Un colega servicial

Recuperé los sentidos rápidamente y estaba arreglándome la ropa cuando se me acercó una figura borrosa.

—Ruel, ¿cuántas veces te lo tengo que decir? —aparecía Eden—. Si no te controlas, no nos dejarás otra opción...

—Ts, siempre tan estricto.

Mi mirada se alternaba entre aquellos dos hombres y el corazón me latía a mil. Pero en el momento en que me di cuenta de lo que casi me había sucedido, volví a estar sobrio.

—¿La...la mazmorra? Casi acaba de cometer un crimen, ¿verdad?

—Así es. Los vampiros que muerden a humanos se van al exilio o terminan en la mazmorra...Pero esa es decisión de Roy.

—Sí, sí... Hagan lo que quieran. 

—Así que, Ruel... ¿Roy te tiene agarrado de la correa? —podría sonar sarcástico, pero me había vuelto algo más atrevido tras unas copas.

—No... Creo que no. No sé qué te haría pensar eso.

—Entonces asumo que puedo trabajar sin tener que preocuparme por nada. Después de todo, mi trabajo es encargarme de los vampiros. Eso significa que podría denunciarte con Roy, ¿cierto?

—No...no se supone que tengas que denunciar cosas como esta. Lo que acaba de suceder fue... fue...

Apenas podría mantenerme en pie sin ayuda, pero le dediqué una sonrisa a Ruel.

—De ahora en adelante deberías ayudarme, a menos que quieras complicar las cosas.

Algo tenía en claro, en este mundo sobrenatural uno no puede sobrevivir sin chantaje o provecho de puntos débiles. Suena cruel, y ciertamente lo es.

—¿Qué? Oye, si así va a ser de ahora en adelante, ¡bien podrías chantajearme directamente!

—Tú también vas a guardar esto en secreto, ¿no? —me preguntaba Eden, podría tomarlo como una amenaza, pero en cuanto lo vi rascarse la nuca un tanto pensativo me ablandé—. No quisiera tener que molestar a Roy. Esta vez, te ayudaré.

—¿Ves¿ ¿Y qué hay de ti, Ruel?

—¡Mírate! Te gusta jugar sucio, eh...¡Está bien! Supongo que podría ayudarte.

—Entonces ahora entiendes la situación? 

Ver a Ruel dirigiendo la marcha entre gruñidos me hizo reír un poco. Pero, de alguna forma, siento que me están observando. Me di vuelta y miré hacia la calle, pero no pude ver nada. ¿Acaso era mi imaginación? 

—No puedo volver a beber jamás. Hace calor y me siento mareado...—sacudí la cabeza y empecé a alejarme caminando lo más rápido que podía.


. . .


Al día siguiente. Tan pronto como empezó a clarear y antes de que pudiera quitarme la resaca, Dayn me arrastró fuera de mi cuarto. Me dijo que tenía curiosidad por saber por qué olía a alcohol, pero no me preguntó nada.

—Um, entonces ¿dices que la fachada exterior de la empresa y la mazmorra no son lo mismo?

—Así es. Hoy firmarás tu contrato con la empresa. Almorzarás en un restaurante que hemos reservado —Dayn parecía sonreír satisfecho con la idea.

—¿Almorzar? Es decir... ¿Con Roy?

—Yo también iré. No te molesta, ¿verdad? —su expresión se volvía un tanto suave, tal vez mis palabras habían sido profundas para él.

—No vas a beber sangre frente a mí, ¿o sí?

Dayn me miró estupefacto y luego empezó a reír.

—Que seamos vampiros no significa que solo bebamos sangre. No somos tan insensibles, tranquilo.

—Solo quería asegurarme. Lo prometo.

Seguimos hablando mientras el auto avanzaba a toda velocidad por las calles. Un momento después, llegamos al frente de la oficina donde Roy nos esperaba.


Sala de reuniones de la oficina


—Entonces firmo aquí y... ¿todo listo?

—Así es. Ya tengo ganas de ver lo que lograrás en estos seis meses.

Roy firmó el contrato, se levantó y caminó hacia mí. Me ofreció su mano para darnos un apretón de manos. 

—No lo defraudaré, señor.

—No hace falta tanta formalidad. Puedes llamarme Roy.

Me encogí un poco al sentir su mano fría, pero no fue un sentimiento desagradable.

—Está bien... Roy.

—Hm...Roy, tenemos una reserva.

Dayn desde la lejanía tosía para devolvernos a la realidad, era cierto que teníamos una reserva en espera, y el desayuno no se iba a dar más tarde.

—Ah, sí. ¿Ya es hora? Vayamos a almorzar. Gray, ¿te gusta el filete?

—¿El filete...?

"A decir verdad, no es mi comida favorita...". Eso quise decir, pero no pude.


. . .


En el restaurante


Toda la comida (que nos prepararon tan pronto llegamos) era de la más alta calidad.

—Gray, ¿te gusta la comida? —me observaba Dayn con una suave sonrisa en los labios.

—Sí. Este filete...se me derrite en la boca.

—Sabía que podía confiar en Dayn para elegir el menú. Cuando terminemos de comer, regresaremos a la mazmorra para que recibas la capacitación para el trabajo.

—Te he preparado un manual de instrucciones. Te contaré más de camino.

