Capítulo Quinto: Mis Instintos


La vio ir y venir por la biblioteca con emoción para darle un libro tras otro. Ya empezaba a arrepentirse de su decisión, y aún así, no podía dejar de verla en su va y viene, sintiendo de nuevo aquella calidez dentro de él. Shadow colocó lentamente su mano sobre su pecho para entrecerrar sus ojos y saborear aquel sentimiento que crecía en su pecho como la abrasante flama de una hoguera que lo abrigaba del crudo invierno en el que había vivido por tantos años ya ¿así se sentía volver a sentirse vivo?

­– "...Los mortales son muy caóticos y sentimentales, pero sabes, es justo lo que a veces nuestra serena y fría vida necesita"– rememoró las palabras de Rouge.

¿Sería cierto? ¿Era eso lo que su vida sin sentido necesitaba? Abrió sus ojos para ver a la eriza que yacía extasiada mientras buscaba entre las libreras infinitas diferentes textos, y mientras sus ojos la recorrían en sigilo, una extraña sensación crecía en la boca de su estómago ¿eso era felicidad o podría ser algo más?

–¡Y mira este! – exclamó Amy con emoción mientras corría a otro de los estantes –Este es sobre las guerras que se dieron en la ciudad de Babylon cuando...– calló de golpe al sentir como el erizo negro tomaba su muñeca con gentileza para evitarla de andar y verlo así con cierta sorpresa.

–Yo ya leí estos libros, cada uno de ellos – explicó Shadow para soltarla y verla con su típico semblante serio –No me interesa ver el mundo mortal a través de ellos, me interesa verlo a través de tus ojos.

Su cálida mirada le robó el aliento sintiendo sus mejillas ruborizar ante sus ojos color carmín. Amy desvió su mirada al acto para que el sonroje se incrementara involuntariamente mientras su corazón se aceleraba sin ninguna buena razón.

Shadow retrocedió un paso, para que una expresión de incomodidad se pintara en su rostro por sus mejillas bañadas en carmín.

–¡L-Lo siento! – se disculpó velozmente para tapar su rostro con sus manos, empeorando el sonroje al sentirse descubierta. Odiaba ser tan expresiva como lo era y lo que odiaba más era que frases tan simples como esas la hicieran ruborizar en contra de su voluntad.

–Dime algo – habló Shadow en un intento de ocupar su mente y no ceder a sus instintos ante el embriagante olor –¿A dónde te dirigías antes de terminar aquí? ¿A dónde pensabas huir?

La mirada nerviosa de la eriza se fijó en él nuevamente para que una amplia sonrisa pintara sus labios borrando su sonroje para que una mueca de felicidad tomara su lugar. Sin pensarlo la eriza se arrodilló en el suelo para buscar entre todos los libros dispersos uno con el nombre de aquel lejano reino hasta hallarlo.

–Solenna – respondió para abrir aquel libro y hojear sus hojas amarillentas –Ves – señaló con su dedo un dibujo detallado del lugar.

Shadow tomó lugar en el suelo un poco resistente, pues había un escritorio al fondo de la biblioteca que podrían usar, no veía correcto sentarse sobre el sucio suelo, sin embargo, ella parecía disfrutar lanzarse sobre el frío suelo alrededor de aquellos polvorientos libros. Se acomodó a su lado, procurando no rozar su cuerpo con el de ella para así observar el libro que ella ahora le mostraba con emoción.

–Tiene playas hermosas y su arquitectura es magnifica– dijo para señalar diferentes puntos del dibujo –También tiene una de las mayores bibliotecas del país, fundada por la Princesa Blaze, una mujer erudita – habló con luz en su mirada.

Shadow la vio de reojo para admirar discretamente aquella mueca de autentica felicidad. Nunca la había visto así antes en su castillo o en su presencia.

–No entiendo ¿qué tiene de especial ese lugar? – inquirió Shadow con un dejo de molestia en su voz. Estaba seguro que él podía proporcionarle muchos más libros que ningún reino.

