XIV

Capítulo 14. 

Un mes después...

Mi teléfono suena como loco y el brazo de mi novio se mueve de mi cadera a mi estómago, acariciándolo y haciéndome cosquillas de paso. Me rió levemente, captando el mensaje. Debo contestar...

-¿Hola?- pregunto con voz adormilada mientras me tallaba los ojos, procurando desperezarme y desatándome del cálido abrazo de Stu. Dulce bebé dormilón...

-¡Ella, por todos los cielos!-gritoneó la voz de Anne.- Alégrame el día y dime que ya estás en camino...

-¿Anne? ¿Qué sucede, qué dices...?

Le oí maldecir dejos de la bocina del teléfono, cosa por lo cual me dio curiosidad el saber la hora. ¿No se suponía que tenía una presentación a las 10...?

9:30 a.m.

¡Maldición!

Trastabillando, entré a la ducha y tomé un baño rápido con agua fría. ¡Maldición, Ella! No debí quedarme haciendo mi Ensayo de repaso hasta las 5 de la madrugada...

-¿Qué sucede?- escucho decir a Stu mientras hace pipí.

-Me quedé terriblemente dormida y tengo una presentación dentro de media hora que es prácticamente el 60% de mi calificación semestral.

No le escucho decir nada más, seguramente porque él está aún más adormilado que yo. Salgo de la ducha e improviso mi vestuario con mi overol del día anterior y una camiseta de Stu, quién se encuentra vistiéndose también. Preparo todos mis papeles y meto mi laptop a mi mochila, bajo las escaleras con prisa, buscando mis tenis en la sala y me apresuro a ir a la cocina por alguna pieza de fruta. 9:45, maldición... Si me voy en metro llegaré con cinco minutos de sobra, pero debo apresurarme... con paso raudo me dirijo a la puerta, buscando, de paso, mi bolso en el living.

-Toma-me dice Stu, con mi mochila en mano. Le agradezco y continúo buscando mi bolso, hasta que Stu vuelve a hablar.- Ella,.. Ayer no traías bolso...

Refunfuño una vez más, tomando camino a la salida. Siento a Stu siguiéndome de cerca, por lo que le volteo a ver cuándo ya estoy frente a la puerta con los zapatos puestos.

-No tienes que acompañarme, voy a tomar el metro...

-Lo sé... pero aún continuas huyendo de tu mochila...- Tiene razón, él aún tiene mi mochila abrazada... -Sólo te llevaré a la estación, ¿está bien?

Le doy un pequeño pico, agradeciéndole que se preocupe por mí. Salimos con prisas de los Kong's con dirección a la estación del metro que se encuentra a un par de calles, por lo que nuestra mañana juntos llegaría pronto a su fin. Su mano tiró de mí cuando llegamos a la entrada. Le miré con ojos de cariño, decidida a llevarle conmigo hasta la facultad si es posible, pagué por nuestro viaje con mi tarjeta, nos apresuramos a bajar las escaleras con prisa y, por suerte, nuestra línea estaba a punto de irse, por lo que corrimos para subirnos al vagón. Las prisas del momento y los nervios por mi presentación hicieron que mi viaje fuera el mismísimo infierno, por lo que Stu se encargó de relajarme mediante un cálido abrazo y algunos suaves besos en la frente. Salir con Stu es la mejor decisión del mundo, un poco riesgosa, muy fuera de lo normal y bastante amorosa. Ni una sola de las noches del último mes me la he pasado sola, cuando me quedo en los Kong's, él me espera despierto hasta que le acompaño en la cama mientras que, cuando me quedó sola en mi departamento, él me llama hasta que termino con mis trabajos (o hasta que le miento para que él pueda dormir un poco). Stu me abraza con más fuerza en cuanto nos acercamos a la estación de mi facultad y me besa cuando salimos de la estación.

-Te veo más tarde...-me dice, dándome un pico pero sin soltarme aun. Rio ante la situación, donándole un beso más.

-... En mi departamento, salgo a las 9 del trabajo...

