El Mago Encaminado Al Infierno

*¡Tonto niño! ¡Ni siquiera eres capaz de invocar el arma emblema del título! ¡¿Cómo quieres ser un noble?!*

Las duras palabras de un hombre ya mayor revoloteaban por la mente de Lancelot VI, quien recordaba el duro trato de su maestro en su infancia.

—¡Imagina la lanza! ¡No mires ese palo como una rama, dale la fuerza y apariencia de la mítica arma del Lancelot! ¡Debes traerla del abismo dónde reposa! — le reprochaba el hombre de múltiples arrugas en el rostro y un ojo pálido tras una batalla — ¡Concéntrate! ¡¿O acaso quieres volver a la calle?!

La rama tiembla y un extraño viento envuelve el objeto frágil, el niño miro asombrado como surtía efecto su magia tras desesperados intentos infructuosos.

—¡Eso es! ¡No te desconcentres! ¡Estás por conseguirlo! — vociferaba su maestro complacido que el niño de ocho años pudiera hacer semejante hazaña.

—Es un trabajo de años y múltiples estudios ver si alguien vinculado con el Axis Vitae puede convertirse en un Guerrero del castillo*, pero yo ya no tengo el tiempo para ello, así que lo arriesgue todo — pensaba el maestro del niño al ver cómo este último alzaba el arma plateada con bordes dorados con una sonrisa — si, sonríe ya que pronto desearas poder hacerlo libremente, sin pesar ni dolor cargando en tu espalda, pero estarás bien ya que esto no te aquejara hasta ser mayor si es que consigues sobrevivir para maldecirme.

—¡Lo hice maestro! ¡Pude traerla! ¡Realmente puedo ser un guerrero! — festejaba el niño sin tener una idea de toda la carga impuesta sobre sus hombros.

—Solo deseaba ser alguien que no viviera en la miseria — resonaba la voz de Lancelot VI en aquel recuerdo, el cual pronto se oscurecería por el por venir.

Alicia y Lancelot VI andaban por el bosque evadiendo a las tropas conjuntas de la secta y la ciudadela amurallada, quienes parecían tener casi todo el dominio en su control, pero el catástrofe hecho por Thadeus era un llamado a todo los enemigos quienes inmediatamente marcharon en la dirección a la calamidad, sin saber que era un sendero a la muerte ante la calmada furia del mago carmesí, la maga y el guerrero pudieron notar como la fuerza mágica se expandía con resentimiento y cólera, pero entre ello percibían al maestro quien no liberaba magia pero si una clase de fuerza temible por su extraña procedencia.

—¡Debemos ir! — le grito Alicia a su compañero, este no parecía de acuerdo con el plan de su compañera.

—¡No! ¡¿No ves que es un desastre?! ¡Todos allí morirán! — aseguro el lancero.

—Nuestro deber es asegurarnos de tener cero bajas por parte de los hombres de esta región, incluso está Velvet, aún siento su fuerza vital luchando por vivir — le explicaba Alicia quien tomo el brazo del joven quien se perdió en la mirada de la maga, su virtud y genuina preocupación por los demás le alentaba a seguirla.

—Si, ella es perfecta. Prefiere arriesgarse a dejar morir a los demás, pese si son enemigos o no — el guerrero se dio cuenta lo diferentes que eran al percatarse como a él le importaba poco el resto, únicamente su propio bien — maestro me doy cuenta cuan dañado estabas, buscaste desesperado a un heredero solo para “vivir en paz” sin importarte mi bienestar o lo que me deparaba, solo me diste un consejo..

“Goza tu vida, no sabes cuan corta puede llegar a ser..”

—¿Realmente lo harás? — de su boca salió la duda, sorprendiendo a ambos. Lancelot VI quien en su vida había hecho algo tan osado y comprometedor por los constantes consejos “malos consejos” — perdona, yo n-no estoy acostumbrado a..

