1.
Advertencias: omegaverse Lia!Alfa x RyuJin!Omega. Es un fic corto, consta de cinco capítulos + un epílogo. Contiene algo de drama y angst, pero también fluff por algunas partes.
Lia es medio idiota y RyuJin sólo quiere amorcito asdfghjk
Cuando RyuJin despertó, supo enseguida que estaba sola.
Se removió entre las suaves sábanas, suspirando por las ganas de quedarse en la cama, pero sabía que no correspondía. Ese día debía lavar la ropa blanca de la semana, además que tenía una cita a la que ya dijo que asistiría.
Giró en la cama, quedando boca arriba, y sintió el semen escurriendo por su entrepierna. JiSoo anudó dos veces la noche anterior, con RyuJin tan cansada que no se molestó en ir a limpiarse. Mejor así, la omega estaba un poco preocupada por no estar embarazada todavía. JiSoo no le decía nada ni le presionaba por eso, pero RyuJin tenía un deber qué cumplir con su esposa.
Suspirando, terminó por ponerse de pie para ir a darse una ducha. JiSoo había salido dos horas atrás para ir a su trabajo. A veces, RyuJin despertaba con ella e iba a prepararle el desayuno, aunque en otras ocasiones no era así. JiSoo era bastante autosuficiente en ese sentido, pero a RyuJin le sentaba un poco mal no poder servir a la alfa como correspondía.
El próximo mes sería el aniversario de matrimonio. Cumplirían cuatro años de casadas, y RyuJin esperaba que JiSoo no lo olvidara como el año pasado. Le hacía mucha ilusión recibir alguna atención de su esposa, por pequeña que fuera, a pesar de que JiSoo no fuera una alfa demasiado cariñosa. A la omega no le gustaba pedirle demasiado, sin embargo, se sentía bien saber que su esposa la quería.
Ambas se casaron cuando RyuJin cumplió los dieciocho años y terminó la secundaria. Había sido un matrimonio arreglado entre ambas familias, que pertenecían a la aristocracia del país. Una fortuna para RyuJin, que era omega, pues muchas personas veían a los omegas como una desgracia. Sus padres no estaban muy contentos con ella en ese sentido, pero se encargaron de arreglarle un buen matrimonio que trajera beneficios a la familia.
Básicamente, los padres de JiSoo tenían una deuda de dinero con la familia de RyuJin. Sus papás decidieron perdonar dicha deuda, si la hija de los Choi aceptaba a RyuJin como pareja. Ellas se conocieron en una cena, JiSoo le echó un vistazo y dio su veredicto.
―Está bien, no tengo problema en casarme contigo. ―comentó, tranquila y sin una señal de asco.
JiSoo estaba saliendo de la universidad en ese momento, con veintitrés años. A RyuJin le gustó mucho el porte elegante que tenía, su piel levemente bronceada y el aroma a cítricos que soltaba. Estudió Derecho y pronto entraría a trabajar en la empresa de sus padres.
Así que ellas salieron por un mes antes de casarse e irse a vivir solas. RyuJin estaba muy asustada al inicio, sin embargo, JiSoo fue amable y paciente con ella, y no le había tratado mal en ningún momento. Es decir, a veces discutían, pero nunca escaló a una pelea fuerte. RyuJin siempre solía retroceder con rapidez, fue criada para someterse y era algo que salía naturalmente en ella. No le gustaban los conflictos, y menos si eran con un alfa. Peor aún, si eran con su esposa.
Tal vez, si RyuJin tuviera que definir su vida, diría que era un poco aburrida. No pasaban demasiadas emociones en su vida. Solía quedarse en casa gran parte del día, limpiando, ordenando o lavando ropa, esperando a que JiSoo llegara. Cuando la alfa regresaba, tenía la cena lista, comían, e iban a tener sexo. Incluso el sexo podía ser un poco aburrido, al menos para RyuJin, que no lo disfrutaba particularmente. Al inicio sí, pero JiSoo fue dejándose cada vez más, y a veces follaban hasta que la alfa quedaba satisfecha. Podía haber noches en las que RyuJin no tenía ningún orgasmo, pero JiSoo acababa, y las cosas terminaban allí.
