Expulsados.

Las cosas no pintaban nada bien para Dipper Gleeful.

El martes había llegado y con el, la siguiente sesión del club y tanto Dipper como Mabel no tenían un nuevo plan para recuperar el libro.

El menor de los Gleeful tenía esperanzas de que el asunto pasara pronto... que no encontrarán nada, que terminen en un callejón sin salida y se rindieran, aunque eso era ser muy optimista, él sabía a la perfección lo determinado que podía ser Will y sabía también, que haría todo lo posible por devolverlo.

Inclusive si la mayoría de las personas leerían todo o simplemente lo dejarían por ahí, William no. Él debía devolverlo.

Will era así.

Estúpido.

Esa era una de las razones por las que a Dipper le gustaba tanto.

Claro, no ser estúpido, sino estúpidamente bueno.

Él probablemente lo hubiera tirado a la basura.

Tal vez eso hubiera sido mejor...

—Entonces quedamos así: investigar cosas de las chicas de la lista de sospechosas: Mabel, Paz, Bill y Xólotl —dijo el menor de los Cipher.

Dipper regresó a la realidad al escuchar la voz de Will.

—¿Y quiénes son las chicas de la lista? —preguntó Xólotl.

—Eso es lo que haremos hoy, ¿qué no estás prestando atención? —respondió Bill—, hoy nos dedicaremos a pensar en las sospechosas, fue literalmente lo primero que dijo Will al entrar.

—Estaba con mi teléfono...

—Pues presta atención, inútil —le dijo su amigo.

—Perdón por tener dudas, dicen que es más ignorante quien no pregunta a quién tiene una duda, pero con ustedes es mejor quedarse con la duda —le respondió.

—No seas melodramático.

—Como decía... —continuó el de cabello azulado—, averiguar qué cifrado está usando y descifrar el código es algo que veremos Mason, Dipper y yo.

—Me parece bien —contestó Dipper.

—Deberíamos empezar de una vez, antes de que perdamos más tiempo como la última vez —dijo Mabel.

—¿Lo dices por lo del anuario? —añadió Pacífica.

—Sí, no puedo creer que estuvimos dos horas leyendo mensajitos de amor hacia esos dos y no encontráramos una sola letra que se pareciera.

Mason hizo una mueca ante tal declaración.

—Debimos imaginarlo por cómo se expresaba la chica de Bill en sus primeros párrafos —dijo Dipper con pesar—, era obvio que no tendrían su firma.

—Tuvimos que saber que sería una chica con cerebro en vista de que se fijó en el Cipher correcto, así que tenía lógica que no firmaría el anuario de esos dos tontos —dijo Mabel.

—Pero al menos ya descartamos a un montón de chicas —respondió Will con amabilidad.

—¿Saben algo curioso? —dijo el otro castaño, sentado junto a Bill—, la letra se me hace extrañamente familia, pero no puedo recordar de donde...

Dipper se tensó al escuchar tal afirmación.

—Eso es normal —dijo Mabel, pensando rápido—, igual siento haberla visto, estamos en una escuela, es imposible que no la hayamos visto antes en un cartel o en la libreta de alguien más... pero tenemos que averiguar a quien le pertenece.

—Mabel tiene un punto —dijo Pacífica—, yo igual tengo la sensación de que la conozco, pero de nada nos sirve si no sabemos de quién es.

—Sólo comentaba... porque hay algo en ella... muy extraño, no lo sé, pero deben ser ideas mías —respondió Mason.

—Además la letra sólo era para darnos una idea, hay personas que escriben distinto dependiendo de la situación, nivel de comodidad, y estado de ánimo —agregó Xólotl.

—Como sea —dijo Dipper—, lo mejor sería empezar de una vez con la lista, ¿no?

—Eso es cierto... —dijo Will—. ¿Por dónde empezamos?

—Podríamos tratar de averiguar cuantas chicas tienen hermana en la escuela —dijo Mason.

—¿Y cómo haremos eso?

—Podríamos preguntarles directamente a las secretarias —dijo Xólotl—. Ellas tienen la información personal de los estudiantes, se supone que es confidencial, pero a veces la sueltan a cambio de favores, les diría que yo voy a preguntarles, pero Janet está molesta desde que comencé a salir con la hermana de Pino, dice que la olvide.

—Asco —dijo Mabel.

—Asco por dos —añadió Mason.

—No por lo que creen, simplemente mi mamá me enseño modales, como ser amables con las señoras —respondió Xólotl ante las acusaciones.

—Entonces alguien más tendría que ir a persuadirlas —dijo Bill.

—Pacífica y yo podemos ir, después de todo nos conocen y creo que podemos hacerlas hablar —comentó la castaña.

—Seguro, vayan ahora que están desocupadas —dijo el menor de los Cipher.

—Por cierto, necesitamos libros de cifrados, en la biblioteca y hay unos que podrían ayudarnos, iba a traer algunos, pero mi lista de préstamos está llena —dijo Pines.

