Capitulo 51.

Ryūko estaba caminando tranquilamente por la calle, la verdad ella necesitaba eso ya que se sentía desmotivada por lo que pasó últimamente, pensó que tenía que mejorar, tambien pensó que Katsuki piensa que es una niña que necesita que la cuiden y no le gustaba que piense eso, Buruyama y ella se volvieron independientes desde hace tiempo.

En fin, ya estaba unas cuadras cerca de su casa, la calle estaba vacía así que podía caminar con tranquilidad, por desgracia su fiebre le estaba afectando, ella odiaba estar enferma, lo bueno que no agarró un resfriado o sería peor, de pronto ya casi no coordinaba bien ya que casi estaba viendo todo borroso.

Lo dijo y lo repitió "odio estar enferma" mientras seguía caminando.

De pronto escuchaba unos pasos apresurados, siguió caminando lentamente para llegar a casa cuando de repente sintió que la sujetan del brazo.

— ¿¡QUE DEMONIOS TE PASA!? ¿¡POR QUE SALISTE DE TU HABITACIÓN EN ESTAS CONDICIONES MALDITA ENANA?! — Ella ni escuchaba claramente cada palabra que dijo, solo le alegró verlo y se acercó a él para abrazarlo, olía muy bien, sintió que el cenizo correspondió el abrazo — Te dije que si te levantabas de la cama te iba a ir muy mal — Sintió que rápidamente la tomó en sus brazos llevándola a casa, le dió igual y aún seguía abrazándolo, oliendo su fragancia, adoraba a ese chico de cabellos rebeldes y ojos de rubí aunque le saque de quicio con su tsunderismo.

Una vez que llegaron a casa Bakugou cerró la puerta con ella en brazos llevándola a su habitación pero la recostó de forma algo brusca colocándose arriba de ella colocando sus manos arriba de su cabeza sujetando sus muñecas.

Ella se sorprendió por tan repentina acción de Katsuki.

— ¡¿Que acaso no fuí claro contigo?! ¡Te dije que si te levantabas de la cama sería peor para ti! — Él miraba a Ryūko fijamente. Ella tembló por ello ya que esa mirada de él era muy penetrante, esos hermosos ojos cual rubíes de Bakugou la hacían estremecer.

— Oye ¿Por que estás temblando? — Katsuki notó que Ryūko lo miraba con los ojos entrecerrados, estaba temblando, su respiración estaba entrecortada, con ese característico sonrojó que la hacía lucir malditamente tierna ante sus ojos, él sonrió ladino por ello ya que ella lucia tan indefensa estando así debajo de él.

— ¿Que ocurre, Ryūko? — Ella no respondía, se sentía que su corazón estaba un poco acelerado, tenerla de esa manera lo hizo sonreír a él — ¿Por que no dices algo? — Seguía mirándola de manera pícara pero Ryūko no decía nada ni siquiera se movía seguía perdida en esos ojos rojos mientras que él veía sus ojos azules cual zafiros.

Se relamió los labios y descendió hasta el cuello de Ryūko, oliendo su suave aroma a fresas y flores para luego repartir pequeños besos en el.

Masayuki comenzó a suspirar en ello mientras Bakugou dejaba besos y marcas en el pequeño cuello de la chica dragón.

— Sabes, verte así de esa manera me encanta — Le susurró en el oído a Ryūko quien se estremeció al sentir que éste mordió levemente su oído, sujetó las dos manos de Ryūko con una sola mano mientras que con la otra desabrocho los primeros tres botones de la blusa pijama celeste de ella.

Aún tomando sus manos las movió hacia abajo dejando al descubierto el hombro derecho deslizando la blusa y el tirante del sostén dejando ver la clavícula y el hombro, el chico repartió besos en esa zona y pequeñas mordidas en esa blanca piel de Ryūko.

— K-ka-Katsuki...— Dijo susurrando de forma entrecortada pero éste no la escuchó. Él solamente la había soltado de las manos para sujetarla más al medio de sus brazos evitando que los mueva para poder dejar a la vista aún el lado expuesto donde estaba repartiendo besos, también dejó al descubierto el lado izquierdo para hacer lo mismo en aquella zona, Ryūko tenía las manos colocadas en el pecho de éste tratando de separarlo de ella pero no tenía fuerza debido a la fiebre.

Además de que él estába entre sus piernas evitando más que ella pudiera levantarse o empujarlo.

— K-Katsuki... — Está vez emitió aquello alzando un poco la voz.

— Hasta que dices algo — Katsuki la miró de frente, esa imagen de ella con los hombros descubiertos con marcas de besos, toda sonrojada con los ojos entrecerrados casi llorosos y con la respiración agitada. Le pareció hermosa.

Katsuki se acercó a los labios de ella besándola algo brusco pero la oji-azul trató de seguir el beso, el cenizo pasó una de sus traviesas manos bajo la blusa pijama de manga larga de Ryūko, acariciando su piel subiendo casi llegando al sostén. Quería llegar un poco más lejos que la última vez, sentir la calidez de la chica, aunque tenía que recordar que tenía que controlarse pero en esos instantes olvidó aquello.

Bajo de sus labios hasta su cuello bajando sus besos hasta sus pechos besándolos por encima del sostén pero Ryūko le detuvo la mano antes de que bajara más a ese lugar donde dejaba besos.

— ¡D-de-detente...! — Dijo Ryūko apenas pudo reaccionar.

— ¿Quieres que me detenga? — Katsuki tenía la respiración entrecortada también, estaba algo excitado y ver a Ryūko de esa manera como la tenía ahora no ayudaba ya que aún tenía impulsos por seguir besándola.

Aún estando encima de ella, cerca de su rostro él solo estuvo cerca para darle un tierno beso en los labios y luego se separó levantándose de la cama.

— Hiciste bien, ya que si no me detienes ya te habría hecho mía sin importar nada — Ella se había sentado en la cama al momento en que él se levantó, tenía expuesto los hombros con marcas, un sostén blanco a la vista, ella tenía los ojos bien abiertos sorprendida por que si no lo detiene no sabría que podría pasar.

— Katsuki...— Susurró ella.

— Es hora de tu medicina iré por un vaso con agua a la cocina — Salió de la habitación de Ryūko, ella se miró a si misma viendo las marcas y tocando su cuello sintiendo más marcas, rápido se acomodó la blusa de manga larga celeste y los tirantes del sostén abrochado los botones de esa blusa pijama. Se recostó en su cama tapándose con su cobija, estaba más que sonrojada y ahora no era solamente por la fiebre sino por lo ocurrido unos instantes.

— ¿Si no lo detengo entonces él...? — Pensó avergonzada ya que por culpa de la fiebre o más bien por que ella misma quería seguir con eso al igual que Bakugou pero no se sentía lista para llegar a ese nivel de su relación.

Y justo ahora Bakugou en la cocina, se hecho agua en el rostro para reaccionar ya que quería tranquilizarse aunque estaba ansioso por probar más de ella pero no quería obligar a Ryūko a hacerlo a menos que ella quiera pero él no sabía si podría controlarse más con ella.

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