Frío.

Dipper abrió los ojos al escuchar el particular e irritante sonido de su alarma.

Era temprano, lo sabía, y aunque pocas personas estarían dispuestas a despertarse a esa hora en vacaciones, él era un fiel creyente de que era la mejor manera para optimizar el tiempo.

Así que, sin más, se levantó de la cama y se sintió un poco triste al notar que esa mañana no había ningún minino exigiéndole mimos o comida y se hizo una nota mental: enviarle mensaje a Vanessa y/o a sus tíos para preguntar por Vicky, sin embargo, continuó con su rutina de todas las mañanas, ir al baño, darse una ducha y arreglarse para el día.

A las 8 en punto de la mañana, él ya estaba listo para empezar el día, por lo que salió de su habitación y empezó a levantar al resto de sus acompañantes, tenían muchas cosas que hacer para el resto del viaje.

No pasaron ni 5 minutos cuando su hermana, abrió la puerta de su cuarto.

—¿Podrías callarte? —le gritó Mabel en el marco de su puerta con su camisón—, nadie se va a levantar antes de las 10, ahora regresa a tu cuarto a dormir, a tener una crisis existencial por no tener ya sabes qué, llorar, masturbarte, no me importa, solo déjame dormir —y dicho esto aporreo la puerta de su habitación.

Dipper entendió el mensaje, y al notar que nadie más se despertaba, decidió ir a hacerse el desayuno, ¿qué otra cosa iba a hacer?

El castaño tomó una tetera y comenzó a hervir agua, pero en lo que decidía que quería comer escuchó un fuerte bostezo detrás de él.

—Buenos días —murmuró con restos de sueño grabados en su voz—, ¿estás haciendo café?

—Buenos días —respondió el castaño, viendo a Will con la mirada cansada, sentándose en la barra de la cocina—, y no, en realidad pensaba preparar té, pero si estás muy cansado podemos usar el agua para café.

—Uhh, té —dijo el chico juguetón—, me gusta el té ¿de qué es?

—Pensaba tomar negro —contestó Dipper—, aunque creo que aquí hay de manzanilla con anís.

—Ese no lo he probado, honestamente sólo he probado el de frutos rojos y el de limón.

—Yo tampoco lo he probado, pero supongo podemos probarlo.

—Mi madre siempre dice que hay que experimentar —le dijo de una manera que hizo que se preguntará si había una doble intención tras ese comentario—, así que no veo porque no.

Y si la otra intención era lo que creía... bueno, su rostro no tardó en demostrar su vergüenza al siquiera considerar la doble intención.

—De acuerdo —contestó dándole la espalda para ocultar sus mejillas enrojecidas, su mente no le ayudaba a mantenerse tranquilo alrededor de Will, menos después de esos comentarios—, ¿y eso que estás despierto tan temprano? —preguntó, intentando cambiar de tema.

El chico se quedó en silencio por un momento, hasta que Dipper volteó nuevamente a verlo.

—Me despertaste —contestó como si fuera obvio.

—Lo siento —respondió con algo de culpabilidad.

—Creí que era intencional —bromeó nuevamente Will.

—Era intencional —replicó ligeramente a la defensiva—, si todos se levantaban a aprovechar el día, ahora creo que sólo te robe horas de sueño —le dijo usando el mismo tono travieso que el chico había usado con él momentos antes.

Will apartó la mirada ante ese comentario.

—No te preocupes por eso —le contestó aclarándose la garganta antes de continuar—, siento que tengo mucho que planear, hay tanto que hacer que creo que si no hago un itinerario me perderé de algo.

—Si quieres puedo ayudarte, después de todo no tengo nada que hacer hasta que el resto se levante —añadió el castaño.

—Seguro.

Así que ambos desayunaron juntos mientras planeaban el itinerario del grupo, administrando el día que irían a patinar, a esquiar o a pasear por el pueblo que estaba cerca de ahí, hasta que uno a uno el resto del grupo se fue despertando para iniciar el viaje.

[...]

El resto de la semana había transcurrido sin contratiempos justo como lo habían planeado, habían esquiado, patinado, jugado con nieve, reído y jugado como nunca, Dipper se sentía como parte de un grupo por primera vez en su vida y debía admitir que le gustaba... incluso si había un par de tontos en el grupo, había empezado a suavizarse con sus tonterías y si había algo que amaba más que lo demás era lo estrecha que se había vuelto su relación con Will, desde la mañana que habían desayunado juntos hasta ese mismo instante habían hablado más que en todos los años anteriores y él no podía ser más feliz.

Hasta había olvidado por completo su preocupación por el diario.

Estaban a dos días de regresar a su casa y la actividad del día era ir a unas aguas termales cerca de ahí, todos estaban muy emocionados, principalmente las parejitas las cuales no necesitaban una excusa para estar de melosos, pero la apreciaban.

Dipper estaba listo, sabía que los demás terminarían en al menos otros 20 minutos, pero a este punto ya se había acostumbrado a esperarlos, estaba sentado en la sala, cuando escucho un par de gritos a lo lejos a los que prefirió no prestarle mucha atención; en menos de 10 minutos el resto estaba en la sala, exceptuando a los Cipher, quienes seguían discutiendo en a lo lejos.

Mason miró a Dipper, incómodo y este último no pudo evitar preocuparse por Will.

Después de unos largos y tortuosos minutos, Bill entró a la sala evidentemente enojado y se escuchó el azote de una puerta.

