El Costo De La Victoria

Gilffher le arroja su espada a Darren, quien estaba entre los restos del hogar consumido por las llamas, no con la intención de matarlo, únicamente para retenerlo.

—¡Quemen al mago! ¡Quemen al seguidor de lo oscuro!— recordaba Darren sin mucho gusto, la voz de la turba furiosa que le acorraló en su infancia.

El mago desvió la espada apenas la noto, incorporándose para volver a dar pelea, Bhoris hizo lo mismo, empujando a su compañero.

—¡No necesito tu ayuda! ¡Me estaba divirtiendo! — señalaba Bhoris con el rostro hinchado.

—Seguramente, pero yo también ansió estar colmado por la gloria de vencer a un mago, talvez no adquiera una bendición, pero nuestra diferencia no será tan grande — contaba Gilffher, para ir contra el mago.

—Su escudo es un problema, no podré hacerle daño mientras lo tenga — pensaba Darren, quien no podía apartar la mirada de su emblemático escudo.

—¡Vamos usa tus puños! — le incitaba el maestro, antes de conectar sus puños — ¡Así como lo hacías con Bhoris!

—¡Eres un maniático! — golpeó la quijada de Gilffher al mismo tiempo que este le torció la nariz.

Inspirado por la furia decidido continuar la refriega, sin observar solo golpeó con todas sus fuerzas, obteniendo un abrumador dolor en su mano, el maestro interpuso su escudo al notar la falta de criterio del mago, hiriendo su mano, siguió empleando su escudo contra el mago, golpeándole la pierna, luego fue contra su pecho llevándolo contra las ruinas aún cálidas.

—Cobarde, incluso ese otro maestro era más justo — hablaba jadeante.

—Tu debes pensar que esto es un juego — estiró su brazo para traer a él su arma — esto es demasiado serio.

La claymore volvió aparecer dando una estocada contra Darren, este logro esquivarlo, pero una pata logro alcanzar al mago, este fue solo el comienzo de los interminables golpes contra él, la espada de Gilffher intervino en la pelea buscando la vida del mago, el cual no podía parar la estocada próxima, una hoja negra bloqueo a la espada extensible para la sorpresa de los tres, un aparente hombre vestido en una armadura de piedra les detuvo, desde el interior del casco relucían los amarillentos ojos de su portador, los maestros quedaron anonadados al no poder percatarse de su presencia, el nuevo adversario medía casi dos metros de alto, Darren pudo relajarse, lo conocía.

—¡Encárgate del tipo de la espada ancha, yo del tipo de los leones! — los maestros miraron con expectativa la reacción del inusual extraño.

La espada negra le causó un corte a Bhoris, este le costaba comprenderlo, pensaba que era algo creado con magia, Faustus aparecía levantando el hueso adornado.

—Llegue a tiempo y con la caballería — el mago hablaba con confianza, pero esto solo confundía más al hombre con la bendición.

—¡Esto no puede ser posible, estoy protegido ante sus sucios actos! — vociferaba atormentado por la supuesta falla.

—Perdona, pero desconozco la clase de bendición que posees — se burlaba gustoso de verlo atormentado.

—Es el terrenal, invulnerable ante la magia — explicaba Darren a su amigo.

—¡Jo! Soy el perfecto para lidiar con él — se acercaba sin tener dudas de su ventaja.

—¡Tu eres un simple creador de golems! ¡Tu no puedes herirme con tus creaciones! — alegaba Bhoris incrédulo de su realidad.

—Temo decirte que a este lo hice con mis propias manos, un trabajo exhaustivo, crear los circuitos por donde viaja la magia — explicó Faustus recordando los años invertidos en su obra.

—¡Blasfemo! ¡Desgraciado impuro! ¡Tu creación impura atenta contra las normas de la vida! — Bhoris estallaba ante la revelación de Faustus, sin contenerse se arrojo en su contra.

El golem bloqueo el ataque del maestro, asombrando al alto miembro de la secta, de una patada lo aparto de su amó, Bhoris no podía aceptarlo, seguía batallando con la idea de haber perdido su ventaja sobre el mago, ahora el hombre estaba arrodillado frente al golem.

—Te ves muy afligido, déjame liberarte de esa carga — le propuso Faustus, moviendo violentamente el hueso.

La espada cayó implacable contra todo a su paso, pero fue detenida de forma inesperada por la claymore, así mostrando su deseo de continuar la pelea.

—No, esto no a acabado — resurgía el maestro para liquidar al impetuoso mago.

