XIII

Capítulo 13. 


-Oliver, ya no puedo. Lo lamento...

-Vamos, Ella. Ahora vas a decirme que no te volviste a enamorar de mí, ¿no?

-No, Oliver. No me enamoré de ti, ni nada por el estilo... sabes que a mí me gusta otra persona, no puedo seguir con esta farsa...

La mañana del 27 estaba siendo el final de mi relación con Oliver. Su padre todavía estaba vivo pero yo ya no soportaba los sucios y groseros comentarios de su madre hacia mi persona y no pensaba aguantar más manipulaciones de parte de Oliver. No me molestaba estar en el hospital, por mucho que detesto este lugar desde mis entrañas, pero estar con gente que no para de hacerme sentir como una mierda con comentarios fuera de lugar, eso sí que me enoja y con ganas. Stu y yo hemos charlado un poco en estos últimos días, nos contamos sobre nuestro día a día, pero también me ha servido de buzón de quejas y, para cuando ya se me es indispensable salir a fumar por toda la tensión en mis hombros, me cuenta cosas de su infancia, sobre aquellos torneos de fútbol en donde siempre regresaba lleno de lodo hasta en los calzoncillos y con las rodillas raspadas pero siempre con una gran sonrisa o de aquella vez en que se calló de un árbol y se quedó calvo, cosa que originó su cabellera azul. Me habla sobre sus travesuras en la secundaria y yo le hablo de mis padres y de Isobel, le cuento de mi madre y su amor por el cine así como de mi padre y cuanto lo amo. Él solamente se dedica a escucharme y me permite vaciar mi corazón en el aire, no me interrumpe ni desprecia mis narrativas, solo se ríe y me toma de la mano, acariciándola. Me gusta muchísimo Stu...

-No, Ella. Esto todavía no ha terminado- afirma Oliver, Le paso de largo, entrando a la habitación de su padre, quien mira a lo lejos a través del ventanal a un costado de su cama. Me acerco a él y le tomo la mano, acariciándola con ternura, la madre de Oliver, quién se encuentra en el sillón frente a la cama, me mira con recelo.

-Martín... Lo siento, no quiero ser grosera ni desconsiderada por su situación, es solo que... Las cosas entre Oliver no van bien...

-¿Qué quieres decir, pequeña?

-Oliver y yo ya no somos compatibles, no lo hemos sido desde hace muchísimo tiempo, Martín...Lo lamento tanto, sé de tu deseo de ver a tu hijo casado pero, si este se cumple, no será conmigo...

Martín me vio fijamente, la madre de Oliver le imitaba, solo que ella me veía llena de furia y con los cachetes inflados.

-Insolente...- susurro la regordeta mujer.

-Marnya, deja a la pobre chica. Si el amor se acabó, ¿Qué más podremos hacer?- Martín me sonrió, tosiendo un poco.- Descuida, cariño... Corre a buscar a tu verdadero amor, que siendo tan joven es lo único que te mereces: amor verdadero...

Le di un pequeño abrazo al hombre y salí de aquella habitación en busca de mi otra mitad.

(♦♦♦)

2003 había sido un año bastante anormal en cuanto a mis gustos se refieren: Tuve dos tipos de relaciones tóxicas asquerosas bastante distintas entre sí, formé la mejor relación de amistad con una chica mucho más joven que yo en edad pero mayor en inteligencia, conocí a la banda favorita de mi hermana gemela mayor y encontré al chico con quien amo tener sexo en mitad de la madrugada, fumar a medio día y abrazar siempre que tengo oportunidad. Stu y yo aún no nos hemos adentrado en ningún tipo de relación pero si nos hemos estado coqueteando y conociendo más a profundidad, pasando juntos la última noche del año y siendo mi primer beso del 2004. 

-¿Hola?

-¡Isobel!

-¡Ella! Hermanita, al fin llamaste... Papá me dijo que llamarías pronto, luego de navidad pero no recibí nada, eh, pequeña mocosa...

-Sí, lo siento por eso... ¿Qué tal tu día de San Valentín?

-Frio, con nieve por todas partes, ¿El tuyo?

-Pues apenas estoy saliendo de la universidad, así que todavía no comienza...- salí de la estación del metro, con dirección a los Kong's.

-Excelente, porque lo prometiste...

-Ya lo sé... En realidad sí tengo una cita...

-¡Ella!-Me interrumpió mi hermana.

-No es un chico, es con mi mejor amiga, no vas a creer quién es...

-¿Charlotte, tu roomie?

-No, quiero decir, Charles es una gran amiga pero hoy ella me intercambió por su novio... ¿Aun te gusta Gorillaz?

-¿Gustarme? Aún los adoro, son buenísimos, pero, ¿Eso qué tiene que ver?

-Noodle es mi mejor amiga...

-¿Qué...? No, imposible...

-Si lo es, nos conocimos hace un año, exactamente...

-No te creo... Imposible

-Es así, te lo juro por lo que quieras, es más, ya te envié un correo con una de las fotos que nos hemos tomado ella y yo. Es mi mejor amiga...