—Will dice que no irá, así que, si todos los demás están listos, vámonos.

—Dipper tampoco irá —dijo la castaña.

El mencionado miró a su hermana con confusión.

—¿No me comentabas eso, hermanito?

—Sí, justo eso me decía a mi también —continuó Mason—, le duele demasiado la cabeza como para ir.

—Que conveniente —murmuró Xólotl viendo con complicidad a su novia, quien sólo le dio un golpe con el codo.

Dipper seguía confundido, pero decidió mantenerse callado.

—En ese caso, vámonos... antes de que se arrepienta alguien más.

Y en un parpadear las tres parejas habían salido de la cabaña, dejando a un castaño increíblemente confundido en la sala... ¿acaso todos lo habían dejado con Will a propósito?

¿Sabían algo que él no?

¿SABÍAN QUE LE GUSTABA WILL?

Estaba apunto de entrar en pánico ante esa idea, cuando vio al chico salir del pasillo, con los ojos ligeramente rojos, totalmente sorprendido.

Durante unos segundos hubo un silencio en la habitación.

—Pensé que ya se habían ido —dijo el chico, con la voz ronca, apartando la mirada.

—Ya se fueron —contestó Dipper, controlando el inmenso impulso que tenía de ir a abrazarlo.

—Oh —fue lo único que atino a decir.

—Me duele la cabeza —soltó el castaño—, es por eso que me quede —explico, Will seguía sin mirarlo—, ¿estás bien?

El chico presiono sus labios juntos y asintió lentamente, Dipper se acercó un poco a él y el más bajo lo miró con los ojos llorosos y un pequeño puchero en su boca, de un momento a otro, Will le rodeo el cuello con sus brazos, mientras sollozaba ligeramente.

El castaño se quedó perplejo por un segundo, antes de abrazarlo de vuelta. Por unos minutos Will se quedó así, escondiendo su rostro en su cuello mientras lloraba un poco, Dipper no se atrevía a mover ni un músculo, pero lo tenía sostenido con firmeza, intentando demostrarle su apoyo al tiempo que sentía su corazón palpitar con fuerza contra su pecho, ninguno dijo ni una sola palabra, no eran necesarias y después de un rato los sollozos pararon lentamente y contra sus deseos, el de cabello azul se apartó.

—Perdón —susurró Will.

Dipper soltó una risa seca.

—¿Perdón? —le dijo, secándole una mejilla con delicadeza—, William no tienes nada de qué disculparte.

El mencionado lo miró con cariño y un mini puchero apareció en sus labios por un fragmento de segundo.

—Lo siento.

—Will —le dijo Dipper con dulzura, pero con algo de firmeza.

—De acuerdo, tienes razón, no debería disculparme por sentir... supongo que a veces me canso a mi mismo de ser tan emocional y asumo que canso a los de mi alrededor.

Dipper lo vio con dulzura.

—No lo haces —soltó queriendo abrazarlo nuevamente.

—Gracias —contestó limpiándose el resto de sus lágrimas—, pero tú no lidias con esto a diario.

—¿Quieres hablar de lo que pasó?

—No realmente —murmuró.

—De acuerdo, podemos hacer otra cosa, algo que te haga sentir mejor.

—¿No te duele la cabeza?

—Nada que una pastilla no quite —soltó y luego se detuvo a pensar que debía justificar el por qué no fue con los demás si no era tan grave—, aunque si iba con esos seis molestos y ruidosos, sin el único que encuentro divertido... probablemente me hubiera explotado la cabeza.

Will le sonrió ampliamente ante eso.

—No merezco tener un amigo como tú.

Auch.

Dipper le sonrió de vuelta.

—¿Entonces... qué podemos hacer para que te sientas mejor?

[...]

Dipper mentiría si dijera que no estaba disfrutando de la noche con Will.

Después de la escena en la sala, habían ido a almorzar a un pequeño restaurant italiano en el pueblo, había sido increíblemente íntimo y en más de una ocasión Dipper quiso tomar la mano de Will por sobre la mesa, sin embargo, se detuvo cada vez y simplemente siguió conversando y riendo con él, mientras descubría nuevas cosas de él, como que la comida italiana era su favorita, que bebía mucho refresco al comer o que tardaba mucho en comer por detenerse a conversar.

Realmente a Dipper le sorprendía darse cuenta que había mucho de Will que no sabía... y no podía evitar preguntarse cuánto más habría por descubrir y si adoraría cada una de ellas como lo había hecho hasta el momento.

Después de que habían almorzado, habían pasado a una tienda a comprar un montón de comida chatarra cada uno, cosa que no había sido la primera opción del castaño, pero había decidido seguirle la corriente a la situación.

Ambos tiraron todo el contenido de las bolsas sobre la cama y luego se sentaron en ella.

Will tomó un bote de helado y comenzó a comer de él, Dipper se le había quedado viendo extraño cuando lo había tomado en la tienda, el helado en pleno invierno era una cosa, pero ¿helado en invierno en medio de una montaña? Eso era otro nivel, especialmente considerando que Will era la persona más friolenta que conocía.

Will simplemente se había encogido de hombros y soltado un: "Es de galleta". Dipper simplemente había negado con la cabeza mientras reía.

Después de todo, ¿quién era él para juzgarlo?

