Apuntes de historia.
El día siguiente llegó y Will seguía sin saber qué hacer con el libro.
Él y Pacífica habían llegado a la conclusión de no hacer algo radical y analizar la situación antes de actuar. En ese momento, ellos dos estaban sentados en su usual mesa en la cafetería de la escuela, frente a ellos se encontraba su hermano y el mejor amigo de este, hablando de algo a lo que Will no le prestaba atención.
—Te digo que es cierto, jamás creí ver a Gleeful hacer algo como eso —dijo Xólotl, con confusión.
—Espero que no estés hablando de mí —dijo la castaña sentándose junto a Pacífica, no sin darle un breve beso antes.
—No —dijo el rubio, con una sonrisa burlona en el rostro—. En realidad me estaba diciendo que ayer vio a tu hermano hurgar en la basura.
—Ah eso —respondió Mabel de inmediato, Dipper la mataría cuando se enterará que lo vieron—. No encontraba su amuleto familiar y mis tíos lo hubieran matado si lo perdía, pero finalmente lo encontró.
—Eso explica porque estaba tan desesperado ayer —dijo Will con una sonrisa amable—, me alegro de que lo haya encontrado.
—Sí... —respondió la castaña—, fue una suerte, a veces perdemos cosas que significan la muerte a menos que lo encontremos... ¿no creen?
El corazón de Will dio un vuelco, ¿Mabel sabía del libro? ¿Era una indirecta? Tal vez estaba siendo un poco paranoico y realmente ella sólo hablaba del amuleto de Dipper, aunque una pequeña parte de él, sí lo hacía pensar que había algo sospechoso en todo eso, no podía recordar con certeza si ayer que se había encontrado con Dipper, traía su amuleto... ¿pero por qué mentiría Mabel?
Tal vez no debía darle vueltas al asunto, seguramente Pacífica le había contado y Mabel era muy mala para disimular o realmente era una simple coincidencia.
***
Por su lado, Dipper había tenido una mañana que sólo podía describir como horrenda, a diferencia de lo que su hermana le había hecho creer, el diario definitivamente no estaba en su casa y se había saltado su primera clase del día para buscar entre objetos perdidos, pero no estaba ahí, ningún conserje lo había visto, lo cual sólo confirmaba su teoría de que alguien lo había encontrado, y tenía que averiguar quién.
Rápido.
Pero ahora sólo necesitaba los apuntes de la clase que había perdido y luego se centraría en seguir buscándolo, tenía la ventaja que esa misma clase era una de las dos de las que compartía con su hermana, así que decidió aprovechar el tiempo del almuerzo en eso, antes de continuar con su búsqueda.
Así es como el castaño se dirigió hacia la mesa dónde se encontraba su hermana y otros chicos más, entre ellos la razón de que estuviera en ese lío: William Cipher.
Pero no era momento para eso, sólo necesitaba centrarse en la escuela por un momento y olvidar todo el drama en que estaba envuelto.
—Mabel, ¿tienes los apuntes de historia? —pregunto el castaño, acercándose a su hermana sin saludar a nadie de la mesa.
—¿Por qué no entraste a la clase? —preguntó William con curiosidad, quién también compartía la clase con los hermanos Gleeful.
—Porque se me hizo tarde y Mabel me dejó —la castaña hizo cara de ofendida, pero no lo negó—. Tuve que venir a pie.
—No te duermas la próxima, hermanito —comentó la chica de mala gana.
Dipper le agradeció internamente por seguirle la corriente.
—Como sea —dijo intentando disimular—, ¿me pasas los apuntes? Por favor.
—Lo siento, pero no tome apuntes, olvide mi libreta en la casa —Mabel se encogió de hombros y le sonrió sarcásticamente a su hermano—, en realidad... pensaba en pedirle los apuntes de esta clase a Will.
Dipper observó a su hermana fijamente durante unos segundos, mientras esta le sonreía... su pequeña pelea mental duro apenas unos segundos, ella realmente era imposible.
¿Incluso con toda la situación aún intentaba forzar momentos entre ellos?
Dipper a veces la odiaba. No literalmente, claro estaba, pero igual... ganas de maldecirla no le faltaban en esos momentos.
