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Capítulo 10. 



Oliver estaba sentado en la segunda mesa de la cafetería de Kumiko, observando a través del cristal, esperando a que llegara mi descanso para que pidiéramos hablar del fin de nuestra relación, o cosa que pasaría en minutos.

Seguí atendiendo al hombre que tenía al otro lado de la barra, ordenando un café. Le entregué su pedido y volví mi vista a Oliver.

-Ve, Ella.- me dijo Kumiko- Ve, pero asegúrate de que se termine.

-Vaya, si todo el mundo creía que es muy malo y ñoño para mí, ¿Por qué no me lo dijeron?

-No lo veía tan malo por lo ñoño que es... Además, me cae mejor 2D. Ese chico es gracioso...

Me reí. Cuando llegué al trabajo, lo primero que hice fue contarle lo sucedido la noche anterior y, aunque mi jefa me regaño un poco, también me felicitó porque me había quitado esa venda de los ojos. Solo falta que le cuente a Charles y Noods, todo un trabajo pesado...

Me senté frente a Oliver. El pobre chico tenía los nudillos rojos, masacrados, y los ojos hinchados a más no poder.

-No me rompas, Ella, no te he hecho nada malo...

-Lo siento, Oliver. No has sido malo, pero tampoco has sido del todo bueno...

-Claro que he sido bueno, nunca te hice daño.

-No, no me hiciste lo mismo que Sean, pero sí que me hiciste daño. Me chantajeaste para que saliera contigo, cambiaste mi forma de vestir, controlaste mis horarios y mis amistades, ¡Nunca me dejabas terminar una frase!- Oliver iba a replicar, pero le gane la palabra- Y no me ayudaste a crecer como persona. Sí, me apoyaste en el tiempo que tuve que sanar de los estragos de Sean, pero fui yo quien le puso amor a mis heridas y las limpio, nunca fuiste tú. No me escuchaste, solo me absorbiste y manejaste a tu antojo...

Sus ojos se aguadaron, avisándome que las lágrimas se aproximaban.

-Perdón, Ella. Cambiaré, lo juro, haré todo lo que quieras, solo no me dejes...Sabes que papá se está yendo...

-Lo sé, Oli. Sé que tu padre se va y lo lamento muchísimo, créeme. Estaré aquí, como apoyo amistoso pero no más como apoyo romántico...

-Ella, por favor...-Rogó, el pobre chico castaño, dándome verdadera lástima, pero me mantuve resistente cuando las imágenes de Stu abrazándome me llegaba a la mente. -Por favor... Sabes que nunca había llevado a una chica a casa... papá tiene la ilusión de que me case y forme una familia...

-Lo lamento, Oliver. Esto se terminó...

-Está bien. Terminamos, pero si pudieras hacerme el favor de...- su rostro era la pena en persona.

-¿Fingir?-dije, algo indignada, cosa a la cual él sintió con vergüenza.- ¿Quieres que finja que soy tu novia o de paso también finjo en la boda?... –Vi como el pobre chico se encogía de hombros con cada una de mis palabras, cosa que me hizo sentir muy agresiva. – Perdón, Oliver... no quiero ser agresiva contigo, es solo... -Pensé en Stu. No debería decirlo... Oliver merece la verdad...- Es solo que yo ya tengo a alguien especial que está esperando por mí desde hace mucho... Soy muy cruel rompiendo contigo así y ahora, lo sé, pero la relación se suponía que debía ser entre los dos, no entre tus padres, tú y yo, sin ofender...

-Por favor, Ella. No... no será durante mucho tiempo, solo mientras papá...

Dejó las palabras al aire, siendo estas tan claras como el agua. Mientras papá se va... Lo está haciendo otra vez...

-Debo pensarlo... ya sabes, todo esto de fingir...

-¿En serio? ¡Dios, Ella, eres maravillosa!- Oliver saltó de su asiento y me tomó entre sus brazos, agitándome fuertemente. – Gracias, en serio, gracias...

-Dije que lo pensaré, no te ilusiones... Solo quiero dejar en claro que lo había entre tú y yo, se acabó, ¿Está bien?

Oliver me lanzó una pequeña mirada de dolor, pero no pudo evitar abrazarme, cosa que me sorprendió mucho y le devolví con unas suaves palmaditas.

-Regresa aquí, Ella. Ya se acabó tu descanso...-me dijo Kumiko, al ver mi mirada de incomodidad porque Oliver todavía no se separaba de mí. Me retiré de ahí, agradeciéndole por lo bajo a Kumiko y volviendo a mi puesto detrás de la barra. Vi como mi ex y compañero de estudios se alejaba a través de la calle frente a la cafetería.- Todo un caos... ¡Bueno, apresúrate a atender a los clientes si quieres que te dé tu hora de descanso!

Los ojos me brillaron y me apresuré a agradecerle a Kumiko nuevamente, mientras dirigía mi atención a los clientes y sus órdenes. Luego de una hora, Noods entró en la cafetería justo a tiempo para mi hora de descanso, acompañada de Stu. Mi corazón comenzó a palpitar a mil por hora.

