La Orden De Magos (Parte 2)
—¡¿Estás seguro de esto que me narras en tu informe?! — era cuestionado Darren por un hombre con una venda en los ojos, su mano contaba con una esfera repleta de diversas palabras.
—Si archimago Colesster — le garantizo cansado de estar repitiendo la misma rutina desde hace dos horas — creo que ya lo redacte para usted más de diez veces y creo que se me acalambro la mano de tanto escribir, sus requisitos nunca fueron los más sencillos, por esta clase de cosas no me gustaba reportarme.
—¡¿No has tenido suficiente de ser un mago errante?! ¡Se te otorgó esa libertad por que según tu darías una respuesta al puesto que se te ofreció hace tres años atrás! — le recriminaba Colesster ante tanta irresponsabilidad de su compañero — si tan solo Arandeos pudiera verte estaría indignado por quien eres ahora, estabas encaminado a la gloria, la grandeza, tenías la posibilidad de ser inmortalizado en uno de los cuadros en la sala..
—¡Basta! ¡Ustedes dan asco! ¡No ven que solo los han convertido en simples soldados reemplazables! ¡Miren las instalaciones! ¡Están en la capital y aún ahora los apartan! ¡Existió una época dónde trabajábamos directamente para el rey! ¡Nuestros servicios eran míticos y difíciles de adquirir! ¡Ahora solo somos un remedo de asociación de aventureros! — expuso Darren sin poder guardarse más esto en sus adentros.
—¡¿Y dónde estabas tú mientras nos pasaba eso?! ¡¿Acaso crees que en el puesto que se te ofrecía no podía ejercer presión?! — se incorporó el archimago demostrando su autoridad.
—Yo.. — el mago azul solo agachó la cabeza, pero Colesster tenía un tiempo conociendo a Darren, pudiendo darse cuenta que este ocultaba algo.
—Bien, puedes irte — indico el mago ciego señalándole la salida, esto lo dejo sorprendido.
—¡Espera! ¡¿No me pedirás ayuda para lidiar con esta cosa de la secta?! — le detuvo incrédulo de su decisión.
—¡¿De que me serviría un mago sin compromiso?! Siempre has destacado en ello, esperaba que con el tiempo pudieras madurar lo suficiente — esto le dolió más que su muerte a manos de los guerreros de Gilffher.
—¡Espera yo..! — se detuvo recordando que no podía mencionar a Tod por su propio bien.
—Eso creí, por favor retírate — le pidió amablemente al notar su resolución.
Afuera ya lo esperaba Faustus, quien parecía haber escuchado la extensa plática, ambos se retiraron del lugar pasando el pasillo, en medio de está estaba una puerta abierta, allí se podía ver a una joven maga con varios artefactos mágicos, ella parecía recibir la tutela de un mago tuerto, pero sobre su parche contaba con una gema blanca, su larga cabellera la tenía amarrada en una cola de caballo que la dejaba reposar sobre su hombro hasta llegar a la altura de su ombligo, tenía varios collares dorados y sus dedos estaban repletos de anillos, estos estaban cargados de diversas magias, usaba una toga esmeralda sobre su ropa negra, en su mirada podía verse una profunda concentración sobre lo que hacía la joven, ella fue la primera en notar la presencia de este par.
—¡El Fénix Azul y Maestro de Golems! ¡Es un gusto verlos! ¡Hace mucho que no sabía de usted señor Darren! — Anna hablaba con mucha confianza, cosa que hizo callar al hombre de Lender.
—Por si no lo sabías, ella a sido nominada a maestra creadora, tiene buena mano haciendo objetos mágicos, de hecho le han encargado la misión de la construcción de la nueva prisión subterránea en uno de los cientos de niveles debajo de la Orden — contaba Faustus lleno de orgullo ante el brillante futuro de la joven y la institución, pero hacía que ella se apenara, adquiriendo una tonalidad rojiza.
—¡Oigan no distraigan a mi aprendiz! ¡Tenemos mucho que hacer, estamos por terminar los planos y unos cristales capaces de mostrar el pasado! — aún pese la advertencia era obvio que le gustaba alardear de sus hazañas.
—Claro, no le quitaremos mucho tiempo, solo necesitamos lo que les pedimos — se disculpaba Faustus quien se sentía un estorbo para ellos.
—Espero les sea de utilidad — señaló Anna la joven de rasgos finos, les entrego una bolsa con objetos mágicos.
Con esto el dúo se retiró del castillo, Darren parecía muy apurado por irse.
—Asi que le ofrecieron un lugar a uno de los niños que participaron en el ritual — señaló el mago azul molesto por esa decisión.
—Creo que te lo dijeron en su momento, tuviste tu oportunidad, pero decidiste abandonar — concluyó Faustus, quien no se limito a responderle eso — ella no es la única que tiene en un puesto importante, la otra joven Vanessa y también el chico, todos salvó la menor que presenta un dote mortífero.
—¡¿Todos están bien con ello?! ¡Ellos invocaron a Bhrem! ¡Aquel ser no se le había visto en décadas! — Darren estaba bastante alterado, temiendo de lo que fuera a pasar.
