Capítulo Decimoquinto: Felicidad
Las noches pasaron junto a cualquier esperanza de encontrarla, para ese momento llevaba casi dos semanas en su búsqueda o alguna pista que la llevara hacia ella. Nada. El viento golpeó su rostro sin clemencia, como la vida misma. Jamás se había sentido como un muerto viviente como ese día, a pesar de que ya era uno.
Shadow recorrió cada aldea, cada vereda, cada ruta en busca de ella, de su esencia, de algo que diera con su locación; pero Amy había desaparecido, no había nada, ni siquiera sus restos para dar sepultura. Tal vez ahora yacía en una tumba sin nombre en algún poblado lejano o en algún lugar inalcanzable para él.
–¡MALDITA SEA! – vociferó con dolor para golpear con fuerza el piso adoquinado quebrándolo al instante dejando un cráter a sus pies.
Shadow se dejó caer de rodillas, en completa desesperanza. Una nube negra se posó sobre él mientras los sentimientos de impotencia y desolación empezaban a envolverlo lentamente... consumiéndolo poco a poco.
Él la había dejado ir para asegurarse que ella pudiera ser feliz, pues sabía que Amy jamás podría conseguir eso a su lado, y a pesar de todos sus esfuerzos, a pesar de todos sus sacrificios, la vida le escupía en la cara nuevamente recordándole su lugar en ese mundo.
–Yo renuncie a ella – musitó sin luz en su mirada sintiendo el viento acariciar su pelaje. Un frío abrazo que instauró la desolación en él –, estuve dispuesto a vivir sin ella para asegurarme... para asegurarle... – cerró sus ojos con pesar para que un nudo en su garganta le prohibiera de proseguir.
Shadow estaba dispuesto a vivir una vida sin volver a saborear sangre nuevamente, sin poder tocarla, sin ver su sonrisa o escuchar su dulce voz si con eso aseguraba que ella estaría bien.
–Sin ella... – soltó Shadow macabro abriendo sus ojos de golpe para que estos se iluminaran bajo la inclemente noche, endureciendo su mirada, borrando cualquier rastro de melancolía –No hay motivo para seguir con esto – se dijo poniéndose en pie y ver de reojo la aldea a sus espaldas.
La desesperanza lo consumió por completo, así como el dolor que ahora desquebrajaba cada parte de sanidad o juicio que pudiera tener.
Ese era el destino último de cualquier vampiro, sin importar su clase, todos caerían en la desesperanza y la agonía de la perdida de aquello que juraron proteger. No era su falta de alma o de latir lo que los volvía demonios, era el dolor insufrible que los hacía esperar a que la muerte los liberara... una que sabían que nunca llegaría.
–Los vampiros jamás podrán ser felices sin importar el camino que elijan– soltó al viento para que una lágrima fugaz se deslizara por su mejilla –Y si ese es el caso, si lo que he hecho nunca cambiará mi vida ni de quienes me rodean, entonces...
Volteó a ver a sus espaldas para olfatear sutilmente el ambiente sintiendo los diversos tipos de sangre que ahora hacían que su boca salivara y que sus colmillos se extendieran ante la expectativa de la siguiente comida.
–Entonces seré el demonio que siempre tuve que ser – juró para que una sonrisa afilada iluminara la noche.
Ya nada importaba, y ahora que podía saborear sangre nuevamente, era lo único que en este momento podría brindarle un poco de placer; recuperaría el tiempo perdido y se deleitaría del sufrimiento de otros, como la vida se deleitaba del suyo.
–¿Se encuentra bien? – escuchó preguntar con dulzura a sus espaldas.
Shadow volteó a ver a una coneja mayor quien cargaba lo que parecía insumos médicos; coneja quien al distinguir su mirada color sangre brillar en la noche y afilados colmillos palideció ante su presencia.
Retrocedió asustada. Era obvio que ella ya sabía de su naturaleza vampírica, después de todo ¿qué más podía ser un vampiro que un demonio de la noche en busca de la muerte de otro?
–Me parece...– empezó a hablar el erizo para ajustar nuevamente el aquel guante negro de afiladas garras –Que deberías de preocuparte más por ti.
