Decreto 10: Nunca ayudarás a Nadie que No te Beneficie


Su mirada yacía perdida y mientras una conversación por parte de su coanfitrión se daba, él no podría estar más ausente de la misma. Su mente aún divagaba en aquel día junto a ella, en aquella mañana donde ella pudo tocar su mismísima esencia y recordarle por una fracción de segundo, lo que era ser un mortal.

Inicio del Flash Back

Shadow la vio sollozar sin control, haciéndolo sentir incómodo por el despliegue de emociones.

En su mente se hizo presente aquella escena con el erizo verde; aún recordaba vívidamente la expresión de resignación de ella ante dicho suceso. Los ojos sin luz de alguien que había aceptado su destino cruel. Había vivido lo suficiente para reconocer la desesperanza de una víctima tras años de abuso y ella había sido una víctima de ese erizo durante muchos años, posiblemente la razón por la cual había decidió quedarse en su castillo conociendo su verdadera identidad y preferir morir bajo su mordida que bajo la mano de su esposo.

Shadow no supo cómo actuar a continuación, por lo general cuando Rouge yacía vulnerable buscaba desviar su dolor de maneras poco ortodoxas, aunque estaba seguro que Amy no era ese tipo de chica.

Soltó un suspiro imperceptible, y así, hizo lo único que se le ocurrió y lo que en sus años de mortal jamás le había fallado. Shadow tomó febrilmente su cabeza con delicadeza para recostarla sobre él, desviándole la mirada tanto como pudo. Era la primera vez que abrazaba a alguien, si es que eso se podía llamar abrazo. Sintió la calidez de un cuerpo que vivía y respiraba contra su frío tacto, suavizando la mirada ante la reconfortante sensación, y así en un murmuró decirle:

–Él ya no puede lastimarte.

Ella sujetó su abrigo tímidamente hundiendo su rostro en él para continuar su llanto.

Shadow la vio de reojo, un poco intrigado por verla tan vulnerable por primera vez, y así, casi de manera inconsciente girarse suavemente para rodear ambos brazos a su alrededor para que ella intensificara su abrazo.

El vago recuerdo de la última vez que había abrazado a un mortal vino a él, rememorando una situación familiar al María llorar y él realizar dicha acción, para intensificar levemente su agarre con la eriza. Por un instante aquella sensación de calidez que hace más de una década no lo llenaban se apoderó de aquel cuerpo frío y ajeno.

Cerró sus ojos lentamente mientras ella se aferraba con fuerza a él, envolviéndose en el momento. No recordaba la última vez que una sensación mortal lo había invadido y quería gozarla lo poco que ésta durara...

Fin del Flash Back

–¿Acaso estás poniendo atención? – la pregunta lo hizo despertar para ver alarmado al humano frente a él –Esto es serio Shadow, el tiempo está acabando y tú ya no pareces comprometido en este proceso.

Shadow frunció el ceño ante sus palabras. Él mejor que nadie sabía lo que estaba en juego si no conseguía la última esmeralda.

–La tendré a tiempo Doctor, por eso no ha de preocuparse – respondió sin interés para ver la copa de sangre frente a él y sutilmente dejarla a un lado.

–Estuviste ausente por casi una semana y ahora vienes con esa actitud de...– silenció el hombre de lentes de fondo de botella para verlo de forma minuciosa –No lo sé – murmuró molesto –Casi como un niño enamorado.

–¡¿Cómo dices?! – explotó el erizo negro abriendo sus ojos de golpe por lo que él insinuaba, observándolo con una clara molestia.

–No te alteres – pidió en un intento de tranquilizar al irascible vampiro –Es sólo que nunca te había visto tan distraído, en especial cuando hablamos de las Esmeraldas Caos, mucho menos sonreír.

Shadow inclinó sutilmente su cabeza a un lado viéndolo extrañado, sin entender a qué podía referirse con esa afirmación.

–Lo hiciste – interpretó Robotnik su mohín de confusión –Hace poco, mientras te indicaba los insumos faltantes para completar el ritual, por un momento – explicó para servirse otra taza de café –Sonreíste.

Shadow bufó molesto para desviarle la mirada. No recordaba algo como eso, además, ¿por qué sonreiría al recordar a Amy sufrir como lo hizo? Haberla consolado había sido en su mayor parte un trabajo tortuoso; los mortales, a diferencia de un vampiro, se dejaban llevar por sus emociones y dejaban de pensar de manera racional, ella sólo...