El maestro se levantó dando virtuosos movimientos con su enorme espada, sin embargo el golem era capaz de pararlo sin mucho esfuerzo empleando solo uno de sus brazos, haciéndolo parecer un simple ejercicio de esgrima, esto irritó al maestro quien buscaba tomar el control del encuentro siendo más brusco, empujando al golem con la claymore, dando como resultado una violenta repercusión por parte del arma de Faustus, lanzándole un puñetazo con su brazo libre, el golpe lo dejo en blanco por cinco segundos.

—Una monstruosidad, eso es lo que es. Dudo que sea capaz de conocer el agotamiento — pensaba el maestro al no poder responder a la batalla — estoy frente a mi talón de Aquiles, mi absoluto opuesto.

Del otro lado Darren intentaba ganar distancia para tener un respiro por parte de Gilffher, le arrojaba escombros, eso no lo detenía, seguía y seguía avanzando en dirección al mago, sin temer a la magia que pudiese emplear gracias a su escudo consumidor.

—Gracias a Faustus estoy respirando, pero este tipo quiere ahogarme antes de poder tomar una buena bocanada de aire fresco — pensaba Darren angustiado ante el limitada libertad.

—¡Solo calcínalo! — le aconsejaba Faustus a la distancia.

—¡Si hazlo Fénix! — lo alentaba Gilffher quien parecía impaciente.

—¿Su escudo tendrá un límite para su absorción? Solo así podría superarlo, pero si me equivoco podría volver a morir — con esto en mente Darren paro su marcha — esto es una locura, pero nunca me consideraron el más cuerdo.

El fuego azul envolvió a Darren, levantándolo en un pilar de fuego, para adquirir la figura de una majestuosa ave de hermosa envergadura, de las puntas de sus extendidas alas liberaba pequeñas ascuas, está presencia intimidaba a Gilffher quien nunca había visto semejante presencia intimidante, poco le duró su temor al ver a Bhoris, recordando su historia de antaño sobre el asesinato del mago.

—¡Muéstrame lo que eres capaz de hacer! — le invito sin temer a lo que pudiera pasar.

El Fénix acepto su propuesta, el mago casi envuelto en su totalidad por el fuego libero una intensa llamarada, rápidamente Gilffher interpuso su escudo para absorber la magia, el golpe de calor era intenso, logrando hacer sudar al maestro, su protección adquiría un tono al rojo vivo, incluso le costaba respirar ante el inmenso cambio de temperatura, comprendiendo que si la situación no cambiaba el caería inconsciente, pero era imposible avanzar, pese absorber la magia la intensidad con la que era liberada le tenía parado.

—¡Ya no puedes escapar de esta! — le aseguraba Darren quien no disminuía la potencia de la llamarada.

—Seria mi fin, si tan solo no tuviera mi espada — se contentaba preparándose para dar el golpe fatídico — cuando te des cuenta de lo que ocurre será tarde.

Su espada volvió a extenderse directo al pecho del mago, quien no podía ver el inminente peligro, el filo atravesó el fuego con solo una meta el corazón de Darren, antes de llegar la espada cambia abruptamente su dirección, gracias al golem de Faustus, quien arrojo a Bhoris contra su compañero, tras esto el mago peliblanco fue con su amigo, este último levantó una tumba a la cual ingreso el sorprendente golem, los magos desaparecieron al usar el añillo de reserva de Darren, abandonando la villa.

—¡Desgraciados! ¡La muerte misma era la única retribución posible para ellos! — bramaba Gilffher frustrado.

—Parecía imposible darle descanso a ese tal Darren, pero será algo con lo que lidiaremos en el porvenir — hablaba con calma el maestro Bhoris al conocer a un rival apto para herirlo — los designios divinos se nos han revelado, nuestra obligación es interpretarlos para responder ante ellos.

Los magos aparecieron en medio del bosque, lejos de sus enemigos, cerca de estos yacía un cuerpo amarrado, era el Black Hound mandado a darles cacería, estaba inconsciente para el alivio de Darren, pero el mago no veía a Tod, ni a Felicia.

—¿Dónde está? ¡Te lo encargue! — le vocifero a su amigo, este no pudo responder como era debido por su falla.

—Felicia se lo llevó, yo lidie con este tipo, pero escapó de mi, luego de seguir su rastro lo encontré así — señaló el mago apenado.

—¡Tod! ¡Responde! ¡Felicia! — les gritó Darren esperando alguna respuesta, la cual nunca llegó, colmando su corazón de angustia y desesperación.

Fin del primer capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top