Nos besamos una vez más y él vuelve a los vagones mientras que yo apresuro mi paso con cinco minutos de sobra para que pueda correr al auditorio donde será mi presentación. Al llegar, puedo ver a Anne, Livy y Mike, el compañero americano que hace de reemplazo de Oliver en nuestro círculo de trabajos con las chicas.

-¡Gracias a todos los cielos!- exclama Anne, acercándose a abrazarme.- Ella, te odio por darme estos sustos, ¿Qué sucedió contigo?

-Nada, me dormí hasta las 5 por estar haciendo el ensayo de Lógica...

Livy suspira, abrazando a su novia, quien aún tiembla del nerviosismo.- Se supone que ese trabajo es para dentro una semana, ¿no?

-Si... estoy intentando dejar tiempo libre para este fin de semana...-los tres se quedan expectantes, esperando que les contase mis razones. Mis mejillas se calentaron.- Stu tiene un par de boletos para ir a una feria fuera de la ciudad...

Livy soltó a su novia, brincando y dando pequeños grititos, cosa que no le agradó del todo a Anne.

-Tendrás un fin de semana romántico, ¡Atrevida!

-¿Cuándo conoceremos a Stu, eh?- preguntó la pelirroja, abrazando por la cintura a Livy.- Siempre hablas de lo bueno que está y lo genial que es pero nunca nos lo has presentado...

-No es que no quiera, es solo que...- sonó la campana, dándole fin a nuestra conversación e inició a nuestra presentación.

Luego de nuestra exitosa presentación en nuestra clase de Ética jurídica, Las chicas y yo nos dirigimos a la cafetería, listos para tomar el desayuno juntas.

-Vamos, Ella, Yo si quiero conocer a tu novio, debo darle mi aprobación...-insistió Livy. Reí poquito, pues sé que tanto ella como Anne son grandes fans de Gorrillaz. Se conocieron en un concierto de ellos, imposible que no sean fans...

-No sé, Livs... Stu es algo penoso a veces y no quiero ponerle en una situación incómoda...

Las chicas solo se dieron una mirada en complicidad pero ya no mencionaron nuevamente el tema, cosa que hizo que me quedara una espinita de culpa por el resto del día. ¿Deberían conocerle...? No me apena que sea mi novio, pero no tengo la seguridad de ellas le vayan a agradar... debo hablar con Noods...

Salí del trabajo y tomé mi vagón de metro, agotada de servir tantos postres y variedades de café, con los pies y el cuello adoloridos y, sobretodo, con una mirada que gritaba: "¡Necesito una ducha!". Por suerte para mí, el vagón iba casi vacío, lo cual me permitió tomar un asiento y descansar un poco, por lo que saqué mi teléfono.

"Tengo un dilema, es referente a Stu, Anne y Livy. ¿Crees que podamos vernos mañana?"

Escribí con destinatario para la japonesa y presioné enviar, ansiosa por una respuesta, la cual llegó a los pocos minutos.

"¿Es muy malo? Te veo en la cafetería, ¿Te parece?"

"Me confunde... Te prepararé un sándwich de queso especial."

Al llegar la puerta de mi edificio, pude ver a una alta figura acercándose a lo lejos con un cigarrillo entre los labios, el cual le arrebaté para darle una calada.

-Hola, guapo, ¿Tienes novia?- le pregunte a Stu con aire bromista. Él rió con aire malicioso pero no me respondió nada, simplemente me besó con fuerza envolviéndome en un caluroso abrazo.

-Dime que no tienes tarea... Estoy ansioso por verte ir a dormir temprano...

Le besé una vez más antes de entrar al edificio y, posteriormente, al ascensor.

-Lo siento, debo hacer un par de resúmenes para mañana, pero, ¡Ey, alégrate! Si adelanto todo este trabajo, dentro de dos días seremos tú, yo y un fin de semana entero para relajarnos y disfrutar de la feria, ¿qué tal te suena eso?

Él sonrió de oreja a oreja y me besó una vez más, con más pasión de la que esperaba.

