Capitulo 85.
Ryūko estaba encerrada en su habitación, estando detrás de la puerta de la misma, se sentía como la mayor idiota del mundo mientras que al otro lado de la puerta estaban Bakugou, Ryūzaki, Shoto y Midoriya.
— Ryūko, abre esa maldita puerta — Exigió el cenizo de forma seria.
— Ya no quiero hablar de nada, Katsuki — Habló triste.
— Mami... — Dijo Ryūzaki un poco preocupado por ella.
— Nosotros no queríamos que las cosas fueran así, Ryūko — Comentó Todoroki.
— Y aún así le dijeron todo cuando les dije que por favor no lo hicieran.
— Es que no queríamos que las cosas fueran así — Dijo Deku.
— Yo tampoco y miren como termine, quedando como una tonta que lo arruina todo — Se escuchó su voz rota.
— Mami abre la puerta por favor — Dijo el pequeño con voz suave y tranquilo esperando a que su madre reaccione lo cual hizo, se escucho como quitaba el cerrojo de la puerta para luego abrirla lentamente.
— Mami...— Este se acercó a su madre al verla que ella estaba llorando levemente, Ryūko tomo en brazos a su pequeño y lo abrazó.
— Mi pequeño...
— Lamentamos mucho que pasara de está manera Ryūko-San
— Descuiden... — Ella se limpio algunas lágrimas — Solo que fui una maldita cobarde al no decirle nada a Katsuki y...anda dilo ya se que piensas eso de mí...— Dijo ella mirando al cenizo mayor quien miró preocupado a Ryūko ya que este nunca pensó que la haría llorar — Anda insúltame se que estas molesto por todo lo que hice sin decirte, me lo merezco — Este solo hizo una mueca de enojo, no sabía si estaba enojado con ella o con el mismo al no poder ayudarla cuando ella más lo necesitaba y estaba presionada por todo lo sucedido en cuatro años.
— Si estoy molesto...si fuiste una cobarde al irte sin decirme pero...yo...solo vine a que me aclararás todo.
— Ahora ya lo sabes todo, ya conociste a Ryūzaki, no te voy a obligar a estar conmigo así que yo de aquí no me voy — Dijo ella nuevamente entrando a su habitación pero esta vez con su hijo en brazos, los otros tres fueron a la sala donde estaban los demás
—.¿Y bien? — Preguntó el chico tigre.
— Ella volvió a entrar a su habitación — Dijo el heterocromático.
— ¿Kacchan que estas haciendo?
— Voy a llamar a Kirishima, voy a decirle que traiga mis cosas, voy a quedarme aquí.
Buruyama, Yasei y Minako se quedaron en shock pero ello menos Nadeshiko quien estaba de acuerdo en que el cenizo se quede.
— Eres bienvenido a quedarte — Dijo la albina mayor felizmente.
— Si la enana no quiere irse tendré que convencerla — Dijo Katsuki decidido.
— ¿Como? — Pregunta el peliverde.
— Yo tengo mis trucos, Deku — Dijo este para después hacer la llamada con Kirishima quien después de unas horas de camino llego a la casa ya que le dieron la ubicación.
— ¿¡COMO ES POSIBLE QUE RYŪKO HAYA TENIDO UN HIJO TUYO!? — Habló emocionadamente el pelirrojo.
— Ya vez, la enana por eso se fue, ¿trajiste mis cosas? — Preguntó Bakugou.
— Si, aquí está tu maleta con ropa que dejaste en tu departamento ¡¿Y donde está mi sobrino?! ¡Quiero conocerlo! — Dijo el pelirrojo teñido emocionado.
— ¿¡Kirishima-Kun!? — Dijo Ryūko cuando lo vió.
— ¡Wow! ¿¡El es Red Riot!? — Dijo el pequeño emocionado yendo hacia donde estaba su papá y Kirishima.
— ¡Hola Ryūko, tanto tiempo! — Saludó Kirishima.
— Hola Kirishima-Kun — Dijo la peliazul un poco sorprendida.
— ¿Y este pequeño es mi sobrino? — Dijo cargando en sus brazos al pequeño mini Bakugou quien le sonreía.
— ¡Red Riot en persona! — Dijo emocionado Ryūzaki.
— Puedes llamarme Tío Kiri — Dijo sonriente.
— ¡Tío Kiri! — Dijo felíz el mini cenizo.
— ¿Que hace Kirishima-Kun aquí? — Preguntó Ryūko.
