La Secta

El fuego seguía creciendo, la posada estaba casi consumida por las llamas, Darren sin dudarlo entro en la estructura que no pronto caería, el calor era agotador, podía ver los cuerpos quemados de los desafortunados, temía encontrar a su discípulo tendido en el suelo, devorado por las implacables flamas.

-¡Tod! ¡¿Dónde estás?! - gritaba esperando la respuesta de su aprendiz.

Al no haber respuesta siguió adelante, en dirección a su habitación, las llamas eran más fuertes en esa dirección, por suerte sus ropas eran especiales.

-Este predicamento sería fatal para otro mago, pero yo estoy afiliado a la magia de fuego - contaba abriéndose paso entre el fuego, con un brusco movimiento de su brazo derecho las flamas disminuían.

-Me alegra que los sastres de la Orden De Magos pudieran hacer estás ropas resistentes a la magia, eso solo demuestra que una persona dotada está detrás de todo esto - concluía Darren, quien llego a su habitación, la cual estaba sumida en fuego - no puede ser.

El mago descubrió el causante del desastre, no era otra cosa más que Tod, este liberaba unas llamas azules, salían de su boca y sus ojos. Darren nunca había visto semejante cosa en su vida, ni como detenerlo.

-Esperaba alguna clase de artefacto de parte de algún cazador de brujos, pero nunca esto - intentando improvisar de alguna manera.

-Usted es Darren. Volvió - hablo el niño, pero con la extraña voz, dándole un escalofrío.

Tod dejo de liberar las peligrosas flamas, perdiendo el conocimiento, la estructura temblaba, estaba bastante dañada y pronto cedería, Darren tomo al niño saliendo por la ventana, volviéndose en fuego, unos encapuchados vigilaron por dónde se desplazaban. En un sitio retirado el mago y su pupilo aparecieron, este último volvió en sí.

-¿Qué hacemos aquí? - pregunto al notar que llegaron a una plaza vacía.

-¿No sabes lo que ocurrió? ¡Prendiste fuego a la posada! - Darren notaba la preocupante situación, pero necesitaba saber más de ello - Esperaba que pudieras crear orbes de luz, pero no cosas así. ¿Es muy común?

-¿Lo volvimos a hacer? - estaba consternado por lo sucedido.

-Ya veo, no fue la primera vez. ¿Qué me dices de ese que habita en ti? - Darren se sentía interesado en esa entidad.

-El siempre a estado conmigo y siempre me a cuidado - sus palabras le eran un alivio, al menos por ahora.

-Bien, pero ¿Por qué provocó ese incendio? -el mago dejo de prestarle atención al niño, sus sentidos fueron nublados - ¿Sientes eso?

-Si, es como si me hubieran quitado algún sentido - exclamó nervioso ante el extraño suceso.

-Es obra de un cazador, es como ellos suelen trabajar - le revelaba, ya que ahora su vida tendría está clase de amenazas - ellos suelen despojarnos de nuestra fuente de poder, nuestra conexión con el Axis Vitae, poseen talismanes y sellos que limitan su distribución, así ellos suelen rodearnos para evitar salir de la zona sellada.

-¿No deberíamos escapar? - el niño podía entender la angustiante situación.

-Usualmente lo haríamos, pero mi misión indica que acabe con el culto de este pueblo y tengo el presentimiento de que ellos son - respondió, tras esto varios encapuchados con la marca de un ojo llorando sangre en sus pecheras - justo a tiempo.

-Ríndanse o será peor para ustedes - exclamó un hombre pelirrojo de barba corta, tenía una cicatriz en la frente, aparentaba una especie de corona, sus ojos bicolor observaban atentos a sus inusuales presas - vaya, es una sorpresa, no se resisten como el resto.

-Tu y tus hombres han estado asesinando en este sitio a incontables personas, quisiera saber más al respecto - Darren se encontraba bastante relajado frente a los enemigos, ellos no podían aprobarlo.

-¿Tu eres un mago de la Orden De Magos? ¡Ja! ¡Te mandaron a lidiar con nosotros! - exclamaba el tipo con una basta sonrisa - deja me presento soy Bhoris, el maestro del credo. Mi sagrado deber designado por el verdadero Dios, es el purificar el reino y si eso significa que nosotros somos los responsables de los últimos decesos, eran como ustedes, sucias ratas, pestilencias que solo ensucian nuestra sagrada tierra.

-Este lugar no es suyo, me parece de muy mal gusto esas palabras - lo contradijo Darren.

-¿Perdón? Creo que me fallan los oídos, no escuché tu nombre - el hombre se limpio el oído, esperando así escucharlo.

-Eres muy afortunado, te mandaron al famoso Darren De Lender, el Fénix Azul, el último heredero del fuego azul - le reveló el mago, encarándolos sin temor.

-¡Suena fabuloso! ¡Yo pondré fin a tu estirpe! - Bhoris saco unas pequeñas guadañas - solo te pido que te resistas a mi lo más que puedas.

