↳ 10: Calidez



Precipitado, así es como YoonGi se describe a sí mismo por lo que hace unos días confesó. Diablos, sí recordaba aquel momento cuando atrapó a JiMin entre su cuerpo, y lo acorraló contra sus palabras, podía sentir perfectamente bien como el cuerpo del chico se había estremecido al grado de quedarse tieso y sin respuesta alguna. 

No estaba entre sus planes decirle algo así, pero vamos. Él es Min YoonGi, ya es un adulto que no se anda con rodeos. Puede que esa sea una desventaja en él, ser tan directo y honesto con lo que siente y piensa, pero no puede evitar ser así. 

Ahora, parece que JiMin se ha asustado de lo que le dijo, pues no lo ha visto ni ha sabido nada de él desde hace días. Trató de enviarle mensajes, pero el menor siempre los dejaba en visto, se comunicó con Soobin, pero el chico le decía que su padre estaba muy ocupado últimamente, había ido al menos dos o tres veces durante esa semana a su trabajo, pero nunca podía verlo. Parecía como si el menor tratara de esquivarlo. 

Y tal vez era así, por su culpa. 

¿Pero qué esperaban que hiciera? Sí, tal vez debió ser más sutil, ir con cuidado y tomarse las cosas con calma, debido a que su omega resultó ser un padre soltero con dos hijos adolescentes. Lo admitía, fue apresurado de su parte hacer eso, pero ya lo había hecho. 

Además, tendría que pasar sí o sí, por mucho que las personas tuvieran una idea equivocada de él, inventando rumores y cuanta mierda sobre su personalidad, la realidad era otra. 

Una vez que Min YoonGi encuentre a su predestinado, no habrá forma en que lo deje ir. 

Y así es esto. 

Que JiMin lo evitará a toda costa sólo le daba gracia, lo molestaba un poco pero no podía dejar de pensar en él. Ese omega que era tan diferente a él, pero tan perfecto para su alfa, tan ideal y preciado ante sus ojos. 

Cuando se enteró de que tenía dos hijos, la noticia fue como si un montón de piedras gigantes le cayeran sobre el pecho hasta cortarle la respiración. No es que tuviera algo de malo, pero recién estaba asimilando el hecho de que había encontrado a su predestinado, y de pronto, nueva información fue soltada de golpe. 

¿Qué tan grande puede ser el amor que existe entre los predestinados? Ese lazo los une como almas gemelas, ese lazo que nunca se rompe hasta que uno de ellos decide hacerlo, ¿qué tan profundo es ese lazo? porque YoonGi está demasiado convencido de que ese jodido cuento de los predestinados sólo es pura mierda. 

—¿Tengo que seguir esperando hasta que dejes de mirar a la nada como idiota, o ya vas a hacerme caso?— la despreocupada voz de su amigo le hizo salir de sus pensamientos. 

Volteó en su silla giratoria hasta toparse con aquel chico. Alto, hombros delgados, cintura definida y piernas largas. 

—¿Qué haces aquí?— preguntó con confusión. 

—Que te importa — le respondió el omega, rodando los ojos mientras se dejaba caer en uno de los sillones que había en aquella habitación —. Quería ver qué tal llevas las cosas, pero te encontré a mitad de una disociación. 

YoonGi rodó los ojos. 

—Taehyung, estoy algo ocupado. 

—¿Ocupado? Ni siquiera trabajas, no entiendo en qué puedes estar ocupado — el omega soltó con burla —. A menos que tú trabajo tenga que ver con el omega que dices es tu predestinado. 

—No, no tiene que ver con él — mintió —¿Por qué preguntas? 

—Ah, porque está afuera y me preguntó por ti. — rió con diversión al ver la expresión en el rostro de YoonGi segundos después de informarle de aquello. 

El alfa se levantó tan pronto como pudo de su asiento, y TaeHyung fue capaz de apreciar en vivo y en directo como el hijo mayor de los Min se ponía nervioso. 

—¿En serio está aquí?— preguntó de nuevo, sus pies se movían por la pequeña habitación, sus manos jugaban con la tela de su pantalón. 

—¿Qué mierda te pasa? — TaeHyung hizo una mueca al verlo así —. Sí, está afuera, ahora sal de aquí. 

YoonGi se dio cuenta de la forma en la que estaba actuando, pues la atenta mirada que tenía su amigo sobre él sólo le hizo entrar en razón. Joder, parecía un adolescente apunto de hablar con su enamorado. 