–Supongo que nada – murmuró Amy suavemente para acariciar aquella imagen –Mi padre me contaba historias hermosas sobre ese lugar y la verdad es que yo nunca conocí nada diferente de mi pequeña villa, así que pensé que sería un buen lugar para empezar desde cero ¿sabes? – relató para entristecer su mirada y borrar su sonrisa lentamente –Creo que sólo pensé que sería un lugar donde Scourge nunca me encontraría o pensaría en buscarme, un lugar donde sus puños no me alcanzarían nuevamente – habló para hundirse en un mar de tortuosos recuerdos.

Shadow abrió sus ojos de golpe, impactado, para visualizar el mohín de desesperanza de la eriza. Claro, no tenía que ver con Solenna, tenía que ver con sus ansias de libertad de aquel erizo verde.

–Pues...– empezó a hablar acercarse un poco más a ella reduciendo el espacio –El mar es hermoso – habló Shadow trayéndola de regreso de su tortuoso pasado –De noche al menos, te brinda una indiscutible sensación de paz, admito eso – asintió para que los ojos de ella se posaran sobre él –Aunque la biblioteca aún carece de libros suficientes para poder llamarse "la más grande del país".

–¡¿Tú has ido?! – inquirió asombrada.

–Claro, no creo que haya muchos lugares a los que no haya ido – explicó –He vivido por decenas de años ¿recuerdas?

–A veces lo olvido – dijo con una risilla nerviosa –¿Cuántos años tienes? Digo, como vampiro.

–Cincuenta – reveló –Aunque supongo que no es mucho para lo que vive un vampiro promedio.

–¿En serio? No te ves como alguien de cincuenta, te ves tan joven – apuntó ella viéndolo detenidamente para que un pensamiento cruzara velozmente su mente –Eso significa que... – silenció agachando sus orejas con cierto pesar, sabiendo que significaba que su vida como mortal tuvo que haber sido muy corta. –... ¿Dolió? – se atrevió a preguntar tímidamente.

Shadow desvió su mirada con tristeza para traer de nuevo aquella la escena de su muerte y la de María en su mente, una con la que había luchado durante décadas.

–La transformación, no – respondió con un dejo de pesar en su voz.

Amy observó detenidamente al erizo y la mueca de tristeza y desesperanza que ahora exhibía, era la primera vez que mostraba algo diferente al enojo o incomodidad. Se acercó un poco más a él, para que su brazo a penas rozara el suyo, admirando al vampiro y sin poder evitarlo sus mejillas sonrosarse sutilmente para que él la volteara a ver al acto, provocando que su cuerpo se estremeciera al ser descubierta.

–¡Amm! – soltó Amy erizándose ante su mirada escrupulosa –A puesto que debes de tener cientos de historias interesantes que contar – dijo con un dejo de emoción en un intento de traer el buen humor del erizo –Todo lo que has de haber conocido, los libros que has leído – habló con ensoñación.

–Lo haces sonar como si ser vampiro fuera algo positivo – murmuró con una mirada endurecida.

–Sin lugar a duda mejor que la vida de una prisionera sin voz ni voto – soltó Amy con desánimo.

–Pero escapaste – le recordó Shadow –Puedes empezar de nuevo si así lo deseas.

–¿Puedo? – devolvió para verlo de reojo, provocando que él le desviara la mirada, culpable.

Shadow soltó un suave suspiro. Ella tenía razón, había salido de una prisión para adentrarse a otra; ahora podía comprender porque Solenna se miraba como un paraíso, era su idealización de la libertad que jamás había tenido, de un nuevo comenzar, y él lo había truncado.

–...Si anhelas tanto tu libertad – murmuró el erizo sin poder encararla –¿Por qué no me dejaste morir en The Marble Zone? – preguntó amargamente.