-Hola, Ella...

-Hey, Noods, ¿Todo bien?

-Sí, eso creo. Oye, ¿Me perdonas por no haber regresado anoche contigo? Cuando fui a buscar a Toochi esos chicos de De la Soul me atraparon y comenzamos una batalla de rap y se me pasó el tiempo ahí, lo lamento...- Noodle se recostó en la barra, cosa que Stu aprovecho para lanzarme una mirada pícara. Le lancé un silencioso beso al aire y comencé a acariciar los cabellos de Noodle.

-No te preocupes, nipona. Al fin y al cabo, anoche me fui temprano a la cama...-Le lancé una mirada de preocupación a Stu sobre la nipona. Él solo se encogió de hombros.

-Hey, Noods, ¿Qué te parece si tu encuentras una mesa y yo te ordeno un desayuno sorpresa, eh?- dijo Stu, tratando de animar a la joven chica, la cual le hizo caso a los pocos segundos.

-¿Desayuno a las...-miré mi reloj de muñequera- 3:30 de la tarde, eh?

Él rió, comenzó a buscar mis manos con ansias.

-Bueno, hace doce horas estaba haciendo un ejercicio bastante bueno, ¿Qué tal tú?

Reí y entrelace mis dedos con los suyos discretamente. –Me dio hambre nocturna así que me comí una deliciosa polla. Fascinante, ¿no crees?

Stu volvió a reír despacio, viendo hacia nuestros dedos. Comencé a armar una orden de las cosas favoritas de Noods y un té de menta para Stu, a quién estaba notando bastante ansioso.

-¿Tienes algo que hacer hoy?

-En realidad sí, lo siento. En casa me esperan toda una pila de documentos y libros que leer y ordenar... pero tranquilo, tengo un par de días libres la próxima semana...

-¿Puedo ir? Juro que no ocuparé mucho espacio...

-No lo sé... en realidad es bastante aburrido... Mejor ven cuando ya sea noche, a ver que se arma...

Sus mejillas se coloraron a más no poder. Le entregué su taza de té de menta, y tomé el resto de la orden en una charola para poder transportarla hasta la mesa. Noodle se animó un poco al ver todos los platillos que le llevaba, cosa que le hizo comenzar a hablar más y más de la increíble fiesta de anoche. Tomé mi descanso junto a ellos y pasamos un almuerzo agradable, hasta que este llegó a su fin. Comencé a despedirme, lista para volver un rato más a mí trabajo cuando Stu me detuvo, algo nervioso, con las ansias a flor de piel.

-Solo debo ir al baño, aguarda un momento.

No entendí muy bien su cometido pero tampoco me negué a seguir con lo que me indicaba. Noodle y yo le observamos irse. Bueno, si el cielo quiere darme una señal de cuándo será el momento indicado para decirle, creo que es esta...

-Noodle, yo...

-Creo que está saliendo con una chica...-me interrumpió la japonesa, aun mirando el camino por donde se había ido el peli azul.

-¿Ah, sí?

-Lamentablemente sí... temo tanto por su bello corazón...- ella no me miraba, pero a pesar de eso y su largo flequillo cubriéndole los ojos, estaba casi segura de que tenía ganas de llorar. Le tomé la mano, tratando de transmitirle firmeza y pasividad. – Está muy enamorado, desde antes de que nos fuéramos a China, e incluso mucho antes de eso... Creí que sería algo del momento, ya sabes, una atracción y ya, pero la distancia solo parecía fortalecer su enamoramiento... No quiero ni saber quién es la culpable...

-¿Por?

-La haría desaparecer de la faz del planeta, sin importar quién fuere... Toochi es demasiado bueno para alguna chica...

¿A Noodle le gusta Stu...? ¿Es él quien le robaba el aliento?

-Le quieres, ¿No?- la nipona no tardó en responder, así como no tardó en sonrojarse.

-Muchísimo...

Oh, no...

Stu volvió del baño, un poco nervioso pero decayendo a un aire de derrota. Noodle se despidió de mí y pronto, ambos tomaron camino fuera de la cafetería, así como yo retomé mí puesto en el trabajo.


(♦♦♦)


Me encontraba rodeada de diversos papeles de mis proyectos finales a entregar la próxima semana cuando mi teléfono sonó.

-¿Si puedo ir? Me aburro aquí...

No pude evitar reír por escuchar al peli azul quejarse.

-¿No se supone que estas componiendo?

-No, Noods se enfadó con todos nosotros y se encerró en su habitación a hacerlo ella sola.

-Pobrecilla... todos ustedes deben de hartarla de vez en cuando...

-Posiblemente... ¿Entonces...?

Sonreí para mis adentros.

-Apresúrate, antes de que me arrepienta...

Pude escuchar su risa y posteriormente un chasquido y un ruido de motor apagándose.

-Entonces corre a abrirme...

