Capítulo Sexto: El Nacimiento de un Val Helsing
Tuvo que protegerse de la inesperada tormenta que habían azotado su camino. Cerró la puerta para evitar que la intensa ventisca entrara junto a él al local de mala muerte. Silver se sacudió la nieve sobre él y así frotar sus manos para exhalar su aliento tibio sobre sus congelados dedos, en un intento de entrar en calor.
Alzó la mirada para ver un bar pobremente iluminado con apenas un par de comensales sobre la barra y unos más en las mesas del lugar. Observó de reojo a la ventana ahora cubierta de nieve sabiendo que no podría salir por ahora. Debería de esperar.
Silver se sentó al final de la barra para pedir una cerveza, esperando que el licor lo ayudara con el intenso frío.
–Odio estás tormentas – se quejó una pequeña abeja mientras secaba los tarros con un trapo sucio del otro lado del mostrador, viendo con desgano el exterior cubierto de nieve –¡Hey Vector! – llamó al cocodrilo con emoción, quien ahora terminaba de servir el espumoso liquido ámbar –¡Cuenta alguna historia interesante! – pidió exacerbante de energía.
–¿Cómo cuál? – le respondió Vector para terminar de servirle con una sonrisa amigable.
–Mmm... ¡¿qué tal sobre tu vida como ladrón en Green Hill?! – dijo con emoción para que el cocodrilo se tensara ante sus palabras, captando las miradas de los pocos comensales del bar –¡¿O tus días como traficante de...
–¡Sabes que ya se me ocurrió una! – interrumpió velozmente acallando a su energético compañero –¿Qué tal sobre la hermosa Princesa de Solenna?
La mención de su tierra natal captó su atención viendo con disimulo al cocodrilo que ahora tapaba bruscamente la boca de la abeja.
–¿Y tú que sabes sobre ella? – cuestionó la abeja quitando su mano de su boca con esfuerzo.
–Mi ignorante Charmy, ¡yo viví en Solenna! – reveló con orgullo –Y la Princesa Blaze era la llama que iluminaba ese lugar – habló con ensoñación –O al menos así fue hasta el día que enfermo.
Silver endureció su mirada para sorber un trago pesado en silencio. La historia estaba mal, ella no había enfermado.
Inicio del Flash Back
De nuevo salió toda la guardia real a buscarla. No había visto a su majestad desde la tarde del día previo y Silver no sabía donde más buscar. Había recorrido el castillo de arriba abajo, buscado por los lugares favoritos que ella solía frecuentar en Solenna y ella simplemente se había desvanecido.
Silver cabalgó por las desiertas calles, ya pasaba de la media noche y una luna menguante apenas le daba la suficiente luz para poder buscar a la felina. Siguió su camino hasta que un grito ahogado inundó las calles, obligándolo a detenerse. Era la voz de un hombre, estaba seguro.
Cabalgó aprisa al callejón oscuro para bajarse de su corcel y adentrarse en el estrecho callejón, parecía que alguien necesitaba ayuda. Siguió su carrera hasta ver una extraña silueta. Silver se quedó paralizado al ver al hombre que había exclamado por auxilio antes yacer bajo los afilos colmillos de una criatura de la noche. Un ente del cual su familia lo había familiarizado bastante bien. Un vampiro.
El ente oscuro soltó a su presa para que una mirada color oro brillara entre la penumbra, unos ojos que él reconocería en el mismísimo infierno.
–... ¿Blaze? – soltó al aire.
–Si alguien podía encontrarme serías tú – habló la felina para caminar hacia él con un amago de sonrisa, una manchada con la sangre de su víctima.
Silver permaneció en silencio, aterrándolo con su presencia.
–Lo conseguí – habló Blaze con una amplía sonrisa que ahora exhibía unos prominentes colmillos manchados de carmín. –Ahora nunca deberé de perder mi reino ante nada ni nadie, ahora podre cuidar las Sol Emeralds sin temor a ningún reino, a ningún hombre ¡a nadie! – expresó maravillada –¡¿No es perfecto?!
–... ¿Qué has hecho? – murmuró Silver impactado, sin poder quitarle la vista de encima.