(♦♦♦)

Estaba atendiendo a una señora de la tercera edad que no paraba de hablarme de sus gatos Chicle y Bigotitos 3 cuando pude ver a la cabellera de mi amada mejor amiga entrar por la puerta de la cafetería. La pobre japonesa tenía el cansancio hasta en su peinado pero eso no le impidió acudir a mi llamado. Saqué el sándwich que le había prometido y le preparé un frappé con muchísima crema batida, llevándola a su mesa favorita directamente, relevándole mi puesto a Kumiko.

-Diablos, nipona, debes dormir un poco...

La joven chica solo me otorgó una sonrisilla.

-Lo siento, anoche me desvelé viendo algunas películas de animé... ¿Todo bien, amiga?

-Si... bueno, no tanto... Livy y Anne quieren conocer a Stu...

-Entonces preséntaselos, ¡Siguiente problema!

Reí a carcajadas ante la situación.

-No, no me estas entendiendo... Ellas son grandes fans de Gorillaz, ¿Y si se alocan frente a Stu o y si a él no les agrada? ¿Y si ellas creen que es una broma o algo así? ¿Y si...?

-Vamos, Ella... Las chicas solo quieren conocer a tu novio, no va más allá de eso. Les puedes explicar todo, en el debido caso, en vez de estar aquí, martirizándote....

Le regalé una sonrisilla avergonzada, puesto que era justo lo que había estado haciendo, ahogándome en un vaso de agua.

-Gracias, nipona... Oye, que tal va el álbum, Stu me dijo que otra vez lo estás haciendo sola, ¿Todo bien?

-Todo bien, solo me lo estoy llevando tranquilamente, ya tengo nueve canciones perfectamente listas para grabar, pero planeo que empecemos a hacerlo hasta que esté todo listo. Hay una en la que Toochi me inspiro de cuando ustedes estaban coqueteando, así que prácticamente esa te la dedico plenamente- me dijo con un pequeño guiño. Pasamos un rato más de charla hasta que la joven tuvo que retirarse debido a una llamada de Russel. Horas después, mi novio me envió un mensaje mientras yo subía por el ascensor con dirección a mi departamento. .

"Estoy un poco ocupado esta noche, no creo poder ir a tu departamento"

"Maldición... ¡Justo la noche en que no tengo deberes!"

"¿No tienes deberes? Voy por ti a dónde sea que estés..."

"JAJAJAJAJA si tengo deberes, guapo... te veo mañana, ¿está bien?"

"Demonios, ya estaba tomando las llaves del auto... te veo mañana"

Cené tranquilamente junto a Charles y pasé a mi habitación para comenzar con mis deberes, saqué mi laptop y encendí mi Discman, insertando el disco que me regaló Noods el día de mi cumpleaños. Re-Hash comenzó a ambientar mi espacio y mi cuerpo, fresco luego de la deliciosa ducha fría, se relajó, permitiéndome pensar con plena libertad para trabajar en mis ensayos. Eran pasadas de las 12 cuando mi mente viajó a la voz de mi novio en la repetición de M1 A1 luego de haber puesto por segunda vez el disco. Creí que me llamaría, para acompañarme en mi trasnochar o para desearme buenas noches... Tomé mi teléfono, pensando en el mejor saludo que podría darle a través de la línea cuando su nombre apareció en mi pantalla.

-Hey, Dents...

-¿Hola?-Sonó una voz femenina del otro lado de la bocina, haciendo que mi ceño se frunciera de inmediato.- ¿Es usted Ella?

-Si... ¿quién habla? ¿Está 2D por ahí? Me gustaría hablar con él...

-Le hablo desde el hospital St. Johns. El joven 2D se encuentra hospitalizado desde hace dos horas y media y le hemos contactado por solicitud de parte de la joven japonesa...

-¿Noodle? ¿Ella se encuentra bien? ¿Qué les sucedió?

-Todos se encuentran estables, solicitamos su presencia con el fin de podernos proporcionar información sobre los tutores de la menor de edad y ser de apoyo en el relleno de los formularios...

-Sí, iré en seguida...

Me levanté de golpe, colocándome los primeros pantalones y camiseta que encontré para salir y tocar la puerta de mi roomie, explicándole brevemente la situación. Llamamos un taxi y acudimos juntas al hospital. Presurosa, solicité información con la secretaria del living del área de Urgencias.