El castaño por otro lado tenía una bolsa de frituras que definitivamente no debería estar comiendo, pero esta vez no había nadie que le dijera que no podía hacerlo.

Durante la tarde vieron algunas películas, pero después de unas horas ordenaron una pizza para cenar, luego se dispusieron a ver más películas, pero terminaron ignorándola por completo mientras platicaban y bromeaban, de cosas totalmente aleatorias, sobre mascotas (Dipper aprovechó para mostrarle todos los videos de su gatita que pudo), hablaron sobre la escuela, sobre el invierno, sobre los hermanos que tenían, sus familias, de tantas cosas que el tiempo se les fue volando.

En un momento de la tarde, Will había tomado por sorpresa al castaño al prácticamente gritarle: "Atrapa" y lanzarle una almohada pequeña, Dipper no había entendido eso en absoluto, pero el chico le explico que simplemente era un juego y que "estaba probando sus reflejos", el castaño pensó que era una de las cosas más infantiles que había visto hacer al chico y le pareció simplemente adorable, no podía dejar de repetir que de verdad amaba ver todos esos lados de él que no sabía que si quiera existían, pero que amaba descubrir.

Sin embargo, había otra cosa que no podía sacarse la idea de la cabeza y era de lo cerca que estaban, quería... algo, aunque sea un poco de contacto físico. Era idiota, tal vez, pero después de todo era Will. Había estado enamorado de él por más tiempo del que le gustaría admitir y tenerlo tan cerca obviamente le hacía querer algo de contacto físico... el cual sabía que no tendría.

Pero nada podía detenerlo de imaginarse... ¿rodearlo con el brazo sería demasiado? Seguramente. Aunque honestamente la idea de tenerlo reposando en su hombro y él rodeándolo con su brazo era lo único que pensaba cuando lentamente sus párpados cayeron.

La siguiente vez que Dipper abrió los ojos notó tres cosas, uno: ya era de día, dos su alarma no había sonado, y tres... Will estaba durmiendo a su lado.

El castaño se sentó de golpe y una bolsa de frituras se cayó al piso, «desagradable», pensó.

Pero ese pensamiento rápidamente se esfumó de su cabeza al observar a Will nuevamente.

Dipper observó al chico a su lado, durmiendo, no iba a mentir, no lucía como un ángel durmiendo, lucía como un chico, con el cabello revuelto y una posición que él consideraría incómoda, pero a pesar de no lucir perfecto... Dipper no podía creer lo cerca que estaba de él. No podía creer en la posición en la que se encontraba, no era el contexto que quería, pero era lo más cerca que había estado alguna vez de Will y no se refería físicamente, sino que en la noche habían conectado de una manera en que hacía mucho tiempo se había dejado de creer que podía conectar con él.

Habían sido aliados, amigos... y por momentos, el juraba que algo más.

Habían hablado tanto, de tantas cosas, como nunca lo había hecho con nadie antes... y odiaba admitirlo, pero había algo que no podía terminar de entender que se extendía dentro de su pecho.

Le era muy difícil describir el sentimiento que tenía en su interior.

Dipper vio a su al chico a su lado acomodarse y miró la hora en su celular, era tardísimo y aunque Will se veía terriblemente adorable durmiendo, sabía que debía despertarlo.

—Will —le dijo tocándole gentilmente el hombro.

—¿Qué pasó? —preguntó soñoliento.

—Creo que ya deberías despertar, —Dipper comentó levantándose de la cama—, son casi las 3 de la tarde.

—Maldición —respondió sentándose de golpe—, ¿cómo es tan tarde?

—Creo que nos quedamos dormidos —contestó aunque eso era bastante obvio.

—Dios, somos unos monstruos —soltó Will y Dipper rió ligeramente.

—Habla por ti mismo —respondió el mayor.

Will rodó los ojos juguetonamente.

—Tu también despertaste entre basura —comentó quitando una galleta de su lado—, déjame decirte.

—Sólo por un día —se justificó—, no como en tu caso.

—Me ofendería y te dejaría de hablar por esa acusación, pero no lo haré porque desafortunadamente, me caes bien —le dijo jugando.

Dipper rió nuevamente.

—Nos dormimos muy tarde anoche.

—Ya lo creo —respondió el castaño.

—Y la última película que vimos fue una basura —se quejó Will—, ¿que fue ese el final?

—¿No te gustó? —preguntó Dipper.

—Para nada, los personajes son tontos, la trama es tonta y pudo salvarse al final y terminó siendo horrible, ¿a ti sí te gustó? —cuestionó Will.

—No —respondió riendo—, la verdad es que casi ni le preste atención al final, desde el principio se me hizo muy estúpida, la próxima vez debemos escoger mejores películas.

—¿La próxima vez? —preguntó Will con una sonrisa tan genuina en el rostro que Dipper no pudo retractarse por la vergüenza de lo que implicaba.

—Sí —le contestó algo sonrojado.

—Genial, me encantaría ver que clase de películas son las que te gustan —respondiendo sonriendo aún más.

Dipper se dio cuenta de que prácticamente lo había invitado a ver películas con él, no sabía si realmente eso contaría como una cita o como una reunión de amigos, pero incluso sin la clarificación sintió sus mejillas querer arder y desvió la mirada para que Will no pudiera notarlo.

—En lo que terminas de despertar, iré al baño —dijo, intentando salir de ahí antes de delatarse por completo.

—Seguro —respondió el chico.