–Lo que haga falta – espetó endureciendo su mirada, sintiendo los ojos de incredulidad del erizo. Blaze le desvió la mirada ante la acusadora de él para así ver de reojo al hombre sin vida a sus espaldas –Sé que se ve mal...– murmuró para abrazarse gentilmente –, pero solo me alimentaré de criminales –afirmó para verlo tímidamente –Ese hombre intentaba entrar a esa casa – explicó –De esa forma no lastimaré a nadie que no se lo merezca – prometió para que el erizo le desviará la mirada, sin poder sostenérsela más –¡Por favor! – suplicó para correr hacia él y tomar sus manos de pronto, alarmado al erizo por la inoportuna muestra de afecto –¡No puedo hacer esto sola! – dijo sujetando sus manos con fuerza –¡Dime que cuento contigo!
Silver se sonrojó suavemente al sentir las manos de ella tocar las propias, dirigiendo su vista a las mismas. Era la primera vez que ella tenía algún gesto de ese tipo. Subió sus ojos tímidamente para cruzarse con los de la felina, quien lo miraba con determinación para así asentir pesadamente ante su suplica.
–Yo siempre estaré para ti Blaze... – murmuró Silver con un esbozo de sonrisa para apretar sus manos con suavidad –Lo que sea necesario ¿cierto? – le sonrió un tanto inseguro.
Fin del Flash Back
–¿Qué le pasó Vector? – preguntó conmovido la pequeña abeja, regresándolo de sus recuerdos.
–Una extraña enfermedad, una que no la permitía salir del castillo o rodearse de otros, según informaron sus majestades; si salía podía peligrar su vida – explicó –Y las cosas empezaron a cambiar, el pueblo extrañaba a su princesa y por alguna razón Solenna empezó a marchitarse – rememoró el cocodrilo con pesar.
Silver soltó un imperceptible suspiro para sorber otro trago, entristeciendo su mirada. Él mejor que nadie sabía que eso era cierto.
–¡Oh no! – exclamó con horror la abeja.
–¡Eso pasa si dejas a una mujer a cargo! – habló uno de los comensales un tanto ebrio –Bah... mujeres – soltó para sorber otro trago.
Silver vio de reojo al erizo que apenas si podía mantenerse sentando correctamente, endureciendo su mirada. Esa era el tipo de comentarios que habían orillado a Blaze a tomar las decisiones que habían condenado su existencia.
–Lo más extraño es que la gente empezó a desaparecer misteriosamente – continuó Vector con una mirada suspicaz –Aunque la ciudad estaba con menos criminalidad que nunca la gente vivía con miedo. Gente empezó a desaparecer, cosas extrañas empezaron a pasar durante las noches ¡Y los reyes se hicieron de la vista gorda escondiéndose en su castillo! – recordó molesto –Viviendo felizmente con sus fiestas elegantes mientras nosotros vivíamos en el caos y la inseguridad de ver el día siguiente – se quejó
–... ¿Feliz? – musitó inaudible Silver para ver su reflejo en el turbo liquido.
Inicio del Flash Back
La reina no había tomado bien la noticia sobre la nueva "condición" de su hija y conforme pasaba el tiempo Silver podía presenciar como se le iban privando cada vez de más y más cosas. Primero se le había ocultado del pueblo indicando que tenía una extraña enfermedad, luego, los horarios de salida, y ahora, incluso la habían recluido en la parte más distante del castillo.
Silver tenía suerte si lograba verla en algún momento de la semana. Generalmente la buscaba en el único día que se le permitía salir bajo estas nuevas estrictas reglas para toparse con ella en las calles de Solenna que cada vez parecía ser menos tiempo.
Silver caminó por las calles desiertas sin suerte, y desanimado regresar al perímetro del palacio. Entró a los jardines para distinguir a la distancia a la felina, quien yacía con su mirada sobre la luna mientras permanecía sentada sobre el tejado del palacio.
Esbozó una genuina sonrisa para flotar en el aire y así dirigirse hacia ella, quien tenía aquella expresión sombría y distante.