–"La verdad es, que ustedes sí tienen corazón" – recordó de golpe las últimas palabras de la eriza, quien luego de esa afirmación le esbozó una dulce sonrisa, la primera que le había visto desde su llegada.

Shadow colocó de forma inconsciente su mano sobre su pecho sin poder sentir su palpitar, algo que llevaba muchos años sin añorar. ¿Un vampiro con corazón? ¿Aún existía algún rastro de ello en su ser?

–¡Lo ves ahí está otra vez! – señaló abruptamente su anfitrión, regresándolo a aquel taller donde ambos estaban para verlo con aquella expresión de sorpresa nuevamente, borrando cualquiera previa.

El doctor lo vio con desconfianza para que él le desviara la mirada; sintiéndose expuesto, aunque no estaba seguro qué era lo que estaba exponiendo.

–¿Qué pasó esta semana que estuviste ausente?

–Nada serio – respondió evasivo –Fui atacado en mi última misión, pero ahora estoy bien.

–Hmph... si eso dices – masculló incrédulo para sorber otro poco de café. Robotnik dirigió su vista a la copa de sangre sin tocar del vampiro, agudizando su mirada al erizo quien seguía sin hacer contacto visual con él –¿No piensas beber nada? – preguntó dejando la taza de porcelana sobre la mesa –Es AB positivo, no tienes una idea de lo que pase para conseguir ese tipo de sangre tan rara.

Shadow desvió su mirada a la copa que por alguna razón no le apetecía.

–Comí antes de venir – mintió.

–Como sea – dijo alzando los hombros al aire en señal de desinterés –Recuerda que la Noche de las Walpurgis está a unas semanas de distancia y aún nos falta una esmeralda, la vasi...

–No es necesario que me lo recuerde Doctor, estoy al tanto de eso – interrumpió Shadow con un mohín de cansancio –Conseguiré la última esmeralda en cuestión de un par de días.

–Bien, una vez con las siete esmeraldas sólo nos haría falta la Master Emerald – dijo pensativo Robotnik –Sin embargo, he estado buscando información sobre dicha gema y aparentemente el guardián que la custodiaba fue asesinado por un vampiro luego que...

–No debe de preocuparse por ello – interrumpió Shadow poniéndose de pie, dándole a entender que esa reunión había terminado –La Master Emerald está en mi poder.

–¡¿EH?! – exclamó con asombro el hombre con bigote –¡¿Cómo?! – exigió saber –¡La esmeralda desapareció hace...

–Rouge me la entregó – respondió Shadow sin interés para tomar su abrigo –Fue el pago por dejarla vivir en mi castillo.

–¿Dejarla... – Robotnik acalló abruptamente para luego sonreírle divertido, dejándose caer pesadamente sobre la silla de madera –Ya veo, es por eso dejas que esa vampira viva contigo – dijo con malicia en su voz. –Eso tiene sentido; después de todo la primera vez que nos topamos me dejaste muy en claro tu posición ante cualquier fémina vampira – rememoró para que el erizo negro lo volteara a ver endureciendo su mirada –Sólo digo, siempre tuve duda del porqué la aceptaste en tu castillo, es decir, después de tu último encuentro con la reina de los vampiros y el hecho que ella te hubiera arrebatado lo único que alguna vez te importó, bueno... digamos que yo tampoco las tendría en un alto concepto– clarificó divertido para que su mirada se intensificara –Me alegra saber que has dejado de generalizar a las vampiresas y tu desagrado por ellas, pues eliminaste a cientos de ellas en tus primeros años de vampiro ¿no es cierto?

–Rouge es la única excepción – espetó de malhumor acomodando su abrigo sobre él. No era común que sus reuniones con el Doctor Robotnik hablaran tanto sobre él y lo que pensaba o sentía. No era algo que disfrutara en lo absoluto –Encargase de los últimos detalles, yo conseguiré la esmeralda – ordenó para dirigirse a la puerta listo para marcharse.

–No olvides nuestro trato – habló Robotnik para que el erizo se detuviera de golpe, volteándolo a ver –Yo te regreso a María y tú...