-Así será maestro del credo, pero no ahora - levantó su mano izquierda, mostrando que portaba un par de anillos con una gema violeta, tomo a Tod del hombro y una de las gemas se quebró, desapareciendo frente a la pequeña turba.

-¡Ja! ¡Que tipo! ¡Se tenía un as bajo la manga! ¡Será divertido degollarlo! - reía el hombre fastidiado por el escape de sus dos presas - ¡Quiero que los encuentren! ¡No deben ser una molestia para nuestra cita en el mercado! ¡Si todo sale según nuestros planes, será el inicio de una nueva era!

Darren y Tod aparecieron en la tienda oculta de Dennis, quien estaba atendiendo a un cliente, al verlos el comprador dejo una bolsa de oro y salió corriendo del lugar, temiendo encontrar represalias, el dueño miro molesto al dúo recién llegado, quienes le arruinaban la reputación del local.

-¡Juro que si vuelves a hacer esto te agarraré a palazos! - le amenazó con un objeto extraño y punzo cortante.

-No quise arruinar tu negociación, pero era necesario ir a un lugar seguro -se disculpaba sacando una bolsa de oro - para tu suerte me queda solo un anillo más.

-Dudo que estemos de acuerdo con lo que es tener cierto cuidado - murmuró fastidiado, prestándole atención a sus extraños objetos.

-Mira vine con mi pupilo - el mago señaló al niño, quien no paraba de ver los artículos en exhibición.

-Me siento feliz por ti - respondió sin prestarle atención.

-¡Oye! ¡Oye! - le interrumpió Darren, quien buscaba tener su atención - también deseaba que me ayudarás con una inspección de mi estudiante.

-Eso cuesta y mucho por tratarse de ti - respondió sin darle el interés que el mago buscaba.

-Me parece que eres algo cruel, pero está bien - volvió a sacar otra bolsa de oro - sabes esos tipos estaban muy a las vivas, como si supieran que estaba tras ellos.

-¿Insinúas algo? - respondió molesto - por eso no deseaba involucrarme contigo, siempre llamas al desastre y te haces el inocente. Ellos poseen artilugios para detectar a los de su clase.

Mientras su maestro discutía con el dueño de la tienda, Tod se coló en la parte trasera del lugar, descubierto estatuas que lloraban y armaduras, algunas dañadas, otras en mejores condiciones, al seguir andando se topaba con cosas más perturbadoras, como extremidades, principalmente brazos derechos, todos con un tatuaje de un pentágono, el niño inmediatamente mira su brazo, dándose cuenta de la espantosa similitud. Su respiración se volvió errática, intento sujetarse de algún lado, apoyándose en una armadura aboyada, apenas reposa se vino abajo, haciendo un gran alboroto, ambos adultos fueron, descubriendo a un Tod con un casco en la cabeza y el reto esparcido.

-¡Mira lo que tú pupilo hizo! - regaño Dennis al tutor.

Darren por su parte observaba algo más alarmante, se trataba de una bandera con el símbolo del ojo que llora sangre, cuando el propietario se dio cuenta que el mago la descubrió este último se le fue a los golpes, con un buen gancho lo mando al suelo.

-¡Estas con ellos! - lo señaló con su brazo derecho - nunca espere grandes cosas de ti, pero esto es demasiado.

-No te hagas el santo conmigo, tienes tanta sangre en tus manos como yo - le recordó el hombre incorporándose - dudo que quieras que el sepa la clase de hombre que eres.

-¡Calla! ¡Cállate ya! - le paraba antes de que dijera más.

Su aprendiz se retiró el casco, prestándoles la debida atención a los adultos, Darren lo vio con nerviosismo.

-Bien, es mejor que nos vayamos - optó por irse con su alumno, no deseaba que sacarán al aire su pasado.

-¡Espero no tenerte aquí nuevamente! - exclamó a sus espaldas.

-¿Hice algo malo? - le pregunto su aprendiz al notar la hostilidad.

-No es por ti, siempre hemos tenido una mala relación - le contó sin sentirse orgulloso de ello.

-Pero me siento mejor fuera de allí, tenía brazos como el mío, tenían la misma clase de lunar - le mostró su pentagrama del brazo.

-El suele tener ventas turbias, negocios muy desagradables, pero eso que me dices es de temer y me hace pensar en otras cosas - se quedó pensativo por un instante.

Los hombres fuera de la tienda se acercaban al par, tenían dagas y un par de espadas con una desagradable mala cara, Tod tiro de sus ropas para llamar su atención, el peligro volvía.

-¿Qué pasa? - no necesito una respuesta al notar como los tipos iban rodeándolos.

-Mira que bien, un par de magos, son muy codiciadas sus partes en el mercado - se alegraba uno de los atacantes.

-Perfecto, que más me falta en este sitio - reprochaba de su suerte.

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