–¡Blaze! – soltó con emoción –¡Te estuve buscando por todos lados! – dijo para descender a su lado –Incluso fui a la zona más peligrosa de Solenna, pero está vez no te vi en... – silenció al notar a su inexpresiva amiga no dirigirle ni la mirada.
Silver la observó con preocupación. Según pasaba el tiempo la sonrisa del Blaze parecía borrarse cada día un poco más. Su buen humor se había perdido en algún momento de los pasados meses y ahora sólo miraba a aquella felina ausente, distante... una que no lograba alcanzar sin importar que tanto quisiera.
–Hey, ¿sabes que no hemos hecho hace mucho tiempo? – habló Silver con una sombra de sonrisa sin lograr hacer que la viera –Ir a dar un paseo por los canales– dijo con un dejo de entusiasmo en su voz –Hoy hay luna llena, estoy seguro que su brillo en el agua se debe de ver muy hermoso, ¿qué te parece?
–¿Con qué propósito? – respondió la felina en suave susurro.
–Pues... – musitó borrando su sonrisa previa. Ni su mejor intento por subirle el ánimo parecía funcionar –Ninguno... supongo – murmuró Silver desganado sentándose a su lado.
Ambos permanecieron en silencio, sin decirse nada mutuamente. Estaban sentados hombro a hombro y ella no parecía estar en el mismo planeta que él. Silver la vio de reojo para bajar sus orejas con decepción. Tal vez ahora como una vampiresa juntarse con un mortal no era tan divertido, tal vez él no lograba entender lo que en su mente atribulada pasaba. Ni siquiera las diferencias como plebeyo y princesa los había apartado tanto como ahora.
–Hoy hice algo – soltó la felina de pronto para captar su atención –Condené a alguien.
–¿Cómo dices? – inquirió el erizo sin comprender.
–Una ladrona de tesoros se acercó a las esmeraldas – explicó sin verlo en ningún momento –Fue muy sencillo interceptar sus planes – mencionó para alzar su mirada al cielo –Y sé que tuve que matarla – habló sin emoción, estremeciendo al erizo por su frialdad –, pero no pude.
–Eso es... – murmuró el erizo para esbozarle una pequeña sonrisa, de cierto modo aliviado – Eso es bueno Blaze, significa que aún puedes ver a los mortales como...
–Hice algo peor – interrumpió sus dulces palabras –La transformé en un vampiro – reveló para verlo al fin y así notar finalmente los rastros de sangre sus pálidas mejillas –Ella estaba dispuesta a morir por proteger su tesoro, como yo – explicó ausentando su mirada –Por eso... ella merecía el mismo destino ¿no es cierto?
Silver apretó sus labios fuertemente. Ya no reconocía a la felina delante a él, una que se alejaba cada vez más de él. No sólo su corazón había cesado de latir, sino su alma radiante ahora se marchitaba, trayendo de paso a una criatura cruel y poco empática.
–¿Me matarás? – preguntó Blaze de pronto de forma tan casual que su mohín de horror fue algo que no pudo ocultar –Eres un Van Helsing ¿no es cierto? Puedes hacerlo.
–¡¿Qué demonios sucedo contigo?! – exclamó iracundo para ponerse en pie –¡Sabes perfectamente que yo corte lazos con mi familia y el oficio familiar! – le recordó irascible.
–Pero puedes hacerlo.
–¡No voy a hacerlo! – retomó ofendido por sus crudas palabras –¡¿Qué demonios pasa contigo últimamente?! – se atrevió a preguntar al fin –¡Parece que hubieras cambiado y ahora...
–Soy un vampiro Silver – interrumpió la felina su arrebato de emociones para ver a la luna nuevamente –Cambie. Morí y renací en... – pausó un instante para ver sus manos con una mirada estoica –Esto.
Silver chasqueó su lengua, molesto, para tomar sus manos con fuerza obligándola a verlo con una clara sorpresa por sus actos.
–¡No importa lo que seas, tú siempre serás tú! – afirmó –Eres la Princesa Blaze, soberana de una nación, guardiana de las Sol Emeralds y por sobre todo, mi mejor amiga – le recordó en un intento de alcanzar a la felina que parecía haberse perdido hace tiempo ya –No me importa la forma que tengas o que prefieras la sangre a un buen pedazo de carne, siempre te aceptaré por quien eres– habló suavizando su mirada dibujando una dulce sonrisa en sus labios –Porque eso hacen los amigos.