— Le dije que trajera mis cosas — Respondió Bakugou.
— ¡¡Tus cosas?! — Gritó alterada la chica dragón.
— Así es, ayer inicio mi mes libre y ya que no quieres irte a vivir conmigo yo me quedare aquí.
— ¿¡Que!? — Exclamó Ryūko.
— De paso yo también traje mis cosas — Agregó Kirishima a la conversación.
— Tienen suerte tenemos habitaciones para huéspedes — Dijo Nadeshiko sonriendo.
— ¡Tía Nadeshiko! — Regañó Ryūko
— Yo me quedare en la habitación de Ryūko — Dijo Katsuki.
— ¿¡Que!? — Dijo ella siguiendo a Bakugou quien entró a la habitación de Ryūko dejando su maleta con ropa a lado de la cama — ¡Katsuki, no puedes quedarte en mi habitación por lo menos ve a la de huéspedes!
— ¡Yo me quedare aquí, ya dije!
— Bien — Dijo ella estando de brazos cruzados haciendo sus típicos pucheros de siempre mientras desvío la mirada, el chico explosivo tenía que admitir que la extraño mucho, a ella y su actitud de enana tsundere.
— Oye...— La llamó mientras sonrió ladino.
— ¿Qué...? — Cuando ella se giró a verlo ya lo tenía en frente cerca de ella, lo cual le sorprendió.
— No has cambiado en nada...sigues siendo la misma enana berrinchuda de siempre — Ni se dio cuenta ella cuando tenía las manos de Katsuki en su cintura y que lo que le había dicho se lo dijo al oído estando demasiado cerca, Bakugou tenía sus encantos, sabia los puntos débiles de Ryūko y usaría eso a su favor en su estancia aquí.
— O-oye no abuses solo por que estas aquí vas a empezar con tus juegos manipuladores, Katsuki — Dijo disimulando sus nervios.
— ¿Cuales juegos? — Sonrió pícaramente — No tienes idea de lo que me hizo enfadar que te hayas ido sin decirme y que además no me dijeras que soy padre eso si me molestó, enana berrinchuda.
— ¿Y tú como habías reaccionado si la situación fuera diferente? Además seguro te la pasaste bien sin mi
— ¡Claro que no! Fue muy aburrido, estuve detrás de Deku con tal de que me dijera la verdad, hasta Buruyama lo sabe tuve que insistirle tanto en que me dijeran donde estabas y jamás me lo dijo ni siquiera lo de Ryūzaki, me viste la cara de estúpido.
— Yo no quería hacerte eso, Katsuki — Sus ojos comenzaron a cristalizarse otra vez.
— Estabas presionada lo se, en parte... —Gruñó — También fue mi culpa.
— Fue la de ambos...pero mas mía...lo siento — Este al verla triste gruñó, detestaba demasiado verla llorar y estar triste, lo único que hizo fue abrazarla, esperaba que esta vez no se fuera a ir otra vez ya no quería, esos cuatro años fueron demasiado aburridos donde necesito a la chica dragón para mejorarlos con su personalidad alegre pero ahora se veía más triste ahora que esa radiante luz que ella solía ser antes.
— No llores, Ryūko — Dijo este tomándola del rostro limpiando sus lágrimas.
La amargura de este se equilibrada bien con lo alegre que era la peliazul pero ahora todo era distinto, ya no eran ese par de chicos de dieciséis años como el día en que se conocieron, pero este aprovecharía el mes de descanso para recuperar el tiempo perdió pero también quería que Ryūko aceptará estar con el otra vez.
— Oye Katsuki...
— ¿Qué?
— No creas que no te extrañe — Dijo al corresponder ese abrazo, Ryūko también tenía que admitir que lo extraño mucho, le hacia falta verlo y escucharlo otra vez — Si te extrañe mucho Katsuki — Dijo ella uniendo su rostro en el pecho de este quien acarició su cabeza teniéndola abrazada.
— Bueno, espero que ya no te estés quejando que quiero pasar tiempo con mi hijo y contigo, si no, no estaría aquí justo ahora enana tonta — Dijo este con una cara con una expresión de obviedad a lo que Ryūko rió levemente.
— Siempre me pregunte por que te importo tanto pero si vas a quedarte aquí y te conozco lo suficiente con lo terco que eres así que no tengo otra opción.
— Exacto — Sonrió triunfante.
— Bueno, iré a ver a Ryūzaki — Dijo ella separándose de el para salir de la habitación siendo seguida por este quien imitó esa acción.
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