C1. Iceman.
Cuando la alarma no sonó esa mañana, supe que mi día sin lugar a dudas pintaba para ser uno de los cuales consideraba "no grato".
Tenía la fiel creencia de que los días malos no existían, eran solamente las vibras de las personas yendo por un camino incorrecto y la energía fluyendo de manera comprimida; Ethan –mi hermano— solía decir que yo era una clase de bruja y una desquiciada cada vez que comenzaba a hablar sobre el tema, yo solía reírme de sus tonterías.
Pero definitivamente ese día no podía ni mucho menos pretendía sonreír. El día más importante de mi vida, por el que había estado esperando tanto por fin había llegado y por culpa de un jodido despertador sin batería –y de mi nula capacidad para darme cuenta de las cosas-, ahora estaba a punto de echarse a perder.
¿Podía hacer algo para evitarlo? No. ¿Frustrante? Mucho.
—Buenos días—saludo a toda prisa cuando termino de bajar las escaleras y me topo a mamá al pie de la misma, su rubio cabello está recogido en un moño elegante del cual sobresalen algunas hebras de fino cabello dándole un aspecto desaliñado al mismo tiempo, no tengo que preguntar para saber que ha salido a correr como cada mañana –lo cuál me debería hacer sentir una holgazana pero no, no me pasa-.
—El desayuno está listo, Lil—me dice. Yo niego.
—No puedo, te veré por la tarde—anuncio.
—¿A dónde vas con tanta prisa?—cuestiona. Freno mis pasos de golpe y me giro para mirarla.
—Tengo una cita en el estudio de fotografía de Warner.—suelto y una vez más vuelva a sonar tan loco como dentro de mi cabeza. Todavía no puedo terminar de procesar que de verdad tengo una entre vista –o al menos tenía hasta esta mañana a las ocho de la mañana—una cita de trabajo en una de las empresas filmográficas más jodidamente importantes del país.—O tenía...—añado en voz baja.
—Dios, Lily—exclama mamá.—Eso es impresionante, mi vida...
—¿Me puedes llevar?—cuestiono sintiendo la vergüenza explotar dentro de mí como si fuese una especie de fuego artificial que arrasa todo a su paso, por ridículo que eso suene.
—Por supuesto que sí.—asiente lanzándome una pequeña sonrisa.
El camino es silencioso pero aun así, soy capaz de escuchar los latidos de mi corazón y nada más que eso. Mamá no dice mucho. Es decir, no dice nada en realidad. Sólo se mantiene con la mirada fija en el camino mientras las canciones de Danna Silvetti suenan en la radio. La apago de golpe. Es decir, no es que me disguste su música; me gusta.
Pero escuchar a alguien tan jodidamente exitosa cuando mi el comienzo de lo que podría haber sido mi primer día en mi trabajo soñado no era precisamente un muy buen incentivo. Al contrario, me deprimía.
—¿Puedes ir más rápido?—pregunto acabando con el silencio del auto y de paso con mis pensamientos deprimentes.
—No.—responde de inmediato.—Es una buena velocidad, mi amor.—me dice mamá.—Además, si vamos más rápido nos mataremos.
—Una buena velocidad para que mi día termine horrible...—comento por lo bajo. Mamá se ríe.
—Lil; ningún trabajo vale tanto como para poner en riesgo tu vida y; apenas son las ocho de la mañana con veinte minutos...—me recuerda.
—¡Exacto!—exclamo.—Hace veinte minutos tendría que haber estado en los estudios de Warner pero ahora estoy yendo tardísimo porque mi despertador se quedo sin batería y soy tan tonta como para no darme cuenta la noche anterior, ¿mi vida puede ser peor?
—Suenas como Ethan.—ruedo los ojos.—Esta mañana dijo que tenía un partido de americano importante y estaba eufórico.
—Es un deportista, todos los deportistas son eufóricos de por sí.—ella se ríe.