—Cierto, hay unos que tienen todo tipo de cifrados —dijo Dipper por impulso, luego de darse cuenta de lo que acababa de hacer—, pero mi lista está llena también.

—La mía no —dijo Will—, precisamente hoy devolví los que tenía pendientes, podemos ir de una vez.

—Vamos —respondió el de ojos marrones.

Maldición.

[...]

Mientras hacían su camino hacia la biblioteca, Dipper no pudo evitar recordar una vez que había estado con Will en la biblioteca.

«Will se acercó lentamente al castaño.

—¿Dipper, podrías ayudarme con algo?

—Seguro —le contestó con tranquilidad, en ese entonces no sabía que otra vez tendría sentimientos por él—, ¿qué necesitas?

—No puedo encontrar un libro y no encuentro a la bibliotecaria, sé que pasas mucho tiempo aquí y me preguntaba si sabías como puedo encontrarlo.

—¿Cuál es?

—Es este —Will le extendió un papel con un libro básico de medicina, lo cual le sorprendió, no verían nada de anatomía hasta la preparatoria, pero no le dio importancia.

—Tienes suerte, sé exactamente dónde está ese libro.

—¿En serio?

—Sí, es muy bueno para empezar con anatomía, mi tío me hizo leerlo hace unos años, pero siempre que tengo duda de algo recurro a ese —dijo caminando hasta él—, aquí esta.

—Gracias.

—No sabía que te interesara la medicina.

—Ni yo hasta hace unas semanas, finalmente me decidí por esa carrera... esa optativa tomaré en la preparatoria.

—Entonces supongo que nos veremos allá.

—¿También la tomaras?

—No tengo mucha opción, tengo que seguir con el negocio familiar... supongo, no me obligan exactamente, pero sé que es lo que esperan que haga... bueno eso, o ser parte del show familiar y no gracias, definitivamente me rehusó a cantar canciones y estafar ingenuos.

—¿Mabel hace eso?

—¿Qué insinúas? —preguntó con repentina seriedad.

—No nada, yo sólo bromeaba...

Dipper soltó una carcajada.

—Sólo bromeaba, sí Mabel adora hacer eso.

—¿Y a ti te gusta medicina?

—Para mí fortuna, sí. Pero no quiero dar consultas... quiero ser cirujano.

—Yo he estado pensando en centrarme en pediatría... o algo así.

—Suerte.

—Gracias.

—Espero que disfrutes el libro y si tienes alguna duda puedes preguntarme.

—Gracias de nuevo.

Sin esperar más Will se había ido

Realmente había cambiado mucho su actitud hacia Will desde eso... ahora era serio y a veces algo tosco.

Claro que era la actitud que había tomado desde que sus sentimientos por el chico habían regresado... y más fuertes que la primera vez —si es que alguna vez realmente se habían ido—, no le extrañaba que Will fuera tan cauteloso a su alrededor, tal vez creía que estaba molesto o algo así.

Probablemente debía ser más amable con él.

—Oigan, necesito ir al baño —dijo el otro castaño y Dipper salió de sus pensamientos, mientras Mason le lanzaba una mirada insinuante—, no tardo, mientras ustedes adelántense.

Dipper se sonrojó ligeramente mientras veía al otro castaño alejarse, pero se calmó antes de darse la vuelta para encarar al otro chico.

—¿Por dónde empezamos? —Preguntó Will con amabilidad, y el corazón le dio un vuelco.

—Por la sección de lenguaje —respondió estoicamente—, sino me equivoco ahí es donde debe estar.

—Te sigo —le contestó con una sonrisa.

Ambos chicos caminaron hasta la sección dónde Dipper recordaba haber visto los libros de cifrado, se sentía nervioso. El cifrado que había usado era básico, obviamente estaría en alguno de los libros de criptografía que estaban en los estantes, pero le tranquilizaba saber que incluso aunque supieran que cifrado usó, aun necesitaban la llave.

Dipper se detestaba a sí mismo por ser tan débil por el chico a su lado, especialmente cuando estaba tan cerca de él y le sonreía de aquella manera... no podía con sí mismo. Y odiaba no tener sus emociones bajo control.

Soltó un suspiró mientras tomaba otro libro de la repisa.

Estaba perdido.

—¿Por dónde deberíamos empezar?

Dipper estaba apuntó de contestarle con la misma mala actitud que tenía siempre, pero debía controlarse mejor, no era culpa de Will que hubiera perdido el diario... por dios, ni siquiera era culpa de Will que esa cosa existiera en primer lugar, él sólo había sido amable y Dipper era quien veía más allá de eso.

—Eso depende, ¿tienes tu lista totalmente libre?

—Sí.

—Perfecto —Will le sonrió ante eso—, entonces considero que deberíamos tomar las 3 recopilaciones que explican a grandes rasgos la criptografía y sus tipos, una vez que sepamos qué tipo de cifrado uso, podemos prestar uno que se especialice en él.

—Wow, sabes mucho de eso, ¿no? —Dipper intentó controlar su rubor mientras tomaba un libro.

