Capítulo 21
Los perfectos y preciosos ojos azul claro de Liam me observan desde su altura. Sin quererlo, había encontrado lo que llamaba la atención de las chicas que se reían estúpidamente y se tocaban demasiado el pelo.
—No sabía que ibas a venir. —Digo mientras cojo mi maleta de nuevo.
—Porque iba a ser una sorpresa.
Muerdo mi labio, y asiento intentando llegar a la cabaña número diez que me había tocado por el maravilloso sorteo. Esperaba que al menos quien durmiera en la cama de al lado fuera chica.
Tardo unos minutos en encontrar la cabaña. Estaba algo más alejada del resto, cosa que me estremecía un poco porque si mi compañero o compañera de cuarto quería matarme, podría hacerlo sin que nadie se enterara.
Abro la puerta con el pie, y me acerco a la cama que no tenía cosas encima.
—¿Vas a seguir huyendo? —Cierro mis ojos con fuerza y me giro para verle.
—No estoy huyendo. Solo necesitaba tiempo para estar sola.
—¿Sola?, te has ido a casa de John quien, por cierto, se moriría de un infarto si tan si quiera le dieras un beso.
—¿Qué?, eso no es cierto Liam.
—¿Qué no es cierto? —da un paso dentro de la cabaña —. Pues entonces creo que cincuenta personas además de mi debemos de estar sordas, porque todos hemos oído decir que quiere su oportunidad.
Vuelvo a mirar mi maleta que está encima de la cama. Sabía perfectamente lo que John había dicho, lo que no me esperaba es que Liam lo hubiera escuchado, primero porque no sabía que venía, y segundo porque estaba a varios metros de distancia.
—Deberías irte de la cabaña antes de que venga el dueño de la maleta.
—¿Sí?, vaya, pues saluda al dueño de la maleta Blue, porque lo tienes delante.
Me giro bruscamente a tiempo para ver a Liam salir de la cabaña y perderse entre la gente que aún estaba intentando encontrar la cabaña en la que estarían.
Llego a la comida porque Harper va a buscarme. Si por mi hubiera sido me habría pasado los cuatro días encerrada en la habitación sin salir.
—Anímate Blue, cuando estas triste te sale una arruguita aquí —pasa su dedo por mi entrecejo y no puedo evitar reír —, ¿ves?, así estas mucho mejor.
—¿Tú no me quieres por interés verdad?
—Mmm a ver, salgo con Dan, pero ya te quería antes de conocerle así que... no idiota no te quiero por interés, te quiero porque lo que dijo mi hermano de ti es cierto.
Agradezco cada día que una cafetería universitaria atestada de gente, me hubiera obligado a irme a comer a las gradas del campo de lacrosse y agradezco aun más que ese día empezara a llover y tuviera que refugiarme debajo de esas mismas gradas, porque de no ser por eso, jamás hubiera conocido a Harper.
Cuando terminamos de comer, nos reunimos frente al lago. Comenzaban las actividades y la primera era piragüismo. Me desinflo como un globo mientras me abrazo a la cintura de Harper, y busco con la mirada a Liam que se encontraba casi enfrente hablando coquetamente con una rubia que podría ser catalogada como la mujer perfecta.
Mi respiración desaparece cuando veo como la coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y la muerde el lóbulo mientras la susurra algo que hace que ella se pegue mucho más a él.
—Vaya, que rápido se ha olvidado de ti.
Mi cuerpo se tensa al momento, y noto la mano de Harper apretarme los hombros mientras intenta alejarme todo lo que podía de él.
—¿A dónde crees que vas pajarito? —Ben coge mi muñeca apretando más de lo necesario.
—A donde no estés tu imbécil —la voz de Harper suena alta y clara —. Suéltala si no quieres que te dé un puñetazo.
—No me hagas reír niñata —vuelve a centrar su atención en mí —. ¿Te gustaron las rosas? Son tus favoritas, aunque tuve que cobrarme algún favor para que las dejaran en tu casa.
Tiro con fuerza de mi brazo hasta que por fin me suelta.
—No quiero nada tuyo Ben, hace más de un año que lo dejamos.
—Oh pajarito, no lo hemos dejado simplemente te he dejado darte cuenta de que me amas y que conmigo estas mejor que con nadie.
—Ben, necesitas ayuda de un profesional.