—William —habló el castaño haciendo un esfuerzo increíble por mirar al mencionado con una expresión tranquila, evitando a toda costa hacer algo que delatará su nerviosismo... pero era tan difícil en esos momentos. Estaba acostumbrado a hacerlo todo el tiempo, y creía que hasta cierto punto lo había dominado por completo, ¿pero ahora? Honestamente le era imposible, debido a que su diario había desaparecido y eso no le daba mucha estabilidad que digamos—, ¿podrías pasarme los apuntes de la clase? Te devolvería tu cuaderno al terminar el almuerzo —soltó con el tono más neutro y serio que pudo.
—Hermano —dijo Mabel con algo de sarcasmo—, ¿qué modales son esos? ¿Cómo se dice?
—Por favor —respondió con severidad, rindiéndose.
Él sólo quería acabar con eso lo más pronto posible.
—Seguro, aunque no tienes que devolvérmelo al terminar el almuerzo, puedes llevártelo y traerlo el lunes, igual no nos toca —Will sacó su mochila, todavía no había pasado a su casillero a dejar sus cosas, después de todo, este quedaba prácticamente del otro lado de la escuela y pocas veces pasaba a él.
Will buscaba entre sus cosas su cuaderno de historia.
—Bill —dijo otro castaño acercándose a él con una sonrisa juguetona, desconcentrando a Will de su tarea.
—¡Pino! —respondió el rubio, su cara se iluminó por completo al notar al chico—, ¿vas a comer con nosotros hoy?
Will saco el diario que había encontrado el día anterior y se lo entregó a la rubia a su lado.
—¿Sostienes esto un momento?
—Seguro —respondió Pacífica.
El corazón de Dipper se detuvo en ese momento.
Ambos gemelos voltearon a verse, ambos lo habían visto, Will tenía el diario.
—Probablemente —le dijo Mason a Bill con una sonrisa.
Will tenía el diario.
—¿Tengo que convencerte? —le dijo el rubio mientras se hacía a un lado para hacerle un espacio al castaño.
Will tenía el diario.
Todo este intercambio llamó la atención de los chicos en la mesa, permitiéndole a los hermanos Gleeful procesar lo que estaba pasando.
Tanto Mabel como Dipper, hicieron todo su esfuerzo para no reaccionar ante eso.
Will tenía el diario.
—Algo así —dijo Mason, sentándose junto a él.
—Eres imposible —contestó riendo a su lado.
WILL TENÍA EL DIARIO.
—Por cierto, hola a todos —dijo el castaño saludando a la mesa—, Gleeful.
—Pines —contestó, sintiendo como las palabras estuvieron a punto de atorarse en su garganta.
Will finalmente sacó la libreta de su mochila y la extendió hacia el castaño.
—Aquí está —dijo el chico, extendiéndosela—, por un momento creí que la había perdido.
El castaño tenía cada centímetro de su piel erizado y unas náuseas enormes.
William Cipher tenía su diario.
—Gracias —dijo con algo de tosquedad gravado en su tono.
El castaño entonces sostuvo el cuaderno entre sus manos y se dio la media vuelta, saliendo tan rápido de ahí como pudo sin verse sospechoso.
Y en ese instante, sintió que su mundo se caía a pedazos.
¡William tenía el jodido diario!
Tenía su libro dónde exponía todas sus emociones por él.
Oficialmente quería desaparecer.
***
El almuerzo del infierno había concluido, el receso de la ansiedad había pasado y la última hora de clases finalmente había transcurrido, eso quería decir que el fin de semana oficialmente había empezado.
Y en todo ese tiempo Dipper Gleeful no había podido quitarse de la cabeza ni un segundo el pensamiento de que Will era quién tenía la cosa más íntima y personal que le pertenecía... la cual estaba enteramente dedicada a él.
¿Acaso su suerte podía ser peor? Y eso que él no era un hombre que creyera en la suerte, pero a algo debía atribuirle todo el desastre que estaba siendo su vida en esos momentos.
—Gleeful —escuchó detrás de él y supo que sí podría ser peor.
—¿Qué quieres, Pines? —dijo de mala gana.
Mason Pines lo había interceptado en su camino a devolverle su libreta a Will, lo cual no lo ayudaba a sentirse mejor.
—Con el mismo humor que hace rato por lo que veo —Dipper lo miró de mala gana.
—¿Cuál es tu punto con todo esto?
—Nada, sólo curiosidad... supongo —contestó el de ojos marrones mientras se encogía de hombros—. ¿Qué es lo que le tuvo que pasar al robot humano para que pateara el bote de basura y soltaras un grito de ira así? ¿Alguien se enteró de que tienes sentimientos? ¿Reprobaste una materia?
