Corona de flores
Mientras Sherlock recogía su escritorio, miró con el rabillo del ojo a un malhumorado William, que no paraba de refunfuñar mientras colocaba unos libros en una estantería. De uno de esos libros, cayó un objeto del que el rubio no se percató.
—Eh, Liam. Se ha...—comenzó a decir el detective, pero el Moriarty ya había salido de la estancia.
Holmes se agachó para recoger el objeto, que resultó ser una fotografía. En ésta, se podía apreciar a Albert, Louis y William cuando los hermanos eran más pequeños, probablemente no mucho después del incendio de la residencia de los Moriarty.
Sherlock sonrió con ternura al ver que en la fotografía, Louis hacía una guirnalda de flores, y mientras, Albert colocaba una corona de flores sobre la cabeza de William, que sonreía a su hermano mayor.
—Oh, Holmes. Buenas tardes—dijo el castaño entrando por la puerta, saludando con una sonrisa al hermano menor de la familia Holmes.
Tras el mayor de los Moriarty, entró Louis, que frunció el ceño al ver a Sherlock.
—Buenas tardes a vosotros también, Albert y Louis—el de cabellos oscuros agachó el brazo en el que tenía la fotografía y preguntó—:¿Sabéis por qué Liam está tan malhumorado?
Albert fue a abrir la boca para decir algo, pero antes de poder hacerlo, Louis dijo mientras se miraba las uñas y estiraba los dedos:
—Esta mañana a intentado hacerte un pastel de cumpleaños para esta noche, pero no le ha salido muy bien que digamos.
—¡Louis! ¡Se supone que no diríamos nada!—lo regañó su hermano.
El rubio tan sólo se alzó de hombros antes de contestar:
—Bueno, ya no va a haber pastel, así que, ¿qué más da?
—¿Liam ha intentado hacerme un pastel por mi vigésimo octavo cumpleaños?—Sherlock sonrió, enternecido—. Qué amable de su parte.
—Qué pena que haya sido fallido el intento—comento Albert antes de mirar la mano en la que el detective sostenía la fotografía y preguntar—:¿Qué es eso, Holmes?
El mencionado le extendió la fotografía al mayor de los Moriarty mientras contestaba:
—A Liam se le ha caído esto mientras ordenaba unos libros viejos.
Louis apoyó el mentón en el hombro de su hermano y comentó con una sonrisa:
—A nuestro hermano William le encantaban las coronas de flores, ¿verdad que sí, hermano Albert?
—Así es. Cuando estaba de mal humor, bastaba con que uno de nosotros dos le hiciese una para serenarse—contestó el castaño.
Sherlock se llevó una mano al mentón antes de preguntar:
—¿Y si le hago yo una? ¿Creeréis que siga funcionando?
—Puede ser. ¿Acaso sabes hacer coronas de flores?—dijo Louis, alzando una ceja.
Holmes negó, por lo que el rubio suspiró antes de decir:
—Te enseñaré, pero sólo porque quiero ver a mi hermano sonriendo de nuevo.
—Gracias, cuñado—Sherlock sonrió, agradecido.
—¡No me llames cuñado!—gritó Louis, enfadado.
—Es lo normal, Holmes es la pareja de Will—le dijo Albert.
El rubio suspiró y se llevó dos dedos al puente de la nariz, haciendo pinzas con ellos.
—Tenían que ser mis cuñados los dos Holmes... Manda narices—protestó.
*
Aquella noche, se encontraban tanto el grupo de compañeros de los Moriarty como el de Holmes celebrando el cumpleaños de éste último en la residencia de los primeros.
—¡Feliz cumpleaños, papá cola de caballo!—exclamó Billy mientras alzaba un pastel en alto, que el chico había preparado junto a John y Bond.
Sherlock rodó los ojos por la forma en la que Billy lo había llamado, puesto que acostumbraba a llamarlo "papá" desde hacía unos tres años. Era extraño para él, puesto que sólo se llevaban dos años, pero al mismo tiempo, le enternecía ese mote.
El americano dejó el pastel sobre la mesa frente al Holmes y sonrió al mismo tiempo que tomaba una copa de champán para brindar con el resto de invitados, que las juntaron en alto en círculo, brindando por otro año más junto a Sherlock.
—¡Feliz cumpleaños, Sherly!—dijo Bond, acercándose al de cabellos oscuros—. Ya estás un año más cerca de los treinta.
—¿Y tú? Que tienes la misma edad que yo—Sherlock sonrió con burla.
—Lo sé. Pero lo digo para joderte a ti, no para joderme a mí—contestó el rubio antes de beber un trago de su copa.
Sherlock miró entonces a William, que lanzaba una mirada furibunda al pastel que se encontraba sobre la mesa. El noble tenía el ceño fruncido, y fruncía los labios con fuerza.
—Discúlpame un segundo, Bond—dijo el Holmes antes de levantarse de su asiento y dirigirse hacia el rubio.
—¿Dónde vas? ¡Hay que darte tus regalos!—preguntó el mencionado.
El contrario hizo un gesto de despedida con la mano, haciendo que Bond suspirara y tomase otro trago de champán.
Mientras, Sherlock se había acercado a William.
—Liam—dijo el detective—. ¿Podemos hablar a solas un minuto?
—¿Ahora? No estoy de humor, pero si se trata de ti, está bien—contestó el noble, relajando el rostro.
Sherlock sonrió y tomó de la mano a William, sacándolo de aquella estancia y guiando sus pasos hacia el jardín de la residencia, concretamente, bajo un olivo.
—Siéntate aquí—dijo el detective mientras señalaba una zona cercana al tronco del árbol.