No es como si la omega se lo reprochara o exigiera. No le gustaba exigir cosas, reclamar y protestar ese tipo de atención. Temía mucho enfadar a JiSoo y que la abandonara. De alguna extraña forma, con el paso del tiempo, llegó a quererla. Puede que incluso la amara, no lo sabía bien, porque tampoco tenía con qué compararlo. Sin embargo, no sabía si era recíproco. Es decir, JiSoo le decía que la quería, pero no más que eso, y por lo mismo le daba miedo arruinarlo. Si la alfa la dejaba, sus padres se enojarían con ella, además de que no sabía trabajar en algo como para valerse por sí misma, y estaba acostumbrada a esa vida que llevaba. Pudo haberle tocado peor, y no quería desestabilizar esa tranquilidad que ya había logrado.
Se limpió con profundidad, acariciando la marca en su cuello. Una vez estuvo lista, se vistió de forma relajada para la salida que tenía. Quedó en ir a desayunar a un salón de té con ChaeRyeong. No estaba particularmente entusiasmada por eso, pero hacía mucho que no salía con su mejor amiga, y ChaeRyeong ya se lo estaba reclamando.
Se vistió con un jean azul y un suéter blanco, encrespando sus pestañas y haciéndose un delineado ligero. No sabía para qué se esforzaba tanto, si a dónde fuera, escucharía los murmullos de otras personas.
Los Choi eran muy conocidos, demasiado para su propio gusto. Su boda fue un asunto casi público, con fotos en todos los periódicos e incluso con personas que no conocía de ninguna parte, pero eran famosos. Llegó a ir la popular idol y compositora, Jeon Somi, que era amiga de JiSoo. Por eso mismo, cuando RyuJin se casó con ella, muchos ojos voltearon a verla. A cada lugar al que iba, solían reconocerla y era cuando oía esos odiosos susurros.
Agarró su bolso, revisando que llevara la tarjeta de crédito que JiSoo le entregó, y salió de su casa. La alfa compró esa gran casa como regalo de bodas, con cuatro habitaciones, para una gran familia. Para al menos tres cachorros, contabilizó RyuJin, y trató de respirar para no dar paso al pánico de saber que todavía no le daba ningún bebé a JiSoo.
Subió a su auto, que la alfa le regaló en su primer cumpleaños junto a ella, y condujo hacia el salón de té en el que quedó con ChaeRyeong. Quedaba en un lugar exclusivo de la ciudad, para gente de clase alta, con una enorme terraza que daba hacia un frondoso parque. ChaeRyeong la estaba esperando afuera, con su bonita barriga de cinco meses, y la saludó con entusiasmo. RyuJin se esforzó en no mirarle el vientre, porque si no, sentiría celos. ChaeRyeong llevaba sólo un año de casada y ya estaba en cinta.
―¡Ryu Unnie, hace mucho que no te veía! ―saludó la omega, feliz.
―Hola ―saludó, haciéndole un gesto para que entraran―. ¿Cómo lo llevas, Ryeonggie?
―¡Genial! ―contestó ChaeRyeong, sin dejar de sonreír―. Tendré gemelos, ¿Puedes creerlo?
RyuJin quería sentirse genuinamente contenta por su mejor amiga, pero había una pizca de envidia en su interior.
―¿Lo viste? Es la omega de JiSoo. ―escuchó el primer murmullo, que venía de unos chicos omegas que le miraban de reojo.
―No sé qué le ve ―contestó él otra―, se ve tan ordinaria, una lástima que JiSoo haya aceptado ese matrimonio. Pudo haber tenido a cualquiera...
