Feliz Novedad


Si acordaron mudarse juntas a mediados de diciembre fue sólo por un motivo, tan atractivo como decisivo a pesar de ser dos personas independientes; Amor.

Ni MiSuk ni Beth querían herir a su familia. Así que decidieron encontrar el equilibrio entre hacer su vida como más les parecía pese a los prejuicios, y compartir algo de ella con sus familiares de manera independiente, les había costado meses, pero finalmente ahí estaba.

Dado que vivían juntas, no había necesidad de compartir comidas dominicales con la misma familia. Así, MiSuk visitaba a sus padres cuando viajaba y Elizabeth a los suyos.

Pero todo se desmoronó cuando la coreana recibió aquella invitación desde su legítimo hogar: Daegu, ¿Qué pasaría en Navidad? Era la pregunta del año.

Cuando sus estudios culminaron, quiso dar prioridad a su independencia por encima de los compromisos familiares y decidió mudarse a Los Ángeles, fue ahí donde conoció a Beth, su ahora novia, a quien podía llamar, el amor de su vida.
Este año no le apetecía pasar la Navidad en familia. Aún no había necesidad de romper los lazos, sin hacer escándalos, sin reproches, este año no pensaba compartir la Navidad con nadie más que con ella. Así, protegería su farsante relación en forma de capricho con un "hombre", si, aún no salía del closet y Beth no lo sabía.

Pero, ese año sus padres se las habían arreglado para darle una apuñalada por la espalda, lo habían planeado todo organizando una maravillosa cena navideña donde invitarían a la mínima cantidad de toda la maldita familia. Incluso tíos lejanos de los que no se sabía su existencia asistirían, sólo con el vil propósito de conocer a su pareja. Y...¿Cómo negarse? Si su padre prácticamente había ahorrado meses para comprarle dos boletos de avión.

—¡Vamos! Han pasado meses desde que los has visto—le incito la rubia emocionada—Jamás he conocido a tus padres. Es una buena oportunidad.

—Es que Beth, no, no lo entiendes—susurro la peli negro llegando a su lado—Mi padre es terriblemente tradicional. No va a gustarte. Y mi hermano, Dios, Hoseok es terrible.

—¿De verdad es eso Mi? O ¿Es que no quieres que tu familia me conozca?

—No. No es eso...—la chica suspiró y llevó su cabello hacia atrás—Esta bien, vamos.

—Será divertido.

Un vuelo les llevó a la otra parte del mundo, lo suficientemente lejos como para vivir una navidad distinta, donde había nieve y tradiciones muy distintas. Daegu parecía el lugar perfecto para su Beth, a excepción de el hecho de que debía pasar más de setenta y dos horas en la misma habitación, en el mismo lugar, respirando el mismo aire, con gente que aún vivía sumida en lo antiguo y tradicional.

Aunque los nervios siempre estuvieron presentes, no fue hasta encontrarse frente a la puerta que se duplicaron, triplicaron, la asfixiaban. Y cuando tocó el timbre, casi se desmaya.

—¡MiSuk!—grito su madre en la puerta prácticamente lanzándose a ella para abrazarle—¡Min Yoongi, tú hija ya está aquí!

—Voy mujer, este dolor de hombro me está ma...—pero entonces, se detuvo al observar a su pequeña parada en el marco de la puerta. Con su cabello negro más largo, su sonrisa arreglada debido a los brackets, y sus mejillas coloradas—¡Aigo mi niña!—espetó caminando hasta llegar a su lado—Mira cuánto has crecido. ¿O yo me encogí?

—Creo que te has encogido como cinco centímetros papá—interrumpió un voz grave llegando al lugar—Has adelgazado mucho Mimi, ¿Has estado comiendo bien?

—Y tú comiste más de lo normal, ¿No lo crees Hobi?—contraataco.

—Bueno, Bueno, ya—finalizó el padre cambiando de expresión a una confundida cuando observó a su lado—Y...¿Quién es esta jovencita hija? ¿No nos presentarás?

—Papá, mamá, Hobi, ella es...Elizabeth.

—Es un gusto conocerlos al fin—hablo la rubia sonriendo ampliamente.

—El gusto es de nosotros—contesto la madre de la chica.

—¿Dónde está tú novio hermanita?—cuestino haciendo que Beth inmediatamente frunciese su ceño.

—Bueno, él...

—No importa, seguro el trabajo lo mantiene muy ocupado—interrumpió la señora Min y MiSuk lo agradeció infinita mente—Entremos, todos están esperando.

La cena comenzó siendo estresante y aburrida. Los mayores platicaban sobre sus viajes por alrededor del mundo, y las mujeres de sus aventuras en el salón de belleza.

