Decreto 6: Si no es comida es amenaza


Caminó de regreso con aquellas pesadas bolsas bajo sus ojos para soltar un bostezo. Eran pasado del medio día y eso le había dado menos de tres horas de sueño, pero todo valdría la pena si los mapas que le habían dado realmente le revelaban la ubicación de la siguiente Esmeralda Caos. Shadow siguió con su camino para que la luz de una vela que se asomara de una puerta semi abierta captara su atención.

–¿La biblioteca? – se dijo a sí mismo. Nadie a parte de él usaba esa habitación.

Se adentró curioso y dentro de la misma distinguió a la eriza rosa sentada sobre el suelo y a su alrededor, varios libros dispersos. Dio un paso adentro para notar que el desorden original que le había dejado el día previo había disminuido considerablemente. Al regresar de su última expedición olvido por completo revisar su progreso.

Su atención se dirigió de nuevo a la eriza quien parecía estar sumergida en su totalidad en un libro, pues no había percibido su presencia.

–¿Por qué sigues aquí? ­– preguntó el erizo al fin, para que ella soltara el libro al acto y lo viera de pie en el marco de la puerta.

–¡Shadow! – soltó nerviosa. El erizo alzó una ceja al ser nombrado de manera tan casual, después de todo todas sus sirvientas se dirigían a él como Señor, Amo o Lord, nunca por su nombre de pila –Yo... es que... – murmuró para ponerse en pie velozmente –Estaba terminando de ordenar cuando encontré el último volumen de Fauna Silvestre de Prower y no puede evitar ojearlo – explicó para ver el libro en sus manos con una sonrisa –Es una edición rara que...

Amy silenció al notar la mirada del erizo negro sobre ella, borrando su sonrisa y así apartar el libro de ella velozmente. No había terminado el trabajo que él le había solicitado antes del tiempo limite ¿Eso significaba que ahora sería castigada?

–¿A eso te dedicabas antes? – preguntó de pronto, para que ella subiera su mirada ante su pregunta –¿A leer en lugar de realizar tus tareas?

Amy bajó sus orejas ante sus palabras. No podía decir que no era así, de hecho, su madre, su padre y luego su esposo le hicieron esa misma pregunta, la cual generalmente seguía de un reclamó puntual o gritos y castigos.

–¿Es por esto que no sabes cocina o limpiar? – inquirió el erizo, para que la eriza rosa frunciera el ceño ante lo que su pregunta implicaba.

–¡Para tu información las mujeres podemos hacer muchas más cosas que sólo limpiar y dedicarnos a la cocina! – vociferó molesto –¡Somos algo más que adornos para servirles!

–Lo sé – respondió sin inmutarse.

Amy borró su previa expresión de ira para que el asombro se posara en su mirada, relajando sus facciones, quedando en silencio.

–Los libros son ventanas a mundos que no podríamos acceder de otra forma – habló el erizo negro casi poético –Una mujer que no lee es una mujer que tiene poco valor.

Era la primera vez que escuchaba decir eso a un hombre o en su caso a cualquiera.

–Serías el primero en pesarlo – respondió Amy con un mohín entristecido –Una mujer culta nunca será apreciada... no de donde yo vengo al menos.

–Alguien que no puede valorar a un diamante nunca será digno de él– dijo sin interés –Si un hombre no puede valorar a una mujer inteligente seguramente jamás podrá darle el valor que merece, pues nunca será capaz de calcularlo.

Amy sintió sus mejillas ruborizarse sutilmente por sus palabras, sin entender el por qué.

–Limpia todo esto – habló de nuevo el erizo con un dejo de cansancio en su voz. El momento de hablar había terminado. –Y lleva cualquier libro de The Marble Zone a mi despacho – comandó para dar media vuelta.

–¡¿Puedo tomar uno?! – pidió antes de que saliera por completo para que él la viera de reojo –¡Prometo devolverlo!

–Sí, claro– accedió sin interés con un ademán de manos para salir de la habitación.

Amy esbozó una amplia sonrisa al verlo marchar. Observó a sus alrededores con emoción, había tanto que podía leer, libros prohibidos por los líderes de su villa que ahí estaban a su disposición.

–Tal vez... no es un mal lugar para estar después de todo– murmuró para sentarse nuevamente en el suelo y leer la selección que tenía a sus pies.

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Se despertó adormitada para así enfocar su mirada y notar que su compañero yacía ausente. Rouge se levantó con un bostezo en busca del erizo negro, quien no parecía estar en los alrededores ¿Había dormido tanto?

