↳ 08: Sensaciones



—Papá, ¿ahora trabajas para la familia del señor Min? — la pregunta que su hijo le hizo sólo aumentó su dolor de cabeza. Beomgyu descansaba a un lado del comedor mientras apoyaba sus brazos sobre este. 

JiMin sólo negó para su hijo y siguió preparando el almuerzo para aquel día. 

Hoy había quedado de reunirse con YoonGi en un restaurante, donde supuestamente desayunarían algo y hablarían acerca del evento que JiMin organizaría para la familia del mayor. Honestamente, el omega seguía pensando que todo esto era una broma de mal gusto. 

A ser verdad, no creía que hubiera fuerza sobrehumana en el universo que le hiciera estar de nuevo involucrado con el Alfa. 

Pero aquí estaba, con él despierto tan temprano mientras le cocinaba a sus hijos su almuerzo para la escuela. Era la primera vez que lo hacía en semanas, eso de alguna manera, le calmaba. 

Había olvidado poco a poco lo emocionante y gratificante que se sentía pasar un momento de tranquilidad en el día con sus hijos. Puede que pasar mucho tiempo en su trabajo haya cambiado las cosas en su familia. 

—Papá ahora trabaja para un evento de ellos, pero no quiere decir que es un trabajador más de la familia Min. — Soobin corrigió las palabras de su hermano, aclarando también sus dudas. 

Beomgyu asintió, recibiendo con entusiasmo su plato lleno de arroz con verduras salteadas y huevos fritos. 

—Lo que dijo Soobin es correcto, sólo organizaré uno de sus eventos, me pagarán y listo. — les respondió con una gran sonrisa dibujada en su rostro. 

La verdad no tenía ni idea de cuanto dinero le cobraría a la familia Min, no es un aprovechado pero tampoco está dispuesto a hacer un excelente trabajo y recibir migajas, o lo que ellos consideren bien. 

—¿Te gusta YoonGi hyung?— de pronto, la siguiente pregunta que Beom lanza le da justo en el pecho, como si fuera una bala y le hiciera llorar de dolor. 

Probablemente está haciendo una extraña expresión con el rostro, pues sus hijos rompen en carcajadas después de unos segundos. JiMin se tranquilizó luego de escucharlos reír, debía disimular muy bien que le había caído como un balde de agua fría aquélla extraña pregunta. 

—C-claro que no... — JiMin carraspea con dificultad, de pronto, la boca del estómago comienza a dolerle mucho —. Que sea un alfa no significa que deba gustarme, ustedes preguntan eso cada vez que un alfa me habla. 

—Bueno, estamos esperando que un alfa llegue a gustarte. 

La forma tan despreocupada en la que Soobin menciona ese tema, hace que JiMin se sienta ligeramente nervioso, un poco herido, pero no sabe por qué lo último. Le afecta un poco que sus hijos estén pendientes de su vida amorosa, o que ellos parezcan más urgidos porque su padre encuentre una pareja. 

Eso le hace sentir un poco extraño, débil y frágil ante ellos. 

—¿Por qué esperan eso? No lo entiendo, ¿ustedes quieran que tenga una pareja?— preguntó el omega, mientras comenzaba a sentirse frustrado por no poder manejar la situación con sus dos hijos. 

—Papá, tienes que encontrar a alguien, eso lo sabemos. Tarde o temprano sucederá, y sinceramente, más vale que sea temprano, porque nosotros crecemos cada vez más y tú... envejeces cada día, es justo y necesario que encuentres a alguien. 

JiMin abre la boca para decir algo, pero nada sale de esta, incluso cuando quiere regañarlos, o decirles que no necesariamente tiene que conseguir a alguien para sentirse bien, no puede. Nada sale de su boca incluso cuando lo intenta. 

—Yo... — JiMin está por romper a llorar, puede sentir el ardor en su estómago y el nudo formarse en su garganta, y tal vez sus ojos han comenzado a brillar por las lágrimas porque sus hijos parecen observarlo fijamente, casi con un toque de preocupación —. Creo que- 

El timbre de la casa suena fuertemente, llamando la atención de todos y sacando de esa tormentosa atmósfera a JiMin. El omega parpadea rápidamente para luego caminar a paso apresurado hasta la puerta de su casa. 

Casi grita de sorpresa cuando ve a YoonGi frente a él, grito que fue retenido por sí mismo, no quería parecer todo un adolescente hormonal como si estuviera viendo al hombre de sus sueños frente a él. Es decir, YoonGi era prácticamente lo más cercano al hombre de sus sueños, por no decir que era el hombre de sus sueños en realidad. 

—¿Qué haces aquí?— preguntó con un ligero tic nervioso en el ojo. Debía estarse volviendo loco para parecer muñeco descompuesto. 

—Tú me diste la dirección de tu casa — el alfa contestó con obviedad, haciendo que las rellenas mejillas del omega se cubrieran de un suave color rojizo, eso hizo que casi sacara una sonrisa por la agradable vista que tenía —¿Estás listo? 

—Mis hijos aún no terminan de desayunar — respondió el omega —¿Puedes esperar un momento? 

YoonGi estuvo por asentir, pero el grito desesperado de sus dos hijos los interrumpió. Ambos alfas salieron casi disparados fuera de su casa, con el uniforme un poco mal puesto de las prisas y sus mochilas a medio poner. 

