C5. Enana asesina.
—¿Cómo? ¿También eres un ordinario?
Yo pregunto. Pero la sonrisa de Axel Evenson crece más. Sus ojos azules adquieren cierto brillo que más que hacerlos ver lindos en este momento –que sí, que lucen jodidamente increíbles pero jamás en la vida planeo aceptarlo en voz alta-, lo único que provocan es querer pegarle. Yo quiero pegarle.
Quiero pegarle porque me molesta su presencia.
Quiero pegarle porque es el hombre más jodidamente insoportable que conocí alguna vez en mi vida.
Quiero pegarle porque aunque jamás vaya a aceptarlo en voz alta, también es uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida.
Y odio no poder pegarle.
Lo detesto con cada centímetro de mi cuerpo.
—Te lo has pensado unos segundos, rubiecita.
—Y no sabes lo desagradable que ha sido—respondo dándole un empujón. Axel se ríe pero todo lo que puedo hacer es marcharme tan rápido como mis piernas me lo permiten, entonces me recuerdo a mí misma que mantenerme lejos de él es lo mejor que puedo hacer. Es lo mejor para mí, para mi mente y para mi estabilidad emocional –y no es porque me cause algun sentimiento positivo, de hecho, no hay absolutamente nada positivo que me pueda generar este hombre-.
Dirijo mis pasos hasta la mesa repleta de copas que los Damon han colocado en un lateral del jardín perfectamente decorado, tomo una entre mis manos y antes de que pueda si quiera prestarle atención al color del contenido, lo bebo. Mi garganta se prende en fuego automáticamente pero no me importa, reprimo mi pequeño ataque de tos manteniéndolo en mi garganta y justo cuando voy por el segundo trago; un pequeña risita me detiene.
—No tenía idea que una mujercita de tamaño tan pequeño como tú y con esa carita de no rompo un plato era adicta al Bollinger Special Cuvée Brut, francés...—pestañeo un par de veces cuando mis ojos finalmente se encuentran con los de Rean Damon y niego un poco.
—¿Ah?—es todo lo que puedo atinar a decir.
—Tienes un paladar refinado—acepta y yo niego un poco.—Es un muy buen champagne, tengo que admitirlo—añade.
—No, no—niego dejando la copa cuidadosamente sobre la superficie de la mesa—, no sé nada de vinos, no conozco marcas o algo parecido, ni siquiera sé distinguirlos—anuncio finalmente—; que va, lo único que yo conozco de vinos es la sidra que mamá compra en súper para las cenas navideñas por veinte dólares—musito y él se ríe de mí.—Si a eso le llamas tener un paladar refinado...
—Siempre es un buen día para aprender cosas nuevas—anuncia tendiéndome una nueva copa de vino y yo la tomo.—Taittinger Brut Reserve...—lo veo mover ligeramente su copa de un lado al otro, ladeo un poco más mi cabeza y luego vuelvo a negar.—Bébelo lentamente y mantenlo en tu boca unos segundos, disfruta como las pequeños burbujas se disipan y el sabor que descubrirás será jodidamente bueno...
—No se supone que yo vine aquí para beber vinos carísimos de nombre extraño que ni siquiera puedo pronunciar.—anuncio y una gran carcajada se escapa de la garganta de Rean.
—El trabajo y la diversión no siempre tiene que estar peleado, Lily...—responde en voz baja dándole un sorbo a su propia copa.
—Quizás sí.
—Pues quizás no—repone.—¿No te cae bien Evenson, cierto?—pregunta y modo de respuesta, me atraganto con el champagne y como consecuencia –como si eso no me convirtiese en alguien mucho más torpe- Rean Damon se echa a reír una vez más—, creo que eso me deja más que claro que mis sospechas son ciertas.
—¿Tan evidente soy?—cuestiono lentamente.
—Si eres un buen observador, sí—asiente sin más—, y yo soy uno muy bueno para ser sincero; además tampoco es que tú hayas sido demasiado discreta que digamos, apenas lo viste: el color de tu cara cambió por completo y a mi parecer; no fue para bien...—pausa—¿eres su fan?