Shadow apareció frente a su presa en un abrir y cerrar de ojos, sorprendiéndola. Tomó su mentón con fuerza para ladearle la cabeza con brusquedad y así exhibir su cuello, pudiendo distinguir la aorta bombear aquel preciado líquido vital.
Los gritos de ella de auxilio recorrieron las desiertas calles, de nuevo la rutina de la presa y el cazador se aparecía frente a él. Tantos años sin poder saborear la emoción de una cacería.
–Finalmente... – susurró sombrío y así acercarse lentamente a ella.
"Yo confio en ti"
Se detuvo de golpe, a tan sólo unos centímetros de la aorta que pulsaba en un hipnótico vals para atraerlo.
¿Por qué? ¿Por qué el recuerdo de Amy venía a él? Tragó pesado ante las palabras que ahora se habían tatuado en él, como una mala maldición. Esas habían sido las palabras que ella había pronunciado el día que adrede se había autolesionado para poder darle un poco de su sangre... el día que había caído en cuenta que se había enamorado de una mortal.
Shadow gruñó molesto para soltar con brusquedad a la coneja en contra de su voluntad, provocando que ella cayera de espaldas, aterrada.
Empuñó sus manos fuertemente, mordiendo su labio inferior. La ira lo consumía, la impotencia, pero sobretodo, la promesa silenciosa que él mismo se había hecho de no volver a lastimar a otro mortal en memoria del dolor que él le había ocasionado a ella. Promesa que ahoraactuaba cual maldición.
–Huye – ordenó entre dientes. La coneja no respondió a su orden, pues su mirada se quedó prendida de él y la batalla interna que ahora libraba –¡Que te largues! – bramó iracundo, ocasionando que su voz retumbara cual relámpago.
La coneja reaccionó al fin para ponerse en pie y correr tan lejos de él como fue posible, y junto a ella, cualquier rastro del mercenario que alguna vez fue, dejándolo más vacío que nunca.
Shadow la vio andar torpemente sobre las calles de adoquín, soltando un pesado suspiro. Si no podía ser un vampiro, entonces...
–... ¿Eso en qué me convierte? – se cuestionó para ver sus manos con un dejo de desánimo en su voz.
Algo se aproximaba. Alzó sus orejas en señal de alerta al sentir el inminente peligro acercarse a él a toda velocidad moviéndose a un lado al acto y así ver pasar una estaca a milímetros de su pecho.
–"¡Un cazador!" – pensó con horror.
Fugazmente recorrió conla vista el pueblo a su alrededor, percatándose que ahora yacía en territorio de cazavampiros. En su búsqueda errática no se había percatado el lugar donde estaba y menos donde pensaba asesinar hace poco a una mujer inocente.
–Maldición... – masculló. Dirigió su mirada a la dirección de donde había venido la estaca para así sacar una de su abrigo y correr hacía dicha dirección.
Ese cazador había elegido un mal día para molestarlo. Si no podía beber de la sangre de un inocente, se deleitaría de matar al mortal que había osado en retarlo.
Shadow apareció en un abrir y cerrar de ojos en aquel callejón tragado por las penumbras y distinguir en el mismo una silueta; sujetó aquel trozo de madera listo para terminar la vida de su atacante cuando unos ojos esmeraldas lo hicieron detenerse al acto.
Una nube de polvo se levantó, rodeándolos en un torbellino que cedía lentamente. Ella tenía un firme agarre en una estaca por igual, la cual se había detenido a unos centímetros de su pecho, mientras que la de él a unos centímetros de su rostro.
Ambos se vieron fijamente, en un silencio ensordecedor; incrédulos de lo que sus ojos podían divisar.
–... ¿Shadow? – la dulce melodía de su voz clamó su nombre, haciéndolo reaccionar.
Shadow retrocedió un par de pasos al acto soltando aquella arma que había pretendido en acabar con la vida de su atacante. Era ella... pero había algo diferente en ella, pues podía sentirlo en cada fibra de su ser.
Shadow observó sus ropas color bermellón, ya no usaba aquel pesado vestido amarillo que alguna vez adornó su bella figura, en su lugar, un vestido, si es que eso podía llamarse como tal, con un corte asimétrico que enseñaba unos pantaloncillos y unas botas bermellón hasta la rodilla. Un ajustado corsé negro y una alforja que rodeaba sus caderas. Su diadema color oro ahora era una cinta roja que amarraba su corta cabellera.