William se sentó, y tan pronto lo hizo, Sherlock hizo alzar su cabeza hacia el cielo tras retirar el parche del ojo derecho del noble, dejando ver que había estrellas fugaces surcando el cielo nocturno. El rubio entreabrió los labios, sorprendido.
—Bonitas, ¿no crees?—preguntó el detective mientras, a espaldas de William, trenzaba los tallos de unas flores que había recogido minutos antes.
—Sí, lo son—si alguien hubiera visto las orbes escarlata del noble, hubieran visto el brillo en éstas al ver las estrellas. El rubio cerró los ojos e inspiró antes de suspirar y abrir de nuevo los ojos—. Sherly, ¿por qué me has traído...?
William se interrumpió a sí mismo cuando notó cómo el detective colocaba una corona de flores sobre sus cabellos del color del trigo.
—¿Qué...?—musitó el noble al mismo tiempo que sus mejillas se teñían de un tono rosáceo.
—Tus hermanos me contaron que te hacían coronas de flores cuando estabas de mal humor. Y hoy, también lo estabas, según Louis, por un intento de pastel—contestó el de cabellos oscuros, sentándose sobre la hierba, al lado de William.
—¿Te lo ha contado?—el rubio suspiró y se llevó una mano a la mejilla—. A Louis le encanta destriparte mis sorpresas, o bien, destriparte las tuyas hacia mí.
—Se ve que le encanto—Sherlock sonrió y se recostó en el tronco del olivo—. Liam, gracias por intentar hacerme un pastel por mi cumpleaños.
—No te pienses que me he rendido, pienso darte un regalo—respondió el rubio.
—No hace falta, en serio.
—¡Sí hace falta!—exclamó William, girándose a ver al contrario—. Sherly, has hecho demasiadas cosas por mí en estos cuatro años, y nunca me has dejado solo. Te estoy demasiado agradecido, y siento que debo regalarte...
—Liam—lo interrumpió Sherlock, posando su mano en la mejilla del rubio y acariciándola con la parte exterior de su dedo índice—. El mayor regalo que nunca nadie me ha dado fuiste tú, cuando despertaste del coma y decidiste vivir con y por tus amigos, tus hermanos... y por mí. Así que no te enfades porque te haya salido mal un pastel.
William frunció los labios al mismo tiempo que sentía sus mejillas arder y negó antes de decir:
—¡A-Al menos debe haber algo que pueda hacer por ti!
—Ya te he dicho que...—comenzó a decir el detective mientras se sentaba sobre la hierba.
Se vio interrumpido cuando los labios del rubio se posaron sobre los suyos. El de cabellos oscuros abrió los ojos como platos, puesto que el noble estaba tratando de darle un beso bastante distinto a los que se habían dado hasta el momento, que consistía en breves contactos entre ellos.
Saliendo de sus pensamientos, el detective entreabrió los labios, lo que el noble tomó como permiso para profundizar el beso al mismo tiempo que tomaba de las mejillas al contrario. Éste cerró los ojos mientras pasaba sus manos por la espalda del rubio.
El beso fue un tanto inexperto, puesto que ninguno de los dos había besado de aquella manera hasta aquel momento, pero ambos disfrutaron aquel primero contacto, con sólo las estrellas presenciando de cerca el momento.
—Deberíamos volver a dentro...—susurró Sherlock sobre los labios de William.
—Sólo un rato más...—pidió el Moriarty—. Sólo un rato más a solas con el cumpleañero.
El Holmes miró al rubio a los ojos, y sonrió, enternecido por la expresión de súplica del rubio. Entre aquel gesto y la corona de flores sobre sus cabellos, el aspecto de William se le pareció hasta tierno.
—Está bien. Pero no mucho más, no quiero que Louis me amenace con un cuchillo de carnicero—dijo Sherlock mientras hacía sentar a William sobre su regazo.
Éste sonrió y acomodó su cabeza sobre el hombro del contrario, que comenzó a acariciar sus cabellos.
—Estás ahora de mejor humor, ¿eh?
El Moriarty asintió y elevó la mirada para decirle al Holmes:
—Sherly, ¿puedes hacerme coronas de flores más a menudo?
—Si me las pagas con un beso como el de antes, puede ser—Sherlock rió antes de mirar hacia el cielo, donde las estrellas fugaces seguían surcando el cielo.
-MGGBBRAE
Y aquí tenemos otro shot Sherliam, que surgió en medio de una clase de valenciano y gracias a la imagen de la portada.
Espero os guste este shot ^^
. . .
*
—Bondie, ¿qué haces pegado a la ventana?—preguntó Moran acercándose al rubio, que miraba desde una de las ventanas hacia el jardín con un catalejo.
—Mirar cómo William le da pedazo beso a Sherly—contestó Bond sin pelos en la lengua.
Aquel comentario llamó la atención de todos los invitados, quienes se apiñaron alrededor del rubio para ver si lo que decía era cierto.
Moran miró con una de las mirillas prismáticas de una de sus armas y silbó al ver la escena entre su amigo y el Holmes menor.
—¡Ostras! ¡Le está comiendo la boca!—exclamó el coronel.
—¡Así se hace, papá!—dijo Billy con una sonrisa.
A Louis le dio un tic en la ceja, por lo que Albert lo tomó de los hombros y le comentó:
—Will está ahora de mejor humor, ¿no lo ves? Déjalos tener su momento y después ya si quieres, te doy permiso para que azotes a Sherlock UNA vez con el periódico de esta mañana.
El rubio esbozó una media sonrisa antes de decirle a su hermano:
—Bueno, me consuela saber que la corona de flores ha funcionado.
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