El Mercado Profundo
—¡Miren, les daré la oportunidad de irse sin la necesidad de salir heridos! — les advertía un Darren muy disgustado señalándolos con el dedo.
—¿Eso crees? ¡Nosotros hemos lidiado con magos más intimidantes! — exclamó otro de los forajidos, el cual saco una cadena para atacarlos.
—Perdona Tod, siento haberte metido en tantos líos — se disculpo su maestro, quien ignoraba qué su pupilo perdió el conocimiento, aún manteniéndose de pie — esto se volverá violento, mantente detrás de mi.
El grupo atacó a Darren, dos cadenas sujetaron su brazo derecho y otro su pierna izquierda, dos tipos fueron directo por el indefenso mago, con dos garrotes en mano. Metió su brazo izquierdo, evitando que el golpe le diera a su brazo derecho, el otro le atizó en el costado, para colmo un puñetazo conecta con su boca, rompiéndole el labio inferior.
—¡Ja! ¿Qué decías sobre ser un mago de gran prestigio? ¡No eres más que un simple humano sin tu magia! — se burlaba tras lastimarlo sin poder defenderse.
—Solo te doy ventaja, en un momento te tendré en el suelo — aseguraba el hombre magullado.
Los atacantes rieron ante su declaración, no podían creer sus absurdas palabras. Alrededor de Tod se dibujaba un círculo con varias marcas extrañas, el cuerpo del niño liberaba bastante vapor, alarmando a los atracadores.
—¡¿Pero qué demonios?! — bramó uno de los tipos.
Del cuerpo del aprendiz emergió un pilar de fuego, este poco a poco se movía de un lado a otro, otros dos látigos de fuego aparecieron, siendo estos más chicos que el primero, todo lo que era alcanzado por estos estallaba en llamas. Darren pudo sentir nuevamente el cambio de fuerza mágica en el niño, al verlo pudo notar que el peligro no solo era para esos atacantes. Con rapidez cuatro tipos hicieron combustión espontánea al ser tocados por los látigos de fuego, uno casi toca el rostro de Darren quien apenas quitó la mirada de encima de su estudiante.
—¡No puedo creer que este niño pueda hacer tanto! — el mago se libro de las cadenas cuando los hombres supieron que no podían con esa situación.
El callejón quedó transformado en un infierno sobrecogedor, solo quedaban dos tipos, los cuales no pudieron salir a tiempo, Dennis salió de su tienda por el estruendo y la peculiar iluminación, solo para descubrir el desastre ocasionado fuera de su establecimiento.
—¡No pueden estar hablando enserio! ¡Arruinaran mi negocio! ¡Darren para está locura! — vociferaba a todo pulmón esperando que ellos lo oyeran y pararan el caos.
—¡Basta! ¡Es suficiente niño! ¡Debes parar! ¡Si sigues así quemarás la villa! — gritaba Darren esperando un milagro — no quiero lastimarte.
—Eres incapaz de herirnos — respondió desconociendo a Darren y su autoridad.
—Si sigues así herirás a los inocentes, nosotros los protegemos — intentaba hacerlo parar por medio de la razón.
—En este lugar nadie es inocente, todos están podridos — le contaba la otra entidad en el cuerpo de Tod.
—¿Qué quieres decir? — le extraño su respuesta, pero deseaba saber más.
El niño detuvo su conjuro, el fuego no estaba tan crecido como para representar un desastre inminente, el mago se acercó para intentar comprobar la condición de su pupilo antes de que el otro desapareciera.
—Ya lo verás pronto Darren De Lender, entenderás que este es un lugar no apto para nosotros — antes que su maestro lo tocará este se desplomó.
—¡Carajo Darren! ¡Tú y tu niño lo han hecho! ¡Ustedes no saben lo que han hecho! — les reclamaba a toda voz, para luego llamar a ambos con señas para decirles algo, el mago se llevó a su aprendiz, Dennis susurro con apuró — tienes que irte, ya deberían haber sido marcados, serán perseguidos, ya no están con un perfil bajo.
—¿A qué te refieres? ¿Qué está pasando aquí? — Darren no podía comprender la situación.
—Es la villa entera, todos son sobrevivientes de guerras previas o descendientes de ellos, todos tienen resentimientos contra los magos y su estirpe — le contaba nervioso de ver a algún tipo curioso — ¡Es una villa repleta de odio por ustedes y sus guerras como la de los mil años, la de los herederos y las guerrillas consecuentes! ¡Lárgate ahora que puedes!
—Es más grande de lo que imaginé, yo no puedo irme — le respondió, pero miro al niño — nuestra misión es lidiar con la secta, el que me entrego la misión es.. — tras un largo silencio comprendió lo que pasaba — tu también tienes que irte, todo fue una trampa. Esta misión solo es para atrapar a un agente de la Orden De Magos.
