Reglas y castigo

—Hola colega espiritual — saludaba un hombre hinchado de patillas largas, llevaba puesta una camisa larga que muchos podrían confundir con una blusa blanca, sobre está un chaleco de cuero, parecía estar complacido de ver a Darren — Soy  Osmir, por ley el propietario de estas tierras del norte.

Darren se mostró pensativo el nombre le era conocido pero su rostro le eludía.

—¿Ocurre algo joven mago? — se llevaba una mano al mentón intentando descubrir sus pensamientos.

—Perdone soy Darren de Lender, vengo como embajador de la Orden De Magos — mentía sublimemente para tener la ventaja, el líder parecía que vio un fantasma, incluso bajo su mano ante la impresión.

—¿La Orden se interesa por mi comunidad? — su voz por un instante reveló miedo pero enseguida se aclaró la voz intentando ocultar la verdad — es tan inusual, después de todo yo corte los lazos de tajo con ustedes.

—Si me pudiera permitir hacer una inspección exhaustiva le estaría agradecido por parte de nuestra institución — el mago demostraba una naturalidad innata para decir mentiras, causando preocupación en Osmir.

—Tiene mi permiso ¿Pero para que necesitaría ustedes de nuestra cooperación? Nosotros somos gente pacífica — siguió hablando intentando ver el tablero en su totalidad.

—Todo a su tiempo, primero la inspección y después y solo después podremos tratar la cuestión — hablaba con una gran satisfacción al tener la ventaja, mostrando su descaro a la para que retrocedía para irse.

—Claro, claro puedo entenderlo — dijo casi ausente en sus propias ideas — por favor vaya a revisar lo necesario.

Darren salió del recinto del líder, dejándole hablando entre susurros con el fanático con el que se topo al llegar.

—No importa lo que piensen o digan solo debo encontrar a Tod y salir de aquí de forma discreta — pensaba el mago sin temer a los susurros de estos tipos.

Al pudo percibir el aroma de los hornos en funcionamiento, podía oler el pan y la alegre voz de los niños que jugueteaban por las calles varias orbes las cuales los acompañaban revelaban su condición de cercanía al Axis Vitae, está imagen le trajo viejos recuerdos al mago quien recordaba su infancia, un joven Darren pelinegro deambulando junto un par de amigos entre ellos el mercader y otro quienes solían hacer uso de su magia para divertirse a costa de otros, su evocación del pasado se vio interrumpida por el choque con un tipo barbudo con una nariz particularmente larga, sin embargo con una expresión de molestia, este no intento disculparse ante su brusquedad, su mano solo empujó la puerta.

—Si no te preocupes por mi amigo, es de lo más usual toparse con brutos — le contesto al ver la falta de respeto del individuo.

—Si debe ser normal para tipos sin valor propio ser tratados de esta manera — respondió con una voz gruesa y sin darle la cara.

—Si como si vivir aislado de las personas necesitadas te volviera en un ejemplo a seguir — Darren no dudo en volver a responder al medirlo con la misma vara que a los otros residentes.

El sujeto soltó un suspiro y le plantó frente al mago peliblanco, el fénix azul descubrió una mirada inflexible con un desdén inmutable a los de su clase, no parecía ser para nada igual que el par a los que trato, pese estar algo inquietado le sostuvo la mirada causado que ambos quedarán sumidos en un silencio bastante incómodo y una fricción casi palpable.

—No creas poder ir a hacer tu voluntad según lo desees aquí no alabamos a los de la Orden — al oír las atenuantes palabras no pudo evitar sonreír con un tremendo descaro.

—Veo que tú y Osmir no tienen el mismo pensamiento, deberían hablarlo a detalle — le recomendó extasiado al ver su expresión ante tan chocante realidad.

Sin darle poder decir más solo se metió a la residencia del encargado de la comunidad, azotándolo la puerta con brusquedad, cosa que no molesto al mago quien se retiró con bastante tranquilidad admirando la calma y el grato olor a comida en el ambiente. Incitado por el hambre se acercó a una de las posadas con un olor bastante bueno, entro al oscuro establecimiento con escasa luz al tener pequeñas ventanas, tres mesas largas estaban en el lugar con su banco extenso para poder sentarse al comer, por los rincones podía ver a un gato comiendo una cucaracha, una peculiaridad bastante común pero un desagrado para Darren, omitiendo la grotesca escena fue al fondo donde un par de hombres comían un plato de comida caliente y una sopa, los alimentos eran de su agrado, así que tomo una jarra de metal de la barra, la cual uso para golpearla así llamando la atención del dueño un hombre robusto de bigote llamativo, sus ropas tenían manchas de los platillos que entregaba.