―¿Y cómo van las cosas con YeJi? ―le preguntó a ChaeRyeong, demasiado fuerte para su propio gusto, pero sentía los nervios haciendo mella en su interior. Agarró la carta para ver qué iba a ordenar.
―Todo va maravilloso ―dijo la omega, luciendo realmente alegre―. La próxima semana tomará unas vacaciones e iremos a Jeju por dos semanas, ¿Lo puedes creer? Hace mucho no teníamos un tiempo para las dos. ¿Y tú?
Se encogió de hombros, aunque se forzó a sonreír, sabiendo que muchas personas le estaban mirando allí, atentos para escuchar cualquier cosa.
―JiSoo sigue tan trabajadora como siempre ―dijo, llamando a una camarera, y pidió un té verde junto a un trozo de tartaleta. ChaeRyeong quiso un batido con donas―. Cuando se tome vacaciones, le diré que vayamos a Europa, tengo muchas ganas de conocerla.
―¿De verdad? ¡Qué bonito! ―contestó ChaeRyeong, pero RyuJin pudo notar cierta preocupación en su mirada.
―Es obvio que JiSoo la engaña ―habló una alfa a mesas de ellas―, mírala, no es hermosa.
―Me gustaría ser uno de los amantes de Choi. ―suspiró la omega que acompañaba a la alfa.
Claro que no, JiSoo jamás la engañaría. Eso era imposible, su esposa era una alfa hecha y derecha, no se atrevería a engañarla así. Además, siempre parecía muy satisfecha en el sexo, siempre se corría en su coño y, a veces, le hacía bonitos arrumacos que le hacían feliz. RyuJin se ponía mucho más alegre cuando JiSoo era cariñosa con ella.
No pudo evitarlo y comenzó a sentirse un poco mal, sin embargo, trató de no demostrarlo. No quería que ChaeRyeong se diera cuenta de lo mucho que le afectaba.
―RyuJin, ¿Todo va bien? ―preguntó ChaeRyeong.
Para su propia fortuna, en ese momento llegó la camarera a dejarles su desayuno. ChaeRyeong parecía dispuesta a seguir preguntando, pero el celular de RyuJin sonó, y sonrió cuando se dio cuenta de que era JiSoo.
―¿Soo? ―contestó, más animada. JiSoo no solía llamarla demasiado.
―Ryu, ¿Cómo va todo? ―saludó su esposa al otro lado de la línea.
―Bien, estoy con ChaeRyeong en un salón de té, luego pensaba volver a casa...
―No, no regreses ―la cortó JiSoo―, ven a verme, ¿Sí? Vamos a almorzar juntas.
―¿De verdad? ―se sintió como un gran alivio para RyuJin―. Claro, ¡Pasaré directo a tu oficina!
―Perfecto. Ya tengo que irme, Ryu-ah.
―Sí, sí, no te preocupes. Te amo, Soo.
―Nos vemos, bebé.
Finalizó la llamada, contenta y feliz por la atención recibida. ChaeRyeong parecía aliviada frente a ella, por lo que se pusieron a desayunar entre conversaciones. Sin embargo, eso no quitó que siguiera escuchando los susurros a su alrededor.
―Pobrecita, mira la omega desastrosa que es...
―No le ha dado ningún cachorro todavía, probablemente se divorcie de ella en un año más...
―Seguro que Choi tiene otras omegas que si le han dado un cachorro...
Trató de ignorar todo lo que escuchaba, a pesar de que se volvía más y más duro cada vez. Cada vez que salía a comer, o tenía un evento, era como si esos murmullos la persiguieran. Las personas tenían el sentido de susurrarlo suave, como para que ella no escuchara, pero a RyuJin le llegaba fuerte y claro.
