↳ 17: Noche de lluvia
Se iban a casar. Felix y Hyunjin habían anunciado su boda en la pequeña cena que tuvieron en Okihwa's, lo cual sorprendió a todos los amigos y familiares que asistieron. Park no podía creerlo, sus dos mejores amigos y compañeros de trabajo iban a casarse después de tantas complicaciones en su relación y en su vida.
Si pudiera, rodaría por el piso de la emoción y colapsaría en llanto por la noticia. Pues desde que los conoció él fue testigo de todos los problemas que desenvolvió su relación.
Y es que si se ponía a pensar. Los mismos consejos que le dio a Felix durante aquel momento, eran los consejos que no seguía ahora mismo. Muchas veces fue él quien le recomendó a su amigo no rendirse, no tomar importancia de lo que la gente dijera, y darle una oportunidad al amor que Hyunjin le prometía.
Eran consejos que no aplicaba para sí mismo.
YoonGi estaba con él, lo había acompañado a la cena como lo habían acordado. Al inicio había sido un poco incómodo, pues salir de casa y hacer que los reporteros no te siguieran era cosa difícil. YoonGi había sido agradable, extrañamente, se había portado bien y casi no habló con otras personas durante toda la cena, cosa que hizo entrar aún más en confianza al omega.
Ahora, después de que haber salido de aquel restaurante y caminar bajo las estrellas a la media noche, JiMin pudo sentir el cambio total en Min YoonGi.
Para empezar, el alfa no había llevado su auto porque con eso sería más evidente que estaba en Okihwa's. Así que ahora estaban caminando lado a lado sobre la banqueta de las calles de Seúl. Y YoonGi se sentía completamente feliz.
—¿Cuánto llevan de relación ellos dos?— preguntó el alfa, sacando al omega de sus pensamientos.
—Uh... Si te soy sincero, no sé cuando comenzaron a ser una relación — dijo sin saber cómo explicarle al alfa la situación —. Es decir, nunca fui imprudente en preguntarles, porque ellos son la clase de persona que no le ponen nombre a lo que tienen, simplemente... es algo especial. Entonces, la noticia también fue un golpe de sorpresa para mí.
—Oh... Así que son esa clase de relación — YoonGi siguió caminando —. Creo que hacen una muy linda pareja.
—Lo sé. — JiMin estuvo de acuerdo.
Los siguientes minutos fueron de puro silencio, siguieron el camino a casa bajo la obscura noche. Algunas tiendas seguían abiertas e iluminaban su paso, ya no había tantas personas caminando por las calles, y YoonGi agradecía que nadie lo había reconocido hasta el momento, pues estaba teniendo una muy tranquila caminata a lado de JiMin.
—Tú... ¿Alguna vez estuviste casado?— JiMin se sorprendió un poco por la pregunta del mayor.
—Eh, no, no. Si piensas que Soobin y Beomgyu nacieron de un matrimonio fallido, no es así — JiMin se apresuró a aclarar las cosas —. De hecho, hubiera sido mejor si fuera de esa manera. Pero sólo me vieron la cara de idiota y luego su padre desapareció milagrosamente.
YoonGi asintió, sabía de eso por lo que sus hijos le habían contado aquella vez en el restaurante de comida rápida. Pero escucharlo de JiMin era diferente, sentía que el omega podía llegar a confiar en él para hablar acerca de sus cosas personales.
—¿Crees que ellos quieran viajar? No los conozco tan bien como tu, así que puede que los viajes no les gusten, y yo estaba pen-
—Lo que sea que estés pensando olvídalo. No vas a llevarte a mis hijos a Suiza si eso es lo que quieres.— JiMin cortó abruptamente sus palabras.
YoonGi suspiró, viéndose atrapado entre cuatro paredes de las cuales no podía salir. Era como si JiMin ya supiera todos sus movimientos, lo que pensaba y lo que estaba próximo a hacer, lo cual le sorprendía. Pero, la verdad es que venía pensando en esto desde hace mucho tiempo, desde que se dio cuenta de que quería al omega en su vida, y que por supuesto, los dos niños venían en el paquete.
—De hecho, no iba a llevarlos a ellos... solos, también te iba a invitar a ti.
JiMin lo miró incrédulo, viendo como el alfa soltaba una risita despreocupada. Se veía tan tranquilo diciendo eso, como si insinuar un viaje costoso fuera del país no fuera nada.
