El cielo oscuro y amenazante,
Una gran lluvia dejo caer.
Lloraba un joven la vida,
De quien acababa de perder.

Habia brillado antes,
El cielo en el horizonte.
Habian dejado radiante,
La belleza de aquel hombre.

Cantaban las dulces aves,
Al ridmo de marcha nupcial.
Lloraban los invitados,
Al ver a la novia entrar.

La joven era de gran belleza,
Con cabellos como el sol.
Sus ojos de gran nobleza,
Mostraban su corazón.

Danzaba en el aire la ceda,
Del blanco vestido al andar.
Le llevaba de brazo su hermano,
Para entregarla en el altar.

Llevase a la chica con su amado,
Todos sonrieron por los botos escuchar.
Pero justo en la promesa
Se vio a la doncella callar.

No pudo el joven
A su amada besar,
Pues el lirio blanco,
Se vio marchitar.

Se coloreo en rojo la tristeza,
Que de forma intensa mataria,
A la blanca pureza,
Que portaba la alegria.

Desconocido fue el origen,
De tan violenta demostración.
Algun despechado parecia,
No aceptar la dulce unión.

Por más que gritos hubo,
Y se intento a la novia ayudar,
La muerte habia corrido,
A de sus labios el beso robar.

Casta muerte anuncia,
Desgracia en el futuro,
Mejor a esta renuncia,
Para no volverte impuro.