Esa no era la misma Amy Rose que él había conocido, esas ropas pertenecían a alguien con una profesión que requería una gran capacidad física; sin embargo, el rasgo más distintivo de la eriza ahora frente a él, era la pequeña cicatriz en su cuello parcialmente cubierto por aquella blusa rojiza, una que sólo alguien como él podría distinguir, una que le confirmaba aquello que ahora sentía.
–Amy... tú... – balbuceó incrédulo sin poder apartar la mirada los pequeños círculos que pintaban su cuello.
–Soy un vampiro ahora– anticipó cubriendo su cuello con una mano ante la mirada persistente de él.
Una mezcla de emociones vino a él, por verla, por escucharla nuevamente... y a su vez, por saber que ahora ella padecía la misma maldición que él, una que lo condenaba a esa vida de sufrimiento y dolor.
–... ¿Quién te hizo esto? – masculló Shadow sintiendo la ira recorrerlo, apretando sus puños con fuerza –¡Dime quién fue para...
–¡Yo lo hice! – cortó ella molesta, provocando que la expresión de ira de él cambiara por una de genuina sorpresa –Nadie hizo nada... yo me hice esto.
–Pero... ¿por qué? – soltó sin entender.
Amy vio de reojo su pierna, una que ya no tenía aquella cicatriz que la atormentaba. Todas sus heridas de batalla se habían borrado, incluyendo la cicatriz en su palma de su mano correspondiente a los colmillos de él, una que la había atormentado durante mucho tiempo.
–Porque quería una vida donde no dependiera de nadie...– respondió en suave susurro.
Inicio del Flash Back
–...La reina de los vampiros– completó abriendo sus ojos por completo, inmóvil ante lo que sus ojos presenciaban.
–La primera cazadora mujer – murmuró con aquella sonrisa afilada casi como un cumplido –Y la última– sentenció iluminando su mirada en la noche y así chasquear sus dedos.
Una ventisca de viento helado arremetió contra el bosque golpeando su rostro y cegándola por los escombros que ahora lastimaban su piel utilizando su martillo para poder mantenerse de pie.
–¡Por favor! – exclamó sin poder divisar nada –¡CONVIERTEME EN VAMPIRO! – pidió en un grito que hizo que todo se detuviera.
Amy abrió sus ojos lentamente y así divisar la presencia de la vampira frente a ella, estremeciéndose ante su presencia. Los ojos color sangre brillaban con intensidad como dos rubíes al ser tocados por la luz de la luna, ojos que ahora la observaban con una mirada déspota.
–... ¿Qué haz dicho? – inquirió tan seriamente, que el filo de su voz la hizo estremecer.
–Por favor... – murmuró Amy para lanzar su martillo, que tenía la marca del sol divino, lejos de ella –Hazme una criatura de la noche.
La vampira abrió sus ojos con sorpresa ante dicha petición.
El silencio se aposentó entre ellas para que sólo el palpitar de su corazón se escucharan en la arboleda. La vampira permaneció ahí, en silencio, observándola de manera inclemente, enloqueciéndola con su falta de respuesta.
–H-He buscado por ti durante meses... – confesó con un dejo de vergüenza en su voz –Sé que no apareces en un mismo lugar dos veces y que este bosque es... – silenció para ver los alrededores, los cuales la hacían estremecer – ...Por favor– dijo cual suplica.
–Eres una cazadora, tú mejor que nadie ha de saber del infortunio que viven aquellos que son convertidos – habló en armoniosa voz –Tú, que eres de alma pura ¿por qué elegirías convertirte en un demonio? – inquirió con un dejo de regodeo en su voz.
–Porque quiero vivir – respondió impasible para verla a los ojos con seguridad –Y si he de morir para por fin ser libre, que así sea.
La vampira endureció su mirada y con un hábil movimiento tomó su mentón suavemente con un dedo obligándola a verla. Amy se quedó prendida en su mirada; había peleado con vampiros antes, pero ninguno la había hecho sentir lo que sentía ahora... ninguno la había hecho querer alejarse tanto como le fuera posible.