Blaze lo vio con asombro por sus palabras de suplica desesperada en un intento de hacerla sentir mejor. Una mueca de felicidad se pintó en sus labios sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas y así asentir suavemente.
–Así que deja de decir estupideces – dijo Silver con un mohín de falsa molestia –Suenas más como una damisela en apuros esperando por un milagro para ser rescatada que la futura reina de esta nación – señaló con molestia para sentarse a su lado nuevamente.
–Sabes... – habló Blaze con un amago de sonrisa para secar suavemente las gotas saldas que ahora rebalsaban sus ojos –Eres demasiado directo con lo que piensas – expresó con aquella expresión serena –Incomodas a la gente cuando hablas así ¿lo sabías?
–Y tú cuando hablas de muerte – devolvió el erizo endureciendo su mirada –No vuelvas a mencionarlo...
La sombra de sonrisa que pudo expresar se borró ante sus palabras para desviarle la mirada, permaneciendo en silencio. Silver la observó atentamente, de nuevo parecía perderla ¿Es que acaso ella hablaba en serio?
–Toma – dijo de pronto para mostrarle un libro de pasta purpura, confundiéndolo por el repentino regalo –Eres al único que puedo confiarle esto ... por favor – pidió para acercar el texto aún más con una mirada de suplica.
Silver tomó aquel libro para leer el título: "Las Sol Emeralds". Alzó su vista a ella quien tenía aquella mirada taciturna. Él había leído muchos libros antes y estaba seguro que no existía ningún texto tan explicito sobre las Sol Emeralds, con suerte había alguna mención de las mismas. Hojeó velozmente las hojas asombrado por el detalle de cuál era su función y cómo cuidar de las mismas.
–Cómo... quiero decir... ¿De dónde sacaste esto? – preguntó según revisaba su contenido con rápido vistazo, asombrando por el detalle.
–Yo lo hice – respondió para que detuviera su escrupulosa lectura y así la viera con cierta sorpresa –Bueno, este es el segundo – explicó para soltar un pesado suspiro y abrazar sus rodillas colocando su mentón sobre las mismas –La reina encontró el primero y me lo arrebató – reveló –Así que hice este... para ti.
–¿Qué? ¿Por qué? – inquirió –Esto es algo que solo el guardián de las Sol Emerald debe... – Silver silenció de golpe para abrir sus ojos lentamente y así ver con cierto miedo el libro en sus manos.
–Eres al único que podría confiarle esta tarea – explicó con aquella mirada ausente –Si algo pasa conmigo, si algún día ya no puedo cumplir con este papel.
–Deja de hablar de tonterías – dijo Silver molesto para extenderle su brazo en un intento de devolverle aquel texto –Eso nunca pasará, es decir, has renunciado a todo para ser la mejor de las guardianas.
–Promételo– ordenó para empujar aquel libro de regreso a él –Si algún día yo dejo de ser apta para este trabajo o si debes de eliminarme para salvar a otros o incluso a mí misma, lo harás, ¿cierto?
Mordió su labio inferior nuevamente sintiendo una opresión en su pecho ante lo que ella proponía. Blaze no podría hablar en serio, es decir, ella había renunciado a su vida, a su alma con tal de velar por el legado de su familia. No podía pensar en serio que algún día eso terminaría.
Silver observó la mirada de desesperanza y sufrimiento de su amiga. Ella hablaba en serio.
–Eso no pasará, porque tú tienes una tarea y es asegurarte que las Sol Emeralds estén a salvo – le recordó con una sonrisa forzada –, pero... – musitó para tomar aquel libro entre sus brazos y una mueca de tristeza pintar su rostro –Me quedaré con esto... si te hace sentir mejor.
–Gracias... Silver.
Fin del Flash Back
–Pero la princesa mejoró ¿verdad? – preguntó la abeja, trayéndolo de regreso a aquella conversación en aquel bar de mala muerte.
