CAPITULO 1: Transferencia
Alrededor del mundo la sociedad está compuesta por una gran variedad de personas peculiares, esto gracias a los quirk, dones, peculiaridades o como ustedes le quieran llamar.
Pero aún con toda la variedad de personas en el mundo, un pequeño grupo de personas está llamando la atención en el aeropuerto internacional de Tokyo.
Ese grupo se conformaba de dos adultos y cinco jóvenes, el aspecto de uno de los adultos era el más normal, no sólo por la vestimenta si no porque poseía las facciones de un japonés cualquiera, pues nada que ver con su compañero.
Un señor con una mirada muy intimidante, su piel era bronceada, un bigote y barba de candado, vestía un traje desaliñado con unos zapatos negro, al cual los jóvenes se referían hacia él con respeto, llamándolo maestro Díaz.
El resto de los jóvenes vestían un uniforme de alguna academia pero por el color y diseño la gente no los reconocía, lo que era normal ya que la academia de la que ellos procedían era del extranjero.
—tch!, odio que nos vean tanto, cómo si fuéramos unos bichos raros. —Comentó el joven con apariencia de monstruo marino.
—¿De qué estas hablando Tobias?, pero si eres un bicho raro. —Responde de forma burlona la chica de cabello blanco y de piel morena que los acompañaba.
—¿QUE DIJISTE ELENA?
El grito de Tobias llama más la atención de la gente.
—Se pueden callar los dos, me dan vergüenza ajena. —Comento seriamente el joven de pelo rosa con un par de cuernos blancos. —Recuerden que estamos en representación de la Academia Bellator.
—Frank tiene razón, además recuerden que estamos aquí para apoyar a Adam en su transferencia. —Comentó el joven enmascarado de gran corpulencia.
La vena en la frente de Tobias se exaltó al escuchar a su compañero. —¡TU!... —Lo señala con el dedo molesto. —¡DARÍO, ERES EL MENOS INDICADO!
Tobias se enfada con su amigo, pues Darío firmaba uno que otro autógrafo de unos fans, ya que era un luchador del cuadrilátero en su tiempo libre.
Su maestro toma con gran fuerza la cabeza de Tobias. —Vuelve a alzar la voz... Te reto a que lo hagas otra vez. —Tobias pierde color al ver los ojos de su maestro tan de cerca.
—Per-perdón, no volverá a pasar. —La voz de Tobias descendió tanto su volumen que apenas pasaba por un susurro.
—¿Estas seguro que fue buena idea traerlos contigo Adam? —Cuestionó el señor japonés. —Se que no es el mejor momento de tu vída pero...
—No te preocupes papá, todo saldrá bien. —La sonrisa de Adam tranquiliza a su padre.
—Tienes razón, todo saldrá bien.
Adam y su padre comparten un abrazo, lo que hizo entender una vez más al resto del grupo su papel en este viaje.
—Muy bien, en este punto nos separamos. —Menciona el maestro Díaz.
—Así es, mi padre y yo nos iremos a descansar a la casa de una tía, los veré mañana en la academia UA.
—A lo que me recuerda... —El profesor, saca una tarjeta de su saco y se la entrega a Adam. —con esa tarjeta de visitante podrás ingresar mañana a la academia, así que no la pierdas.
—Ok, entonces los veo mañana.
Antes de separarce todos hacen un abrazo grupal.
—POR BELLATOR!
******
Adam y su padre partieron a descansar a la casa, perteneciente a una hermana de su padre.
—¡Hermano!. -+—Grito una señora desde la entrada de una gran casa. —¿no me digas que es este joven tan guapo es mi sobrino?
—Hola tía soy Adam, cuanto tiempo sin verte.
Adam hablaba japonés fluidamente, esto se debía a que su padre lo esperaba con un palo de madrea en su casa si no estudiaba japonés y con su mamá era igual si no estudiaba español.