—No tienes que venir si no estás dispuesto a hacer esto — le interrumpió bruscamente la joven ahora con un tono serio y sin darle la cara.

—¡Espera! ¡Yo no..!

—No quería creerlo, prefería creer que eras aquel joven impulsivo que se me propuso apenas al verme, no deseaba fueras otro más de esos que únicamente buscan su propio bien — hizo una pausa esperando en lo profundo de su ser escuchar una negativa, pero no fue así, únicamente el silencio reinaba entre ambos — yo no puedo hacer eso, si ya estoy manchada lo único que me queda es evitar que otros tengan un destino similar.

Alicia inicio su marcha al caótico escenario del conflicto con el maestro, la mano de Lancelot VI temblaba dudoso de su acción, las egoístas enseñanzas de su maestro resonaban sin parar advirtiendo el inminente peligro y su muy probable muerte, pero el joven no deseaba perder a Alicia al dejarla expuesta ante el caos, un nudo en su garganta parecía impedirle hablar y aliviar su alma.

—Vete, no me gustaría que murieras aún cuando no tengas mis ideales — le pidió antes de continuar su marcha sin dar vuelta atrás, esto devasto al guerrero quien creyó ver un pequeño brillo como estela de su ida, una lágrima.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué soy tan imbécil?! ¡¿Por qué aún sigo las obsoletas palabras de aquel viejo?! ¡¿Por qué no soy capaz de ver por otros?! — se atormentaba con estas preguntas temiendo tener una insensible respuesta — yo huí de mi familia al saber que mis padres nos vendieron a mí y a mis hermanos a un comerciante, no deseaba seguir viviendo en la miseria, entonces ví a los guerreros y nobles en su propio mundo apartado de toda carencia, en ese instante supe que debía hacer y busque a alguien con la capacidad, abandonando a mis hermanos a su suerte.

La importancia le tomaba y le hacía temblar ante su pasado, presa de sus propios demonios se quedó allí mismo sin siquiera ver a su alrededor.

El viento árido liberado ante la tempestad de fuego sucumbía toda vida que se acercaba a la zona afectada, ya los árboles estaban consumidos por el fuego, el maestro quien notaba como su ropa se veía afectada por la catástrofe se la retiro, pero esto le parecía extraño el ni nada que tuviera en su poder se vería afectado ante algún ataque, sin embargo era claro que eso que hizo Thadeus parecía ser idóneo para hacerle frente, aún cuando el mago estuviera afectando todo indiscriminadamente.

—¡Has mostrado tu lado corrupto! ¡Tu eres el mal encarnado en un cuerpo humano! ¡Un simple vestigio de lo que solías ser..!

—¡Calla! ¡Cállate! ¡Eres un boquifloja! ¡Te es bastante fácil hablar de tonterías y señalar al resto, apuntar los errores de otros es sencillo, pero lo difícil es corregirlo! — respondió abruptamente tomando por sorpresa al maestro — ¡Tu eres el verdadero corrupto, un aprovechando, me das asco!

—¡¿Cómo un pedazo de basura se atreve a hablarme así?! ¡Tu eres sobre lo que nosotros construiremos un nuevo reino! ¡Nosotros somos el mañana! — la postura calmada que mantenía se derrumbó mostrando un hombre fuera de si, un hombre que buscaba aferrarse de algo más grande — ¡Nuestra señora nos mostrará el camino a la victoria! ¡Un mundo sin dolor, sin seres como ustedes!

El maestro le señaló con el dedo y este mismo se veía con yagas producto del intenso calor, su camisa blanca se incendiaba al igual que el resto de su ropa, el hombre no podía comprender lo que sucedía.

—¡Esto no me puede estar pasando! ¡Es imposible! ¡¿Acaso deje de ser digno?! — su mente fue llevada al límite de sus creencias al ver cómo su bendición no le protegía de la tempestad cada vez más próxima, se arrodilló sumido en una agonizante desesperación y se araño el rostro sin con templamiento — ¡NO! ¡NOOO! ¡Yo hice tanto, entregué todo por esta fe! ¡Mate por ti mi señora! ¡Yo me manche esperando tu infinita piedad!

