― FOURTEEN: HAPPILY
EDICIÓN DE LA HISTORIA PAUSADA DEBIDO A QUE YA NO ESTÁ DISPONIBLE SU VERSIÓN EN INGLÉS. SOLO ESTÁ DISPONIBLE LA TRADUCCIÓN.
AÚN SE PUEDE LEER Y ENTENDER.
SIENTO LAS MOLESTIAS.
★ ★ ★
ACT TWO • FOURTEEN
HAPPILY
—JEDI BELLS, YODA TELLS, the force is powerful...
—Laurel, por el amor de Dios.
—... It can do some crazy shit, like messing with your head — hey! — lightsabers, lightsabers, they are fucking cool, oh what fun it is to slash, Darth Vader in his arse!
—Eres una gran perdedora —dijo Sirius. A su costado, Laurel lo pinchó en las costillas, sonriendo. Había pasado una hora desde que dejaron la estación King's Cross por las fiestas Navideñas, y Sirius había sido invitado a pasar la primera noche con Laurel, antes de pasar el resto con los Potter. Anduvieron por las estaciones y calles de Londres para llegar su casa, todavía tenían camino por delante. Estaban caminando más despacio, ya que las calles estaban repletas de gente buscando regalos, y los muggles no se podían considerar otros que los que compran regalos a último momento.
Ella agarró más fuerte su equipaje, pasando entre medio de dos compradores, uno llevaba un pavo y otro una bolsa de Hamleys. Eventualmente, llegaron a las calles con menos gente, pero más frecuentada por los residentes de los apartamentos y casas de la zona. Era poco antes de las cinco en punto, lo que dejaba las calles menos ocupadas, haciéndole más fácil a Laurel la tarea de llevar bolsas y hablar con Sirius.
—Sabes, Laurel, es realmente genial verte pensando en otras cosas además de la desaparición de tú hermano —Sirius dijo. Decía desaparición como si la palabra fuera una plaga, como si estuviera caminando en cáscaras de huevos por tan sólo decirla. Pero Laurel sonrió igual—. Aunque, me sigue molestando que no salgas con Lunático. Podría sacar mis ojos con cucharas hechas de patatas y eso me tomaría menos tiempo que hacerte salir con Lunático.
—Bien, nos besamos una vez y no pasó nada más...
—Tal vez si vosotros dos no se hubiesen ignorado a principios de septiembre, no estarías en este lío.
Mientras él ponía una mano en su bolsillo, Laurel negaba con la cabeza.
—Pues, tal vez no debía de pasar.
Sirius soltó una risa.
—Ya he empezado a planear la boda. Cierra la maldita boca y deja de hacer llover en mi desfile —le dijo él. Un momento pasó y sacó un pedazo de papel doblado, exclamando—. ¡Ajá!
La expresión de Laurel no decía nada.
—No me digas que has...
Le mostró el papel pulcramente titulado:
LOS SEÑORES CANUTO, COLAGUSANO Y CORNAMENTA ORGULLOSAMENTE PRESENTAN: LA TONTA E INTELIGENTE GUÍA PARA QUE LUNÁTICO Y LAUREL ESTÉN JUNTOS DE UNA VEZ, POR EL AMOR DE TODAS LAS COSAS SANTAS, SOY PACIENTE, ESTÁ BIEN, PERO NO TAN PACIENTE, DÓNDE ESTÁN MIS AHIJADOS
—Pero... —ella suspiró—... esto no funcionó la primera vez.
—Dale una oportunidad al nuevo plan —respondió Sirius. La sonrisa que tenía mientras hablaba hizo a Laurel fruncir el ceño, antes de rodar los ojos y seguir caminando.
Laurel declaró:
—Nope. No hay manera.
Sirius se aclaró la garganta, cruzó sus brazos con ella. Sus labios estaban curvados a pesar de su ceño fruncido.