–¡Lo lamento! – escuchó decir para que la puerta se abriera de golpe dejando ver a una eriza llegar con una respiración agitada –¡Me quede dormida, pero...

Amy calló al ver a la murciélaga sentada en la cama ¿se habría confundido de habitación?

Rouge la vio con la misma expresión de sorpresa para borrarla prontamente y así esbozar una sonrisa maliciosa.

–No pensé que te resignarías tan pronto a ser su sirvienta – habló Rouge con cizaña. Los ojos de la eriza se abrieron de par en par ante sus palabras para verla con enojo. –No me veas así– pidió levantándose la cama y así estirar sus adormitados músculos –Yo te iba a dar una muerte digna hasta que él apareció y te volvió su esclava.

–¡Yo no soy esclava de nadie! – habló Amy sulfurosa.

–¿A no? – cuestionó con una falsa inocencia –¿Entonces por qué acatas sus órdenes?

–No tengo opción – murmuró con pesar –Pero esto es temporal, encontraré la forma de irme, yo...

–La única forma de que eso pase es sólo sí él muere o tiene un cambio de corazón.

–¿Cambio de corazón? – repitió Amy intrigada.

–Claro, si él decide liberarte, es decir, borrar esa marca con otro beso– explicó para señalar su lengua.

–¿Un beso? – murmuró para recordar el beso apasionado que el erizo le había dado al llegar.

–Aunque conociendo a Shadow es más factible que esperes por su muerte – dijo divertida para caminar hacia ella –En fin, suerte con tu nuevo amo, pequeña marioneta – susurró con malicia para pasarla de largo y caminar de regreso a su recámara.

Amy sintió su corazón doler, ambas opciones parecían imposibles. Suspiró con desánimo. Había pasado todo el día buscando información sobre vampiros, y aunque había encontrado varios libros con información de ellos, no estaba segura sobre que tanto podrían ayudar las cruces y el ajo para aliviar su actual problemática, después de todo, Shadow le había demostrado que existían varias leyendas urbanas sobre los vampiros y no estaba segura cuáles podrían ser veraces y cuales no.

Amy observó con preocupación la habitación vacía del erizo; si decidía poner a prueba cualquiera de los métodos que había leído y fracasaba no estaba segura que viviera para contarlo o volverlo a intentar.

–Por fin apareces– escuchó decir a sus espaldas para voltearse al acto. Shadow la miraba con una mirada intensa, como era su costumbre, y una expresión de urgencia –Tenemos cosas que hacer, andando – ordenó para empezar a caminar sobre sus pasos.

–Ammm... claro– murmuró apagada.

Lo siguió en silencio para así posar su vista sobre él. Debía de haber alguna manera que le permitiera irse, algo que pudiera darle su preciada libertad.

–Ve por tu capa, saldremos – ordenó el erizo negro de pronto.

Amy detuvo su marcha para verla estupefacta ¿eso significaba que la dejaría salir del castillo? ¿Acaso tenía derecho a hacer algo como eso?

–¿Qué sucede? – inquirió Shadow parando por igual y verla con molestia.

–Es que...– logró decir, aún atónita –Dices que saldré, es decir, ¿me dejarás salir?

–Quiero decir que me acompañaras a Marble Zone hoy– clarificó –Vi los libros que dejaste en mi despacho sobre dicha área y parece que entiendes bastante bien el terreno – explicó –Tu trabajo será ayudarme a encontrar la Esmeralda que busco.

–¿Esmeralda? – repitió para por fin asimilar lo que él le estaba diciendo –¡Espera, ¿me quieres de guía?!

–Llámalo como quieras – dijo sin interés para continuar su camino –Pero no pienso regresar hasta conseguir esa esmeralda.

–¡Pero no es tan sencillo! – habló para correr hacia el erizo que seguía su camino a paso apresurado –¡Necesito una brújula y los libros de...

–No te preocupes por eso– interrumpió Shadow sin detenerse.

–¡¿Qué tal un mapa actualizado?!– soltó deteniéndose nuevamente para que el erizo la volteara a ver con intriga –El que tú tienes no es adecuado –explicó, provocando que el vampiro alzara una ceja ante su argumento –Pero... yo tengo uno...– murmuró desviando su mirada –O mi padre de ser el caso –aclaró. –En mi villa, en mi antigua casa... ahí está.