Una vez, en los primeros meses de casada, una alfa dijo en voz alta que la omega lucía como si la hubieran sacado de la basura. JiSoo lo escuchó, se enfadó un montón y hubo una pelea, en la que ese alfa terminó por pedirle disculpas. Su pareja le dijo que, si le volvían a decir algo así, se lo dijera para solucionarlo, pero RyuJin no se atrevía a hacerlo. Como eran sólo murmullos, bien esas personas podían escudarse en que escuchó mal o no se referían a ella.
Una hora después salieron del salón de té, yendo a un pequeño centro comercial para buscar ropa qué comprar.
―Estoy un poco preocupada ―le confesó RyuJin, mientras caminaban. ChaeRyeong le miró―. No he quedado embarazada en estos años, ¿No habrá algo mal en mí?
―Bueno, cada pareja tiene su tiempo ―contestó la omega menor―, no deberías estresarte, Unnie. Mientras más le des vuelta, peor será para ti.
―Pero no quiero decepcionar a JiSoo.
―¿Por qué la habrías de decepcionar? ―ChaeRyeong parecía genuinamente sorprendida.
―Porque debo darle cachorros ―explicó RyuJin―. ¿Será que no tenemos suficiente sexo?
―Ryu... ―ChaeRyeong la detuvo, otra vez preocupada―, los hijos no lo son todo en un matrimonio, ¿Lo sabes? Y si JiSoo te ama, no le tomará importancia a eso.
‹‹El problema es que no sé si me ama››, pensó RyuJin, fingiendo que estaba de acuerdo con las palabras de ChaeRyeong.
Al final, terminaron por entrar a varias tiendas para buscar ropa. ChaeRyeong estaba muy entusiasmada por sus cachorros, así que compró mucha ropa para bebés. Dijo que serían una niña y un niño, por lo que también compró bastantes juguetes. RyuJin no pudo evitarlo, y compró también unas zapatillas pequeñas que le parecieron encantadoras. Tal vez, si quedaba preñada dentro de poco, podría usarlas para darle la sorpresa a JiSoo. Estaba segura de que un cachorrito les haría muy bien a ellas, así que esperaba recibir una buena noticia pronto.
También compró ropa para ella, a pesar de que no solía usar muchos conjuntos distintos, porque no salía demasiado de casa. Sin embargo, parecía una buena forma de distraerse y enfocar su atención en otra cosa.
―Vi a Choi salir el otro día con una omega preciosa ―escuchó, mientras estaba en el probador―, pobre chica, ¿Realmente creía tener una oportunidad con esa alfa?
RyuJin se los demostraría. Les demostraría que podía darle un bebé a JiSoo y tener la atención de la alfa sólo en ella.
Cerca de la una de la tarde, se despidió de ChaeRyeong, que dijo que iría a visitar a su mamá. Ella, en cambio, se dirigió hacia el edificio donde JiSoo trabajaba. Los Choi eran conocidos por ser dueños de una compañía de entretenimiento, enfocándose en actores y idols. JiSoo trabajaba como abogada para la empresa, pero era también una accionista, por lo que no debían preocuparse jamás por ingresos. Los padres de RyuJin, en cambio, eran altos ejecutivos de un banco. De allí surgió la deuda de los Choi con los Shin, pues mucho tiempo atrás, los Choi pasaron por un período financiero difícil y los Shin les ayudaron a mantenerse a flote.
Entró al enorme edificio de quince pisos, siendo reconocida enseguida por los guardias y las recepcionistas. Mientras se subía al ascensor, escuchó los susurros.
―Viste tan mal, ¿Segura que es de clase alta?
―Me da lástima la señorita Choi, obligada a casarse con esa omega que no le ha traído ninguna ventaja...
―Él señor Choi era mejor opción para ella...
Cerró sus ojos brevemente. Choi YeonJun era un alto ejecutivo que trabajaba en la empresa, y según había escuchado, estuvo en la lista de posibles esposos para JiSoo. Además, era muy amigo de su alfa.
