Donde las cosas terminan
Richard Rider no llegó al mediodía sino casi al atardecer con una expresión de pocos amigos, tomando a Peter del cuello para estamparlo contra la pared más cercana que sus ojos hallaron apenas si lo tuvo enfrente luego de saludar a todos.
—Tú...
—Hey, en mi defensa, me convenció —replicó el guardián alzando sus manos en son de paz sabiendo a qué se refería— Hablaste con él ¿cierto?
—Fue a buscarme... ¡Peter!
—Siempre has sido un hombre que sabe diferenciar el bien del mal, dime si acaso te pareció que mentía y solo buscaba un punto débil para acabar con nosotros.
—No —Rider le soltó de mala gana— Desafortunadamente no.
—¿Y bien?
El centurión le miró algo dolido, cosa de la que se lamentó Quill porque entendía por donde iban los pensamientos de su buen amigo.
—Tengo algo que puede servir, ya se lo dije a Thor.
—¿Qué es?
—Ya lo verás.
—Pero...
—Estoy cansado, mañana debemos salir con Spartax, todos deben estar presentes. Entre más gente mucho mejor para Jason.
Peter no quiso insistir puesto que el centurión no estaba de humor por su causa, no había forma de disculparse ni tampoco dar explicaciones. También le dolió que Rider se enterara de esa forma que había estado con el Asgardiano, solo que en esos momentos le era inevitable no sentirse feliz por ello, después de todo era algo que había anhelado en secreto. La tensión en el palacio creció conforme pasaron las horas, al amanecer ya toda la flota estaba lista para salir. Contrario a todo lo que le había conocido, J'son fue con su nieto para asegurarle que nadie lo lastimaría y que esperara en el palacio con su guardia personal ya que tanto él como Quill iban a salir con el resto de las naves.
Nova ya estaba esperándolos con toda su flota, ambos poderosos reinos desplegándose en el ancho espacio para enfrentarse con la avanzada de Asgard. Starlord miró a su amigo, volando a un lado de su Milano en espera de la señal que detendría la inminente guerra. Recibieron un ultimátum de Asgard, antes de que comenzara el intercambio de disparos. Con todos esos soldados de Xandar rodeando las naves de Spartax, Richard se adelantó a la nave principal de los Aesir justo cuando apareció Thor también con sus amigos buscando detener la orden de ataque. No había manera de saber qué dijeron a esa distancia, pero lo que sea que esos dos mostraron o hablaron tuvo un efecto curioso en la flota Asgardiana que ya no atacó. La mano del emperador de Spartax que estaba lista para dar la orden bajó también, algo extrañado de la retirada sin más explicaciones que un juicio a llevar a cabo.
—¿Juicio? —J'son llamó a Peter— ¿Sabes de lo que hablan?
—Ni idea, Rid no me quiso decir.
Para ser neutrales de cierta forma, el juicio se llevó a cabo en Xandar bajo la presencia de Iranie y otros miembros del Concilio de la Galaxia. El acusado: nada menos que Loki Laufeyson. Peter y Jason fueron convocados como testigos, siendo escoltados por los demás guardianes así como por el emperador de Spartax, Victoria, Richard y por supuesto el Dios del Martillo quien parecía querer aplastarle la cabeza a su hermano. Ahí fue donde por fin se vieron frente a frente padre e hijo en uno de los anchos pasillos del palacio de cortes de Xandar. El adolescente se quedó muy quieto, pegado a su inseparable Blue mirando fijamente al guerrero a pocos metros de él.
—¿Mamá?
—Jason, él es Thor Odinson, tu padre —el guardián miró a Rider— Tu otro padre.
Thor le contempló igual que esa vez en Amissa, poniéndose en cuclillas esperando a que se acercara. Jason miró a Richard, a Peter y a Blue de nuevo antes de animarse, caminando lentamente hacia el Asgardiano hasta que al fin estuvo frente a este con sus manos nerviosas. La expresión del dios fue de alivio y dicha, estampándolo contra su pecho con unos ojos húmedos que el chico imitó, decidiéndose a abrazarlo también, sonriendo poco a poco.