—Cállate y quédate aquí. — le dijo, para después salir de aquélla habitación y buscar a JiMin, quien se encontraba dentro de la tienda. 

Observar a JiMin podría ser una de sus actividades favoritas, estaba de acuerdo en eso. El omega lucía realmente bien desde cualquier ángulo, de perfil o espaldas, no importaba, JiMin resaltaba en cualquier parte. 

—¿Qué haces aquí?— preguntó el alfa, sus manos se encontraban guardadas en los bolsillos de sus pantalones y las mangas de su camisa estaban enrolladas alrededor de su brazo. 

JiMin trató de no prestarle mucha atención a esos pequeños detalles, pero era inútil no hacerlo, ya que era lo primero que había visto en YoonGi al voltear a verlo. 

—Claramente tenemos trabajo que hacer, no pienso organizar una cena de suma importancia sin la ayuda necesaria. — respondió, tratando de verse calmado a pesar de que no lo estaba ni un poco. 

—Oh… — YoonGi se cruzó de brazos, logrando llamar la atención del omega una vez más —. Y yo qué creí que vendrías a disculparte conmigo. 

—¿Disculparme? ¿Por qué?— alzó una ceja sin perder la compostura. 

—Por dejar en visto todos mis mensajes, evitarme cada vez que podías y huir de mí cuando iba a buscarte al trabajo. 

El omega tragó con dificultad después de escuchar sus palabras. Bien, había sido todo un cobarde y un problema al actuar de esa manera, después de la confesión de YoonGi, fue difícil para él asimilar sus palabras. 

El miedo que sintió fue tan grande, que faltó dos días al trabajo porque no quería salir y encontrarse con él. Así que se encerró en su casa y no salió ni siquiera a la esquina. 

Él era el problema, por supuesto que sí. Se asustó como un niño pequeño y salió corriendo fuera de estos, escuchar que alguien como YoonGi le juraba no rendirse con él, fue el golpe más grande que tuvo a la realidad. 

Y es que, siendo honestos, en su mundo no hay posibilidad de que ambos estén juntos. 

No hay manera. Los dos son completamente diferentes, YoonGi está por muy arriba de él y él cada vez se hunde más, tiene hijos,  y sólo le pagan bien cada vez que tienen eventos tan seguido, lo cual no siempre es así. En cambio, YoonGi tiene probablemente de 3 a 5 cuentas bancarias forradas de dinero. 

Sí, los dos van en direcciones contrarias, pero lo que JiMin no sabe es que el alfa está dispuesto a caminar a su lado. 

—Me disculpo entonces — le sonrió sin mucha emoción —¿Feliz? ¿Ya podemos hacer el trabajo?— preguntó a la defensiva. 

YoonGi se perdió unos segundos en si rostro nuevamente, mirar a JiMin debía ser suficiente para existir en el mundo. El alfa podía sentir la incomodidad del omega y su enojo por la presión que le estaba generando en ese momento, por lo cual sólo le dio una sonrisa arrogante y se sentó en uno de los sillones de la tienda. 

—¿Ahora en qué necesitas ayuda?— preguntó. 

El omega suspiró y se sentó en el mismo lugar que el alfa. 

—Informarte de que los meseros que conseguí fueron muy pocos, los cocineros ya están enterados de lo que quieren para esa noche, ya me puse en contacto con el sistema de seguridad de tu hogar, y acordaron ayudarme y pasarme la clave de seguridad una vez que sea el evento, también… 

Y JiMin siguió hablando, habló y habló y YoonGi nunca le prestó atención, pues en realidad no le interesaba nada de lo que decía. Confiaba en que JiMin sabía hacer su trabajo, no necesitaba que él le dijera cómo hacer las cosas y qué estaba mal. 

Es más, YoonGi ni siquiera estaba interesado en aquella cena. Él aborrecía los eventos que hacía su familia. 

Llegar a la boda de su hermano y quedarse durante unas semanas, solamente fue por petición de su hermano, él lo quiso y así lo hizo. Después de todo, YoonGi podía odiar a su familia, pero su hermano siempre sería lo más preciado que tiene dentro de su círculo familiar.

—Y eso sería todo, ¿alguna sugerencia?— una vez más la voz de aquel omega lo regresó a la realidad, YoonGi se dio cuenta de que había sido atrapado en el acto.

—No, no tengo ninguna sugerencia. — respondió, no había escuchado nada de lo que dijo, pero estaba seguro de que no era necesario.