Una que otra tía salía con preguntas como:

—¿Planeas tener hijos? Se te está yendo el tren MiSuk.

Y la peli negro tenía que poner su mejor sonrisa para responder con un:

—Aún no está dentro de mis planes. Pero es una idea que no está completamente descartada.

Mientras su novia fingía que todo estaba bien cuando en realidad su cabeza era un desastre.

—Bien, silencio todos por favor—interrumpió la madre de la chica llamando la atención de los presentes en aquella mesa—Quiero aprovechar esta maravillosa cena para agradecer el poder tenerlos reunidos aquí hoy.

Comenzó poniéndose de pie, al final de la mesa mientras sujetaba una copa con vino en ella.

—Además de la navidad, este mes se cumplen tres años desde que mi preciosa Mi se tituló como doctora—mencionó haciendo que todos aplaudieran y eso no hizo más que incomodar a la peli negro—Hoy no estaríamos aquí sin Min Yoongi y su capacidad de convertir a la caprichosa Min MiSuk en una persona lo suficientemente madura. A menudo pienso que Min hace que MiSuk se vea mejor, llena de calidez, humor e iniciativa.

La chica observó a su orgulloso padre y su pecho se contrajo. Su respiración se aceleraba a los segundos. Quería que se detuviera ya.

—Mi querida hija, el matrimonio es un asunto serio en el que no se debe entrar a la ligera, para un buen matrimonio hay que enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona, y cariño, como yo lo hice, espero que encuentres a la persona indicada—freno un momento para retener sus lágrimas—Amo lo feliz y enamorada que te encuentras de la vida cuando escucho tu voz cada vez que hablamos por teléfono. Esperamos que todos tus sueños se hagan realidad. Señoras y señores, por favor únanse a mí en un brindis. ¡Feliz Navidad!

—Mierda—susurró Beth levantándose abruptamente de la silla mientras encontraba a todos distraídos al estrellar sus copas.

—¡Elizabeth!—le llamó la chica de pálida tes sin lograr que ella frenara—Espera, ¡Beth!—volvió a llamar siguiéndole el paso—¿Qué ocurre?

—Ocurre que...estoy cansada de fingir todo el tiempo MiSuk—vocifero la chica girándose a mirarle.

—Beth, entiéndeme. ¿No lo viste? Le destrozaré el corazón, papá no lo tolerará. Para ti es más fácil decirlo porque no es tu madre la que acaba de dar un discurso motivacional.

—Se acabo—fue lo único que se limitó a contestar—Me tengo que ir—soltó caminando de vuelta a la habitación para hacer sus maletas.

—MiSuk, ¿Qué ocurre?

—Ahora no Hoseok, yo...—ni siquiera termino de hablar cuándo prácticamente corrió atrás de la rubia.

Abrió la puerta de la habitación encontrándose con ella terminando de guardar su ropa.

—No, no Beth, no te vayas—soltó la peli negro vaciándole la maleta.

—Ya no puedo seguir haciendo esto por ti Mi, te amo, pero...—llevo su cabello con brusquedad hacia atrás—No decirle a tus padres sobre nosotras fue tú decisión.

—No sabes lo complicado que es Elizabeth—exclamó la peli negro.

—¡Y tú no tienes idea de lo doloroso que es observar a la persona que amo querer esconderme!—espetó volviendo a guardar sus cosas.

—¡No te escondo a ti, me escondo yo!

La contraria guardó silencio y detuvo su acción.

—No sabes lo difícil que fue para mi padre sacarnos adelante a mamá, a mi hermano y a mi, lo único que quería era ser la hija perfecta para el. ¡Ya lo sé! Está mal. Pero son mis padres.

—¿Y por qué no me dijiste nada? No hubiera insistido en que viniéramos juntas.

—Porque si no les digo te perderé a ti, pero si lo hago los perderé a ellos. No quiero perderte—susurro la chica dejando escapar unas cuantas lagrimas—No quiero perder a nadie.

—Ey, vamos—ánimo la rubia envolviéndole en sus brazos—Se supone que debes decirme cuando algo te preocupa MiSuk, no vas a perderme, sólo...no creo correcto estar aquí. Al menos por ahora—mencionó separándose, camino de vuelta a la cama para recoger su maleta—Feliz Navidad Mi, te veo en casa—susurro la rubia depositando un corto beso en sus labios.

—¡Mierda!—escucharon gritar a alguien haciendo que abruptamente se separaran.

—Hoseok...

—¿Qué mierda, Mi Suk? ¿Eres lesbiana?

—Hobi, calma, escúchame...

—¡Papá!