–Las esmeraldas serán suyas una vez yo obtenga a mi hermana de regreso – interrumpió –No me interesa que pase con los mortales una vez consiga lo que quiero.

–Es bueno saberlo – murmuró para que una sombra de sonrisa y expresión maliciosa se pintara en su rostro.

Shadow asintió con la cabeza para colocar su mano sobre el pomo de la puerta, aliviado de por fin terminar aquella insufrible reunión.

–Por cierto, antes de que lo olvide – habló el Doctor Robotnik una vez más –¿La cena aún sigue en pie? – preguntó –Ya sabes, para ver las reacciones de las esmeraldas para el estudio y para por fin conocer el castillo del gran Shadow the Hedgehog.

Soltó un pesado suspiro para asentir con la cabeza. Tendría que disponer de Espio para poder alimentar a su invitado, pues su sirvienta no sería de utilidad en absoluto para dicha tarea.

–El otro viernes– citó el erizo.

–Lo esperare con ansias.

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Regresó al amanecer como de costumbre y, gracias a su descanso forzado, se sentía con más energía de lo acostumbrado para esas horas. Tenía pendiente una última esmeralda y esperaba que con los datos que el Doctor le había propiciado pudiera encontrarla en poco tiempo.

Shadow caminó en silencio para dirigirse a su despacho cuando el aroma de ella lo hizo detenerse de golpe, volteando a ver a sus espaldas. Él conocía ese aroma, era un olor que le abría el apetito. Dio media vuelta para acelerar su marcha y así empezar a escuchar voces invadir el silencioso pasillo distinguiendo a la distancia la puerta de la habitación de ella parcialmente abierta.

–¡Te dije que era muy pronto para quitarte la sutura! – regañó Espio al ver el pómulo de la eriza sangrar sutilmente.

–Pensé que ya había sanado, además, estaba cansada de esa vendita en mi rostro – respondió Amy para cruzar sus brazos sobre su pecho ante el regaño del camaleón.

Espio rodó los ojos en señal de exasperación para así acercarse a ella.

–Déjame ver– pidió el camaleón con un dejo de cansancio tomando el mentón de la eriza y acercándose al rostro de ella para inspeccionarla la herida de cerca –Iré por el coagulante antes que...

–Yo me haré cargo – la grave voz del erizo negro acalló la insufrible pelea.

Ambos voltearon a ver a la entrada de la habitación distinguiendo al vampiro reinante de aquel castillo.

–Lord Shadow – habló Espio tomando distancia de la eriza y hacer una reverencia ante su presencia –No es necesario, yo...

–Retírate – ordenó dándose paso a la habitación y dirigirse a la eriza quien se mantenía en silencio –Luego hablaremos tú y yo – dijo con cierto dejo de molestia.

–Amm...– murmuró Espio para ver al vampiro, quien ahora observaba minuciosamente a la eriza. Eso era algo poco regular en su diario vivir en ese castillo, especialmente viniendo de él –Como órdenes – se despidió con una reverencia para salir de la habitación, no sin antes observar una vez más a la eriza rosa con cierta preocupación y cerrar la puerta tras de él.

Amy sintió un ambiente de tensión formarse de pronto, como si estuviera en problemas, sin entender el por qué. Vio de reojo a su ventana para ver el cielo pintarse de un hermoso violeta, o al menos así fue hasta que él cerró las cortinas de un golpe, regresándola a la oscuridad.

–Buenos días – logró decir la eriza, en un intento de poder leer el estado de ánimo del erizo, quien se miraba particularmente irritado mientras encendía los candelabros de su habitación –No tienes que encargarte de nada – continuó Amy para tomar a prisa un pañuelo y presionarlo contra su pómulo en un intento de evitar el pequeño flujo de sangre –Puedo hacerlo yo...

–¿También revisó la fisura en tu costilla? – le preguntó de pronto, para voltearla a ver con una dura mirada. Estremeciéndola.

–¡Claro que no! – debatió para sonrojarse. Ya era bastante malo que él la hubiera visto semidesnuda, no necesitaba que Espio lo hiciera por igual –Vino para decirme que el desayuno estaba listo cuando vio que me quite la sutura que él hizo y...

Silenció al verlo llegar a ella, y así, él tomar su muñeca con suavidad para alejar su mano de su rostro y quitarle aquel pañuelo que prevenía que su herida siguiera sangrando. Amy retuvo su aliento para que sus ojos se prendieran de los de él, en un extenso silencio. Escuchó su corazón palpitar aprisa y su boca secarse ante la postura imponente de él.

