Capitulo 2

Coloco la pantalla blanca en la que se verían las imágenes de la presentación, y enciendo el proyector para conectarlo al portátil destinado a ser usado; conecto el pendrive, y ya estaba todo preparado.

Ahora tenía que centrarme en no tartamudear e intentar no comenzar a sudar compulsivamente por los nervios.

—A qué coño estás esperando Blue. —Susurra mi jefa a mi lado —. Si perdemos este cliente, despídete de tu trabajo.

Cierro los ojos y suspiro para calmarme. Cuando los abro, mi jefa se mantenía sentada a mi derecha observándome con mala cara, y el grupo formado por tres personas que estaba a mi izquierda, continuaban sumidos en su conversación sin prestarnos atención.

No puedo evitar fijarme en la pobre chica que parecía estar a punto de vomitar de manera incontrolable. Enredaba sus dedos entre ellos y sudaba de manera compulsiva.

Bien Blue, tienes que ponerte en marcha. Recupero el control de mi propio cuerpo, y me acerco hasta la mesa pequeña que teníamos a la entrada de la sala de reuniones, cojo una botella de agua y con toda la naturalidad que encuentro en mi interior, meto mi brazo entre la chica y su abogado, dejando que él solo pudiera ver mi espalda.

—Eres Lexi, ¿no? —La chica asiente cogiendo la botella que le ofrecía —. Tranquila, no tardaremos demasiado, y podemos parar siempre que lo necesites.

Sonrío de manera sincera a la pobre chica, y vuelvo a mi sitio notando la mirada de la sala entera en mi espalda. Al menos esperaba que fuera en mi espalda.

—Bien, comenzaré presentándome, soy Blue Mathews, y soy la encargada de llevar la campaña publicitaria para Lexi. —Llevo mi mirada hacia ella y asiento ante su pequeña y tímida sonrisa.

Explico mediante las diapositivas el plan. Era sencillo, una entrevista en YouTube, un directo en Instagram para todos los seguidores que tenía y anuncios en las aplicaciones móviles que usaba para dar a conocer sus escritos.

Esta chica había comenzado a escribir como entretenimiento y relajación, y se había vuelto una de las personas más buscadas en redes sociales, sus lecturas superaban los cuatro millones y había ganado un concurso literario estatal.

Era una máquina de hacer billetes, y me había equivocado poco al pensar que tenía quince años, porque tenía dieciséis.

—¿Y ya está? —Su voz se clava en mi pecho como un jodido cuchillo.

—¿A qué se refiere señor Galp? —Respondo mirando directamente a esos ojos azul cielo que ya conocía.

—A que, si solo vamos a movernos en redes sociales, quizá deberíamos revisar la parte que os lleváis.

La mirada de odio que le lanzo en este momento, habría hecho que ardiera de manera espontánea cualquier persona, pero él no. Él se limitaba a reírse con su espalda apoyada en el respaldo de la silla, las manos entrelazadas en su regazo y una sonrisa para nada inocente que adornaba su cara.

Noto como la rabia sube por mis mejillas y la sensación fue aún más grande cuando mi jefa empezó a hablar sin dejarme terminar mi presentación, así que, no pude por menos que explotar.

—¿Acaso me escuchas cuando hablo Liam? —Hablo por encima de Shasa que se calla en el mismo momento que me oye pronunciar su nombre.

—Lo hacía. Aunque te pareciera que no. —Sigue sonriendo —. Solo quiero saber si habrá algún tipo de publicidad más.

La tensión en la sala era notable y palpable. Sabía que Shasa mantenía los ojos abiertos de manera excesiva, y que su secretario el pobre y bueno de Tim intentaba no reírse de toda la situación para hacer después un informe.

Paso la mirada por Lexi que sonríe mirándome a mí y a Liam sabiendo perfectamente lo que estaba pasando y después, me fijo en su madre que intentaba contener una carcajada.

—Bien señor Galp, —digo serenándome —, le resumiré la estrategia rápidamente. Otra vez. Después de un mes de publicidad en redes sociales, haremos un evento de firma de libros, preguntas en directo e interactuación con Lexi. Ella elegirá el sitio, y habrá un aforo limitado para que se sienta todo lo cómoda que pueda.