—Buen punto.—señala suavemente.—Lily; eres demasiado talentosa, mi amor; y estas personas tendrían que estar ciegas para no darse cuenta de eso, así que mi consejo de mamá que nadie pidió es que te relajes, deja de pensar cosas y te enfoques en lo que realmente importa. Estoy completamente segura que te va a ir genial.
—Espero...
—¿Dónde está mi Lily que le ve el lado positivo a todo...?—cuestiona.
—Se quedó dormida.—anuncio encogiéndome de hombros.
—Vamos, deja esa actitud.—advierte cuando finalmente llegamos a las instalaciones del estudio. Sostengo con una mano la funda de mi cámara y con mis dedos acaricio la manija de la puerta del auto. Mi instinto es salir corriendo pero algo en mí no me lo permite. Ya llegaste tarde, Lily, ellos ya no te tomarán en cuenta así pases el día entero detrás suyo suplicando por una oportunidad. Largo un suspiro y me inclino sobre mamá para depositar un pequeño beso en su mejilla.
—Te amo.—susurro.—Gracias por el aventón.
—Te amo.—repite.—Ahora ve allá y hazles saber porque eres la mejor...
Le ofrezco una sonrisa genuina antes de salir del auto.
Las paredes enormes que hay alrededor de mí me hacen sentir del tamaño de una hormiga mientras avanzo por el enorme pasillo que conduce a la recepción de la empresa. Las puertas de cristal inmaculadamente limpias hacen que mi corazón se hunda hasta mi estómago; la idea de tocarlas y dejar mis huellas impregnadas allí hace que mi ansiedad aumente, aun así lo hago y entro en el lugar.
De inmediato un olor dulzón a durazno me da la bienvenida. Me encamino hasta la chica de tez morena y esponjado cabello negro azabache sentada detrás del mueble de recepción y cuando sus ojos negros me observan un breve momento, una amable sonrisa aparece en sus labios.
—¿En que puedo ayudarte?—cuestiona.
Mi estomago se revuelve de inmediato, siento mis piernas temblar ligeramente y niego un poco.—Yo...soy Lily Jane Braun; tengo...o tenía una entrevista de trabajo con el señor Collins...
—Oh, tú eres Lily Braun.—asiento. Tú eres Lily Braun, la chica a la que me pidieron que echara a patadas si de casualidad se le ocurría dignarse a aparecer por acá.
—El señor Collins me pidió que te avisara que la junta que tenía contigo será hasta las nueve con veinte.—mi corazón comienza a latir desesperadamente dentro de mi pecho y las ganas de comenzar a saltar por todas partes de apodera de mi cuerpo. Todavía soy capaz de ver un pequeño rayo de esperanza en medio de tanto desastre matutino.—¿Tienes algún problema con esperar una hora...?—niego.
—No, para nada.—le sonrío.
—Perfecto.—me sonríe también.—Entonces, puedes tomar asiento en la sala de espera.
—¡Gracias!—exclamo.
Me encamino con pasos lentos hasta la pequeña sala de espera y tomo asiento. A mi lado hay un par de personas hojeando una revista de chismes amarillistas –mamá suele leerlas todo el tiempo mientras hace fila para pagar las compras en el super-. Suelto un pequeño suspiro y clavo mis ojos en la portada de la única revista que hay sobre la mesillas de cristal. La tomo entre mis manos y alzo una de mis cejas.
Axel Evenson y su última conquista.
Me rio para mis adentros respecto al título. ¿A quién carajos le importa Axel Evenson y sus conquistas? Me pregunto silenciosamente. El mundo se fue al carajo cuando a las personas les comenzó a importar más los asuntos privados de las celebridades que su trabajo. Axel Evenson no es mis actores favoritos, a pesar de que Blair –mi mejor amiga- no para de hablar de él porque es literalmente la presidenta de su club de fans. Es decir, no podemos negar que el sujeto es lindo hasta cierto punto pero los últimos chismes que han estado circulando por ahí sobre él dejan mucho que decir sobre su persona.
¡No juzgues a las personas, Lily! Me recuerdo a mí misma.