Amy soltó un suave suspiro para dejarse caer suavemente sobre el hombro del erizo, quien se tensó fuertemente ante el contacto para voltearla a ver nervioso.

–Quién sabe – soltó con una expresión pensativa –Tal vez, sólo me di cuenta que yo no vine a este mundo a ser feliz, no de la manera en que lo deseo al fin y al cabo – expresó para verlo de reojo – o tal vez me gusta vivir aquí, no lo sé – habló con un amago de sonrisa.

Shadow le desvió la mirada nerviosamente sintiendo una extraña sensación en su cuerpo, algo que no había sentido antes, algo que lo hacía querer estar aún más cerca de ella.

–Así que deja de pensar por qué decidí hacer o no lo que hice – dijo la eriza para reacomodarse y estirar sus músculos suavemente –Que no tengo una buena respuesta, sólo hice lo que creí correcto.

–... ¿Disfrutas de vivir aquí? – cuestionó el erizo con cierta sorpresa por su respuesta previa.

–Bueno, hay días mejores que otros – respondió con un dejo de diversión en su voz –, pero sé que si no me hubieras aceptado en el castillo hubiera muerto haya afuera; mi destino nunca fue llegar a Solenna – reconoció con una triste sonrisa –Yo tuve que haber muerto en la nieve la noche que escape de Scourge... yo no estoy destina a un felices por siempre – murmuró cabizbaja –Aunque fue lindo creer que podría – concluyó con una sonrisa llena de tristeza.

–Realmente suenas como un vampiro – admitió Shadow con pesar –Tal vez serías la única que podría sobrellevar este estilo de vida.

–¿Acaso tú no eres feliz? – preguntó Amy con desconcierto.

–Ningún vampiro lo es – reconoció amargamente –Pero cada vampiro tiene una motivación que lo hace vivir el día a día, que le da sentido a esta existencia tan vacía. Eso es lo más cercano a la felicidad que nosotros podemos tener.

Amy abrió sus ojos con sorpresa. No es como que Shadow se viera particularmente feliz, pero ahora que lo pensaba, los decretos realmente estaban diseñados para mantener a los vampiros solos e infelices, no necesariamente para lastimar a otros, más bien, para lastimarse a ellos mismos.

–Y... ¿Cuál es tu motivación? – se atrevió a cuestionar –¿Es recolectar esas preciadas esmeraldas?

Shadow la vio de reojo, atentamente, sin saber si lo que diría a continuación sería algo bueno o malo, pero sus labios se precipitaron a responder:

–Mi hermana – reveló –Buscó recuperar a mi hermana.

–¿Tienes una hermana? – inquirió Amy asombrada –¿Está perdida? ¿Acaso ella...

–Fue asesinada el día que me convertí en vampiro – interrumpió con un semblante rencoroso y una lúgubre mirada–, pero con la ayuda de las esmeraldas la traeré de regreso, por fin, María y yo podremos...

–Pero...– le cortó Amy tímidamente –¿Quieres traerla a esto? – preguntó viendo desganada a su alrededor.

–¿De qué hablas? – cuestionó sin entender.

–Quiero decir, esta vida ya es bastante difícil como es y bueno... siempre he creído que existe algo más allá, un lugar donde puedes descansar y por fin tener toda la felicidad que se te fue negada en este mundo – explicó para alzar su mirada al cielo –Donde un ángel te dará una mano y con un abrazo sanará todo tu dolor.

Amy sintió la mirada del erizo sobre ella para regresar de su fantasía. Shadow la vio con una expresión extraña, como si fuese la primera vez que alguien hubiera pensado diferente respecto a su decisión de regresar a su hermana a su vida.

–¡Pero yo que sé! – soltó Amy nerviosamente –Ese pensamiento funcionó para mí cuando mi padre murió, pero no significa que sea cierto... – murmuró tímidamente –, sin embargo, si existen demonios en el mundo, también deben de existir ángeles, ¿no es cierto?