—Yo, Sirius Black, prometo que haré que mi mejor amiga y mi mejor amigo estén juntos de una vez por todas —declaró él.
—¿No te das cuenta de que tus planes no van a funcionar?
—Eso está en proceso.
★ ★ ★
A decir verdad, a Laurel le encantaba la Navidad. Énfasis en "encantar." Antes de Aster, antes de que el mundo cayera en guerra y sólo los magos fueran conscientes de ello, era su época favorita del año. Ella pasaría el tiempo con su familia, quiénes retirarían cualquier chiste acerca de sus intereses muggles porque era Navidad, y ella acabaría volviendo a la escuela, y una vez más, habría sido una buena Navidad.
Sin embargo, el mundo estaba a punto de entrar en guerra, y Laurel era consciente de ello. Ya había empezado a pensar y preguntarse y preocuparse por lo que iba a suceder una vez saliera de la escuela, y ya no tenía Hogwarts para mantenerla sana y salva. Al comienzo del año, había hablado con Dumbledore, sólo él había pedido principalmente acerca de su conocimiento sobre los muggles y cómo se había oído por casualidad que las clases de Estudios Muggles eran aburridas para muchos estudiantes.
No fue hasta después de la conversación en dónde Laurel puso dos-y-dos juntos. Pero, en ese momento, Laurel pensó que ya era una coincidencia, o si era de su pensamiento, porque ella no había escuchado nada de aquello.
Además. Ella iba a la universidad. Iba a estudiar entre muggles y deleitarse con el hecho de que tendría cobijo alegremente en Hogwarts como un internado muggle de Escocia.
Las Navidades de su séptimo año en Hogwarts eran abrumadoramente dolorosas, incluso si el dolor sólo fuera por la espesa tensión alrededor de la casa Crouch. Cada hora de la comida, cuando toda la familia se sentó junta, alguien mencionaba algo y eso algo sería sobre algo de lo que Laurel no podía hacer nada. Después de la quinta comida mientras Laurel miraba con una ceja alzada a su familia por decir algo discriminativo, su padre le dijo que parase.
Desde entonces, Laurel había estado inclinada cada vez que alguien hablaba sobre algo prejuicioso y mantenía los ojos en el plato hasta que el tema finalizara. Y, al instante después, Laurel trataba de llevar la conversación a algo mejor... y por eso, decía algo que la hacía comer en paz.
Por esa razón, cada vez que tenía la oportunidad, Laurel utilizaba la excusa de los deberes para ir al piso de arriba o decir que se encontraba mal. Había sido en la mañana de la víspera de Navidad, cuando el padre de Laurel indicó que toda la familia estuviera en la planta baja, como todos los años antes de eso. Pero Laurel, después de pasar el desayuno rodeada de comida que no quería comer — con la excepción de la ensalada de fruta, la cuál Laurel se comió con la mano — dijo que tenía dolor de cabeza. Y, cuando eso apenas funcionaba, Laurel declaró que tenía calambres y se moría por dentro.
Su padre le preguntó si necesitaba algo, y eso hizo que se quedara arriba para estar más cómoda. Por lo tanto, Laurel terminó siendo una de las que recibió una enorme figura de chocolate de Santa Claus y se sentó en las escaleras para comerse el chocolate.
En realidad, cuanto más pensaba en ello, él probablemente quería ser agradable porque sabía que su hija argumentaria a favor de Inglaterra, incluso sin los dolores del periodo incluídos. (Laurel estaba agradecida de que ninguno de su familia supiera cuando ella estaba en sus días.)
Por lo tanto, Laurel pasó la Nochebuena en su dormitorio. Laurel faltó a la escuela más que nunca. Incluso si su dormitorio se sentía vacío y sin los sonidos adicionales, y sus únicas amigas se sentaban en una mesa diferente a ella durante las comidas, que realmente ella perdió. Perdió la biblioteca, Lily y Marlene y los merodeadores... quiénes aún intentaban completar el mapa porque estaban ocupados con hechizos de protección en caso de que algo pasara con él—y el aprendizaje — y el hecho de que ella no estaba rodeada de las personas a las que gritaba si había algún prejuicio, ella podría jurarlo.