Abro lentamente las pastas de la revista y mantengo mis ojos en las páginas de ella. Cada línea y cada fotografía impresa que hay en ella me hacen querer echarme a reír a carcajadas. Fotografías de él y de sus intensos ojos azules, de él tomando la mano de Summer Gabrielson –una actriz jodidamente famosa-, besándola, susurrándole algo al oído, dejando un pequeño beso sobre su cuello. Y cada pequeño párrafo en el que juran que hay boda pronto y que probablemente hay estén esperando a su futuro primer bebé al que posiblemente llamarán Edward. La cierro de golpe y suelto un prolongado suspiro.
¿De verdad hay personas que pagan por esto? Niego un poco antes de devolverla a su lugar.
—¿Fan o periodista?—levanto la mirada de golpe y mis cejas de fruncen porque el jodido modelo de la revista ha abandonado sus páginas y ahora está de pie delante de mí contemplándome fijamente. Su cuerpo inerte en toda su estatura se cierne sobre mí pero sus ojos azules parecen inexpresivos.
—¿Qué?
—No voy a darte ningún tipo de entrevista, joder. Le dije a Scarlett que no quería que estas cosas siguieran pasando, es jodidamente fastidioso que todos los estúpidos periodistas estén detrás de mí todo el jodido tiempo.—me dice.—No tienes porque estar aquí así que te voy a pedir que te vayas de manera pacífica o me veré en la forzosa necesidad de llamar a seguridad para que te saquen.
—¿Qué?—repito.
—Tampoco estoy de humor para darles fotografías a los fanáticos.—agrega.
—¿Qué...?—murmuro. ¡Dios! ¿Puedes ser más tonta, Lily?
—¿Te gusta jugar a la sorda?—me pongo de pie en un salto pero a él parece no importarle. Mi un metro con sesenta centímetros por supuesto que no es suficiente para intimidarlo ni un poco. No cuándo él es Axel Todo Poderoso Evenson.
—No te permito que hables así.—reclamo.
—¿Disculpa?—cuestiona alzando una de sus cejas.—Mira pequeña rubia...
—No soy periodista, ¿en serio crees que eres tan importante como para que todo los periodistas del país estén detrás de ti?—pregunto sin dejar de mirarlo.—Hay personas que sí valen la pena que merecen una pequeña parte de la atención que le dan a cretinos como tú.—exclamo sin poder contenerme.—Y tampoco soy tu fan, dios, espero nunca en la vida serlo. ¡Primero muerta que serlo! ¿Pero es que a ti quién te ha dado el derecho de creer que puedes hablarle a las personas así solamente porque tienes un poco de suerte y tienes algo de atención?—sus ojos siguen contemplándome fijamente pero su cuerpo no se ha movido ni un solo centímetro de su lugar.
—¿Ya terminaste?—cuestiona sin más.
Aprieto mis manos en puños y cuento mentalmente hasta diez rogando en el proceso que Dios no me dé las fuerzas suficiente para pegarle porque las ganas, ya las tengo.
—Sí.
—Pequeña rubia insolente. ¡Espero no volver a verte nunca más en mi vida!—reclama.
—¡Es completamente mutuo!—respondo y antes de que yo pueda decir algo más, se marcha. Lo veo caminar con pasos seguros y elegantes hasta un par de mujeres que lo esperan del otro lado de la sala. No son fans y parecen ser mucho más grandes que él así que intuyo que se trata de su representante o probablemente de algún integrante de su familia.
Largo un gran suspiro y me siento de nueva cuenta tratando de mantener mis pensamientos a raya y dejar de pensar en lo que acaba de pasar. Vuelvo mi atención a la revista pero no me atrevo a tocarla más. El temor de que algún otro famoso que hay allí salga lanzado a la realidad me aterra. Conecto los auriculares a mi celular y de inmediato la última canción que escuché esta mañana mientras me duchaba –porque obviamente que se haga tarde no limita los baños con buena música- y me sumo en un limbo profundo en mi subconsciente sobre lo que acaba de pasar con el engreído de Axel Evenson.