Una vez, a inicios del matrimonio, RyuJin demostró su inseguridad respecto a él. JiSoo le sonrió, amable, y le revolvió el cabello.
―No te preocupes ―le dijo la alfa―, él es sólo un amigo, Ryu-ah.
RyuJin le creyó. Ahora, no estaba muy segura de eso, pero no lo iba a demostrar.
Se bajó en el piso catorce, donde JiSoo tenía su oficina. Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con la madre de su alfa, que le hizo un gesto para llamar su atención.
―Hola, señora Choi ―saludó, haciendo una inclinación―. ¿Cómo ha estado?
―Deja las formalidades, RyuJin ―dijo ella, sosteniendo unas carpetas negras. La madre alfa de JiSoo era sorprendentemente alta, con el cabello largo y negro, piel pálida y un porte elegante―. Eres mi yerna, ¿Todavía no te acostumbras a que somos familia? Eres una Choi ahora.
Sonrió con disculpa, un poco avergonzada. Sabía que la madre de JiSoo no tenía malas intenciones, pues ella siempre se caracterizó por ser comprensiva con ella. Sin embargo, siempre que hablaba lo hacía con fuerza, y sus palabras las escuchaba todo el mundo. De seguro la gente a su alrededor estaba pendiente de la conversación.
―Lo siento, seño... SooYoung. ―corrigió a último momento.
―Así me gusta más ―la mujer le miró con aprobación―. ¿Vienes a ver a JiSoo? Ha estado un poco estresada últimamente, le hará bien tu compañía. Estamos por debutar a un nuevo grupo y debe hacerse cargo de todos los trámites legales de...
Escuchó en atento silencio, a pesar de que por momentos se perdía en la conversación. RyuJin no entendía muy bien cómo funcionaba eso de los negocios, no fue educada para ello, pero no sería tan grosera como para ignorar lo que le decía su suegra.
―En fin, no te entretengo más ―suspiró SooYoung―. Ve con JiSoo. Oh, sí, ¿Todavía no hay un cachorro en camino?
RyuJin forzó una sonrisa en su rostro.
―Con JiSoo estamos trabajando en eso. ―le aseguró.
SooYoung asintió con aprobación.
―Un cachorro sería bueno en estos momentos, me gustaría ser abuela ya. ―comentó, antes de despedirse y seguir su camino.
―Te aseguro que es infértil, ¿Cómo puede pasar tanto tiempo y no quedar preñada? ―escuchó.
―O peor, ¿Y si no comparten lecho? ―unas risas burlonas resonaron―. Tal vez JiSoo no se acuesta con ella, debe ser un poco desagradable follarla.
Volvió a caminar con la cabeza en alto, fingiendo que no escuchaba todas esas horribles conversaciones que tenían acerca de ella.
Cuando ya estaba llegando a la oficina de JiSoo, del interior de ésta salió YuNa, otra renombrada abogada de la empresa. La alfa la miró y le sonrió. RyuJin volvió a sonreír, pero con más relajo.
―¡Vaya, RyuJin Unnie! ―saludó, entusiasmada. YuNa la abrazó y RyuJin inhaló el aroma alfa de la mujer―. Ha pasado mucho tiempo, ¿No crees?
―Demasiado ―se rió, contenta de ver otra vez una cara amigable―, lo siento, es que no me paso mucho por aquí.
―Deberías ―comentó YuNa―. Se te echa mucho de menos, y no me refiero sólo a JiSoo.
RyuJin sabía que YuNa coqueteaba con ella, pero nunca sabía cómo reaccionar ante ello. Ella no creía... Es decir, ella tenía claro que jamás engañaría a JiSoo o algo así. Además, ¿YuNa no era como una amiga de JiSoo? Eran compañeras de trabajo, como mínimo. Y YuNa sabía que era omega de otra alfa. Sólo lo tomaba como si fuera una broma, nunca en serio, aunque a veces sí se preocupaba por eso.