La vampira de pelaje negro y largo le sonrió con soltura, viéndola con soberbia.
–¿Estarías dispuesta a darme tu felicidad por ese deseo? – preguntó en susurro.
–No – respondió para soltarse de su agarre bruscamente, confundiendo a la vampira –Estoy dispuesta a darte mi vida y mis días – respondió con decisión –Pero mi felicidad... – silenció apretando sus puños con fuerza –¡Mi felicidad jamás podrá ser arrebatada de mí!
Amy tragó pesado para notar la expresión de disconformidad de la vampira ante sus palabras.
–Mi nombre es Amy Rose y mi destino en esta vida, desde mi mismísimo nacimiento, jamás ha sido probar la dicha – confesó con pesar –La vida ha hecho de mí lo que ha querido y yo he sido una mera espectadora de la misma – continuó captando la atención de la vampira –, todo aquello que he amado ha sido arrebatado de mí, todo aquello que es importante me ha abandonado... – soltó en un suave susurro –Por eso, porque sé cuál es la vida de aquellos que deambula en la noche, quiero convertirme en un vampiro, pues nadie estará más apta para vivir esa vida que yo, porque si debo de tomar esa ruta de igual forma– pausó para verla con decisión –¡Al menos quiero hacerlo como una mujer libre!
La vampira la observó con sorpresa por unos cuantos segundos, para luego esbozar un amago de sonrisa, viéndola complacida por sus palabras.
–Un alma desquebrajada... Que delicia– murmuró la vampira de ojos carmesíes
Con delicadeza tomó su mentón nuevamente para atraerla a ella y así su rostro quedar frente a frente y así decirle:
–Amy Rose... se libre.
Fin del Flash Back
–...Y lo conseguí – completó para esbozar una pequeña sonrisa.
Luego del encuentro con ella y de haberse desmayado bajo su mordida recordó abrir los ojos y ver la noche diferente. Ya no sentía dolor en absoluto. Ella se había marchado y los sonidos habían regresado. Todo era diferente, todo se sentía diferente, sin embargo, ella seguía siendo ella, lo cual era una agradable sorpresa.
–Tú mismo lo dijiste ¿no es cierto? – habló la eriza para verlo nuevamente –Si había alguien que pudiera vivir este estilo de vida sería yo ¿recuerdas?
–¡Tú no tienes una idea a lo que te has metido! – recriminó el erizo furioso –¡Esto no...
–¡No, tú no tienes idea de lo que es vivir como yo vivía! – interrumpió molesta –¡Sin voz ni voto! ¡A merced siempre de alguien más fuerte para poder sobrevivir! – señaló sintiendo una opresión en su pecho – Sola en un mundo que no deseaba nada más que tragarme en sus cadenas opresoras...– dijo con tristeza para así levantar la mirada y verlo inclemente –¿Pero cómo podrías saberlo? ¿Cómo podrías darte una idea si sólo me abandonaste a mi suerte?
Sus palabras arremetieron contra él, haciéndolo estremecer bajo su mirada color esmeralda. Shadow le desvió la mirada, culpable ante sus palabras.
–¿Tú crees que fue fácil para mí...? – soltó en susurro recordando como sintió en algún momento que el dolor lo mataría por su ausencia –¡Dedique mi vida a ayudar a los mortales, tan sólo para... – pausó de golpe para fijar su mirada nuevamente sobre ella, atragantándose con sus palabras.
–¿Cómo la que intentaste matar hace un momento? – inquirió cual reproche, provocando que el erizo la viera alarmado al ser descubierto.
–¡Pensé que habías muerto! – se defendió al acto, ocasionando que la expresión de molestia cambiara por una de asombro – ...Viví dos años sin poder degustar sangre, muriendo lentamente por tan sólo un sorbo– rememoró soltando un pesado suspiro –, pero no me importó siempre y cuando yo supiera que estabas bien – confesó sin poder encararla – ... y cuando pude volver a sentir su sabor... yo... –calló para que sus ojos se prendieran de los vibrantes ojos color esmeralda de ella –Yo sólo quería que fueras feliz – completó al fin.