-Bien hecho, Pinocho. Sabes usar photoshop...

­-Isobel, eres una envidiosa... Es verdad, te lo juro...

-Ella debo irme, tengo que ir a recolectar unas muestras de nieve...Adiós, mentirosa- canturreo mi hermana.

Gruñí mientras le colgaba. Maldición, Isobel... Toqué el timbre de los Kong's y la puerta se abrió a los pocos minutos. Entre refunfuños le agradecí a Mike, quién salió a jugar al cementerio con los zombies. Me apresuré a ir al ascensor, de donde salió Stu a los pocos minutos, pero a quién no noté por ir molesta y terminé golpeado por accidente.

-Eh, ¿Todo bien, Ella?- él me sostuvo de los hombros, quedando a mitad de las puertas metálicas, las cuales le golpearon. Reí ante tal situación. Okay, Isobel, no te permitiré arruinarme mi momento con mi peli azul. Eso es darte demasiado poder... Stu subió conmigo en el ascensor, permitiéndome abrazarle.

-Hablé con mi hermana y la conversación fue un poco pesada...

-Demonios...- dijo, acariciándome la espalda.- ¿Hay algo que pueda hacer?

Sonreí. Este chico es maravilloso...- No creo... ¿Tienes planes para más tarde?

Stu se rió tembloroso, poniéndose rojo hasta las orejas. Entrelazó mis dedos con los suyos y salimos del ascensor, juntos, para continuar nuestra leve charla en el pasillo.

-En realidad sí-hice un puchero, inflando los cachetes, los cuales, Stu se dio el tiempo para acariciar.- Lo lamento, Russ me pidió que le acompañase a una fiesta más tarde y no tengo idea de dónde es ni a qué hora terminará...

-Demonios...

Apoyé nuevamente mi cabeza en su pecho, relajándome con el sonido de su acelerado corazón.

-Pero justo ahora estoy libre, ¿puedo invitarte a almorzar?

-Lo lamento, Noods y yo vamos a salir a festejar un año de amistad...

-¡Vaya, es cierto!- Asentí con una sonrisa.- Demonios... ha sido un año muy movido, ¿no crees?

-Sí, demasiado...

La conversación se quedó en el aire. En este momento solo somos Stu y yo. Nadie más, solo nosotros y nuestros corazones creando esa melodía tan estridente en mis oídos. Nos besamos. Al principio fue muy rápido, queriendo alimentar a nuestras ansias pero poco a poco el beso se volvió más y más lento, sensual, íntimo. No sé su fueron horas o segundos, pero nos separamos al poco tiempo. Él tiene sus cosas, yo las mías... Stu se despidió de mí, besándome la mejilla y bajando nuevamente por el ascensor. Yo tomé camino al final del pasillo, justo en la puerta de mi mejor amiga.

(♦♦♦)

Estábamos en una zapatería, probándonos algunos calzados, luego de haber ido a escalar en una zona cercana. Yo estaba buscando unos tacones nuevos para las clases extraordinarias en donde me solicitaban llevar ropa formal y tacones y la nipona solo se dedicaba a ver y jugar con los calzados en exposición.

- Estos me gustan y son rojos, bastante llamativos... ¿Tu qué piensas, nipona?-Noodle no me prestaba atención pues su mirada permanecía fija en unos botines blancos.- Pruébatelos...

-¿Qué...? No, está bien, me gustan los que tengo...

Ambas observamos sus pies: ella estaba usando sus tenis de tela desgastados. Le animé una vez más probárselos. Noodle se veía preciosa con los tacones de los botines, los cuales le estilizaban sus largas piernas.

-Te ves preciosa... ¡Llevémoslos!

-No, no... no tengo dinero suficiente...- dijo la japonesa, cosa que me dio gracia en cierta forma. Ella lo notó y se puso roja hasta las puntas de las orejas.- Russ administra los gastos de Toochi y míos, ya sabes, para que no derrochemos ni desperdiciemos nuestras partes...

Reí poquito, aligerando la situación.- Tranquila, yo te las compro, como regalo de aniversario, ¿Va?

-¿Y tus tacones? Eran la prioridad...

-Vamos, nipona... Tengo millón de otros pares de tacones, pero ¿cuántos pares de botines blancos tienes?

Ella me lanzó una mirada con un brillo inmenso en sus ojos. Pagamos los zapatos y luego fuimos a comer a un restaurant de sushi tradicional, fuimos a escalar en un club de escalada, luego fuimos a ver una película al cine, la cual criticamos fuertemente y pasamos a una chocolatería por pequeños detalles para nuestros amigos. Regresamos a los Kong's en metro, jugando con mi cámara y retándonos mutuamente a sacar fotos creativas de la gente en el vagón. Llegamos a casa a eso de las 11 de la noche, cosa que nos permitió platicar hasta que llegó la media noche, siendo esta la hora en que me fui a casa. Mi teléfono sonó mientras me subía a un taxi.