Thadeus quien sabía lo que pasaba no dijo nada, solo miro el cruel trato que se daba a si mismo su enemigo, la cara del maestro quedó irreconocible ante tantas laceraciones, incluso arrancándose los labios, pero el efecto del fuego seguía sobre si mismo, parecía ser incapaz de equilibrar la balanza a su favor.

—Solo eres un hombre diminuto, quien creyó en una promesa vacía, siento pena por ti — concluyó el mago quien demostraba ser superior.

Los guerreros fueron calcinados por el implacable fuego, siendo que apenas llegaban al área en un intento por tomar al mago por sorpresa, sin embargo esto no fue posible ante la magia liberada por Thadeus. Alicia apareció en escena ella extendió sus brazos generando la silueta de un escudo de un tono amarillento, logrando salvar a un puñado de guerreros la mayoría tenía la armadura fundida a su piel, incluso ampollas por el calor.

—¿Una maga? ¿Por qué? ¿Por qué nos has salvado? ¡Somos tus enemigos! — declaro uno de los hombres quien no era capaz de ponerse en pie.

—Lo se, pero no quiero que mueran si es posible — le contesto al hombre sin poder voltearse al mantener el escudo.

—Esto es una guerra, la muerte es común aquí, acéptalo o morirás — le aconsejo el hombre como último gesto de gratitud.

—¡Señor Thadeus retire su magia! — le pedía la maga con desesperación, las palabras de su compañera parecieron llegar a él, siendo que fue a ella, teniendo en brazos a una Velvet en pésimas condiciones.

Al ingresar al lado protegido por Alicia miro fijamente a los guerreros de la muralla, su furia silenciosa parecía estar cerca de estallar.

—¿Por qué los salvaste? Son los enemigos y a ellos no les mostramos misericordia — su tono frío y totalmente desapegado alarmó no solo a Alicia, sino también a los hombres detrás suyo.

—¡Espera! ¡Ellos se han rendido! ¡Sería una matanza innecesaria! — pedía la maga atemorizada por el bienestar de aquellos a los que salvó.

—¿Es cierto? ¿No levantarán sus armas en nuestra contra? — el mago miro con atención a los heridos, quienes se vieron entre si para decretar una respuesta unánime.

—No, nadie aquí pidió su misericordia y nosotros no nos detendremos — respondió el hombre, esto tomo por sorpresa a Alicia.

—¡No! ¡¿Qué no ven lo que hará?! ¡¿Su ego les impide sobrevivir?! — les gritaba con fuerzas, pero al ver los ojos del hombre supo la realidad, el intentaba salvarle la vida a la maga quien era puesta en cuestión.

—La engañaron, ya veo — termino por decir con calma para enseguida calcinarlos bajo el escudo de Alicia, ella solo vio como eran reducidos a meros bultos humeantes — debes tener cuidado, esa gente es peligrosa y hará lo necesario para cumplir su deber, incluso mentir.

Alicia se trago sus palabras y solo asintió dolida ante lo ocurrido.

—¿Co-como pudiste vencerlo? — le pregunto Velvet quien hizo un gran esfuerzo para formular la pregunta.

—Su bendición estaba a mi favor, soy la persona con menos justicia, condenado al infierno al morir por un pacto que yo nunca pedí — le respondió mientras veía como la tempestad ardiente consumía en su totalidad al maestro.

—Le arrebataste su fe, el nunca lo supo — la frágil voz casi apagada de la maga parecía sentir lastima por culpa de los múltiples daños pero realmente era un regocijo.

—Una muerte idónea para esa clase de sujeto — el mago solo veía como sus restos se reducían a nada frente sus ojos, solo así estaría satisfecho.

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