—A-ah... ¿Por qué siempre me dejas sin palabras? Cuando creo que no puedes ser más desvergonzado y despreocupado, logras superarte — JiMin murmuró entre dientes, caminando más rápido —. Y sólo para que lo entiendas, mis hijos necesitan mi autorización para viajar.
—No si viajas con ellos.
—Pero yo no voy a viajar a ningún lado.
YoonGi suspiró fuertemente y apresuró su paso hasta JiMin, tomando de su brazo para detener su caminar. El omega se quejó por lo bajo cuando sintió el tirón, mirando a YoonGi molesto.
—Quiero entender por qué todavía no eres capaz de darme una oportunidad — YoonGi dijo, mirándolo directamente a los ojos sin perderse ninguna de sus expresiones —. Hasta hace algunos días las cosas iban bien, incluso creí que podríamos estar llegando a algo.
—¿Qué caso tiene darte una oportunidad? — murmuró entre dientes, YoonGi lo escuchó perfectamente bien pero hizo oídos sordos —. Escucha, he pensado mucho acerca de esto y la verdad es que a mis hijos les agradas, pero no quiero que se lleven una completa desilusión cuando mágicamente vuelvas a Suiza o te cases con alguien y nunca más los vuelvas a ver.
—Espera un segundo — lo detuvo mientras analizaba por un par de segundos lo que JiMin le había dicho —¿Estás insinuando desde ya que voy a casarme? ¿Y eso es una mala noticia para tus hijos o para tí?
—Por favor, no me metas en est-
—No, sí te meto en esto. Ni siquiera yo he pensando en el compromiso, y si así fuera, no estaría dispuesto a aceptarlo.
JiMin soltó una leve risita llena de burla, el mayor lo observó y no podía creer que el omega tomara sus palabras como una broma. Él no estaba bromeando, podía decírselo con toda seguridad y aún así el menor no lo entendería. Pero era aceptable, pues cualquiera en su posición pensaría lo mismo.
—Ahora vas a decir que estarías dispuesto a renunciar a tu vida en Suiza, a tu dinero y lujos sólo por una familia como nosotros. — el omega se cruzó de brazos, mirando fijamente al alfa sin parpadear.
YoonGi guardó silencio, aunque estuviera seguro en la respuesta que iba a dar, no tenía caso. JiMin jamás lo aceptaría, la relación que ellos dos tenían no había avanzado, ni siquiera se podía decir que eran una relación todavía. Existían muchas cosas que los separaban, la familia que YoonGi tenía era la más grande de esas razones, y es que, si el alfa no conociera bien a su familia diría que ellos lo apoyarían, pero no era así.
—Somos predestinados, aquí, en China o Suiza. Nada va a cambiar eso. — respondió el alfa, cruzándose también de brazos sin apartar la mirada del omega, quien rodó los ojos y volvió a retomar su caminata.
—Ya sé que nada va a cambiar que seamos predestinados. ¿No crees que eso sea un problema? Incluso cuando te cases o cuando yo encuentre a alguien, seguiremos siendo predestinados que nunca podrán estar juntos.
YoonGi escuchó sus palabras. JiMin tenía un punto, él jamás había sido lo suficientemente valiente como para enfrentar a su familia por una situación como esta. Es decir, sí, huyó de Seúl lejos de su familia para escapar del matrimonio arreglado, pero nunca afrontó el problema como tal. ¿Qué le aseguraría que no pasaría lo mismo esta vez? En cuanto su familia se enterara de que se quedaría en Seúl, lo tratarían de comprometer a la fuerza, incluso si sólo se queda en Seúl para ver al omega y a sus hijos.
De pronto, una nube negra se posó sobre él y le dejó caer de golpe la realidad, o tal vez sólo eran unas cuantas gotas de lluvia que milagrosamente llenaron el obscuro cielo. YoonGi escuchó como el omega maldecía y luego tomaba su muñeca para comenzar a tirar de él en una dirección en donde pudieran refugiarse de la lluvia.
Aunque no era todo un diluvio, la pocas gotas que caían por las calles de Seúl lograron mojarlos casi por completo. Llegaron corriendo y un poco empapados a la casa del omega, pues esta quedaba más cerca que el ir hasta la mansión del alfa al otro lado de la ciudad.
JiMin abrió la puerta y se llevó la gran sorpresa de ver todo apagado, encendió las luces de la sala y luego la cocina, esperando encontrarse con sus hijos en algún lado. Pero cuando no salieron ni hicieron ruido alguno, supuso que ellos ya estaban durmiendo.