–Pues lo soy – espetó ella, volteándole parcialmente el rostro –Más de lo que nunca fui– reconoció con un esbozo de sonrisa – Me convertí en una cazadora de vampiros para hacerme fuerte, y una vampira para ser libre– dijo para que su sonrisa se ampliara y en silenció admirarse a sí misma – Este callejón fue mi pase a la verdadera libertad – expresó para ver el estrecho callejón que los rodeaba, captando la atención del erizo al instante –Fue el mismo callejón donde me abandonaste dos años atrás.
Shadow vio apresurado sus alrededores, realmente para él no era un callejón diferente a ninguno que él hubiera pasado antes, pero parecía que ella había grabado a la perfección su último encuentro.
Esa no era la misma Amy que había dejado hace dos años; era obvio que los sentimientos de ella ya no correspondieran a los suyos, y a pesar de ello, se alegraba por verla cumplir su mayor sueño. El sueño de su amada libertad.
Shadow soltó un suave suspiro, para que ella dirigiera su atención a él nuevamente. La admiró en la penumbra de la noche, grabando en su mente la imagen de ella, como aquel tesoro que conservaría de los momentos más felices de su vida inmortal; pues estaba consciente que ahí se rompería el lazo que los había amarrado alguna vez.
–Me alegra saber que has conseguido lo que anhelas – musitó con una sombra de sonrisa pintada en un rostro que no podía ocultar el sentimiento de perdida que lo abatía. –Estoy seguro que si alguien puede con este estilo de vida serás tú, Amy Rose – habló a modo de felicitación –Espero que sea todo lo que buscabas y un poco más...– se despidió con una genuina sonrisa para así dar media vuelta.
Shadow caminó sobre sus pasos, alejándose de ella. Ella estaba bien, y no sólo eso, era una mujer que por fin había alcanzado la felicidad y la plenitud en su vida. Todos sus sacrificios había válido la pena, pues ella estaba sana y salva; y a pesar de saber todo aquello, la sensación de perdida y tristeza no podía sacudirla de él.
–¡¿Eso es todo?! – la escuchó decir de pronto, deteniendo su marcha.
Shadow la volteó a ver confundido por sus palabras para que una mirada empañada y una expresión irascible lo viera con resentimiento, estremeciéndolo. Era obvio que el haberse convertido en vampiro no había cambiado su amplio abanico de emociones que podían florecer de un momento a otro. Algo que seguía cautivándolo.
–¡¿Piensas irte de nuevo?! – preguntó en forma de acusación, confundiéndolo por sus palabras.
–Yo... – balbuceó sin comprender –No entiendo, creí que...
–¡¿Sabes por qué me convertí en una cazadora de vampiros?! – le preguntó, tomándolo por sorpresa –¡Por qué tenía la esperanza de volverte a ver algún día! – admitió para que un par de lágrimas rebeldes resbalaran por sus mejillas.
La sorpresa lo acogió ante sus palabras y una calidez recorrió su ser como nunca antes lo había hecho, ¿acaso ella aún sentía algo por él? Después de todo lo que había hecho ¿aún era posible un final feliz para alguien como él?
"No"
Un pensamiento cruzó su mente para regresarlo a su realidad. Él mejor que nadie sabía lo que pasaba con aquel vampiro que osara tener un objetivo que le produjera dicha, en especial cuando ese objetivo era alguien más.
–No lo entiendes ¿no es cierto? – murmuró Shadow desviándole la mirada, desganado –Si tu objetivo de vida depende de alguien, entonces...
–Todo vampiro necesita un objetivo para sobrellevar esta vida, eso lo sé bien– admitió con cierto pesar la eriza, cortando su diálogo –, y mi objetivo soy yo– declaró con firmeza, provocando que el erizo negro volteara a verla con sorpresa –No nadie más y eso nadie me lo puede robar, por consiguiente, mi felicidad no puede ser arrebatada de mí.
Amy soltó un suave suspiro ante la expresión confusa y nerviosa del erizo, una expresión adorable. Caminó hacia él para que una dulce sonrisa y unos ojos llenos de ternura se dirigieran hacia él, quien pareció conmoverse, pues sus rasgos se suavizaron al verla llegar. Amy se detuvo a unos cuantos pasos de él, antes de que la penumbra donde él se encontraba la tragara en sus sombras; mientras la noche expectante miraba la reunión de dos corazones apartados por una vida que ya había tenido suficiente del sufrimiento que les había causado.