Shadow se mantuvo en silencio para verla de forma indescifrable. Amy permaneció a la expectativa, sintiendo su corazón en la garganta ¿la dejaría regresar a su villa? Si lograba hacer que fuera podría encontrar la oportunidad que estaba buscando. Estaba casi segura de ello.

–Bien– respondió al fin –Espio ya ha ido por la carroza– dijo para seguir con su camino –Te quiero abajo en dos minutos. No hay tiempo que perder.

Amy lo vio seguir con su camino, soltando el aire retenido. Lo había conseguido, parecía un sueño. Si lograba ir a su villa podría tener una pequeña oportunidad para poder dejarlo a él y a todos atrás. Esa era su oportunidad, la única seguramente.

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Amy se mantuvo en silencio mientras jugaba nerviosamente con sus manos, manteniendo su vista sobre su regazo. Nerviosa, sintiendo como si la mirada de él pudiera ahondar en sus más profundos pensamientos y descubrirla en cualquier momento.

–¿Estás segura que quieres hacer esto? – pregunto Shadow de pronto, alarmándola. Amy palideció ante su pregunta para verlo con horror ¿acaso sería tan obvio su plan de huida? –Regresar a tu villa, digo– aclaró.

–Es...– silenció por unos instantes –Es por el mapa– musitó, hundiéndose en su asiento en un intento de desaparecer de su mirada.

–Como desees– dijo restándole importancia para fijar su vista al frente. Ignorándole nuevamente.

De nuevo, silencio. Sentía la ansiedad consumirla, pero ya sabía qué haría una vez llegará allá. Se apegaría a un plan, y si tenía suerte, podría burlarlo hasta el amanecer, en donde podía por fin retomar su viaje a Solenna. La marca de media luna no se había activado cuando salieron del castillo y si ese era el caso y su amo le había ordenado salir, no podría activarse. Debía ser rápida y precisa. Sería su única oportunidad para escapar.

–Llegamos– escuchó pronunciar de sus labios y ver de nuevo aquellas pequeñas casas mientras el bullicio de bares nocturnos se dejaban escuchar mientras en las calles de adoquín podía ver a varios miembros de su villa ir y venir. Lo había logrado, había regresado –¿Hacía donde? – pregunto el erizo bajando de la carroza para admirar brevemente el lugar.

Amy dirigió con rapidez la mirada a la iglesia que podía distinguirse en el centro del pueblo. Debía de refugiarse en la iglesia hasta que el sol saliera y así poder huir de ahí.

–¿Y bien? – insistió.

–Es... por allá – señaló con una mano temblorosa en dirección contraria de la iglesia, para que el erizo asintiera con la cabeza y diera el primer paso. –Pero...– habló de nuevo para que él se detuviera –Tal vez sea mejor que vaya, sola– murmuró.

–¿Por? – indagó con desconfianza.

–Mi... ¡Mi madre! – ideó rápidamente –¡¿Qué crees que piense si llevo a alguien diferente a mi esposo a su casa?!– formuló con nerviosismos para que el erizo negro la viera con cierta sorpresa –Tú quédate aquí, busca alimento o algo– dijo sabiendo que eso significaba sacrificar a alguien por su bienestar, pero no tenía tiempo para sentirse culpable o pensar en qué podría hacer el erizo negro –Yo iré y nos reuniremos aquí nuevamente.

El erizo negro la vio con cierta desconfianza, sintiendo su corazón latir aprisa hasta que lo vio asentir con la cabeza de forma suspicaz.

–Tienes 20 minutos– dijo cual sentencia.

–¡A-Así será! – asintió para dar media vuelta y correr por las calles que tiempo atrás le sabían a prisión y ahora representaban su única oportunidad.

Lo dejó atrás, sintiendo su mirada sobre ella hasta que cruzó en una de las calles para perderlo de vista y así respirar con alivio. Amy vio hacia sus espaldas para asegurarse de que no la persiguiese. Tragó pesado, sabiendo que no tendría mucho tiempo antes que él fuese por ella y si ese era el caso debía de estar en la iglesia antes de que eso pasara.

Amy corrió por la calle de bares de mala muerte, esperando que su aroma se confundiera con el de alcohol barato y de la sangre derramada por las peleas nocturnas en bares, después todos los vampiros parecían tener muy buen olfato.

Si sus cálculos eran correctos estaría en su lugar seguro en 15 minutos. Amy elevó su mirada para divisar el campanario y la estructura de concreto, la cual se acercaba a ella según andaba, esbozando una sonrisa. Por fin dejaría ser una esclava de aquel vampiro y más importante que nada, lograría lo que tanto había deseado, su libertad.

