejandolo caer al suelo como una bola de llamas y Yuta nuevamente intento llegar a su hermano pero el mismo hombre se lo impidió sujetando sus hombros con una fuerza que lo eclipsaba totalmente.
-Tu querías salvarlo más que nada ¿No? Seguro que no quieres perderte por nada ¡este espectáculo mortal!- exclamó con una divertida malicia mientras lo forzaba a ver el cuerpo del menor retorciéndose entre el fuego -¡Mira fijamente! ¡Tu hermanito está brillando! ¡Es un puto sol!-
Era el hijo de puta más desgraciado que hubiera conocido, Yuta estaba seguro de eso mientras veía entre lágrimas a su hermano luchando contra las brazas, su piel se quemaba y deshacía de forma morbosa exponiendo sus musculos al rojo vivo, su sangre se calentaba haciéndolo sufrir aún más antes de evaporarse. Su ropa fue lo primero en quemarse, luego su melena castaña y finalmente su piel, su hermanito grito y rogó por ayuda desesperada a los cuatro vientos hasta que su corazón no aguanto más y cedió al calor infernal que se arraigaba en sus venas.
Cuando todo quedó en silencio y su hermanito dejo este mundo en el peor de los sufrimientos Yuta cayó al suelo de rodillas llorando sin ningún tipo de consuelo, estaba destrozado, su alma se terminó de romper y ya no había ninguna luz que lo salvará de la oscuridad, su más pura fuente de luz había sido asesinada enfrente suyo extinguiendo su resplandor para siempre y dejándolo solo con la fría sombra de un fantasma que ahora solo vivía en sus recuerdos.
-Wooow si que era ardiente, míralo nada más- el Yakuza bromeo de forma maliciosa realizando un chasquido con el que extinguió las brazas que cubrían el cadáver exponiendo su horripilante estado -tengo que admitirlo, tu hermanito si que era especial- no tenía razones para apagar sus llamas solo lo hizo por el mero placer de disfrutar el sufrimiento de Yuta.
-Maldito... ¡Maldito!... ¡¡¡MALDITO!!!- el joven solo gritaba a los cuatro vientos con el control sobre si mismo perdido, su rabia y odio revitalizaron sus piernas permitiéndole ponerse de pie con nada más que puro coraje -¡¡VOY A DESTROZARTE!!-
-Ooh ¿En serio? ¿Un niñito como tú?- se burló disfrutando de la rabia que emanaba el Hinkon, seguro de si mismo y con la mayor arrogancia que podía tener abrió los brazos mientras le dedicaba una sonrisa burlona -¡Vamos, te doy un golpe de cortesía! ¡Haz lo mejor que puedas inútil!-
Lo odia, lo detesta ¡Lo quiere muerto!. Eso era lo que pensaba Yuta mientras apretaba los puños con todas sus fuerzas enterrando las uñas en su propia carne. Transmitía todo su odio y deseo de destruir al canalla a su puño concentrando todo su rencor en ese punto. Corrió y golpeó con todas sus fuerzas el estómago del mafioso, si sintió dolor no lo demostraba solo le permitía ver su horrenda sonrisa engreída.
-Jajaja inútil- se burló del pobre ataque que realizo el desnutrido muchacho mientras sus propias manos ahora se encendían gracias a su Quirk -perdiste tu oportunidad, de nuev...-
Se reventó, esa era la única forma de describir lo que paso, el abdomen del mafioso simplemente estallo en pedazos de carne y tripas justo donde Yuta lo golpeó, por primera vez invirtió su Quirk de atracción generando el efecto de repulsión que hizo explotar el tronco del mafioso, todo gracias al odio inmenso y la oscuridad que se adueñó de su ser.
-Ja... ¿Y recién haces esto?... Pudiste salvarlo en vez de estar llorando...- se burló de él por última vez mientras la sangre brotaba de su abdomen ahora incompleto, incapaz de conservar sus fuerzas cayó al suelo muerto de inmediato.
