XXIX. La fiesta (Parte II)
Akim estaba parado en medio del ascensor, moviendo sus manos nerviosamente mientras movía compulsivamente su pie. De hecho, hasta hace unos segundos había estado girando dentro de ese pequeño rectángulo de metal, pero le pedí que parara por mis nervios. No era mi culpa: Tabor no tenía edificios de más de cinco pisos, y ninguno tenía un ascensor con ventanas que te den una vista enorme a Moscú.
Tenía la vista de la ciudad casi al anochecer que me gusto muchísimo, pero no podía evitar pensar en el trabajo del pobre hombre o mujer que limpiará las ventanas. Ese día, comprendí que sufría de vértigo.
En el piso 43 (si, porque resultaron ser 45 pisos) el ascensor paró y salí escupido como si mi vida dependiera de ello. Akim me observó con curiosidad, pero no dijo nada sobre ello. Camino por el pasillo del iluminado corredor hasta que se puso de frente a una de las tantas puertas. No tenía ni un letrero, y el aun así entró con confianza
Una sala enorme con cerca de veinte sillas perfectamente acomodadas. Estaba vacía, y Akim lanzó un suspiro dramático—Vaya, exigen que seamos puntuales y ellos no llegan aún. Que hipócritas.—
—¿Y tus hermanas?.
—No sé, supongo que aún no llegan. La peluquería donde Kathia confía que les vean el cabello está al otro lado de la ciudad, y ya empezará la hora de tráfico.—explicó sentándose en una silla
Imite su acción y nos quedamos en silencio. Me preguntaba cómo serían en realidad los abuelos de los Davydev. Y cómo reaccionaría al ver el pelo azul de Vondra, tomando en cuenta que esta vez, Kathia no había pedido que se lo destiñera de nuevo. Vi eso como una clase de rebeldía, pero... también, considerando la reacción de Yelena, no esperaba nada bueno.
La puerta se abrió de golpe y Kathia entró rápidamente. Respiraba con pesar y cuando nos vio, soltó el aire acumulado—Gracias a Dios... No llegaron—
—Atrasona—se quejó Akim
—No es mi culpa. Vondra es un caracol promedio caminando con tacos, los primeros metros en el hall la ayude, pero me aburrí y la deje sola.
Me imaginé por medio segundo la posible escena que hicieron mientras intentaban correr a la reunión.
Kathia sacó su cabeza y gritó—¡Apúrate, caracol! ¡¿No ves que estamos tarde?!.
—¡Cállate! ¡Caminar con tacos apesta!— escuché la voz de Vondra a lo lejos
—Sácatelos, idiota.
Unos cuantos insultos resonaron y luego unos pasos rápidos hasta que Kathia abrió la puerta por completo. El vestido de Kathia era completamente negro, de corte largo y sin tirantes. Su color era opaco, pero la parte de la falda tenía unos cuantos brillos, además de que su cabello estaba peinado en un perfecto moño. Vondra tenía un vestido apretado de color rosa pálido, completamente de encaje y unos tacos negros en su mano derecha. Su cabello estaba perfectamente trenzado, y para mi sorpresa, estaba levemente maquillada. Y, para variar, tenía el ceño fruncido.
—Odio esto.
—¿Los tacos o la fiesta?—pregunto Akim con curiosidad
—Todo.
Kathia lanzó un bufido y se desparramó con poca delicadeza en una silla—No puedo creer que nuestros familiares aún no lleguen. Insulte a medio Moscú para llegar a tiempo porque Vondra no se dejaba maquillar...-
—No me gusta que acerquen cosas a mi cara.
—Explícame una manera de maquillarte sin acercar cosas a tu cara y te doy un premio—Kathia contradijo con arrogancia
—¿Alguna vez viste los Simpsons, cuando Homero muestra sus experimentos?.
Akim rio un poco y pregunté—¿Prefieres que te apunten con un rifle antes de que una mano se acerca con brochas y eso?.
—Cualquier cosa me agrada más que eso—ella refunfuñó como niña, caminando por el cuarto
Reí un poco por su reacción, pero todo acabó cuando la puerta se abrió de golpe de nuevo. La secretaria que nos había recibido estaba junto a ellos y parecía temblar de pies a cabeza. Y detrás de ella, entraron cerca de quince personas con trajes y vestidos, aunque la mayor parte eran hombres. Kathia se puso de pie de un salto al igual que Akim, y yo los imité. Vondra tenía una expresión en blanco, viendo a todo a su alrededor con desdén. Notaba a leguas que no le agradaba estar en ese lugar.
—Es bueno ver que ya hayan llegado.—Kathia comentó finalmente, en inglés
El silencio de la sala fue casi terrorífico. Ninguno de ellos se disculpó por llegar tarde, y Kathia no cambiaba su expresión aburrida. Akim tosió disimuladamente y dijo—Es un gusto verlos de nuevo, familia—
Las miradas cayeron al pequeño Davydev, y por inercia, sobre mí. Akim pareció darse cuenta de su error y me vio con pena, como si esperara que el momento de mi presentación no pase aun.
—Buenas tardes a todos—Vondra fue quien habló primero, para sorpresa de todos—Quisiera presentarles a Kral Hajek. Es mi vecino, y un querido amigo que hice en Tabor este último año.—
Algunas personas comenzaron a murmurar y otras me miraban fijamente, hasta que finalmente alguien se paró. No era uno de los adultos o ancianos, sino un chico joven. De cabello negro y ojos verdes
—Es un gusto conocerte finalmente, Kral—saludo con un excelente inglés—Soy Klaus, primo de Aleksandra y Ekaterina—
Ah, el hermano de Yelena.