—No te vayas a dormir otra vez —bromeó el castaño.

—No podría —contestó Will, aunque sabía que eso era mentira, si podría... pero no lo haría.

Dipper decidió confiar en el chico, desapareciendo tras la puerta de la habitación de Will.

Will entonces se acostó nuevamente en la cama, estirándose y puso una almohada en su rostro, sin poder creerse nada de lo que había pasado. Realmente estaba muy jodido.

Tras un rato discutiendo consigo mismo, decidió salir de su habitación, al hacerlo notó al castaño salir de su propia habitación con el cabello humedecido y oliendo a jabón.

—Buenos días —le dijo bromeando Will.

—Buenas tardes, querrás decir —le respondió con una sonrisa.

—Dipper... —habló Will, casi en un susurro, cambiando su tono juguetón por uno serio—, creo que no te lo dije ayer, pero en serio, muchas gracias, por estar conmigo ayer, realmente... —estuvo a punto de decir "necesitaba a un amigo", pero se detuvo, no estando completamente seguro de porqué—... lo necesitaba.

—No fue nada —dijo Dipper con una sonrisa menos bromista y más genuina en el rostro.

—Aun así, realmente lo aprecio mucho y fue lindo... todo lo que hiciste por mí.

Ambos se sonrojaron ligeramente ante eso.

—Probablemente deberíamos ir a desayunar —comentó el castaño intentando cambiar de tema.

—¿No deberías decir almorzar? —soltó Will con el mismo tono juguetón del principio.

Dipper le sonrió.

—Buen punto.

El castaño le hizo una seña de que él caminara primero por el largo pasillo de las habitaciones, el cual llevaba a la cocina, donde se encontraba Mason y Bill platicando bastante cerca el uno del otro hasta que escucharon pasos y el castaño regresó su atención al libro que tenía en manos.

—Un poco más y ya estaba a punto de ir a echarte una cubeta de agua —le dijo Bill a su hermano a modo de broma.

—Atrévete —le respondió de igual manera.

—¿No ayer estaban peleados? —les preguntó Dipper.

—Así resuelven las cosas ellos —le aclaró Mason al otro castaño, fingiendo que era la presencia de Dipper y Wil lo que lo habían desconcentrado de su lectura—, o... hablando, pero siempre que lo hablan se ponen algo emocionales y dudo que quieran eso ahora.

—No se vale que me estés exponiendo así, Pino —dijo el rubio en un pequeño regaño juguetón, a lo que el castaño le sonrió.

—Me siento atacado —mencionó el de cabello azul.

Ambos se sonrieron mutuamente ante esto antes de alejarse un poco de ambos castaños para hablar de algo.

—¿Y mi hermana? —preguntó finalmente.

—Salió en la mañana con Paz, dijo que aprovecharían el último día para pasear por el lugar —respondió Mason—, y si te preguntas por Xólotl y mi hermana, no tengo ni idea de donde están, sólo sé que me envió un mensaje en la mañana diciendo que saldrían.

—¿Entonces sólo estamos nosotros 4? —inquirió Dipper.

—Así es —respondió burlón—, Bill y yo nos empezábamos a preguntar cuándo despertarían los tortolos.

—Muy gracioso —contestó con el mismo tono—, ¿eso hacían tan cerca? ¿Por qué no mejor me cuentas cómo estuvo tu día con Bill, Pines?

—Estuvo igual que el tuyo con Will, Gleeful —añadió ignorando la primera parte de su comentario antes de sonreírle burlonamente—, ¿sé te quitó el dolor de cabeza?

Dipper rodó los ojos al escuchar aquello.

—No esperes que te dé las gracias o algo por el estilo —dijo a la defensiva.

—No lo hago —continúo sin remordimientos—, aunque deberías, de no ser por Mabel y por mi, no hubieras tenido la tarde a solas con Will.

—Wow, gracias —soltó con sarcasmo.

—De nada —le respondió—, además, admite que disfrutaste de la situación, solos los dos en la cabaña, durmiendo en la misma habitación... ¿que podría ser mejor?

Al decir lo último, el chico señaló a Will con picardía.

—No sé de qué me hablas —soltó antes de desviar la mirada.

—Ayer oí ruidos hasta entrada la madrugada —dijo Mason—, parece que se la pasaron bastante bien, haciendo qué es la verdadera pregunta.

—Nada de lo que estás pensando —replicó Dipper—, sólo estaba ayudando a sentirse mejor después de que se peleó con tu novio.

—¿Así se le dice ahora? —preguntó ignorando el último comentario.

—No lo sé, ¿ya lo son? —Mason frunció el ceño y desvió su mirada al escuchar aquello pero Dipper continúo—, aparte no tengo que darte explicaciones.

Mason entonces lo miró aún con el ceño fruncido, pero decidió dejar las cosas pasar notando como los hermanos Cipher caminaban hacía ellos, eso no se quedaría así.

—Ahí viene tu novio —dijeron ambos castaños al mismo tiempo y se miraron frunciendo el ceño.

—Tengo frío —se quejó Will—, ¿y la calefacción?

Dipper lo miró dispuesto a ignorar lo que había pasado con Pines.

—Creo que se averió —explicó el castaño, mirando el termostato detrás de él—, debería haber más calor con el número que tiene.

—Al menos esta cabaña tiene chimenea —respondió Mason.