¿Horror? ¿Pánico? ¿Eso debería sentir ante su nueva habilidad? Yuta no estaba seguro, solo podía decir con seguridad que lo disfruto, disfruto más que nada patear la cara de ese miserable muerto hasta desfigurarla y dejarlo en su totalidad irreconocible. Cuando finalmente descargo todo su odio tomo el mismo maletín que había llenado de dinero y se dispuso a marcharse, ya no había nada que lo enlazará a esa casa... Ya no tenía un hermano... Una luz que proteger... ¡YA NO TENÍA NADA!.
Era oficial, el mundo le había arrebatado todo, no le basto con hacerlo sufrir una infancia de mierda, hacerlo recibir tantas palizas que perdió la cuenta, robarle la luz de su alma, no, el mundo cruel no tendría suficiente hasta dejarlo sin nada. Pues bien, que así sea, no se lo dejaría fácil, si el mundo era cruel el lo sería aún más con tal de destruir el origen del mal.
Yuta Hinkon murió con su hermano, Cazador Rojo nació cuando mato a ese infeliz y Yuta Shitori solamente era la nueva identidad que creó para pasar desapercibido, le costó tiempo y un dineral pero no sé podía quejar, salió adelante... Lo mejor que pudo. Su único objetivo y la razón por la que ahora vivía era destruir todo el mal de este mundo, Cazador Rojo empezo a cazar poco después de que huyó de casa, sus objetivos eran delicuentes y criminales que se topaba de forma aleatoria.
Con los años su cuerpo y poderes fueron madurando, a los quince diseño su primer traje y comenzó a usar las cadenas y Kunais, en ese entonces su fama ya había crecido y la gente solía contratarlo para eliminar a personas odiosas, criminales que no aprendían de sus errores, asesinos, violadores, personas que habían herido a muchos sin temor a las consecuencias, ya no más, el estaba aquí, el era su castigo, su verdugo. Un dato curioso era que quienes más deseaban asesinar a estos criminales eran otros criminales, pandillas que querían exterminar a carteles enemigos, hacia que su trabajo fuera todo un gusto, eventualmente los iba asesinar a todos y si alguno cruzaba la raya antes de que estuviera en su mira, los eliminaría al instante.
Cazador Rojo miraba a su alrededor repleto de cadáveres asesinados con una brutalidad que solo podía justificarse con odio puro. Estaba bañado en sangre pero eso no le importaba en absoluto, lo que si le importaba era el único sobreviviente de su más reciente matanza, un anciano completamente arrugado y de aspecto débil que luchaba por aferrarse a la vida mientras uno de sus Kunais atravesaba su vientre empalandolo a su sillón.
-Cazador Rojo... Los rumores no te hacen justicia- el viejo comento para luego toser sangre sin ningun remedio.
-Que gracioso, el Padrino habla de justicia de forma no irónica- con su Quirk de "repulsión" envío un pulso en menor medida a través de su cadena usando la como un puente hasta el mafioso, la herida que tenía se abrió aún más y sus músculos sufrieron simultáneamente una sacudida violenta y dolorosa.
-Jajaja eres todo un demonio- escupió con desprecio mientras se veía forzado a cerrar una de sus ojos por el dolor -¿Quien fue? ¿Quien te contrato para matarnos?-
-Solo un demonio sabe cómo matar a otro y esto es diferente viejo, no estoy aquí por trabajo, estoy aquí por motivos personales- mientras hablaba uso su mano libre para despojarse de su máscara y revelar su rostro -¿Me recuerdas?-
-Oh si, el mocoso Hinkon al que las escorias de sus padres dejaron una inmensa deuda- no tardó en identificarlo pese al paso de los años y lo cambiado que estaba, no podría olvidar su rostro, en parte por qué siempre recordaría el inmenso botín de ese atraco y también por qué era el asesino de su estúpido nieto -si que has crecido... Si tus padres hubieran sido subordinados leales tu hubieras sido nuestro mejor agente-
-Claro, solo me estimas ahora que mate a todo tu ejército, eres hipócrita- escupió su desprecio sin miramientos mientras avanzaba unos pasos más cerca del hombre.