No podía negar esa lógica, y él conocía a los demonios bastante bien. Shadow frunció el ceño, irritado por lo que ella ahora sugería y más aún, por la semilla de la duda que había sembrado en él con sus absurdas palabras.

Endureció su mirada sintiendo la duda crecer lentamente en él ¿Estaba mal lo que hacía? Por qué sonaba como un acto egoísta cuando realmente era uno de amor ¿o no era así? Shadow chasqueó la lengua, molesto, mientras aquella batalla interna empezaba a desatarse listo para desquiciar su juicio cuando sintió algo que calmó sus demonios internos; la calidez de su mano tocando la propia. Shadow desvió su mirada a su mano que yacía en el suelo, ahora cubierta por el tacto de ella. Subió la mirada a la eriza, quien ahora lo miraba con dulzura mientras una pequeña sonrisa se pintaba en sus labios.

–Pero si es lo que quieres hacer, yo te apoyare – habló Amy con un mohín lleno de ternura –¡Es más! Le haremos una gran fiesta de bienvenida – dijo con emoción para alzar ambos brazos al cielo –¡Y le pediremos a Espio un banquete! – imaginó con luz en su mirada –¡Y Rouge le comprará ropa mientras yo le enseñaré todos libros que debe de leer! – le dijo para regresar su mirada al erizo con una genuina expresión de felicidad –¿No sería maravilloso?

Shadow suavizó su mirada para esbozarle una dulce sonrisa y así colocar su mano sobre la de ella gentileza y sujetarla suavemente. La expresión de Amy de felicidad cambió a una de nerviosismo velozmente para que sus mejillas se pintaran de un rubor intenso ante la sutil acción del erizo.

–Lo será – concordó el erizo con un dejo de dulzura.

Amy río nerviosamente para que su febril mirada se dirigiera a su mano, la cual ahora él sostenía con gentileza. Su corazón empezó a tamboritear con fuerza y todo aspecto de lucidez se marchó de ella, envolviéndose en la calidez de su tacto. Era la primera vez que él tenía un gesto de ese tipo con ella, o nadie de ser el caso, pues nunca nadie la había tratado con amabilidad o sonreído con dulzura antes, ni siquiera su amado esposo durante su breve cortejo; no sabía cómo reaccionar ante eso ¡¿qué se suponía que hiciera?!

Amy subió lentamente su mirada al erizo, quien ahora la mirada detenidamente, haciéndola tragar pesado. Sus ojos se prendieron en los de él, aumentando el obvio rubor que ahora bañaba sus mejillas. Lo único que se escuchaba era el latir de su propio corazón, sintiendo como su aliento era robado bajo su mirada carmesí.

Shadow empezó a acercarse lentamente hacia ella para que ella abriera sus ojos de golpe sin poder desprender la vista de él, sintiendo como su temperatura se elevaba de golpe según el rostro de él se acercaba cada vez más ella, y así, sin saber qué más hacer, rompió el silencio al decir:

–¡¿Qué tal si comemos algo?! – preguntó con una voz chillona y nerviosa.

Shadow se detuvo de golpe a unos cuantos centímetros de ella, estupefacto. Amy se puso a pie velozmente tomando distancia de él, intentando borrar el rojo incandescente de sus mejillas.

–¡Apuesto que tienes hambre! – habló con una voz más aguda de lo normal –¡¿Quieres sangre?! – preguntó con una sonrisa forzada y una actitud nerviosa –¡Traeré sangre y pastelillos y...

–No es necesario – cortó el erizo negro, desviándole la mirada para soltar un suspiro desapercibido.

–Pero... No has comido nada desde que te marchaste, Espio lo dijo– sostuvo.

Rememoró al camaleón que había llegado con casi toda la comida de regreso y una copa de sangre hecha pedazos. Amy observó con cautela al erizo negro, pues sabía que en su dieta el consumo de sangre había disminuido drásticamente, y no estaba segura que eso fuera algo bueno, en especial para un vampiro.