–No – espetó duramente el cocodrilo –Las cosas empeoraron tanto que la reina tomó la sabía decisión de mandar las esmeraldas lejos de Solenna, pues la princesa ya no podía protegerlas. De esa forma la ayudaría a recuperarse de su extraño padecimiento.
Silver apretó sus puños con fuerza. La reina jamás había tomado esa decisión para ayudar a Blaze, si es que no había sido todo lo contrario.
Inicio del Flash Back
–¡¿Cómo dices?! – exclamó con horror para que la reina lo viera impasible.
–Las Sol Emeralds serán enviadas lejos del reino, lejos del alcance de ella– repitió con una mirada fría –Mientras Blaze padezca esta condición no es seguro que estén a su alrededor.
–¡No, no! – vociferó horrorizado a lo que ella proponía –¡Ella hizo todo esto para poder cuidar de las esmeraldas! – le recordó – ¡Si hace esto la matarás por completo!
–¿Matarla por completo? – repitió la reina alzando una ceja –Ella ya está muerta Silver – musitó estoica –Tu misión ahora será llevar las esmeraldas a alguien que pueda cuidar de ellas hasta que podamos resolver la situación de mi hija – ordenó.
¿Resolver? No existía cura para el vampirismo, él lo sabía bien ¿qué pensaban hacer con ella si le alejaban las esmeraldas de su lado?
–Las llevarás a su nuevo guardián– continuó impasible –Su nombre es Sonic the Hedgehog, un erizo que es más que capaz de cuidar de ellas – halagó con una sombra de sonrisa –Vive al otro lado del país, es un viaje de casi 2 meses en carroza, pero estoy segura que podrás entregarlas sin contratiempos.
–Pero Blaze... – murmuró Silver impotente ante lo que su majestad sugería –¿Acaso ella lo sabe? – preguntó cabizbaja.
–Un guardia real se lo hará saber cuando...
Una explosión sacudió el castillo interrumpiendo la conversación con su majestad.
Silver dirigió su mirada con temor hacia los ventanales que mostraban la caída del día y la torre que ahora se incendiaba, inundando el cielo de nubarrones de humo y destrucción.
–Blaze – musitó con terror inaudible.
La reina endureció su mirada ante lo que ambos sabían era la responsable de dicho acontecimiento.
–Te dije que era un peligro – habló despectiva para ponerse en pie –¡Guardias! – llamó iracunda para que cientos de soldados se reunieran en la sala del trono en cuestión de segundos –¡Vayan y calmen al monstruo responsable de esto! – ordenó con soberbia.
–¡Espere, su majestad! – pidió Silver con desespere.
–Por los medios que sea necesarios – condenó fríamente.
Silver abrió sus ojos con horror. Él sabía que significaba eso. Sin pensarlo dos veces flotó por el aire para así volar hacia el ventanal que le mostraba el dolor de su amiga. –¡Detente Silver! – escuchó la orden de la soberana que prometió seguir, ignorándola. Atravesó con su cuerpo el cristal mosaico para dirigirse hacia la torre sur del castillo tan rápido como pudo. Tenía que proteger a Blaze, sacarla de ahí antes que la reina decidiera encargarse de ella.
Silver sobrevoló el palacio guiándose por el humo negro que empezaba a oscurecer el cielo y su visión parcialmente, y en medio del caos distinguir a Blaze rodeada de llamas que ahora consumían lo que alguna vez había sido su hogar, mientras gritos se escuchaban en una guerra que había iniciado.
–¡Blaze! – llamó sin poder acercarse por las llamaradas que la rodeaban, tomando su distancia debido a esto –¡Blaze, por favor, detente antes que la reina mande a asesinarte! – rogó desesperado.
La felina lo volteó a ver para que lentamente una sonrisa se dibujara sobre sus labios exhibiendo aquellos colmillos afilados, mientras sus ojos brillaban entre la penumbra y la noche que empezaba a entrar.
–...Cuento con ello – murmuró la vampira para que el erizo plateado se estremeciera ante sus palabras.
–Pero...– murmuró Silver tragando pesado –¿De qué hablas?
