Etapa 8: Toma el control

Todo se había acabado. Su familia. Sus amigos. Su vida como Blue Shadow. Solo quedaban los recuerdos de todo aquello, mezclados con el insoportable dolor que le provocaban las sesiones de transfusión de vedonita que llevaba soportando desde que su padre le diera una paliza hacía ya dos semanas.

Nicola Lunie, un joven que había sufrido lo mismo que ella, que espiaba al gobierno desde dentro y a quien conocía desde mucho tiempo atrás, era su única compañía cuando los científicos se marchaban y la dejaban allí postrada, firmemente sujeta a una mesa de metal.
El chico, que veía como se marchitaba una de las pocas personas a las que apreciaba con cada día transcurrido, trató de hacerla reaccionar.

—No dejes que tu padre controle tu vida, Viveka —murmuró, temiendo que alguien pudiera oírle.

—Ya da igual —la voz de la joven sonó apenada y débil—. Aquellos a los que consideraba mi familia ya estarán muertos a estas alturas. Habrán arrasado los suburbios.

El otro dejó escapar una carcajada, llevándose una mano al pecho, fingiendo estar dolido.

—Ofendes mi capacidad como infiltrado.

—¿Qué?

Viveka reprimió un gemido de dolor cuando una nueva oleada de aquel mineral en estado líquido se introdujo en sus venas. ¿De qué hablaba? Si bien era cierto que había sido su contacto dentro del Gobierno de su padre durante esos años como Blue Shadow, no entendía que tenía que que ver aquello con el hecho de que lo que ella llamaba hogar había sido destruido en apenas unas horas el día posterior a su desastroso intento de escapar tras salvar a Shana.
Nicola se acercó más a la chica para que nadie más pudiera escuchar lo que iba a decir.

—Les di un chivatazo anónimo antes de que ocurriera todo. Escapó la mayoría de los habitantes de los suburbios —confesó—. Pero si que tengo una mala noticia...

—¿Cuál?

—Sebastian murió en el ataque. Se quedó para ayudar a todo el que lo necesitara... —la respiración de la joven se detuvo un momento y sus ojos se humedecieron con lágrimas de dolor e incredulidad—. Le dispararon y murió en el acto...

—Pero no puedo regresar... Pensaran que soy una traidora...

—Demuestra que no es así enfrentándote a Adriano. Pero hazlo en serio.

El espía se apartó de la mesa y caminó hasta la salida. Viveka tenía que volver a ser la guerrera que siempre había sido. Y sabía como conseguirlo.

—Por cierto —Nicola se detuvo en la puerta de la gran sala en penumbra—. Fue tu padre quién mató a Sebastian.

Esas palabras surtieron el efecto deseado por aquél que acababa de abandonar la sala. Los ojos de Blue Shadow se volvieron más azules y eléctricos que nunca, llenos tanto de lágrimas como de una profunda rabia. La poca luz que había parpadeó sin control hasta extinguirse casi del todo, y las ataduras que retenían a aquella enfurecida hija volaron por los aires.

Adriano. Su padre. Iba a pagar muy caro lo que había hecho.

Sin duda.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top