-¿Hola?

-No esperaba que me contestaras, ¿todo bien?

-Sí, solo algo cansada... Feliz San Valentín, Stu.

-Ya no es San Valentín, lo siento...

-Demonios, es verdad... ¿Aún sigues con Russ?

-Algo así... lo perdí hace como una hora, cuando salí a comprar cigarrillos y ahora ya no le encuentro... Creo que volveré a casa...

­Ambos contuvimos el aliento. Ojalá viniera...

-¿No... crees que es muy temprano?

-No tengo nada más planeado... -Me mordí el labio inferior, conteniendo mis palabras. Ambos queremos hacer bien las cosas...­- ¿Estás sola en casa?

Me sonrojé a morir, pero no tarde en contestarle.- Claro... Apresúrate...

Stu cumplió con su cometido, tocando el timbre al poco rato. Le besé con pasión y él me abrazó con fuerza, nos inmiscuimos en mi habitación lo más rápido posible y nos deshicimos de nuestras prendas en tiempo récord, preparando nuestras energías para ponerlas a disposición de cuatro rondas calientes para posteriormente dormir acurrucados, envueltos en un cálido abrazo.

La mañana siguiente transcurrió con suma tranquilidad en todo el aire. Tomamos el desayuno fuera y fuimos a ver una película, a la cual, esta vez sí le prestamos atención, para luego ir a los Kong's juntos. Necesitamos hacer bien las cosas... Nos dirigimos a la habitación de Noods, no sin antes preparar un par de tazas de té para acompañarlas con las galletas y un postre especialmente comprado para la japonesa. Tocamos tres veces a su puerta.

-Debemos hablar –dijo Stu cuando Noodle nos abrió, dándonos paso. Ella comprendió al instante y asintió. Sentados alrededor de la mesita de la japonesa, servimos el té y los acompañantes para aligerar la tensión. Stu abrió la boca una vez más pero no le salió la voz, por lo que acaricié su mano y tomé la palabra.

-Creo que ya sabes por qué estamos aquí, peque...- ella asintió. Sentí mis mejillas calientes y tomé aire, tratando de relajarme.- Noods... Me gusta Stu, me gusta muchísimo. Pienso en él bastante y le extraño en los momentos más solitarios y peculiares de mis días... -Pude sentir la mirada del peli azul, haciéndome sonrojar aún más.- Me gusta cuando me toma de la mano o cuando me acaricia la espalda mientras me abraza... Me gusta muchísimo...

-A mí también me gustas muchísimo, Ella.- me dijo Stu directamente, igual de sonrojado que yo.- Me gusta conversar contigo, porque siempre me enseñas algo nuevo... me gusta que me abraces, porque le das el consuelo necesario a mi ansiedad... me gusta que fumes conmigo, porque tu simple presencia me tranquiliza... Me gustas de una forma que nunca había sentido antes y eso, de alguna forma, me da miedo pero me emociona de igual forma... me hace sentir la misma adrenalina que siento cuando voy a salir a un escenario a cantar frente a miles de personas y me da la misma satisfacción que siento cuando hemos terminado de componer una canción... Es por eso que quiero pedirte que seas mi novia, a pesar de todo lo que hemos acordado sobre los títulos... Pero primero debo preguntar, ¿Estás de acuerdo, nipona?

-¿Qué tal te sentirías con nosotros dos saliendo, Noods?

La japonesa tenía las mejillas rojas y los ojos muy abiertos, los cuales apenas y se podían ver, pues su flequillo ya le cubría la mitad de la mirada.

-Los quiero muchísimo a ambos, tanto a ti, Toochi, que eres mi hermano mayor, mi confidente y compinche en el asalto, como tú, Ella... eres mi mejor amiga, e incluso podría decir que eres como mi hermana... siempre me has tratado con decencia, nunca como a una niña; siempre me cuidas y me sacas de mis ruidosos días junto a los chicos... has ocupado un gran espacio en mi triste corazón y no quiero que eso cambie... No soportaría no tenerlos más... -Noodle comenzó a sollozar, agachando la mirada. Stu y yo compartíamos la misma mirada de preocupación.

-No sucederá nada si no estás de acuerdo, Noods. Simplemente las cosas seguirán igual y no volveremos a insistir con esto...-Le dije a la pequeña, abrazándola y acariciándole la espalda. Ella se apoyó en mí, viéndonos a ambos y respirando profundo. Nos mantuvimos en varios segundos de silencio, hasta que ella retomó aliento para seguir hablando.

-... Está bien si salen juntos, chicos, por mí está bien, me alegra que me hayan pedido mi opinión. Solo les pido su perdón, la última vez fui muy agresiva con ustedes y su relación... Lamento tanto el haberles lastimado, fui tan mala...

Ambos le abrazamos, haciendo un sándwich de amor solo para la japonesa y esa misma tarde fuimos a comer juntos. Comer junto a Noodle y Stu como pareja oficial fue una experiencia surrealista. 

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