–Meses encerrada comiendo a penas lo necesario, todo para no perturbar a mi madre, para no asustar al pueblo... para no alejar a mi único amigo – rememoró con una expresión entristecida –¡Pero eso se acabó! ¡Por fin podré comer hasta saciarme, por fin podré ser el monstruo que todos esperan!– dijo con una sonrisa forzada y una mirada sumida en la más profunda de las tristezas –Todo este tiempo conteniendo mi más crueles instintos, muriendo lentamente cada día y cada noche en la más crueles de las agonías – murmuró para ver al cielo que era cubierto por la noche y el humo de sus propias flamas – ¿Y para qué? – soltó sin rastro de luz en su mirada –Para que todo por lo que luche se me arrebatara de las manos– espetó rencorosa.
–Escucha, por favor – pidió Silver cubriendo su cuerpo en una burbuja telequinetica para protegerse de las llamas –Yo hablaré con la reina y solucionaré esto. Todo estará bien, arreglaremos esto y...
–No lo entiendes ¿no es cierto? – interrumpió la felina para voltearlo a ver con aquella mirada impasible, haciéndolo detener su marcha –Nada estará bien Silver – musitó con un dejo de tristeza en su voz – ¿Es que acaso no puedes ver mi sufrimiento? – inquirió para que lágrimas desbordaran sus mejillas evaporándose al contacto con el ambiente –He perdido todo por lo que luche: Mi familia, mi pueblo, mi título, las esmeraldas... – habló con pesar, mientras un vacío en su pecho empezaba a expandirse para tragarla dentro de aquella fosa de desolación y dolor que ella misma se había autoimpuesto. –Pensé que no habría destino peor que perder mi reino... pero me equivoque – reconoció con arrepentimiento mientras lágrimas rebeldes se asomaban por su mirada desesperanzada.
–¡Aún no está todo perdido! – vociferó Silver para acerarse a ella tanto como su burbuja se lo permitió – ¡Me tienes a mí! – le recordó sintiendo un nudo en su garganta formarse ante el sufrimiento de su amiga más preciada –¡No importa el camino que elijas yo siempre estaré para ti, yo...
–Si es eso cierto– interrumpió Blaze, estoica –Termina mi sufrimiento – ordenó fríamente para que Silver la viera horrorizado por su petición–Un vampiro no puede quitarse la vida por mano propia, lo sé – murmuró con un dejo de dolor en su voz para así acariciar sus muñecas sutilmente –La inmortalidad es una maldición para hacer sufrir a quién la vive... un vampiro no puede y nunca podrá ser feliz entre mortales – explicó recordando los decretos que su creadora le había brindando al despertar en esa nueva vida.
–Yo no... – balbuceó Silver sintiendo el nudo en su garganta agudizarse, imposibilitándole hablar. Él había tenido razón, quitarle las esmeraldas había por terminado de matar lo poco que aún quedaba de su amiga. –Yo nunca...
–Si no puedes...– cortó Blaze secando sus lágrimas bruscamente dando lugar a una cruel mirada, una que iluminó sus ojos de un dorado intenso.
Un semblante amenazador lo hizo retroceder un paso de forma inconsciente ante el mohín lúgubre de la felina. Esa no era Blaze, ya no mas.
–Entonces, presenciaras el nacimiento del peor vampiro que jamás ha pisado esta tierra – sentenció con una expresión sombría –Consumiré todo a mi alrededor – murmuró para que su cuerpo de cubriera en un manto de llamas doradas –Todo perecerá, todos sentirá mi dolor... hasta que no queda nada.
–¡Espera, Blaze, no! – dijo alarmado para correr hacia ella.
–Lo lamento – musitó para voltearlo a ver con una expresión taciturna y así una honda de fuego lo hiciera retroceder violentamente alejándolo de ella –, pero sin las esmeraldas, sin un sentido a esta vida inmortal... lo único que queda son los Decretos – aceptó con pesar –Y el 11 es mi favorito – soltó esbozando una macabra sonrisa –Si ya no soy una guardiana, entonces seré un verdadero demonio sobre esta tierra – juró con una sonrisa quebrantada.