El mapa ahora tenía nombre, qué fue nombrado sin mayor esfuerzo Mapa del Merodeador. Había sido nombrado y terminado en septiembre, pero los cuatro chicos estaban fascinados con todas las posibilidades de que podría caer en otras manos e intentaban abrirlo. Por ejemplo, había un mensaje especial en el caso de que Severus terminara siendo maestro en la escuela, cogiera el mapa y tratara de abrirlo. Y, había otro para cualquiera de sus hijos, cada uno personalizado. Laurel había sido informada por Sirius que Remus lo dijo inmediatamente, mientras que James puso algo de su hijo con Lily.
Lo que probablemente no era prudente, teniendo en cuenta el caso en diciembre, era que Laurel y Remus lo llamaron Retorno del Jily (Debido A Que Lily Ahora Va Detrás De Él y No Fue Revelado Porque Lily Se Lo Contó A Laurel y Laurel Se Lo Contó A Remus y Remus Se Emocionó y Entonces en Halloween Se Emborrachó y Se Lo Contó A Peter Quien Se Lo Contó A Sirius en Diciembre y Sirius Inmediatamente Felicitó A James por lo que James Lo Descubrió). Ellos escribieron un artículo en la prensa y todo, para defenderse.
Básciamente, James y Lily declararon que se gustaban el uno al otro, después Lily se dio cuenta de porque James la miraba más de lo habitual. Para el final del día, Lily había perdonado a Laurel sobre la base de que pensó que era lindo que Laurel se entusiasmara, y Lily y James estaban planeando reunirse en Londres todos los días de fiesta.
(Cosa que causó una mini-celebración entre los dos grupos de amistad.)
(En serio. Sirius hizo prometer a James ser el padrino.)
(Y Laurle posiblemente le dijo a Lily prometer que ella sería la madrina.)
Una parte de ella deseaba que se quedara en Hogwarts durante las vacaciones, pero también sabía que si hacía eso, sería hacer una atención innecesaria de porque quería estar alejada de su familia. Y, por mucho que sus padres parecían estar cada vez más irritada con ella y sus observaciones, ella prefería esconderse de ellos. No era miedo. Laurel sólo quería evitar discutir, sobre todo porque se sentía un poco avergonzada de explicar porqué dejó de buscar a Aster y solía hacer una señal de que había terminado de leer un libro o que quería terminar de comer.
Era la mañana de Navidad cuando Laurel llegó a la conclusión de que no podía pasar el veinticinco o veintiséis escondida, porque probablemente ellos le darían una patada para que saliera. La Navidad era pasar tiempo en familia. Era su culpa que no quisiera estar con su familia. Sirius también se había ofrecido a quedarse en la escuela y que podrían pasar la Navidad juntos, pero Laurel no podía soportar pensar en la forma en la que iba a escribir su ausencia a sus padres. Cuando despertó el día de Navidad, sin embargo, deseó no estar allí, no estaba preocupada por lo que pudiera decir, no estaba caminando sobre cáscaras de huevo cada vez que hablaba, o se movía o veía algo.
La familia Crouch, cómo cada año, apiló los regalos de Navidad en diferentes áreas de la sala de estar. Laurel tomaría el sillón y cruzaría las piernas mientras habría los regalos, a la vez que su hermano se sentaba junto al fuego y sus padres se sentaban en el sofá. Aster usualmente estaría al lado de la ventana y el radiador, al lado del sillón en el que ella se sentó. Laurel echó un vistazo a su sección habitual y suspiró para sí misma.
—Bueno, Laurel, sé que esto no es lo más festivo para preguntar —comenzó su padre. Los ojos de Laurel se quebraron en el libro que había en sus manos y frunció el ceño a Barty Senior—. ¿Has pensado que quieres hacer después de la escuela?