—Mi pequeño —murmuró Thor, levantándose y cargando a Jason al hacerlo, besando sus cabellos.
—Papá.
—Hoy se acaba esta injusticia que te han impuesto, hijo mío.
—¿Ya no me perseguirán?
—Nunca más.
Thor miró al centurión con su hizo en brazos. —Gracias, Centurión Nova. Sin ti, esto no hubiera sido posible.
—Fue por Jay —replicó Rider sonriendo ligeramente a la fuerza.
—Peter —llamó el dios con una sonrisa extendiéndole una mano.
Starlord jaló aire, sonriendo igual de emocionado antes de tomarla al caminar hacia ambos y tener un abrazo familiar que solo fue interrumpido por Drax para avisarles que estaba por comenzar el juicio. Fue hasta ese momento en que Peter vino a enterarse de lo que Richard había conseguido tumbando dientes, pateando traseros y amenazando gente. Era cierto que las Nornas habían dado un mensaje sobre alguien que amenazaba el futuro de Asgard como del universo, esa parte sí que era cierta, lo que había sido una vil mentira había sido que se tratara de su pequeño. Jason jamás había sido el hijo que las Nornas señalaran, se trataba en realidad de un hijo bastardo de Loki, llamado Fenrir.
El Embustero lo había hecho una vez más, cambiando el mensaje antes de que los sacerdotes lo leyeran y culpando a un hijo de Thor, sin saber que con ello había sentenciado a Jason a una vida encerrado para no morir por los verdugos de Asgard cuando en realidad era el hijo del hechicero quien traería la ruina del reino al ser una enorme amenaza. Cuando lo llevaron a la sala, muchos entendieron el por qué, era un enorme lobo que lanzaba mordiscos a todos los que sujetaban sus cadenas. Loki quiso defenderse, pero todos los del Concilio de la Galaxia estuvieron de acuerdo en que Fenrir debía morir, puesto que por su culpa un heredero de Spartax y de Asgard estuvo en riesgo de muerte cuando siempre fue inocente.
—¡Esperen!
Quill se quedó de una pieza al ver a Jason saltar de su asiento para correr a donde el lobo Fenrir, con Blue ahí detrás, ambos defendiendo a esa bestia encadenada.
—¡No pueden matarlo!
—¡Jason! —Peter se levantó, enfadado— ¡Ven acá!
Su hijo le miró con esa mirada que conocía bien, esa inocente que pedía ser escuchada. Jason levantó sus manos en alto, mirando al concilio delante.
—Yo sé que... que Fenrir es peligroso, pero ¿no han pensado que es peligroso porque ustedes lo hacen peligroso?
—Jason, tú...
—Espera —Thor le detuvo, queriendo escuchar.
—Mi mamá me escondió donde Blue porque tenía mucho miedo de que me hicieran daño. El Señor Loki hizo exactamente lo mismo, sé que no estuvo bien, pero... no me importa ¿saben? No me pasó nada y en realidad siempre me cuidaron mucho —el chico miró a Quill— Siempre tuve mucho cariño, aprendí muchas cosas y tengo a Blue a mi lado. Yo no tengo nada que reprocharle al Señor Loki, ni tampoco quiero que maten a su hijo, es decir... yo sé lo que es que todos te quieran muerto, es algo muy feo. En Amissa aprendí que muchas veces son nuestras propias acciones las que provocan que los demás sean malvados con nosotros. Blue, por ejemplo, si yo la hubiera tratado como algo que nunca me comprendería y que siempre me daría de mordidas jamás me hubiera dado cuenta de que lo hacía porque se asustaba de que yo fuera quien en realidad la lastimara mucho. Ella se sentía diferente frente a mí, aunque Blue es más fuerte y lista que yo, tenía miedo. Igual que Fenrir.
Rider bufó divertido, mirando los rostros confundidos de los demás, algunos entendiendo ya qué estaba queriendo decir el muchachito. Peter se volvió al Dios del Martillo, quien sonrió orgulloso, alcanzando una de sus manos que apretó para calmarlo porque el enorme lobo detrás de Jason también estaba escuchando, bajando sus orejas cual cachorrito obediente.