–¿Sucede algo? – insistió Amy consternada.

–Es solo que... – silenció Shadow para ver a la eriza verlo atentamente –Nada – corrigió –No tengo sed – mintió tan bien como pudo.

Shadow restregó sus ojos en señal de cansancio ¿qué había pretendido hacer poco? ¿Había perdido completamente la razón? Con razón ella había reaccionado así. Soltó un pesado suspiro, seguramente el cansancio ya había hecho estragos en su mente, después de todo no había bebido nada por una semana. Era hora de irse.

–Será mejor que...

–¿Qué te parece si...– empezó la eriza, interrumpiendo su plan de escape –... si nos sentamos frente a la chimenea y leemos un buen libro entonces?

–¿Cómo dices?

–¡Sí, mira! – habló Amy con emoción para llegar de nuevo a él y dejarse caer de rodillas a su lado de manera casi infantil –Encontré este libro cuando reorganizaba el lugar – enseñó con emoción –A puesto que ya no te has de acordar de qué trata.

Shadow tomo el libro para alzar una ceja al ver el título "El Reino de Hielo". En algo tenía razón, no tenía ni la más mínima idea sobre el libro o su contenido.

–Y así, si te da hambre más tarde podré buscarte algo de beber...– retomó con una genuina expresión de angustia –Después todo es lo que se supone debo de hacer a estas horas de la noche ¿cierto?

Shadow la vio con sorpresa ¿Acaso ese era un intento de cuidar por su bienestar?

–¿Qué me dices? – insistió la eriza rosa.

Shadow mantuvo su mirada en Amy, quien lo miraba con emoción un tanto infantil, y sin poder negarse, asentir con la cabeza.

–¡Genial!

La eriza se acomodó a su lado para así empezar a narrarle la historia, era una historia de amor. Shadow la vio con suspicacia mientras ella se adentraba en el mundo mágico de una mujer que no sabía expresar sus sentimientos por el gallardo guerrero. Amy se acomodó a su lado para así acercar su cuerpo al erizo y recostarse ligeramente sobre el mismo, quien al sentirla tan cerca se estremeció al acto, pero a ella no pareció importarle, pues no despegó sus ojos de la lectura o su narración, y así, con cierta timidez acomodarse él también junto a ella, para que sus cuerpos encajaran perfectamente. Amy lo vio de reojo brevemente para ampliar su sonrisa y continuar su lectura.

Ambos se adentraron en aquel libro sintiendo la compañía del otro, sin decirse nada, para que la noche pasara mientras la chimenea crepitante los iluminara con el fuego del inicio de algo nuevo.

0-0-0-0-0

Una suave melodía lo hacía permanecer en aquella posición, la dulce melodía de un corazón que latía y vivía. Shadow entreabrió sus ojos, aún somnoliento, mientras un suave tamboriteo lo arrullaba bajo su canto, acomodándose nuevamente, sintiendo algo suave bajo su mejilla y así tocarlo suavemente hasta que la sensación bajo la palma de su mano se le hizo extrañamente familiar, apretando suavemente aquel bulto suave y esférico. Shadow abrió los ojos de golpe para percatarse que yacía dormido sobre el pecho de la eriza quien también adormitaba junto a él.

Se levantó apresurado para tomar distancia de ella y verla con un claro mohín de vergüenza por lo que acababa de hacer. Shadow dirigió su mirada a su mano aún sintiendo la calidez de su busto bajo la misma y como acto seguido ver a la eriza descansar plácidamente sobre el montón de libros que había sacado la noche anterior; al parecer no había sentido nada.

Suspiró alivio ante el sueño pesado de su compañera para así ver sus alrededores, percatándose que aún seguían en la biblioteca. Recordaba la melodiosa voz de ella cual arrullo nocturno, para que él empezara a entrecerrar sus ojos hasta sucumbir al sueño en algún momento de la madrugada.