Dipper camino hasta la chimenea, a un lado había apenas unos cuantos pedazos de leña.

—El único problema es que ya casi no tenemos leña —contestó el otro castaño—, sólo queda para un rato más.

—¡Oh! ¿Eso significa que podemos ir a buscar leña? —soltó Bill con emoción—, siempre he querido ir por leña.

—No es tan fácil como crees —le comentó Pino tratando de regresarlo a la realidad—, sería más fácil y rápido ir a comprarla.

—Pero siempre he querido conseguirla —soltó haciéndole ojitos y un pequeño puchero.

—No lo sé, Bill...

—Por eso es perfecto, sé que tú sabes cómo hacerlo, ¿recuerdas la vez que me contaste que tu tío te obligó a ayudarlo? ¿Quién mejor para supervisarme que tú, con tu experiencia y todo?

—Pero... ni siquiera sabemos que arboles se pueden cortar en la zona... y...

—Por favor —suplicó el rubio.

Bill estaba usando sus técnicas sucias, pero después de todo le funcionaba, ahí estaba Pines viéndolo tontamente.

—Bueno... —se rindió el chico con una sonrisa—, pero si se vuelve muy complicado la compramos, ¿de acuerdo?

El rubio asintió con emoción y una sonrisa de oreja a oreja antes de ver a su hermano.

—Ya quedó —dijo el rubio con una sonrisa—, Pino y yo saldremos por ella, préstame tu suéter.

—No es mi culpa que hubieras dejado tu suéter abrigado en casa —le contestó Will.

—Fue tú culpa que se me olvidará —se quejó el rubio—, si no hubieras tardado tanto en hacer tu maleta no se nos hubiera hecho tarde y yo no hubiera olvidado mi suéter.

—¿Y cómo has aguantado hasta ahora? —le preguntó su hermano.

—He estado tapadito —el rubio dijo como niño pequeño.

—Me refiero a los días anteriores —aclaró Will cómo si fuera obvio.

—Ah, hoy hace más frío y no quiero morirme de hipotermia afuera —respondió con obviedad.

—Eso es cierto —concordó Will.

—Préstame tu suéter —le insistió el mayor.

—Pero yo me voy a morir de frío aquí —soltó el chico—, me estoy congelando incluso con el suéter.

—Pero yo voy a salir —repitió haciendo otro puchero—, y conseguiré leña para que ya no tengas frío... ándale, no seas malito, si te sientas junto a la chimenea a lo mejor se te quita.

—Bueno... —se rindió el chico dándole el suéter.

—¡Gracias! —dijo su hermano abrazándolo antes de irse casi corriendo con el castaño que apenas había terminado de abrigarse—, te quiero mucho.

Y sin decir más, ambos habían desaparecido por la puerta con un par de risitas acompañándolos.

[...]

Ambos habían terminado de recoger la basura y ordenar la habitación sin ningún contratiempo.

Will había empezado a temblar después de un rato sin su suéter, incluso después de haber ido por una cobija a su habitación... el castaño miró al chico acercarse a la chimenea buscando a los costados algo, pero no sabía muy bien qué.

—¿Qué haces?

—Estoy tratando de averiguar cómo se enciende esto, ¿tiene un botón o algo? —comentó sosteniendo su cobija con una mano.

Dipper soltó una risa, pero se detuvo viendo al menor mirarlo.

—¿De qué te ríes? —cuestionó Will.

El castaño lo miró con ternura antes de responder, viendo la chimenea frente a él.

—Creo que no es de gas —contestó intentó decir con seriedad.

—Oh —contestó el chico sonrojándose.

—Dudo que sea una chimenea de gas —el castaño le explicó—, pero déjame ayudarte.

Will se apartó mientras veía al castaño mirar a través de la chimenea, ensuciándose un poco sin darle importancia, después Dipper tomó los troncos que estaban a un lado y comenzó a acomodarlos de una manera que parecía muy específica.

El menor de los Cipher simplemente se sentó en el suelo, observando con detalle lo que hacía, el castaño parecía saber muy bien lo que hacía.

Después de un momento encendió la punta del montón.

—Pensé que el fuego debía empezarse desde abajo.

Will se detuvo, si seguía hablando sus dientes empezarían a castañear y no podría terminar ni una oración sin tartamudear.

—Podría, pero se me hace más efectivo hacerlo de esta manera —le contestó preguntándose si debía sentarse junto a él—, debe encender bien en unos 20 minutos, mientras tanto...

Sin más Dipper se quitó el suéter que tenía ofreciéndoselo a Will.

—Oh no —dijo negando con la cabeza, tratando seriamente de poder decirlo completo—, estoy p-perfecto.

Dipper negó un poco con la cabeza y prácticamente le lanzó el suéter en la cara.

—Atrapa —le dijo a modo de broma.

Will soltó una carcajada.

—¿Qué fue eso?

—"Estoy probando tus reflejos" —contestó, de la misma manera que Will le había dicho la noche anterior.

—Pero no es así —continuó entre risas—, "para probar mis reflejos" primero tienes que decirme atrapa y luego lanzarlo —dijo al tiempo que le lanzaba su suéter de regreso—, no al revés.

—Lo tomaré en cuenta para la próxima —respondió juguetón caminando hacia Will—, pero en serio, pontelo.

—Gracias, pero no podría —respondió apartando la mirada.

—No seas necio y tómalo —comentó mientras le extendía su suéter, el cual Will tomó sin mirarlo.