—Pasen, no se queden afuera, que les tenemos preparadas sus habitaciones y una cena de bienvenida.
—Gracias, aunque yo solo me quedaré una noche, la academia tiene dormitorios para los estudiantes.
—Que pena sobrino.
—Si, solo quiero pasar el mayor tiempo posible con papá antes de seguir mi sueño.
La tía se enternece y lo abraza fuertemente. —Eres tan adorable Adam.
La noche y las risas siguieron para aquel reencuentro familiar, donde Adam cayó profundamente dormido sin darse cuenta.
Su padre lo cargo hasta su habitación para que descansará mejor.
—¿Hermano estas seguro que esto es lo correcto? —Cuentiona la Tía con seriedad. —Ser un heroe es una carrera llena de peligros y si el sigue con ese sueño, me temo que no sobrevivirá.
—Lo sé, se que ese camino es tan peligroso que no hay día que no esté preocupado por él, pero es normal para un padre estar preocupado por su hijo. —El papá de Adam responde a su hermana sin dar la cara.
—Disculpa, no quise preocuparte.
—El día que quiso ser héroe vi en sus ojos la mirada de alguien que encontró su destino. —El papá sonríe mientras acaricia la cabeza de aquel Adam dormido. —Su Mamá y yo lo notamos inmediatamente, lo que hizo que lo apoyaramos con todo nuestro corazón.
—Estas dispuesto a sacrificar tu tiempo con él para que persiga su sueño. —Dice su hermana entre lágrimas.
El Señor voltea con una gran sonrisa. —Si no lo hiciera ella me odiaría por la eternidad.
Su hermana rope en llanto y lo abraza con gran fuerza, un abrazo que intenta sanar un corazón roto.
*****
A la mañana siguiente suena el celular de Adam, quien arrastra su brazo hasta el para contestar. —¿Si?...
—Adam, ¿donde estas?
—¿Maestro Díaz?, ¿Que sucede?
—la hora.
—¿La hora? —Adam olvidó la diferencia de horarios. —¡mierda, se me hizo tarde!
Adam se arregla en lo que llega su taxi. —Maldita diferencia de horario, maldito culular, maldito despertador y ¡Maldita sean todos!
El taxi llega por Adam, quien se despide rápidamente de su tía y de su papá, sube tan rápido cómo puede las maletas al taxi.
—Muy bien a la academia UA.
—Eso está fuera de Tokyo, ¿sabes? —Responde el taxista.
—¿Que?
—Si, la academia esta en musutafu.
—Carajo, muy bien amigo no me importa cuanto me cueste solo llévame tan rápido como puedas. —Adam aprieta el hombro del señor mientras que su cara mantiene una expresión aterradora. —De usted depende si me convierto en héroe o en villano.
En total pánico el taxista recorre todo el trayecto como si se tratara de una película rápidos y furiosos.
El pobre hombre cumple el cometido en tiempo récord, a costa de unos pantalones limpios y una cara sin vida.
—Aquí esta el dinero amable caballero. —Dice Adam una risa que termina de matar al pobre taxista.
Con rapidez entra a la academia mientras que éste se pierde al desconocer los edificios.
—Me lleva la santa madre de Dios, ¿donde están todos? —En eso pasa un joven con el cabello verde y alborotado. —Hey amigo, ¿donde se encuentra la oficina del director?
—Si claro, es aquel edificio. —Señala el joven.
—Gracias. —Dice mientras este corría.
En la entrada ve a su maestro y compañeros los cuales pasa de largo, hasta interrumpir la oficina del director.
—Disculpe la tardanza, soy el estudiante transferido.
En la sala se encontraba el director Nezu, el profesor Aizawa y el símbolo de paz All might.
—¿Tu eres Adam Daigo Cruz? —Cuestiona Aizawa con ese tono seco.
—Si, soy yo.
—Bien, tu transferencia fue rechazada.
—¿eh?...
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