-Segundo piso, habitación 23.-dijo la joven mujer morena sin siquiera verme.

Charles y yo subimos en tiempo olímpico y la escena que contemplamos nos dejó perplejas: Stu se encontraba con los brazos y las piernas enyesadas, el torso y la cabeza vendadas pero dejando al aire una vista completa de su pene por lo que varias enfermeras jóvenes estaban rodeándole; Murdoc se encontraba acostado de costado, con un tubo en el culo y diciendo todo tipo de sandeces y frases recriminatorias; Russel tenía la cabeza vendada y con la mirada perdida en algún punto de la habitación; y por último, Noodle estaba acostaba en la cama con una cacerola en cabeza, la cual le cubría toda la mirada y le rozaba los labios. Mi novio volvió su mirada a mi roomie y a mí en cuanto tomó ciencia de nuestra presencia, con ojos llenos de súplica.

-Ella... -Avancé hacia él, besándole cortamente.- Por todo lo que quieras, no preguntes... -Negué solo con la cabeza. Mi novio volvió a alzar el mentón para darme otro beso, el cual no le negué pero al separarnos, pude notar una mueca de dolor. Con una mirada más, me pidió en un susurro que le tapara el miembro.- Gracias... No te vayas, las enfermeras quieren darme otro baño de esponjas...

-Eh, ¿Está Ella aquí?- gritó la japonesa, moviendo rudamente la cabeza con la cacerola encima.- Oioi tomodachi ni aitai... Doko ni iru no? Tomodachi? ! Nē, watashi no yūjin ni atte, kono kuso ttare o katadzukete, ¡Yokina!

(Eh, eh. quiero ver a mi amiga... ¿Dónde estás? ¡¿Amiga?! Eh, déjenme ver a mi amiga y quítenme de esta maldita cacerola de encima, ¡Yokina!)

-Aquí estoy, nipona.- dije, acercándome a su cama, procurando mantenerla en su cama, pues estaba tratando de pararse y avanzar a ciegas por la habitación.

-No preguntes que pasó, solo quédate, ¿Si, Yokina?

-Aquí me quedó, peque...-dije, tomándole la mano. Pude escuchar unos gruñidos por parte de Russ y más refunfuños de parte del más grande de entre todos nosotros. Una enfermera con una tabla llena de papeles en mano y de aspecto mayor se acercó a mí, pronto reconocí su voz por ser la misma que me contactó hacía un rato.

-¿Señorita Ella? En realidad, necesito que me acompañe a la oficina para llenar el papeleo de los pacientes aquí presentes.-Asentí y le seguí a través de la habitación y luego por el pasillo, relevando mi puesto alado de Noodle a Charles.- Como verá, el joven 2D de 27 años está enyesado de las extremidades, el joven estadounidense Russel Hobbs tiene una herida craneal y se encuentra en estado de shock, el Adulto de 38 años, Murdoc Niccals se encuentra con un enema y un severo grado de embriaguez y la japonesa menor de edad registrada como Noodle tiene una cacerola en la cabeza... ¿Toda la información concuerda con los pacientes que usted observó?

-Sí, todo es correcto.

-Perfecto, ahora solo voy a solicitar sus datos para el registro y el nombre del tutor de la joven japonesa...

-Tengo entendido que sus tutores son Russel y Murdoc... disculpe, ¿Cuándo tiempo estima que durará su estadía aquí?

-Depende del como reaccionen su cuerpos al tratamiento que se les va a aplicar...

Comencé a rellenar los formatos con los datos necesarios y, al terminar, regresé con los chicos. Los chicos estaban completamente dormidos y Charles estaba charlando con Noodle.

-¿Qué tal estaba todo ahí adentro, nipona?-le dije, mientras le daba unos toquecitos a la cacerola.

-Pues no está tan mal, solo me duelen un poco los oídos por el eco... Ya quiero que me quiten esta maldita cacerola de encima.

-Tranquila, estaba hablando con la enfermera y me dijo que en unos minutos vendría el Doc. Para intentar quitártela de la cabeza.