—Gracias —murmuró mientras se lo ponía, aun sin mirar al castaño.

Dipper observó cómo se ponía el grueso abrigo de lana que le pertenecía, y debía admitir que adoraba la vista.

—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —le preguntó con la curiosidad grabada en sus ojos.

—En mi casa hay una así, es muy vieja y hace años que no la usamos... pero hace un tiempo me dio curiosidad y lo hice —contestó encogiéndose de hombros—, a veces la uso, y de hecho mis padres están pensando en modernizarla... sin embargo, me gusta así, tampoco es como mi opinión vaya a detenerlos —Dipper se detuvo de golpe, tal vez estaba dando demasiada información, pero después de todos estos días, ¿de verdad era tan malo dejar que Will sepa cosas más personales de él?

—A veces creo que estás casado con lo antiguo.

Dipper se sonrojó ante aquel comentario.

—Me encanta —continuó con un tono alegre—, casi puedo imaginarte haciendo esto en tu casa y a tu gatita ensuciándose con todo el hollín.

—No tienes ni idea —comentó sentándose en el suelo a una considerable distancia de Will—, Dios mío, Victoria ama ensuciarse, te juro que he visto su pelaje tornarse café por la tierra del jardín o gris con el hollín, no sé cuál es su manía por hacer eso.

El chico soltó una risa.

—Tal vez sólo le gusta molestarte —le comentó mientras se envolvía aún más con la cobija—, sé de primera mano que es muy divertido.

Dipper rodó los ojos.

—Tal vez —coincidió riendo ligeramente—, me preocupa un poco para cuánto nos durará la leña.

—Espero lo suficiente —dijo, abrazándose un poco para calentarse—, me gustaría creer que no tardarán... pero conociendo a mi hermano eso va a para largo.

—¿Todavía tienes frío?

—Ya no tanto —le respondió—, ¿lo tienes tú?

—No —mintió, tenía un poco de frío.

—Eres tan terco como Victoria —le dijo Will.

—Mira quien lo dice —replicó sonriendo.

—Si quieres puedes entrar a mi sabana —comentó extendiendola—, hay suficiente espacio para los dos.

Dipper se lo pensó un poco, estaría en una situación comprometedora... pero por otro lado, su deseo de la noche anterior de acurrucarse con Will podría no cumplirse exactamente, pero acercarse y no dejaría pasar una oportunidad como esa.

—De acuerdo —contestó acercándose a él mientras este le pasaba la sabana por los hombros, estaban a unos cuantos centímetros separados y el corazón de Dipper comenzó a martillar con rapidez—. Entonces... asumo que no te gusta el frío —dijo intentando no pensar en lo cerca que estaba la mano de Will de la suya.

—No exactamente —contestó con una pequeña risa—. Una opinión no muy popular, pero no me gusta ni el frío ni el calor, adoro la temperatura ambiente... aunque si tuviera que elegir, probablemente elegiría calor en la playa, ¿y a ti? —le preguntó volteando a verlo y sus rostros quedaron relativamente cerca.

—Me gusta el frío, es esa época cuando Vicky duerme más conmigo —bromeó recordando a su pequeña, Vanessa le había dicho que había tenido que llevarla a su casa aunque no le explico muy bien por qué y debía admitir que estaba algo preocupado, pero ella le aseguro que estaba bien y él confiaba en ella—, también me gusta porque me da mucha paz, todo es más tranquilo, todo es más... silencioso, aunque debo admitir que me da mucho sueño.

—¿Tienes sueño ahora? —le preguntó curioso.

Dipper lo miró, su rostro más cerca que nunca.

—No.

—Entonces supongo que te quito el sueño —bromeó el chico, mientras soltaba una risita.

Dipper rodó los ojos y lo empujó amistosamente.

—Sueñas —comentó, pero Will no podría tener más razón.

Cuando el chico se acomodó, Dipper podía jurar que se sentó ligeramente más cerca.

Y ahí estaba de nuevo, ese sentimiento que sólo tenía alrededor de Will, cuando lo veía, lo escuchaba o pensaba en él, era ese sentimiento que estaba tratando de definir cuando se despertaron... pero no era lo sentía por él, eso lo sabía desde hace mucho.

Era el sentimiento que tenía cuando el chico lo miraba de vuelta y le sonreía de una manera que no podía explicar, estaba teniendo algo a lo que había renunciado hace mucho: esperanza.

Esperanza de que Will lo quisiera de vuelta.

Ese era el sentimiento que tenía en ese momento.

—De niño nunca me gustó el frío —habló el castaño rompiendo el breve silencio que se había instalado entre los dos—, recuerdo que una vez estaba en la escuela, era el receso y estaba con Mabel, en ese entonces solo le hablaba a ella...

Y hasta hace poco su situación era casi igual.

—No es tan diferente de ti hace unos meses —le dijo el chico.

—Lo sé —contestó antes de continuar—, el punto es que los dos estábamos peleando por algo en medio del frío, no recuerdo exactamente qué, pero recuerdo que en medio de la discusión Mabel se resbaló con el hielo y se lastimó, yo sabía que nuestros padres iban a matarme, pero apareciste con un suéter azul celeste, el más grande que había visto en un alguien, y nos ayudaste, aunque no estábamos en el mismo salón y no hubiéramos hablado antes, no dudaste en ayudarme a llevarla con la maestra.