—Algo —le entregó el libro a Will.

—Me alegro, yo no sabría ni por dónde empezar.

Dipper tomó otro libro.

—Por cierto... gracias, por unirte —empezó Will queriendo decir algo, pero a mitad de la oración se detuvo de manera nerviosa, probablemente debido a que temía enojar o incomodar al castaño—, digo... yo... gracias.

—No hay de qué —le contestó, e hizo algo que nunca hacía.

Le sonrió.

Will le sonrió de vuelta.

[...]

—No creí que alguien pudiera tardar tanto en el baño —habló Dipper de mala manera.

—Perdona —respondió Mason de manera seria—, ya te dije que me distraje.

—No me agradan los holgazanes —le soltó mientras regresaban al salón.

Will iba delante de ambos castaños y con cuidado abrió la puerta encontrándose a los dos chicos con el libro en sus manos.

—William... me encantas desde tu cabello azul, hasta tus ojos amables, tus manos suaves y finas, todo tú me encanta... —leía el rubio en voz alta.

Dipper sintió su alma caerse a sus pies.

El menor de los Cipher enfureció y Dipper podría jurar que si el cabello de Will pudiera tornarse rojo de la ira, ahora lo tendría así.

—¡Bill Cipher! —le gritó su hermano menor—, ¿qué crees que estás haciendo?

Dipper recordaba ese estúpido fragmento, y tenía una justificación... la había escrito ebrio. Debió haberla arrancado, pero como el tonto que era, el honestamente creía que jamás perdería el estúpido libro como para que supusiera un riesgo, y el libro era para desahogarse después de todo.

—Nada —el rubio lanzó el libro hacia la dirección de su amigo—, fue culpa de Xólotl.

—Oh no, no trates de echarme esto a mí.

El castaño no podía recordar que tanto había escrito, pero quería creer que nada verdaderamente delatador, aun así, Dipper no se sentía tranquilo, quien sabía que tanto habían leído esos dos.

Él sólo quería desaparecer.

—Están fuera —dijo con severidad el chico delante de Dipper.

—¿Qué?

—Les dije que no podían hacer sus tonterías, y rompieron las reglas.

—Will, no estarás hablando en serio.

—Bill estás fuera —respondió con severidad.

—De acuerdo, como sea —dijo el rubio—, vamos Xólotl, vámonos Pino.

—Ehh... —respondió el otro castaño—, en realidad, yo me quiero quedar, así que nos vemos luego Bill.

—¿De verdad? —preguntó el rubio ofendido—. Una cosa es que Will me lo haga, pero ¿tú?

—Perdón Bill, ¿te veo luego? —respondió Mason.

—Adiós —dijo el mencionado mientras se iba con su amigo.

—¡Espera! —Gritó Dipper, Bill se volteó confundido—, no descubriste quién es... ¿verdad?

—No, era la primera página que abría —dijo el rubio antes de salir encogiéndose de hombros.

Dipper sabía que podría estar mintiendo, que tal vez sólo lo estaba diciendo para chantajearlo luego, pero Bill lo había dicho con tanta naturalidad que decidió creerle por el momento.

Los tres chicos se quedaron parados incómodamente, Will estaba enojado y ninguno de los castaños estaba acostumbrado a ver esa clase de reacciones de aquel chico, mucho menos saber qué hacer en una situación así.

Por lo que ambos chicos se quedaron en silencio mientras Will se sentaba.

¿Era normal que Dipper se sintiera tan... conmovido?

Nunca había visto a Will enojado, pero le gustaba; era interesante ver que el chico amable tenía una faceta firme.

Además de que se había enojado por él... bueno tal vez no exactamente por él, pero sí para defender la privacidad de la persona dueña del diario, a Will le importaba tanto que no se sintiera mal aquella persona que se había enojado con su propio hermano por eso y eso era algo.

Definitivamente Will lo sorprendía siempre.

No pasó mucho antes de Mabel y Pacífica volvieran al salón.

—¿Dónde estaban? —Preguntó Will, aun algo serio.

—Fuimos a ver lo de las hermanas, ¿por qué? —Preguntó la rubia—, ¿y Bill y Xólotl?

—Will los sacó del club —explicó Dipper.

—¿En serio? —Preguntó su hermana.

—Bill tomo el libro y leyó una parte... burlándose.

—¿Y... descubrió de quién es? —pregunto la castaña.

En ese momento Dipper entró en pánico, tal vez lo había guardado en secreto y le diría a Will luego, o tal vez...

—No, al menos él dijo que no —contestó Mason.

—Nunca debimos dejarlos —dijo Will decepcionado—, a partir de ahora voy a dejar de traer el diario, al menos hasta que sepamos quien es sólo traeré una copia de las primeras páginas.

Dipper ya no tenía esperanzas.



Hola.

¿Les esta gustando?

Sólo quiero aclarar que Mason es Dipper Pines y Dipper es Gleeful, para que no se confundan amixes.

Atte. Las profesionales jaja

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