Y no paso mucho tiempo, para que el chico prácticamente corriera de regreso a la sala.

—¡Hoseok!—espetó la chica corriendo detrás suyo.

—Mimi, espera—solto Beth siguiéndoles el paso.

Cuando el castaño estaba a punto de llegar a donde su padre, la pelinegro prácticamente se aventó sobre el, logrando que ambos cayeran al suelo.

Todos los presentes se giraron a verlos.

—Tienes idea de lo que podría pasarle a papá, así que mantén la boca cerrada—le espetó MiSuk sujetándolo de las piernas.

Entonces, Hoseok encontró un muñeco de Santa sobre la mesa de la estancia, lo tomó y se lo estrelló en la cabeza a su hermana repetidas veces.

—¡¿Pero qué hacen?! ¿Qué está sucediendo?—exclamó el señor Min apareciendo.

Ambos chicos se pusieron de pie al instante.

—Si, cuéntanos MiSuk, ¿Qué está sucediendo?

—Nada, no pasa nada.

—Vamos hermanita, ¿Quieres decirles o les digo yo? ¿No es un buen momento?

—¡Maldición Hobi, cierra la puta boca!

—¡Por Dios! Ya basta—soltó su madre—Hoseok estás haciendo el ridículo. Y Min MiSuk, ¿Qué es esa boca?

—¿Yo? Yo soy el inocente aquí, no soy la persona que besó a una chica en su habitación .

—¿Qué dices?—solto Min Yoongi.

—Qué tú hija perfecta no es tan perfecta, MiSuk es lesbiana. Y le gusta la chica que trajo a casa.

—¿Qué? Min MiSuk, ¿Eso es cierto?

—¡Qué! Por supuesto que no, ella no me gusta, yo no soy les...—pero poco a poco su voz se fue disminuyendo cuando observó a su novia mirándole, pudo ver la decepción en sus ojos y entonces salió de la casa—No, no, no—negó repetidas veces—¡Beth!—gritó abriendo la puerta principal, pero se detuvo cuando la rubia negó.

—¡Ni se te ocurra dar un paso más! Te lo advierto.

—Beth, yo...

—En mi siempre vivió la esperanza, de poder amar sin importar lo que dijeran los demás—comenzó lanzando su maleta a la cajuela—Creí que podría hacerlo, pero...¿Qué se supone que haga ahora MiSuk? ¿Actuar como si estuviera bien que tu novia te niegue frente a su familia?—cuestiono llevando su cabello hacia atrás—¿Qué hago? ¿Esconderme contigo?

—Yo...

—No pienso hacerlo, no lo haré—negó entrando al auto que rentaron al llegar y avanzó de camino al aeropuerto

—¡Maldición!—espeto dejándose caer sobre los escalones.

—Hija—escuchó llamar a su padre y automáticamente desvió la mirada para limpiar sus lágrimas.

—Yo...yo...—pero se acalló por completo cuando su padre la envolvió en sus brazos—Sólo quería que estuvieras orgulloso.

—Y lo estoy—contesto Min riendo—Qué te guste otra mujer no te hace menos mujer, tampoco dejas de ser mi exitosa hija.

—Creí que, no lo aprobarías.

—¿Acaso no me conoces hija? Yo nunca esperé nada de regreso. No debo aprobar nada tampoco. Mi único propósito es que tú y tu hermano sean felices, y si Elizabeth te hace feliz. ¿Cómo puedo yo interponerme a ello?

La chica se separó con lentitud de él y le miró directamente a los ojos.

—Te odio, papá—susurro inexpresiva.

—¡¿Me odias?!—exclamo divertido—¿Por qué?

—Porque eres bueno conmigo, porque me entiendes, porque me haces dudar de mis decisiones. Te odio.

—Te amo—habló el sonriéndole con ternura.

—¿Lo haces?

—Lo hago—afirmó—Ahora, porque no la alcanzas, negarla no fue algo muy lindo de tu parte.

—Pero...¿Y si ella ya no quiere saber nada de mi?

—Uno no deja de sentir algo de un minuto a otro—soltó dejándole las llaves de su carro, entrando nuevamente a la casa.

Automáticamente toda la familia se le quedo mirando, esperando una explicación.

—¡Feliz Novedad!—gritó Min Yoongi divertido—¡Por el amor de Dios! Cenemos ya, que muero de hambre. Y tú jovencito—soltó tomándole de los hombros—Vamos a hablar seriamente.

Cuando te enamoras de alguien, te acostumbras a ese alguien, a su modo de ser y a su carácter, volviendo dicha costumbre en algo gratificante...Amando en libertad plena sin siquiera darte cuenta.

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