Will no podía apartar su vista del castaño mientras hablaba, asombrado de que Dipper recordará aquello.

—Recuerdo que una vez que Mabel se fue con la maestra a la enfermería me regañaste.

—¿Ah sí? —le preguntó riendo.

—Me dijiste que no debería estar peleando con mi hermana y aunque pensé que no era de tu incumbencia... —continuó sin apartar la mirada del fuego, sin tener valor para mirar a Will—, no pude decirte que no era asunto tuyo, así que sólo te dije que estaba bien.

Dipper sabía que eso estaba en una de las primeras páginas de su diario, escrito tal cual como lo había dicho... ¿qué estaba pensando?

—Dipper, ¿era por eso que me ignorabas? ¿Fue por la vez que te regañe cuando éramos pequeños?

—Termina de escuchar mi historia —le contestó rodando los ojos—, no seas impaciente.

—De acuerdo —le contestó.

—Después de eso me invitaste a jugar contigo en la nieve el resto del receso —le recordó—, no debería haber nada raro en eso, pero nunca nadie había sido tan amable conmigo antes.

—¿Entonces por qué me ignorabas? —preguntó el chico, algo nostálgico—, recuerdo que intenté hablar contigo varias veces y sólo te alejabas.

Dipper lo miró con toda la seriedad del mundo, viendo sus ojos azul celeste, unos ojos que conocía a la perfección de lejos, amables, llenos de dulzura, que decían tantas cosas como el dueño de ellos, nunca había entendido porque se sentía tan intimidado por los ojos que más lo invitaban a acercarse, y aunque a este punto ya estaba acostumbrado a ver a Will a los ojos, no fue hasta ese instante que entendió porqué le daba tanto miedo mirarlos.

Porque creía ver en ellos... el mismo sentimiento que tenía él, cada que miraba a Will.

—Will... —murmuró y notó como el mencionado estaba conteniendo el aire—, probablemente me arrepienta de decirte, pero creo que mereces saber.

El chico asintió con la cabeza, invitándolo a continuar, sin decir ni una sola palabra que pudiera arruinar la burbuja en la que estaban.

Dipper sabía que probablemente estaba a punto de arruinar lo lejos que había llegado con Will, pero no podía evitarlo... tenía que decirle lo que sentía por él.

Con o sin el diario, tal vez, sólo tal vez... Will sentía algo por él también... sólo tenía que intentarlo.

Mirando al chico junto a él, directamente a los ojos, gritándole que confiara en él, mirándolo con tanto cariño... nunca había tenido tantas ganas de intentarlo, sin miedo ni dudas... solo tonta y atrevida esperanza.

Dipper rió de los nervios y quiso desviar la mirada.

—¿Dipper? —preguntó al notar el extendido silencio del otro, sin dejar de mirarlo con dulzura.

—William... realmente no sé cómo decir esto —continuó el castaño, notando el cambio de expresión al llamarlo como solía hacerlo antes de que se llevarán.

—Lo sabía —dijo el chico de la nada, sentándose sobre sus rodillas girando su cuerpo hacía Dipper cubriendo su rostro con las manos—, sabía que no debía ser tan metiche y que te había caído mal.

—No, no fue eso —Dipper rió ante la reacción de Will, él no podía estar más lejos de la realidad—, de hecho, después de eso quise ser tu amigo, pero nunca supe cómo acercarme.

—¿En serio? —cuestionó Will, con algo de ilusión.

—Sí —contestó riendo por los nervios.

Ambos se miraron nuevamente.

—¿Por qué no te acercaste y ya?

—Eso es lo que intentaba decirte hasta que me interrumpiste —bromeó rodando los ojos.

—Bueno, no diré ni una palabra más —contestó haciendo una seña de cerrar la boca.

Dipper se lo pensó... sí tenía esperanza, pero tampoco era estúpido, no pensaba arriesgar todo lo que había logrado, la amistad que tenían hasta ahora, al menos si todo se iba al carajo al final de todo ese desastre... aún podría ser su amigo.

El castaño creyó notar un ligero destello de decepción en los ojos de Will ante su silencio y no resistió más.

Así que dijo una verdad a medias.

—Porque me gustabas —soltó con una sonrisa apartando la mirada—. Me gustabas muchísimo.

Will se sonrojó hasta la médula mientras lo miraba con una mezcla de confusión y sorpresa.

Dipper sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, así que decidió continuar hablando.

—Era bastante tonto porque casi nunca hablábamos, pero el simple hecho de que siempre fueras amable conmigo sin importar que tan grosero o seco fuera contigo... me gustaba, eso me sigue pareciendo genial en ti, pero crecimos y bueno, eventualmente... me rendí.

"Eso no era mentira, pero eso no quiere decir que te supere", pensó.

Will se quedó viéndolo, en completo silencio... era la primera vez que se quedaba sin algo que decir.

Dipper sintió su corazón romperse nuevamente ante su silencio.

Había sido una mala idea, lo sabía... sabía que no debía decirle, se golpeó mentalmente y cuando iba a empezar a balbucear algo similar a que se olvidara que lo menciono, Bill entró con Mason en sus brazos y la burbuja que tenían se rompió.

Ambos se separaron de golpe.

—¡Pino se va a morir! —gritó con exageración.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Will, levantándose dejando la cobija en el suelo.

—El frío va a hacer que le amputen la pierna —continuó el rubio dejando a Pino en el sofá.