Mudarme lejos de ti todo lo que sea posible, mudarme lejos de ti todo lo que sea posible, mudarme lejos de ti todo lo que sea posible...
—La universidad muggle primero —dijo Laurel. Su padre estaba en el proceso de abrir un conjunto de afeitar que Laurel compró en una tienda muggle mientras caminaba a casa desde la estación de tren—. Estoy escribiendo todos mis hallazgos para que las familias que luchan por el dinero no tengan que preocuparse por la situación de las varitas, ni nada de eso.
—Siempre puedes conseguir un trabajo en el Ministerio —dijo Barty Senior como si hubiera procesado la respuesta y prefirió no hacer comentarios, o lo había ignorado por completo. Los dedos de Laurel se clavaron profundamente en el papel que rodeaba uno de sus regalos, sus uñas raspaban el papel con molestia y hacía líneas por el rasgado—. Podrías ser la primera Ministra. Sería genial, ¿no? Ministra Laurel Crouch...
Laurel lo miró por un momento y continuó:
—Bueno, primero quiero aprender acerca de la magia sin varita. Y, de todos modos, creo que me ofrecieron trabajo en la escuela.
—¿Crees? —preguntó Bernice.
—Dumbledore me lo dijo, pero de una manera que se sentía cómo si me lo estuviera ofreciendo sólo a mí —dijo Laurel. Al lado de la chimenea, las dejas de Barty Jr se alzaron—. Sin embargo, la universidad es lo primero. Podría retirarme después, si lo averiguo antes del final de todos los años. Sin embargo, ¿quién sabe? Realmente podría disfrutar de ella. Me podría centrar en la educación.
Bernice echó un vistazo a Barty Senior y luego dijo:
—Bueno, el Ministerio siempre estará allí. Supongo que serías capaz de conseguir una posición alta gracias a tu padre.
—Si quisiera trabajar en el Ministerio —empezó Laurel—, me gustaría conseguir una buena posición sin ser ayudada por papá, sino porque soy una genio con sangre. Pero no trabajaré en el Ministerio y no iré a clase cómo una red de seguridad. Es sólo un edificio lleno de misóginos, racistas, sexistas, prejuciosos trozos de...
—Laurel, suficiente —dijo Barty Senior—. Trabajo allí. Tú hermano lo hará.
Ella embozó una sonrisa. Su padre frunció el ceño.
★ ★ ★
La cena de Navidad era sumamente incómoda.
Se sentaron alrededor de la mesa del comedor, los mejores cubiertos chinos estaban sobre el mantel. Verduras y postres estaban sobre ambos extremos, de manera que Laurel los pudiera conseguir, para que sus padres no tuvieran que pasar los platos cada vez que ella quisiera zanahorias. Laurel y Bernice habían ido al mercado local a conseguir comida, a excepción de salchichas que Laurel tuvo que comprar en un supermercado muggle por la calle, mientras compraba el regalo para su padre.
Casi toda la cena se había comido en silencio. Sus padres la habían regañado por hablar y comer a la vez, ya que era de mala educación hablar con la boca llena. Lo que era cierto, que la tensión era por culpa del guisado y burbujeo de la olla. Por lo general, en la escuela, Laurel comía, pausaba, comía, hablaba, comía, hacia una pausa y hablaba hasta que después terminaba toda su comida. Pero, en casa, nadie hablaba durante la cena y el único ruido era la radio de la cocina.
Laurel dejó de comer y miró a sus padres.
—Um, ¿podría invitar a Sirius para el Día del Empaquetado? —preguntó. Sus padres dejaron de comer, mientras que Barty Jr se metía comida en la boca, para mantenerlo fuera de la conversación—. Estaba pensando, ya que suele venir, y él está viviendo actualmente con James, Sirius y yo pensamos que a los Potter les gustaría pasar el día con nosotros...