Comienzo a caminar hacia el lado contrario a donde está Ben, pero vuelve a cogerme del brazo y esta vez, con el doble de fuerza de la que había ejercido antes en mi muñeca.
—Blue, no te aconsejo que acabes con mi paciencia. Te he dejado acostarte con Galp para que te dieras cuenta de cómo es en realidad —señala a Liam con la barbilla y yo como una estúpida miro. Liam estaba realmente ocupado con la rubia —, pero se acabaron las tonterías. Después de este retiro, vas a volver a casa conmigo y vas a casarte conmigo.
El grito del monitor de piragüismo nos hace mirar al frente y Ben no tiene más remedio que soltarme el brazo. Intento buscar a Harper, pero se había movido y no sabía dónde podía estar, hasta que la veo aparecer con John, que muy poco discretamente, empuja a un lado a Ben para ponerse él con sus brazos cruzados impidiendo que vuelva a acercarse a mí.
—¿Estás bien Blue?
—Si, solo es que... mierda Harper —respiro hondo un par de veces para calmarme —. Quiere que vuelva a casa con él y nos casemos después del retiro.
—Creo que tienes que denunciarle Blue. —Sentencia John sin mirarme.
Seguía enfadado por lo que había pasado nada más llegar, pero por lo menos había venido a intentar ayudarme cuando Harper había ido a buscarle.
—Así que chicos —aplaude el monitor —, listos y al agua.
—¿Pero que ha dicho?, no he escuchado nada.
—Pues que el piragüismo se hace por parejas y que tu pareja es tu compañero de habitación. —Sentencia John alejándose para encontrarse con un chico con gafas, poco pelo y con pintas de ser alérgico a las duchas.
(***)
—¿Serás capaz de no caerte?
—Si Liam, seré capaz de no caerme.
—Ponte delante, el que va atrás hace más fuerza y tira más de la espalda.
Asiento mientras me abrocho el chaleco salvavidas, y me subo a la piragua aprovechando que Liam la sujeta. Espero pacientemente a que se quite la camiseta y la tire a un lado, se ponga la gorra al revés y las gafas de sol, todo ello antes de ponerse el chaleco salvavidas.
No llevo ni cinco minutos cerca suyo, y ya me muero porque me toque, aunque sea con un simple dedo.
—Vamos. Tenemos que ir hasta el siguiente punto que está a tres kilómetros.
—Genial. Empecemos.
Seguimos la ruta marcada por el guía, y pronto estamos rodeados de montañas y árboles. Es todo realmente bonito, aunque siento que los brazos se me van a caer en cualquier momento y las lumbares me duelen a rabiar por remar.
Vamos por delante de la gran mayoría, y en un silencio tan incómodo que no hacía más que moverme fingiendo colocarme.
—Si no te estás quieta, vamos a volcar.
—Es que me duele el culo. Esto es muy duro.
—Es un plástico que flota, no sé qué esperabas.
Me muerdo la lengua para no contestar algo de lo que seguramente me arrepentiría cuando estuviéramos en tierra firme, y me centro en seguir remando, hasta que noto como la piragua se inclina hacia un lado y me sumerjo en el agua.
—¡Joder! —Toso quitándome el pelo que se había pegado a mi frente.
Nado hasta la piragua y consigo darla la vuelta, pero subirme era una cosa bien distinta. Por más que lo intento, no soy capaz de hacerlo. Si no giraba la piragua con mi peso, no tenía fuerza suficiente en los brazos para impulsarme.
—Deja que te ayude Blue.
—¡Puedo sola Liam! —Se mantiene a flote cerca mientras sube las manos en señal de rendición.
Diez minutos después, los gritos de frustración estaban saliendo de mi boca junto a palabrotas y maldiciones contra todo y todos. Estaba claro que no podía subir sola.
—Blue, no podemos estar aquí todo el día, deja que te ayude.
Gruño mientras asiento dándome por vencida y esperando que Liam se subiera y me ayudara a subir desde la piragua, pero suelto un grito ahogado cuando noto sus manos en mi trasero elevándome hasta dejarme sobre la piragua, donde me giro despacio y vuelvo a mi posición.
En menos de dos segundos, Liam ha subido sin hacer un esfuerzo mayor que subir o bajar dos escaleras. Continuamos remando y veinte minutos más tarde, llegamos al claro donde nos esperaban unos buggys para volver a las cabañas.