Amy divisó la reja del camposanto abierta para aumentar su velocidad y así estirar su mano por la mismísima salvación cuando el fuerte agarre de una mano sobre su muñeca la hizo detenerse abruptamente a tan sólo unos cuantos metros de su objetivo. Amy volteó a ver al responsable para que unos ojos azules la vieran con intensidad.

–Reconocería esa cabellera rosa en cualquier lado– dijo macabro.

El olor a alcohol podía percibirse a kilómetros de distancia. Contrajo sus pupilas al reconocer a Scourge, quien la observaba con ira en su mirada. Su casa estaba del otro lado del pueblo y muy dentro ella esperaba que no tuviera que toparse con él en su plan de escape, después de todo, mientras vivieron juntos Scourge siempre permanecía en casa junto a ella, sin jamás darle un respiro.

–Hola Amy– saludó intensificando su agarre para que un mohín de dolor pintara su rostro.

–¡S-Suéltame! – ordenó sintiendo su cuerpo temblar ante su presencia sin poderlo evitar.

–¡¿Cómo te atreviste a dejarme?!– vociferó Scourge para golpear su rostro con la palma de su mano.

Amy cayó pesadamente sobre el concreto ante el acto de violencia ya conocido, recordando por qué había huido y por qué había decido quedarse en Cryptic Castle en lugar de salvar su vida de unos hambrientos vampiros al tener la oportunidad.

Amy se mantuvo sobre adoquín, sin moverse.

Asumiendo que pudiera ocultarse en aquella iglesia Scourge la esperaría. El era el demonio que acechaba sus días y Shadow era el demonio que la apresaba por las noches.

"No puedo huir"– pensó inmóvil, sintiendo una lágrima recorrer su rostro –"...Nunca pude"

–Levántate –le ordenó.

–... ¿Para qué? – murmuró con su mirada sin brillo.

–¡Porque yo lo digo! – vociferó para alzarla del brazo con brusquedad, despertándola de su estado taciturno –Iremos a casa y ahí hablaremos sobre lo que me ha costado tu pequeño berrinche – amenazó con una expresión macabra.

Amy sintió el terror invadirla, ella sabía qué significaba eso. Intentó forcejear con él para ver de nuevo aquella iglesia que ahora se alejaba de ella según como él la arrastraba en contra de su voluntad. Estiró su mano en un intento de alcanzar la rejilla viendo como se alejaba cada vez más de ella ¿por qué sentía que la última esperanza de vivir una vida plena se encontraba ahí adentro?

Volteó a ver a Scourge, iracunda, no estaba lista para rendirse aún. Amy observó la mano que sujetaba su muñeca con fuerza y que ahora la alejaba de su salvación. Levantó su brazo y por consiguiente la mano de él y sin pensarlo dos veces morderlo con fuerza para que él exclamara un grito de dolor para verla violento y así sentir su puño contra su rostro.

No sintió el dolor al caer de espaldas sobre el duro adoquín, es más, no sentía nada que no fuera el intenso dolor sobre su pómulo, el cual pulsaba dolorosamente. Amy abrió sus ojos, desorbitados para verlo gritarle algo que su mente no fue capaz de procesar, era una escena tan conocida para ella, una en donde su mente había aprendido a distanciarse.

Lo vio levantar su puño iracundo nuevamente, listo para amedrentarla otra vez cuando vio como éste quedaba a unos cuantos centímetros frente a su rostro, haciéndola tragar pesado.

–No se te ocurra volver a ponerle una mano encima– la voz amenazante de Shadow navegó en el aire.

Amy observó como la mano del erizo negro sostenía con fuerza la muñeca de Scourge, protegiéndola. Ahí estaba él, parado con aquella postura imponente con una mirada despectiva sobre el erizo verde y de pronto dirigir sus ojos color carmín hacia ella y verla por tan sólo por unos segundos percatándose de la notoria inflación en su rostro, y así, regresar nuevamente su mirada hacia Scourge y fruncir el ceño evidentemente.

–¡Suéltame! – ordenó Scourge enfurecido –Esto no es asunto tuyo.

Amy bajó sus orejas desganada ¿Cuántas veces ese escenario se había repetido en su matrimonio? Miradas curiosas que seguían de largo dejándola a su suerte. Nadie la ayudaría, y eso era algo que ella había aprendido con el pasar de los años.