—Si todos ustedes son malos con Fenrir, Fenrir será malo con ustedes no porque él sea así, es que es lo único que le han enseñado —siguió Jason sin moverse de su lugar, Blue asegurándose de que nadie se acercara con esas garras al frente— A la mejor necesita que le enseñen cosas como a mí, pero cosas buenas. Yo sé que soy un niño y ustedes saben más que yo, entonces demuéstrenlo no matando a Fenrir y dándole una oportunidad de ser diferente. Yo no estoy enojado con él, ni con el Señor Loki, solo quiero estar con mi familia, pero sin destruir otra.
El guardián casi lloró al escucharlo, de verdad que su bebé era alguien increíble con todo y lo sufrido, quedaría en el Concilio de la Galaxia la última decisión. Y para ello esperaron por la aparición de Odín, quien resultaba había caído en un sueño por el dolor de saber que un hijo de Thor era el fin de Asgard, motivo por el cual tampoco estaba Frigga, quien cuidó de él hasta que ambos se presentaron con un nuevo edicto que ellos mismos solicitaron a las Nornas y que presentaron ante el concilio. Siendo Fenrir el verdadero causante de la desgracia de Asgard, le darían una sola y una sola oportunidad para demostrar que no lo era, viviendo en un planeta alejado del reino donde Heimdall podría vigilar su comportamiento. Dependiendo de cómo se mostrara, se decidiría más adelante el resto de su futuro.
Quien no se salvó de un duro castigo fue Loki, este terminó encerrado en una mazmorra.
—¿Se dan cuenta que esto pudo haber sucedido hace años y ahorrarnos tantas idas y venidas? —reclamó Rocket cuando salieron de ahí.
—Quien iba a saber que el Embustero había cambiado el mensaje en su beneficio —opinó Lady Sif— Tampoco que tuviéramos evidencia como la consiguió el Centurión Nova, ¿puedo saber cómo fue que lograste descubrir semejante trampa?
—Fácil, los elfos de Alfheim siguen de cerca los edictos de las Nornas. A ellos les pedí una videncia sobre la descendencia de Thor, dijeron que sería algo bueno para todos, cosa que contradecía a las Nornas, así que fui con los sacerdotes que recibieron el mensaje. Resultaba que uno de ellos no estaba... ni nunca estuvo.
—Loki.
—Exacto, el muy bastardo aprovechó para cambiar el mensaje, lástima que hubiera contado sobre Fenrir a los siempre bocones demonios que le ayudaron a tener ese lobo. Unos cuantos golpes y cantaron como ruiseñores.
—Debo expresar mi más sincero agradecimiento a tus acciones, centurión —con todo y los celos que Thor estaba reprimiendo, hizo una reverencia a Rider— Sin ti, no estaríamos aquí. Pero además, debo darte las gracias por cuidar de mi pequeño.
Richard torció una sonrisa, mirando a un feliz Jason estampado en su alto y fornido padre.
—Tenía que hacerlo, Peter no sabe cuidar bebés.
—¡Hey! —este le dio un coscorrón, haciendo reír a todos.
—¿Por qué nos sigue un dinosaurio? —preguntó Lady Sif.
Jason, Peter y Richard más los guardianes silbaron al mismo tiempo, los Asgardianos ya aprenderían que Blue era una compañía inevitable con el adolescente, aunque estuviera frente al mismísimo Padre de Todo y su esposa Frigga siendo presentado como el legítimo hijo de Thor. Eso claro, sucedió luego de que Quill tuviera una larga charla, seguido de una pelea corta y más adelante se perdiera con el Dios del Martillo a seguir esa conversación en un lugar más privado sin que los pudieran ver a ambos hasta días después con Starlord despeinado y cansado mientras que el Hijo de Odín lucía una expresión de satisfacción que contaba por sí sola lo que habían hecho, anunciando que se casarían. Fue así como hubo una boda en Asgard una vez que la sentencia de Loki fue ejecutada.