—Gracias por ayudarme antes. —Digo quitándome el chaleco salvavidas.
—De nada.
Liam baja su mirada hasta mi camiseta y yo lo imito muriéndome de vergüenza. Tengo una camiseta blanca y al estar mojada, se pegaba a mi cuerpo dejando ver el sujetador rojo que llevo.
Me tapo como puedo con los brazos y Liam suelta una carcajada mientras caminamos al buggy que nos había tocado.
—No tienes nada que no te haya visto antes, aunque solo haya sido por diversión, según tú.
—Bueno igualmente, no creo que a la rubia de antes la haga gracia.
—¿Quién?, ¿Megan?, señor no sería la primera vez que la veo desnuda a ella también Blue. —Se monta de un salto y arranca.
Las palabras de Liam resuenan en mi cabeza. Se llama Megan y no es la primera vez que la vería desnuda. Genial, no solo estoy cuatro días encerrada en medio de la nada con gente que bien podrían ser asesinos en serie, sino también con el loco de mi ex, Liam y la barbie rubia que seguramente esta noche pasará por sus manos.
Golpeo mi pie con fuerza en el suelo del buggy y Liam me mira de reojo parando de golpe.
—¿Qué...pero que haces?
—Conduce. Me duelen los brazos y tengo que llevarlos descansados para esta noche. Megan es muy intensa.
Parpadeo varias veces mientras salto de mi asiento. Estoy enfadada, estoy muy enfadada. Mi cerebro ya se estaba encargando de autoconvencerme de que la actitud de Liam, no hacía más que probar que nunca había sentido nada por mí y que solo me había estado usando durante todos estos años.
Arranco el buggy y comienzo a conducir a través del camino embarrado y con baches, mientras piso el acelerador de manera inconsciente, apretando el volante con las dos manos. Llegamos al lado de las cabañas en veinte minutos y me bajo del buggy sin ni siquiera mirar a Liam, tirándole las llaves al mismo chico que nos había explicado la ruta con las piraguas.
La puerta de la cabaña golpea la pared cuando la abro con fuerza y en dos simples pasos, me siento a los pies de la cama sujetando mi cabeza con las manos, intentando ignorar que Liam entra por la puerta. Esto estaba siendo un completo desastre y todavía me quedaban tres días haciendo este tipo de actividades.
—¿Te vas a duchar hoy o mañana?
—No hace falta que me hables así Liam.
—Da gracias que te hablo Blue — rebusca en su maleta y coge su ropa —. A las chicas con las que me acuesto por diversión, no suelo hablarlas después.
—Eres un imbécil. —Me levanto de un salto y cojo mi toalla y mi neceser para meterme en el baño. Al menos tenía que agradecer que teníamos un baño en la cabaña.
—No eres la primera que me lo dice Blue.
Tardo quince minutos en quitarme el olor a peces que traía adherido al cuerpo y al pelo, me envuelvo en la toalla y salgo a la habitación con el pelo suelto y mojado cayendo por mi espalda. Rezaba porque Liam se hubiera ido con quien le pareciera bien y poder vestirme tranquilamente.
La puerta de entrada estaba cerrada y la habitación vacía. Al menos dios me había escuchado, aunque solo hubiera sido una vez en la vida. Me seco rápidamente con la toalla y me pongo la ropa interior deprisa. Me daba cierto pánico que cualquiera pudiera entrar por la puerta como si nada.
Termino poniéndome un vestido de flores y mis converses, y cuando me acerco a la puerta, oigo a Liam hablar con alguien, aunque no oía más voces así que supuse que sería por teléfono.
—No Dan, no he hablado con ella porque ha aparecido con el imbécil del hermano de tu novia y han montado una escena de pareja.
Silencio durante unos segundos que se me hicieron eternos. Sé que escuchar tras la puerta no está bien, pero no tengo otra manera de enterarme de lo que están hablando por teléfono.
—Si Dan, me controlé de manera maravillosa para no romperle la cara a tú cuñado, y si, volqué la puta piragua solo para estar cerca de ella cuando la ayudara a subir.
Pongo los ojos en blanco y maldigo a Liam por ser realmente tan imbécil como para volcar la piragua.