–Si le pones una mano encima en mi presencia, es mi asunto– respondió para captar la atención de la eriza quien elevó su mirada ante sus palabras –Ella no está bajo tu mandato, no más– habló Shadow para aplicar presión en la muñeca del erizo verde quien tenía una expresión de dolor en su rostro según como él aumentaba la fuerza –Y no podrás lastimarla nuevamente, ni ahora, ni nunca ¿has comprendido?

Amy observó al erizo verde caer de rodillas ante la fuerza del vampiro para verlo enfurecido y así lanzar un puñetazo con su mano libre la cual Shadow detuvo sin inmutarse. El erizo negro resopló molesto para así aplicar más fuerza en ambas manos hasta que el sonido del hueso quebrarse se escuchó con claridad en la noche, seguido de un grito de dolor.

Amy se puso de pie, tambaleante, para ver a Scourge retorcerse de dolor por le muñeca partida en dos y sus nudillos desechos. Era una imagen que no olvidaría y que ahora saboreaba en silencio.

–T-Tú...– masculló Scourge para lanzarle una mirada asesina a la eriza rosa –Pa...Pagarás por esto– dijo adolorido para ponerse en pie y ver una vez más al erizo negro, quien lo miraba despectivamente.

Scourge le lanzó una última mirada y así correr de regreso por la calle, alejándose de ella. Parecía casi un sueño. Su mirada se mantuvo sobre el erizo verde, mientras lo miraba desaparecer en la noche, únicamente para cerciorase que no iría tras ella nuevamente.

–Ven– habló Shadow para captar su atención prontamente.

El erizo negro tomó su mano con gentileza para incentivarla a caminar y sin pensarlo dos veces, seguirlo en silencio.

Amy recordó que, aunque podría haberse librado de Scourge, aún estaba el erizo negro quien estaba segura que no encontraría divertido lo que ella acaba de hacer. Lo vio alarmada sin saber qué decir o qué hacer hasta que notó a donde la llevaba. La iglesia.

–¡Espera! si entras ahí...– intentó decir para verlo pasar la puerta de reja y adentrarse al camposanto. Sin el efecto que ella esperaba –Pero...– murmuró para verlo andar con naturalidad. La iglesia no tenía ningún efecto en él.

Shadow abrió las puertas de madera y así adentrarse en la iglesia sin inmutarse. Dentro de ésta pudo ver una serie de bancas vacías y un altar al fondo a penas iluminado por pequeñas velas aquí y allá.

–¿Qué hacemos aquí? – preguntó Amy sin entender.

–Lord Shadow – escuchó Amy decir de pronto para ver a una monja salir de pronto –¿Traes a alguien más?

–¿Alguien más? – repitió Amy sin comprender.

–No tengo tiempo Tikal– habló apresurado –¿Puedes hacer algo? – pidió para halarla suavemente obligándola a acercarse a la equidna quien mantenía una sonrisa cordial.

La monja la observó con atención deteniendo sus ojos color violeta sobre su rostro lastimado, obligándola a desviarle la mirada de manera instantáneo, rogando que los mechones de cabellos pudiera disimular lo que ahora pasaba.

–Traeré las cosas– asintió la equidna –No tomará tiempo– le sonrió al erizo negro –Tomen asiento– pidió para adentrarse en las entrañas de la iglesia.

Amy soltó un pesado suspiro para voltear a ver al erizo negro, quien tenía una mirada de obvia molestia sobre ella. Era inevitable. Amy le desvió la mirada sin saber qué decirle, era obvio que su plan de escapar había sido todo un fracaso desde el principio.

Tomó asiento sobre la banca en espera de su alegato o castigo, que bien sabía, esta vez sabía que sería bien merecido e inevitable.

–¿Duele? – preguntó Shadow de pronto, tomándola por sorpresa ¿Acaso no pensaba gritarle? ¿O reprenderla?

Amy permaneció en silencio viéndolo extrañada. Estaba bastante segura que para este punto él ya se había percatado de sus intenciones de huir lejos ¿Por qué no hablaban sobre eso?

Los ojos de Shadow se mantuvieron sobre ella de manera insistente, en espera de una respuesta.

–Estoy acostumbrada– soltó apagada para desviarle la mirada.

–Nadie debería de acostumbrarse a cosas como estas– murmuró para acercarse a su rostro y observarla detenidamente.

Amy lo vio inspeccionarla de cerca y notar el corte en su pómulo y la sangre que ahora brotaba del mismo. Tragó pesado para sentir un suave rubor pintarse en su rostro ante la cercanía, desviándole la mirada, incómoda la proximidad entre ambos.