Shadow regresó su mirada la eriza, quien tenía un suave respirar y una apacible expresión en su rostro. Era la primera vez que la miraba dormir. Esbozó una sonrisa para acercarse a ella y notar pequeños mechones ocultar su apacible rostro. Removió los mechones que cubría su rostro y rozando suavemente su mejilla con la yema de su dedo, dejando en descubierto su hermoso rostro y... su cuello ahora expuesto por la posición de su cabeza. Sus ojos se posaron instintivamente en éste, divisando la yugular que bombeaba la sangre más exquisita que jamás hubiera probado. Shadow sintió su boca aguarse ante la vista que ahora su desnudo cuello le ofrecía, tragando pesado. El aroma de ella golpeó fuertemente su nariz y la esencia de su sangre recorrió cada célula de su cuerpo, despertando al monstruo dormido en su interior.

Acarició el cuello de ella con la punta de su dedo lentamente mientras lamía sus labios ante el apetito que ahora se despertaba. Sus ojos brillaron de forma incandescente ante la vena que vibraba bajo su tacto sintiendo como sus colmillos empezaban a expandirse. Sin pensarlo se posicionó sobre ella para tomar sus muñecas con fuerza y alzar sus brazos sobre su cabeza mientras el deseo recorría cada parte de su cuerpo nublando su juicio.

Amy sintió algo agarrarla bruscamente para así abrir sus ojos somnolienta y toparse con unos ojos rojo sangre verla intensamente. Era Shadow. Una cara de terror se pintó en ella para notar que el erizo yacía sobre ella sujetando sus manos con fuerza sobre su cabeza mientras él yacía sobre ella, inmovilizándola por completa.

–¡¿Sh-Shadow?! – exclamó forcejando su agarre en un inútil intento de liberarse de él.

Su nombre ser pronunciado bastó para traerlo de regreso a la realidad, percatándose de lo que hacía y así soltarla al acto para retroceder violentamente de ella. Shadow sintió su respiración acelerada por la ansiedad a la que había sucumbido hace un momento; aterrado de su falta de control. Era la primera vez que le pasaba algo como eso.

–L-Lo lamento – balbuceó apresurado para ver sus manos temblorosas por el indiscutible deseo a sangre que ahora gritaba desde sus adentros.

Amy se sentó de golpe acariciando sus muñecas observando al erizo, quien se miraba tan asustada como ella. Era la primera vez que él hacia algo como eso, ni siquiera sus heridas expuestas lo había incitado a atacarla ¿qué había cambiado?

–¿Necesitas comer? – preguntó viéndolo temerosa –Yo puedo ir por...

–Estoy bien – cortó para ponerse en pie velozmente y con paso apresurado dirigirse a la salida.

–¡Espera! – exclamó Amy para adelantársele y obstruir la puerta, evitándolo de salir. Ella lo sabía, había algo que no estaba bien –¿Dime qué sucede? – pidió angustiada.

–Quítate de mi camino – ordenó molesto.

–¡No! – se negó valientemente –¡Sé que hay algo que no está bien contigo!

–¡No me hagas obligarte! – amenazó el erizo negro viéndola iracundo –¡Hazte a un lado!

–Por favor – pidió en susurró para acercarse lentamente a él –Si hay algo malo tal vez yo pueda...

–¡Es que no lo entiendes! – explotó Shadow para sujetar sus hombros con fuerza –¡No puedo beber sangre que no sea la tuya! – reveló con desesperación para que Amy lo viera con asombro por sus palabras –¡Nada más saciará mi hambre y no confió en mí lo suficiente para no matarte en el proceso! – confesó sin control, provocando en ella una mirada de shock.

Shadow reaccionó sobre lo que estaba haciendo para así aflojar lentamente su agarre, retrocediendo de ella, temeroso. Era peor de lo que él mismo se admitía. Le desvió la mirada, avergonzado de sus palabras, para empuñar sus puños ante su impotencia. Su mente estaba perdiendo todo control de sus acciones o palabras.