—Ja-ja muy gracioso Pines, ¿ya terminaste de coquetear con Bill?
—No lo sé —el mencionado frunció el ceño—, ¿estábamos coqueteando? Tal vez debería preguntarle a Will su opinión sobre el tema, tal vez él sepa más de coquetear... —se burló con un tono meloso—, ¿o tú que crees?
—Vete al demonio —dijo dándose la vuelta dispuesto a seguir su camino.
—Tú empezaste —continuó Mason.
Dipper se quedó en silencio, admitiendo su derrota ante el otro castaño.
—Pero en serio, ¿qué fue lo que te pasó ahí? Dejaste la cafetería de una manera muy extraña... incluso para ti y luego cuando salí te vi haciendo un pequeño berrinche, ¿quién lo diría? La máquina humana hace berrinches.
—No fue nada que sea de tu incumbencia y no era un berrinche, ¿de acuerdo? —Pines asintió con una sonrisa burlona, Dipper decidió cambiar el tema—, ¿terminaste el libro?
—Tan cálido como siempre —bromeó Mason—. Y por supuesto que lo termine, debo reconocer que tenías razón, es muy bueno.
—Lo sé —contestó el de ojos azules con seguridad.
—Aquí lo tienes de vuelta —dijo el castaño pasando su mochila delante de él y sacando dos libros—, y este otro es mi recomendación de la semana.
—Espero que sea mejor que la anterior —habló el menor de los Gleeful con sorna al tiempo que sujetaba los dos libros.
—Lo es —respondió ignorando su actitud, después de todo... a este punto ya se había acostumbrado—, ya verás, esta semana lo pensé con cuidado.
Dipper abrió su mochila para meter los libros que le había entregado el otro castaño y decidió sacar el que había traído para esa semana.
—Este es el que yo escogí —le dijo, entregándole un libro rojo—. Es sobre misterios, tú especialidad.
—Me conoces tan bien —bromeó mientras lo sujetaba—, gracias.
—Bueno Pines —dijo Dipper tomando la libreta de Will de su mochila—, tengo que ir a devolver esta cosa.
—No te pongas muy nervioso, casanova —se burló el castaño.
—Muérete, Pines.
—En tus sueños —le dijo con una pequeña risa.
—¿Cómo adivinaste? —bromeó de vuelta mientras se iba—, suerte con tu novio.
—Bill no es mi novio —dijo ligeramente sonrojado.
—Como digas.
Dipper Gleeful siguió su camino por el corredor, había terminado todos los apuntes y podría devolver la libreta justo como lo había dicho. Aunque no estaba muy seguro de que le diría a Will al devolverlo, especialmente teniendo en cuenta que sabía que él era quién había encontrado el libro, ¿qué tal si ya lo había leído? ¿Qué tal si Will sabía que estaba enamorado de él? ¿Con que cara le devolvería su libreta si ese era el caso?
Estúpida Mabel y estúpidas ideas suyas.
Fue cuando el rey —o reina en este caso— de Roma, apareció corriendo por el pasillo.
—Will tiene tu libro —le dijo tomándolo de las manos con algo de desesperación.
—Lo sé —le respondió con seriedad—. Te recuerdo que yo estaba ahí.
Mabel decidió ignorar ese comentario y continuo.
—Pacífica no me ha dicho nada, pero por lo que escuché Will quiere descubrir quien lo escribió, para devolverlo.
—¿Por qué no me sorprende? —dijo el castaño—. Lo que me faltaba.
—¿Y por qué no estás alterado? ¡Hasta yo estoy alterada! ¡William, el chico del que estas enamorado desde quien sabe exactamente cuánto, tiene el maldito libro donde hablas de él para desahogarte!
—Lo sé —dijo el castaño mientras su hermana le apretaba las muñecas alterada.
—¿Y cómo puedes estar tan tranquilo? —le gritó.
—Porque me voy a cambiar de escuela —soltó con seriedad el chico.
—¿Estás hablando en serio? —le preguntó su hermana sorprendida.
—No —dijo bajando la cabeza—. Por supuesto que no.
—¿Entonces?
—Entonces... ¡NO LO SÉ! ¿De acuerdo? ¡No sé qué haré y mientras más lo pienso más me altero! Así que no quiero pensarlo, no quiero... sólo no quiero que sepa, no me importan los demás, pero no quiero que él piense que soy patético... incluso si lo estoy siendo en estos momentos, ¿de acuerdo?