Niego.—Créeme, sería la última persona de la cual me haría fan.—respondo de inmediato—Trabajamos juntos, bueno, trabajaremos juntos...—suspiro—la verdad es que justo cuando yo pensé que no podía tener una peor suerte, resultó que sí que podía tenerla—añado encogiéndome de hombros—y de todas maneras; no es esto algo de lo que yo debería estar hablando contigo y menos cuando estoy aquí para trabajar...
—Ya te dije que el trabajo no tiene que estar peleado con la diversión, además eres joven y linda, podrías tener a tus pies a cualquiera de los pijos que vienen esta noche a la fiesta...—me rio de nueva cuenta.
—No es eso lo que quiero realmente—anuncio.
—Pero eso no quita el hecho de que sea verdad aun cuando tú no lo quieras realmente...
—¿Eres demasiado positivo, verdad?—inquiero alzando una de mis cejas. Rean se ríe en voz baja otra vez.
¿Alguna vez alguien le había dicho a este hombre que los hoyuelos le sentaban bien y era esa la verdadera razón por la que siempre estaba sonriendo así?
—Sólo digo la verdad—asiente—, sácale muchas fotos a mamá y después piérdete entre el bullicio—anuncia guiñándome un ojo al tiempo que comienza a alejarse de mí con pasos lentos—después de todo, todos quieren estar en las fiestas de los Damon...
(...)
Para cuando el reloj marca las diez de la noche, he sacado medio millón de fotografías con un montón de personas diferentes que quizás podrían estar en un par de días en un sitio web para gente millonaria, mis pies están matándome lentamente, mi cabeza está a punto de explotar y una enorme mancha de chocolate me acompaña en mi blusa a la altura de mi pecho pues uno de los meseros ha derramado los restos de un brownie de chocolate sobre mí; me dejo caer sobre una pequeña salita junto a un arbusto enorme manteniendo la pequeña esperanza de volverme invisible de un momento al otro –aunque tampoco es que necesite mucho para eso pues todos parecen estar demasiado ocupados disfrutando de los lujos en los que la familia Damon parece haber gastado una fortuna-.
Las miras lascivas que he recibido de muchas personas a lo largo de mi andar por el enorme y bien cuidado jardín de Aleiyah Damon han pasado a segundo plano pero la mirada que Axel me ha dado en más de una ocasión sigue martirizándome de a poco. ¿Por qué demonios no me puedo sacar el jodido azul de sus ojos de mi cabeza? No tiene sentido en absoluto.
Dejo escapar un prolongado suspiro y llevo mis ojos momentáneamente a Sean que baila junto a una chica de largo cabello marrón y la sonrisa que le da me parece un poema, ella parece observarlo con mucha admiración y cariño a juzgar por la amplia sonrisa que la muchacha le ofrece y cuando él se la corresponde, involuntariamente sonrío; la escena me parece genuina y encantadora así que sin pensármelo demasiado apunto el lente de mi cámara hacia ellos. Sean me mira un momento y una extensa sonrisa se abre paso en sus labios mientras eleva su vaso hacia mí en señal de brindis, le sonrío de vuelta y luego simplemente vuelvo mi atención a la pantalla de mi cámara entre mis manos.
—Pensé que te habías ido—la voz de Axel me trae de vuelta a la realidad. Levanto la mirada, lo miro un breve momento y chasqueó mi lengua.
—Desafortunadamente no tengo tanta suerte—respondo con simpleza encogiéndome de hombros.
—¿Te llevo a tu casa?—pregunta de repente. Mis ojos lo miran una vez más y niego.
—No necesito un chofer—respondo y él suspira.
—Lily...
—No—niego.—De verdad, no necesito que me lleves a ningún lado—repongo sin más.
—Sobre lo que te dije por la tarde...—comienza lentamente y niego de nueva cuenta haciendo sus palabras cesen en el proceso.