—Bien, ya que no tienes nada que decir y escuchaste toda la información que te dí, me voy. — se levantó de aquel sillón, guardando su agenda en su bolso de trabajo para marcharse.

Sin embargo, el alfa se levantó también de su lugar, haciendo que JiMin le prestara atención. Se quedaron viendo a la cara durante varios segundos, los cuales parecían eternos, ninguno de los dos dijo o hizo algo, lo cual los puso en una extraña situación de incomodidad después de un instante.

—La siguiente vez, no ignores mis mensajes. — dijo el alfa, de nuevo sus brazos volvieron a cruzarse sobre su pecho.

JiMin relajó su expresión cuando el mayor no hizo nada más que mirarlo fijamente, sin ninguna pizca de autoridad, enojo o disgusto. Sólo podía ver sus ojos brillar mientras le decía aquellas palabras, probablemente por el reflejo de la luz.

—Bien, pero la siguiente vez, no digas cosas estúpidas. — atacó, rompiendo aquella paz que se había creado entre ambos.

—¿Estúpidas?— YoonGi soltó una risita —, sólo dije la verdad y lo que opino acerca de nosotros-

—¿Nosotros? No hay un nosotros — JiMin lo interrumpió —. Que seamos predestinados no significa nada.

Mentía, por supuesto que lo hacía. Se engañaba a sí mismo tanto como quería engañar a YoonGi, pero el alfa no era ningún idiota, no caería bajo provocaciones tontas por parte del omega. JiMin podía fingir todo lo que quisiera, él no lo haría.

—Sabes que sí — exclamó para el omega, ahora fue turno de JiMin de cruzar sus brazos mientras rodaba los ojos con fastidio —. Ser predestinados no es algo que puedas ignorar con facilidad, no importa que tanto te hagas el tonto y lo niegues, en esa cabecita tuya tiene que entrar la idea de que somos pareja, quieras o no.

JiMin arrugó la nariz con disgusto, se sentía molesto y atacado por sus palabras. Como si no tuviera otra opción que aceptar lo que el alfa le estaba diciendo, como si no fuera capaz de decidir.

—¿Acaso no tienes miedo de que la gente hable mal sobre ti? ¿No te asusta el que dirán cuando se den cuenta de que tu predestinado tiene dos hijos de otro Alfa? ¿No crees que será vergonzoso y horrible?— cuestiona JiMin mientras se acerca con pasos cortos hacia el alfa —. Por favor, Min YoonGi, aún estas a tiempo para esquivar todo eso, puedes conocer a alguien más, alguien a tu altura y perfecto para tu familia.

JiMin estaba tratando de mantener la calma, pero no podía. No era momento de mantener la calma cuando el alfa frente a él no deja de verle los labios al hablar.

—¿Mi familia? No tiene que ser perfecto para ellos, tiene que ser perfecto para mí. — respondió el mayor sin desconectar la mirada de aquellos preciosos ojos.

Tenía tantas ganas de mirarlo más, de tomar sus manos, de acariciar de nuevo su mejilla. Y tal vez, de probar sus labios, esos rellenos y llamativos labios que estaba adornados con un ligero bálsamo.

No había forma de que su familia viera a alguien perfecto para él. Pero Min YoonGi ya había encontrado a ese alguien. No era perfecto, no, y eso era lo que más le encantaba.


—— 🍒 ——

—¿En dónde estabas? Llevo esperándote casi media hora. — Beomgyu se quejó cuando vio a su hermano salir de la biblioteca.

—Pudiste haber entrado entonces. —se alzó de hombros el otro alfa.

—Me hubiera dormido y hubiera ganado una multa. No gracias. — respondió, acompañando a su hermano por el pasillo de la escuela.

Sus horarios de clase ya habían terminado, pero Beomgyu tenía taller de letras y redacción ese día, así que mientras su hermano estaba ocupado, Soobin había ido a la biblioteca para esperarlo. Al final, se había tardado más de lo normal y ya casi todos los alumnos estaban abandonando la escuela.

—Oye, mira eso. — Beomgyu apuntó hacia las afueras de la escuela, donde se encontraba un bonito Bentley estacionado en la calle de enfrente.

—Es el Señor Min — murmuró Soobin —¿Creés que venga con papá?— preguntó.

—No lo sé. — respondió su hermano, los dos chicos comenzaron a caminar en dirección al auto, cuando vieron al alfa mayor fuera de este, esperando pacientemente mientras los veía llegar.