—Si. Megan. ¿Qué querías que la echara lejía?, se me acercó y vi la oportunidad perfecta para ver si Blue se ponía celosa —silencio —. No, creo que ni siquiera me vio... y yo que se, estoy perdiendo la cabeza porque encima duermo con ella sin poder ni tocarla. Voy a necesitar todas las cervezas que pueda beberme en la cena —silencio una vez más —. Escucha no oigo el agua de la ducha así que habrá terminado. Si te informo, pero como no sé qué es lo que he hecho, no sé si voy a poder arreglarlo. Si lo sé, no se me ha olvidado Dan.
Me aparto de la puerta y disimulo echándome crema en los brazos cuando Liam entra y se mete en el baño sin ni siquiera mirarme.
—¿Quieres que te espere para ir a cenar? —Grito a través de la puerta sin ni siquiera entender por qué.
—No hace falta. Cenaré con Megan seguramente y cierra la puerta con llave. Es posible que también duerma con ella.
Levanto mi dedo corazón hacia la puerta y maldigo a Liam sin ningún tipo de pudor ni vergüenza de que me oiga llamarle de todo menos guapo.
(***)
—¿Esa marca es de tu ex? —John señala mi brazo donde ahora si son visibles los dedos de Ben.
—Si. Antes de que llegaras me cogió con demasiada fuerza y bueno...
—¿Bueno?, ¿era la primera vez que pasaba? —niego con la cabeza mirando el puré de patatas que tenía en el plato —. Bien, entonces cuando lleguemos a casa, te acompañaré a denunciarle.
Levanto la cabeza hacia John que sonríe como si tal cosa mientras le guiña un ojo a Ben, que no aparta la mirada de nosotros, como si en nuestra mesa estuviéramos solos, cuando teníamos a Harper y a varias personas más que no sabía de qué empresa venían.
—No es tan fácil John —comienza Harper mientras come algo que parece pollo y patatas —. Es policía. Estuvo trabajando en Pasadena hasta que Blue le dejo y se fue a Alabama —Harper bebe agua antes de seguir —. Sabe todo lo necesario para salir libre.
—Me está poniendo enferma. No deja de mirar hacia aquí mientras habla como si tal cosa con sus compañeros de trabajo. —Masajeo mis sienes. La cabeza me va a explotar.
—Parece que conoce a Liam.
Sigo la dirección de la mirada de John y lo veo. Liam estaba saludando de manera formal a Ben mientras este le invitaba a sentarse con ellos. No hacía falta decir que eran todos policías y que ninguno de ellos tenía la mejor apariencia, es decir, no daban demasiada confianza para ser grandes defensores de la ley.
No puedo evitar suspirar cuando una pobre chica se quedó atontada mirando a Ben, y es que no podía decir lo contrario, Ben no era para nada feo.
Su metro ochenta y cinco, con su pelo castaño claro bien peinado y su poblada y arreglada barba, y su cuerpo fibrado marcado con varios tatuajes, sumado a la labia que desprendía y la facilidad para manipular al género femenino, lo hacían el depredador perfecto.
—Voy a por el postre. ¿Queréis algo? —Harper y John niegan con la cabeza y yo me levanto para ir a la barra.
Paseo de un lado a otro intentando averiguar que me apetece. Teníamos fruta, teníamos dulces y teníamos helados y yo no sabía que me apetecía en ese momento, porque mi estómago amenazaba con darse la vuelta en cualquier momento.
—Juraría que no te he tocado el brazo cuando te he ayudado a subir a la piragua.
Miro hacia la voz que me hablaba, y veo los ojos de Liam más oscuros de lo normal mientras me mira la marca de los dedos en el brazo. Vuelvo a centrar la atención en los postres intentando no hacer caso a que esté tan cerca como para que pueda oler su perfume.
—Blue, es reciente, no tendrá más de unas horas.
—¿Y tú como lo sabes?, ¿ahora eres médico?
Arquea una ceja y se acerca dos pasos hacia mí.
—No, no soy médico, pero por desgracia no es el primer moratón que veo, en una mujer.
No podía contestar nada, así que me quedo callada mirando los postres.
Llevaba aquí de pie cinco minutos, y la gente debía de empezar a pensar que estaba algo loca si solo iba a dedicarme a mirar la comida y hablar entre dientes con Liam.
—Tu favorito. —Suspira Liam pasándome una tarrina de helado de vainilla con nueces.
—Gracias.
Corro hasta mi mesa, y comienzo a comerme el helado que Liam me había dado mientras mantengo la vista fija en sus ojos azules que se mantenían fijos en mí.
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