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🅢🅘🅖🅛🅞 🅧🅘🅥

   Silver estaba tejiendo en vestido de bodas de su hermana si algo hacía bien era tejer, amaba hacerlo, por lo menos eso si se le daba bien.

—¿Por qué no estás haciendo ningún hechizo? —Preguntó Klaus viéndola tejer.

La pelirroja ya se había acostumbrado a la idea del vampiro por su casa, odiaba que le ocultaran cosas a su hermana pero sus padre habían prohibido cualquier tipo de conversación sobre eso. La boda de Sylene y Elijah debía realizarse a todo costo.

—Por que estoy ocupada preparando a el vestido de mi hermana para su boda. —La sonrisa que Silver le dio a Klaus resultó ser más falsa que las  buenas intensiones de este.

—Yo creo que eres un avecilla miedosa que no quiere fallar. —Dijo Divertido.

—Yo creo que deberías desparecer de mi vista.

  Pero Klaus tenía intenciones de sacarla de sus casillas y no pararía hasta lograrlo. El era bueno para sacarla de sus casillas pero ese día quería sacar algo más de ella.

—Yo creo que tienes vergüenza de admitir que eres una bruja débil.

  Esas palabras llenaron a Silver de una ira incontrolable, odiaba que la llamaran débil, odiaba no poder hacer nada mientras su hermana caía enamorada de un vampiro, sintió sus manos arder y al ver la sonrisa de Klaus lo entendió.

Descendió su mirada lentamente hacia sus manos y estas sujetaban el vestido ardiendo.

—¿Ves avecilla? No hay que temer.

  🅐🅒🅣🅤🅐🅛🅘🅓🅐🅓

Por fin lo habían conseguido, por fin Klaus y Elijah Mikaelson respiraban de nuevo, la euforia llenaba a Silver, pero como se había acordado ella se encargaría de Klaus y su hermana de Elijah.

Por supuesto que Silver no se la pondría fácil, no todo sería resucitarlos para que luego viran a Hope muerta, no, ella le haría lo mismo que él le hizo, se ganaría su confianza poco a poco, incluso se tenia que llevárselo a la cama, lo haría, para luego, matar a Hope, frente a sus narices.

Eso sería mucho peor.

  Pero para eso primero debía tejer su telaraña, y encantarlo con ella. Así que luego de meditarlo un buen tiempo sintió que ya era hora de ir a verlo.

    Estaba encerrado en sótano de la casa, Silver se había encargado de vestirlo mientras estaba inconsciente y dejarle unas seis bolsas de sangre, para que se alimentara. También selló el lugar para que no escapara de ahí.

  Y como imaginaba al llegar el estaba observando todo, su cara manchada por la sangre, que seguro tomó con desesperación.Varios sentimientos inundaron a la pelirroja al verlo, frente a frente, el sólo la se quedó mirándola sin expresión alguna.

Pero nada comparado con el sentimiento al verlo frente a  frente, luego de cientos de años observándolo, planeando su venganza, estaba más cerca que nunca de su objetivo y no se lo podía creer.

—Klaus Mikaelson. —Susurró con altanería.

—¿Qué hago aquí? —Silver casi ríe, el muy tonto no se había dado cuenta o no quería hacerlo.

—¿Enserio lo preguntas? —Usó su magia para que las antorchas que adornaban en lugar se entendieran y así verlo mejor.   El le regaló una sonrisa genuina y un asentimiento al ver el hechizo uno que para Silver ahora resultaba fácil, pero en sus inicios no hubiera logrado.

—Yo debería estar en paz, al igual que tu, avecilla. —La mención de ese apodo causó emociones dentro de la pelirroja. —Pero resulta que aquí estamos.

—Aquí estamos, siglos después, tu yo frente a frente.

—Aunque seguro me resultará entretenido la historia de como una bruja ha vivido tantos años, quiero ver a mi hija, quién sabe cuando volveré a morir.

—Hablas de Hope Mikaelson. —Klaus comenzaba a desesperarse, enserio quería ver a su lobita. —Una gran bruja, poderosa, inocente... Te recuerda a alguien.

— No la verdad es que no. —Klaus con disimulo acercó su mano a un trozo de madera viejo, si el no atravesaba en campo de energía eso lo haría. —Mi hija no se parece a nadie.

  Silver lo seguía mirando con suficiencia. —Tranquilo, Hope, Rebeca, Kol, Marcel, Davina, están bien, no corren ningún peligro. Ah por cierto Elijah también volvió.

—¿Qué quieres de mi avecilla? —Ambos se odiaban, el porque ella acabó con su paz, por que hace miles de años lo hizo cuestionarse muchas cosas y por volver su alma oscura, ella porque el acabó con su familia, y la humilló.

—¿No es obvio? —La pelirroja río. —No quiero una guerra, no la necesito, solo quiero unas disculpas, que te tragues tus palabras. —Silver con un simple chasquido de sus dedos apagó cada luz dejándolos en la absoluta oscuridad.—Quiero que veas que soy la bruja más poderosa de todas.

—Primero —Klaus no estaba ni un poco  intimidado. —Te pasas con el dramatismo. —Segundo... —Le dio la espalda a la chica frente a él. —Mi hija es la bruja más poderosa... —Y por ultimo...

Silver apenas tuvo la oportunidad de reaccionar, Niklaus estaba sobre ella, presionado el trozo de madera sobre el corazón de la pelirroja. —Sigues siendo una débil de mierda.

  Según dijo eso sintió como si sus venas quemaran, como si lo derritieran desde dentro, trató de no gritar de parecer fuerte, pero no pudo soportarlo más.  —Te equivocas Klaus Mikaelson, soy la mejor bruja, soy una araña que teje sus propios hechizos, no me quieras como enemiga. —Aunque no lo apreciara todo estaba saliendo según el plan personal de Silver. Rompió la barrera. —Aprovecha este nuevo regalo, ya te disculparás y ve a por tu hija.

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