–Un vampiro jamás podrá encontrar la felicidad con nadie – insistió el erizo negro, reticente a lo que su corazón le gritaba.
–Un vampiro nunca podrá encontrar la felicidad al lado de un mortal. Decreto 12: No te enamoraras de ningún mortal – citó –, pero yo ya no soy una mortal ¿no es cierto?
Los ojos de Shadow se abrieron lentamente a lo que ella ahora proponía. Los vampiros jamás trabajan en equipo, en general, un encuentro con otro de su misma clase terminaría en una batalla a muerte, sin embargo, lo que ella le exponía era un agujero en los decretos pautados.
–Pero... creí que ya eras feliz – le recordó Shadow sin lograr entender.
–Yo soy feliz, pero te elijo a ti para compartir mi felicidad – expresó para sonreírle sueltamente – Sólo si tú quieres compartir la tuya conmigo.
Amy estiró suavemente su mano para que aquella expresión llena de ternura y amor lo cautivara nuevamente. Esa era la misma Amy de la que se había enamorado años atrás. Su apariencia podía haber cambiado, incluso su sentido de vida, pero su esencia, aquella dulzura que lo había conmovido, seguía ahí.
Shadow esbozó una sonrisa para así dar un paso al frente, saliendo de aquellas penumbras, permitiendo que los rayos de luna lo bañaran. Tomó la mano de ella para sentir la calidez de su cuerpo por primera vez, un sentimiento que lo regresó a la vida, un sentimiento que pensó jamás volvería a sentir nuevamente.
El erizo acarició suavemente su corta cabellera para que ella recostara sutilmente su cabeza sobre su mano, dejándose envolver en su caricia, mientras sus labios sonrientes aclamaban su nombre. Shadow sujetó suavemente su cabeza, atrayéndolo a él y con un suave movimiento rozar sus labios contra los suyos... ahí, sintió como respiraba por primera vez desde su separación en ese mismo lugar, tanto tiempo atrás.
Se separó de ella suavemente, para que ella lo viera expectante. Sus brazos la rodearon suavemente, encajando su cuerpo perfectamente contra el suyo y al fin responderle:
–No elegiría a nadie más que no seas tú para compartir mi vida inmortal.
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Tomó un refrescante sorbo de aquella agua con sabor a piña para ver a través de las ventanas que dejaban entrar la luz del sol. El cantar de las cigarras y la refrescante brisa lo llenaban de paz y tranquilidad; estar lejos del árido desierto invernal llenaba sus sentidos, sin mencionar que la caza era mucho más fácil.
Silver tomó aquel periódico amarillento para leer algo que captó su atención. Top Hill era ahora considerado uno de los lugares más seguros para vivir, pues no sólo las desapariciones misteriosas habían bajado casi en su totalidad, sino que los criminales que osaban hacer cualquier acto desaparecían o bien, padecían de una extraña enfermedad que terminaba con ellos en cuestión de días. Anemia mortal, declararon los médicos.
–Hey, Silver – escuchó decir, bajando su periódico – Veo que ya leíste las buenas nuevas – dijo para tomar asiento frente a él.
–Parece que mi decisión de mudarme a Green Hill, no fue mala después de todo – asintió el erizo plateado, sonriente.
–Aún así, me preocupa que...
–No debes de preocuparte por nada Sonic – interrumpió Silver sonriente para que el erizo azul lo viera con molestia –Además, esta es la razón por eso me traslade a Green Hill, pues los vampiros empezaron a migrar a esta zona gracias a la pequeña ayuda que tenemos allá.
–Mmm...Vampiros que cazan vampiros – murmuró el erizo azul dirigiendo su mirada hacia el cielo –No me parece sensato que un cazador como tú confíe tanto en ellos – enfatizó para verlo de reojo
–Digamos que tengo mis razones para hacerlo – murmuró Silver con un amago de sonrisa –Ahora, andando– ordenó para ponerse en pie –Hay mucho que hacer, según mis fuentes hay una nueva horda viniendo acá por el lado norte.
–Bien, bien– asintió el erizo azul para ponerse en pie por igual –Pero espero que entiendas que no permitiré que ningún vampiro se adueñe de mi territorio.