—¿Qué hace aquí? ¿Papá está con usted?— Beomgyu preguntó a la defensiva, mirando con cautela al mayor.

Soobin le dio un golpe con el codo al escuchar la forma tan desvergonzada en la que su hermano le habló al mayor.

—Señor Min ¿Pasó algo?— ahora fue su turno de preguntar.

El mayor negó con una suave sonrisa adornando sus labios.

—Su padre no sabe que estoy aquí, no ha pasado nada malo, no se preocupen. Sólo quería esperarlos para hablar con ustedes, si es que  no tienen nada más que hacer.

Soobin negó amablemente.

—¿Nos llevará a comer? tengo mucha hambre, tal vez así podamos hablar mejor. — respondió Beomgyu, con una tonta sonrisa de burla en la cara.

Soobin rodó los ojos.

—Por dios, Beomgyu, cállate — le reclamó su hermano —. No le haga caso, hyung. Mi hermano sólo está bromeando.

—Está bien — YoonGi suspiró, extrañamente a gusto con la escena que se estaba desarrollando frente a sus ojos —. Los llevaré a comer algo y luego los iré a dejar a su casa, suban.

20 minutos después, los tres se encontraban en una pequeña choza en donde vendían carne de cerdo ahumado y brochetas de pollo. El pollo frito era lo que más amaban ambos alfas, comer en una choza de comida callejera siempre sería mil veces que un restaurante lujoso.

—¡Gracias por la comida!— Beomgyu casi gritó mientras que su hermano sólo le agradeció en voz baja al mayor.

YoonGi asintió, mirando con cuidado la gran cantidad que comida que habían pedido para ellos. No era fan de la comida callejera, pues la mayoría de veces esta estaba hecha con cantidades exageradas de aceite y harina.

— ¿Y para qué quiere hablar con nosotros?— preguntó Soobin —¿Pasó algo malo con Papá?

—Tonto, ya dijo que no pasó nada, siempre eres tan exagerado con papá. — Beomgyu contestó.

—Cállate.

—En realidad — YoonGi llamó la atención de ambos alfas —, esto tiene que ver con su padre — los dos chicos dejaron de comer en el momento que mencionó al mayor —. No se preocupen, no es nada malo, sólo quiero saber algo de él.

—¿Y por qué no le pregunta a él?

—Porque estoy seguro de que él no dirá nada — contestó —, y estoy seguro de que ustedes están dispuestos a contarme algo.

Soobin y Beomgyu se miraron con atención, su padre tenía mucho secretos, más que nada emocionales. Ellos sabían que su papá tenía una lucha constante con sus sentimientos, lo que sucedía fuera de eso, era algo que ya sabía manejar.

—Pero... no le diga a nuestro padre que nosotros le dijimos.

—No lo haré, tampoco quiero saber cosas tan personales — suspiró con cansancio —, sólo... Díganme ¿Él ha estado interesado en alguna pareja antes?

Los dos adolescente soltaron suaves y burlescas risas.

—Ojalá — murmuró Soobin —. Él sólo piensa en trabajar, cumplir con sus horas de trabajo y hacer bien sus eventos, no le interesa tener citas con alfas o conocer a alguien más.

—Cierto, la mayoría del tiempo sólo se dedica a su trabajo, y el tiempo restante es para nosotros.

—No nos quejamos de su trabajo, sabemos que él lo hace porque así nos mantiene, pero tampoco es de nuestro agrado. — contestó Soobin, bebiendo de su lata de refresco.

—¿El trabajo consume mucho de su tiempo?— inquirió el mayor.

—A veces, hay temporadas en las que casi no lo vemos, al menos dos o cuatro días seguidos — Beomgyu respondió —¿Le contamos un secreto? No le diga a nuestro padre, pero a veces, nosotros cobramos tutorías en la escuela para los alumnos que no entienden una materia, así nos ganamos algo de dinero para cubrir nuestros propios gastos, como el transporte cuando no puede ir a dejarnos, o materiales nuevos que necesitamos a veces.

—También cuidamos a los hijos de nuestros vecinos cuando él hace horas extras — YoonGi escuchaba con atención a los niños —. Los Song y los Kang tienen dos hijos cada quien, yo cuido a los hijos de los Song y mi hermano a los Kang, no ganamos tanto dinero, pero lo suficiente para nosotros.

