Decreto 7: Los Vampiros No Necesitan de Nadie


Suturaba su mejilla provocando que expresiones de dolor se plasmaran en su rostro de tanto en tanto. Amy buscó con disimulo al erizo negro, quien después de llegar Tikal salió del recinto, dejándolas a solas.

–Terminaré pronto– habló la equidna.

–Gracias– musitó Amy para ver la expresión tranquila de ella –Amm... ¿puedo preguntarte algo?

–Claro.

–Tú... es decir, él...– silenció sin saber cómo formular su pregunta –Shadow trae a muchas... ya sabes...

–No– respondió sonriente, continuando su curación.

–Pero se conocen.

–Él no sabe cómo tratar heridas– explicó Tikal ante la insistencia del tema –A veces me ha traído a chicas lastimadas para que las atienda, aunque por lo general no se queda esperando a ninguna– señaló pensativa –¿Tú estás con él?

–¡N-No de esa forma! – soltó con una voz más aguda de la que debía para alejarse de su tacto, nerviosa –Es decir... yo... – silenció otra vez. No podía decir que era su sirvienta, era muy humillante.

–Oh, eres la nueva ayudante – dijo con una sonrisa entristecida, captando la atención de Amy –Debes de tener cuidado de no involucrarte mucho.

–Es muy tarde para eso – dijo para recordar el tatuaje en su lengua y fruncir el ceño.

–Creo que aún no lo es– habló seriamente –Él es... quiero decir...

–¿Has terminado? – la voz de Shadow interrumpió la charla –El olor a sangre se a aplacado.

–Sí, sí– asintió sonriente –Es mejor que sigan su rumbo antes de que la noche acabe.

Amy observó con intriga a la equidna, quien de nuevo tenía esa expresión amigable y despreocupada, observándola disconforme.

–Te pagaré luego– asintió Shadow a modo de despedida.

–Eres muy amable, hasta la próxima noche– se despidió la equidna.

–Andando– ordenó Shadow para verla fijamente y así caminar nuevamente fuera de la edificación.

–Gracias– se despidió de la monja para seguirlo de cerca.

Amy vio de reojo a las puertas de la iglesia en donde la equidna se despedía de ellos amenamente y de nuevo verla con esa mirada entristecida. No entendía su advertencia, es decir, ¿se refería a que él era un vampiro? ¿por eso la miraba de esa forma?

–Deberemos seguir a pie– habló Shadow al tocar la calle de adoquín para ver a la dirección de su destino.

–Pero eso nos llevaría...– Amy calló al sentir como él la tomaba en brazos para levantarla del suelo –¡¿Pero qué haces?! – preguntó y de manera instintiva sujetarse del cuello de él.

–Irás a mi ritmo, sujétate– ordenó.

Amy lo vio correr con tal velocidad que todo lo que había a su alrededor se convirtió en manchas borrosas por la rapidez.

Cerró sus ojos para hundir su rostro en él, temerosa de aquella nueva experiencia y a su vez deleitada. Sintió cada salto que él hacía y curva que daban para así abrir un ojo insegura y ver como dejaban los vestigios de nieve detrás de ellos para que la verde arboleda se hiciera presente, dejando todo atrás, sintiendo como respiraba nuevamente. Se sentía libre. Aunque nada podía estar más lejos de la realidad.

Un saltó desde una cumbre la hizo ocultar su rostro nuevamente en él para por primera vez percibir el aroma de su cuerpo. Amy olfateó suavemente y el olor a gardenia inundó su nariz, haciéndola olvidar todo lo que la rodeaba, y sin percatarse, sujetarse con un poco más de fuerza a él.

–Llegamos – escuchó decir para abrir sus ojos de golpe y así separar su rostro de él, quien de nuevo la miraba indiferente.

–¡Ah, sí! – exclamó para soltarse de su agarre y caer tambaleante.

Amy retrocedió varios pasos para alejarse del erizo sintiendo aún el contacto entre ellos envolverla, haciéndola sentir nerviosa. Observó a sus alrededores en un intento de alejarse de la mirada de él para así reconocer el lugar. Tal como él le había dicho había llegado la entrada a The Marble Zone, una ciudad en ruinas.