–Según entiendo uno estuvo a punto de vencerte en uno de tus juegos de caza– habló Silver animado.
–¿Bromeas? Ese erizo negro y su secuaz nunca podrá alcanzarme – se defendió divertido.
–Yo lo haré si sigues tomando esto como un juego.
–¡Suerte con eso! – retó para caminar hacia la salida.
Silver sacó un par de monedas de su alforja dejándolas sobre la mesa como pago por la bebida y sin poder evitarlo, detener su mirada en el periódico nuevamente trayendo consigo la imagen de Amy. La nueva Vampiro clase A, una que él sabía se aseguraría no sólo de mantener la paz en las altas montañas, sino que también mantendría la población de transformaciones al margen.
–...Me alegra saber que encontraste tu lugar, Ames– murmuró Silver colocando las yemas de los dedos sobre aquel periódico de manera afectuosa.
–¿Vienes o no? – preguntó Sonic, despertándolo de su ensoñación.
–Sí, sí, ya voy – asintió el erizo plateado para caminar hacia él.
–Por cierto– habló Sonic, captando su atención –¿Tú no tenías una compañera? Una eriza que me dijiste que estabas entrenando.
–Sí – respondió sin interés.
–¡¿Y cuándo podré conocerla?! – preguntó Sonic con emoción.
–Olvídala Sonic, ella ahora es compañera de alguien más.
–¿Eh? – inquirió alzando una ceja.
–Sí...– murmuró para alzar su mirada al ocaso que anunciaba la muerte de otro día –Después de tanto tiempo, encontró su lugar en este mundo que no tenía lugar para ella – respondió para cerrar sus ojos suavemente, pudiendo visualizar a la eriza rosa en un hermoso vals con el vampiro que la devolvió a la vida –Y puedo jurarte que no piensa dejar aquello que ha encontrado – dijo para verlo al fin –Así que andando, tú y yo tenemos mucho por hacer.
Fin
¡Por fin mis lectores, el final de esta hermosa historia! Ok, ok, antes de que me pregunten (que se que lo harán) yo sé, dije que Sonic no saldría en esta historia, sin embargo, quise añadirlo al final (evitándome la compulsión de hacer un Sonamy al mencionarlo hasta el final de la misma) pues, no podía dejarlo afuera realmente!!! (Fui débil, lo admito).
Bien, para quienes me dijeron: Hey Kat, por fin harás un Shadamy donde tenga un final feliz (realmente no me había percatado que todos eran trágico hasta que este lector me lo menciono XD!!!) Aquí está!!! Sin embargo, no les voy a mentir, el final original lo había planeado trágico XD!!! pero un amigo mío me pidió (amenazó) que hiciera un final feliz para una pareja que había sufrido tanto y luego recibí aquel comentario entonces decidí cambiarlo, y no lo voy a negar, me ha gustado más este que da un mejor cierre a todo el viaje de Amy en la historia (aunque teoría podríamos decir que la mate ¬u¬).
Esta ha sido una historia exquisita de escribir, una historia que habla sobre el amor y los miedos que conlleva los mismos, y realmente mi obra preferida hasta la fecha; pero todo lo bueno debe de tener un final, lo que significa que mi siguiente proyecto estará muy pronto arriba (¡wuju!)
Como lo mencione tiempo atrás el fandom ganador de la encuesta que hice tendrá su fanfic, que fue Hazbin Hotel, el cual será un Oneshot (tentativamente una historia corta) y luego de eso mi siguiente sonamy que ya tengo estructurado!!! Simplemente no puedo esperar a escribir sobre Sonic y Amy nuevamente y esta historia es algo que he esperado bastante tiempo para por fin plasmarla en papel OwO (muy pronto daré más información de ambos trabajos).
Así que mis lectores estén al pendiente, pues nuevas historias vienen. Gracias a todos los que han estado conmigo para este Shadamy tan peculiar como lo fue y por sus comentarios que me han llenado muchísimo de alegría. Sin más que decir, su autora se despide. Hasta la siguiente historia. Kat fuera.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
PD: Antes de irme quiero compartirles la imagen que hice de Amy para este capítulo (yo sé me emocione con las imágenes XD!! ) ¡Espero les guste!
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