El silencio en la sala se mantiene durante unos minutos mientras yo tamborileo con mis dedos en la mesa de madera. No quería moverme ni medio milímetro, y no estaba dispuesta a dejarle ganar el pulso que estaba echándome.

—Me gusta más cuando me llamas Liam. —Dijo levantándose—. Si mi clienta está de acuerdo, lo discutiremos y nos pondremos en contacto Blue.

Asiento mientras observo como Shasa iba a por Liam de una manera imparable, estaba claro que le había encantado.

—Liam, si quieres, —puse los ojos en blanco mientras oía la conversación entre Shasa y él —, podemos comer juntos y bueno, terminar de aclarar dudas...

—Señorita Evans, ¿cierto? —Shasa asiente mordiendo su labio —. Llámeme señor Galp, y no, no voy a comer con usted.

—Pero ha dicho hace un momento que le gusta que le llamen Liam...

Liam se endereza en toda su altura y levanta una de sus manos para callar a mi jefa. Dios como me gustaría poder hacer eso con ella también.

—He dicho que me gusta que ella me llame Liam, —contesta señalándome —, no que me guste que lo hagan los demás.

Sale por la puerta de la sala de reuniones dando por terminada la conversación con Shasa. Había cambiado poco en los últimos tres años, y desde luego había cambiado poco desde que teníamos dieciséis. Seguía siendo rubio, seguía teniendo los ojos del azul más claro que había visto en mi vida, seguía teniendo los pómulos marcados, la nariz recta, los labios perfectos, una sonrisa blanca totalmente alineada y una altura de casi dos metros que hacía que todo el mundo tuviera que levantar la cabeza para verle.

Seguía mirando la madera de la mesa y pensando en él y todo lo que habíamos vivido de adolescentes, cuando oí los pasos acelerados de mi jefa dirigiéndose a mí. Sabía perfectamente que no la había hecho ninguna gracia que Liam le dijera que no, pero ¿qué culpa tenía yo?

—¿De que conoces a Liam Galp?, es uno de los mejores abogados de Los Ángeles y os habéis hablado como si...

—Te escribo pronto Blue. —Levanto la vista de la mesa y la clavo en sus ojos. Había vuelto a entrar en la sala y había interrumpido a Shasa —. O mejor te llamo, tenemos que discutir esto bien. —Mira hacia Shasa y se despide con la cabeza mientras agarraba mi mano y me acercaba a él—. Hacia demasiado que no nos veíamos.—Susurra para que solo yo pudiera oírle —. No esperaba encontrarte aquí Blue, pero ha sido lo mejor del día.

Me guiña uno de sus ojos mientras se enderezaba, y observo como se ajustaba la chaqueta del traje mientras caminaba hasta la puerta.

A las cinco salí de la oficina. Llevaba todo el día desviando la puñetera pregunta por parte de mi jefa de porque le conocía. Camino con calma los diez minutos que me separan de mi apartamento, y subo en el ascensor hasta la tercera planta.

Paso por el pasillo y llego hasta mi puerta abierta para quedarme apoyada en el marco y reírme de Dan. Llevaba puesto un chándal y se había quitado la camiseta mientras intentaba montar la jodida cómoda que había comprado.

Recorro con la mirada su cuerpo. Abdominales bien formados, brazos musculados, tatuaje desde el hombro derecho hasta el codo en el que se veía perfectamente media manga oriental, y pelo negro como el carbón a juego con sus ojos. ¿Por qué no había podido enamorarme de Dan?

—¿Vas a seguir en la puerta riéndote de mí o piensas ayudarme?—Bufa apoyando un brazo en la cómoda a medio montar.

—Me cambio y te ayudo.

Paso hasta mi habitación esquivando cajas y más cajas que pertenecían a Dan, y me desnudo para dejar la ropa en el cesto y ponerme unos pantalones cortos ajustados a mi trasero y una camiseta de tirantes que dejaba mi ombligo al aire.

—¡Mierda! Esto es imposible. —Grita Dan en el salón—. Compra un mueble por fascículos y móntalo en tu casa, veras que barato y que sencillo.

—De verdad no sé cómo puedes ser psicólogo si no tienes paciencia. —Sentencio recogiéndome el pelo en una coleta y quitándole las herramientas.