¿Qué demonios era esta situación? ¿Qué jefe es tan amable con sus empleados? Millones de preguntas me pasaban por la cabeza, aunque era mejor que el tener que masticar aquel filete.

—Ah, una capacitación... Claro, es obvio que necesito una: después de todo, soy nuevo en el trabajo. Pero me olvidé de preguntar antes... ¿Estará bien con seis meses?

—¿Hay algún problema? —saltaba Roy tras mi pregunta.

—¿Un...problema? Por supuesto que no.

Mientras menos tiempo sea, mejor para mí. Corté otro pedazo de filete y me lo metí en la boca.

—Ah, cierto, Gray, me olvidé de preguntar —Dayn se entrometió en la conversación con una voz de urgencia—. ¿Hay algo que quieras buscar en tu anterior casa?

—Me había olvidado por completo de eso...

—No te culpo, dada la urgencia de todo lo que ocurrió. Ve a buscar tus cosas. El contrato no te impide hacerlo. 

—Mmm, no estoy seguro. Podría haber problemas si vuelvo...

—¿Problemas? —la mirada de Dayn era cálida, por extraño que fuera, quería lanzarme a abrazarlo. Por un breve momento me mantuve hipnotizado, pero entonces observé a Roy.

—Tendía que pagar mi deuda hoy.

—Ah, es por eso.

—Entonces te acompañaré.

¿Acaso lo imaginé? Por un momento, Roy y Dayn parecieron mirarse entre sí. Qué vida de mierda. Parece que nunca puedo evitar este tipo de situaciones fatídicas.


. . .


Mi anterior habitación


Solo había pasado un día, pero la habitación en la que vivía parecía sumida en un caos total.

—...el escritorio y el tocador están destruidos... Y todos los cajones están abiertos.

Apenas me salía la voz al ver tal escena, pensaba que iba a quedarme ahí, quieto sin hacer nada, pero Dayn me habló al momento.

—Gray, deberías darte prisa y buscar lo que necesitas.

—¿Podrías buscar la colcha de la cama? Podemos usarla para llevar más cosas.

—Dime si necesitas algo más. Si trabajamos juntos terminaremos más rápido.

Antes de que pudiera darme cuenta, habíamos logrado empacar todo. Apenas cerraba el cierre de la mochila y me detenía frente a la puerta, se escucharon ruidos fuertes desde fuera. Se trataba de los usureros.

—¡Gray! Creíste que no te encontraríamos si te escondías, ¡¿eh?!

—Te dijimos que solo esperaríamos hasta hoy, ¿me oyes? Sabes lo que te sucederá si no conseguiste el dinero, ¿verdad?

—Gray, ¿son los dos cobradores de los que hablaste ayer?

—Sí. Justo me preguntaba cuándo aparecerían.

Con paso pesado, varios cobradores entraron a la habitación. El sonido de sus bates de béisbol rompiendo cosas me aceleró el corazón...

—Gray, mantén tu vista sobre mí. Todo va a estar bien.

—¿De verdad va a estar todo bien...? —preguntaba mientras me apoyaba ligeramente en él.

—Gray, confías en mí, ¿verdad? Relájate, respira profundo...

Comencé a respirar de forma acompasada mientras él me palmeaba la espalda. No tardé en apoyarme algo más en su pecho.

—¿Qué le pasa a ese imbécil? ¿Quién se piensa que es para meterse en nuestro camino? 

—Si no vas a pagar, entonces piérdete, ¿quieres? —repentinamente dio un golpe violentísimo con su bate contra la pared. Justo entonces...

—Aaj, uff... ¡AAAJ!

—¿Qué...? ¿Cuándo...? ¿Eden? —Eden noqueó al cobrador con total facilidad, Luego se quedó a mi lado para protegerme. Sentir el aire frío que lo rodeaba hizo que el corazón me saltara del pecho, y comencé a sentir cómo la sangre caliente me corría por las venas. 

—Gray, ¿estás bien? —preguntaba Eden.

—Eden, ¿cómo sabías que estábamos aquí? 

—Supongo que Roy lo envió —afirmaba  casi seguro Dayn.

—Así es. Al principio solo miraba, pero...Gray, parecías estar en problemas, así que decidí acompañarte. Ya estás a salvo. Estoy a tu lado. 

Escuchar a Eden decir eso mientras miraba a los cobradores me hizo sentir una gran confianza. 

—Hijos de... ¡¿Qué creen que hacen?!

—Gray, quédate cerca de mí —parecía que tenía un plan, así que me quedé a su lado. ¿Acaso Eden no esperaba que hiciera eso? Por un momento lo vi sorprenderse—. Ah, espera...

—No me importa cómo, pero tan solo ten piedad de ellos. 

Me miró y los ojos le temblaban. Luego se calmó.

—¿De verdad tengo que hacerlo así? Esos tipos intentan lastimarte. Lo mejor sería encargarse este tipo de basura más temprano que tarde.

—Lo sé, pero aún así...

—¿Qué?

—No hace falta que te ensucies las manos con sangre.

Los ojos de Eden se hicieron más grandes, y luego asintió.

—Pero ahora mismo creo que es necesario. Así que no rechaces mi ayuda, Gray.

Un momento después, sentí el frío brazo de Eden alrededor de la cintura.

—Tan solo será un momento. Cierra los ojos.

Me sujetó firmemente de la cintura y yo cerré los ojos con fuerza como me había pedido.

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