Se preocupaba, especialmente, cuando una parte de ella se sentía halagada por la atención recibida. YuNa le trataba muy bien, era comprensiva, le escuchaba y siempre le regalaba algo para su cumpleaños. A veces, era incluso más atenta que la misma JiSoo.
Pero eliminaba esas ideas de su mente antes de que agarraran más fuerza. RyuJin siempre le sería fiel a JiSoo, así como JiSoo lo era a ella. No importaba cuántas habladurías escuchara, su alfa nunca le sería infiel.
―¿Cómo va todo? ―preguntó, ignorando el flirteo.
YuNa era un poco más alta que élla, delgada y de rostro bien proporcionado. Cuando sonreía, se veían unos bonitos hoyuelos en sus mejillas, que a veces RyuJin quería tocar. Era muy linda.
―Un poco abrumada ―dijo la alfa―, hemos tenido mucho trabajo últimamente. No he tenido demasiado tiempo para mí y debo comprar un montón de cosas nuevas para el departamento al que me mudé.
―¿Necesitas ayuda? ―se ofreció RyuJin―. Si quieres, podría...
―Podríamos salir juntas un día ―habló YuNa, animada―. Debo buscar ropa nueva también y necesito para eso una segunda opinión.
―Cuando quieras. ―aceptó la omega.
―¡Por eso me gusta que vengas! ―YuNa la abrazó por los hombros sorpresivamente, pero no se alejó―. Eres una Unnie tan atenta, RyuJin, te mereces lo mejor...
―¿RyuJin?
La menor se giró, viendo a JiSoo bajo el marco de la puerta con una mirada extraña. Sabiendo que debía ser una escena rara, con YuNa abrazándola, dio un paso lejos de ella. YuNa tenía una sonrisa educada en su rostro ahora.
―Soo ―dijo RyuJin, caminando hacia la alfa―, ya iba a ir a verte, lamento llegar un poco tarde.
―No pasa nada ―la calma volvió al rostro de JiSoo, agarrándole la mano a RyuJin―. Vamos, debo hacer un par de cosas antes de salir.
―Está bien ―se dejó llevar por su alfa, girándose hacia YuNa brevemente―. Nos vemos, YuNa-ssi.
La otra alfa se despidió, y RyuJin cerró la puerta de la oficina. Era una habitación muy grande, con dos sofás largos, un librero que cubría toda una pared, la mesa y tres sillas. JiSoo tenía una planta que RyuJin le regaló dos años atrás para decorar ese lugar, además de unas fotografías de ellas dos en el escritorio: una de su boda, otra de ellas en la playa de Jeju y una tercera en su segundo aniversario de bodas. Tal vez podría llevarle una cuarta, para remarcar mejor su terreno.
―Acomódate ―comentó JiSoo, pero antes de que RyuJin se moviera hacia el sofá, tiró de ella―. No, espera un poco. No he recibido un beso tuyo hoy.
RyuJin soltó una risita tonta, aunque le causó un poco de alegría eso. JiSoo, sorpresivamente, le agarró de las mejillas y le dio un beso fuerte, de esos que le daba cuando tenían sexo. Por lo normal, sólo era un pequeño piquito el que compartían, sin embargo, RyuJin prefería por mucho esos otros.
Se alejó con las mejillas coloradas. JiSoo se veía más satisfecha ahora.
―¿Cómo te fue con ChaeRyeong? ―preguntó, volviendo a su mesa para ordenar unas cosas. RyuJin fue hacia el sofá más cercano.
―Está bien ―comentó la omega―, lleva muy bien su embarazo. Me ha dicho que irá con YeJi a Jeju la próxima semana ―tomó un poco de valentía para seguir hablando―. Nosotras podríamos hacer algo así para tus vacaciones.
―¿Mis vacaciones? ―JiSoo frunció el ceño ligeramente, sin voltearse a verla―. Pensaba tomarlas en unos cinco meses más. Estoy con demasiado trabajo, Ryu. ¿Y a dónde quieres ir?