–Increíble...– musitó, incrédula. Un viaje ahí, incluso en el más veloz de los corceles le llevaría un par de días –Eres muy veloz– indicó.

–Y tú muy lenta– devolvió irritado para sacar un mapa que había llevado consigo sin ánimos de una charla de sus habilidades –He recorrido toda el área sur y noroeste – dijo para admirar el viejo pergamino –Sin embargo, en la suroeste no hay nada más que vegetación muerta.

–¿Aquí es donde vienes cada noche? ¿a recorrer estas ruinas?

–Busco una Esmeralda Caos– respondió sin quitar sus ojos del mapa –Se supone que está en las entrañas de este lugar ¡Pero no hay nada! – explotó molesto –Todo esto no es más que ruinas inservibles.

–Es porque no estás buscando correctamente – habló Amy para arrebatarle el mapa sin cuidado y verlo por sí misma –Aquí– señaló con su dedo un punto en el área suroeste –Aquí se encuentra la entrada a la parte subterránea de este lugar. The Marble Zone quedó enterrado después de un cataclismo y...

–¿Subterráneo? – interrumpió el erizo para tomar nuevamente el mapa y verlo con asombro –¿A eso se refiere con entrañas? – dijo para buscar con la mirada la entrada que ella le indicaba –Es por eso.

–Sí, pero no es de ir... ¡Espera! – pidió al verlo partir con prisa para correr tras de él observando sus alrededores febrilmente –Shadow, este lugar no es seguro para...

–Si no ayudas entonces no intervengas– interrumpió para seguir con su camino.

La dejó atrás para ver a la distancia un pequeño claro de roca cubierto por musgo. Corrió hacia el lugar para limpiar con su mano la vegetación del mismo y ver así, una desgastada entrada de piedra –Aquí es – dijo con un esbozo sonrisa para hacer su mano un puño y golpear con fuerza la piedra que se partió en pedazos dejando ver así el inició de unas gradas de roca al área subterránea. Las entrañas de The Marble Zone.

–Por fin – habló con una sonrisa.

–¡Shadow! – la escuchó llamar para segundos después sentir un dolor punzante sobre su brazo. El erizo volteó sobre sus espaldas para ver lo que parecían ser avispas gigantes atacarlo –¡Aléjate de los Buzz Bombers! – advirtió la eriza rosa.

Amy vio a los insectos acorralarlo. Los animales que vivían en la zona se conocían por ser agresivos y territoriales, algo que había intentado decirle desde que se había enterado de su pequeña aventura. Lo vio enfurecer al percatarse de los insectos que ahora se lanzaban sobre él. El erizo estiró su mano, y de ésta, pequeñas lanzas doradas volaran por todas direcciones atravesando a los insectos que cayeron al suelo sin vida y alejando a los que no pudo alcanzar.

Amy suspiró aliviada, pero sabía que no tardaría algún otro Badnik apareciera al escuchar el alboroto. Corrió hacia él, con la esperanza de poderlo convencer de regresar o en su defecto de recorrer el lugar en silencio, no estaba segura que fuera pertinente seguir ahí.

–Debemos movernos– habló Amy para llegar hasta él –Este lugar esta plagado de unas criaturas llamadas Badniks, las cuales...– Amy silenció al notar una expresión extraña en el rostro del erizo mientras sostenía su brazo con fuerza –¿Shadow? – llamó para ver un mohín de sufrimiento en su rostro.

Amy se acercó a él lentamente para verlo desplomarse frente a ella, alarmándose. Se arrodilló frente a él para inspeccionar su cuerpo con la mirada sin comprender hasta que una herida en su brazo derecho llamó su atención. Uno de los aguijones lo había alcanzado.

–Oh no...– murmuró aterrada –¡Shadow! – llamó para colocarlo boca arriba en un intento de despertarlo –Los aguijones están envenenados sino atendemos la herida entonces...– Amy silenció al notar al erizo apenas consciente.

Ella conocía la fauna de ese lugar y sabía que ese veneno podía matar a cualquier ser viviente en cuestión minutos, segundos incluso, sin embargo, en un vampiro funcionaría de forma diferente. Estaba segura que para que el veneno lo afectara de esa forma debían de pasar por lo menos un par de horas, después de todo su cuerpo era mucho más resistente y su metabolismo muy diferente al de un simple mortal.