—Estas idiota Bill —dijo el castaño totalmente sonrojado mientras evitaba mirar al chico que lo había dejado ahí—, ya te dije que estoy bien.

Era la primera vez que Dipper estaba agradecido de ver a Pines y a Bill interrumpir su tiempo con Will, al menos podía pretender que nada había pasado.

—¿Qué pasó? —preguntó el castaño con preocupación, debía ser algo realmente grave si Mason se dejó cargar por Bill frente a los otros dos.

—Pino se resbaló con el hielo y creo que se torció el tobillo —comentó, genuinamente preocupado.

—No es nada —continuó Pines sentándose en el sofá intentando pararse—, sólo fue el dolor del momento, estoy bien.

Tanto Dipper como Bill lo empujaron para que volviera a acostarse, Will se mantenía a un lado, completamente en silencio.

—¿Te duele caminar? —preguntó Dipper.

—Sí, me duele un poco, pero sí puedo hacerlo —dijo esto último mirando a Bill con ligera irritación.

—¿Cómo te pasó? —Mason se sonrojó furiosamente al recordar cómo se había herido.

—Me caí —mintió el castaño.

Bill sólo rodó los ojos.

—No estoy certificado para decirte que estás bien —dijo Dipper mirando el pie de Mason—, pero diría que es un esguince y que deberías ir al doctor, aunque no creo que sea terriblemente urgente, puedes ir mañana que regresemos a la ciudad, hoy te recomiendo que reposes y que le pongas hielo —se aclaró la garganta antes de continuar—, ¿Will?

El chico sacudió la cabeza, saliendo de sus pensamientos y se miraron por primera vez desde lo que le había dicho.

Will sintió sus mejillas arder.

—¿Sí? —preguntó distraído.

—¿Podrías traer hielo para Pino? —cuestionó el castaño.

—Seguro —respondió asintiendo con la cabeza y se fue a la cocina.

—Iré a ver si hay un botiquín en el baño, deben tener vendas y tal vez un ungüento para el dolor —comentó con seriedad—, quédate quieto —le ordenó con severidad a Mason.

El castaño sólo rodó los ojos, pero sabía que no haría ningún intento por moverse, especialmente con el rubio supervisándolo.

Bill entonces se acercó a Mason e intentó tomar su mano, en un intento de mostrarle apoyo, pero el castaño apartó la mano.

Dipper decidió hacer como que no vio eso y se dirigió al baño; cuando regresó notó a Bill acariciando suavemente el cabello del castaño con algo de tristeza en su rostro, por lo que decidió detenerse y alertarles que iba a entrar, para que Mason no hiciera algún movimiento brusco.

Dio unas pisadas fuertes antes de caminar a la sala y notó como Bill había cambiado su expresión a una de molestia al ver al castaño apartarse ligeramente de él, otra vez.

Dipper rodó los ojos, ¿hasta cuando iba a seguir con eso? Actuaba como si no se molestaran mutuamente con eso todo el tiempo.

Pero honestamente no era su lugar decirle algo al castaño al respecto.

—No encontré ningún ungüento o algo —dijo Dipper—, pero la venda y el hielo deben bastar por ahora, deberían de bajar la inflamación.

Así que sin más empezó a vendarle el pie a Mason, quien lucía ligeramente incómodo por la atención.

Will regresó poco después, con el hielo alrededor de la cobija con la que se había envuelto antes y se la extendió a su hermano.

—Toma —le dijo en un intento de ayudarles un poco.

El castaño se sonrojó mientras Bill se sentaba junto a su pie herido y colocaba el hielo muy delicadamente, con un cuidado y cariño que nunca había visto tener al rubio.

—Entonces iré a mi cuarto, si necesitan algo me gritan —comentó Will alejándose de ambos—, estoy algo cansado.

Su hermano asintió amablemente.

—Buenas noches, Will —se despidió, pero a continuación volvió a dedicar su completa atención al castaño con el pie vendado.

Dipper decidió mejor dejarlos en la sala a solas, así que sin decir nada comenzó a caminar hasta su propia habitación.

El chico frunció el ceño, Dipper no pudo evitar pensar en su acción anterior.

—Estaré en mi habitación —fue lo único que pudo decir antes de irse a su cuarto.

Dipper por su lado se tiró en su cama frustrado, él y su gran bocota... lo había arruinado todo.

Sería una larga y fría noche.



¡Hola!

De verdad no saben como les amo por la paciencia que nos tienen.

De verdad quería que este capitulo quedará perfecto, porque honestamente me gusta mucho y me bloquee por ello, además de que de nuevo tuve examenes, tengo vacaciones por unas dos semanas y voy a tratar de usarlas para subirles el siguiente capítulo.

Bueno, basta de excusas y a lo que sigue.

¿Como están? ¿Les gustó?

¿Qué creen que pasará?

¿Qué pensó Will con la "confesión" de Dipper? ¿Por qué se habran peleado Bill y Will? ¿Alguna vez resolverán sus problemas Pino y Bill? ¿Por que Vanessa se llevó a la gatita de Dipper? ¿A ustedes les gusta más el frío, el calor o la temperatura ambiente?

No sé si tienen muchas preguntas, pero les prometo que pronto habrán respuestas. Espero que esten tan emocionados como yo con lo que viene uwu

Les queremos a morir <3

Atte. Hollín y Tierra

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