―Europa ―habló, esperanzado―. Podríamos ir a Francia, a Alemania, Italia también sería bonito...
―¿Tantos países? ―JiSoo sacudió su cabeza en señal de reprobación―. No puedo estar lejos tanto tiempo, RyuJin, siempre tengo demasiado trabajo. Japón sería mejor.
La omega asintió, deprimida, pero tratando de no demostrarlo. Que tonta fue, JiSoo tenía razón. Ya habían ido a Japón el año pasado, aunque tal vez podrían ir a otras ciudades. Por lo normal, la alfa se tomaba sólo una semana de vacaciones, cuando debería tener casi un mes completo para ellas. Además, al ser accionista, tenía más libertades personales, por lo que podía estar fuera más tiempo.
Pero RyuJin no le sacaría eso en cara, no quería discutir con ella.
―Sí, no hay problema. ―contestó, suspirando.
Tal vez no lo disimuló muy bien, porque JiSoo se volteó a verla. RyuJin estaba haciendo ese gesto con su boca, ese triángulo raro, en clara señal de desánimo.
―Ryu-ah ―le llamó, y la chica se volteó a verla. A veces, JiSoo olvidaba lo joven que era RyuJin―, en otra oportunidad podríamos hablar lo de Europa, ¿Bueno?
―Claro ―la omega sonrió, a pesar de que seguía un poco triste por dentro―, lo entiendo, Soo. No te preocupes, más adelante podríamos tener unas largas vacaciones.
RyuJin sabía que eso no ocurriría. JiSoo era un poco adicta al trabajo, y a veces, pensaba que, en una lista, ella siempre iría en segundo lugar. Primero el trabajo, después el matrimonio. Se había acostumbrado a eso, aunque no quitaba que le provocara mucha tristeza. A veces, RyuJin soñaba con ser el primero de JiSoo, el primero en todo aspecto, y temía que eso arruinara lo que tenían.
Finalmente, después de veinte minutos, JiSoo terminó con todo lo que tenía pendiente. A RyuJin le llamó la atención que la alfa apagara por completo la computadora y cerrara los cajones de su escritorio con llave.
―¿No piensas volver más tarde? ―preguntó la omega, poniéndose de pie y yendo donde su esposa.
―No ―JiSoo le tomó la mano, caminando con ella a su lado―, me tomaré la tarde. Te tengo un poco descuidada, ¿No es así?
La omega le miró, algo sorprendida.
―Soo...
―Vamos a almorzar fuera y luego volvemos a casa ―JiSoo cerró con llave su oficina, antes de voltearse y agarrarla por la barbilla―. Tal vez podríamos tener un momento para las dos, mamá hoy me ha preguntado por cachorros.
RyuJin hizo un puchero ligero.
―Lo siento ―se disculpó―, también quiero...
―Oye, no es necesario que pidas perdón ―JiSoo le sonrió―. Un bebé vendrá en el momento idóneo, ¿Está bien? Pero eso no quita que podamos disfrutar mientras. Me gusta estar contigo, Ryu-ah.
RyuJin asintió con fuerza, contenta al escucharla decir eso. JiSoo no era muy afectuosa, pero cuando lo era, la omega siempre se sentía derretir y su corazón se volvía loco.
―Te amo. ―le dijo, dándole un beso ligero en la boca.
JiSoo le dio otro beso.
―Vamos, preciosa.
RyuJin no dejaría que nadie, ni esos odiosos rumores, arruinaran lo que tenía con JiSoo.
[ adaptación © Hobibuba ]
Las JinLia están en un matrimonio por conveniencia y, básicamente, Ryu tiene muchas inseguridades. la trama es sencilla y, tal vez, un poco cliché, por lo que no será algo especialmente largo como les dije más arriba.
¡Gracias por leer!
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