-Uf, menos mal... de verdad, ya estoy fastidiada...

Charles y yo nos sonreímos por el comentario, la morena salió de la habitación para poder hablarle a su novio por teléfono, así que me quedé con la japonesa, quien se recostó en la cama, procurando descansar. Dicho y hecho, al poco rato llegó un hombre mayor de edad con bata blanca.

-Bueno, bueno, ¿Qué tenemos aquí?-dijo el doctor Williams, acercándose a Noodle y comenzando a hacerle una breve inspección de su cuello y su cabeza con la cacerola, preguntándole cada tanto que sentía.- Bien, vamos a intentar aplicando un lubricante y usaremos la fuerza, claro, procurando no lastimarte ni sobrepasarnos... ¿Te parece, Noodle?

-Sí, haga lo que sea necesario pero quíteme esto ya, por favor...

El doctor busco mi aprobación la cual le di inmediatamente. Un enfermero acudió a la habitación con el lubricante y ser de apoyo con la situación. Luego de unos intentos, la cabeza de Noodle se vio en libertad, dejándole un peinado sumamente raro debido al lubricante. Le mencioné al doctor sobre el dolor de oídos de la nipona, por lo que le proporcionó algunas píldoras y le recomendó permanecer en reposo y bajo observación del hospital unas horas más para cerciorarse de que todo estaba bien con ella. Luego de que tomara una ducha para retirarse el lubricante, Noodle regresó a la habitación y tomó una siesta, por lo que yo me dediqué a acudir a la cafetería para conseguir alguna bebida. Le dieron de alta a las 5 de la mañana, hora en la que la llevé a mi departamento junto a Charles gracias a que Ely pasó a recogernos en su auto. Me aseguré de darle un desayuno ligero a la nipona, para después dejarle durmiendo otro rato más mientras yo acudía a mi día rutinario, del cual tomé mi horario de descanso para regresar a casa y ver el estado de mi mejor amiga. Cuando salí del trabajo, pasé al hospital a visitar a los chicos con Noods. Stu nuevamente era acosado por las enfermeras (las cuales fueron ahuyentadas por mi amiga japonesa), le saludé con un beso y nos dedicamos a charlar y verificar su estado. Murdoc estaba bajo observación para que le dieran de alta y Russ apenas llevaba unas horas consciente, pero en estos momentos estaba tomando una siesta. Ambos salieron del hospital muy poco después, Murdoc a las pocas horas y con la sangre más limpia que jamás pudo haber tenido, cosa que no pareció agradarle pues antes de irse anuncio que iría al pub más cercano a "recuperar su verdadera sangre", mientras que Russ obtuvo su libertad dos días después.

La recuperación de Stu fue mucho mejor de lo que podría haber sido. tiempo en el que me la pasé visitándole cada que podía, pues entre semana le veía luego del trabajo y me quedaba a dormir con él los fin de semanas, por mucho que las enfermeras nos regañaran y me quisiesen sacar de ahí, y en cierto modo tenían sus razones, pues a veces me aprovechaba de él y su miembro descubierto, aunque tengo un punto a mi favor pues nunca escuché una queja de su parte cuando le hacía un oral o mientras le cabalgaba a media noche...

Me gustaban nuestras charlas sin sentido sobre estupideces que se le pasaran por la cabeza y me gustaba que hiciese chistes de todo tipo a la asquerosa comida que le traían las enfermeras. Unos días antes de que le dieran de alta, mientras me encontraba buscando el baño a través de la infinidad de pasillos blancos, me encontré a un hombre en silla de ruedas el cual pareció renacer con mi presencia.

-¡Ella!- exclamó Martín, tosiendo poco después.- ¡Querida muchacha, que alegría verte!

-¡Martín! ¿Cómo va todo? Déjame decirte que te ves muy bien.- dije mientras le abrazaba.

-Gracias por tu modestia, aunque sé que nos es muy cierto... ¿Qué te trae por aquí? No tienes nada malo, ¿verdad?

-No, no... es mi novio, no tengo idea de cómo le hizo pero se fracturó las piernas y los brazos...

