Catorce
Ella me dijo: "Cariño, bailemos hasta las tres"...
Me lo volviste a decir estando ebria, ¿Cómo habías terminado emborrachada si solo tomaste tres margaritas?, te mire y con una sonrisa me guíaste hasta la pista; era diferente, ahora los colores se mostraban en ti: Tu piel blanca, tus ojos azules, tus labios rojos, tu cabello plateado, tu vestido negro, tus tacones dorados, tu pendiente verde... Tú eres la pista de colores que ahora me mareaba.
—¡Baila, baila conmigo! —exclamaste, pegando tu cuerpo al mío.
Te seguí la corriente, bailando hasta que mis pies molestaron, al ritmo de tus caderas y de la música pop que resonaba.
—¡Vamos a casa, m- hip- duelen los pies! —gritaste para poder escucharte, quitaste tus tacones y caminaste fuera de la pista.
—Ellie espera.
Te detuve justo en la salida, tu te giraste y antes de que dijeras algo, te cargue entre mis brazos.
—¿¡Qué hip- haces!?, puedo caminar hip- solita.
—Sí, pero puedes encajarte algo si caminas descalza.
—Eres un idiotaaaa Demonnn, te odiooo, ¡hip! gracias por abandonar a tu hijo.
Mis pasos se detuvieron para mirarte a la cara.
—¿Qué has dicho?
Debía ser el alcohol que te hacía decir incoherencias.
—Solo porqué eres tierno te lo diré... ¡hip! ayer fuiste tan idiota que no reconociste a tu propio hijo.
Ahí estaba... Eso era lo que olvidaba de ti. Estaba absorto, ahora recordaba qué por esa razón me aleje de ti; no por miedo al compromiso, si no por miedo a que mi corazón se rompiera en pedazos al saber que el niño no es mi hijo, pero, ¿Qué tal si, si lo era?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top