Me pongo de rodillas en el salón, y comienzo con el primer cajón de la cómoda. Tardo diez minutos mientras Dan niega con la cabeza y maldice observando mi facilidad para montarlo todo.

Dos horas después, habíamos montado la cómoda, las mesillas, habíamos colocado su ropa en el armario, y había despejado parte del baño para él.

—No quiero cocinar. —Sentencia tirándose en el sofá.

—Pues a mí no me mires, he montado casi todos tus muebles.

Nos mantenemos en silencio. Yo con las piernas estiradas sobre la mesa de centro, y él con la espalda apoyada en el reposabrazos. Cierro mis ojos y me relajo por fin. Había sido el día más largo, extraño y complicado que tenía desde hacía mucho tiempo, y Dan lo sabía.

—Me enteré está mañana cuando entré en la consulta. —Comenta mientras trazaba las líneas del tatuaje de mi muslo. Bueno de la parte que se veía con el pantalón.

—No es tu culpa. Es tu mejor amigo Dan.

—Lo sé, pero tú también lo eres y bueno no sé, no quiero que te sientas incómoda.

Abro los ojos de golpe mientras giro mi cabeza para mirarle. A la gente solía sorprenderle nuestra amistad, solían pensar que éramos pareja y podía entender por qué. Dan me cuidaba y nunca me dejaba sola. Me había aguantado en cualquiera de las situaciones que se puedan vivir o imaginar.

Suspiro observando como su dedo trazaba la línea de los ojos de gato de mi tatuaje, subiendo hasta casi la cadera para delinear el escarabajo egipcio que sujetaba el ojo de Horus.

¿Qué si imaginé como sería estar con Dan?, jamás. En un par de ocasiones mientras estábamos en la universidad jugamos a botella, y a siete segundos en el cielo, teniendo que encerrarme con él en un armario o besarnos como si no hubiera un mañana, pero nunca pasaría nada más que eso.

Cuando miraba a Dan, veía el cariño que sentía por él y el que sentía por mí. Un vínculo, una amistad irrompible, a pesar de que seguramente sería el chico que mejor me trataría en toda mi vida. A veces me daba pena saber que nunca seriamos nada más, que nunca nos dejaríamos de ver como lo que somos.

El timbre suena sacándome de mis pensamientos, y Dan aparta la mano mirando hacia la puerta. Conocía esa mirada de culpa.

—¿Le has dicho donde vives?

—¡Pensé que no estaba aquí!, pensé que cuando volviera ya habría encontrado un apartamento para mí.

—¡Joder Dan!, es el abogado de mi clienta, tengo que verle durante al menos los próximos tres meses...—Me pongo rígida cuando el timbre vuelve a sonar —. Te mato Dan.

Camino sonoramente hasta la entrada y respiro hondo antes de abrir de golpe. Me quedo plantada frente a la puerta y miro a Liam que lucha por no reírse.

Había cambiado su traje por unos vaqueros desgastados azules, una camiseta azul y blanca que abrazaba su cuerpo y unas deportivas blancas.

—Si me sacas una foto te durara más. — Dijo pasando a mi lado y dejando unas bolsas en la cocina.

—Te recuerdo que ya tengo fotos. —Cierro la puerta con un pequeño portazo.

Giro sobre mis talones y entrecierro los ojos mientras cruzo mis brazos a la altura de mi pecho. Dan y Liam estaban sentados en mi sofá hablando como si yo no estuviera presente.

Camino hasta la cocina y saco de la nevera una cerveza para mí, que me bebo tranquilamente apoyada en la isla mientras calmaba mis nervios por no matar al bueno de Dan y a Liam, quien para nada era bueno, al menos para mí.

Pongo los ojos en blanco y suelto un gruñido cuando el timbre vuelve a sonar. ¿Quién sería ahora?, ¿su otro maravilloso amigo David?, la vida me estaba jodiendo, pero bien.

Abro la puerta de golpe y me saluda una hiperactiva Harper con voz chillona, cosa que solo la pasaba cuando estaba demasiado emocionada.

—¡Mierda! ¡trabajas con un abogado baja bragas! —Intento con todas mis fuerzas que se callara, pero fue imposible —. Dios Blue, es el ser más perfecto que he viso sobre la faz de la tierra.