-¿Por qué aún sigo vivo?- pregunto sintiendo la agonía encarnarse en su cuerpo.
-Si hay algo que aprendí de tu nieto antes de matarlo es que es más divertido asesinar lentamente y ver el sufrimiento en los ojos- explico jactandose con orgullo de su primer asesinato.
-No te daré ese lujo, es más quiero que escuches atentamente- su rostro arrugado se estiró cuando la sonrisa mas divertida y maliciosa se apodero de su cara -un día de estos lo encontrarás y estoy seguro que entonces desearas con anhelo la muerte-
-No se de quien hablas, tampoco me importa qué clase de monstruo tuvieras bajo la manga, yo lo asesinare si viene por mi- sin más tiempo que desperdiciar volvió a activar su Quirk y aprovechar el enlace de su cadena para en conjunto desgarrar todos los músculos del hombre y destrozar sus pulmones, su tiempo era limitado y se deleitó hasta con su último segundo de agonía -eso es por Yuji... Por condenar nuestras vidas de esta manera-
Con su venganza finalmente completada Yuta solo tenía una cosa más que hacer, algo que haría por simple karma, robó todo el dinero que esa maldita mafia tenía acumulado en su bóveda, para moverlo tuvo que robar un camión que por suerte ya estaba cómodamente estacionado en la entrada de la mansión. Paso tres años de su vida rompiéndose la espalda para acumular el dinero que ellos le exigían, su infancia fue una mierda en la absoluta pobreza, ahora quería experimentar lo que era una buena vida sin preocupaciones económicas y robarles el dinero a esos miserables solo hacia aún más dulce el asunto.
Con el increíble botin compro una casa humilde para si mismo y de forma más extravagante el edificio abandonado dónde ahora residía la agencia de detective privado que servía como fachada de sus trabajos sucios. El resto de dinero lo guardo en una bóveda del banco, era suficiente para no preocuparse por lo económico pero prefería ser cuidadoso aún así y nos despifarar, tampoco perdía la oportunidad de ganar aún más, simplemente en su vida ahora vacía surgió una codicia inmensa por el deseo de no volver a la precaria vida que tenía antes.
El resto de la historia ya estaba contada, siguió aceptando estos trabajos sucios para purgar el mundo y no hubo cambios en su rutina hasta hace poco. Siendo más precisos hasta que la perra de la vida puso un nuevo rayo de luz frente a sus ojos para seducirlo con su brillo marchito, ese era Ethan White.
Yuta que ahora cargaba el apellido Shitori a sus diecinueve años se encontró con Ethan White, tras siete años de vivir en la absoluta oscuridad luego de la muerte de Yuji. Las razones por las que lo salvó de ese callejón eran simples, se negaba a abandonar a un niño en una situación similar a la suya y le recordaba a su hermano.
Eso era lo peor, le recordaba como fracaso en protegerlo, que era un jodido fracaso de hermano mayor y eso aún lograba que su corazón sintiera dolor pese a estar roto. Siendo sinceros pese a que Ethan y Yuji se parecían sus similitudes eran puramente físicas, en los rasgos de su cara almenos... No, eran iguales pero Ethan era una versión rota y quebrada de su hermano, una que sufrió y se le arrebato su luz como a el le sucedió, por eso sentía aún más simpatía por el y su deseo de venganza.
Pero eso lo aterraba, Yuta se había aislado de todos por qué no deseaba formar lazos con nadie más, sus lazos siempre terminaban en dolor, sus padres y sus lazos sanguíneos lo hicieron sentir la traición y abandono de primera mano mientras que con Yuji sintió la desesperación y el sufrimiento incomparable de no poder proteger a quien amas, si evitaba formar más lazos tenía la esperanza de nunca volver a sentir nada igual.