—Buena tarde extraño, no suelen venir viajeros por las peligrosas tierras del norte — el dueño se detuvo al notar su capa, la finura de ella era un claro indicio de pertenecer a alguna institución — ¡Eres de la Orden! ¡¿Qué hacen aquí?! ¡¿Ha venido a convocar al señor Osmir a sus filas?!

—Dame un plato como a ese par y estaré dispuesto a contarle mi cometido — nuevamente salió a relucir su gusto por sacarle ventaja a su posición.

Tras una buena comida y una plática que le daba información falsa, a la cual él también le saco provecho sabiendo de la maga y un niño que vinieron hace poco, esto le lleno de seguridad para hacer la inspección, sin saber de un dato perturbador de la villa del cual desearía haber evitado a sus residentes.

Darren fue de puerta en puerta buscando en cada casa a Tod, inspeccionando a todo niño por si quisieran ocultar su verdadera identidad, conocía de la existencia de algunos hechizos para cambiar de aspecto y tenía un libro con información de pociones mágicas, el cual saco en un rato libre para adquirir su conocimiento pero lo que hizo dejo a todo espectador perplejo al ver cómo sacaba la información en una esfera de un azul pálido y tomaba uno de sus escasos mechones negros, la luz fue absorbida por su pelo el cual quedo emblanquecido ante el insólito hechizo grabado en uno de sus guantes de piel.

—¡¿Pero que clase de hechizo fue ese?! — le pregunto un infante el cual no pudo evitar esa curiosidad.

—Esto lo aprendí a tu edad, yo siempre gusto de tener tiempo libre y los libros eran una interrupción para ir por doquier pero ciertamente tienen conocimientos elementales para un mago o un viajero, así que busque un método de robar la información del escrito para mí sin perder tiempo — mostró sus guantes con el grabado peculiar — así llegué a una fórmula, pero tiene fallos incluso un límite.

—¿Su cabello? — infirió el menor llevándose la mano a la mejilla.

—Así es, no puedo llenarme de información inútil sino no podré seguir con este hechizo — agitó su gran melena blanca con muy pocas coloraciones entre ellas — debes saber que la magia siempre te hace pagar un precio por usarla, no es un mero juguete, en este caso el costo fue bajo pero existen casos brutales.

—Eso que dices son conocidos aquí como ofensas para Gal’hdor, si uno las comete debe ser castigado por sus iguales y tú has violado nuestra norma — le señaló con su dedo estremeciendo al mago de la Orden.

Resplandores incandescentes se situaron sobre Darren quien no comprendía de dónde provenían dichas luces se preparó para montar una ofensiva pero comprendió que se trataban de los habitantes, ellos liberaban estos anormales luces los cuales enjuiciaban al peliblanco, el fuego azul broto de los pies del mago formando un círculo a su alrededor, las siluetas de las personas se pedían en la negrura careciendo de individualidad, incluso parecían moverse de forma rítmica todos a la vez, el mago se mareaba, una de sus rodillas fue a dar contra el suelo, podía sentir como las fuerzas le abandonaban y pronto perdería el conocimiento si no hacía algo.

—Mi círculo de protección no funcionó — pensaba mientras veía como todo se consumía ante la implacable mirada de estos habitantes — ¿Si los atacó?

Sus manos se vieron envueltas por llamas azul estás se mostraban preparadas para lastimar, al ser percibido dicha intención las miradas cambiaron drásticamente una presión azotó al mago quien sentía como si su cuerpo fuera agobiado por una imponente presión invisible la cual lo reduciría a un mancha rojiza en el piso, incluso sentía como su cuerpo ardía, su magia se desvaneció al estar en semejante predicamento, su mente se desvanecía lentamente.

—¡Paren! ¡Paren todos! — escucho una voz familiar pero su visión solo se sumía en la oscuridad.

La infinita nada abrigaba al mago, en esta basta área no podía sentir, percibir o ver nada se trataba de una completa negación para este individuo.

«¿Cuál es tu mayor temor Darren?»

Un niño pelinegro aparecía en su mente, tenía varias cortadas en el rostro y el cabello tan largo como una niña, su rostro mostraba reflexión tomando muy enserio está pregunta hecha por su maestra.

«¿Morir?»

El niño negó con su cabeza, llegó a la certeza de su verdadero miedo.

—Renacer — contesto sin dudas — si muero solo seré como esas voces que replican para ser escuchados, no seré el conductor de esta vida, así que no deseo unirme al Axis Vitae.

Darren desaparece de la negrura para ver la luz una vez más, ahora en una habitación para su sorpresa y con un visitante al pie de la cama, se trataba de Felicia.

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