—Han sido vigilados por los “cuervos”, incluso sus tutores de cada rama los tienen bajo una estricta educación — le aseguraba su amigo, pero no parecía serle suficiente.
—Eso que hacen no es seguro, es bastante peligroso, incluso un mago tan desastroso como yo puede notarlo — seguía el mago azul repudiando la idea de tenerlos en las altas esferas del poder.
—Acepta el cargo, si realmente te importa — le señaló Faustus quien deseaba no tener a su amigo vagando en la indecisión.
—Tendría que abandonar a Tod — explicó Darren, quien sentía que no podía defraudar al niño — yo le prometí cuidarlo, no puedo dejar que esto siga así.
—Mas Tod's estarán en su misma circunstancia si no tomas las riendas — señalaba su amigo temiendo que de esta decisión se pudiera arrepentir.
—Solo me importa él, no puedo ser tan engreído al siquiera pensar que podría cambiar tanto este sitio — aseguro el Fénix Azul conociendo sus propias limitaciones — o que pueda ofrecer la salvación de todos.
—Si estas seguro de ello hazlo, usa una de las Arcaelas para llevarte con el niño — sonaba satisfecho su amigo al oírlo, ya no tambaleaba en aquellos terrenos de nadie.
—Espera, ¿No vendrás? — se sorprendió al darse cuenta de ello, este negó con un movimiento de su cabeza.
—Tu tienes tu misión, yo por otra parte acepte ayudar con la situación de la secta, ahora mismo se reunirán aquellos elegidos para hacerles frente — le reveló a su amigo dando un par de pasos atrás.
—Espero nos volvamos a ver amigo — le miraba bien a su fiel amigo, temiendo fuera la última ocasión en que pudiera verlo, tras esto el destello de uno de los arcaelas envolvió a Darre, desapareciendo al hombre.
—Yo también lo espero, un día en que tú, yo y tu pupilo podamos caminar el mismo sendero — dedico estos últimos pensamientos antes de regresar al castillo.
En la celda de Shergell, este era golpeado por un grupo de pelirrojos, eran Le Piro quienes deseaban darle su merecido al atacante de su familia, el joven miraba a todos ellos intentando grabar en su mente sus rostros, sabía que no podía ofrecer resistencia, pero en algún momento las cosas cambiarían y debía estar listo para ello.
—¡Suficiente! ¡Ya permití más de lo debido! — les apartaba otro joven pelirrojo protegido por su armadura plateada.
—No interfieras en nuestros asuntos “Paladín de la corte” — le advertía un hombre con el cabello largo rojizo pero de grandes entradas, tenía una musculatura admirable, incluso una pequeña protección de pecho y hombreras de acero con un grabado que el joven podía apostar que eran protecciones — esto solo nos concierne a los Le Piro.
—Y-yo soy el encargado de la seguridad de la Orden y con ello incluye a los prisioneros que pueden ofrecer información — el joven intentaba aplicar su autoridad, pero esto no parecía importarle al mago.
—Soy Legurin Le Piro, el actual cabecilla de mi linaje y exijo justicia — el mago parecía liberar una atmosfera de terror.
—¡Suficiente! — exclamó un mago moreno con una actitud bastante imponente, su sola presencia era suficiente autoritaria para hacerlos desistir de su venganza, vestía ropa de cuero y sobre ella portaba una toga blanca — deberían estar con Virgilius, tu hijo mayor pudo darse cuenta de ello mejor que tu.
—Archimago Thomas — hablo uno de los Le Piro presentes, ellos se retiraron salvó por Legurin.
—Quizás seas el favorito para tomar el puesto del líder de la Orden De Magos, pero siempre tendrás un oponente — le aseguro el líder actual de la familia, para luego irse.
—¿Estás bien Lancelot VI? — le pregunto Thomas ignorando la advertencia de Legurin.
—Si, solo es difícil hacerse respetar con ese anciano — señalaba el joven Lancelot un poco irritado por que esto se repetía constantemente.
—No te preocupes, el notará tu fuerza — le aseguraba sabiendo que apenas iniciaba su camino junto a otros — hombres como el suelen olvidar lo que era ser joven, incluso a mí me suele ocurrir con mis setenta y cinco años, pero debo admitir que el tiene más vigor que yo.
—¡¿Es eso cierto?! ¡Setenta y cinco años de edad?! — Lancelot miraba exhaustivamente al mago, su apariencia señalaba máximo unos cuarenta años.
—Es cosa de la larga longevidad de mis ancestros, vengo de la línea sanguínea de los gemelos del caos, los magos primigenios — contó Thomas quien no hablaba para impresionar a otros con ello — se suele decir que tras la muerte de uno de los gemelos se le otorgó su vitalidad, extendiéndose por toda su descendencia, pero yo siento que es más una especie de penitencia. Siempre existirá alguien con quien uno quiera envejecer.
El mago y el paladín salieron del área dejando solo a Shergell, quien permanecía en posición fetal tras la agresión, pero nadie se dio cuenta que tomo un objeto mágico de sus agresores y ahora solo debía aguardar al momento indicado.
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