-Uy, eso sí que es malo... ¿Pero se encuentra mejor?

-Oh, sí. El doctor no puede creer lo rápido que está sanando y me advirtió que dentro de unos días él estará saltando como grillo por todas partes... ¿Qué tal está Oliver?

-Bien... Acaba de encontrar un empleo en un museo que le tiene tan fascinado, no para de hablarme de todas las salas de muestras.-Un silencio nos inundó. Oliver... - ¿Sabes? Mi pequeño está comprometido...

-¿Enserio?

-Sí, ella es una chica preciosa... Fue gracias a ti...

-¿Qué? No creo...

-Es verdad, luego de que rompiste con él, Oliver se dedicó a cambiar por completo su actitud, deberías verle, es un tipo distinto en todos los sentidos... Estoy muy orgulloso de ese muchacho...

-Ya lo creo... pero, Martín, ¿No crees que es muy...?

-¿Joven para estar comprometido? Sin duda que sí, pero es joven y está locamente enamorado, ¿Qué te puedo decir?

-Esa es una mezcla altamente peligrosa...

Llegaron a mi mente todas las imágenes de mi novio y yo. Ay, Stu, ¿Qué me has hecho?... un enfermero se acercaba a nosotros.

-El quirófano está listo para su operación, señor...-Martín me otorgó una suave sonrisa.

-Bueno, querida Ella, creo que es tiempo de separarnos... Gracias por todo, preciosa. Espero que tu novio salga de esta cárcel pronto... apuesto que ya se ha de haber aburrido, te lo digo por experiencia...

Le regalé una gran sonrisa.- Dalo por hecho... Gracias por tanta dulzura, Martín... Te deseo una buena operación, te aseguro que todo saldrá bien...

Nos dimos un fuerte abrazo y Martín desapareció a través del pasillo.

Mi corazón se enterneció cuando una semana después me encontré a Oliver en el centro de la ciudad, el pobre me contó entre lágrimas que Martín no sobrevivió a la operación.

-Su corazón dejó de funcionar en cuanto la anestesia surgió efecto... Lo que no me deja dormir en las noches es que ese día salí unos minutos más tarde del trabajo y no logré verle...

Abracé a Oliver, consolándole con todo lo que podía.-Lamento tanto tu pérdida, Oliver... Si te reconforta, tuve la oportunidad de verle antes de que entrara a cirugía y lo último que me dijo era cuan orgulloso estaba de ti...

-¿Enserio?

-Por supuesto... estaba muy feliz por tu compromiso...-Oliver volvió a sollozar en mi hombro.- Tu padre era un hombre maravilloso y te aseguro que ahora está en un lugar mejor, un lugar sin dolor ni preocupaciones...

Oliver me agradeció por todo y siguió su camino, yo le imité con dirección a la estación del metro, pues mi camino estaba dirigido a visitar a mi novio para quedarme a dormir durante el fin de semana. Al entrar al vagón que me correspondía, saqué mi teléfono marcando el número de mi padre, esperando poder contactarle pero, en cambio, me contestó su buzón de voz.

"Hola, papá. Solo llamaba para saber que tal esta todo por allá, pero seguramente están de viaje nuevamente... Te amo, papá, te amo muchísimo... Bueno, espero que se estén divirtiendo, saluda a mamá por mí, ¿quieres?"

Al llegar a los Kong's, lo único que pude hacer fue entrar a la habitación del peli azul, esconderme bajo sus sábanas y sollozar con fuerza. Oh, Martín... No fui consciente de dónde estaba mi novio hasta que sentí su mano, cálida y reconfortante a través de las mantas.

-Ya, ya... ¿Qué sucede, cariño?

Me escondí en su pecho, aun sollozando, y le abracé con fuerza. Stu me envolvió con sus brazos y pude sentir toda su preocupación por mí en el latir de su corazón.

-Hoy vi a Oliver mientras venía para acá... su padre falleció el día que me lo encontré en el hospital... Yo fui la última que habló con él, Stu...