Los ojos de él se iluminaron sutilmente siguiendo el rastro de la gota de sangre que ahora se deslizaba lentamente sobre su mejilla para así atraparla con la yema de su de su dedo. Shadow observó su guante blanco manchado de carmín, en silencio, incomodándola.

Amy retrocedió un par de pasos, recordando la advertencia de Espio al entrar al castillo. Ella jamás debería de tener una herida abierta o podría costarle su vida.

Shadow dirigió su mirada a ella nuevamente, para ella que se tensara ante la misma, sin saber qué esperar hasta que él rompió el silencio ensordecedor para decirle:

–No quiero que él vuelva a poner un pie dentro de tu habitación ¿has comprendido? – ordenó, borrando sus miedos.

Amy arqueó una ceja sin entender a qué podría deberse dicho comentario. Shadow le había prohibido muchas cosas previamente, pero verse con el único otro mortal en el castillo no había sido una de ellas.

–¿Por qué? – preguntó confusa –Él sólo...

–¿Acaso deseas quedarte a solas con él?

–¡N-No, claro que no! – respondió sonrojándose intensamente ante lo que él sugería.

Shadow olfateó su aroma en el aire, provocando que ella tapara sutilmente su rostro con una mano. No podía evitar sonrojarse ante sus insinuaciones y con una herida abierta no deseaba abrirle el apetito más de lo que podía haberlo hecho ya.

–Espio sólo estaba ayudándome – murmuró aún con aquel rubor en sus mejillas, intentando tranquilizarse –No lo veo de la forma que tú insinúas – habló con un dejo de molestia en su voz.

Su dura mirada se borró para que una de sorpresa tomara su lugar, percatándose que podía haberse escuchado más posesivo de lo que quiso en un principio. Ahora más que nunca la miraba como algo que le pertenecía a él, algo que debía de alejar de otros y no entendía el por qué de aquel molesto sentimiento. Shadow observó el pañuelo que aún yacía en su mano con el aroma de ella, recordándole que no había bebido sangre desde aquella noche en The Marble Zone; debería de ser eso. Un vampiro hambriento podría ser más territorial de lo que debería.

–Pero si eso deseas – continuó la eriza, captando su atención –No lo veré a solas en mi habitación – accedió soltando un pesado suspiro de resignación –¿De acuerdo? – dijo para dibujar una pequeña sonrisa con intensión de aligerar el ambiente, lo cual lo obligó a desviarle la mirada nuevamente.

–No es que tengas opción – dijo para darle la espalda con una falsa molestia.

Amy rodó los ojos en señal de exasperación, restándole importancia a la actitud del erizo negro –¿Por qué será que los vampiros deben de ser tan difíciles de tratar? – inquirió con una expresión de cansancio para dirigirse a su cómoda y de la misma sacar una pequeña caja de primeros auxilios –¿Te mataría aún más pedirlo con amabilidad? – habló con un dejo de diversión.

Shadow la vio de reojo, mientras sacaba los insumos para curar su herida abierta con aquella expresión divertida en su rostro ¿se suponía que ese comentario debería de divertirlo?

–Y bien ¿piensas ayudarme? – le preguntó de pronto, tomándolo desprevenido –Dijiste que tú te encargarías de mí ¿lo harás?

Shadow suavizó su mirada sintiendo una extraña sensación en su pecho, de nuevo aquella calidez. Asintió con la cabeza para acercarse a ella con cautela mientras ella sacaba una pequeña venda y algo de alcohol para poder desinfectar la herida.

–Abre el alcohol y mójalo con un paño, yo haré el resto – pidió sin verlo en ningún momento.

Shadow accedió en silencio siguiendo sus instrucciones sin despegar su vista de ella. Se le miraba diferente, aquella aura de pesar y enojo parecía haberse disipado y en su lugar dejar a una eriza diferente, una que su compañía era casi placentera ¿Acaso ella era así cuando no lo veía como un enemigo al que destruir?

–Por cierto, respecto ayer... – habló de nuevo para voltearlo a ver, provocando que él la viera atentamente –Yo sólo quería... tú sabes... – murmuró sonrosándose, sin poder completar su oración.