—Acércate, pequeño Jason —pidió Odín con una sonrisa.
Jason miró a sus padres, subiendo los escalones hasta donde Frigga y Odín, quienes le sonrieron, mirando de pies a cabeza su figura. Frigga pellizcó su mejilla, viendo detrás de él a su inseparable dinosaurio atento a que no le tocaran más de la cuenta.
—Eres muy querido, amor nunca te faltará.
—Um, gracias.
—Me recuerdas a mi Thor de niño, pero más pícaro —ella sacó de sus mantos una estrella dorada que puso en las ropas del chico como un broche— Nunca olvides que aunque la noche parezca larga y las dificultades interminables, siempre habrá una luz para ti.
—Serás un príncipe —anunció el Padre de Todo— De la Casa de Bor, mi sangre y herencia de Thor. Tienes la fuerza de un guerrero Aesir contigo.
—Sí, señor.
—Prefiero un "abuelo".
—Ah —Jason sonrió más tranquilo, asintiendo— Abuelo... abuela.
—Eso se escucha tan bien como el mejor himno del Valhalla —bromeó Frigga.
Por supuesto, el imperio de Spartax no se iba a quedar atrás, nombrando príncipe de Sangre Real al chico de manera formal con todo y sus ceremonias que aburrían a morir a Peter, quien no terminaba de creer la buena estrella de su hijo, de ser un proscrito por unas palabras ahora resultaba ser heredero de dos poderosos reinos cuyos respectivo abuelos parecieron pelear por su atención. Al final, tanto Thor como el guardián decidieron que lo mejor para Jason era tener una vida más normal y con menos presiones, decidiendo que pasaría un tiempo en la Tierra antes que asumir deberes reales. Para el jovencito, esas fueron las mejores noticias, siempre y cuando pudiera volver a Amissa para ver cómo estaban sus amados dinosaurios. Eso sí, Blue no iba a separarse de él nunca más, por lo que Quill tuvo que ingeniárselas para llegar a la Tierra con un dinosaurio.
Rocket y Drax apostaron a cuanto tiempo pasaría antes de que se armaran los líos con eso, porque entre las inquietudes de Jason y la sobreprotección de Blue no tardaría en aparecer un conflicto. Afortunadamente, el Dios del Martillo estaría ahí para mediar, teniendo además la ayuda de sus amigos los Vengadores quienes también vinieron a enterarse de que era padre de una forma bastante peculiar.
—No, no voy a explicar una vez más cómo fue —se negó Peter cuando le preguntaron sobre su embarazo.
—¡Nací del suelo como las margaritas! —bromeó su hijo, haciendo alusión a una película.
Richard Rider también estaría presente, como ya lo había advertido Starlord tanto a su padre como al resto, no iba a desaparecerlo de la vida de Jason porque no lo merecía. Una que otra vez hubo una escena de celos con Thor, pero nada que lamentar al menos en el sentido de que algo terminara roto, las caderas de Peter fueron otro asunto aparte.
—¿Mamá?
—¿Um?
—¿Puedo llevar a Blue a la escuela?
—No y ya lo hablamos Jay.
—Pero...
—Nada de ojos de cachorro —Peter se levantó de la mesa, mirando la hora— Apresúrate que pronto pasará el camión de la escuela.
—Papá dice que puede llevarme volando.
—¿Tengo que repetirme, señorito?
—Ops.
Jason recorrió su almuerzo, dando un abrazo al guardián con esa sonrisa descarada.
—¿Te digo un secreto?
—Claro.
La sonrisa del chico se amplió. —Soy muy feliz.
Peter solo chasqueó su lengua, despeinando sus cabellos y empujándole para que ya saliera no queriendo que le viera emotivo. Él también era feliz, había recuperado un cariño que creyó perdido, la familia que pensó no tendría ahora estaba pasando su etapa doméstica en la Tierra con un hijo ávido por conocer todo lo que hubiera por conocer ahí.
—Blue, te lo juro, voy a dispararte.
Y por supuesto, con un dinosaurio de escamas azules que adoraba morderlo por sorpresa.
F I N
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