Pero de nueva cuenta el destino volvía a joderlo, puso en su camino un niño idéntico a su hermano pero igual de roto que el, con sus similitudes y sabiendo su historia le resultaba imposible abandonarlo. Lo peor es que era un Quirkless que deseaba vengarse de quién le arrebato su luz, un héroe que tenia cierto renombre y habilidades que para nada había que subestimar, las cartas estaban en su contra, simplemente no tenía oportunidad o chance, era una ridiculez pero el se aferraba a su ferviente deseo de vengarse.
Por un momento pensó en ofrecerle que el se encargaría del proclamado héroe, pero desistió de la idea, con solo ver sus ojos sabía que el quería encargarse personalmente de Dai Fubuki, no podía juzgarlo ya que lo entendía, si alguien se hubiera ofrecido a matar a los Yakuza por el estaría totalmente indignado ya que esa era su venganza y quería perpetuarla el mismo.
Y ahí entraba en un nuevo dilema moral ¿Que podía hacer por Ethan White? Enviarlo a enfrentar a Fubuki era una locura, solo era un niño normal sin don, si llegaba a morir y no hacia nada por impedirlo la culpa lo destrozaría por repetir su historia de nuevo. No, seria aún peor ya que ahora sí era fuerte y capaz de cuidar de otro, solo le quedaba esperar y creer en el chico, quizás podía sorprenderlo por algo más que su inexistente miedo a dormir con una rata callejera que quien sabe cuántas enfermedades estaría albergando ahora mismo... Esa era una nota mental para después, llevar a vacunar a ese animal.
Fin Capítulo III.
6.000
"Las personas rotas tienen los corazones más puros, pero son los más difíciles de abrir"
Okey lo admito, me pase de volada con este personaje y su Backstory, me sentí jodidamente inspirado mientras escribía y quería hacerlo lo mejor posible ya que tras escribir este capítulo lo considero de los mejor Oc que he construido. Además tenía que hacerlo grandioso, no por nada será el encargado de guiar a Ethan.
Y creo que otra de las razones por la que me gusta aparte de su historia es por qué yo ya se la estrecha y bella relación que se formará de aquí en adelante capaz de hacer llorar a machos pechos peludos. Y no, no lo vean como algo gay mamones xd.
¿Confirmamos que Yuta Shitori se lleva el premio al personaje del año en Caxul-productions?
Realmente creo que no tengo mucho por explicar aquí ya que este capítulo sirvió para conocer mejor a este co-protagonista.
Pero supongo que no viene a mal aclarar que Yuta no sabe cocinar por obvias razones de que uno, su madre murió cuando era demasiado joven y nadie le enseño, segundo en el tiempo que estaba solo con Yuji comían comida chatarra o embutidos sumamente básicos de preparar.
Bien, las últimas cosas que diré son que quizás en algún momento a Yuta le toque enfrentar más consecuencias de su pasado y dos, las cosas de aquí en adelante ya se ponen buenas ya que veremos a Ethan entrar en acción y comenzar a pelear, ya no hay más detalles que explorar del pasado así que solo nos queda avanzar.
Lo último que me queda por decir aquí es esto, no he realizado la corrección de este capítulo por qué uno, estoy cansado y va a ser media noche, dos no creo haber cometido errores atroces y haberlos pasado ya que literalmente leí cada párrafo un mínimo de tres veces antes de pasar al siguiente para mantenerme inspirado y conservar la coherencia, a este capítulo le dedique más ganas e inspiración a otros y creo que se nota, sin mencionar que compartí el inicio con unos amigos y me dieron unos tips para mejorar la forma de escribir, creo que sirvieron ya que me apege a ellos y me gustó el resultado.
No obstante, si mi instinto me falla y el capítulo si tuvo una gran cantidad de errores ortográficos, palabras mal escritas o que terminaron mezcladas avísenme y haré la corrección pertinente.
Cómo diría mi gran colega y amigo Mark empiezo a dominar la fórmula del somnifero xd xd.
Espero que hayan disfrutado de su lectura y me despido hasta la próxima actualización, Caxul-fics los quiere.
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