Barty padre miró por un momento, antes de coger el tenedor. Laurel lo miró de cerca, tratando de desvelar si su padre iba a decir que sí o que no.
—No deberíamos involucrarnos con ellos en estos días —dijo. Las cejas de ella se levantaron—. Son muchos... la señora Black nos lo ha dicho, que causan muchos problemas. Y las dos chicas de Gryffindor son malas. Los padres de McKinnon no mueven ni un dedo en todo el año... sólo quieren tener un buen sueldo.
—Y Sirius causó mucha tristeza a su madre —dijo Bernice.
Ella se quedó inmóvil, manteniéndose en silencio durante un momento. Laurel sabía que si ella no pensaba antes de hablar, terminaría diciéndole a su padre que se jodiera o que dijera algo fuera de los límites para conseguir que se marchara.
—Esa tristeza que le dio Sirius a su madre era porque ella se portaba mal con él —dijo Laurel. Su voz era firme, a pesar de que su mente estaba recapitulando cada vez que Sirius le habló de su familia—. Siento decírtelo, pero es bueno que Sirius se alejara de su madre antes de que ella lo desgarrara por completo.
—Ya sabes, Laurel, que estuve hablando con uno de mis colegas la semana pasada, de esos que resuelven los problemas de los nuevos empleados —dijo Barty Senior mientras comía. Ella había perdido el apetito por completo y estaba sentada al borde de su asiento, esperando a que hiciera algo para discutir. Incluso voraz. Ella sabía que iba a pasar y sabía que probablemente debería guardar silencio, pero lo dudaba. Laurel Crouch no podía quedarse callada, a no ser que su vida dependiera de ello.
Incluso entonces, ella sería capaz de pelear.
Su padre continuó:
—Este nacido de muggles está intentando conseguir promoción para una posición de poder. Y cuando fue rechazado, se enfadó. Afirmó que no le contrataron porque sus padres eran muggles. Llamó al Ministerio un infierno a todos por los sangre pura.
Barty Jr preguntó:
—Entonces, ¿tú que has hecho?
—No teníamos otra opción —dijo Barty Senior—, tuvimos que despedirlo.
Laurel frunció el ceño. Sus dedos estaban todavía cerrados alrededor de la cubertería, sin embargo, colocados juntos en la placa, ya que sabía que sus padres le iban a preguntar porqué había perdido el apetito con tanta rapidez.
—No le puedes culpar por enfadarse, papá. Es lo mismo que no contratar a Aster por ser gay.
—¿Aster es gay?
Ella miró a Barty Jr, quién también se había quedado de piedra. El dio un pequeño respingo.
—Bueno, por el lugar en el que iban las cosas, tiene sentido que lo despidiesen —dijo. Laurel le lanzó una mirada. De todas las cosas que podría haber dicho para cambiar el rumbo de la conversación, se dirigió de nuevo a eso. Agarrando firmemente su bebida, Laurel se intentaba tranquilizar—. Algunas cosas que dice Voldemort tiene sentido. Los pura sangre en la parte superior, los sangre sucia en la inferior. Como debe ser.
Laurel dejó escapar un suspiro, descansando su cabeza en la mano.
—¿Tienen tus opiniones el mismo lugar que las antigüedades?
Su padre dejó escapar una risa.
—¡Caray, Laurel! —exclamó. Los ojos de Laurel se estrecharon y se afilaron, cómo si su mirada fuera un arma—. ¡Lo siguiente será decir que los hombres lobo son iguales!
—Um, es que lo son, maldito imbécil...
Se quedó callada. Sus ojos se abrieron al darse cuenta de que no sólo lo había dicho delante de sus padres, sino que había llamado a su padre imbécil. Tanto Bernice cómo Barty Senior se quedaron en silencio. Barty Jr estaba tranquilo, pero una cucharada de puré de patatas en su boca lo mantenía ocupado.