Amy observó un sudor frío recorrer las sienes del erizo y una respiración acelerada y pesada se observaba a simple vista. No entendía por qué se miraba en un estado tan crítico hasta que el camaleón vino a su mente. Espio lo había mencionado, Shadow no había estado alimentándose apropiadamente por investigar ese lugar y adicional a eso no había estado descansando lo necesario. Su cuerpo estaba al límite, con suerte, con un poco más de resistencia que el de un mortal común. Si ese era el caso él podía morir ahí en cualquier momento. Ese pensamiento golpeó su mente. Amy lo vio detenidamente para observar el estado en el que se encontraba. Si él moría ella sería libre, libre de verdad. Scourge no estaba más y Rouge lo había dicho, la única forma de conseguir su libertad sería sólo si él muriese.

Amy tragó pesado para notar un mohín de dolor en el rostro del erizo y verlo estremecer. Su cuerpo estaba entrando en un shock por el veneno. Si era como su libro decía, moriría en cuestión de minutos, casi de forma indolora; podía irse si así lo deseaba. Lo vio de manera intensa para fruncir el ceño, ella no tenía por qué quedarse a su lado, no le debía nada.

Se puso de pie para así dar media vuelta lista para marcharse, pero no logró hacer que sus pies dieran un solo paso. Amy lo observó sobre su hombro escuchando su pesado respirar. Esa era la oportunidad que tanto había estado esperando y estaba a punto de dejarla pasar sin saber exactamente por qué.

Amy apretó sus puños con fuerza y así bufar molesta para voltearlo a ver iracunda.

–¡Maldita sea! – exclamó molesta para regresar al lado del vampiro y arrodillarse nuevamente –¡No tengo porque hacer esto ¿sabes?!– le reclamó para inspeccionar la herida y ver una sustancia púrpura mezclarse con la sangre del erizo –Maldición– masculló al notar la gravedad. Amy vio nuevamente al vampiro a quien se le dificultaba respirar cada vez más. El tiempo se le acababa –¡Maldición, maldición! – vociferó al viento.

Amy se puso en pie para dar vueltas en círculos y revolver su cabello con sus manos irritada, para verlo de nuevo, iracunda.

–¡Demonios! – vociferó para caer de rodillas a su lado y verlo intensamente –Necesitas sangre– espetó con una expresión de pocos amigos –Es lo único que hará que tu cuerpo combata esto ¿me oyes? – reclamó malhumorada, sin respuesta. –¡Rayos!

Amy se puso de pie velozmente para buscar entre los escombros de su alrededor algo que sirviera a su propósito y ver así una piedra filosa de los escombros que él había generado antes. La tomó con decisión para así detenerse un momento y hacer una profunda respiración. Amy vio de reojo al erizo negro y de nuevo aquella piedra frente a ella, maldiciéndose internamente. Con decisión tomó aquel artefacto para con un movimiento rápido cortar la palma de su mano de manera profusa, soltando aquella piedra debido al dolor y ver su sangre surgir a borbotones mientras un mohín de dolor de pintaba en su rostro.

–Mira– dijo para arrodillarse nuevamente a su lado y así pasar su mano frente a él, quien apenas reaccionó a la misma, entreabriendo sus ojos ante el aroma –Vamos, ayúdame un poco– pidió colocando su mano frente a sus labios, pero el erizo se desvanecía demasiado rápido para poder si quiera moverse, sino actuaba pronto moriría ahí –¡Maldita sea! – exclamó iracunda.

Amy apretó con fuerza la herida en un intento de conseguir la cantidad necesaria para poder alimentarlo, pero la sangre no era suficiente. Frunció el ceño, molesta y con decisión sorbió su propia sangre tanta como pudo para almacenarla en su boca, y así tomar la cabeza del erizo elevándola suavemente del suelo y besarlo.

Depósito la sangre en la boca de él, esperando que eso le hiciera más sencillo poder beberla. Se separó de él sintiendo el característico amargo de sangre en su boca y limpiar cualquier rastro de la misma con su mano.