—Ay Dipper... —le dijo soltando sus muñecas y dándole un abrazo.
Dipper abrazó a su hermana con fuerza, aunque no fue por mucho.
—Ya sé —le dijo al separarse—, todo esto apesta, mientras pasaba mis apuntes me calme un poco, aunque Pines notó que me altere.
—¿Te dijo algo? —preguntó preocupada.
—No creo que lo relacione con eso, al menos no con él diario, probablemente con Will, pero no es ninguna novedad que me moleste con él.
—Su amistad es muy rara.
—Pines y yo no somos amigos —le dijo con molestia.
—De acuerdo —contestó Mabel—. Mira, ahora que sabemos dónde esta podemos intentar idear un plan para recuperarlo sin que se entere.
—¿Cómo?
—No lo sé, pero lo haremos. Te lo prometo —Mabel tomó su mano en un intento de mostrarle apoyo..
—Gracias Mabel —le dijo presionando su mano.
—De nada, zopenco —dijo juguetonamente.
—¿Podrías hacerme otro favor? —la chica miró a su hermano con curiosidad—, ¿podrías devolverle tú su libreta? Siento que si me acerco a él o tan siquiera lo miró, toda la calma que he logrado tener se irá.
—Seguro —Mabel tomó la libreta—, de todos modos le dije a Paz que la veía en unos momentos, ella cree que estoy en el baño.
—Eres un tonta, pero gracias.
—Cállate —le dijo mientras tomaba con el libro—, te veo a la salida y en casa nos encargamos de esto, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —la chica se alejó por el pasillo, dejando al castaño ahí.
***
—No puedes devolverlo sino sabes de quien es —le dijo la rubia.
—Pareces grabadora con esa línea —contestó el chico.
—Porque es la verdad, necesitas averiguar de quien es para poder devolverlo —continuó Pacífica.
—Pero no siento tener el derecho de invadir en las emociones de alguien —dijo Will mientras abría su casillero—, esto es algo realmente íntimo.
—Cielo —dijo una tercera voz acercándose por el pasillo.
—¿Dónde te habías metido?
—Te perdí, te dije que iba al baño y cuando salí no estabas —explicó Mabel.
—Me dijiste que me alcanzabas —le dijo la rubia a su pareja.
—No lo recuerdo así —la castaña lucía confundida, pero rápidamente cambio el tema—, por cierto, Will, mi hermano me dio tu libreta, dice que gracias.
—Oh, seguro —Will la tomó y la guardo... sintiéndose ligeramente decepcionado de que Mabel se la devolviera, aunque no sorprendido.
A veces creía que le caía mal a Dipper o algo por el estilo, o que estaba molesto con él, antes no lo trataba así... decidió ignorar esa línea de pensamiento.
—Me tengo que ir , ¿te veo mañana? —le dijo a la rubia.
—Seguro, adiós amor —Mabel la besó en la mejilla a modo de despedida.
—Adiós Will —dijo antes de irse por el pasillo.
—¿En que estábamos antes de nuestra pequeña interrupción? —le dijo el chico a su amiga, molestándola juguetonamente.
—Estábamos hablando del diario.
—Cierto, como te decía —continuó Will recordando donde se había quedado—, no me corresponde, piénsalo, no puedo invadir la privacidad de esta persona.
—Supongo que tienes un punto —dijo la chica frente a él, cambiando su expresión a una más seria—, a veces odio que seas tan buena persona, le quita lo divertido a ciertas cosas.
—Eres malvada, Pacífica Southeast.
—No, Will —dijo la chica cruzándose de brazos—, tú eres demasiado bueno.
—Sea como sea —el chico contestó mientras cerraba su casillero—, necesitamos pensar que haremos con esto.
Pacífica miró el diario en las manos de Will por unos segundos antes de continuar.
—Si quieres devolverlo, pero no quieres leerlo porque eres un aburrido...
—Pacífica... —le recriminó su amigo.
—Bueno, porque no es correcto —dijo rodando los ojos.
Will asintió a modo de acuerdo, ignorando el tono burlón de su amiga.
—Entonces sólo nos queda pensar en otra manera de encontrar a la persona responsable de escribir esto.
La pregunta era... ¿cómo?
Hi, ya se viene lo bueno jejeje
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