El momento en el que Laurel se quedó callada y un padre quería responder, el reloj dio las tres. El timbre se sentía tortuoso, sonando y sonando y sonando hasta el punto en el que Laurel sentía cómo si el ruido hubiera estado allí siempre, gritando. A medida que dejó de sonar y dio las tres y un minuto, Laurel vio a su padre inquieto, listo para hablar.
—Quiero que te vayas mañana por la mañana.
La boca de Laurel se secó. Sus manos y piernas se sentían entumecidas y no estaba segura de cómo responder a la declaración.
—Estás arruinando el tiempo en familia. Significa ser felices y divertirse en Navidad, ¡y no escucharte a ti y tu forma de pensar! —argumentó él. Laurel finalmente se dio cuenta de lo que Sirius sintió hace un año, pero se sentía como si el argumento de su familia no fuera tan verbal cómo el de ella—. Has estado buscando a tu hermano. No va a volver, Laurel. Deberías haberte dado cuenta y aceptarlo cuando todos nosotros lo hicimos, y no luchar por una causa muerta.
Bernice echó un vistazo a Barty Senior.
—Laurel, tu padre tiene razón. Hemos tratado de hacerte frente, tal vez esto sea sólo una frase, pero parece que has ido por el mismo camino que Sirius.
—Bueno suerte por conseguir un logro positivo en el último momento —dijo Laurel. Se puso en pie, su estómago todavía tenía nudos y sus ojos se sentían cómo si fueran a volverse vidriosos—. Espero que os deis cuenta de que el problema sois vosotros. Sois el infierno, espero que entiendan que en el momento en el que Aster se arrestado por asesinato y seáis los culpables por no enseñarle lo correcto, seréis vosotros los que tendréis que buscar una solución.
Cuando dejó de hablar, Barty Senior cogió su varita. Murmuró un hechizo y Laurel se dio la vuelta, encontrando las tarjetas de Navidad dirigida hacia ella y las que escribió para su familia. La familia Crouch, al igual que la familia Black, tenían un árbol genealógico en una de las paredes, con sus nombres garabateados con elegancia. Dónde decía Laurel Estelle en costura dorada, fue colocado un marco azul con un esquema dorado. Su nombre fue borrado con tinta, poco a poco manchando hasta que la oscuridad de la tinta lo consumió y lo cambió.
Su madre habló:
—No queremos verte otra vez.
Su padre, en voz más baja y con menos veneno que su madre, dijo:
—Queremos que te hayas marchado por la mañana.
Laurel sentía cómo si un peso hubiera sido levantado de sus hombros y un peso dos veces más pesado cayó sobre sus huesos. Era libre de su familia. De su familia. No al mundo, no al dudar sobre si ir a la universidad muggle, no ponerse del lado de Voldemort. Ahora tenía que averiguar dónde iba a quedarse hasta el final de las vacaciones. Tenía que averiguar que hacer de inmediato después de terminar la escuela en verano, ya que no tendría que quedarse en su casa mientras buscaba un piso, ya que ella había dejado de tener familia.
Antes de salir de allí, su mano cayó de la parte posterior de la silla. Laurel miró a Barty Senior y luego a Bernice, de ida y vuelta, mientras trataba de ocultar las lágrimas en sus ojos.
No había ninguna razón para hacerlo de todos modos. Su familia no sabía que aspecto tenía cuando quería llorar, ni estando al borde de las lágrimas ni cuando trataba de ocultarlo. Ellos no sabían que Roman y Harleen se habían ido hasta que sus nombres fueron mencionados en El Profeta, porque nunca le preguntaban por sus amigos. No sabían nada de ella, pero su personalidad pagaba todo. Sabían tanto de ella cómo de sus profesores, quizá menos que eso. Por lo menos sus profesores reconocían su escritura si la veían.
Los labios de Laurel se separaron.
—Por suerte.
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