-¿Cómo...?- entonces el timbre sonó un par de veces.

Me levanté de un brinco, procurando acomodar mis cosas y desocupar mi cama pero el timbre sonó una vez más, insistente. Suerte que solo estoy yo en casa, ¡Ely, eres un Santo por haberte llevado a tu novia a tu departamento!... Corrí a abrirle la puerta. Instantáneamente, Stu me abrazó, besándome con mucha intensidad.

-¿Quieres algo de beber? ¿Algo con qué distraerte mientras termino mis toneladas de labores?- Stu solo rió con gracia.

-Agua, si no es mucha molestia.-Le di una botella y le llevé a mi habitación, entrelazando mis dedos con los suyos. Me besó un poco más, atrayéndome a la cama, pero le detuve luego de un poco.

-Debo terminar...- Stu sonrió algo travieso, me dio un beso más, y me soltó de las caderas, permitiéndome ser libre. Me senté a continuar con mi trabajo cuando pude percibir que Stu prendió un cigarrillo.

-¿Tienes algún papel y lápiz que me prestes?- le di lo que me pedía y él, a cambio, me dio un beso. Trabajé con un silencio que jamás creí tener a lado de algún chico con el que estuviese saliendo, cosa que me permitió avanzar bastante rápido y mucho antes de lo pensado. Cuando terminé, me volví para darle un vistazo a Stu, quien estaba concentrado en la hoja de papel. Me estiré un poco, mientras me acercaba a él para volver a posicionarme en sus muslos.

Le besé un poco, cosa a la cual él no se opuso, seguí con los besos en el cuello y prontamente nos encontrábamos desnudos, abrazados y sudados luego de dos rondas intensas de placer. Eran pasadas de la media noche, Stu tarareaba unas cancioncillas mientras que le acariciaba el pecho, de repente, él dejó de tatarear, cosa que me hizo creer que se había quedado dormido hasta que volví a escuchar el tono de su aguda voz. Sus oscuros ojos me otorgaban una serenidad inmensurable en conjunto de una dulce sonrisa.

-Cuando estábamos en la cafetería quería darte una cosa...-dijo en un embelesado susurro.

-¿Ah, sí? ¿Qué era?

Stu se estiró un poco para poder tomar sus pantalones del suelo, luego tomó con cariño mi mano izquierda, aquella que jugaba felizmente a acariciar su pecho y, del bolsillo de sus ropas, sacó un anillo plateado con la forma de un dragón, el cual envolvió con su alargado cuerpo mi dedo índice, pareciendo reposar en un dedo en el cual encajó perfectamente.

-Como anillo al dedo...

-¡Por Dios, Stu, es precioso!- le besé con intensidad para después admirarlo con detalle. Stu entrelazó sus dedos con los míos.

- Sé que es poco femenino y no es un gran regalo pero...

Le callé con un beso. –Es perfecto, gracias, te juro que lo conservaré por siempre...

Le besé una vez más, montándome sobre él y entrelazando nuestras manos, sometiéndole a mí. Él rio en medio del proceso, pero no opuso resistencia alguna, permitiéndome besarle el cuello y el rostro entero, incrementando sus risillas.


(♦♦♦)


Eran las 4 a.m. cuando pude sentir que la calidez del cuerpo de Stu se alejaba del mío, solo para comenzar a vestirse.

-¿Te vas sin decir adiós?-dije con la voz ronca. Él dio un brinco ante esto.

-Lo siento, no quería despertarte. Debo regresar a casa...

Asentí y me levanté para comenzar a vestirme igualmente, para esto entonces, Stu ya había terminado de hacerlo, por lo que se sentó en a disfrutar de mis vistas. Me reí ante la situación, sentándome en su regazo a horcajadas. Oliver...

-Necesitamos hablar...

Stu se puso rígido al instante, alejándose de levemente de mí.

-¿Hice algo mal...?

-No, no, para nada... Es Oliver...hoy rompí con él, pero me pidió un último favor... Fingir que todavía soy su novia mientras su padre sigue vivo...

El rostro de Stu era de suma incredulidad. -¿Pero qué...?

-Ya sé, suena horrible pero...

-Ella, él quiere chantajearte otra vez, ya sabe cómo apelar a tu corazón.

-Le hablé de ti...

-¿Sobre mí?- me preguntó, plenamente sonrojado.

-Sí... le dije que lo pensaría, ya sabes, lo de fingir...

-¿Y...lo harás?

-Me siento mal por él y pérdida. Su padre es una muy buena persona y siempre deseó ver a su hijo encontrando el amor y, pues... No sé, ¿Qué piensas que debería hacer?

Stu me abrazó, meditando la situación un momento. Cuando se separó de mí, dijo:

-...Solo si aceptas salir conmigo.

Sonreí a más no poder.

-¿Oficialmente?

-Oficialmente, con exclusividad y todo el paquete...

Stu se fue momentos antes del amanecer, siendo este el inicio de mi rutina.


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