–Vamos– rogó en susurró sin saber si eso sería suficiente para hacerlo reaccionar hasta que lo escuchó tragar para que así abriera lentamente sus ojos –Funciona– expresó con alivio.

Shadow la volteó a ver aún con aquella expresión de desahucie para buscar con la mirada la herida sangrienta que había logrado traerlo de regreso y así ver la palma ahora carmesí de la eriza. Tomó su mano casi sin energía para atraerla hacia su rostro y distinguir una cortadura profunda sobre ésta, viéndola hambriento. Llevaba tanto tiempo sin alimentarse apropiadamente. Olfateó el aroma característico de ella, embriagándose de su aroma y así delicadamente pasar su lengua sobre la herida abierta, provocando que ella exclamara un suave gemido.

Amy le desvió la mirada, avergonzada del sonido que sus labios acababan de proclamar, para así sentir una punzada de dolor y regresar sus ojos al erizo negro, quien ahora enterraba sus afilados colmillos sobre su mano, alimentándose de ella.

Un mohín de dolor se mantuvo en su rostro mientras él succionaba hambriento su sangre, empezando a sentirse un tanto mareada. Intentó soltarse de su mordida para que él aplicara mayor fuerza, estaba funcionando, estaba restableciéndose; sin embargo, si no lo alejaba de ella, ella sería quien no vería el siguiente amanecer.

–S-Suficiente...– murmuró débilmente, siendo ignorada.

Amy frunció el ceño y con las pocas fuerzas que aún le quedaban lograr así soltarse de su fuerte agarre para interrumpir su comida. Fijó su vista sobre la herida que ahora yacía limpia, la sangre ya no escurría de la misma.

Sus ojos se posaron sobre el erizo negro, quien tenía un hilo de sangre escurriendo de las comisuras de sus labios, su sangre. Parecía que se había rehabilitado por completo.

–T-Tenemos que...–intentó articular, pero se sentía demasiado débil para hablar. Empezó a sentir como todo a su alrededor empezaba a moverse y un sueño pesado a invadirla –D-Debemos... Irnos– logró completar antes de que todo se volviera negro.

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Llegó nuevamente a su habitación esperando verla esta vez. No había podido hablar con ella desde la noche anterior y rogaba que esta vez Rouge quisiera escucharlo. Espio se detuvo frente a la puerta de madera, sintiendo su pulso acelerarse debido a la ansiedad. Elevó su puño febrilmente, listo para tocar cuando la puerta se abrió de pronto, dejando ver a la vampira.

–Espio– dijo con sorpresa –Por fin apareces– reclamó para verlo con molestia –Hoy tengo planes para nosotros y no me gusta estar esperando– dijo para dar media vuelta e ingresar en su habitación.

–Amm...– exclamó observándola sin comprender –¿Cómo dices?

–Sabes, llevo mucho tiempo sin ir al pueblo a comprar joyería y ropa– habló dirigiéndose a su armario para abrir las dos puertas de caoba, exponiendo sus atuendos –Y gracias a las últimas expediciones de Shadow mi ropa ha quedado en muy mal estado– explicó bajando las orejas con desánimo –Así que pensé– retomó para voltearlo a ver con una sonrisa –¡Es hora de ir de compras!– habló energética –¡Prepara la carroza, porque hoy iremos a la villa en busca de ofertas!

Espio la observó confundido por su actitud. Se le miraba con tan buen humor, como generalmente se mantenía, casi como si nada hubiera pasado.

La murciélago sintió la mirada de incertidumbre de parte del camaleón para así alzar una ceja ante su mutismo.

–¿Qué sucede? – inquirió Rouge.

–Es sólo que...– silenció. Tal vez sería lo mejor dejar el tema atrás y olvidarlo todo, después de todo tampoco es que supiera que le diría –Lord Shadow y la Señorita Amy se han llevado la carroza – explicó.

–Maldita sea– masculló cruzando sus brazos sobre su pecho –Bien, entonces supongo que tendré que ir por mi cuenta o...

–¿Qué tal una cena? – interrumpió Espio de pronto, captando la atención de la vampira quien la vio con intensidad por su sugerencia –¡Hablo de comida regular! – aclaró apresurado ante la intensidad de su mirada sobre él –Es lo que quieres ¿no?, quiero decir, realizar actividades de mortales.