–No hagas eso – reprochó para tomar distancia abruptamente y tapar su nariz sutilmente, apartando la vista de ella.

–¿Qué cosa? – preguntó Amy sin entender.

–Ruborizarte – recalcó para que el rubor de ella se intensificara provocando que él la volteara a ver molesto –El aroma de tu sangre es más intenso cuando te ruborizas ya que tus vasos sanguíneos se dilatan y se mueve más sangre en esto, aumentando el olor – explicó con enfado, intentando soportar el aroma que ella emanaba –Y ya que arruinaste mi cena no te recomiendo que hagas eso.

–¡N-No es algo que pueda controlar! – chilló sintiendo su cara enrojecerse, empeorando la situación para tapar sutilmente su rostro con una mano –Además... – murmuró avergonzada –Ustedes los vampiros no conocen nada sobre el espacio personal– reclamó en susurró –Si no quieres que me ruborice no te acerques tanto a mí.

–No debería de hacerlo si mi sirvienta conociera su lugar y evitara ser lastimada por patanes– reclamó Shadow frunciendo el ceño –Ustedes los mortales son un verdadero problema – se quejó irritado –Son demasiado frágiles.

Amy lo observó en silencio con sus orejas gachas. Se sentía culpable, pero no sabía exactamente por qué; era la primera vez que se sentía de esa manera ante sus despectivas palabras ante los mortales, tal vez era porque parecía preocupado por su estado. Él, un vampiro que le había dejado más que en claro que no era más que un instrumento desechable, ahora parecía consternado por ella.

–"¡Para ti son sólo monstruos que hay que destruir, pero son mucho más que eso!"– Las palabras de Espio golpearon su mente de pronto.

Sus ojos se fijaron en su dura expresión soltando así un suave suspiro.

–Amm...– murmuró Amy captando la atención del erizo que esperaba con impaciencia a la equidna –Gracias – soltó al aire –Por ayudarme antes, gracias.

–Te necesito para encontrar mi esmeralda – explicó rodando sus ojos en señal de exasperación –Es por mis propios intereses.

–¿Por eso me trajiste aquí?

–Si no suturan tus heridas me servirás de tentempié– explicó para verla de reojo –Y como te dije, me sirves para algo mayor que un almuerzo.

–Aún así– murmuró para jugar con un mechón de cabello –Has sido el primero en oponérsele a Scourge, el primero en defenderme, el primero en...– silencio al sentir la mirada de él sobre ella para que sus ojos se prendieran en los suyos. Sintiéndose incómoda nuevamente –Sólo, gracias– concluyó ocultando su vista de la de él, avergonzada.

–No me agradezcas nada– espetó el erizo incómodo por sus palabras para colocar sus brazos sobre su pecho, desviándole la mirada –Cuando lleguemos a The Marble Zone posiblemente te arrepientas de que no te hubiera dejado perecer aquí.

–¿Es ese mi castigo? – preguntó culpable.

–¿Castigo? – repitió Shadow sin entender.

–Por mentirte– confesó amargamente, sin ser capaz de encararlo.

Un silenció ensordecedor se escuchó por la iglesia para que ella mordiera su labio inferior ante la expectativa. Amy subió lentamente la mirada, temerosa de la expresión que él podría tener, y a diferencia de lo que pensó, sus ojos duros la vieron con cierta compasión por primera vez desde que lo conoció.

–Creo que ya has tenido castigo suficiente – soltó con un dejo de amabilidad.

Sus mejillas se sonrojaron de forma incandescente para que él le desviara la mirada al acto y así darle la espalda, incrementando su sonroje.

–Bien, ¿empezamos? – dijo Tikal para llegar a ellos.


¿Querían Shadamy? ¡Aquí les traigo los primeros esbozos XD! Gracias a todos los que han estado al pendiente de la historia y se han tomado la molestia de comentar <3 En fin, si les ha gustado este capítulo aún hay más momentos en el que le sigue.

Lo que debería se ser una expedición sencilla sufrirá complicaciones inesperadas que obligarán a Amy a tomar decisiones de vida o muerte, decisiones que cambiaran su vida y la de su amo. Decreto 7: Un Vampiro no necesita de nadie.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

Dato curioso:

"La razón por la que rompí con ciertos estereotipos de vampiros fue porque lo vi en la serie de Castelvania y me gustó mucho ciertos elementos más humanos que colocan en los vampiros, así como el uso de ciertas aptitudes mágicas."

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