—Tu no has sido el único mago que ingreso a Somilen, Faustus y otro más pasaron por aquí, si te quedas ni el niño ni tú estarán a salvo — Dennis no tenía la intención de endulzarle la realidad, por un momento el mago pensó en si siguiente paso.
—Gracias por la advertencia, lo aprecio, pero tenemos una cita en el mercado — le contó para irse junto su aprendiz en brazos.
—No digas que no te lo advertí — fue lo último que dijo Dennis, mientras el mago se perdía por las calles.
Los encapuchados volvieron a aparecer alrededor del desastre hecho por Tod, ellos fueron tras Dennis, quien se salvaguardo dentro de su tienda, más y más llegaban a su sitio de trabajo.
Tod volvió en sí, pero estaba un poco confundido, el mago deseaba hacerle múltiples preguntas, pero ya estaban cercas del mercado profundo, todos los establecimientos estaban más y más pegados, los mercaderes tenían pintas misteriosas, deseaban mantener sus identidades ocultas, incluso algunos contaban con espeluznantes máscaras hechas de piel y dientes, era un desfile macabro, sus productos eran temibles y grotescos, nada que un aventurero o un hombre noble se atrevería a comprar, frascos con enormes huevos, cabezas mutiladas colgadas de los puestos de poca higiene, la sangre era común en sus mesas. Tod estaba atónito ante tanta crudeza, su maestro pensó que era mejor que se acostumbrara, las cosas por venir no eran gratas como un agente de la Orden De Magos, pero era mejor eso a morir en la calle.
—Iremos al centro de este deplorable lugar, resiste a todo lo que veas, se que será perturbador pero está es una misión muy importante — le contaba mientras lo tomaba de la mano, no se detenía sabía que era una pésima decisión — cuando esto acabe te enseñare un par de cosas sobre nosotros los magos.
—Si — contesto cohibido ante tantos espantos, optó por mirar el piso para aguantar más.
Llegaron a una escalera que descendía hasta las profundidades, eran bastantes amplias, en las paredes estaban grandes ventanillas donde diversos vendedores enmascarados atendían a clientes que en su mayoría también iban con mascarillas o mascadas, mientras más bajaban más antorchas iluminaban el lugar, hasta llegar al fondo, allí era un amplio lugar donde retenían a diferentes seres en jaula, al seguir andando podían notar que separados por unos muros se organizaba la subasta de esclavos, el mago vio con muy malos ojos a los encargados de tan cruel venta, por un momento Darren se detuvo, Tod sentía que su maestro se arrojaría sobre los organizadores, pero no fue así respiro profundamente y siguieron. En el fondo estaba una puerta, donde solo personas bien cubiertas ingresaban, pero estos tenían una gran guardia de aproximadamente quince hombres.
—Definitivamente es allí, solo personas influyentes entran y ese tal Bhoris debe estar del otro lado — aseguraba el mago bastante seguro.
Tod inmediatamente señaló una extraña marca en las paredes de dónde se metían la gente importante.
—¿Esas son las marcas que nos limitan nuestra fuerza? — le pregunto ya que desconocía toda clase de marcas.
—Si — respondió desanimado — debí suponerlo.
—¿Cómo pasaremos a los guardias de allí? Y seguramente habrán más del otro lado — supuso el aprendiz al meditar la situación.
—No te preocupes, será fácil entrar, tu solo elimina el sello, con ello se distorsionara la restricción, tu buscaras los demás mientras yo me encargo de el interior — le dejo en claro su papel fundamental, dejando a Tod un poco nervioso.
—¿Pero y..? — antes de siquiera terminar la pregunta Darren se arrojó contra los guardaespaldas.
El mago movió su brazo derecho a un lado y los hombres que protegían la puerta salieron volando en dirección al movimiento de su extremidad.
—Descansen chicos, yo me encargaré de esto — les despidió el atrevido mago.
Sin más abrió la puerta, encontrando a un par de hombres con lanzas, estos no dudaron en atacarlo con sus armas, cruzo ambas armas largas chocándolas contra la puerta, para darles a ambos una patada en la cara, nuevamente agitó su brazo, pero en esta ocasión no paso nada, los hombres volvieron con Darren y empeorando las cosas cinco encapuchados saltaron al ataque.
—¡Vamos niño yo sé que puedes! — musitó nervioso ante su precaria situación.
—¡Llegas a tiempo Darren! — la chillante voz de Bhoris se hacía presente, este estaba detrás de unas rejas junto a tres tipos cuya identidad mantenían en secreto — permíteme un momento y seré todo tuyo, necesito asegurarme de unos negocios — lo señaló y le giño el ojo.
—Eres lo último que necesitaba — reprochaba con desagradó.
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