—No soy una más de tus amigas, Axel—respondo sin dejar de mirarlo—Tú puedes ser un idiota pero yo no voy a caer jamás, mucho menos con Summer Gabrielson en medio—añado poniéndome de pie; sus fríos ojos azules me miran fijamente y cuando llevo mis ojos por encima de su hombro, él sigue mi mirada. Los ojos azules de Summer nos observan fijamente y entonces confirmo que si los ojos fuesen dagas, yo hubiese muerto hace unos segundos.—No necesito que alguien no me conoce me considere en su vida como algo negativo y no es porque yo sea narcisista pero es obvio que a tu novia no le agrada para nada que estés cerca de mí.
—No es mi novia.—su respuesta es automática.
—No me interesa—hago una pausa—, lo único que me interesa de ti es que me dejes en paz, más nada.
—Sólo estaba siendo amable...—anuncia y sin más, se marcha. Lo agradezco en silencio y dejando un pequeño suspiro, me encamino con pasos lentos lejos del bullicio de las personas a mí alrededor.
Las luces reflejadas en el agua de la piscina y los sonidos en segundo plano me dan un poco de paz, camino por la orilla de la piscina tratando de calmar mis pensamientos pero cuando me doy cuenta que es imposible –al menos sin mi cama, una almohada de por medio y mi pijama favorita- detengo finalmente mis pasos.
No puedo terminar de entender en qué momento, Axel Evenson se ha tomado la libertad de alterarme o como por qué yo le he concedido ese derecho, lo cierto es que odio el sentimiento y lo único que quiero y necesito es empujarlo fuera de mi cabeza.
—Hola, dulzura—susurra una voz en mi oído.
—¡Te dije que me dejaras en paz!—le espeto y con todas mis fuerzas, lo empujo. Su cuerpo irrumpiendo en la tranquilidad de la piscina y las pequeñas gotas que me salpican me reciben de lleno y entonces lo veo—¡¿Sean?!
—Joder, Lily—se queja lanzándome una mala mirada—Si no querías que te hablase solo debías decírmelo—replica.
—Dios mío...—murmuro avergonzada—lo siento muchísimo, pensé que eras otra personas...yo...
—¿Intentabas asesinar a alguien?—pregunta en medio de una risita llena de ironía.—¿Eres una enana asesina?
—No, claro que no—me defiendo—sólo pensé que eras otra persona.
—Sólo pensaste que yo era Axel Evenson—jadeo—, que obvia eres, rubiecita—se queja—sé que el tipo puede llegar a ser un idiota de las grandes ligas pero de eso a que me confundas con él, me parece ofensivo...
Me echo a reír antes las declaraciones de Sean y niego lentamente—pensé que eran amigos...
—No nos caemos mal pero tampoco somos cercanos—musita acercándose a mí—, digamos que estamos en un punto intermedio de una relación mediamente cordial, existe el respeto y eso pero más nada, ¿me vas a ayudar a salir—cuestiona alzando una de sus cejas.
Me inclino sobre la orilla del piscina y le tiendo mi mano.—Sí, dame tu mano.
Sean la toma entre la suya y cuando una sonrisa maliciosa aparece en sus labios, me arrepiento de inmediato.—¡Al agua por traidora!
—¡Sean, no!—reclamo al tiempo que el agua me da la bienvenida. Un jadeo escapa de mi garganta y todo lo que puedo escuchar es una carcajada por parte del menor de los Damon.—¿Qué crees que haces?
—Yo estoy de tu lado—anuncia sin perder la sonrisa de sus labios.
—¿De mi lado?—pregunto y él asiente—¿De mi lado para qué?
Una nueva carcajada cargada de diversión abandona su garganta y me rio en voz baja contagiándome un poco de su risa ebria—Siempre que quieras hablar mal de Axel Evenson, aquí tienes un amigo para hacerlo, rubiecita—me echo a reír con ganas y luego niego.
—¿Qué?
—Cuentas conmigo—pausa—, siempre. ¡Siempre que quieras un apoyo moral para echar mierda sobre él, cuentas con mi apoyo total!
—Sean...
—¡Porque eso es lo que hacen los amigos!—anuncia guiñándome un ojo—Y a partir de este momento, tú y yo, ¡somos amigos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top