–Lo sé – respondió sereno.

Tomó aquel paño humedecido para limpiar el pequeño rastro de sangre de su rostro, provocando que el sonroje de la eriza se intensificara ante su tacto, desviando aquellos ojos esmeraldas de él. Era una acción que ella repetía cada vez que él tenía algún tipo de contacto con ella, una que empezaba a gustarle.

Esa eriza era muy diferente a aquella que había visto en el pueblo noches atrás.

–Ese erizo– continuó hablando sin detenerse –Es la razón por la que huiste y terminaste aquí ¿Cierto?

Amy entristeció su mirada para asentir con la cabeza, soltando un suave suspiro. Ya no había punto en ocultar algo que era más que obvio él había descifrado tiempo atrás.

–¿Te arrepientes? – preguntó el vampiro deteniendo la curación y verla fijamente a los ojos.

–No – respondió sin dudar –Estar bajo tus órdenes siempre será mejor que estar bajo las de él – dijo con un dejo de resentimiento.

¿Sus órdenes? ¿Así lo miraba? ¿Como otro tirano al cual someterse? Shadow le desvió la mirada con un aura de pesar. No estaba particularmente conforme con que se le comparara de ninguna manera con aquella déspota criatura.

–El mejor entre dos males... ¿ha? – pensó en voz alta.

–Yo no lo llamaría así – dijo Amy para sonreírle, captando su atención, reaccionando a lo que acaba de decir –Es mucho más divertido estar aquí, aquí puedo leer los libros que quiera y no estoy obligada a hacer quehaceres domésticos como en casa – señaló con una amplía sonrisa –Es cierto que no puedo salir si así lo deseo, pero supongo que incluso en Solenna no podría haber encontrado un mejor lugar para estar que este– completó con una sonrisa un tanto forzada.

Shadow dirigió su mirada a las cortinas que ocultaban aquella ventana que ella siempre mantenía abierta, cual ave en busca de su libertad.

–En fin – continuó Amy para colocar aquella venda sobre su pómulo –Gracias por la ayuda – dijo para verlo nuevamente con aquella cálida sonrisa –Ahora, si no requieres nada más, iré a desayunar con...

–Puedes salir – interrumpió el erizo negro para así darle la espalda y dirigirse a la salida.

–¿Eh? – exclamó Amy sin entender a lo que se refería.

–Durante el día, puedes salir del castillo – explicó deteniendo su marcha y verla de reojo –Regresa al anochecer, es la única condición.

Amy abrió los ojos de golpe ¿eso significaba que podría ir y venir sin temor a que aquella marca de media luna la matara? Las comisuras de sus labios se expandieron lentamente sintiendo el primer bocado de felicidad en años.

–¡Muchas gracias! – soltó con alegría para abrazarlo de forma instintiva por la espalda, tensándolo por la muestra de afecto no requerida –¡Espera a que le diga a Espio! – dijo con la alegría y energía de una niña, soltándolo así.

–Recuerda que debes de estar aquí al sol ocultarse – le recordó con una expresión de incomodidad sintiéndose extrañamente acalorado –Y sólo podrás salir si no te requiero durante el día ¿has comprendido?

–¡Sí, sí! – asintió con emoción para abrir la puerta de su habitación y salir con emoción –¡Prometo que así será! – dijo para caminar a prisa por el pasillo en dirección a la cocina.

La vio desaparecer entre los pasillos con una expresión de molestia. –Y no corras...– soltó al viento. No necesitaba que esa fisura se convirtiera en un hueso roto.

Shadow soltó un pesado suspiro para de nuevo ver el pañuelo manchado de su sangre y olfatear la sangre de ella.

–O negativo – murmuró para que una sombra de sonrisa se pintara en su rostro.

¡Una dosis de Shadamy a la orden! Si querían saber a dónde iba Shadow y de dónde conseguía los mapas y demás información ahora lo saben, después de todo, quién mejor que Eggman para ayudarlo a destruir al mundo XD!! Nuestro Shadow ha empezado a ablandarse lo que traerá situaciones que no sabrá manejar. Sus acciones repercutirán no sólo en él sino en todos los que lo rodea.

Una salida que cambiara el mundo de aquellos que habitan en el castillo para revelar la verdadera naturaleza de las criaturas de la noche. Decreto 11: Matarás para Sentirte Completo.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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