YoonGi tiró su saco y su suéter al cesto que JiMin tenía en la entrada. Se sacó los zapatos y los dejo de lado, mientras también dudaba sobre si sacarse los calcetines sería buena idea o prefería sufrir las consecuencias de un resfriado. Al final, terminó por quitarse todas las prendas más mojadas que tenía.
—Ven aquí, te traje un poco de ropa. — el omega bajó las escaleras de su casa con un cambio de ropa completo.
—Vas a resfriarte si te quedas así.
JiMin asintió ante la advertencia de YoonGi, murmurando que ya lo sabía mientras lo volvía a dejar solo para que se cambiará, y él subía rápidamente a la planta de arriba para quitarse las prendas empapadas y cambiarse de ropa. Tener a YoonGi en la casa era casi normal para él, ya había pasado algún tiempo desde que se habían reunido, sobre todo en su hogar.
Sus hijos ya estaban durmiendo profundamente en sus camas. A pesar de que solían dormirse tarde está vez habían caído rendidos, pues les habló al llegar pero no tuvo respuesta alguna.
Cuando se secó el cabello y estuvo completamente cambiado, bajó rápidamente las escaleras para encontrarse con YoonGi y pedirle su ropa mojada para poder lavarla. No pregunten por qué está siendo amable, sólo quiere serlo por esta ocasión.
—¿Puedes echar tu ropa... — se quedó callado cuando llegó a la planta baja y observó el torso desnudo del alfa, este todavía no se había cubierto por completo — Eh... tu... tu ropa, ¿Dónde está?
YoonGi pudo notar lo rojo que se había puesto JiMin, no hizo ningún comentario acerca de eso y caminó hasta la entrada, recogiendo la ropa empapada para pasársela al menor. JiMin escapó de ahí tan pronto como tuvo la ropa del alfa, tratando de no dejarse en evidencia.
El alfa soltó una risita mientras miraba al omega meterse a un pequeño cuarto en la esquina de la sala. Supuso que ahí estaba su cuarto de lavado, se acomodó la playera que le había dado sintiendo como esta quedaba un poco ajustada a su cuerpo.
Era evidente que no tenían la misma masa muscular, pues sus hombros eran más anchos que los de JiMin, pero la playera se veía incluso más ancha.
Cuando el omega salió del cuarto de lavado después de encender la lavadora, trató de calmar sus nervios y a su lobo por empezar a actuar tan ansioso de un momento a otro por el simple hecho de haber visto al alfa sin playera. Lo admitía, YoonGi era demasiado atractivo, había muchas cosas físicas de él que lograban cautivar a cualquiera, pero él debía ser fuerte y no flaquear ante YoonGi.
Pero estaba siendo difícil.
Por dios, no es de piedra, también tiene necesidades.
—¿Qué haces?— preguntó JiMin cuando llegó de nuevo a la sala y se encontró con el alfa observando las fotografías que tenía cerca del televisor.
—Sólo estaba viendo — contestó el mayor —. Siempre que vengo nunca tengo tiempo para observar.
—Es porque son cosas privadas. — JiMin fingió regañarlo mientras se quedaba a su lado, admirando las fotos enmarcadas que tenía con sus hijos.
—Lucen demasiado felices.
Señaló una foto en donde tenía a sus dos hijos en sus brazos, en aquella ocasión ellos tenían seis meses de nacidos y llevaban puestos overoles del mismo color en combinación con su padre.
—Lo seguimos siendo — JiMin afirmó —. Sólo que ahora ya no tiene seis meses, es más difícil hacer que salgan conmigo como cuando eran niños.
YoonGi rodó los ojos.
—Se te olvida que tus hijos siempre están dispuestos a salir contigo, sólo que-
—Mi trabajo, sí, ya lo sé — contestó irritado —. Sé que mi trabajo me quita el tiempo que debe ser para mis hijos, pero también es importante. Me permite darles todo lo que necesitan.
—¿Y si lo necesitan es sólo tenerte a ti?
—Créeme que yo estaría feliz de quedarme en casa atendiendo de ellos. Pero de amor no se puede vivir, y yo soy su padre y el único que puede trabajar lo suficiente para traer dinero a la casa.
YoonGi asintió, entendiendo al omega perfectamente. Siguió observando las imágenes y una llamó en específico su atención. En esta foto sólo aparecía JiMin, se veía algo joven y demasiado feliz, llevaba un sombrero de paja y estaba sentado en el pasto, traía una camisa de rayas y una playera blanca, sonreía en grande haciendo que sus ojos se hicieran tan chiquitos.