Rouge suavizó su mirada ante sus palabras para desviarle la misma. Realmente su sirviente la conocía mejor de lo que ella desearía.

–Voy a salir– espetó Rouge para caminar con decisión fuera de su habitación –Regresaré luego, buscaré...

Espio la tomó de la muñeca deteniéndola de golpe para que ella lo volteara a ver sulfuroso.

–Lo lamento– soltó Espio a suave voz, sintiendo como el brazo antes tenso de ella se relajará ante sus palabras –No volverá a suceder– musitó para así soltar su agarre.

Ambos permanecieron en silencio, uno ensordecedor. Espio mantenía una mirada tímida sobre la murciélaga quien poseía aquella expresión indescifrable en su rostro, para soltar un pesado suspiro y por fin decirle:

–Una cena puede funcionar, aunque no compensara mi falta de ropa– dijo para verlo de nuevo con aquella expresión divertida –Supongo que podemos ver eso mañana, hazlo entonces– concordó para seguir su camino –¡Y mis compras de mañana las pagará ese terco erizo! – amenazó al aire para seguir su camino.

Espio esbozó una sonrisa divertida, parecía que había aceptado su disculpa, a su manera. No podía esperar nada más.

–Ve a preparar algo para...– Rouge silenció de golpe, deteniendo su marcha.

–¿Sucede algo, Madame? – preguntó al notar la expresión de desconcierto en su rostro.

Rouge olfateó el aire para reconocer ese aroma. Era la sangre de Shadow mezclada con un extraño aroma. Corrió hacia el vestíbulo sabiendo que él se acercaba a gran velocidad y así escuchar las puertas de madera azotarse de golpe para dejar ver al erizo negro, quien tenía una expresión de fatiga en su rostro mientras cargaba en sus brazos a la eriza inconsciente.

–¿Shadow? – llamó Rouge para correr hacia él y detenerse a unos metros de distancia al sentir el aroma de la sangre de la eriza; tapando su nariz. Ella estaba herida.

–¡Lord Shadow! – clamó Espio para correr hacia él, quien lanzó a la eriza al suelo para alejarla de él tanto como fue posible.

–¡Llévatela, ahora! – ordenó para colocar una rodilla en el suelo, con su respiración acelerada –¡Sácala del castillo!

Espio se arrodilló junto a la eriza y como acto primero revisar su cuello, pero estaba intacto. No entendía qué podía estar mal con ella hasta que vio la palma de su mano con una herida abierta, la cual tenía un vago rastro de sangre, así como dos colmillos sobre ésta. Él se había alimentado de ella.

–¡¿Qué demonios sucede?!– inquirió la murciélaga para acercarse a él, intentando ignorar a la eriza. –¡¿Por qué huelo tu sangre con...– silenció al ver un mal intento de torniquete en su brazo y así quitar la mano sobre su nariz para percibir un olor ácido y ofensivo –Veneno– soltó –¡Tu sangre está mezclada con veneno! – dijo apresurada para correr hacia él y revisarlo –Necesitas sangre y rápido.

Rouge volteó a ver al camaleón que ahora envolvía la mano de la eriza con algo parecido a un pañuelo.

–¡Llévatela ahora! – ordenó Rouge para que el camaleón asintiera con la cabeza –Y no regreses al interior del castillo hasta que yo te lo diga – espetó seriamente –Yo me encargaré.

–Pero...

–¡Largo! – dictaminó Shadow con una mirada intensa, provocando que el camaleón reaccionara, y con un movimiento de cabeza accediera a su petición, cargando a la eriza –Llévala al invernadero– comandó con una respiración agitada –Enciérrala allá.

–Como órdenes.


¡El siguiente capítulo promete varias sorpresas y por supuesto más Shadamy! Gracias a todos por seguir esta historia y por todos sus comentarios. Así que sin mucho que decir el día de hoy su autora se despide. Kat fuera.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

Dato curioso:

"Sonic no saldrá en la historia en ningún punto, pues sabía que si lo agregaba, incluso como personaje de relleno, me inclinaría por un Sonamy ya que estoy en un momento de amor y devoción hacia el Sonamy debido a la recién estrenada película de Sonic".

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