—¡Nos vemos, papá!

—¡Diviértanse!

Por alguna razón esos gritos que lanzaron al aire hicieron que la pareja se sintiera avergonzada, por supuesto que YoonGi supo disimularlo mejor. 

El alfa se aclaró la garganta y luego, hizo algo de lo que probablemente después se arrepentiría. 

Llegar a la escuela en un carro particular sin duda alguna era todo un privilegio, o al menos la gente creía que eras cool o hijos de padres con dinero. En este caso, para Park Soobin y Park Beomgyu, fue todas las cosas juntas, porque llegar a la escuela en un Bentley continental gt color rojizo, hizo que todas las miradas se colocaran en ellos. 

—¡Que tengan buen día mis niños! ¡los amo!— el grito que JiMin soltó avergonzó a sus dos hijos, quienes estaban por entrar a la escuela, ellos sólo correspondieron con una seña y finalmente se perdieron entre tantos alumnos. 

—¿Qué fue eso?— la voz de YoonGi a su lado le hizo saltar del susto en su lugar —¿Ahora resulta que realmente eres cariñoso? 

—Soy cariñoso con mis hijos — el omega rodó los ojos y dijo con una media sonrisa —. Ahora vamos a donde acordamos. 

Para JiMin, estar sentado como el copiloto de Min YoonGi no era algo que tuviera planeado. Se sentía extraño pero al mismo tiempo, una sensación de satisfacción hacía que tanto él como su lobo se sintieran felices. 

Odiaba el hecho de que fueran predestinados, no porque odiara a YoonGi, odiaba todo lo que implicaba esto. Sentirse pleno, feliz, satisfecho y enamorado con la simple presencia de su alfa, por dios, ni siquiera conocía lo suficiente a Min YoonGi como para sentirse de esa forma con el simple hecho de tenerlo a su lado. 

Odiaba ese cosquilleo en sus manos, el dolor en su pecho cada vez que pensaba en él y la forma tan rápida en que su corazón palpitaba cuando recordaba como se sentía su toque. Lo mucho que su aroma le agradaba a su persona, porque aunque quisiera negarlo, no podía, el aroma de Min YoonGi resultaba adictivo al mínimo segundo de haberlo olfateado. 

La forma en que su cuerpo se estremecía ante su sola presencia, porque era evidente que su cuerpo reaccionaba por sí solo ante el alfa. Había ciertas cosas que YoonGi tenía, acciones que hacía y que llamaban toda la atención de JiMin. 

Como la forma en la que sus manos se apretaban al volante, como esos pálidos y largos dedos se ceñían sobre este de una manera firme pero suave a la vez. Las articulaciones se le notaban cada vez que aceleraba y sostenía el volante con fuerza, la manera en la que sus dedos tocaban con parsimonia los botones en el auto para dar los señalamientos, o cuando su puño se cerraba envolviendo la palanca de cambios. 

Joder no, no había manera posible en el mundo en que Min YoonGi fuera su predestinado, y si así era, que se joda la diosa luna por hacerle esta mala y sucia jugada. 

¿Qué estaba esperando el destino?  Él sólo era un omega normal, con una vida normal, dos hijos alfas que amaba con toda su vida, y no, de ninguna maldita manera podía ser el predestinado de un heredero millonario como Min YoonGi. 

—Hemos llegado — YoonGi avisó — no es el mejor de los restaurantes, pero te gustará la comida de este lugar. 

El omega asintió, desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del carro para bajar. 

Okihwa's era probable uno de los restaurantes más caros para comer, donde los ricos venían cada fin de semana o incluso desayunaban aquí. JiMin tuvo que aguantar el grito de emoción que retuvo cuando entraron por aquella puerta, viendo como las plantas colgantes le daban un toque muy especial a la entrada del restaurante. 

—Bienvenido a Okihwa's, Señor Min. ¿Lo acompaña su familia?— la cálida recibida de recepción le hizo a JiMin sentirse nervioso, la mujer era una atractiva señorita con una resplandeciente sonrisa. 

—No, hoy no. Sólo necesito una mesa para dos. — el alfa llevó una de sus manos a la parte baja de la espalda de JiMin, presionando a duras penas su palma en aquélla zona, pero el omega ya podía sentir el calor corporal envolver su cuerpo. 

—De acuerdo, síganme por favor. 

La chica les sonrió calidamente y dio media vuelta para comenzar a ingresar al restaurante. 

JiMin tragó con dificultad cuando la mano de YoonGi lo empujó para caminar. Y luego, llegó a su perdición cuando sintió esa misma mano sostener su cintura, y tanto él como YoonGi juraban haber sentido aquel cosquilleo que cubrió sus cuerpos ante el contacto. 

Cuando hablábamos de las cosas que Park JiMin odiaba en los predestinados, mencionamos la forma en la que sentía su toque.

Y es que cuando la piel del alfa hace contacto con la suya, una corriente eléctrica envolvía su cuerpo de los pies a la cabeza, odiaba esa sensación, como si estuviera siendo hechizado y sus cuerpos hubieran sido creados para estar juntos. 

Aunque la realidad era así. 

Habían nacido para estar juntos. 






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Prometo que estaré más seguido por aquí. 💗

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