YoonGi analizó lo que acababa de escuchar. Mirando con atención a aquellos dos alfas, pudo darse cuenta de que sabían sobrellevar las cosas por ellos mismos, incluso cuando eran dos adolescentes con sólo un padre que cuidaba de ellos cuando podía, se preocupaban por su padre y hacían lo posible por encargarse de ellos mismos.

—¿Y su otro padre?— preguntó sin tacto alguno, pero no obtuvo una mala reacción de ambos chicos, pues se les veía desinteresados.

—No lo sabemos — contestó Beomgyu —. Supongo que huyó después de saber sobre nosotros.

—O probablemente nunca supo de nosotros.

—O tal vez fue arrollado por un tren.

—Es en serio, chicos. — YoonGi rodó los ojos ante sus respuestas.

—No lo sabemos, papá nunca nos habló sobre él, pero nosotros intuimos que no nos quiso tener, así que simplemente se fue. — contestó Soobin.

—Y estamos mejor así — murmuró el otro chico —. Para serle sincero, creo que mi padre encontrara a alguien especial.

—Yo... siempre he tenido la esperanza de que nuestro papá encuentre a su predestinado — Soobin miró detenidamente al mayor, sabiendo que eso iba dirigido para él —. Él dice que esas cosas son muy clichés y que no les sucede a todos, así que no es de creer en los predestinados, es muy reacio a ese tema.

YoonGi asintió, pudiendo al fin entender porque JiMin parecía despreciar la palabra "predestinados" cada vez que la escuchaba.

—Creo que él piensa que su predestinado no lo querrá porque tiene dos hijos adolescentes — Beomgyu dejó sus palillos sobre su plato, mirando con cierta tristeza al mayor —. Y en parte tiene razón, en estos tiempos las personas critican mucho a otras, si eres pobre, te critican por serlo, si eres rico, te critican igual. Aquí nadie se salva, él también a sufrido constantemente porque las personas parecen fijarse más en nuestra vida que en la de ellos mismos.

—Mmn, se acostumbró a tener las miradas de todas esas personas sobre él, porque es padre soltero, es joven y tiene dos hijos adolescentes, lo cual les da entender que se embarazó muy joven. Hay muchas personas que ven eso como una aberración, y estamos un poco hartos de tener que pasar por lo mismo.

YoonGi miraba con cuidado a los dos adolescentes, comprendió que, la vida de los tres había estado rodeada de dificultades. Eran una familia pequeña, JiMin era joven cuando sucedió su embarazo, el padre alfa de los niños pudo haberlos abandonado, el omega cargó con toda la responsabilidad desde hace muchos años, siendo juzgado y atacado por los mayores.

YoonGi odiaba a los mayores, los adultos eran de lo peor. Él había tratado de entender por qué la gente mayor siempre es ignorante y cero empatica, pero nunca logró entenderlos.

—Sería grandioso que usted se quedara con nuestro padre. No por el dinero que tiene, sino porque... jamás nadie había sido tan amable con nosotros dos — Beomgyu dijo, sintiéndose ofendido al recordar los sucesos pasados —. Todos los alfas que quieren algo con papá nunca se preocupan por nosotros, nos ignoran como si no existieramos, es horrible porque tengo miedo de que algún alfa de esos le guste a papá.

—En cambio, usted nos trata bien, comenzando por el hecho de que nos habla más a nosotros que a nuestro padre. — Soobin se burló un poco.

YoonGi no pudo evitar seguirle la risa.

—¿Ha probado esto? Estoy seguro de que usted no come nada así, tenga, tenga. — Beomgyu le pasó unos cuantos trozos de pollo frito agridulce y picante, unos trozos de cerdo ahumado y guarniciones para acompletar la comida.

YoonGi estuvo por negarse, pero al mirar de nuevo a los dos niños, y ver la forma tan animada en la que esperaban verlo comer algo como eso por primera vez, le hizo sentir algo en el pecho.

Calor, mucho calor. Era una calidez abrasadora que envolvía su pecho poco a poco, permitiendo que respirara con tranquilidad.

Las grandes sonrisas que iluminaron los rostros de los chicos le hizo sentir feliz, se sintió contagiado de tan sólo verlos reír y preguntarle qué tal estaba la carne.

Bien, no era fan de la comida callejera de las calles de Seúl, pero podría acostumbrarse si tal vez, la siguiente vez la probara acompañado de JiMin y ellos.





—— 🍒 ——

Hola, les traigo un nuevo capítulo, espero que les guste. ♡

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