—Deja de ver eso. — avergonzado, el omega intento quitarle aquella fotografía.
—Espera, quiero verla.
YoonGi luchó contra el omega, quitandole de nuevo la foto y tomándola para no soltarla, JiMin chilló de vergüenza y trató de quitársela una vez más, pero YoonGi no cedió y se echó lejos de él para que no lo alcanzará.
—YoonGi... deja ahí, eso no es tuyo. — el omega saltaba en su lugar para poder alcanzar las manos de YoonGi.
Puede que el alfa no le doble la estatura, pero en definitiva era difícil hacer que le diera aquel marco. Esa foto era la única que tenía de su adolescencia, después de mudarse y buscar una nueva casa para vivir con sus hijos, fue la única fotografía que pudo sacar de la casa de sus padres antes de cambiarse de vida. Era preciado para él, y le daba pena que Min YoonGi viera su cara de bebé a los 16 años.
—Dios — el mayor soltó una leve risa, batallando por mantener alejada aquella foto de las manos de JiMin para seguirla admirando —¿Por qué luces tan pequeño?
—Porque era pequeño, sólo era un adolescente, ¡Ahora deja eso!— los ojos de JiMin ya dejaban húmedos, no es que fuera tan llorón, pero cuando algo le daba tanta pena llegaba a llorar como un niño chiquito.
YoonGi tiró de su cintura, pasándole la fotografía para que el omega no siguiera batallando. Escuchó como JiMin comenzaba a quejarse entre dientes mientras cubría entre su pecho aquella fotografía, sus orejas y mejillas estaban rojas y su corazón latía con fuerza. YoonGi podía sentirlo porque había pegado su pecho al del menor.
—Eras realmente lindo. — murmuró el mayor, observando como el omega rodaba los ojos.
—¿Era? Gracias por tus cumplidos.
—Bueno, lo sigues siendo — corrigió sus palabras —. Sólo que ahora luces aún más lindo, tus mejillas son menos rellenas y tus facciones son más duras y definidas.
—Es porque crecí, genio.
YoonGi negó.
—Estoy seguro que sigues siendo el mismo de antes — sonrió —. Sólo que ahora eres adulto, con dos hijos, y un trabajo que te consume casi siempre.
El omega estaba tan entretenido platicando con YoonGi y encargándose de no sonrojarse, que había ignorado por completo la posición en la que estaban. Ahora las manos del alfa se encontraban detrás de su cintura, sosteniendo de él con cuidado.
El silencio hizo acto de presencia en aquel lugar, JiMin no estaba mirando a los ojos del alfa, sólo trataba de ignorar su presencia. YoonGi en cambio, se atrevió a avanzar más.
—¿Qué haces? — JiMin preguntó de pronto cuando sintió el acercamiento del mayor contra su rostro —. Aléjate.
—Quiero una copia de esa fotografía.
—En tus sueños. — murmuró JiMin, tratando de mantenerse firme a pesar de la situación.
—Sí, también en mis sueños.
—Jaja, muy gracio- — el menor fue callado por un presión de labios contra los suyos, algo que duró sólo unos segundos para después ser liberado —. Deja de hacer eso... yo...
YoonGi volvió a acercar su boca a la del menor, suspirando entre sus labios antes de volver a robarle un suave beso.
—Basta... — JiMin susurró contra sus labios cuando se separó de nuevo, se alejó sólo un poco —. Deja de besarme así.
Tal vez fue por la forma en la que le pidió las cosas, o porque estaba harto de ese subibaja que venían teniendo desde hace ya un tiempo. Pero no pudo alejarse de él, quitó la fotografía de su camino, volviéndola a colocar al lugar que pertenecía, y tan pronto como tuvo de nuevo a JiMin cerca de él, volvió a buscar sus labios para unirse en un largo y suave beso que está vez no fue rechazado. Sintiendo como las manos del omega pasaban por su cuello para aferrarse a él, el alfa tomó de su cintura con fuerza para alzarlo, haciendo que este se abrazara con sus piernas alrededor de su cuerpo.
YoonGi lo sostuvo de aquélla forma, mientras que el beso seguía su suave ritmo. No había apuro alguno, no había nada más que la necesidad de sentir sus labios sobre el otro. Así que así se quedaron, disfrutando aquel momento mientras ignoraban por completo las razones por las que no deberían estar juntos.
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