Él se dedicó a acariciarme la espalda, con una fuerte cara de preocupación y empatía hacia mis sentimientos. No mencionó ni una palabra hasta que no me tranquilicé, que comenzó a decirme cuan buena persona fui con ese hombre.

-Y mi comentario no es en vano, cariño. Eres una mujer maravillosa, meramente espectacular y te aseguro que aquel hombre descansó en paz con tus palabras rebotándole en la mente...-Me secó las lágrimas que aún resbalaban por mis mejillas y me dio un pequeño beso. Le abracé de nuevo agradeciéndole por su comprensión.

-Te quiero.-le dije con voz temblorosa, convirtiéndome en un manojo de nervios. Stu me vio directamente a los ojos, sonriendo lentamente.

-Yo te quiero más...

Nos dimos un par de besos más, cuando caí en mente de sus palabras.

-Espera... ¿Me llamaste cariño?

Stu comenzó a temblar.- Eh... ¿Si?

-¿Y crees que soy una mujer maravillosa?

Esta vez no respondió, pero sus mejillas se tornaron de un color carmín totalmente adorable.

-Es que si lo eres...- dijo momentos después, respirando con dificultad. Le besé una vez más, con la intención de responderle, pero el sonido de mi teléfono me interrumpió.-Contesta, puede que sea algo importante... Ya vuelvo, ¿Está bien?

Stu me dio un beso en la frente y salió de la habitación, permitiéndome hablar libremente.

-¿Hola?

-Hola, velita. ¿Todo bien? Escuché tu mensaje y me preocupó tu tono, mamá también se preocupó pero manda saludos de todas formas...

-Sí, todo está bien, papá... ¿Recuerdas al padre de Oliver?

-¿El tipo que se estaba muriendo?

-Si... finalmente pasó...

-Ay, mi velita...

-... Fui la última en hablar con él, papá...

-Seguro era un buen hombre... Tranquila, velita, por gracia o desgracia todos tendemos a morir... ¿Sabes? Jaime Sabines escribió un poema enorme cuando su padre falleció, se llama "Algo sobre la muerte del mayor Sabines", creo que puede servirte en estos momentos...

Jaime Sabines es mi poeta favorito y papá lo sabe con toda consciencia. 'Algo sobre la muerte del mayor Sabines' solo lo he leído una vez porque me hizo llorar demasiado, papá continua distrayéndome sobre el tema central, la muerte de Martín, y me cuenta del cómo disfrutó leer este poema, de lo feliz que está de haber vuelto a casa y, posteriormente, de cuanto me extraña.

-¿Qué tal te encuentras ahora, velita?

-Mejor...

-Uff, excelente que ya me estaba poniendo celoso de Martín...

-¡PAPÁ!

-Perdón, sabes que no te puedo mentir... hey, ¿Qué tal va tu corazón con eso llamado amor?

Mis mejillas se prendieron en un caliente carmín.

-Bueno...

-Cuéntame todo, velita...

Le conté rápidamente a papá todo lo que se había perdido en estos últimos tres meses y medio, contándole sobre todo el amor que Stu me había estado proporcionando en cantidades enormes.

-Me alegro tanto por ti, velita. Es fantástico que tengas a tu lado a una persona tan excéntrica y buena junto a ti y no quiero ser aguafiestas pero le fallaste a la promesa que le hiciste a tu hermana, es más, apuesto que ella ni siquiera sabe algo de esto...

-Intenté decirle pero me tomó a chiste, me canturreó mentirosa y ya sabes cuánto odio que me digan así, papá...- Bueno, esto no es del todo cierto pero el tema de esa conversación iba por el mismo rumbo...

-¿Enserio lo hizo?

-Me llamó pinocho, ¿Quieres que continúe?

Papá rió con una sonora carcajada, contagiándome su alegría. Stu volvió a aparecer a través de la puerta, esta vez con una charola con té de menta y café y con mi mejor amiga detrás, acompañándole con postres de todo tipo.

-Gracias por reírte de mí un rato, papá... Debo irme...

-Lo siento, velita, debes admitir que es gracioso pero no te preocupes, hablaré con ella... yo igual debería irme, Te amo, velita...

-Yo más...

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