—Harper...—La llamo poniéndome de espaldas a la puerta.

Ella ya había entrado, pero había ido directa a la cocina a dejar lo que suponía era la cena, y no había visto ni a Dan ni a Liam que la miraban con una sonrisa pícara sin inmutarse lo más mínimo.

—Joder Blue, podría ser modelo de Calvin Klein, ¿y su altura?, ¿has visto su jodida altura? —Y la había vivido aparte de verla —. Dios no me importaría que me metieran presa si él fuera el abogado de la acusación.

Paso mi mano por mi cara mientras Harper sigue parloteando cosas sin sentido y babeando por Liam que cada vez tiene una sonrisa más grande en la cara.

—¡HARPER! —Grito desesperada por que se callara.

Se endereza y sigue la trayectoria hacia donde apuntaba mi brazo, y veo como poco a poco el color abandona su cara.

Al terminar de girarse a una cámara demasiado lenta, se encuentra con un Liam relajado en el sofá con su brazo en el reposacabezas, y con un Dan luchando por no reírse sin camiseta.

—¡Hola! —Chilla como una ardilla. Los nervios la mataban —. Perdón.—Se aclara la garganta—. Hola, soy Harper y vosotros...

—Soy Dan, —dijo levantándose del sofá y acercándose a Harper—, ese es mi mejor amigo, Liam.

—Creo que más bien me has llamado abogado baja bragas.—Se levanta para ponerse al lado de Dan.

Dios eran físicamente tan parecidos que podrían resultar familia si no fuera por el pelo y los ojos. ¿De dónde coño habían salido tan perfectos?

—Yo, bueno yo, yo solo...—Harper balbucea y yo golpeo a Liam en el brazo.

—Joder Blue, la primera vez que me tocas en tres años y, ¿es para pegarme?

Bufo de la rabia mientras Dan sigue riéndose y negando con la cabeza, y observo como Harper boquea como un pez. Esa simple frase de Liam había hecho que sus neuronas conectaran toda la información escasa que había ido recopilando sobre mi pasado.

—¡¿Es tu ex?!—Pregunta señalándole y gritando demasiado.

Quería morirme allí mismo, quería que se abriera el suelo y caer encima del apartamento de la señora Heart, con suerte me rompería el cuello en la caída y no tendría que volver a sufrir situaciones bochornosas.

—Bueno, quien dice ex, dice relación intermitente. —Sentencia Liam ampliando su sonrisa.

—¡Cállate Liam no me ayudas!

—Es que no quiero ayudarte Blue. —Lo fulmino con la mirada y levanta las manos en señal de paz.

Si las miradas matasen, Liam estaría muy muerto gracias a mí y mi entrecejo tan fruncido, que solo parecía que tuviera una ceja. Cojo del brazo a Harper, y la arrastro hasta mi habitación mientras los chicos sacaban la comida que habían traído Liam y Harper para cenar.

—Dios lo siento Blue no quería llamar abogado baja bragas a tu ex.—Comienza cuando cierro la puerta.

—Es que lo es Harper. —Murmuro apoyando la frente en la puerta.

—¿Sabías que era el abogado de la chica? —Niego con la cabeza.

—Me enteré cuando lo vi. —Suspiro girándome para mirarla —. No sé cómo voy a sobrevivir a estos tres meses de trabajo con él. Cada vez que aparece yo...

Un golpe en la puerta me corta. No estábamos hablando alto, y sabía que Dan no solía escuchar tras las puertas, pero prefería que no me oyera hablar de su mejor amigo con Harper.

—Chicas la cena está en la mesa.

—Ahora vamos. —Respondo lo suficientemente alto para que me oyera.

Levanto la mirada hacia Harper que me mira de manera compasiva.

—Mierda no me mires así Harper. —Dije de mala manera —. Yo sola me busqué lo que ha estado pasando todos estos años. Debí hacerle caso a Dan y mantenerme lejos de Liam.

Noto los brazos de Harper alrededor de mis hombros y una suave sacudida para animarme.

—No decidimos de quien nos enamoramos Blue.

—Pero la gente tampoco corre hacia las desgracias y yo lo hice. 

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