–Ahora... muévete – ordenó irascible.

Amy bajó sus orejas observando la expresión de resignación y sufrimiento del erizo. Apretó sus labios con fuerza, para lentamente subir una mano temblorosa viendo a la misma por una fracción de segundo, dudando por un instante lo que haría a continuación para acto seguido morderse profundamente, provocando que lágrimas sobresalieran de sus ojos ante el dolor de la herida que ahora sangraba, manchando su guante blanco y su boca por el líquido carmín que ahora se escurría de la herida expuesta.

Shadow la volteó a ver con terror al sentir el aroma de su sangre inundar el ambiente ocasionando que sus ojos se iluminaran entre la tenue penumbra, viéndola así con hambre. La eriza tragó pesadamente para temblar bajo su mirada cual presa asustada.

–Y-Yo... – murmuró sin poder controlar el titiritar de su cuerpo ante el miedo que la recorría –Yo confió en ti... – expresó aterrada sintiendo que se rompería en llanto en cualquier comento.

Shadow apareció frente a ella en un abrir y cerrar de ojos, y como acto instintivo pegó su cuerpo a la puerta que yacía cerrada detrás de ella. Amy observó el filo de sus colmillos brillar en la noche, tragando pesado ante la amenaza frente a ella, para que el vampiro tomara su mano con brusquedad y con desesperación remover aquel guante de un tirón dejando su herida expuesta. Amy observó con horror su mano que no dejaba de sacudirse bajo su fuerte agarre por el miedo. El vampiro lamió la herida sobre su dedo para extasiarse de su sabor, haciéndolo desviar su mirada por la expresión gozosa que ahora él ponía.

De un tirón la acercó a él mientras sus piernas temblaban bajo su presencia. Shadow estiró su brazo completamente con un tirón y así subir la manga blanca que cubría el mismo ocasionando que ella lo viera confusa ¿no pensaba limpiar su herida como la última vez? Una sonrisa macabra se pintó en los labios de él, y cual cazador hambriento mordió con fuerza su antebrazo obligándola a exclamar un gemido de dolor al sentir los colmillos enterrarse en su carne mientras su sangre tibia y espesa empezaba a derramarse sintiendo como Shadow succionaba su líquido vital.

Amy sintió sus ojos humedecer profusamente debido al dolor mientras él se alimentaba de ella, hambriento. La eriza cerró sus ojos con pesar, en un intento de no quebrarse en llanto, pues algo en ella le decía que el final no sería tan benevolente como aquella noche y aún así, no pretendía luchar en contra de esto; quería creer en un final diferente... necesitaba creer en ello.

Amy empezó a sentirse ligeramente mareada, estaba empezando a drenarla. Una lágrima fugitiva recorrió su mejilla, sintiendo como el final empezaba a aproximarse hasta que sintió como su mordida por fin la soltaba. Había parado.

Abrió sus ojos con sorpresa para voltear a ver al vampiro, quien la soltaba lentamente para limpiar con su mano los rastros de sangre de sus labios. De nuevo tenía aquella expresión taciturna en su mirada, borrando cualquier rastro de la bestia que la había agredido antes.

–¿Sha...

–Eres más estúpida de lo que pensé – interrumpió Shadow para voltearla a ver iracundo, provocando que ella se estremeciera ante su mirada –¡Pude haberte matado! – vociferó provocado que Amy bajara sus orejas, desviándole la mirada, culpable –¿Es que acaso no ves al monstruo frente a ti? – cuestionó el erizo con un dejo de dolor en su voz –¿Por qué insiste en salvarme? – inquirió con pesar sintiendo el escozor de las lágrimas que se asomaban.

–Porque...– empezó ella para dar un paso al frente sin saber porque aún insistía en acercársele –Porque sufres por mi culpa– respondió a suave voz la eriza.