Seguramente si Blair lo viese en esta faceta de nene prepotente el amor que siente por él se iría por el caño. ¿Quién en su sano juicio puede ser así de Iceman? Me rio para mis adentros. Iceman no es un mal apodo, total, hace juego con sus jodidos ojos fríos y azules.
Inspiro con fuerza y cuando siento un par de pequeños golpecitos sobre mi hombro, doy un respingo en mi lugar. La morena de la recepción me está mirando con una sonrisa picara instalada en sus labios y aunque no puedo verme a mí misma, estoy segura que mis mejillas están completamente rojas.
—El señor Collins ha llegado.—me dice amablemente. Mis piernas comienzan a temblar de nueva cuenta pero aun así me reto a mí misma y me pongo de pie. Camino detrás suyo mientras ella habla, habla y habla sobre las instalaciones pero mis oídos han dejado de escucharla. Primero porque estoy demasiado nerviosa, Segundo, porque conozco perfectamente cada línea escrita de la historia de la empresa.
Papá siempre suele decir que para dominar el mundo primero debes conocer sus condiciones.
—Gracias.—le digo cuando finalmente llegamos a la puerta de la que creo que es la oficina del señor Collins.
—Éxito.—responde ella y tras ofrecerme una sonrisa que me grita todas sus buenas vibras, se marcha. Me froto las manos en las piernas de mis jeans y luego golpeo la puerta débilmente. Escucho un típico "adelante" y entro.
El hombre rubio de intensos ojos verdes está sentado detrás del inmaculado escritorio de cristal. Sus manos están juntas sobre él y una pequeña sonrisa aparece en sus labios apenas entro en su campo de visión.
—¿Lily Jane Braun?—cuestiona mientras hace un ademán con su mano para que yo tome asiento frente a él.—¿cierto?—asiento.—Creo que podemos ir directo al grano porque ciertamente me gustan las personas directas. ¿Te parece?
—Sí.
—Estás contratada.—Suelta sin más. Mi corazón da un gran vuelco dentro de mi pecho.
—¿Qué?—es todo lo que puedo atinar a decir.
—¿Te sorprende?—pregunta.
—No le voy a negar que sí.—asiento débilmente.—Para ser honesta, pensé que tendría una entrevista previa...
—Es que ya la tuviste.—confiesa. Frunzo mis cejas ante las palabras que acaban de abandonar su boca y niego lentamente.—No te diste cuenta pero en efecto, tuviste una entrevista previa.
—La verdad es que no estoy entendiendo nada...
—Ya entenderás.—murmura al tiempo que un par de golpes –a mi parecer para nada cuidadosos- se hacen presentes en la puerta de cristal.
—Entra.—pide sin más. Escucho algunos pasos detrás de mí pero hasta cuando él toma asiento a mi lado que entiendo lo que está pasando. Axel Evenson están aquí. Sentado a mi lado contemplándome sin expresión alguna.—Lily; te presento a Axel Evenson.
—Ya tenemos la desgracia de conocernos.—Interrumpe él.—Un encuentro bastante interesante, papá. —pausa.—¿Verdad, pequeña rubia?
¿Papá? Repito en mi mente.
—Mucho mejor.—responde él volviéndome a sonreír.—Entonces, Lily... ¡bienvenida al equipo!—anuncia.—Oficialmente eres la directora de fotografía de la nueva producción cinematográfica de esta casa productora.—inspira.—Axel es parte del proyecto, así que me alegra que se conozcan previamente porque pasarán mucho tiempo juntos, en este medio siempre es bueno tener aliados...
Mi corazón se hunde hasta la boca de mi estómago. Rezo para poder desaparecer pero como era de esperarse, eso no pasa. No sé cuánto tiempo pasa pero en mi cabeza solo hay lugar para una sola cosa. Quiero morir.
—Así que...tu deseo de no verme nunca más no puede ser cumplido, rubiecita.—se mofa mientras se pone de pie. Lo siento cernirse sobre mí y mi cierro mis ojos cuando susurra sobre mi oído...—¡suerte para la próxima...!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top