Fin del Flash Back
–Sin embargo – continuó Vector endureciendo su mirada –Una noche, todos los esfuerzos de su majestad se fueron a la basura, pues un repentino incendio arrasó con Solenna una trágica noche – rememoró con un pesado suspiro –El área sur del castillo ardió por dos días y dos noches, fue como si un demonio de fuego hubiera atacado el lugar – dijo el cocodrilo recordando aquella noche –Y durante el incendió, el pobre corazón de la princesa no aguantó el caos que se formó y murió gracias a su extraño padecimiento... el pueblo quedó devastado ante la noticia – dijo cabizbaja.
–¡ESO NO ES CIERTO! – vociferó Silver iracundo, involucrándose. Todos los presentes dirigieron su mirada hacia el erizo quien tenía su mirada irascible sobre su tarro a medio tomar –¡Ella fue asesinada esa noche! –recordó con dolor –¡Ella...
–¿Y tú cómo sabes qué le pasó a la princesa? – interrumpió Vector suspicaz ante sus palabras.
–Yo...– se atragantó con sus palabras para cerrar sus ojos con pesar, empuñando con fuerzas sus manos.
Aún recordaba sus manos temblorosas las cuales habían buscado una estaca para poder cumplir la única promesa que Blaze le había pedido, y en medio del infierno que ella desató, ser el único capaz de detenerla. Sus dones eran perfectos para cazar vampiros, tal como su familia siempre se lo había dicho.
Esa noche había marcado un antes y un después en su vida, pues al momento en que tomó aquella estaca de madera su vida como doctor y erudito del castillo murió, para darle vida al más prominente caza vampiros que jamás hubiera pisado la tierra.
Inicio del Flash Back
La estaca sobrevoló cual proyectil entre las flamas, cubierta en un aura aqua incandescente, no había posibilidad de fallar, su entrenamiento de la niñez no se lo permitiría.
Silver observó a la vampira que ahora consumía todo bajo un manto de fuego y dolor desmedido para con un brazo extendido aumentar la velocidad del proyectil. Él haría lo que fuera necesario para salvarla... así fuera de sí misma.
Atravesó su corazón en un ataque perfecto; deteniendo así el mar de destrucción que ella había iniciado.
Las flamas que la habían abrigado desaparecieron cual flama ante el soplo del viento para así ver la estaca que ahora sobresalía de su pecho manchada de su sangre. Blaze volteó a ver a su perpetrador, quien mantenía su mirada sobre ella mientras lágrimas resbalaban de sus ojos de forma incontenible con una mueca descorazonada ante lo que acaba de hacerle.
Blaze bajó su mirada hacia sus manos y así ver como éstas empezaban a desvanecerse lentamente en el viento junto al resto de su cuerpo para fundirse en el humo que era elevado hacia el cielo.
–Gracias...– soltó la felina con una expresión de alivio en su rostro para verlo nuevamente, esta vez con una sonrisa en sus labios.
Silver cayó de rodillas sin poder detener las lágrimas que ahora empapaban sus mejillas, viéndola desparecer lentamente entre las llamas. Había asesinado al ser más importante en su vida.
–...Lo lamento– soltó el erizo plateado para sollozar ante la escena rompiendo el temple que había intentado guardar hasta ahora.
–Sabía que podrías – murmuró la vampira con un amago de sonrisa –Por favor, libera a los demás... Libera a aquellos que yo condene – pidió con un último suspiro desapareciendo de su vista, perdiéndose en el cielo.
Fin del Flash Back
–Tienes razón– habló Silver al fin, borrando la ira inicial que lo había acogido –Nunca podré comprender por lo que pasó, no realmente – musitó soltando su pesado suspiro.
–Hmph... turistas – espetó Vector malhumorado, ignorando al erizo. –En fin – retomó para así ver como el sol empezaba a colarse por la ventana. Había amanecido al fin –Parece que la tormenta a cesado ¿Quién lo diría?
Silver vio de reojo a las ventanas congeladas para ver el sol empezar a brillar entre la nieve. Había perdido una noche ocultó en un bar de mala muerte únicamente para revivir la peor noche de su vida.