Shadow alzó su mirada para que sus ojos se toparan con los cristalinos de ella. La mirada de Amy albergaba lágrimas de dolor y de temor, y a pesar de ello, ella no daría un paso hacia atrás del monstruo que estaba frente a ella. Lo sabía bien, pues era la misma mirada que ella había tenido al entrar a su castillo, una con determinación y temor por lo que dicha decisión traería a su vida.

La eriza acomodó nuevamente su manga, no sin antes ver por unos instantes la herida que empezaba a tornarse purpura alrededor de los dos agujeros de tamaño considerable. Sentía un dolor abrasante en toda su extremidad, haciendo que el simple de los roces fuera doloroso.

Amy sintió como una lágrima fugitiva se resbalaba por su mejilla sin poderlo evitarlo, ocasionando que el erizo negro la viera con un claro mohín de culpabilidad por el dolor derramado de sus ojos.

–¡N-No es nada!– habló Amy febril para secar bruscamente las gotas saldas acumuladas de sus ojos –Estoy bien – dijo forzadamente y así dibujarle una sonrisa con el fin de apaciguar la culpa que ahora exhibía.

Shadow suavizó su mirada para que su mano tocara suavemente su mejilla, estremeciéndose ante el contacto. Con su pulgar limpió el camino que aquella gota salada había recorrido y así verla con dulzura.

–Lamento hacerte llorar– soltó suavemente.

Amy sintió su corazón acelerarse para que un tenue sonroje alcanzara aún a sonrosar sus mejillas.

Shadow la observó fijamente, percatándose del rastro de sangre seca que ahora pintaba sus carnosos labios debido a la mordida que lo había hecho poner un alto a su agonía.

Con su pulgar tocó suavemente la comisura de sus labios, intensificando el sonroje en ella y así con un suave movimiento colocó una mano en la espalda de ella atrayéndola a él suavemente para aprisionarla contra su cuerpo. Amy se estremeció ante la cercanía observándolo nerviosa mientras sus mejillas se pintaban de un hermoso rosa, obligándolo a sonreír.

–Mírate – habló el erizo negro con una suave sonrisa –Acabas de perder una gran cantidad de sangre, y aún así, tienes la suficiente para sonrojarse ante algo tan insignificante como esto – dijo divertido –¿Hay algo que no puedas hacer, Amy Rose?

Los ojos de Amy se prendieron de los de él para admirar con ensoñación aquella dulce sonrisa que ahora le regalaba, mientras su corazón tamboriteaba sin control contra su pecho, relajándose bajo su tacto.

Shadow se acercó lentamente a ella, esta vez no le permitiría huir de él, y así, lamer delicadamente la sangre seca sobre la comisura de sus labios para que ella se estremeciera ante el pequeño gesto. Una mirada intensa se posó sobre la nerviosa eriza quien tenía su boca entreabierta mientras lo miraba expectante, sin intenciones de huir, eso él ya lo sabía bien. Se acercó a ella para detenerse a unos cuantos centímetros de sus labios y sin pesarlo por un segundo más juntar los suyos sobre los de ella para saborear aquel beso que le supo a éxtasis.

Amy abrió sus ojos de golpe al sentir sus suaves labios sobre los de ella para que sus manos se envolvieran en su cuello aferrándose al mismo como si su vida dependiera de ello, correspondiendo a aquel beso.

Por primera vez en su vida, Amy sentía que estaba donde debería estar.

¡Amo este capítulo! ¡¡¡No se imaginan cuanto amor sale de mi ahorita XD!!! Pero aún tenemos mucha fic por delante y las cosas no pretenden ponerse nada fácil para nuestros protagonistas. Quiero hacer el anuncio que es muy posible que las siguientes dos semanas esté actualizando de forma irregular, porque tengo demasiado trabajo, pero intentaré que no suceda. Sin más que decir, les recuerdo que el vídeo con respuesta a sus preguntas lo subiré este domingo 19 de julio ¡Gracias a todos los que participaron! Sin más que decir, su autora se despide. Kat fuera.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top