—Un gusto, gracias por la invitación...—
—No es como si tuviéramos opción—escuche una voz masculina desde una de las primeras sillas
Kathia viro los ojos y escuché a Vondra reír sin gracia—Sí, tienes razón Yakov. Después de todo, Ekaterina, Dusal y yo somos propietarios del 80% de la empresa, ¿no?—
La tensión del lugar se podía cortar con una aguja vieja. Pero debía aceptar que me agrado su respuesta rápida. Akim abrió sus ojos de par en par, y Kathia se mantuvo en silencio, pero notaba un atisbo de sonrisa
—Bueno, tomando en cuenta su tardanza, no creo que tengamos más tiempo para esta agradable reunión—Kathia habló de golpe—Mi hermana y yo iremos a la reunión con los inversionistas extranjeros, así que son libres de ir al quinto piso a la sala de estar para poder esperar la hora de la fiesta. Tiene el buffet disponible, y todo lo que pidan lo tendrán. Con su permiso, Aleksandra y yo nos vamos.—
Tomó la mano de su hermana y salieron de la sala con toda la confianza del mundo. Nuevamente, la mirada de su familia cayó sobre Akim y yo, pero no dijeron más. Se pusieron de pie y salieron tras de ellas.
—Rayos...— suspiré cuando salieron—Eso fue desastroso—
—¿Lo crees? Fue bastante normal para lo que normalmente pasa.
Gire mi cabeza alarmado—¿Qué tanto pasa?.
—Bueno, Rin normalmente es bombardeada por mil preguntas, ella insulta simuladamente a medio mundo. Von defiende a base de insultos directos, tardan cerca de una hora en calmarse y se van cada cual por su lado.—explicó con total naturalidad—A mí me dan un helado enorme al día siguiente por hacerme pasar por ello, y la vez que vino Lev, él más se peleó para luego tomarme de la mano y sacarme de ahí mientras maldecía a Rusia.—
—Oh, vaya...—
Akim se acercó a la puerta e inclinó la cabeza, para pedir que lo siguiera. Caminamos hasta las gradas y ahí, subimos hasta el último piso. Una pared de vidrio nos separaba de algo que parecía una oficina, con un pequeño gafete que decía "Davydev Ekaterina. CEO."
Él tomó una tarjeta de su bolsillo y la pasó por la cerradura electrónica, abriéndose y dejándonos entrar.
—No creo que te agrade la idea de ir con ellos, así que quedémonos aquí. Hay dulces, pipocas y vodka—le lancé una mirada alarmada—Vondra me dijo eso una vez, no sé donde esta—
Era una oficina enorme, todo lleno de ventanas que tenían la mejor vista que tuve en mi vida. Su escritorio era simple, negro y una silla giratoria algo vieja. Una Tablet y laptop estaban en su lugar, y al otro lado, varios sillones y una mesa. Akim miro el reloj de la pared y dijo—Falta una hora para la fiesta, así que hasta mientras podemos ver algo—
¿Una hora? ¿Habíamos estado dos horas en esa sala en silencio? Madre mía...
Akim tomó un control remoto y apretó hacia una pared que estaba delante de los sillones. Una pantalla plana giró y mostró la pantalla de Netflix.
—¿Qué quieres ver?—
Bajamos media hora tarde a la fiesta. Ver Bojack Horseman había sido entretenido, pero ahora los dos estábamos rezando en el ascensor para llegar a tiempo al primer piso y correr al salón.
La campanilla sonó y ambos corrimos sorteando personas mientras Akim me guiaba hasta un lugar lejos del hall, y una enorme puerta de madera. Akim abrió una con delicadeza y la abrió despacio, sin hacer ruido alguno. Él entró y luego tomó mi mano para jalar. Ni bien di un paso adentro, las luces me cegaron y giré para ver a Akim. El niño cerraba su puerta con el mismo cuidado y giro con una expresión de alivio
—Bien... Si Vondra o Ekaterina preguntan, estábamos aquí a tiempo, pero no nos vieron...—
—Tramposo—
Akim dio un salto y terminó detrás de mí. Klaus estaba frente a nosotros con una sonrisa pícara, viéndonos con gracia.
—Ya, tranquilo Dusal... Ellas llegaron para empezar a saludar a las personas y no les dio tiempo para buscarlos—explico—No soy un soplón—
—Gr-gracias...—dijimos al unísono.
Cuando mis ojos se acostumbraron a las luces, logre ver al esplendor de aquella fiesta. Era enorme el salón, había música clásica en vivo, personas de varios países y varios mayordomos. Todos parecían estar abstraídos en su mundo, nadie notaba al pequeño niño despeinado o al loco de los tatuajes. Agradecí profundamente eso.
—Hey, Kral—
Gire levemente para ver a Klaus. Él era confianzudo, y tenía bastante confianza en sí mismo. Se notaba a leguas que quizá, Akim sería como el de adulto, tanto física como mentalmente
—Tú que pasaste más tiempo con ella este año... ¿Qué te parece este regalo?—
Una cadena de color plata con un dije en forma de pincel sé balanceándose frente a mi nariz.
Y todo cayó en su lugar, haciendo que temblara por dentro.
En cinco horas era el cumpleaños de Vondra. Y ahora sí que no tenía opción de salir y comprar algo.
Escuchaba como Akim le preguntaba sobre el regalo de Kathia, pero no pude atender más. Desesperadamente, deseando que un regalo cayera frente a mí, vi alrededor, solo para encontrarme con Vondra acercándose a nosotros con sus pasos temblando.
Oh, rayos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top