–¡Por fin! – exclamó Charmy con gran entusiasmo –Estoy cansado de estar encerrado en esta pocilga – se quejó malhumorado.
–¡¿Qué dijiste pequeña peste?! – amenazó el cocodrilo.
–Gracias – interrumpió Silver la pequeña disputa para beber un último sorbo de aquella bebida y dejar el dinero sobre la barra –Y no olviden cuidarse si salen por aquí – recomendó para ver a la pequeña abeja con una mirada gentil –Hay muchos peligros allá afuera, en especial en la noche – advirtió con una cordial sonrisa.
–Pffft– soltó la enérgica abeja –¡Yo puedo cuidarme por mi cuenta! – habló alzando los puños al aire de manera juguetona.
–Estoy seguro que sí – dijo Silver para tomar su alforja y cruzarla sobre su pecho –Nos veremos pronto – se despidió con un ademan de mano.
–Creo que ese consejo le serviría más a Scourge, aunque creo que ya vino algo tarde para él – habló Vector burlón mientras limpiaba la barra.
–¡Cállate, maldita sea! – exclamó iracundo el erizo verde para ponerse de pie de golpe lanzando la mesa y su asiento por el bar –¡Amy tuvo suerte que ese erizo apareciera de la nada o si no...
–¿Amy? – interrumpió Silver, quien tenía una mano sobre la manija de la puerta para voltear a ver al comensal, el mismo que había hablado sobre su Blaze al inicio del relato del cocodrilo –¿Hablas de una eriza rosa? – preguntó con intriga.
–¡Hablo de una puta cualquiera! – vociferó despectivo –¡Pero ya verá!, ¡Si se le ocurre regresar voy a... – calló abruptamente al sentir su cuello ser aprisionado, cortándole la respiración.
Scourge colocó ambas manos sobre su cuello, sin entender qué pasaba para caer de rodillas al suelo al sentir como cada vez le era más difícil poder probar una bocanada de aire.
–No es correcto hablar así de una dama – escuchó decir para ver al erizo plateado hincarse a su nivel mientras sus ojos brillaban de un celeste intenso –Con que tú eres el novio maltratador – murmuró para que sus ojos perdieran aquel brillo singular, sintiendo como por fin el aire ingresaba a sus pulmones, para toser fuertemente aspirando profundamente –Buscó a la eriza y me parece que tú puedes ubicarme en la dirección correcta.
Scourge subió la mirada para ver al erizo plateado de forma iracunda. Apenabas podía mover sus manos desde el último erizo que lo había atacado por estar involucrado con Amy ¿en qué se había metido ahora?
–¿Para qué? – espetó para bufar con molestia.
–Para matar a su dueño – respondió Silver impasible.
Scourge abrió los ojos de golpe ¿Hablaba sobre el erizo negro? Eso sonaba a un maravilloso golpe de suerte. Una sonrisa retorcida se pintó en sus labios para así reincorporarse lentamente. Amy por fin tendría su merecido junto a ese erizo que había osada en dejarlo como el hazme reír de la aldea.
–Te diré todo lo que sé – sonrió macabro.
¡Lo sé, lo sé! casi tres semanas después traigo el siguiente capítulo, pero el trabajo no me dejo ni tiempo de respirar ¡Pero al fin logre terminar!
Bien, como ven hice mención de Sonic, pues un lector me pidió que si bien no salía hiciera mención de nuestro fabuloso erizo y ya saben que si se puede se hace. Adicional, en este capítulo quise dedicárselo a Blaze the Cat y sobre su vida, desde la perspectiva de Silver, sobre ser un vampiro. Ahora ya saben por qué Silver es quien es y cuál es su historia.
Antes de despedirme quiero agradecer a todos aquellos que participaron para las preguntas, el vídeo pueden encontrarlo en mi Fanpage de facebook (Kat_Dark_Shadow) para escuchar las respuestas a cada una de ellas. Realmente hicieron de mi cumpleaños algo muy especial.
Ahora sin más que decir, el siguiente capítulo nos trae varias sorpresas y más Shadamy!!! Hasta entonces, su autora se despide. Kat fuera.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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