Espero que les guste~

Nota: No hay mucho de estos dos en ningún lado XD

Sucedió porque Monoma abrió su boca sin pensar, como siempre lo hacia.

Era un entrenamiento entre los dos primeros años del curso de héroe pero con un pequeño detalle. El rubio estaba sentado, castigado por hacer una tonteria la vez anterior, y como si eso de por si no era malo, tenía al niño dorado de la 1-A sentado justo a su lado, vendas blancas apenas asomándose por las mangas de su uniforme. Así ahí estaban, Monoma, el castigado, y Midoriya, el herido, sentados juntos pero sin mirarse o intentar una conversación. Así que Neito estaba molesto, removiéndose cada vez más en su lugar, gruñendo entre dientes cosas en contra de su profesor que nunca se animaría a decirle a la cara y entonces, por alguna razón, los murmullos ajenos llamaron su atención. Lo miro de reojo, fingiendo desinterés, notando como Midoriya tenía un cuaderno en una mano y una lapicera en la otra, escribiendo algo que no podía leer desde su posición y murmurando para si mismo con una mirada de contratación. Estaba analizando peculiaridades y eso fue lo atrajo su interés. Estaba diciendo muy buenos puntos sobre el Quirk de un villano que había aparecido recientemente en televisión cuando el rubio hablo sin pensar, dando su propia opinión y análisis que había hecho antes solo para pasar el tiempo.

Se tenso, sin poder creer lo que había dicho, y estaba por lanzar comentarios sarcásticos cuando los ojos verdes lo miraron intensamente, brillando con algo que parecía ser felicidad y entusiasmo. Había una sonrisa dulce acompañando esos ojos brillantes, múltiples preguntas saliendo de su boca a un ritmo tan rápido que al rubio le costaba un poco seguirlo. Nunca lo admitirá en voz alta pero era difícil ignorar al niño de oro del otro curso porque hablaba con entusiasmo, con la sinceridad y curiosidad en sus ojos. Así que Monoma tuvo que responder para que r alguna razón, nervioso y algo incómodo por hablar tan normalmente con el chico pero no queriendo que la gran sonrisa ajena se desvaneciera ahora que pudo verlo de cerca, y cuando menos se dio cuenta, estaba charlando animadamente, compartiendo teorías y análisis con entusiasmo de encontrar a otro que lo entendiera.

Cuando el entrenamiento terminó y cada salón volvió a su cuarto, el rubio sólo se añejos, sintiéndose extrañamente contento por haber hablado con el de cabello verde y un poco triste porque su conversación fue cortada.

Al día siguiente, en el almuerzo, Monoma estaba caminando con una bandeja en mano y con Kendo siguiéndolo de cerca, obviamente vigilándolo. Se estaban dirigiendo hacia una de las mesas con sus compañeros, cuando una voz los sorprendió.

-¡Monoma-kun!- se volteo al instante, reconociendo sin mucho problema la voz llena de alegría.

-Ha, Midoriya- el apellido ajeno salió sin su permiso, ya podía sentir la mirada fija de la chica que lo acompañaba en su nuca. Recibiera muchas preguntas después.

-¿Vista el villano que apareció en las noticias anoche?- había una pequeño salto en sus pasos mientras se acercaba, obviamente emocionado.

-¿Cuál?- preguntó, enmarcando una ceja.

-¿Almorzamos juntos y te lo muestro?- su sonrisa se agranda y el rubio se da cuenta con un sobresalto que es débil por esos ojos verdes brillando con sincera felicidad.

-Como quieras- se esfuerza un poco por sonar desinteresado, un nerviosismo corriendo por su cuerpo cuando Midoriya festejo y luego agarro ligeramente su mueca, guiándolo a donde estaba sentado. Los amigos del chico de cabello verde los aceptan con algo de desconfianza pero con amabilidad pero Monoma no tiene tiempo de deciles nada antes de estar sentado, con el pecoso pegado a su lado ya y con su teléfono en la mano. Miran el video y se sumergen rápidamente en una charla llena de análisis y teorías, sin notar como los amigos de cada uno los ven como si fueran extraterrestres de aspecto muy raro.

Así que si, la boca de Monoma lo traicionó y lo metió en una repentina amistad con Midoriya pero el rubio no puede encontrar nada por lo que arrepentirse.